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Proposal (AOKURO) por NekoNekoNe

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Notas del fanfic:

Agradezco a My Sweet Honey por haber sido Beta Reader de esta historia.

DISCLAIMER: Ni KnB ni sus personajes me pertenecen.

Se levantó de su asiento y golpeó la copa con un cuchillo atrayendo la mirada de todos los presentes.-Ahora que tengo su atención, me gustaría hacer un anuncio.- hizo una leve pausa sintiendo como los murmullos inundaban el lugar- Él es  Tetsuya- señaló al peliceleste dedicándole una mirada cargada de ternura.-y es el mejor hombre que he conocido en toda mi vida, a decir verdad, él es una de las pocas personas en las que puedo confiar ciegamente sin temer a las consecuencias; sé que puedo contar con el siempre que lo necesite y que no pedirá nada a cambio. Sin él no sería el hombre que soy ahora.-sus azules orbes se encontraron con los zafiros del menor- Tetsu, tú eres quien puso una sonrisa en mi rostro desde el día en que nos conocimos. La sonrisa que traigo hoy la dibujaste tú con tu forma de ser. Es por eso, que quiero pedirte que lo hagas por el resto de mis días.-tomó las suaves manos del menor ente las suyas.- Lo que quiero decir es… Tetsu ¿Te casarías conmigo?-preguntó mirando al peliceleste con total devoción.

Los comensales miraron expectantes al menor quien que asintió sonrosado mientras algunas lágrimas resbalaban por sus mejillas. Los clientes aplaudieron a la pareja y poco después continuaron con lo que hacían antes de la propuesta de matrimonio. Solo habían transcurrido algunos minutos cuando una mesera se acercó a ellos y los felicitó por su compromiso. Sirvió una porción del mejor pastel del lugar a cada uno y se retiró alegando que era cortesía de la casa. La pareja le miró con sorpresa y aceptó el postre agradeciendo por el detalle.

Entrelazaron sus manos sobre la mesa y se dispusieron a degustar el delicioso postre. La felicidad y el amor envolvían la mesa de la pareja, Tetsuya tomó un trozo de su porción y alimentó al moreno. Las miradas de algunos comensales se enfocaron en ellos con curiosidad y ternura.

 

 

 

-El pastel estuvo delicioso Tetsu.-comentó el moreno una vez que se encontraban a unas cuadras del restaurant.

 

-No puedo discutir eso Aomine-kun.-respondió con tranquilidad a su lado.

 

-Aunque el tiramisú del restaurant anterior estaba mejor.-añadió con una sonrisa.

 

-Yo prefiero la copa de helado que nos sirvieron cuando nos comprometimos en Kyoto.

 

-La copa de helado fue en Kanagawa.-le corrigió el moreno con una sonrisa.

 

El peliceleste apoyó un dedo sobre su mentón haciendo memoria, el peliazul tenía razón.-Cierto, fue en Kanagawa.-sonrió levemente y recordó como es que todo esto había iniciado.

 

Fue cuando estaban en preparatoria que descubrieron este “juego”. Ambos se encontraban en una de sus comidas semanales cuando presenciaron la propuesta de matrimonio de una joven pareja. Al principio no le habían dado mucha importancia, hasta que vieron un carro de servicio con lo que parecían ser un par de botellas de Champagne y unos apetitosos bocadillos llegar a la mesa de la pareja, “un regalo para los novios” fue lo que los mozos dijeron al servir los contenidos del carro en la mesa; siendo los mejores amigos que eran no pudieron evitar tramar un plan para sacar provecho de eso.

 

Aomine quería postre gratis y Tetsu, bueno, el quería ayudar a su amigo y esperaba que en algún momento el regalo fuera una exquisita malteada de vainilla.

 

Se propusieron conseguir lo que deseaban, no querían dejar todo en simples palabras que al día siguiente no serían más que una vaga idea del día anterior. Sabían que para cumplir su cometido, era necesario saber qué hacer y cómo hacerlo, había que trazar una estrategia infalible. Por eso, día tras día hasta que se graduaron de preparatoria practicaron su actuación.

 

Tetsu, practicó sin descanso hasta lograr sonrojarse y soltar lágrimas a voluntad. Aomine practicó una y otra vez para no sonar brusco al pedir la mano de su compañero, y es que no podía simplemente decir “Casémonos”.

 

Pasaron incontables tardes viendo películas de romance que terminaban con una boda para poder diseñar sus actuaciones. Copiaron los diálogos de los actores en un cuaderno, los modificaron y los practicaron hasta que parecieran propuestas reales. Y aunque lo anterior parecía ser lo más esencial, la práctica no terminaba ahí. También tuvieron que practicar el golpe de la copa, que parecía sencillo, pero no lo era. El golpe debía ser perfecto. Aomine no podía golpear la pieza de cristal de forma suave, puesto que no atraería la atención de los presentes, y no podía golpearla demasiado fuerte, ya que las copas son más frágiles de lo que parecen. La madre del moreno no fue feliz al notar que media docena de sus copas de champagne se encontraba  “extraviada”. 

