Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Las historias que dejaste atrás. por Na Na

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Inspirado en la canción homónima de Clean Bandit, pueden ver un video traducido aquí 

 

JinKi nunca se cansaba de decir la misma frase cada vez que le preguntaban cómo había conocido a JongHyun. 



—Me quemó el pecho con una taza de café. 



Los demás a su alrededor reían, pero era la verdad. 



Cuando lo conoció tenía ya un año de haber debutado y había recibido una oferta para una colaboración. 



—Es de Kim YeonWoo —le dijo KiBum en su oficina, en SM—. Dijo que le había gustado mucho tu voz. 



JinKi se sintió afortunado y halagado. Kim YeonWoo era conocido por haber sido el entrenador vocal de muchos de sus colegas, y que quisiera colaborar con él era todo un honor. Fue así que planificaron una reunión en una sala de reuniones de SM, por la mañana. JinKi iba entrando al edificio y de pronto sintió algo caliente en el pecho, y lo quemaba. 



—¡Cómo lo siento! —Escuchó que alguien decía, y supuso que sería el dueño del café que tenía en su camisa. 



Miró a la persona frente a él encontrándose con un hombre joven, tal vez de su edad, que lo miraba preocupado. JinKi se enderezó y tragó saliva. Era apuesto. 



—Está bien —dijo el cantante, haciendo ademanes—. A cualquiera le sucede. 



El otro hombre le dijo que se lo recompensaría, pero el mayor se negó. No había algo que el desconocido pudiera hacer para quitarle la mancha, y de todas formas ya estaba llegando algo tarde. Le insistió en que no había problema, y entró al edificio, yendo a la oficina de KiBum. 



—¡Te ensuciaste de café, hyung! —lo retó el menor. JinKi estuvo por decir algo, pero el alto no lo dejó—. Tengo una camisa de MinHo por aquí porque él siempre anda informal y debo cuidar de su imagen a veces, como si yo fuera su manager o su estilista —murmuró entre dientes y con algo de molestia—. Tal vez te quede grande, pero a lo mejor eso te ayuda a ser más cuidadoso la próxima vez. 



JinKi sintió como si su padre lo retara. 



Poco después fueron hacia la sala de reuniones, y esperaron por YeonWoo. El mayor había dicho que llevaría a su compositor esperando que no les molestara. KiBum dijo que no, pero no se sentía del todo cómodo. 



—Nuestros compositores también son buenos, y es él quién quiere la colaboración, no nosotros —comentó a JinKi, mientras esperaban—. No me parece correcto. 



—Él es un sunbae, no podemos negarnos. 



KiBum estuvo por decir algo, pero el hombre de relaciones públicas de la empresa entraba, junto con YeonWoo y su compositor. Era el hombre del café. 



—Así que tú eres Onew —dijo el mayor, tras todos hacer las respectivas reverencias. El aludido asintió—. Él es Kim JongHyun —explicó, tomando al aludido del hombro—, mi compositor y productor prodigio. 



JinKi lo miró con una sonrisa. Trabajaría con el chico apuesto.  



 



 



 



Los tres trabajaron juntos durante las siguientes semanas, revisando la letra de la canción, el tono a usar, la melodía, y demás asuntos. Fue así que JinKi pudo ver a JongHyun como alguien apasionado y comprometido con su trabajo. 



Hubo veces en que se quedaron a solas trabajando, porque YeonWoo tenía clases, o bien trabajo extra. En aquellas ocasiones aprovechaban para conocerse un poco más. En ocasiones como esas almorzaban juntos, y luego quedaron de verse algunas veces, o se invitaban a algunas reuniones con sus amigos. JinKi no sabía si eso estaba bien o estaba mal, pero no pensaba mucho en ello. Solo lo disfrutaba. 



Cuando la colaboración salió, y su trabajo juntos había terminado, se siguieron viendo, incluso a veces ayudándose con sus respectivos trabajos. 



Así nació algo que ninguno esperaba sentir por el otro. 



