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puntos sensibles por tobio

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Notas del fanfic:

kagami siendo el que comienza la acción es tan masculino, hueooooooón. 

Notas del capitulo:

mentira, arriba u abajo, kagami sigue siendo mi bb especial <3

—He estado pensando algo últimamente. —Kagami se deja caer junto a su novio en el sofá, y éste le dedica una mirada despreocupada.

 

— ¿Tú piensas? ¿Desde cuándo? —cuestiona con una ceja alzada.

 

Kagami se queda mirando a Aomine sin decir absolutamente nada, para después darle un fuerte golpe en la nuca.

 

—Como dije, estuve pensando…, y creo que quiero jugar —dice con voz calmada y Aomine frunce los labios, cambiando frenéticamente la programación.

 

—Estuvimos jugando durante cinco malditas horas. —Bufa—, Dame un respiro Bakagami. —Suspira de forma pesada y acomoda su espalda en un hueco del sofá.

 

Kagami se queda mirándolo fijamente y le da un fuerte zape.

 

— ¿Quieres ponerme atención, idiota? —Aomine acaricia su brazo y mira a su novio con molestia—, Si te digo que quiero jugar, no me refiero a un partido de baloncesto. —Chasquea la lengua y Aomine frunce el ceño.

 

— ¿Entonces de qué infiernos estás hablando? —reclama confundido y Kagami palmea su rostro, frustrado.

 

— ¡¡Quiero jugar con tu cuerpo!! —explica exaltado y Aomine se queda mirándolo, con la boca abierta y confusión en su mirada.

 

— ¿Con mi cuerpo? —Kagami asiente—, ¿De forma sexual? —Sujeta su mentón, mientras que sus ojos se ponen brillosos y una diminuta sonrisa se instala en sus labios.

 

—Será con fines científicos —explica y Aomine ladea la cabeza—, Me encontré la revista de una compañera de clases y…, bueno, le eché un vistazo. —Se encoge de hombros—, Entonces me topé con una de éstas ridículas encuestas de pareja…, y me dio curiosidad conocer tus puntos sensibles —concluye tranquilo, mirando a Aomine con ojos de cachorro.

 

—Entonces… ¿Quieres tocarme el cuerpo para buscar mis zonas sensibles? —Recapitula con cierta confusión y Kagami asiente con la cabeza efusivamente—, Vale, no tengo problemas con eso. —Mira a su novio con coquetería y le dedica una sonrisa orgullosa.

 

—Gracias. —Sonríe cariñoso y se queda mirando a Aomine por varios segundos, como si estuviera esperando alguna indicación.

 

Aomine rueda los ojos.

 

— ¿Y cuándo vas a comenzar? ¡Date prisa! —Frunce los labios y Kagami sujeta su mentón.

 

—Hum…, se me ocurren varios lugares, pero no sé por cual comenzar. —Se sienta sobre sus rodillas y Aomine se acomoda en el sillón—, ¿Por dónde empezaría tú? —cuestiona curioso y Aomine introduce el dedo meñique en su oreja.

 

—Por el culo —responde sincero y Kagami rueda los ojos.

 

— ¿Qué tal si vamos a mi habitación? —Propone amable—, Tendré más espacio y tú estarás más cómodo también.

 

Aomine se queda mirando fijamente a Kagami. ¿Por qué un hombre con cara de maleante y cuerpo de gorila es tan amable?

 

—Vale. —Con un gruñido se pone de pie y camina con Kagami pisándole los talones—, ¿Terminaremos teniendo sexo, no? —Se sienta a orillas del colchón y mira con interés a su novio.

 

—No hago esto con ese propósito. —Hace una mueca—, Pero es lo más probable. —Suelta una pequeña risa y Aomine lo mira embobado.

 

— ¿Por dónde vas a empezar? —Se recuesta sobre el colchón, acomodándose en la parte del centro.

 

Kagami se queda mirando con atención cada movimiento de Aomine y luego sonríe, subiéndose a la cama y sentándose sobre los muslos de su novio.

