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Curtain por Sabaku No Ferchis

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Notas del fanfic:

Después de tanto, he vuelto con algo para una de mis OTP :3 

No será un long-fic, pero tendrá al menos tres capítulos, depende de cómo se desarrolle la historia en mi mente :D 

Sí, surgió en honor al pasado 8 de noviembre, el cual parece que suceció hace un milenio xD 

¡IMPORTANTE!


Debo agradcer a mi beta, mi maestra, mi sempai, ¡MARY-SAMA! Por apoyarme con sus conocimientos que sin duda, son infinitos :3 

Notas del capitulo:

Pues aquí está el primer cap, ¡espero se animen a leer y les guste!

[1]

 

Vana ilusión

 

Teniéndolo frente a él, con el rostro cubierto de lágrimas y pequeñas arrugas de dolor en el puente de su nariz, Sasori se sintió la persona más miserable del mundo. Era incapaz de tocarlo, y no podía arriesgarse a hablar con él debido al temor a exponer su identidad. Su cuerpo se esforzaba horrores por contenerse de Itachi, y se insultaba repetidamente porque lo daría todo, incluso la vida, con tal de ser una mujer en ese momento.

—Pensarás que soy ridículo, ¿verdad? —Preguntó Itachi, su voz grave inmersa en sollozos y una expresión de lástima por sí mismo. Tenía el puño cerrado sobre el celular, ejerciendo presión—.Realmente lo merezco. Yo tendría que haber notado mis errores … debí esforzarme por ser un mejor novio.

Y él quería gritar “¡lo eres, claro que lo eres! Eres mucho más de lo que ella se merece ahora…”. Pero no debía. En cambio, pensaba cómo podía existir una persona como Uchiha Itachi, quien amaba ingenuamente y, al parecer, cuando salía lastimado prefería pensar que él le había fallado a los demás.

¿Cómo había terminado en esa situación? Metido en una gran botarga de Chococat frente al corazón roto de un chico del cual nunca debió enamorarse.

Bien, lo cierto es que él estaba muy perfectamente hasta que Uchiha Itachi, ataviado con un elegante traje negro con y corbata roja, se cruzó por su vida. La primera vez que lo vio fue en la ceremonia de bienvenida en la Universidad: Sasori acababa de mudarse con su abuela a la cuidad, luego de vivir toda su vida en la gran mansión de sus padres en Suna, donde eran dueños de un reconocido viñedo. Él había ingresado a la carrera de Artes, donde estudiaba la belleza trasladada al papel. Nada más ver a Itachi, éste se transformó para Sasori en la mayor expresión artística, pues el joven lucía tan atractivo como Lucifer, el ángel más hermoso de todos.

Itachi parecía el tipo de chico que cualquier mujer quisiera tener por novio: estudiaba para ser veterinario, era amable hasta con las moscas, apuesto y caballeroso. Sasori tenía oportunidad de contemplarlo ocasionalmente, cuando lo encontraba sentado sobre las escaleras de la biblioteca mientras leía y comía dangos. Sin embargo, todo aquel bobo enamoramiento recibió un fuerte disparo de humo tóxico una tarde, cuando vio a Itachi sentado junto a una fuente del campus, sonriendo tiernamente, mientras rodeaba con suavidad la cintura de una delicada muchacha de pelo largo y un lunar en el rabillo del ojo, a quien Itachi miraba con un sentimiento en los ojos que no podía adquirir otro nombre más que amor.

Esa misma tarde, lo había comentado con Deidara.

—Se llama Izumi, hum—dijo Deidara—. También va para veterinaria. Hidan y Kakuzu dicen que es una matadita, pero buen partido para llevársela a la cama.

—Ah, ¿sí? —Contestó Sasori, usando el tono de voz que hacía cuando algo no le importaba. Sin embargo, estaba claro que se mentía a sí mismo—. Pues es linda. Y parece que ya no necesita ser el partido de nadie más.

