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Regalo de navidad. por Princess Haruka

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Notas del fanfic:

Captain Tsubasa pertenece a Yoichi Takahashi, yo solo tomo sus personajes prestados para esta divertida historia.

Algunas cosas que hay que tomar en cuenta antes de empezar a leer el fic.

- Este es un universo alternativo, Tsubasa, Misaki, Ishizaki, Wakabayashi, Hyuga, Matsuyama, Misugi y Wakashimazu asisten a la misma secundaria alta. Todos tienen 15 años.

- Para los que no saben, Genzo tiene dos hermanos mayores que aparecen en el manga, no se sabe sus nombres pero aquí se llaman Genichi y Genji (leí algunos fanfics en donde se llaman así, por lo que se los puse aquí).

- Del mismo modo, Tsubasa tiene un hermano menor, Daichi, quien si no me equivoco aparece por primera vez en un especial en donde la selección de Japón se enfrenta a la selección de Holanda.

- Genzo está enamorado de Tsubasa (en el fic, aclaro por las dudas) y viceversa.

Genzo y Tsubasa: Ya los spoileaste O_O

- Hyuga y Matsuyama están enamorados de Misaki (acaban de descubrir dos ships que me gustan).

- Hay algo de Ooc, aunque no es mucho (creo).

Espero que disfruten de la lectura.

Notas del capitulo:

Tsubasa: *comiendo un pan dulce* amo esto.

Genzo y Haruka (yo): Aquí estabas.

Tsubasa: *se sobresalta* Genzo, estás vivo *corre a abrazarlo* pensé que te habían decapitado por lo que me hiciste en Alas Rotas.

Genzo: y lo hicieron *se acaricia el cuello* Pero los fancharacters de Princess me volvieron a poner la cabeza.

Haruka: y no fue por el fanfic, quería probar si mi mano para la tortura seguí intacto.

Tsubasa: ¿Y?

Haruka: Prerpárate que el año que viene tú y Bakabayashi sufriran bastante en los fanfics.

Genzo: Es Wakabayashi -_-

Haruka: Yo sé como te llamas ¬¬

Tsubasa: ¿Y qué hacen aquí? 

Haruka: Vamos publicar mi tercer fanfic de Captain Tsubasa, y es un GenTsuba (así se llama la ship en Japón).

(Solo para aclarar, esto es tipo un sketch, nunca maté a Genzo ni nada por el estilo).

Espero que no venga la profe – pensó Genzo mientras miraba la ventana.

Era otro día normal en la secundaria Nankatsu, hacía solo un minuto que se fue la profesora de lengua y literatura, y ahora debía llegar la de filosofía para dictar su clase.

– De pie – indicó el delegado ni bien entró la sensei.

Genial, mi mano quedará adolorida – pensó, y es que la docente tiene la costumbre de dictar “a la velocidad de la luz” como dicen sus estudiantes –. Parece que otra vez Wakashimazu tendrá que reemplazarme en la portería.

– Genial, llegó el correcaminos – susurró Hyuga, quien estaba sentado al lado de Wakabayashi, este y otros que estaban  cerca estallaron en risas.

– ¿Se puede saber qué es tan gracioso? – preguntó molesta pero no sorprendida; todas las clases le tomaban el pelo.

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– Correcaminos – El grupo conformado por Genzo Wakabayashi, Kojiro Hyuga, Hikaru Matsuyama, y Jun Misugi volvió a reír ni bien salieron del curso.

– Hyuga, esta vez si te superaste – comentó el ojiverde entre risas.

– Pero es la verdad, nunca antes había visto a alguien dictar tan rápido.

– De seguro pensó que hoy empieza las vacaciones y quiere dar toda la unidad antes – dijo Matsuyama –. Deberíamos decirle que aún falta algunos días.

– Eso o tenía que perseguir al coyote – dijo Misugi.

– Es al revés – corrigió Hikaru.

Los cuatro amigos se dirigieron afuera, donde los estaban esperando los otros miembros de la banda: Tsubasa Ozora, Taro Misaki, Ryo Ishizaki y Ken Wakashimazu.

– Hola – saludó Misaki.

– ¿Cómo les fue en la clase? – preguntó Ishizaki –. ¿Qué nos traen esta vez?

– Hyuga apodó a la profesora correcaminos – respondió Genzo y automáticamente los ocho rieron –. Por cierto, Wakashimazu, tendrás que reemplazarme en el arco hoy, me duele la mano.

– Después del almuerzo tenemos filosofía – respondió.

– Pero tú resistes más su tortura.

– Deja que te haga un masaje – Tsubasa se le acercó – dame tu mano.

– S-sí – obedeció sonrojado –. Maldición, lo hace muy bien.

– Uuuuuhhhhh, parece que alguien está rojo – comentó Hyuga en tono burlón.

– ¡Cá-cállate! – los demás rieron.

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– Ya estoy en casa – anunció ni bien entró.

– Bienvenido, Ganzo – dijo uno de sus hermanos que salía del comedor.

– Arrrgg, Genji – gruñó –. ¿En dónde están las mucamas?

– Están en la sala con mamá, papá y John mirando la novela – respondió.

– ¿Mamá y papá volvieron? – Preguntó, puesto que sus padres estaban en Inglaterra por trabajo –. ¿No era que volverían para el año nuevo?

– Regresaron esta mañana apenas te fuiste – contestó antes de volver a su cuarto.

Se dirigió hacia la sala y ahí los vio, tal y como dijo su hermano mayor, mirando la novela.

¿También John mira esa bazofia? – rodó los ojos –. Hola.

– ¿Ah? Hola, Genzo – saludó su padre.

– ¿Cómo has estado? – preguntó su madre.

