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Afonía por tobio

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Notas del fanfic:

siento que me quedaron muy ooc.

 

¿me perdonan? -inserte la foto de ese gato culiáo feo- 

Notas del capitulo:

seh, seh, kagami me quedó muy reina. 

— ¿Me dirás por qué vinimos? —pregunta Kuroko mientras mira seriamente a Aomine, quien por cierto ha estado casi diez minutos sentado con el Conde de Montecristo en sus manos, sin decir palabra alguna.

 

—Shh…, aguarda un momento —pide con la mirada concentrada en la lectura—, ¿Ya apareció? —pregunta nervioso, enviando miradas rápidas a su amigo.

 

— ¿Quién?

 

—El chico pelirrojo —dice en un murmuro—, Él chico lindo que usa coronas de flores y pinta sus uñas de rosa.

 

Kuroko mira a su alrededor y se encoge de hombros.

 

—Tú chico no está —confiesa serio—, ¿Qué tiene ese chico de todos modos? Siempre me has dicho que no te gusta cuando son demasiado femeninos o delicados. —Ladea la cabeza en confusión y Aomine deja el libro sobre la mesa.

 

—Él lee los mismo libros que yo —explica con una pequeña sonrisa—, Cada vez que vengo él está sentado en la mesa de allá y he reconocido todos los libros que lee, porque los he leído aquí también.

 

— ¿Y para qué me obligaste a venir, entonces?

 

—Quiero que me des tú opinión sobre él y me ayudes a ingeniar un plan —declara con una sonrisa y Kuroko frunce el ceño.

 

— ¿Un plan?

 

—Quiero acercarme a hablarle, pero no sé cómo. —Suspira—, Quiero que sea un encuentro genial, algo que él recuerde por siempre y no me olvide, por eso quiero tu ayuda.

 

— ¿Mía? —Pregunta incrédulo y Aomine asiente—, Pero yo no sé nada de éstas cosas, ¿Por qué no le preguntaste a Kise-kun?

 

—Conociendo a Kise, él hubiera hecho un escándalo. Tú sabes que él no conoce el significado de la palabra sutileza.

 

—O de la palabra silencio, calma, espacio personal o masculinidad —acota con voz seria y Aomine ahoga una enorme carcajada.

 

—Dejando de lado nuestro minuto para burlarnos de ese rubio oxigenado…, necesito que me ayudes porque eres en quien más confío.

 

Kuroko lo mira inseguro y Aomine le dedica una sonrisa tierna.

 

—Pero no tengo la experiencia o el conocimiento necesario para guiarte.

 

—Te vi coqueteándole al tipo de la cafetería de la esquina —señala con una ceja alzada.

 

—No recuerdo haber coqueteado con ningún tipo —declara serio y cruza los brazos sobre su pecho.

 

—Hacerte el tonto no es lo tuyo Tetsu, eso es de Kise —comenta—, Ya he visto como él te guiña el ojo e incluso vi cuando anotó su número telefónico en tu café. —Mira a Kuroko con ambas cejas alzadas y éste suspira.

 

—Está bien. —Asiente con la cabeza—, No sé cómo podría ayudarte pero lo haré de todas formas —confiesa con una mueca inexpresiva y Aomine le sonríe.

 

—Sabía que podría contar contigo, eres el mejor. —Extiende su mano y ambos chocan puños.

 

—Bueno, ¿Tienes alguna idea de lo que quieres hacer? —pregunta curioso y Aomine se queda pensativo por un momento.

 

—Primero quiero que lo veas y luego me des una opinión de él —habla con seguridad y Kuroko asiente.

 

Ellos se quedan varios minutos leyendo en la biblioteca, hasta que la pequeña campanilla de la entrada tintinea suavemente y Aomine dirige su mirada hacia esta.

Él queda boquiabierto y sus mejillas se coloran de un momento a otro, porque en la entrada está su amor platónico, devolviendo un libro.

 

—Tetsu —susurra con cierto desespero—, Tetsu es él. —Señala al muchacho de la entrada y Kuroko desvía su mirada hacia éste.

 

Kuroko se sorprende un poco, porque el muchacho pelirrojo es alto y delgado. Él luce adorable con los pantalones rojos arremangados hasta sus tobillos y la camiseta blanca, con un arcoíris en el centro. Sin embargo a Kuroko le llama la atención su corona de flores azules y uñas con esmalte rosa pálido.

 

— ¿Qué opinas de él? —murmura Aomine con una sonrisa nerviosa y oculta su rostro detrás del libro, porque el chico pelirrojo acaba de pasar frente a su mesa.

 

—Él…, él está vistiendo pantalones de mujer —murmura embobado y Aomine asiente.

