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Lo que quiero para Navidad... (2min) por Aerin

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—Sonrían —pidió Taemin amable llamando la atención de las personas frente a él— Muy bien —continuó revisando la foto y observándola. Era la milésima de ese día y estaba harto, pero aun así sonreía, porque ese era su trabajo— El siguiente.

El niño salto de las pierdas del Santa falso y corrió a los brazos de su madre con una sonrisa en su rostro. Enterneciendo al instante al cansado fotógrafo. Tal vez ser un duende navideño en una tienda y sacar fotos a los chicos no era su trabajo soñado, pero estaba bien. La paga era buena y el horario no estaba tan mal. Además, podía ver todos los días a...

—¿Como esta mi elfo favorito? —cuestionó Minho rodeándolo por la cintura y depositando un fraternal beso en su mejilla como un saludo que hizo temblar a Taemin.

—Duende... soy un duende. —se quejó sacando una nueva foto. El alto rodó los ojos.

—Es lo mismo —dijo mirando al pequeño que abrazaba al hombre disfrazado—. ¿A que hora es tu almuerzo?

—Mmmmm... en diez minutos.

—Genial —exclamó alegre sentándose en la silla alta— Te espero.

—¿No van a retarte? —susurró solo para su amigo—. ¡Sonrían!

—Ya termino mi turno... soy como cualquier cliente ahora —aclaró revisando las fotos de la computadora sin pedir permiso.

—Si eres como el resto deberías hacer cola para verme —se burló juguetón indicando al siguiente niño que pase.

—No eres nada divertido Lee, así no vas a tener amigos —se quejó saltando de la silla para quedar nuevamente junto a él.

—La ultima vez que me fije, tú eras mi mejor amigo. Así que tu razonamiento no tiene nada de lógica —habló sacando la última foto de la mañana.

—Aburrido... muy aburrido —rodó los ojos, siguiendo cada movimiento de Taemin—. ¿Nos vamos a comer? Muero de hambre.

—Está bien, está bien... —dijo pasándole la cámara y su gorro a uno de sus compañeros.

—¡Sí!

—No se porque no te fuiste antes —habló comenzando la marcha.

—Encima que te espero, esa es mi recompensa. —Negó fingiendo estar ofendido. Taemin revoleo los ojos.

—¿Dónde podemos almorzar? —cuestionó mirando a su alrededor.

— Ahí —señaló uno de los lugares de pizza y sin esperarlo se dirigió a una de las mesas—. ¿Qué vas a hacer para Navidad? —preguntó tomando la carta desinteresadamente.

—Supongo que estaré con nuestras familias... No tengo ganas de ir a ninguna fiesta ¿y tú? —preguntó fingiendo indiferencia.

—¿Cuándo pase una navidad lejos de ti?

—¿Nunca? —respondió el menor llamando a uno de los meseros.

—¿Porque empezaría?—Y aunque no lo quiso, los cachetes de Taemin se encendieron— Eres tan adorable —dijo sin poder contener las ganas de apretar las sonrojadas mejillas de su amigo.

—¡Ya!

—Mi pequeño Taetae se avergüenza —se burló sonriendo.

—Solo eres 3 meses mayor que yo.

—Y aun así lo soy, no lo olvides —Lee volvió a revolear los ojos, por décima vez ese día.

—A veces me pregunto si no es al revés.

—A veces me pregunto porque te avergüenzas de ser adorable.

—¿Qué desean? —pregunto el camarero interrumpiendo esa discusión sin sentido.

—Queremos una pizza de mozarela con gaseosa —respondió rápidamente Taemin, san darle oportunidad al otro a hablar.

—¿Como sabes que quiero yo? Ni siquiera me preguntaste —acotó molesto.

—¿Qué quieres? —cuestionó sobrador, sabiendo de antemano la respuesta.

–Pizza de mozarela con gaseosa —balbuceó molesto. A veces le parecía imposible que lo conociera tan bien y se negaba a que fuera así.

—Bien, se las traeré en seguida —dijo retirándose.

—¿Cómo va tu trabajo? —cuestionó Minho tratando de cambiar el tema de conversación. Algo que siempre hacia cuando no podía continuar con una discusión. Taemin solo sonrió enternecido con su amigo, porque a pesar de que pensaba que era disimulado, no lo era y le parecía adorable. Todo en él le parecía adorable y perfecto. Muy diferente a él que era todo lo que estaba mal en el mundo.