 



 



 



 



 



I’ve been hearing symphonies, before all I heard was silence 



A rhapsody for you and me, and every melody is timeless 



 



JongHyun siempre estaba cantando, o al menos escuchando alguno de sus demos. Tenía la costumbre de escuchar estos últimos varias veces al día. El mayor no sabía si era para no olvidarlos o porque le gustaban mucho, hasta que un día descubrió que era para perfeccionarlos. 



—Llevo casi tres días escuchándolo —había comentado el menor—, y sigo sin saber cómo puedo mejorarla. 



JinKi levantó una ceja. Estaban en el estudio de grabación, cuando todavía trabajaban en “The Name I Loved”. JinKi dejó de ver la computadora para mirar al hombre a su lado. Ya había escuchado la canción varias veces y le había encantado. 



—Me parece que está perfecta. 



—Exacto —respondió el bajo—. Parece, mas no lo está. —Chasqueó la lengua y se apoyó en el espaldar de la silla. Se veía abatido y JinKi quería ayudarlo, pero no sabía cómo. Tal vez si le prestaba más atención a la canción... 



—¿Puedes cantarla para mí?  



JongHyun, que tenía la cabeza apoyada a la silla mirando al techo, cruzó su mirada con el cantante y parpadeó, perplejo. 



—¿Qué la cante? —JinKi asintió con una suave sonrisa—. ¿Por qué? —Entrecerró los ojos. 



—¿Por qué no? —respondió suspicaz. 



Jonghyun entornó más sus ojos y al ver que no conseguiría nada dejó caer su cabeza y suspiró rendido. Asintió y lo miró sonriente. Ambos se acomodaron en sus sillas, y se prepararon para la voz del menor. 



JinKi amaba su voz: era dulce y pastosa, y lo lograba envolver fácilmente.  



Se sorprendía de lo versátil que era para cantar. Podía cantar cualquier género, alcanzar notas con una facilidad sorprendente y hacer con su voz lo que quisiera: mantenerla, subirla, bajarla y mantenerla de nuevo, sin siquiera sudar. Era asombroso. Se preguntaba por qué había decidido ser productor y compositor y no cantautor. Se dijo que se lo preguntaría algún otro día, en ese momento deseaba escuchar su voz. 



—¿Y? ¿Qué te parece? 



JinKi, que había cerrado los ojos para disfrutarla, los abrió y miró al hombre. 



—Excelente —murmuró mirándolo a los ojos. Y le gustó poder hacerlo sonreír. 



—De todas formas, creo que hallé la parte que no me gusta. Cantaré un poco más si no te molestaba. —A JinKi no le molestaba en lo absoluto, y asintió. JongHyun sonrió y se alejó un poco, a una mesa del estudio para poder escribir, y siguió cantando. 



El mayor estaba acostumbrado al silencio. Cuando trabajaba con los compositores de la empresa ninguno de ellos cantaba, así que con el tiempo se adecuó a ello, pero con JongHyun fue diferente. No se molestó cuando el menor entró en su vida, incluso a su departamento, y desplazó al silencio con su voz. Amaba escucharlo cantar, ¿por qué se enfadaría? 



A JinKi le costó adecuarse al silencio nuevamente. 



 



 



 



 



 



Life was stringing me along, then you came and you cut me loose 



 



Habían empezado como colegas. Luego como amigos. 



JinKi había encontrado en JongHyun a una persona maravillosa, y tenerlo de amigo le parecía una fortuna. Sabía que podía apoyarse en él, pero le parecía más maravilloso lo bondadoso que era. 



Siempre tenía una palabra de aliento, o una palmada en la espalda para confortarlo. Fue JongHyun quién lo ayudó con sus problemas. 



JinKi no tenía contacto con su familia desde que se había mudado a Seúl. Sus padres no lo habían apoyado en su sueño de ser cantante, y no tenía hermanos. Cuando llegó a la ciudad, se hospedó en casa de JungSoo, uno de sus amigos del colegio cuya familia se había mudado a la capital. La familia Lee lo recibió como un hijo más, pero JinKi no se sentía parte de ellos. No porque no fueran atentos o amables, él no se hallaba ahí. 



