~ Propósitos de Año Nuevo~
Era una noche helada por el invierno, mientras un rubio se encontraba pensando en una banca del parque cerca de su vecindario, la gente lo miraba y se preguntaba qué haría un joven muchacho, tan apuesto en medio de la noche, sobre todo durante la última nevada del año; pequeños copos caían encima de su cabeza y en ocasiones lo hacían estornudar coloreando su nariz de un leve color rojo, pero aun con ello el joven de ojos azules se encontraba muy concentrado intentando escribir una lista, quería tratar de cambiar su forma de ser, principalmente por su pareja, ya que durante ése año habían tenido algunas dificultades, y qué mejor época para intentarlo que las vísperas del nuevo año.
En eso un pelinegro se encontraba conduciendo una camioneta, y al mirar por la ventana le sorprendió encontrar ahí a su rubio, bajo el vidrio de su ventana y gritó –Deidara- nuevamente al ver que no lo escuchaba gritó -Dei-. Al segundo llamado el ojiazul alzó su cabeza de la hoja donde escribía y miró a Itachi, lo saludó y se acercó; después de todo tenían una cita, pero como siempre Itachi tenía la costumbre de pasar antes de tiempo a recogerlo. Le dio la vuelta al coche, pero antes de abrir se percató de la hoja que llevaba en la mano y la guardó lo más secretamente que pudo en el bolsillo de su abrigo, aunque trató de hacerlo en un movimiento discreto a su pareja le dio curiosidad y le preguntó -¿Qué llevas ahí?- Deidara solo pudo decir -Nada importante- pero mantenía las manos dentro de sus bolsillos; Itachi disfrutaba hacerlo rabiar así que no dudo en comenzar a arrebatarle la hoja, en una serie de movimientos, cosquillas y jalones logró su cometido, haciendo enrojecer a Deidara -Dámelo Itachi, por favor- la seriedad con la que se lo dijo lo previno de continuar con ésa actitud y le dijo -Ya, lo siento, es sólo que quisiera saber lo que dice ahí y por qué es tan importante; me lo dirás?- cuestionó; al ver la sinceridad de su pareja no pudo negarse y después de resoplar dijo -son mis propósitos de año nuevo- el azabache rió un poco y comentó -son tan embarazosos que no quieres que los lea-, su acompañante no supo que decir; así que continuó –Bien, me gustaría conocerlos-, entregándole su hoja; aunque lo dudó un poco Deidara la tomó y empezó a leer:
Propósitos de éste nuevo año, un nuevo yo:
1. Levantar con un beso en los labios a Itachi.
Al oírlo se sonrojó, sabía que Deidara era un poco tímido cuando se trataba de actos sentimentales, se justificaba diciendo que eso no era para ellos y normalmente debía robarle los besos de la boca; para no cambiar su humor, decidió guardar silencio y esperar que más iba a compartir.
2. Preparar el bento de Itachi.
Durante los 6 años que habían estado como pareja uno de los pedidos del pelinegro era llevar un bento elaborado por las manos de su pareja, con corazones o decoraciones con alga de ellos dos; pero no el rubio no hacía cosas cursis, y por ello prefería cocinar los desayunos en casa.
3. Llevar el control en la cama al estar con Itachi.
No podría decir que Deidara no lo hacía, habían pasado miles de imágenes del rubio encima de él, tocándose, llevando el ritmo de las embestidas, tanto que por un momento tuvo que sacudir la cabeza o lo tomaría ahí mismo; pero en todas ésas situaciones él arrinconaba a Deidara y la iniciativa él la tenía siempre; no era porque fuese un pervertido aunque normalmente eso le gritaba su rubio después de recordar lo que le había hecho hacer la noche anterior; aunque después ambos sabían que lo disfrutaban sino no hubiera ocurrido tantas veces.
4. Ser menos ruidoso cuando Itachi esté cerca.
Las explosiones, los gritos, las carcajadas, la música con volumen alto, todo era un paquete que venía incluido con su pareja; había ocasiones en la que se tenía que alejar para trabajar pero al final siempre volvía porque todos ésos sonidos le recordaban que él estaba cerca, que no estaba solo y a ésas alturas ya se había acostumbrado y hasta tomado gusto a los hobbies de Deidara.
5. Usar alguna prenda escogida por Itachi sin poner resistencia.
En sus noches especiales, como ellos le llamaban; en ocasiones el Uchiha le pedía al rubio utilizar algunas ropas provocativas o de interés particular para el pelinegro, como trajes de baño, uniformes, disfraces, entre otros y aunque había salido triunfador algunas veces, como fue la ocasión del delantal, Deidara tardaba como 6 meses para intentar aceptar otra de esas ideas.
Mientras más leía más rojo se ponía, cómo terminó leyendo todo en voz alta a Itachi, se suponía que era secreto, porque estaba en ésa situación, y mientras ésos pensamientos cruzaban su mente, sus mejillas se coloreaban más y más.
6…
Itachi no lo dejó continuar, al verlo así no pudo resistirse, lo tomó de su rostro con ambas manos y se acercó, pegando sus labios sobre su compañero, al sentir ésa calidez el rubio se dejó llevar, cerrando sus ojos, y cuando Itachi rozó con más fuerza sus labios pidiéndole abrirlos lo hizo sin vacilar; el beso duró un minuto pero para ellos fue como si el tiempo se detuviese.
Cuando se separaron, Deidara lo miró sin comprender la precipitación de ése acto; el Uchiha al notar su mirada de confusión le dijo -te amo-, el otro sonrió y le dijo -yo también, pero eso ya lo sabíamos-, el pelinegro sólo se rió, entendía a qué se refería por lo que extendiendo una de sus manos dijo -bien, ahora permíteme escribir mis propósitos- tomó el lápiz y escribió, pero no tardó mucho, por lo que el ojiazul protestó -tan sólo uno vas a poner- sintiéndose un poco decepcionado; el Uchiha le contestó -sí, con uno es suficiente- terminó le entregó el lápiz a su pareja y se dispuso a leer:
1. Amar durante todo el año y todos los que vienen hasta que el sol se apague a mi rubio tal y como es.
Al escucharlo Deidara se asombró mucho, aunque casi derramaba unas cuántas lágrimas no se lo permitió, simplemente se arrojó a los brazos de Itachi, y le dio varios besos en los labios; el pelinegro al separarse agregó -no quiero un nuevo tú, sólo quiero que tú estés siempre junto a mí-, después de tanto pensar Deidara había encontrado el mejor propósito para mantener y cumplir, por lo que le dijo a Itachi -por supuesto, eso no será difícil-.
Ambos estaban dispuestos a continuar juntos, sin importar los malos ratos, problemas o momentos difíciles, ellos se amarían siempre, se perdonarían, se aceptarían y tratarían de ser mejores por el amor que se tenían.
Justo daban la media noche y escuchándose las campanadas, las risas de la gente y el estallido de los fuegos artificiales; dentro de ése coche ambos contaron -10… 9… 8… 7… 6… 5… 4… 3… 2… 1… ¡Feliz Año Nuevo!- dándose el primero de los muchos besos que tendrían durante el nuevo año.