—Bien, pero estoy algo cansado de las jornadas largas.

—¿Por qué tomaste los turnos más largos?

—Porque pagan mejor

—¿Y para que necesitas tanto dinero? —cuestionó sin entender a su amigo, pero Taemin no le diría la verdad, porque era tan vergonzosa que no se atrevía a confesársela.

—Es Navidad, necesito dinero y lo sabes.

—Exageras... Nadie espera tanto de ti —Y ese era el otro problema, porque sus regalos siempre eran baratos y esta vez quería que fuera diferente, quería comprar algo en especial.

—Dejamen en paz... tu trabajas desde siempre y tampoco lo necesitas.

—Pero yo ya estoy acostumbrado, tu lo haces por algo ¿Por qué es Lee Taemin? Te conozco, no haces nada sin razón —indagó acercándose a su amigo un poco más, invadiendo su espacio personal, comenzando a picarlo.

—Dejame en paz Choi —manoteó tratando de sacárselo de encima, pero el chico estaba cada vez más encima suyo.

—Oh vamos pequeño Taetae tú no eres a así —Presionó un poco más, como siempre hacia cuando quería que le dijera algo.

—Bastaaaaaa —grito empujándolo, pero no calculo que la fuerza se lo llevaría a él también, quedando prácticamente encima del mayor. Ambos quedaron paralizados al instante por la impresión de la repentina cercanía. Taemin podía sentir el sonido de su corazón acelerado retumbando en sus oídos, casi ensordeciéndolo.

—Su orden —una voz desconocida los hizo reaccionar y al instante el menor salió precipitado de su posición.

—Eeehhh sí, lo siento —se disculpó, presionando sus mejillas calientes. Debía controlarse. El ambiente se volvió extraño de repente. Ninguno de los dos decía nada. Solo observaban al joven dejar su comida e irse.

—Supongo que no vas a decirme —por fin dijo Minho cortando el momento y tomando el plato de Taemin para servirle.

Quería mentirle, pero sabía cómo era su amigo, si no le decía nada insistiría hasta descubrirlo— ¿Tal vez quiero comprar algo? Tal vez quiero regalarte algo mejor por tu cumpleaños.

—¿De qué hablas? —cuestionó deteniendo sus movimientos sorprendido, ante un avergonzado Lee— Tus regalos siempre son geniales

—Cállate —respondió revoleando los ojos. Odiaba la compasión de su amigo y que siempre tuviera algo positivo que decir de todo ¿no podía ser menos que perfecto en algo?

—No, hablo en serio. Lo que dices no tiene sentido

—Dejame en paz —pidió comiendo su porción con ira, pero Minho nunca fue una persona que entendiera cuando parar.

—¿Vas a comprarme algo? Pero ya paso mi cumpleaños.

—No lo sé... se me fueron las ganas —dijo dando vuelta su vista, ignorándolo.

—Vamos Taetae... dime la verdad ¿qué te pasa? ¿Todo esto es por un regalo? —Lo picaba y lo picaba, tratando de obtener su atención, buscando su mirada.

—Tal vez —hablo desviando su rostro.

—¿Qué es?

—No voy a decirte.

—¿Por qué?

—Es un secreto.

—Taetae

—No

—¿Cuándo lo sabré? Ahora necesito saberlo —era insoportable, y lo peor de todo es que le encantaba justamente por eso.

—No

—Taetae

—Noooooo —gritó dejando sus cubiertos a un costando. Contando hasta cien para no golpearlo.

—Por favor

—Navidad —grito tratando de sacárselo de encima, tan débil como solo Lee Taemin podía ser con Choi Minho

—Pero falta mucho —resopló molesto. Realmente no podía entender como él era el mayor cuando se comportaba como un niño pequeño.

—Navidad... ni un día más ni uno menos —decretó retomando su comida.

—Eres el peor amigo del mundo, te odio —se quejo tomado su propia porción para seguir comiendo, molesto por no lograr su cometido, porque cuando algo entraba a la mente del alto no podía sacárselo hasta que lo resolviera.

—No es verdad —se regodeó el menor negando y es que si él era débil, por lo menos, el mayor no salía libre— soy el mejor de todos y me adoras, siempre lo dices.