Con JongHyun fue diferente. 



El hombre lo llevó a su casa durante Navidad. JinKi le había dicho que no la celebraba, y que los Lee se regresaban al pueblo para pasarlo con el resto de la familia. 



—¿Y por qué no vas tú? ¿No es una buena opción para ver a tu familia? —preguntó mientras almorzaban en el estudio, los platillos repartidos en una mesita y ellos sentados en el suelo. 



—Ellos no quieren verme —respondió sin mirarlo. 



—¿Cómo lo sabes? 



—No han respondido ni una sola de mis cartas ni llamadas. —JinKi se encogió de hombros, sin mirarlo—. Supongo que es el precio a pagar por perseguir mi sueño. 



A JongHyun no le gustó verlo de esa forma, por lo que lo invitó a su casa. Le dijo que él no solía estar muy animado, pero su familia sí. JinKi aceptó para no hacerle un desplante a JongHyun, pero había sido una buena decisión. No sabía por qué, pero con ellos se había sentido como en casa, como si estuviera en familia. 



JinKi estaba asfixiándose porque se sentía solo, pero JongHyun le dio una amistad, e incluso una familia. 



 



 



 



 



 



Was solo siging on my own, now I can’t find the key without 



 



No estaba muy seguro de cómo sucedió, solo sabe que pasó. Después de tantas salidas, de tantas noches trabajando juntos, de escribirse y hablar hasta altas horas de la noche o largas horas durante el día, había desarrollado sentimientos por el menor. Y no se arrepentía. 



Había descubierto que JongHyun era sensible, cariñoso, protector, y muy empático. JinKi podía seguir describiendo las cualidades de JongHyun, y diría que todas eran las razones por las cuales se había enamorado de él. 



Y ese amor fue tan grande, que para cuando lo notó, JongHyun ocupaba su mente. Al despertarse, al desayunar, al salir de casa, al escuchar una canción, incluso al ver el cielo. El menor estaba en su cabeza todo el tiempo. Y fue más intenso cuando supo que era recíproco. 



JongHyun se le confesó en una noche, mientras lo acompañaba a su casa. Caminaban hacia el departamento del mayor, y en la puerta, antes de que JinKi entrara, el menor le expresó sus sentimientos. JinKi no saltó sobre él porque no era prudente. Lo único que hizo fue acercarse y darle un casto beso en la mejilla, para decirle que también lo quería, que lo vería al día siguiente en el backstage de MuBank*, y subió a su casa. Se dejó rodar por la puerta con el corazón latiéndole a mil y una sonrisa boba en los labios. 



Luego de eso empezaron a salir formalmente y al mes ya eran pareja. JongHyun se había vuelto casi su mundo, lo aterraba un poco. Temía estar siendo dependiente al menor, y no saber qué hacer cuando, si es que pasaba, el menor lo dejara. 



Cuando ocurrió, no supo qué hacer, ni qué pensar. Ni siquiera podía retomar su rutina porque el menor siempre fue parte de ella. 



JinKi se perdió totalmente cuando JongHyun se fue. 



 



 



 



 



 



I’m sorry if it’s all too much, every day you’re here I’m healing 



 



A veces JongHyun tenía que lidiar con las pequeñas depresiones de JinKi. Éstas eran, sobre todo, por los rumores que solían correr acerca de él; problemas que eran pequeños pero que los netizens se encargaban de hacer más grandes. 



JinKi solía derrumbarse. 



Respiró profundo y luego exhaló despacio. JongHyun, que tenía una mano sobre el muslo del mayor, movió su pulgar a modo de de caricia. El cantante sorbió su nariz y lo miró. 



—Lamento que me vieras así —murmuró el mayor enjugando su rostro. 



JongHyun sonrió amable y le acarició uno de los mechones de cabello, una costumbre adquirida del alto. 



—No tienes qué. 



