A Sasuke no le gusta besar. Eso es lo que dice a otros y así mismo cuando le preguntan el porqué de su negación a dejar cualquier tipo de beso vibrando en la piel de un conocido. El evita el enfrentamiento con habilidad, se encoge de hombros y con su mejor sonrisa ofrece su mano extendida.
Itachi a menudo le observa sorprendido. Sabe de sobra que son muchas las personas que quieren posar sus labios sobre los de su hermano pequeño y más aun los que ocultan los más bajos instintos deseando que su boca realice sus pervertidas fantasías sexuales. Por eso caya y no confiesa que al cruzar la puerta de la casa es otra persona, más dulce y cariñosa. Alguien que abraza a su padre y que se recuesta sobre el regazo de su madre dejándola regar su cara con ternuras de amor.
Es un silencio de hermanos lo que les une. El acuerdo mutuo de que se protegerán incluso de las más terribles tonterías. Quizás por eso se sorprende tanto al verle allí, en mitad del patio con el entrecejo fruncido mientras Naruto se rasca la cabeza y se ríe restándole importancia al asunto.
Porque Sasuke no besa y los celos son demasiado grandes como para dejar que ese muchacho de dorado cabello pueda tener una relación feliz.
Ninguno dio la noticia, pero al final del día todos la sabían. Muchos se sorprendieron y otros no dieron crédito a las palabras. Que alguien como Sasuke, perfecto príncipe escolar, pudiera estar saliendo con Naruto, un desastre en todo el esplendor de la palabra no era algo que pudiese gustar a nadie.
Durante días las muchachas acosaron al rubio haciéndole todo tipo de preguntas personales que el pobre evitaba con dulce inocencia. No fue sino hasta que una de ellas saco el tema de los besos que Naruto no se percató del frágil lazo que les unía.
Con un brillante sonrojo evito a las muchachas durante los siguientes días: hasta que éstas, dándose cuenta de que estaban a punto de hacerle ceder y abandonar al muchacho de cabellos negros decidieron hacerle una encerrona. Se acercaron a él durante el patio, cada una desde un punto para poder rodearle y dejarle sin salida. Fue entonces cuando de nuevo Sasuke le salvo.
El muchacho, que jugaba con sus compañeros al baloncesto dejo pasar el balón fingiendo que no llegaba. Este siguió una trayectoria directa hacía Naruto, quien lo atrapo y se lo devolvió con una gran sonrisa. Y Sasuke a su vez se lo regreso sorprendiendo a sus amigos mientras acababa con la distancia que le separaba de Naruto con una rápida carrera.
Fue entonces cuando el rubio sintió sus orejas arder. Con dulzura Sasuke deposito un suave beso en los labios mientras le decía bien alto un «gracias cariño».
Porque no es que a Sasuke besar a Naruto no es algo que le guste, es algo que adora.
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