 

—Hum…, no sé. —Desliza sus dedos suavemente sobre el abdomen de Aomine y éste tiembla un momento, para luego alzar una ceja—, Voy a comenzar con lugares básicos. —Se inclina hasta quedar a centímetros del rostro ajeno y sonríe, moviéndose hasta llegar a su oreja.

 

Aomine siente como una corriente eléctrica le sube por toda la espalda y suspira, sujetando la cadera de Kagami. Solo por si acaso.

 

—No tienes permitido tocar —dice el pelirrojo, poniendo sus manos sobre las de su novio, pero sin quitarlas.

 

—No seas así —dice suplicante y Kagami le delinea lentamente el contorno de la oreja, con la punta de su lengua, para luego mordelo—, No te asuste si sientes algo en tu trasero —susurra con voz ronca y Kagami reprime una risa.

 

—Veo que si eres algo sensible de tus orejas. —Se incorpora, mirando fijamente a los azules ojos de Aomine—, Vamos al siguiente nivel.

 

“Accidentalmente”, Kagami roza su trasero contra la entrepierna de Aomine.

 

— ¿Y cuál es ese? —Aomine sostiene con cierta fuerza la cadera de su novio, intentando que éste repita el movimiento, pero eso no ocurre.

 

—Atacaré tu cuello. —Le enseña los dientes junto a un gruñido y Aomine sonríe, guiñándole un ojo.

 

Kagami respira suavemente sobre el cuello de Aomine, sintiendo su agradable aroma a colonia masculina, para posteriormente besarlo.

 

—Sí, definitivamente estás logrando que me ponga nervioso —dice Aomine con las mejillas levemente rojas y Kagami sonríe, sin separarse del cuello ajeno.

 

Kagami se queda mirando un lugar en específico. Una mancha amoratada que tiene Aomine en su cuello y ronronea, remarcando el chupetón que él mismo dejó hace unos días.

Aomine jadea y traslada sus manos desde la cadera, hasta el trasero ajeno; Kagami no puede evitar dar un leve respingo.

 

—Te dije que no tocaras —regaña, dando uno que otro mordisco.

 

—Me estás haciendo tener muchas sensaciones…, debo tener de donde sujetarme —dice con una leve sonrisa y aprieta sus ojos con satisfacción al sentir los dientes de Kagami, hundiéndose suavemente en su cuello.

 

—Bien, éste nivel también está logrado. —Vuelve a incorporarse y se enamora completamente de Aomine, cuando lo ve jadeante y colorado—, Te ves tan pasivo —dice con una sonrisa y el moreno suspira, apretujándole las nalgas.

 

— ¿Qué sigue ahora? —pregunta con una sonrisa burlona y Kagami suspira, sintiendo los dedos de su novio, estrujar su trasero.

 

—Iré por algo que siempre he querido probar. —Kagami sujeta el dobladillo de la camiseta ajena y la eleva, dejando el pecho de Aomine al descubierto.

 

—Si vas por mis tetillas, te diré que no soy sensible —explica despreocupado y Kagami hace una mueca.

 

—Yo seré quien diga eso. —Desliza su dedo pulgar sobre la tetilla de Aomine, formando círculos y haciendo leve presión—, ¿Y bien? —pregunta con una sonrisa, pero Aomine está con cara de aburrimiento.

 

—Nada —dice desinteresado y Kagami ladea la cabeza.

 

—Bien. Con el ceño fruncido, le da un leve pellizco al pezón ajeno—, ¿Y ahora? —Alza una ceja y Aomine niega con la cabeza—, Demonios. —Se inclina, dejando un pequeño beso en el rosado botón, para después morderlo cuidadosamente y succionarlo.

 

—Me hace cosquillas —dice con una sonrisa y Kagami frunce el ceño.

 

— ¡¿Cómo te va a hacer cosquillas?! —regaña—, ¡¡Se supone que te debe excitar!!

 

—Pero si ya te dije que no soy sensible de aquí. —Toca levemente sus tetillas y mira a Kagami con una mueca.