Respiró profundo. El menor lo había llamado al enterarse de los rumores que estaban creando una mala imagen de él, y JinKi no había podido contener sus lágrimas por teléfono. JongHyun fue corriendo a verlo. 



—Siento que soy una carga —dijo al borde las lágrimas de nuevo, sintiéndose culpable por haberlo hecho ir. 



JongHyun lo tomó de las mejillas, las enjugó con sus pulgares y besó sus labios de manera cálida y esperó que eso fuera reconfortante. 



—No eres una carga, hyung. Nunca lo serías —murmuró lo último acariciándole la mejilla. 



JinKi se sentía amado. 



 



 



 



 



 



And I runnin’ out of luck, I never thought I’d find this feeling 



 



—Escribí una canción pensando en ti —dijo JongHyun. 



JinKi, que leía un libro sentando en el sofá, lo miró. El menor estaba en el comedor, devorando un pedazo de tarta del almuerzo, mientras lo veía como si hablara del clima. 



—¿Una canción pensando en mí? —El menor asintió—. ¿Me la darás? 



—Te la venderé. 



El cantante rio. 



—No eres mucho mi estilo —contestó el mayor, regresando a su libro. 



Jonghyun rio divertido y fue hacia él. Le quitó el libro de las manos y se sentó más allá, colocando las piernas de JinKi sobre las suyas. El mayor tan solo lo miró. 



—Es una canción muy bella —comentó el bajo ojeando el libro—. Y mi frase favorita es casi una confesión. 



—¿Por qué? 



JongHyun lo miró de reojo, pero no dijo nada. JinKi sabía lo que eso significaba así que sonrió. 



—¿No vas a decirme? 



—¿No prefieres que la cante? —Lo miró casual. El mayor asintió efusivo y JongHyun sonrió enternecido, pero luego recobró la compostura, cerrando el libro—. Ya que insistes. —JinKi asintió conteniendo la risa, viendo al menor aclararse la garganta—. Ahí va: “El día que te vi por primera vez, probablemente agoté toda la suerte de mi vida, pero vale la pena”. 



La sonrisa del mayor se fue borrando de a poco, sintiendo esas palabras llegar a lo profundo de su ser. Tenían un significado tan profundo pero simple a la vez. Le sorprendía cómo JongHyun podía escribir cosas como aquellas. 



—¿Eso piensas? —JongHyun, que estaba sonrojado, asintió. El cantante se derritió de ternura—. Me siento conmovido y afortunado. 



—Y yo me siento enamorado. 



JinKi sonrió, se incorporó de su lugar y se acercó al menor para besarlo con suavidad y ternura. JongHyun colocó una de sus manos en el rostro de JinKi, y al separse le acarició la mejilla. 



—Yo también me siento enamorado. 



 



 



 



 



 



And now your song is on repeat, and I’m dancing on to your heartbeat 



 



JinKi recuerda la primera vez que hizo el amor, y fue con JongHyun. 



El menor había ido a su casa, y estaba muy animado. JinKi no podía entender su felicidad, pero se dejó contagiar por ella. De un momento a otro el bajo encendió el reproductor de sonido de JinKi y lo conectó con su teléfono. Reprodujo algunas canciones, y todas las cantó, a veces solo, a veces con JinKi porque no se sabía las otras. Y bailaron. JongHyun se movía de cualquier manera, tan solo siguiendo el ritmo. El alto lo siguió divirtiéndose mucho esa noche, hasta que la vibra animada se vio cortada cuando sonó una balada. 



—Baila conmigo —pidió el menor con una sonrisa divertida extendiendo su mano para que el alto la tomara. JinKi lo hizo. 



JongHyun lo atrajo a su cuerpo, y se pegaron el uno al otro; rodeó su cintura con sus brazos y el alto subió las suyas al cuello del mayor. 



—¿Te he dicho ya que te amo? —preguntó el menor viéndolo a los ojos, con una mirada cargada de ternura y amor. JinKi sentía que podía derretirse en ese mismo instante, pero se apoyó en los hombros del menor. 