— ¿Celoso, danna? —Era obvio que tampoco había engañado a Deidara, quien echó sus brazos por detrás de la cabeza e hizo su típica expresión de “¿Con quién crees que estás hablando, Sasori?”. Ambos estaban sentados en el pasto de una de las áreas verdes más amplias del campus—. ¿Deberíamos planear algo para acabar con esa relación?

—Estás loco, Deidara —dijo Sasori, desviando la atención de la pareja afectuosa—. No quiero que terminen. ¿Para qué? A…—hizo una pausa y tuvo que tragar saliva antes de proseguir, pues su garganta temblaba cada vez que intentaba mencionar el nombre del moreno—, a él no le gustan los chicos y… además, se ve muy feliz con ella.

— ¿Sabes? Yo pienso que uno no puede llamarse completamente heterosexual hasta experimentar del otro lado y darse cuenta que no te gusta, hum. Así me pasó: mi cuerpo se derrite cada que huelo el perfume de Madara.

Sasori soltó una risita sarcástica.

—Pero tú no puedes compararte con él, mocoso—se quedó callado por un momento y luego se encogió de hombros—. ¿Qué más da? Es una idiotez de mi parte fijarme en un chico hetero; he vivido veintitrés años sin tenerlo en mi vida, viviré el resto de mis días de la misma manera. Hay muchas personas en el mundo, otros chicos en los que me puedo fijar.

Sasori creía poder lidiar con eso. Jamás había planeado tener una relación, ¡mucho menos con un hombre que a leguas era heterosexual! Además, sus sentimientos por Itachi no eran nada más que un enamoramiento destinado a morir … al menos, se habría llegado a convencer a sí mismo de ello, pero esa chiquilla terminó por echarlo todo a perder.

Evidentemente, los chismes sonaban en todas partes. Sasori habría ignorado el siguiente de no ser porque escuchó el nombre de él en la conversación.

—¡Sí! ¡Sí, en su aniversario! ¿Puedes creerlo? ¡Debe estar loca!

—Pero, ¿cómo fue?

—Al parecer, ella le rechazó el ramo de rosas y le dijo que se había enamorado de otra persona.

—Diablos, esa chica debe tener hueca la cabeza. ¿Qué mujer abandonaría a Itachi?

—Lo sé, el pobre está devastado. De cualquier forma, veamos el lado bueno, está soltero y seguramente buscando consuelo, ¡no hay que desaprovechar la oportunidad!

¿Qué tipo de persona sería Sasori si se creía un rumor que escuchó de unas chicas con quienes nunca en su vida había hablado? ¿Qué sabían ellas de la relación de Itachi e Izumi? ¿Y qué demonios tenía que ver eso con él, cuando nunca había sido objeto de la mirada de Itachi?

Sasori únicamente era realista. Sin embargo, los hilos del universo se alinearon para que, una noche después, mientras Sasori terminaba su jornada de medio tiempo usando una botarga de Chococat en un local de Sanrio, se topara con el joven más guapo del mundo hundido en un mar de lágrimas que luchaba por controlar.

“Aléjate, ¡aléjate, Sasori!” se gritó mentalmente, aún dentro del disfraz del gatito. El sol se estaba ocultando y ya era hora de cerrar la tienda, así que se adentró hacia el local, disponiéndose a sacar la cabeza del disfraz. Fue cuando se dio cuenta: no era Akasuna no Sasori, sino Chococat, y si se acercaba a Itachi, él jamás reconocería al pelirrojo que trataría de animarlo, sino a un famoso gatito adorable, ¿verdad? Eso no sería muy extraño, y es que la botarga quizá le daría a Sasori la única oportunidad en su vida de estar cerca del moreno.

Así que no lo pensó mucho. Probablemente su corazón le había cerrado la boca a su cerebro, por si se le ocurría cambiar de opinión. Se acercó al mostrador, donde Komushi, su compañero de trabajo, había dejado una ración de dangos sin tocar (al parecer, creyó que después de cuatro órdenes, todavía aguantaría otra).