—Maldito mocoso consentido

—Si, pero... tu mocoso consentido —rio comprendiendo el peso de sus palabras y sintiéndose automáticamente avergonzado— Ahora come... que tengo que volver pronto —dijo tratando de romper el ambiente extraño a pesar de que pensó que Minho seguiría, simplemente se limito a tomar su pizza y comer.

...

—¿Por qué no simplemente le dices que te gusta? —cuestionó Kibum tirándose junto a Taemin en su cama. La cabeza de su amigo era un completo enigma para él, pero cuando se trataba de Choi Minho, esta se convertía en un completo laberinto. ¿Qué había mal en él?— ¿Por qué esperar a Navidad? —El menor lo ignoro y siguió con su labor, tratando de que ese moño quedara perfecto— deja de ignorarme...

—Es que no lo entiendes —dijo desarmando su trabajo y volviendo a empezar ¿Por qué no podía ser habilidoso?—, quiero que todo sea perfecto, no puedo simplemente decirle "me gustas"... —habló imitando una voz grave.

—¿Por qué? —inquirió abalanzándose sobre su amigo, tratando de sacarle el lazo para ayudarlo, pero el menor no lo dejo, era demasiado terco para su propio bien.

—Porque no...

—¿Cuál es la diferencia? La rana seguramente dirá lo mismo sea el día que sea —Taemin se quedo mudo con un puchero en sus labios— y...

—Dejame en paz

—No... contesta

—Tiene que ser en Navidad —decretó abandonando su empresa para soñar despierto como siempre— Así recordaremos ese día por el resto de nuestras vidas —sus ojos brillaban con la intensidad de mil soles, pero de un momento a otro, la luz se vio cubierta ¿en qué pensaba?—. Además, necesitare un milagro navideño para que me acepte. —habló volviendo a sentir la presión y el nerviosismo. Retornando a su trabajo.

— También lo recordaras si te rechaza —replicó irónico, tratando de romper la burbuja de su amigo, pero jamás lo escuchaba.

—Pero por lo menos será Navidad y no me pondré tan mal —habló testarudo, sumergiéndose nuevamente en su mundo de colores, ese que Taemin tanto amaba. A veces no sabía si era estúpido o valiente

—¿Ya le compraste el regalo?

—No

—¿Y porque estas armando el paquete si no lo tienes?

—Para estar listo

—¿Cuándo vas a comprarlo?

—Cuándo tenga el dinero

—¡Taemin! —grito golpeando sus manos contra sus piernas, solo él podía ponerlo así de nervioso.

—¡Kibum! —lo imito poniéndolo nervioso.

—¿Por qué no lo compraste? Pensé que ya habías juntado lo suficiente

—Aumento de precio

—Te dije que pasaría... porque no me dejaste prestarte el dinero

—Porque te dije que yo lo compraría

—No tiene sentido —se quejo rodando sobre la cama del menor, agarrándose los pelos. Taemin siempre pagaba sus deudas nadie dudaría en prestarle el dinero ¿Por qué hacía esas cosas?

—Key... este es mi regalo y quiero comprarlo con mi dinero... el dinero que gane con mi trabajo. Si me ayudas tu o cualquiera ya no sería solo mío, estaría manchado —Kibum no tenía idea de lo que hablaba su amigo. Estaba loco.

—¿De que estas hablando?

—Por años le di regalos mediocres hechos por mi o baratos... este año quiero que sea distinto. Quiero darle algo que realmente quiera y por primera vez sé que es eso.

—Eso que tiene que ver con recibir ayuda

—Debe ser mío... solo mío. De otra manera no ocurrirá el milagro navideño y no me robare su corazón —habló con vehemencia alzando un puño al aire y volviendo a su tarea.

—¿Te golpeaste la cabeza cuando eras pequeño? —lo sabía pero es que a pesar de que su amigo actuara como chiflado, Key lo entendía y lo respetaba. Taemin no actuaba siempre así, era algo relacionado con la navidad y con Minho que lo volvía extraño.

—No lo sé —respondió sin sentirse herido ni nada, la opinión del resto no le importaba. Él tenía un plan e iba a seguirlo.

—¿Cuándo crees que juntaras el dinero?

