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Living Together por NeblinaLlameante

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Notas del fanfic:

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Notas del capitulo:

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Los personajes no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto.


 


PASOS VACILANTES


I.


Viéndolo desde una perspectiva ajena, aquella mañana había sido divertida. Por perspectiva ajena, obviamente, había que referirse al vecino del condominio de enfrente que, con una taza de café en las manos y todavía una manta sobre sus hombros, había contemplado a un Naruto semi-dormido escapando del edificio en el que vivía con su novia.


Sólo con pantalones y zapatos puestos a la carrera, Naruto apenas tuvo un suspiro en la acera antes de que se escuchara el azote de la ventana del segundo piso, e Ino Yamanaka, con un humor de perros y sin molestarse en verse mínimamente presentable, comenzara a arrojar todas las pertenencias del Uzumaki hacia la calle.


— ¡¿Acaso estás loca?! — Había exclamado a todo pulmón, lo suficiente para que toda la calle escuchara y algunos otros chismosos se asomaran en sus balcones tratando de descubrir el origen de ese alboroto.


— ¡Cómo no estarlo después de todas tus estupideces! — Respondió la rubia con un tono similar, y Naruto debió agradecer que el cabello de Ino fuera totalmente diferente al de su madre, porque su pose mientras le arrojaba un par de tenis a la cabeza le recordaba muchísimo a ella y sus momentos de histeria.


Naruto iba a replicar cuando vio que Ino sujetaba sus CD’s contra el marco de la ventana. Los próximos dos minutos, ella se divirtió bastante. Arrojaba uno para darle a su ahora ex novio la oportunidad de tomarlos en el aire antes de que se estrellaran contra el suelo. También tenía algo que ver que ella fuera amante de la música, y que supiera apreciar una edición limitada o un dos en uno de música y video.


No pasó lo mismo con los botes de ramen.


El vecino del condominio de enfrente río y Naruto sólo pudo dirigirle una mirada de absoluto desprecio, que fue rápidamente opacada cuando uno de los botes no resistió el impacto y el ramen seco salió disparado hacia todas partes. Entonces el rubio lloró, pataleó, y esperó sólo hasta que Ino arrojó una muda de ropa decente para recoger lo que tuviera a la mano y salir corriendo de allí.


Ese sábado de enero fue recordado por Naruto como “Sábado negro”, y aunque parecía una mala referencia americana, era su manera de evitar dar explicaciones.


El tema, a decir verdad, había sido enterrado exitosamente en su baúl imaginario de recuerdos dolorosos, al punto en que pasaba semanas completas sin recordar la humillación. Pero seis meses después, en un café local y con la última parte de su pastel de chocolate en el plato, Sakura se encargó de sacarlo y desempolvarlo con una sola frase.


— Necesitas conseguir un departamento.


Ah, cierto, a veces olvidaba que estaba viviendo con Sakura. Primero había hecho el esfuerzo por rentar un apartamento sencillo cerca de su trabajo, pero rico no era y al final no pudo costearse ninguno en la zona. Esos días se había quedado con su amiga pelirrosa y un día, simplemente, dejó de intentar salirse.


A diferencia de su costumbre, Naruto no respondió de inmediato. Era un tema incómodo y delicado a juzgar por la expresión de su amiga. Él no pensó jamás que llegara a pedirle eso, y el motivo sólo podía ser…


— Si quieres estar con Sai, no hay problema. Puedo ponerme orejeras para dormir-ttebayo.


— ¡Naruto no seas…! — Sí, las cosas estaban mal. Simplemente, Sakura nunca desaprovechaba la oportunidad de gritarle.


Pasó su mano por su frente haciendo algunos de sus mechones de su cabello rosado hacia atrás, y cuando pareció recuperar la compostura, continuó.


— No es por eso — Y antes de que Naruto replicara, añadió —. Ella no va a volver, ya esperaste demasiado.


Ah, eso.


Bueno, no era precisamente que Naruto siguiera en el departamento de Sakura porque así Ino sabría dónde encontrarlo, sólo que sí era eso…


Suspiró. Era una parte que estaba acostumbrado a negar. Al final, ni ella se disculpó ni él se sintió lo suficientemente bien como para intentarlo. Aún si no volvían a ser pareja, Naruto había esperado algo más de esa chica.


Como todas las demás, a decir verdad; y si bien no eran muchas, le perturbaba lo fácil que sus relaciones se marchitaban con el paso del tiempo. A veces, se sentía maldito.


