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MEMORIAS DE LA ETERNA NOCHE por La Rosse

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Notas del fanfic:

Hola a todos, aquí estuy de nuevo, espero que alguien esté leyendo esto

si lo hacen pues muchas gracias, valoro mucho sus lecturas

Espero que les guste lo hice con mucho cariño

Big Rabbit, tú también espero que disfrutes la historia de nuestros queridos mistake

Notas del capitulo:

Los personajes, no son de mi autoría (tristemente) 

y para los que vieron High School of the Death

pues tomé prestada una frase que siempre me ha fascinado

Sin más que acotar

Aquí está la historia

La noche de los cerezos/ quédate conmigo

“La noche antes del fin del mundo, me quedé despierto hasta tarde.”

Recorrió descalzo  los pasillos de la casa, salió hasta el jardín y dejó que la hierba tocara sus pies. El viento le acarició gentil, mientras miraba cómo  los árboles de cerezo empezaban a crear el mágico espectáculo que tanto adoraba.

Un par de brazos  se ciñeron a su cintura dejándolo preso de ese cuerpo tan grande y cálido.

-No me levantaste- dijo roncamente, sin tono de reclamo.

Ryu se acurrucó más en el pecho de su amante, le gustaba el hecho de que Kaoru fuera más alto, sobretodo porque podía acurrucarse justo en el espacio entre el cuello y el hombro,  donde huele a sándalo y pólvora, ahí quería quedarse para siempre.

-Te veías cansado, no quise despertarte.

-Ver esto contigo es más importante que dormir- dijo mientras le besaba la mejilla y Ryu sonrió.

Los cerezos expelieron su singular aroma, los pétalos cayeron suavemente en un cadencioso ritmo, envolviéndolos en una fantasía, como delicadas nubes flotando en el aire, deslizándose gráciles, alejándose de los enamorados para crear sobre toda la ciudad una rosada lluvia de magia.

Ryu se volteó enroscándole los brazos alrededor del cuello, y lo miró como sólo él sabía, con absoluta adoración, Kaoru había cerrado los ojos y le acariciaba con sus toscas manos de samurái.

-Mírame- quiso ser demandante; pero se oyó más como una súplica

-Te veo.

-Mentiroso- hizo un leve puchero- tienes los ojos cerrados.

Entonces el otro se inclinó, lo suficiente para juntar sus frentes, rozándole la nariz, se acercó lo suficiente para susurrar sobre sus labios.

-Yo te veo… te veo más de lo que crees- lo pegó aún más hacia sí- te veo en la más absoluta de las oscuridades. Con los ojos cerrados, con la piel, con el alma… Así es como te veo- y al fin abrió sus ojos miel, para encontrárselo conmovido.

-¿Vale?- preguntó, y el otro hizo lo único que podía, lo besó. Lo besó con el corazón latiéndole desbocado, despacio y cálido, disfrutando las dulces promesas que venían en aquel beso.  

-Vale- susurró a penas, y ahora fue Kaoru quien sonrió.

“La noche antes del fin del mundo, me sentí más vivo que nunca”.

Hacía frío afuera; pero ellos no lo sentían, los besos habían dejado de ser suaves para volverse profundos y sensuales. Asahina había logrado desatar un poco el yukata y acariciaba todo cuanto sus grandes manos abarcaran, mientras acariciaba con su nariz el cuello del otro, llenándose de su dulce aroma a durazno, extasiándose como si fuera a devorar su manjar predilecto. Isaka se deshacía en suspiros, se recreaba en la poderosa espalda que tanto de gustaba, él retozaba de alegría en los brazos de su amante, porque a pesar de que sus manos estuvieran ajadas por el uso de la espada, siempre había suavidad en sus caricias.

-Kaoru- gimió desesperado, cuando el otro se alejó para retirar su ropa- Ven aquí- estiró su mano aún temblorosa.

-Shhh… aquí estoy- le apaciguo, al fin había logrado desnudarlo por completo, tanteó la divina entrada que pronto lo recibiría, se tomó su tiempo mientras dejaba marcas escarlatas sobre la lechosa piel de su amado, hasta que el momento al fin llegó.

Lo contempló a la luz de la luna, se veía hermoso con la blanca piel que él había recorrido tantas veces; jadeante y débil pero tan insinuante como la más hermosa deidad, que le rogaba que le hiciera el amor para mostrarle el camino al paraíso.