 

—Pero cuando tú me tocas ahí…, se siente muy bien. —Aomine se encoge de hombros y Kagami suspira—, Bueno, sigamos.

 

Aomine se queda mirando a Kagami, quien no sabe a qué otro lugar acudir.

 

— ¿Qué pasa? —pregunta curioso y Kagami desvía la mirada, mordiendo su labio inferior.

 

—Hay un lugar que quiero probar —explica—, Pero yo jamás he hecho eso…, me da algo de vergüenza —comenta con una risa nerviosa y rasca su nuca.

 

Aomine se queda observando detalladamente.

 

— ¿Me quieres dar por el culo? —pregunta de forma brusca y Kagami se sonroja de golpe.

 

— ¿Pe-Pero que cosas dices, idiota? —Mira a su novio con el ceño fruncido—, ¿Acaso no puedes buscar un término más lindo? Dar por el culo suena como si fueras una prostituta. —Se cruza de brazos y Aomine suelta las nalgotas de Kagami, para cruzarse de brazos.

 

— ¿Quieres meter tu pene duro en mi recto? —Dice de forma desafiante y Kagami se colora aún más, negando—, ¿Tu pene flácido? —Ladea la cabeza y Kagami cubre su rostro, avergonzado—, ¿Qué quieres hacer entonces? No sé si lo notaste, pero no leo mentes, genio. —Frunce los labios y Kagami suspira.

 

—Quiero hacer el amor —susurra apenado y Aomine se queda mirando fijamente. Kagami con la cara tan roja como el trasero de un mono, sus ojos llorosos y sus labios apretados fuertemente…

 

—Eres precioso —dice en voz alta y Kagami lo mira a los ojos, con duda en su mirada—, Está bien Kagami. No tengo problemas en que quieras metérmelo por el culo. —Le palmea el hombro y le sonríe—, Después de todo, tú dijiste que esto era con un fin científico, ¿No?

 

Kagami se queda mirándolo fijamente, para después sonreír y asentir lentamente con la cabeza.

 

—Espera, debo quitarme los pantalones —informa con una leve sonrisa y Kagami se quita de encima, para que Aomine puede hacer lo dicho—, Aprovecha de quitarte la ropa también —dicta con voz seria y Kagami asiente con la cabeza nuevamente.

 

Cuando ellos están completamente desnudos, Aomine se sube a la cama, recostándose sobre su espalda y abriendo las piernas de par en par.

 

Kagami siente que podría correrse con solo ver eso.

 

—Ven bobo, tengo frío y se me hará pequeño. —Le hace un ademán con la mano y Kagami despabila, para subir y posicionarse en medio de las piernas de su novio.

 

El pelirrojo se queda sentando sobre sus rodillas, observando nerviosamente el maravilloso y excitante cuerpo desnudo de su novio.

 

—Uh, ¿Kagami? —El mencionado dirige su mirada hacia los ojos del otro—, ¿Ocurre algo? Estás sentado ahí sin hacer nada. —Alza una ceja de forma curiosa y Kagami sonríe tímido.

 

—Perdón, es solo que soñé muchas veces con mi primera vez y quería que fuera especial. —Hace una pausa—, Pero siento que estás haciendo esto por obligación y…, y no quiero si no quieres hacerlo. —Agacha la cabeza y Aomine lo mira con ternura.

 

¡Maldito Bakagami! ¿Por qué debe ser tan adorable?

 

—No seas idiota —dice con voz seria, porque claro. Kagami no debe darse cuenta que Aomine secretamente lo está alentando a que tenga más confianza en sí mismo—, ¿Por qué yo querría abrirme de piernas si no tengo ganas? —Alza una ceja—, ¿Acaso no me conoces? Si no quisiera, hubiera pateado tus bolas y me habría ido a mi casa. —Suspira—, Escucha Kagami, no estoy haciendo esto porque me sienta obligado a complacer tus tendencias mariconas sobre leer revistas de mujer y otras cosas. —Rueda los ojos—, Lo hago porque me nace hacerlo, y si tú no te sientes listo, solo debes decirlo.