— Prometo buscar — Respondió. Luego tomó un trozo de su propio pastel y alzó la mirada hacia el ventanal que daba a la calle principal. El sabor no fue el mismo.


— De hecho, creo que no tendrás que hacerlo — Volvió la mirada a su amiga a regañadientes. Esperaba poder hacerse de la vista gorda un par de semanas más —. Tengo un conocido que está buscando alguien temporal para compartir su departamento.


— ¿Eh? ¿Y eso por qué? — El “su” dejaba claro que se trataba ya de una propiedad adquirida. O al menos eso entendía. Esperó una pronta explicación, pero su amiga se limitó a encogerse de hombros y comer otra cucharada de pastel.


— Me parece que siente que el lugar está muy solo por su trabajo, y tiene espacio extra, así que busca a alguien que necesite algo no muy grande.


— No voy a ser su ama de llaves — Replicó Naruto —. Yo también tengo que trabajar.


Sakura negó, un brillo juguetón en sus pupilas.


— El departamento tiene un valor sentimental para él. No se lleva bien con los vecinos y piensa que si alguien alrededor ve poco movimiento, podrían intentar robarle. Es lo que él quiere evitar.


— Oh, vaya — Exclamó el rubio sin mucho entusiasmo. Esperaba poder mínimo acomodar algunas cosas antes de tener que cambiarse de nuevo, pero al parecer no iba a ser posible —. ¿Y quién es ese amigo? No recuerdo que Lee dejara la casa de sus padres.


Su amiga enarcó una ceja.


— Lee tiene muchos asuntos que resolver, no te entrometas — Con el último bocado de pastel se asomó la sonrisa que había estado conteniendo desde unos minutos antes. Incluso demoró en dar un trago a su café y en limpiarse las comisuras de la boca con su servilleta. Entonces lo observó fijamente, pendiente de su reacción —. Es Sasuke Uchiha, nuestro ex compañero de la escuela media.


Sasuke Uchiha.


Si Sakura esperaba algo escandaloso, ciertamente no lo obtuvo. Naruto primero abrió los ojos con sorpresa y luego frunció el ceño. Un leve mohín en sus labios denotó su leve incomodidad. Luego vino la explosión.


— ¡¿Sasuke?! ¡¿Ese idiota presumido?! ¡Mi viejo rival! ¡Y sigues buscando meterte con él-ttebayo!


— Para que lo sepas, estoy muy bien con Sai y fuera de las ocasiones en las que habla de sexo como el libro de texto de la escuela, me siento a gusto con su forma de ser — Probablemente era algo que tenía ganas de decir antes, a juzgar por su leve sonrojo —. Y créeme, no podría meterme con él aunque quisiera.


“No, por supuesto que no podrías”


Naruto recordó a tiempo que debía decir algo en voz alta.


— Eh… ¿Por qué?


Otro trago a su café, una mirada filosa y un suspiro que quedó oculto por el humo de la taza.


— Digamos que a él le van otras cosas.


Una pausa inquieta. Luego los ojos de Naruto se abrieron.


— Espera… ¡¿Es gay?!


— ¿No lo sospechabas?


— ¡Sí! ¡Digo! ¡No! Yo… — Tuvo ganas de arrojarse un cubo de agua fría en la cabeza. Sakura frunció el ceño —. Es decir, alguna vez escuché algo, pero pensé que era bisexual o algo más cercano a ser un alga y no depender de las relaciones para...


— Oh por todos los cielos, cállate.


— ¡Asexual! ¡Asexual, sí! Esa era la palabra.


— Eres tremendamente denso, Naruto.


— ¡Bueno ya! — Naruto odiaba que le recordaran lo lento que podía ser a veces — A lo que voy es, ¿insinúas que viviré con él?


— Vivirás en su apartamento, no en su cama.


— ¡Pero podría ser casi lo mismo!


— ¿Qué es eso? — Sakura fingió olisquear el aire —. ¿Acaso percibo una frágil masculinidad por aquí?


— Ugh, no uses términos que no entiendo.


— Los entiendes, y sabes que tengo razón.


“No la tienes”, quiso decirle.


Pero…


— ¿No crees que será incómodo?


— Recuerdas a Sasuke, sabes cómo es — Respondió la pelirrosa ya algo molesta —. No lo imagino seduciéndote a la fuerza y amarrándote a la mesa con sus cinturones de cuero.


