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Mi señor ( ShuraxCamus) por Maby de Sagitario

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Notas del fanfic:

Posiblemente noten que tengo influencia de las lecturas de la trilogía de Alejandro Magno.

Saint Seiya no es de mi propiedad, tomo sus personajes para hacer historias sin fines de lucro

Notas del capitulo:

Una pequeña historia de esta pareja que me gusta  mucho.

Disponible también en wattapd.

El amplio lecho le queda pequeño, el que antaño era fuerte, seguro y el más atractivo de todos los hombres que alguna vez comandaba un poderoso ejército yacía agonizante desde hacia cuatro días con sus noches. Sus más fieles compañeros cuchicheaban por turnos a la luz de las velas dispersos en cada rincón de la lujosa y espaciosa alcoba real.


Shura respiraba con dificultad, su piel lucía marchita y amarillenta, hacía horas que ya ni podía mantenerse de pie, tan sólo  mantenía los sentidos del tacto, el gusto y el de  la vista  con el cual aún podía deleitar sus casi vidriosas pupilas verde oliva. Tosió fuertemente cuando intentó moverse.


Pronto moriría de eso tomó conciencia el día anterior cuando vio los semblantes graves de sus hombres y del médico que bajo amenaza entró a la habitación escoltado por un hombre alto, moreno y de cabellos azules cortos de aspecto tenebroso para un cobarde soldado enemigo cuyo apodo era " Deathmask".


-¡ Cam!-el sonido salió ronco y húmedo.


El nombrado un chico de piel nivea, hermoso como ningún otro de los tantos que merodeaban los pasillos del palacio recientemente conquistado, de embrujantes ojos sangre al igual que su sedoso cabello de fuego se acercó solícito, silencioso que si no fuese humano, los compañeros del moribundo lo tomarían como un fantasma.


-¡ Mi señor...!-murmuró con devoción, acto seguido echó una severa mirada a su alrededor al resto de siervos por no haberle secado el hilillo de sangre mezclado con saliva y sudor de su frente-¡ sois unos ineptos!


-¿ dónde está Aio...?-una mueca de dolor atravesó su rostro envejecido por años de luchas, heridas y traiciones.


El creciente murmullo murió de golpe.


Todas las miradas se dirigieron automáticas hacia el lado derecho del lecho de Shura donde un arco ennegrecido descansaba vigilando la angustiosa agonía. Camus sabía que no podía competir con el recuerdo de ese que conoció a su señor en la guerra, en las alegrías, en las tristezas, en las intrigas los perdones y tal vez en el amor...


Un tiempo maldijo a Aioros como se llamaba aquel que era tan cercano a su señor y hasta en una ocasión obnubilado por el odio y los celos pensó en envenenarlo suministrándole el más potente de los venenos que las ancianas que dirigían el harén de las mujeres conocían muy bien.


-mi señor... tus amigos...


-¡ Camus!-logró pronunciar al completo su nombre-¡ estoy condenado! ¡ vete de aquí!


-¡ no!-habló como un niño asustado aferrándose al cuerpo exánime de su señor-¡ no me pidas eso, yo te amo, mi señor...!


-ingenuo-murmuró sonriendo débilmente-amas a un cadáver... eres hermoso, joven... debes dejarme ya la muerte me ha reclamado para si misma...


Lágrimas de dolor caen de ese bello rostro de porcelana, Camus estalló en lastimeros sollozos mientras se mesaba los cabellos, no concebía su existencia sin él... sin su señor, el dueño de todo su amor y su salvador.


Átropos ten compasión de esta bella y doliente criatura, no cortes aún el hilo de la vida de su señor dales tiempo para que por lo menos se despidan como debe ser.


La parca no entiende razones, las tijeras rozan el delgado hilo, una pequeña hebra se suelta, los amigos del agonizante se acercan cuando ven al más joven inclinarse sobre el rostro pálido de Shura quién tomó un mechón de cabello para aspirarlo.


-en tus brazos sentí cobijo, aún después de mi pérdida... 


Camus llorando tomó entre sus finas y delicadas manos las de Shura, la luz de las velas flaqueaban provocando que los sacerdotes se removieran inquietos y pronunciaran letanías dolorosas, Apolo se negaba definitivamente a otorgar su divina providencia.


-¿ qué vamos a hacer?-se preguntaron preocupados los amigos-el matasanos dijo que ya no hay salvación que los Theoí Iatrikoí lo abandonaron...


Ajeno a todo, Camus sosteniendo las frías diestras de su amado señor rememoró cada episodio vivido a su lado.


Recuerdo.


-¡ ven! ¡ quiero que veas esto!


Aioros que permanecía a lado de Shura le sonrió enigmático en tanto sacaba de un cofre varios objetos ricamente trabajados entre túnicas, espadas, dagas, collares para las mujeres, pulseras y varias cosas que los comerciantes en caravanas ofrecieron.


-eres tan lento Shura-Aioros lo apartó mientras trasteaba el cofre-¡ aquí estás!


El puño cerrado del castaño no le dio señales al joven pelirrojo que se movía impaciente en su sitio.