-Te amo- le susurró al oído, para tomarlo por fin con toda la pasión en la que su cuerpo ardía, con todo el amor que había en su corazón.

Ryu se abrazó a su amante como si fuera lo único a lo que podía asirse en ese espiral de tortuoso deleite, lo besó mil veces, le murmuró incoherentes súplicas para que acabara con su desesperación de una vez por todas- Te amo Kaoru… te amo- repetía como un mantra.

Y finalmente ambos dieron un grito a la vida, fundiéndose en un tierno beso.

-Kaoru, gracias por enamorarte de mí.

-Ryu…- lo miró intensamente- mi vida es tuya,  antes de ti yo estaba muerto; pero en tus brazos  hallé mi hogar.

No dijeron nada más esa noche; mas sin saberlo, ambos pensaron lo mismo <<Dios, ¿Me darías a esta persona para siempre?>>

“Entonces desperté”

El cielo parecía envuelto en fuego, no existían rastros de azul, todo cuanto veía era una inmensa llamarada que consumía todo a su paso, las campanas de las torres dieron el aviso de que todos debían irse, correr por sus vidas.

-Una bomba- dijo. Corrió a todo cuanto dieron sus piernas, tropezándose con gente igual de desesperada, no se detuvo ni siquiera cuando estuvo a punto de caer al suelo, él solo tenía una cosa en mente

 

 

 

Sintió un golpe en el costado, una bicicleta apareció de la nada, le había arrollado dejándolo desorientado, la confusión era muy grande no lograba enfocar la vista; a sus oídos llegó una voz conocida.

-Ryu… Ryu, levántate- le reprendió mientras le cargaba presuroso- hay que ir al refugio, date prisa- gritó

Se sintió feliz de verlo en medio de aquel caos, le reconfortaba sentir el fuerte agarre de su mano, corrieron juntos hasta divisar el pequeño refugio. Kaoru golpeó la puerta desesperado.

-Por favor, por favor, abran la puerta- del fondo la voz que parecía ser de un hombre mayor les gritó.

-Lárguense, no tenemos espacio para los dos.

-Por favor- suplicó Kaoru- aunque sea para él, déjelo entrar.

Se sorprendió al escuchar la petición, él no planeaba dejar a Kaoru, abrió la boca para decírselo; pero se oyó una explosión y todo sucedió de prisa, a puerta del refugio se abrió a penas…

 

El más alto le dijo algo al oído y lo tomó de los hombros.

 

Lo aventó con fuerza dentro de aquel refugio

 

Era tarde, la puerta ya se había cerrado.

Pasaron largas y agonizantes horas antes de que pudieran salir de ese precario lugar, Isaka Ryu tenía un nudo en la garganta y miraba de forma asesina al hombre que le abrió la puerta

-Habríamos cabido los dos- le espetó con furia a quien decidió ignorarlo, descendió hasta el piso y acunó el rostro en sus rodillas, dejando que el sueño lo venciera, atesorando la idea de que quizás se encontraría con Kaoru al abrir la puerta.

Luchó por no ser aplastado por esa cantidad de personas al momento de salir, se encontró con la ciudad devastada, todo se había reducido a cenizas, una marca de sangre se había pintado sobre Hiroshima aquel día.

Caminó durante horas buscándolo, gritando su nombre por todos lados y la noche lo sorprendió exhausto y abatido, cayó de rodillas al suelo hipando por el llanto, desde sus recuerdos apareció la voz de Kaoru, diciéndole aquello que fueron sus últimas palabras.

<¿Te casas conmigo?>

Y fue  cuando se rompió, porque no se casarían nunca, porque ya no verían los cerezos juntos, porque  no lo vería jamás.

-Por favor, te lo ruego- dijo al viento- quédate conmigo- pero era inútil Kaoru había muerto.

“La noche antes del fin del mundo, me quedé despierto hasta tarde"

Por un momento, lo tuve todo

“El día en que el mundo acabó, me quedé en silencio"

“El día que el mundo acabó, me quedé muy solo y entonces… lloré”

 

 

 

Notas finales:

Espero que ustedes hayan disfurtado leyendo tanto como yo disfruté escribiendo la historia

Muchísimos besos y bendiciones

Que tengan una excelente semana

Au revoir


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