 

—Si me siento listo. —Asiente con la cabeza—, Pero…, pero a momentos recuerdo la primera vez que lo hicimos y, y no quiero lastimarte. —Toma la mano de Aomine y la besa suavemente—, No me gustaría hacerte daño, de ninguna manera.

 

Aomine aprieta los dientes y frunce el ceño.

 

—Si no te das prisa, saltaré sobre ti como un maniático y te haré llorar —amenaza—, Te embestiré tan fuerte que no podrás ponerte de pie sin que te tiemblen las piernas y sentarte será una completa tortura —decreta con seriedad y Kagami lo mira sorprendido, para luego sonreír.

 

—Vale, vale. —Suspira—, ¿Podrías alcanzarme el lubricante? —pide de forma amable y Aomine alza una ceja.

 

— ¿Lubricante?

 

—Está en el primer cajón de mi mesita de noche. —Señala el mencionado y Aomine lo mira confundido—, ¿Qué pasa?

 

— ¿Desde cuando tienes lubricante? —Se sienta sobre el colchón y se cruza de brazos.

 

—Desde que te vi escupiéndote la mano. —Se encoge de hombros—, Ahora date prisa y pásame el jodido lubricante. Me estoy enfriando.

 

Aomine rueda los ojos y abre el cajón, sacando una botella de tamaño mediano, con sabor a frutas.

 

— ¿Y por qué compraste con sabor? —Alza una ceja y le extiende la botella a Kagami, quien abre la tapa.

 

—Estaba a mitad de precio. —Se encoge de hombros y mira a Aomine—, Hum… ¿Cuál sería la mejor posición para lubricarte? —pregunta curioso y Aomine se queda pensativo.

 

— ¡Ya sé! —Se apoya de sus rodillas y brazos, quedando en posición de perrito—, Cuando te pones así, meter el dedo es más fácil —comenta con una sonrisa y Kagami asiente, vertiendo un poco del líquido en sus tres dedos.

 

—V-Vale. Si te duele mucho, no dudes en decírmelo —dice nervioso y se pone justo detrás de Aomine, observando cuidadosamente sus nalgas.

 

—No te preocupes.

 

Kagami traga en seco y acerca su mano temblorosa hasta el culo de Aomine. Se queda mirando el pequeño agujero un momento y se siente horriblemente nervioso de introducir su dedo.

Mientras que Aomine rueda los ojos.

 

—Eres un jodido llorón Kagami, dame la botella. —Aomine se voltea, sentándose con las piernas bien abiertas.

 

Kagami le entrega el lubricante y observa atento como Aomine vierte una generosa cantidad en su mano derecha.

 

—Si te sientes nervioso de meter esto. —Enseña su dedo índice—, No debes demostrarlo idiota. Imagínate lo nervioso que me sentiré yo, al saber que no tienes la confianza suficiente —regaña molesto y desliza la punta del dedo por su entrada—, No es necesario que metas el dedo de golpe, basta con rozar la punta y… —Jadea satisfecho—, Y gracias al lubricante, se irá metiendo solo.

 

Kagami siente su pene palpitar al ver como la cara de Aomine se va volviendo terriblemente obscena, mientras que mete y saca su dedo índice.

 

—Lo siento —dice sonrojado—, ¿Crees que pueda hacerlo ahora? —pregunta nervioso y Aomine suspira, sonriéndole.

 

—No actúes tan nervioso Bakagami. Solo recuerda que has sentido esto miles de veces —comenta cariñoso y se recuesta en el colchón, abriendo un poco más las piernas.

 

Kagami traga en seco y se posiciona sobre Aomine, acercando su mano hacia la entrada ajena. Claro que en ningún momento, despega su mirada de Aomine.

 

— ¿Por qué estás tan nervioso? —Aomine suspira cuando siente el dedo de Kagami, introducirse suavemente—, ¿Por qué no actúas de forma salvaje y dejas que tus instintos te den la respuesta? —cuestiona con las mejillas sonrojadas y Kagami suspira, frotando su entrepierna con el muslo de Aomine.