 

Año a año sus propuestas mejoraron, pasando de simples diálogos a lo que habían hecho hace instantes en el restaurant. Sus pensamientos fueron interrumpidos al sentir la calidez de la mano contraria juntarse con la suya.

 

-Te veías distraído.-comentó sonriente.

 

-Estaba recordando como fue que empezamos esto.-confesó sin perder su estoica expresión.

 

- Ser tu primer amor es hermoso ¿Pero sabes qué sería aún mejor Tetsu? Ser el último. ¿Te casarías conmigo?-recitó tranquilamente con los ojos cerrados.

 

-Ese es el diálogo de nuestra primera actuación.-sonrió entrelazando sus dedos con los del contrario. El moreno se sonrojó levemente por la acción del más bajo, Tetsu nunca iniciaba el contacto si no era por el bien de su actuación.

 

Ahora estaba decidido y nada podía detenerlo.

 

Se reunieron varias veces en las dos semanas siguientes y, dos días antes de la fecha, el peliazul sugirió el restaurant.

 

Aomine entró al lugar vistiendo una Yukata elegante que compró especialmente para esa ocasión. El recepcionista, aprobando su vestimenta preguntó por su reservación y lo condujo a la mesa que había seleccionado.-¿Quiere que le entregue el menú ahora o prefiere esperar a su acompañante?-preguntó el mozo siguiendo el protocolo del restaurant.

 

-Esperaré.-respondió mirando su reloj. Sus manos sudaban ligeramente y cada pocos segundos le dirigía una rápida mirada a la puerta de entrada. Cálmate Daiki no es la primera vez que lo haces.

 

Pocos minutos después el mozo volvió a acercarse a su mesa acompañado del chico que ocupaba sus pensamientos. Aomine se paró y recorrió el asiento del menor para que pudiese sentarse y poco después volvió a ocupar su asiento. Con sumo profesionalismo el camarero entregó dos elegantes menús y se retiró para que pudieran decidir sus pedidos.

 

-T-tu yukata luce bien.-dijo tratando de controlar sus látidos.

 

-Gracias, Aomine-kun también luce muy bien.-contestó dejando la carta en la mesa.

 

-¿Ya sabes qué vas a pedir?-preguntó fingiendo poner interés en el menú que tenía en sus manos.

 

-Creo que un plato especial estaría  bien.-respondió a la pregunta con normalidad.

 

Haciendo un gesto con la mano llamó al mozo quien tomó sus órdenes y se retiró diciendo que volvería pronto. La comida transcurrió normal, o eso quería creer, sus manos sudaban constantemente y no podía despegar su mirada del contrario.

 

 En cuanto ambos terminaron de comer se paró con los nervios a flor de piel y golpeó la copa con su cuchillo. No. Esta vez no era como siempre.

 

-Hay, hay algo importante que tengo que hacer esta noche.-dijo tratando de tragar sus miedos y en lugar de hablar para todos los comensales como siempre lo hacía sus palabras fueron dirigidas al menor.-Toda mi vida he creído que el amor era algo tonto y que podía vivir sin el, que no importaba si nunca conocía a esa persona especial y ahora me doy cuenta de que estaba muy equivocado. Tetsu, tu lo eres todo para mi, y si te pierdo, no solo perderé a mi mejor amigo sino que perderé a mi alma gemela, a mi otra mitad.-miró al peliceleste a los ojos y siguió hablando perdiéndose cada vez más en los ojos del contrario- Perderé a mi cómplice, perderé mi sonrisa y perderé mi hogar. Tetsu, si te pierdo a ti, lo perderé todo y créeme, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.-habló con sinceridad y se arrodilló frente al menor.-Cásate conmigo.-pidió extendiendo una caja de terciopelo en dirección al menor.

 

-Si me casaré contigo Aomine-kun.-dijo con un tierno sonrojo adornando sus mejillas. El moreno se puso de pie y con una amplia sonrisa marcada en su rostro se inclinó besando al menor por primera vez.

 

Cuando se separó le miró lleno de cariño y puso la alianza de plata en el dedo anular de su prometido y Tetsu hizo lo mismo segundos después. Al terminar de ponerse las alianzas los aplausos resonaron en el restaurant.

 

-¡No puedo creeer que nos dieran malteadas de vainilla! Por cierto, me sorprendió lo del beso y lo de los anillos ¡Parecía tan real!-comentó tomando la mano del peliazul.

 

-Tetsu…-lo miró incrédulo.-Era real.

 

El menor se detuvo y el mayor le miró avergonzado.

 

-¿Real?

 

-Si Tetsu, era real.-desvía la mirada mientras lleva una mano detrás de su cabeza.

 

-¿Las palabras de hoy no eran de una película?-se acerca con curiosidad al mayor.

 

-No.-admite tragando su orgullo. -¿Te retractas?-pregunta mirando la calle como si fuese lo más interesante.

 

-Mírame.-pide sin perder la calma.

 

El moreno voltea en su dirección encontrándose con el peliceleste sonrojado.-Si quiero casarme contigo Aomine Daiki.-dice suavemente antes de ponerse en puntas de pie y besar al moreno.

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer!

Espero que les haya gustado.

(Las Reviews son más que bienvenidas)

¡Nos leemos pronto!


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