– Bien, ya se acerca el receso de invierno– contestó –. ¿Miran ese programa?

– Tu madre me obliga – respondió el señor Wakabayashi –. Han pasado media hora desde que comenzó y la protagonista se escapó de sus secuestradores por vigésima vez en este capítulo.

– Cree que es malo, pero yo no lo veo así – dijo su esposa –. ¿Necesitas algo?

– De hecho sí – se sonrojó –. Me gustaría hacer unas galletas, es para alguien especial.

– Si quieres yo le ayudo, joven Genzo – se ofreció uno de los mayordomos.

– Gracias.

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– ¡Buenos días! – dijo con toda la felicidad del mundo mientras entraba al aula.

– ¿Eh? Wakabayashi, te equivocaste de clase – dijo Ken –. Esta es la clase 1-B.

– ¿Y Tsubasa? – ignoró lo que dijo.

– Allá – señaló hacia una de las esquinas.

– Gracias – se fue corriendo hasta llegar al otro lado del curso –. Buenos días, Tsubasita.

– Wa-Wakabayashi – el mencionado estaba extrañado por ver a su amigo –. ¿Te ocurre algo?

– Ten – le entregó una caja –. Hice galletas de chispas de chocolate, espero que lo disfrutes.

– Gracias – abrió el paquete y su expresión cambió –. ¿Querrás decir migajas?

– ¿Eh? – tomó el envase y se horrorizó al ver que las masitas habían sido todas comidas, solo quedaban los restos y una nota.

Estaban re quemadas, 35/100. Firman: Genichi y Genji.

– Esos miserables – un aura oscura fue rodeándolo –. ¡¡¡ME LAS PAGARÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNN!!! – el grito se oyó por toda la escuela.

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– Y Genzo ¿Cómo te fue con Tsubasa? – durante la cena sus hermanos se atrevieron a tocar el tema, para su enojo.

– Pasé un momento súper incómodo por su culpa – los miró molesto –. ¿Qué hice para merecer esto?

– No te sientas mal, hijo – dijo su padre –. A mí también me molestaban cuando trataba de conquistar a tu madre.

– Querido – su esposa rió.

– Si me vuelven a arruinar otro intento juro que formarán parte del arco que está en el patio.

– ¡Genzo Wakabayashi! – su madre levantó la voz en señal de reproche –. No me hagas ir por mi sandalia.

– N-no… Mamá – tembló, no quería recibir otro golpe de los zapatos de su progenitora –. El que inventó los zapatazos era un verdadero sádico.

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– Qué viento el de afuera – se dijo a si mismo mientras entraba a una tienda.

Luego de que las clases finalizaran, Genzo decidió ir a pasear por el centro por si encontraba algo interesante para comprar. Había pensado en comprar algunos regalos para sus amigos por la navidad; sus padres le dieron el permiso para gastar.

– Me pregunto qué podría darle a Tsubasa – decía mientras agarraba un muñeco de felpa –. Tal vez pueda ir a un local de deportes a comprarle una pelota nueva, u otros botines – dejó el peluche de vuelta en el estante –. Ese chico solo piensa en el fútbol, y aun así lo amo.

– Wakabayashi – el mencionado se asustó al oír la voz de Ozora.

– Tsu-Tsubasa – volteó y lo vio detrás al lado suyo –. Qué sorpresa verte.

– Lo mismo digo – dijo alegre –. Parece que a ambos se nos ocurrió hacer compras navideñas – añadió –. ¿Comprarás algo para tu familia? Yo iba a comprar un muñeco para Daichi, ¿Lo recuerdas?

– S-sí – respondió nervioso –. Tu hermanito, había nacido hace unos meses, ¿No?

– ¿Estás bien, Wakabayashi? – preguntó –. Hace mucho que actúas extraño.

– Estoy bien, es solo que no puedo esperar a que comience el receso por las fiestas.

– Ya somos dos – en ese momento Genzo notó que tenía algo en las manos.

– ¿Y eso?

– ¿Ah? – bajó la mirada –. Es una gorra para el frío, me llamó la atención porque tiene el logo de la selección japonesa.

– ¿Puedo verla?

– Claro – se la pasó.

– ¿La vas a comprar? – preguntó mientras se la devolvía.

– Depende si la persona a la que se la quiero dar la usaría – respondió sonrojado –. No quiero que quede de adorno.

– Bueno, yo no creo que la use, después de todo tengo un millón  de gorras – cerró los ojos –. Si alguien me regalara esto probablemente se la daría a John o alguno de mis hermanos – Tsubasa azotó el objeto contra el estante –. ¿Estás bien?

– Eres un insensible, Wakabayashi – decepcionado abandonó el lugar.

– ¿Tsubasa? – pronto se dio cuenta de su error, pero ya era demasiado tarde –. Lo he lastimado bien feo – pensó arrepentido.

 

Notas finales:

Haruka: Bien hecho, Bakabayashi *bebe de su leche chocolatada*

Genzo: Sí, soy un idiota T_T

Tsubasa: Ahora sí metiste la pata.

Genzo: No pensé que te fueras a ofender.

Haruka: Debiste pensarlo dos veces *deja la taza a un lado*. Mañana o a más tardar el martes publicaré el segundo y último capítulo, veremos si Ganzo...

Genzo: ¡OYE! >.<

Haruka: Veremos si Genzo logra pedirle perdón a Tsubasita y también habrá una salida en grupo que no sale como se esperaba. 

Tsubasa: Por cierto, cuando Genzo pensó en el zapatazo que le iba a dar su madre, sí, se refería a un chanclazo.

Genzo: Auch. 

Tsubasa, Genzo y Haruka: Matta Ne.


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