 

—Sí, el otro día pasé cerca de su mesa y vi que tenía una membresía en una tienda de ropa femenina. —Se encoge de hombros—, Tal vez a él le gusta vestir ajustado o simplemente le gusta la ropa de mujer.

 

—Y…, y él tiene un arete en la oreja.

 

—Si…, creo que esa es una expansión.

 

—Él usa pulseras de colores también.

 

—Si Tetsu, no creo que sea necesario que menciones como está vestido hoy —comenta con un suspiro y rueda sus ojos—, ¿Me dirás qué opinas de él o no?

 

—Jamás pensé que te vería con una reina como él —dice con una mueca inexpresiva. Acaba de salir del shock.

 

—No es una reina —aclara con el ceño fruncido—, Puede que vista un poco afeminado, pero eso no lo hace una reina.

 

—Claro, porque tú estarías encantado de llamarlo princesa mientras él te diga papi, ¿No? —declara con una leve sonrisa y Aomine se sonroja, sin poder evitarlo.

 

—Ugh, no te pedí que te metas en mis fantasías sexuales, solo dime qué opinas de él —regaña con las mejillas tan rojas como el cabello de su princesa y suspira.

 

—Es hermoso —confiesa finalmente y se encoge de hombros.

 

Aomine siente su pecho inflado de orgullo, porque él suponía que Kuroko diría algo así.

 

— ¿Verdad? Él tiene éste no sé qué en su rostro, que lo hace simplemente hermoso.

 

—No es solo su rostro. Son sus expresiones, su manera de vestir e incluso el peinado que está usando le favorece bastante.

 

Aomine mira de reojo al chico pelirrojo y luego mira a Kuroko con una amplia sonrisa.

 

—Nunca lo había visto con un tupé. Luce realmente bien en él —declara con una sonrisa encantada y pasa las palmas de sus manos por su rostro, para mirar fijamente a Kuroko—, Bueno, creo que deberíamos dejar de enamorarnos de ese chico y pensar en un plan.

 

—No creo que sea demasiado complicado. Él luce como una frágil y bella mariposa en el prado, estoy seguro que si te acercas a hablarle, él no te dejará solo.

 

— ¿Tú plan es que simplemente me acerque?

 

—Si. —Asiente con la cabeza—, Puede que se ponga nervioso en un principio, porque tú eres éste ejemplo de chico rudo que usa tatuajes y aretes en todas partes, incluso en el pene.

 

— ¡Ugh! Se suponía que no debías recordar eso —regaña en un susurro y mira de reojo a la bibliotecaria, esperando no molestarla con tanta charla.

 

— ¿Por qué lo hiciste ahí? Es decir, acepto el de tu pezón, el de tu lengua, el de tu ceja y el de tu oreja pero… ¿No crees que hacerlo en tu pene ya es demasiado?

 

—No quiero hablar sobre el piercing de mi pene, gracias.

 

—Volveremos a tu chico lindo, entonces. —Carraspea—, La mejor idea sería acercarte, comentarle lo genial que es el libro que está leyendo y preguntarle si puedes sentarte con él o algo así.

 

—Entiendo, no suena tan difícil pero…, yo quería hacer algo que él recordara.

 

—Hablale sobre tu piercing de pene —comenta con una sonrisa y Aomine rueda los ojos.

 

[Al otro día]

 

Aomine se adentra a la biblioteca y suspira al adentrarse al lugar. Su mirada recorre toda la sala, hasta que logra captar la cabellera pelirroja, en la mesa de siempre.

Avanza con lentitud hasta los estantes y toma el primer libro que encuentra. Se queda de pie observando al muchacho pelirrojo y suelta un pequeño suspiro, intentando buscar en alguna parte de su cuerpo la confianza necesaria para acercarse.

Con las manos sudadas y temblorosas sujeta el libro con fuerza y avanza hasta la mesa, quedando de pie frente a ésta.

 

— ¿Te molesta si me siento? —pregunta dudoso y siente que se le va el aliento cuando el chico levanta la mirada y nota que sus ojos son de un hermoso color rubí.

 

El muchacho pelirrojo no dice nada y simplemente asiente con la cabeza.

 

—Uh- gracias —dice con nerviosismo y mueve la silla, para sentarse en silencio.

 

Aomine siente que se va a morir. Él pensó que hablarle a ese lindo chico sería pan comido, sin embargo aquí está, tembloroso y hecho un puñado de nervios por no saber qué decir.

 

Suspira y abre el libro en cualquier página y lo deja reposando sobre la mesa. Entonces mientras “lee”, él puede dedicarle cautelosas miradas a la hermosura de ser humano que tiene frente a sus narices.