Itachi estaba sentado en una de las bancas frente a la tienda, apoyando los codos en las rodillas y el mentón sobre las manos. De pronto, levantó la mirada, y se topó con un gatito adorable, quien tenía sus dos enormes ojos circulares clavados sobre él, ofreciéndole un gran dango que se veía apetitoso.

El moreno parpadeó, y hubo un silencio incómodo que hizo temblar las piernas de Sasori. Itachi no hacía nada, tal vez aún no procesaba que un gato estuviera ofreciéndole dango, así que, para no hacer el ridículo, Sasori agitó la mano donde sostenía la orden, para reiterar su intención.

Los ojos de Itachi eran un reflejo cristalino de tristeza. A pesar de eso, él terminó sonriendo de la misma forma cálida que siempre le había visto. El pelirrojo sintió un tirón en el estómago. ¿Cómo era él capaz de regalar una sonrisa así a alguien desconocido, más aún cuando estaba hecho pedazos?

No se hubiera sorprendido si el moreno rechazaba el dango y le decía que no se preocupara por los problemas de los demás. Eso era lo que él hubiera hecho en su lugar. Sin embargo, Itachi incluso le dedicó un suave “Gracias”.

Sasori se mordió el labio. Quería retirarse, pero el deseo de estar cerca de Itachi y abrazarle con fuerza hasta que sus penas se alejaran, resultaba mucho más grande. Así que se quedó, esperando quién sabe qué.

—Supongo que debo verme bastante patético—dijo Itachi, encogiéndose de hombros y mirando el dulce entre sus manos—. Estaba… bueno, pensando en qué pude hacer para alejarla de mí y en qué momento ella comenzó a mentir cuando decía que me amaba…—una pausa, el gato no hizo movimiento alguno e Itachi se rio con algo de vergüenza—. Discúlpame, seguramente no te importan los problemas de un extraño, o si a éste lo ha botado la persona que más quería y así... —negó con la cabeza—. Pero muchas gracias, fuiste muy amable. Los dangos son mis postres favoritos.

Justo en ese momento, Sasori experimentó un calor intenso por todo el cuerpo, sobre todo en el pecho. Era como si esa sonrisa, a pesar del matiz de tristeza, fuera capaz de iluminar el mundo entero. Le llegó una especie de desprecio por Izumi, por atreverse a manchar ese gesto suyo. Él, por su parte, no sabía si estaba en el cielo, al recibir las primeras palabras del moreno y servirle como soporte; o en el infierno, porque no era capaz de mostrarse tal cual era ni tocarle directamente. Itachi no estaba viendo a Sasori, sino a un gran gato de peluche.

Entonces, el celular de Itachi comenzó a sonar y él se levantó como impulsado por un rayo. Las mejillas se le encendieron mientras sus ojos volvían a acumular lágrimas. Sasori vio la foto de Izumi en la pantalla del teléfono y actuó sin pensar, poniendo la patita de gato sobre la mano de Itachi cuando éste estaba a punto de contestar la llamada.

Itachi miró al gato negar con la cabeza, y volvió a derrumbarse.

—Pensarás que soy ridículo, ¿verdad? Realmente lo merezco. Yo tendría que haber notado mis errores… debí esforzarme por ser un mejor novio.

Y así llegamos al comienzo, donde Sasori se dio cuenta que sus sentimientos no eran el producto de la mera serotonina jugando con su cerebro, sino otra cosa. Otra cosa que le hacía latir el corazón violentamente.

Sasori negó con la cabeza, luchando contra la tentación de hacerlo entrar en razón, pues Izumi era la estúpida que cometió el error de lastimarlo… pero si hablaba, si se delataba e Itachi le pedía quitarle el disfraz, no iba a poder controlar sus sentimientos. Lo único que se le ocurrió fue acortar la distancia y abrazarlo, con el disfraz de Chococat marcando millas entre ellos.

Rodeaba al aturdido muchacho con fuerza, deseando por primera vez ser una chica, pues, esa era la única forma de poder atraer la mirada de Itachi, ¿no es así?

Maldita la hora en que se enamoró de un heterosexual.

Notas finales:

¡Hasta la próxima, que ahora sí será pronto! xD


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