 

—Porque mi naturaleza no es como la tuya. —Entrecierra los ojos y le sonríe—, Puede que en el baloncesto sea una bestia pero…, pero con la persona que amo no puedo. Quiero sostenerte suavemente y quiero que cada caricia quede grabada para siempre en tu memoria. —Suspira—, Quiero que todo sea tan perfecto, que lo pienso demasiado y al final no hago nada. —Hace un puchero adorable, el cual inevitablemente Aomine besa.

 

—Mi idiota del baloncesto. —Kagami rueda los ojos y Aomine suspira, cerrando los ojos y gruñendo levemente—, Pon otro dedo —susurra coqueto y Kagami obedece.

 

Mientras Kagami se encarga de dilatar a Aomine apropiadamente, el moreno lleva su mano hacia la erección de su novio, masajeándole de arriba hacia abajo, al igual que la suya propia.

 

—Tardaste bastante —comenta Aomine, mientras que una pequeña gota de sudor, se desliza por la sien de Kagami.

 

— ¿Tardarme en qué? —Abre sus dedos y los cierra, realizando la misma acción un par de veces más.

 

—Pensé que después de tres semanas haciéndolo, me pedirías ser el de abajo. —Gime—, Pero han pasado dos años… —Muerde su labio—, ¿P-Por qué tardaste tanto? —cuestiona curioso y entrecierra los ojos, exhalando un suspiro placentero.

 

—No me sentía listo —confiesa tranquilo—, Además, jamás me importó quien se lo metía a quien, mientras tú estuvieras conmigo y yo contigo, lo demás era variable. —Le sonríe cariñoso y besa suavemente la mejilla de Aomine.

 

—¿Quieres ponerlo ahora? —Pregunta con voz jadeante y sexy, mientras que Kagami lo mira con ojos de venado desorientado—, Está bien si lo pones ahora —dice con una sonrisa perezosa y le acaricia la mejilla.

 

— ¿Seguro?

 

—Seguro. —Asiente con la cabeza y Kagami suspira, dándose ánimos.

 

Kagami abandona el interior de Aomine y sujeta con firmeza la base de su endurecida erección, alineándolo con la entrada de su novio.

 

—Te amo mucho —dice Kagami, mientras se adentra suave y lentamente.

 

Aomine aprieta los ojos con fuerza y aferra sus manos a las sábanas.

 

—Espera —susurra con un gruñido, pero Kagami no lo escucha—, Espera un jodido momento. Detente —dice entre quejidos adoloridos y Kagami obedece al instante, mirándolo con ojos preocupados.

 

— ¿Estás bien? —pregunta inquieto y le da un suave beso en la mejilla.

 

—Y-Y una mierda voy a estar bien. —Frunce el ceño y niega levemente con la cabeza.

 

— ¿Cómo te sientes? —Acaricia la mejilla de su novio y éste suspira.

 

—R-Raro. —Murmura una grosería—, Me punza…, y…, y… —Abre los parpados y mira a Kagami con los ojos llorosos—, Me estás doliendo como el infierno…, sácalo —pide con un puchero adorable y Kagami suspira, dejando un cariñoso beso en los labios ajenos.

 

—Perdona —dice arrepentido—, Sé que duele en un principio, pero te prometo que te sentirás mejor cuando esté todo dentro —explica de forma tranquila y Aomine lo mira como si acabara de caérsele un ojo.

 

— ¡¿Qué quieres decir con eso de cuando esté todo dentro?! —pregunta exaltado y Kagami suspira.

 

—No llevo ni la mitad dentro —dice con una mueca y Aomine lo mira con cierto temor.

 

— ¿Me estás jodiendo verdad? No es posible que me estés partiendo en dos, y ni siquiera lleves la mitad de tu muchacho dentro. —Se aferra con fuerza a los brazos de Kagami y éste suspira por milésima vez.

 

—No sé qué decir. ¿Quieres parar? —pregunta confundido y Aomine niega con la cabeza.

 

—No, no. Ponlo todo, así de golpe —dice serio—, Si vamos a hacer esto, debe ser hasta el final.