—No lo suficiente —bromeó. 



JongHyun sonrió de una manera que a JinKi lo enamoraba. 



—Entonces te lo diré más seguido. 



JinKi rio nervioso y enamorado, pero la risa no fue larga porque sus labios se vieron atrapados por los del menor. Se movían despacio, disfrutando de la calidez y suavidad ajena. No sabe cómo pasó, solo fue consciente de todo cuando las manos del bajo se paseaban por sus caderas desnudas. 



Dolió, no iba a negarlo, pero JongHyun fue todo lo atento y amable y delicado que pudo. 



El ritmo que el menor marcaba era lento, pero bastante placentero. JinKi no podía quejarse, no cuando lo estaba disfrutando al máximo.   



Sus caderas moviéndose a un solo compás, sus latidos acompasados, sus voces llenando la estancia. JinKi podía sentir eterno en ese momento, y no quería dejar de sentirse de esa manera nunca. No quería dejar nunca a JongHyun. 



Cuando el éxtasis los alcanzó y se recostó en el pecho del menor, disfrutó de los latidos de su corazón, y juró que podría reconocerlo en cualquier lado. Conocía su corazón, sus latidos. Lo conocía a él. 



Lo amaba a él. 



 



 



 



 



La vida es impredecible, puede cambiar en tan solo un segundo. Puedes sentarte a beber un café y todo lo que conocías puede cambiar. 



Eso le sucedió a JinKi. 



Era una noche de diciembre, llovía. Estaba solo en casa, disfrutando de su tiempo libre. JongHyun no podía acompañarlo porque tenía unas canciones que terminar y habían quedado de verse dentro de dos días, cuando estuviera menos ocupado. 



Se sentó frente a la ventana, viendo a la lluvia chocar contra el vidrio. Pensaba en lo afortunado que era: una carrera musical exitosa, carrera actoral empezando, vida amorosa de maravilla... No podía pedir más. 



Suspiró feliz, pensando en JongHyun, hasta que un sentimiento raro llenó su pecho. Era angustia, y no estaba seguro de por qué la sentía. Tenía una grabación en unos días, y aunque era con un productor nuevo, no tenía de qué preocuparse. Sin embargo, asoció el sentimiento con ello, y continuó bebiendo de su taza hasta que su teléfono sonó. Se acercó a la sala, viendo el nombre de KiBum en la pantalla. ¿Por qué lo llamaba? Contestó con una sonrisa en los labios. 



JongHyun tuvo un accidente. 



La taza cayó al suelo, JinKi corrió al recibidor y mientras se calzaba y se ponía un abrigo, mientras buscaba las llaves de su auto y la tarjeta del departamento, relacionaba la angustia que sentía en el pecho, y se repetía una frase. 



“Por favor, no te vayas.” 



 



 



 



 



 



And when you’re gone, I feel incomplete 



 



Muchos decían que cuando el ser amado se iba se sentía incompletos. JinKi se sentía vacío. Vacío, confuso, e incrédulo. 



A veces cuando JongHyun se iba de su departamento se sentía solo, o cuando no lo veía en todo el día se sentía algo incompleto. Era como si el menor fuera esa parte de él que no sabía que le hacía falta, o que necesitara. Se preguntaba si el bajo se sentía igual, o solo era él. 



Pensaba que el sentimiento no podía empeorar, porque JongHyun siempre estaba con él. 



Como siempre pasa, la vida le demostró que se equivocaba. 



Los primeros días fueron duros. No sabía cómo había hecho para vestirse e ir al funeral, o ayudar con algunos trámites para el mismo y el entierro. No siquiera sabía cómo era que seguía respirando. JongHyun ya no estaba. 



Se encerró en su departamento poco después de eso. No comía, a veces no dormía y otras pasaba casi todo el día en la incsciencia. No contestaba el teléfono ni abría la puerta. No quería saber de nadie que no fuera JongHyun, pero bien sabía que no sería él. Ya nunca más. 