-¡ dáselo tú, eres su señor no!


-maldito ilusionador-apostrofó en son de broma el pelinegro mientras le abría la mano y se apoderaba de lo que sea que el castaño tenía.


Camus absorto en el rostro ruborizado, sudoroso y el blanco pecho al descubierto que en cada baño tallaba con delicadeza, no sólo amaba la generosidad y la fuerza de su señor sino su modesta belleza representada en su atractivo rostro y su  perfecto y trabajado cuerpo no vió cuando un fulgor enceguecedor salió de las manos de Shura en forma de un anillo de oro en cuyo centro tenía una amatista tallada delicadamente.


-es tuyo-tomó su mano derecha y lo colocó en su dedo correspondiente ante el asombro del joven de cabellos de fuego.


-el comerciante quería darme el de topacio, pero no quise, pude haber escogido el de rubí pero no quería que te opacara-declaró sin despegar su mirar de los de Camus que discretamente por el rabillo del ojo escrutó la expresión de Aioros que se mantenía al margen.


"  No siente celos de mi... ¡debería! porque le estoy privando del amor de mi señor..."


-bueno-la voz ligeramente rasposa del castaño lo devolvió a su realidad-me marcho, los muchachos se quedaron viendo a las bailarinas con esos adornos exagerados y no quiero ver desmanes...


Y esa noche se acurrucó en sus fuertes brazos, bebió de la copa que la sensual y ardiente Afrodita le ofreció, esa noche conoció el amor y el placer genuinos y esa noche supo que su señor amaba a aquellos que le dispensaban fidelidad.


Nunca vio envidia en Aioros, para él era suficiente tener su atención, opinión y confrontarlo cuando era necesario. Si hubo algo más que sonrisas y miradas discretas no podía decirlo, eso era un secreto que ambos se llevaban a sus respectivas tumbas.


En otra fue cuando durante una audiencia, uno de los invitados de su señor hizo un comentario malicioso insinuando que él no debía perder el tiempo con prostitutos aduladores refiriéndose a su persona, la sonrisa hasta esos momentos divertida de Shura se enfrió al oír aquello, puso a Aioros alerta y paralizó a los soldados y siervos.


El ofensor fue detenido y azotado cuarenta veces y fue liberado so pena de muerte si osaba volver a ofender a todo aquello que pertenecía a Shura. Esa noche Aioros acompañó al pelinegro para evitar problemas.


¿ Cuántas cosas más hizo su señor por él...? ¡ Muchas, desde haberlo liberado del yugo de un amo lujurioso y tacaño hasta de ser prisionero de guerra!


Ahora que agonizaba rodeado de soldados, riquezas y el arraigado recuerdo de aquel que lo conocía más que nadie, Camus veía su porvenir oscuro, cuando su señor exhalara el último aliento de vida se desataría una hecatombe por la herencia y a él sin duda alguna lo venderían o lo matarían...


-Aioros...


Alzó la cabeza sin despegarse de su cuerpo. La mano pálida de Shura se alzaba como si alcanzara algo invisible y el joven pelirrojo lo vio...


" Viene por él... me lo arrebatará, tiene derecho si... pero conmigo supo lo que es disfrutar del amor y la pasión"


La despedida estaba cerca.


-muchacho mío-su tacto era frío-me has servido eficientemente y te lo agradezco tanto...-una mueca de dolor atravesó su rostro demacrado-por eso te amé mucho y recuerda siempre que la pureza de una persona se halla en sus actos y su honestidad...


Fue lo último que dijo, sus manos estrujaron la sábana mojada por su sudor, la visión se tornó lejana, su respiración comenzó a relajarse para entregar su alma la cual es guiada por Hermes hasta la entrada al Hades donde dependiendo de sus actos sería juzgado.


Las lágrimas se secaron, él ya no lo vería más. En cambio la alcoba estalló en terribles sollozos, hombres curtidos por años de guerra se mesaban los cabellos, las mujeres gemían golpeándose el pecho y los siervos se alistaban para ponerse a buen recaudo ante lo que se rumoreaba acontecería.


-¡   Ya no tienes de qué más preocuparte mi señor...!-ignorando la batalla campal que se instalaba en la estancia, Camus acercó su rostro al sereno de Shura, rozó sus labios con los de él-¡ viaja tranquilo a la Isla de los Bienaventurados y renace de nuevo...!


Nadie supo qué pasó con el joven favorito de Shura, después de su deceso desapareció sin dejar rastro. 


Pero no olvidaron que ese muchacho fue capaz de conquistar un corazón tan sólo con su mirada, sonrisa y belleza....


 


 

Notas finales:

Theoí Iatrikoí .- Según estuve viendo son los dioses de la medicina en la mitología griega liderados por Apolo. 


Dedico de todo corazón esta historia a quienes la lean y les agraden, es lo único que me hace feliz.


De antemano les deseo desde mi pequeño rincón del mundo un feliz año nuevo y que la pasen bien en compañía de sus seres amados.


Abrazos :D


 


 


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