—Si todo va bien para el 23

—Pero puede que ya no haya para ese día —dijo algo asustado. Lee estaba loco, pero se estaba esforzando mucho por eso como para que no funcionara— de verdad déjame ayudarte.

—No —soltó dejando el moño y parándose— lo lograre Kibum, como que me llamo Lee Taemin y si no funciona no era para mí... pero no dejare que me ayudes. Esto lo tengo que lograr solo... es mi lucha por el amor—Tal vez le faltaran todos los tornillos cuando era navidad, tal vez era orgulloso y estúpido, pero una cosa era segura. Lee Taemin era alguien admirable.

...

Cien dólares, solo tenía que juntar cien dólares y ya casi tenia todo lo que necesitaba, eran un par de horas extras más y podría darle ese equipo de música que tanto quería a Minho. Solo aguantar esos trajes calurosos un poco más y sería libre.

—Muy bien muchachos —llamó la atención de sus empleados el gerente de la tienda— necesito dos personas que se queden hasta el cierre del local esta noche. Se que es navidad y que muchos no pueden...

—Yo —grito Taemin alzando su mano. No era lo que quería, el hubiera deseado tener el regalo para el 23 como había calculado, pero el precio no había dejado de subir.

—Pero...

—Yo por favor —pidió poniendo su mejor cara de perro mojado. Su familia lo mataría por eso, pero debía intentarlo.

—Claro que si Lee. No me niego, solo quiero que entiendas que no se a qué hora cerraremos hoy. Por otro lado, a ti y a la otra persona que se quede le pagaremos extra por estas horas —Y la cabeza de Taemin dejo de pensar porque si esas horas rendían su fruto, por fin podría tener el regalo que quería. 

...

Habían pasado más de 6 horas de la reunión con su jefe y Taemin comenzó a pensar que la idea de quedarse no había sido tan buena. Era verdad, había conseguido el dinero suficiente para comprar el regalo para Minho, pero a esa hora todos los negocios estaban cerrados y se había perdido la cena familiar junto a él ¿Tanto esfuerzo valdría la pena? Taemin era un optimista por naturaleza y sobre todo en esas fechas, pero a veces no sabía si era más bien un negador que un optimista.

Bajo las escaleras sintiendo la briza refrescante de la noche. Estar vestido de duende navideño toda la noche era demasiado para las temperaturas que había alcanzado ese verano, pero por suerte su ropa era ligera y podía sentir el alivio.

—Te tardaste mucho —dijo una voz grave llamando su atención al instante

—Minho... ¿Qué haces aquí? —cuestionó contrariado. Estaba feliz de que estuviera ahí, pero triste por no haber podido lograr su cometido.

—Vengo por mi regalo —respondió separándose de la pared para acercarse a Taemin— ¿Por qué no viniste a la fiesta?

—Tenía que trabajar —dijo desanimado, avanzando unos pocos pasos, siendo seguido por Minho, caminaban sin un rumbo preciso, pero lo hacían juntos.

—¿Por qué trabajaste tanto? —replicó poniendo sus manos en los bolsillos y mirándolo de reojo, esperando una respuesta que nunca llego, porque el menor no quería admitir que había conseguido ese trabajo solo para darle un regalo que no había podido comprar – ¿Taemin?

—Tu trabajas desde mucho tiempo y no te digo nada.

—Exacto, pero tu no, solo lo haces por esta fecha... ¿realmente es por mi regalo? —preguntó deteniendo su marcha para que lo mirara, pero el menor desviaba la mirada.

—Es que tú siempre me das un regalo y yo... —y si, si había una razón por la cual Taemin amaba la navidad por sobre todas las cosas, era porque su perfecto vecino y amigo siempre le daba un más que perfecto regalo.

—¿Hiciste todo esto solo porque yo te doy regalos caros? —Lee asintió tímido y Minho no pudo hacer más que reír— No puedo creerlo... solo te regalo esas cosas porque eres tú.

—No lo entiendo —respondió levantando la mirada, molesto.

—Es que no sé cómo explicarlo... no suelo regalar cosas al resto, pero tú eres diferente, contigo simplemente los regalos fluyen. Creo que te regalaría cosas todo el año si no fuera extraño, pero como sé que amas la navidad, solo espero a esa fecha

—Bueno... —titubeó sin saber bien que decir, jamás se había percatado de eso ¿su vecino solo le regalaba cosas a él? Sí. Y aunque no quiso, un calor recorrió su pecho invadiéndolo de felicidad— Pero yo también quería darte un buen regalo.