Ser consciente de ello le creaba un vacío enorme en el pecho, y unas inmensas ganas de llorar que no eran aplacadas nunca. Sentía que todo lo que lloraba no era suficiente, y que su dolor sería eterno. 



Tal vez, si solo también se iba... 



 



 



 



Fue más duro cuando regresó a la industria, después de poco más de seis meses de que se fuera. No era desconocido para nadie que él y el productor Kim JongHyun eran amigos cercanos, así que todos asumieron que por eso lo sufría. 



—Se ve que eran muy buenos amigos —comentó el entrevistador de manera suave. 



JinKi miró al techo mientras parpadeaba para no llorar, mientras un pensamiento cruzaba por su mente. 



“Él no solo era mi amigo, era el amor de mi vida.” 



 



 



 



 



 



I just wanna be part of your symphony, will you hold me tight and not let go? 



 



Había veces en que los recuerdos lastimaban, pero había algunos que lo reconfortaban. 



Estaban acostados en la cama, JinKi apoyado en el pecho de JongHyun mientras éste le acariciaba la espalda con la yema de los dedos. 



—Tengo un deseo algo loco —comentó el mayor, apoyando el mentón en la mano que descansaba sobre el pecho del bajo. 



JongHyun levantó una ceja con una sonrisa cómplice. 



—No es algo sado, ¿o sí? 



JinKi abrió la boca, indignado y divertido, y lo golpeó suavemente. 



—¡Claro que no! —respondió, sentándose en la cama, lo que obligó a JongHyun a hacer lo mismo, pero éste se apoyó en el espaldar—. Tengo ganas de cantar ópera. 



El menor alzó las cejas. 



—¿Ópera? —El cantante asintió—. ¿De verdad? —JinKi asintió varias veces. 



—Un deseo loco, ¿no lo crees? —preguntó divertido y estuvo por salir de la cama, pero lo que dijo JongHyun lo detuvo. 



—Conozco al director de una orquesta sinfónica. Podría hablar con él y ver si pueden coordinar alguna colaboración entre tú y la orquesta. —JongHyun se encogió de hombros, y JinKi lo miró con una sonrisa. 



—¿Harías eso por mí? 



JongHyun sonrió con suavidad. 



—Haría cualquier cosa por ti —respondió con los ojos llenos de ternura y amor que desarmaron por completo a JinKi. 



—¿Incluso si te pido que no te vayas nunca? 



—Pídemelo. Te sostendré fuerte y nunca me iré —replicó el menor. 



JinKi se acercó para besarlo. 



 



 



 



 



 



JongHyun sí había hablado con el director de la orquesta y le había informado de los deseos de JinKi. El hombre de relaciones públicas se contactó con KiBum y le indicó que podrían colaborar, pero el cantante no supo de eso hasta cuando salió de su departamento, casi tres semanas después de que JongHyun partiera. 



—Supongo que quería sorprenderte —le dijo KiBum, apoyado en la mesa del comedor viendo a su amigo en la cocina usando pijama—, y creo que sería bueno que lo hicieras. 



—En realidad ya no tengo deseos de hacerlo. 



KiBum parpadeó, confundido. 



—Pero JongHyun los tenía. 



—¿Y eso qué? —replicó sin ánimo, sacando agua del refrigerador. 



El menor frunció el ceño. 



—¿Cómo que “y eso qué”? —repitió molesto—. ¿Estás escuchando lo que dices, hyung? JongHyun quería que tú cantaras y... 



—¡JongHyun ya no está! —Elevó la voz al dirigirse a su amigo, con sus ojos llenándose de lágrimas, apretando fuertemente el vaso y la respiración acelerada. Le dolía escuchar que lo nombraran—. No importa lo que él haya querido, ya no está para verme, ni para escucharme, y mucho menos para desear algo. Se fue y no lo veré nunca y no importa cuántas cosas haga en su nombre o por él, ¡nada lo traerá de regreso! 



—¿Y por eso dejarás de hacer lo que amas? ¿Solo porque él no está? —KiBum chasqueó la lengua y negó con la cabeza—. Se decepcionaría de ti. 