 

—Disculpa —dice Aomine de repente y su corazón se acelera cuando el chico de ojos rubí alza la mirada y lo observa atento—, Eh…, hum- ¿Sabes qué hora es? —pregunta con una pequeña sonrisa y quiere darse una palmada en el rostro, porque no se le ocurrió nada mejor.

 

Sin embargo el chico lindo no le dice nada y solo señala el enorme reloj que está colgado a su espalda. Aomine traga en seco y se siente decepcionado, porque él quería escuchar su voz.

 

—Gracias —comenta desanimado y le dedica una media sonrisa, la cual es correspondida.

 

El silencio vuelve a reinar en el lugar y Aomine continúa con sus cautelosas y rápidas miradas.

 

— ¿Qué libro estás leyendo? —pregunta en susurro y sonríe, porque esta pregunta claramente deberá responderle.

 

El muchacho pelirrojo lo mira un momento y sin decir nada, le enseña la portada.

 

—Ah…, un excelente libro —dice con una sonrisa y el muchacho asiente en respuesta.

 

Nuevamente aparece el silencio y Aomine está comenzando a odiar con todo su corazón el tic-tac del estúpido reloj que tiene a sus espaldas.

Nada está saliendo como lo planeó y se siente tan frustrado de su actitud tímida. A esta altura, él por lo menos debería saber el nombre del adorable chico que…

 

— ¿Cómo te llamas? —murmura apresurado y el muchacho de cabello rojo suspira con una leve sonrisa.

 

Aomine lo mira en espera de una respuesta, sin embargo, el chico pelirrojo toma su mochila y comienza a buscar entre sus cosas, para sacar una pequeña placa, en la cual se lee Kagami Taiga.

 

—Lindo nombre —dice decepcionado—, ¿Vienes seguido a éste lugar? —Kagami asiente en respuesta—, Genial.

 

Aparece el jodido silencio y Aomine suspira, para luego recargar su codo en la mesa y sujetar su mejilla con la mano. Sin duda alguna su plan fue un completo fracaso y tendrá que conformarse con observarlo desde la lejanía, porque está más que claro que éste adorable muchacho ni siquiera se atreve a dirigirle la palabra.

Kagami se queda mirando a Aomine un momento, con una pequeña sonrisa saca una libreta, un bolígrafo y escribe un pequeño mensaje, el cual desliza hasta dejarlo frente a Aomine.

 

“Lamento ser desconsiderado con usted”

 

Aomine alza la mirada y lo observa unos segundos.

 

—Eres… ¿Eres tímido? —pregunta curioso y le devuelve la libreta. Kagami vuelve a escribirle una respuesta.

 

“Tal vez un poco”

 

Aomine sonríe.

 

— ¿No te gusta hablar con extraños?

 

“Los extraños no son un problema para mi”

 

—Oh, ¿Puedo saber cuál es? —Ladea la cabeza y lo mira confundido.

 

“Hablar es un problema”

 

Ahora, Aomine está más confundido que antes.

 

—Lo siento pero…, no entiendo —dice con una mueca dudosa y Kagami esboza una pequeña sonrisa.

 

“Soy mudo”

 

Los ojos de Aomine se abren sorprendidos ante tal confesión y mira a Kagami con asombro.

 

— ¿En serio? —pregunta boquiabierto y Kagami asiente con una pequeña sonrisa.

 

“Si”

 

Aomine siente una ola de alegría inundar su pecho, porque Kagami no lo ignoraba por tenerle alguna clase de repulsión ni nada.

 

—Entiendo. —Asiente con la cabeza—, Yo…, hum- puede que suene extraño pero… ¿Vendrás mañana también? —pregunta con una mueca tímida y Kagami lo observa, meditando varios minutos.

 

“Si”

 

—Entonces… ¿Te molestaría si mañana me siento contigo también? —consulta con una pequeña sonrisa y Kagami le responde.

 

“No suena mal”

 

Aomine deja escapar todo el aire de sus pulmones y le sonríe de forma agradecida. ¡Que genial que no fue rechazado!

 

— ¿Vienes aquí todo los días? —Kagami asiente—, ¿Cómo a las cinco, verdad?

 

Kagami alza una ceja.

 

“¿Me ha estado observando?”

 

Aomine se tensa.

 

—Yo- hum, digamos que posiblemente he puesto un poco de atención en ti desde hace algunas semanas. —Se encoge de hombros y juguetea con sus dedos sobre la mesa.

 

“No tenía idea que podría existir alguien a quien le llamara la atención”

 

Aomine mira a Kagami y éste se encoge de hombros.