— Gracias por la imagen mental.


— Fue un placer — Y con ese último toque de diversión, la expresión de Sakura cambió a una más cercana a la preocupación. Tomó la muñeca de su amigo sobre la mesa y apretó, a sabiendas de que aunque él no lo mostrara, todo aquello le resultaba difícil de procesar —. ¿Lo intentarás?


La pregunta era más allá de tratar de llevarse bien con su viejo rival de escuela. Hablaba de superación, de aceptación, y de empezar a sanar las heridas de la relación fallida. Seis meses eran suficientes; ya era momento de continuar.


— De acuerdo — Contestó con un puchero. Sakura le guiñó el ojo.


 


 


II.


Naruto había esperado alguna negativa una vez Sakura le dijera a Sasuke quién iba a ser su próximo compañero de departamento. Sin embargo, esa negativa nunca llegó, y con ello, el rubio vio sus últimas esperanzas de evitar la situación irse por la borda.


El departamento de Sasuke se ubicaba en un cuarto piso en una torre de seis, no muy lejos de la avenida que Naruto debía tomar para ir a su compañía. Fueron a visitarle un viernes, después del trabajo y luego de que Sakura contactara con él para avisarle de su llegada.


La fachada era de un tenue grisáceo que caracterizaba a los edificios de negocios. Aun así, contenía cierta familiaridad en los adornos de las puertas de entrada y algo muy hogareño en la decoración de la recepción, donde incluso había una cafetera con vasos y sobrecitos de azúcar disponibles para quien quisiera. El cuarto piso lucía un poco más abandonado, pero aquello era debido a que sólo había un departamento habitado. El que estaba al final del pasillo, precisamente.


Naruto esperaba muchas cosas, pero no un perro mediano de pelo blanco y negro lamiendo sus manos apenas la puerta se abrió. Se trataba de ruidoso Boston Terrier que se abalanzó sobre ellos parado sobre sus dos patas traseras, con la lengua de fuera y sus ojos curiosos yendo de Sakura a él y de regreso.


— Basta, Patitas — La voz gruesa se escuchó a través de la puerta entreabierta segundos antes de que él apareciera. Luego de un breve vistazo a ambos, mismo que causó un estremecimiento por parte del rubio, sostuvo el collar del perro y lo apartó de ellos para que pudieran pasar.


Por la cabeza de Naruto pasaban varias cosas al mismo tiempo, pero había una especialmente apremiante.


— ¡¿Patitas?! ¡¿Le pusiste “Patitas” a tu perro?! — Había intentado mantener la compostura, Sakura se lo había pedido, pero sin darse cuenta ya estaba sosteniendo su estómago de lo cómico que le resultaba el nombre y de la risa que no pudo contener.


— ¡Naruto! — Le regañó ella, probablemente para esconder también su propia sonrisa. Contrario a lo esperado, Sasuke no se inmutó.


— Les juro que intenté todo nombre medianamente decente; el problema es que le gustó ese — Respondió con voz calma. Acarició brevemente al can y como si fuera una señal silenciosa, “Patitas” salió de la sala para perderse en cualquiera de las otras piezas.


Entonces Sasuke los observó y el momento de risas terminó, seguido de un breve silencio.


Naruto se tomó ese tiempo para observar a su ex compañero de arriba a abajo, con lo que descubrió que no era muy distinto a sus años de escuela media. El rostro un poco más anguloso, tal vez, y más músculo y altura de la que recordaba. Incluso su corte de cabello era el mismo, y fue cuando buscó los altos mechones que Naruto descubrió, con ligero horror, que el Uchiha debía medir lo mismo que él o incluso un poco más. ¡Cómo le molestaba eso!


La molestia ocultó momentáneamente el vuelco en su pecho.


— ¿Alguno de ustedes es alérgico a los gatos? Porque les aviso que hay uno, pero le gusta estar afuera la mayor parte del tiempo.


— ¿Y cómo se llama él? ¿”Manitas”? — El mal chiste de Naruto provocó que Sakura rodara los ojos y que Sasuke bufara. A él, sin embargo, se le había hecho gracioso.


— No lo somos — Respondió Sakura a la pregunta, al tiempo que se acercaba para darle un corto abrazo como saludo, correspondido por el pelinegro con una palmadita en la espalda.