—¡Eso ya no importa! —Lanzó el vaso al suelo, provocando un respingo en su manager—. ¡Él ya no siente! 



—¡Pero tú sí y te estás lastimando! —le gritó de regreso avanzando unos pasos, no amilanándose por la reacción del mayor. Sabía que necesitaba desahogarse, pero estaba llegando muy lejos y necesitaba que alguien lo detuviera antes de que se causara más daño—. ¡No olvides lo que él te dijo, y reacciona! Si no quieres hacerlo por ti, hazlo por él —replicó firme. 



Gruesas lágrimas ya corrían por el rostro del mayor, pero no dejó de ver a su amigo, quien estaba empezando a llorar también. 



—Él ya no está —murmuró, dejando que el llanto le ganara—. No puedo sin él. 



KiBum lo vio derrumbarse, y era su turno de sostenerlo como su amigo. Se acercó y lo abrazó fuerte, sintiendo sus propias lágrimas. Le dolía verlo de esa forma, y no había algo que él pudiera decir para calmarlo o ayudarlo; sabía que no había palabras que lo consolaran o calmaran, pero debía intentar. 



—Él siempre estará contigo, hyung —dijo en voz baja, escuchando al mayor sollozar—. Él siempre vivirá en tu corazón. 



JinKi se aferró a KiBum, esperando hallar algo de la calidez con la que JongHyun solía sostenerlo, pero no la hallaría. No la hallaría nunca. 



Lloró por un largo rato abrazado a su amigo. 



 



 



 



 



 



Symphony, like a love song on the radio, will you hold me tight and not let go? 



 



Fue recibido con aplausos, y él hizo venias tanto a los músicos como al director y a la audiencia. Cantaría ópera. 



Se había dejado convencer por KiBum, sobre todo porque lo haría por una buena causa. Era un evento para recaudar fondos para personas con enfermedades mentales. JongHyun había apoyado mucho a causas como aquellas, y JinKi pensó que sería una buena manera de rendirle tributo. 



Se paró frente al micrófono, a la distancia necesaria, y respiró profundo, cerrando los ojos. 



—Para que te sientas orgulloso —murmuró. 



Abrió los ojos cuando el sonido de los instrumentos de cuerda llegó a sus oídos. Nessum dorma había sido la escogida y había practicado tanto la pronunciación y la entonación que estaba seguro que saldría bien, pero se sentía nervioso de todas formas. Recordó cuando JongHyun lo apoyaba y le hacía un corazón con los brazos sobre la cabeza. No pudo evitar sonreír. 



Empezó cantando, haciéndolo tal como lo había practicado, poniendo su alma en la canción. No se enfocaba en algún punto de la audiencia, sino que miraba a todos lados. Sin embargo, cuando la nota final llegó, cerró los ojos. No era necesario que lo hiciera, pero lo sintió así, además de levantar una de sus manos, como si con ello también incrementara el volumen de la nota. 



Mantuvo los ojos cerrados un poco más, escuchando a la canción terminar, y al final solo los aplausos. Respiró profundo y los abrió, dispuesto a hacer venias de agradecimiento a la audiencia, pero no pudo. 



Solo su novio estaba en el teatro, con el rostro húmedo, aplaudiéndole, y con los ojos llenos de orgullo que lo hicieron sentirse amado. 



JinKi sonrió, las lágrimas inundando sus ojos. 



“JongHyunnie...” 

 

Notas finales:

Hola!

Espero que todos estén bien :3

Este es el primero del twoshot que escribí en honor al primer aniversario de Jonghyunnie

Espero les haya gustado, aunque no es tan confort como me gustaría. Sin embargo, sentí necesario escribirlo.

 

Si se preguntan por qué el dic tiene ese título, en primera es porque me gustó mucho el título del festival que hizo Shiny Foundation. Y, en segunda, porque aunque JongHyun ya no está seguimos escribiendo y leyendo de él.

 

Cuiden de ustedes.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).