—Pero tú me das buenos regalos siempre —dijo mirándolo a los ojos.

—Eso no es verdad, mis regalos son basura al lado de los tuyos —y Minho no pudo escuchar más. Porque la razón por la cual no dejaba su trabajo y siempre estaba al pendiente de los regalos del menor eran porque Taemin simplemente era perfecto en eso.

Cada año Choi elegía el regalo más caro que podía comprar, solo para ver la sonrisa feliz de su vecino, pero este aparecía con algo simple, algo muy muy simple, incluso algunas veces hecho por él. Y este era mil veces mejor... Siempre. Es que Taemin sabía captar lo que realmente quería, incluso cuando no lo supiera. Y se lo daba, opacando todos los regalos que podría comprarle. A veces se sentía mal por ser tan inútil. Quería por un año darle lo mejor, algo que le robara el corazón y le diera valor para hacer lo que hacia años quería, pero nunca lo lograba. Y en el fondo sabia que nunca lo lograría, porque Taemin solo por existir siempre le daba su mejor regalo.

—Taemin... —susurró cerrando sus ojos, nunca creyó que el menor se sintiera así con respecto a ellos, pero debía corregir eso y tal vez así por fin podría darle un mejor regalo por un año. Aun cuando eso implicara exponer sus sentimientos y arriesgar todo lo que tenía—. Tú me das los mejores regalos siempre —dijo tomando sus mejillas para que escapara, pegando su frente para darse valor, solo él era capaz de darle fuerzas y al mismo tiempo derrumbarlo.— No se que pasa por tu cabeza, pero te aseguro que nadie puede darme un mejor regalo que tú... —abrió sus ojos perdiéndose en su color avellana que tanto adoraba, podía ser un idiota por él, pero creía que por primera vez lo estaba viendo como siempre había deseado— Y nadie puede porque lo único que realmente quiero para Navidad eres tú —Y sin darle tiempo a contestar corto la distancia entre ellos uniendo sus labios en un beso. No fue un beso pasional o profundo como ambos habían soñado, pero si uno suave y tierno que le envió corrientes eléctricas a todo el cuerpo. Solo rosando sus labios, liberando años de sentimientos y anhelos que nunca fueron dichos en un solo momento. Y tal vez el beso había sido simple, pero les hizo ver miles de estrellas en su interior. Minho se separó asustado, había esperado demasiados años por eso. Mantuvo sus ojos cerrados por unos segundos sin soltarlo, tratando de prolongar el momento. Tenía miedo de que desapareciera en él aire si lo hacía, pero finalmente los abrió— Estoy enamorado de ti desde la primera vez que te vi al otro lado de mi ventana y la verdad es que cada día estoy más y más enamorado... lamento si esto es demasiado repentino para ti o si... —pero su discurso fue interrumpido cuando los brazos de Taemin pasaron por su cuello y los labios del menor se pegaron con violencia a los suyos, profanando completamente su boca. Porque si el primer beso estaba cargado de ternura, este era fuego y pasión, sin dejar nada afuera. Y es que jamás pensó que Minho podría corresponderle, nunca. Y mucho menos estar enamorado de él.

Los jóvenes se separaron un poco, algo avergonzados y confundidos por lo que había pasado, tenían muchas cosas que decirse y hablar, pero antes de que alguno pudiera hablar, las campanas de una iglesia cercana marcaron las doce de la noche.

—¿Qué significa esto? ¿Qué sigue ahora? —cuestionó Minho confundido, había expuesto sus sentimientos y si bien no había sido rechazado, no tenía una respuesta.

—Tu también eres lo que siempre quise para Navidad —respondió con una sonrisa en su rostro, tomando una de sus manos, entrelazando sus dedos y besando su dorso—Feliz Navidad Choi Minho, te amo —dijo mirándolo a los ojos para volver a besarlo y ya nunca más separarse. Porque a partir de esa noche, de ese 25 de diciembre a las 00hs ellos dejaron de ser simplemente dos personas que vivían su vida, para ser su propio milagro navideño. Uno que nunca terminaría, porque siempre serian lo que querían para navidad. 

 

Notas finales:

Espero les guste, un pequeño regalo navideño atrasado. 


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