 

Kagami no luce muy convencido, pero al ver los ojos deseosos de Aomine, él no puede decirle que no.

 

—Pero si te duele, debes decirme —dice a modo de advertencia y Aomine asiente, con una sonrisa de niño bueno.

 

Kagami pone sus manos junto a la cabeza de Aomine y sin decir nada, se entierra de una sola arremetida.

 

Aomine llega a ver las malditas estrellas.

 

—Oh mierda. —Kagami siente que sus brazos tiemblan, por lo cual, se apoya de sus codos—, Oh mierda, ¿Realmente esto se siente tan genial? —pregunta en voz baja y sonríe cual bobo.

 

Aomine es cálido, apretado y acogedor.

 

— ¿Por qué no dices nada amor? —Kagami mira a Aomine y siente que su corazón se rompe cuando lo ve derramando silenciosas lágrimas—, Jodida mierda, te lastimé. ¡Te dolió hasta el punto de hacerte llorar! ¡Pero qué hijo de puta soy! —Con la mirada desesperada, Kagami comienza a hiperventilar, hasta que siente la mano de Aomine en su mejilla.

 

—Contrólate, marica de mierda —regaña con la voz rota y temblorosa—, No te atrevas a moverte hasta que yo te diga o juro que cortaré tu pene y se lo daré al cachorro de Tetsu —amenaza con los diente apretados y la respiración agitada.

 

—Perdona. —Besa lentamente los labios de Aomine—, Fui un idiota y te hice daño. —Se queda mirando fijamente a su novio, mientras que éste intenta regular su respiración y acostumbrarse a la nueva intromisión.

 

—Puedes… ¿Puedes decirme como le hago para que no se sienta tan incómodo? —pregunta en un susurro y conecta su llorosa mirada, con la de Kagami.

 

—Nunca deja de sentirse incomodo —dice con una sonrisa cariñosa—, Simplemente te acostumbras y si logro encontrar el punto correcto, se sentirá muy bien —asegura con una sonrisa genuina.

 

Aomine se queda en silencio y con la mirada fija en el rostro de Kagami. Él realmente ama demasiado a éste hombre.

 

—Puedes moverte —confiesa con una sonrisa cariñosa y Kagami le sonríe devuelta, comenzando con su lento movimiento de caderas.

 

[…]

 

—Al final, fui todo un éxito —dice Kagami, apoyando su mejilla en el pecho de Aomine, mientras éste lo abraza suavemente.

 

— ¿A qué te refieres? —pregunta curioso y Kagami lo mira con una sonrisa coqueta.

 

—Me refiero a que supe complacerte~ —canturrea con una sonrisa divertida y Aomine rueda los ojos.

 

—Claro. Fuiste tan masculino y decidido, ¡Uwah!, fue genial —dice sarcástico y Kagami hace un puchero, mordiendo con malicia la tetilla ajena.

 

—Cierra la boca, para ser mi primera vez me sentí orgulloso. —Hace una pausa—, Incluso te hice llorar —declara con orgullo y Aomine rueda los ojos.

 

—No cantes victoria —dice con una sonrisa divertida.

 

— ¿Huh? —Kagami lo mira confundido y Aomine se aleja del abrazo, para posicionarse a horcajadas sobre su novio—, ¿Qué?

 

—Ahora me toca a mí, descubrir cuáles son tus puntos sensibles —dice con una sonrisa coqueta y Kagami frunce el ceño.

 

— ¿Eres idiota? ¡Acabamos de tener relaciones! —Se cruza de brazos—, No quiero hacerlo de nuevo. —Desvía la mirada y siente que se le erizan los pelos cuando la lengua de Aomine se desliza por su cuello.

 

—Tú no tienes que hacer nada cariño. Déjame todo el trabajo a mí —susurra de forma sensual y Kagami suspira, llevando su mano al trasero de Aomine.

 

—Supongo que podríamos tener otra ronda —dice con una sonrisa juguetona, mientras que Aomine le sonríe burlón y conectan sus labios en un fogoso beso.

 

 

 

Notas finales:

aomine se la come toda. 


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