— Bien — Sasuke rompió el abrazo y acto seguido se acercó a Naruto. Una sacudida en su espina por la cercanía no planeada hizo que Naruto tardara en procesar que le estaba ofreciendo su mano. Alcanzó a estrecharla justo antes de que la bajara.


Él sonrió.


— No me equivoqué, sigues igual de denso.


— ¡Oye! ¡Pues…! ¡Pues tú sigues igual de cara larga!


— Y tú igual de gritón.


— ¡Y tú igual de…!


— Ay, ya, las dos son bonitas — Cortó Sakura luego de un carraspeo —. Pensé que serían diferentes seis años después, pero parece que hay cosas que no cambian.


Sasuke les dedicó una media sonrisa, sencilla, y que trajo a Naruto muchas memorias que en nada tenían que ver con la pregunta. Muchas cosas habían cambiado desde la última vez que lo vio, pero se sorprendió pensando que, al menos en esencia, Sasuke seguía siendo el mismo. Era de esas personas que nunca cambiaban, aunque lo intentaran desesperadamente.


“Incluso con los ojos cerrados batearía mejor que tú, dobe”.


— ¿Quieres ver tu cuarto?  Todo está preparado para que te instales — El azabache lo sacó del ensimismamiento con un toque en su hombro que hizo al rubio saltar. Luego de algunas palabras torpes en respuesta, lo guió al fondo del departamento, seguidos de Sakura y después, de Patitas, que no parecía dispuesto a perderse la diversión.


— Es la recámara más espaciosa. Tiene closet, baño completo, y un pequeño balcón que da a la calle trasera — Comentó Sasuke con voz pausada —. Si estás aquí los viernes en la tarde, puedes ver los ensayos de orquesta de los que viven enfrente. Lo hacen bien, así que vale la pena mantener la ventana abierta.


Sakura los seguía con la mirada fija en las paredes y puertas, como si quisiera grabarse en la memoria cada detalle que iba encontrando y con ellos reconstruir la historia de Sasuke en el tiempo que no se vieron. Naruto no hacía lo mismo. A decir verdad, le costaba apartar la mirada de Sasuke.


— La idea es que me permitas saber tus horarios de trabajo para que seas consciente de los días en que te tocará preparar la cena.


— ¡¿Eh?! ¡Yo no soy chacha-ttebayo!


Un ceño fruncido al que le siguió una profunda indiferencia.


— Aún recuerdo tus manías, y te aseguro que no comeré ramen frío sólo porque te facilita las cosas.


— ¡Aún recuerdo tus verduras! ¡Me niego a comer eso!


— No suenas como alguien de veinticinco años, ¿estás experimentando alguna regresión?


— ¡Eres un maldito…!


— ¡Naruto, basta!


— ¡Es que míralo, Sakura!


— Creo que Patitas fue mi entrenamiento para soportar a alguien más ruidoso y desobediente que él.


— ¡No me compares con tu perro!


— No me estás dando más opciones.


Habrían continuado su discusión de no ser por un repentino sonido irritante que fue adquiriendo sentido con el paso de los segundos. Ambos voltearon entonces a su compañera, que se sostenía el estómago y parecía hacer un gran esfuerzo para recuperar el aliento. Fue hasta ese momento que Naruto tuvo otra perspectiva de lo que ocurría. Entonces, no pudo evitar imitarla.


La situación era tan ridícula que incluso Sasuke experimentó lo más cercano que tenía a una risa: un movimiento discreto de hombros seguido por un pequeño sonido, como un gorgorito, que se perdía en su garganta y reaparecía con cada sacudida de su cuerpo.


— ¡Son un par de tontos! — Exclamó Sakura entre risas.


— No me mires a mí.


— Ya quisieras, teme.


Teme.


Apenas salió de su boca, Naruto supo lo que había hecho. Sasuke también se dio cuenta. Por primera vez en su breve encuentro, lo miró con algo más que simple reconocimiento. Fue un instante, tan breve, que el rubio no pudo evitar cuestionarse si había sido real una vez el Uchiha volvió su atención a su compañera.


Su estómago dolía, pero ya no por la risa. Se encontró cuestionándose si de verdad debía estar ahí, si no era lo ideal dar la vuelta y fingir que nunca se habían vuelto a encontrar.


Y sin embargo, una minúscula parte suya, una curiosa y añorante, hacía que se atoraran en su garganta palabras que no podía, que no debía, pronunciar nunca.


¿Lo recuerdas?


.


.


.


Continuará.

Notas finales:

:'v


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