 

—A mí nunca me había interesado una persona de tal manera —confiesa con una sonrisa genuina y Kagami asiente, sintiendo sus mejillas coloradas.

 

“Tal vez a usted le gustaría verme en otro lugar mañana. En la biblioteca usted solo puede hablar con susurros y no puedo escucharlo bien”

 

— ¿Otro lugar? —Pregunta con sus ojos brillosos y Kagami asiente—, ¿Qué lugar te gustaría?

 

“Antes de escoger uno, quisiera hacerle una pregunta”

 

—Si, por supuesto. —Aomine carraspea levemente y Kagami asiente, para escribir en su libreta.

 

“¿Cuál es su nombre?”

 

Aomine lo mira incrédulo.

 

— ¿No te lo dije? —Alza una ceja en confusión y Kagami niega con la cabeza—, Rayos, soy tan grosero a veces. —Niega con la cabeza y Kagami le sonríe—, Mi nombre es Aomine Daiki. —Extiende su mano sobre la mesa y Kagami corresponde de manera tímida—, Es un verdadero placer conocerte.

 

“El placer es mío”

 

—Creo que deberíamos conocernos un poco mejor ¿No? —Kagami lo mira divertido y asiente con la cabeza—, Jugaremos a las cinco cosas —declara con una sonrisa y Kagami asiente—, Cosas que amas.

 

Kagami mira su libreta un momento, golpeando la punta de su lápiz contra la mesa y sonríe.

 

“Piano. Basquetbol. Tomar fotografías. Pingüinos. Helados del McDonald”

 

— ¿Pingüinos? —pregunta con una sonrisa y Kagami asiente.

 

“Son adorables”

 

—Vale, supongo que es mi turno de responder. —Sujeta su mentón un momento y Kagami lo mira expectante—, Me gusta el violín, el basquetbol, dormir hasta no saber ni de mi trasero, perros y los helados de KFC —responde con una mirada desafiante y Kagami hace una mueca.

 

“Me dan miedo los perros”

 

— ¿Hay algún motivo? —Kagami asiente levemente y se pone de pie, posicionándose frente a Aomine.

 

Kagami no dice nada y suspira, para luego levantar su pantalón hasta las rodillas y dejar a la vista una horrible cicatriz.

 

—Ouh, ¿Qué edad tenías?

 

Kagami se sienta nuevamente.

 

“Catorce”

 

—Pobrecito —dice con una mueca preocupada y Kagami resopla—, Vale. Cosas que te dan asco.

 

“Ugh, es solo una. Cuando están masticando su comida con la boca abierta y puedo ver lo que comen”

 

Hace una mueca de desagrado y Aomine ríe.

 

—Estoy en presencia de un escrupuloso entonces. —Kagami se encoge de hombros de forma inocente y Aomine sonríe—, A mí me repugna el olor a vainilla.

 

Kagami lo mira confundido.

 

“¿Por qué?”

 

—Es algo que no puedo explicar…, simplemente me repugna.

 

“Haré preguntas al azar”

 

—Está bien.

 

“¿Con quién vive?”

 

—Hermanas menores.

 

“¿Cuántas son, como se llaman y que edad tienen?”

 

—Dos. Maki y Ran. Ran tiene diez y Maki tiene seis.

 

“¿Por qué vive con ellas?”

 

Aomine hace una mueca y suspira.

 

—Mi madre cayó en una horrible depresión cuando murió mi padre y ella intentó suicidarse muchas veces entonces…, yo no podía dejar que mis hermanas vivieran constantemente con la muerte.

 

“Oh…, lo siento”

 

—No importa, es mi turno de preguntar. —Kagami asiente y Aomine carraspea—, ¿Por qué usas pantalones de mujer?

 

Kagami lo mira con ojos abiertos y Aomine palmea su rostro al notar que su pregunta fue demasiado directa.

 

—Lo siento —dice arrepentido—, Lo siento de verdad yo… —No termina de hablar cuando ve que Kagami le desliza la libreta.

 

“Me hace sentir bonito”

 

Aomine mira a Kagami y éste tiene las mejillas ardiendo.

 

—No quise incomodarte.

 

“No me incomoda. No tengo problemas en hablar sobre esto”

 

Asiente con la cabeza y Aomine suspira.

 

—Hum… ¿Te gustan los piercing’s? —pregunta tímido y Kagami le sonríe.

 

“Si, me gustan los que usted tiene”

 

Oh. Aomine acaba de sentir como su corazón se infló de la emoción.

 

“¿Puedo saber cuántos tiene?”

 

Aomine traga en seco y asiente.

 

—Tengo…, — ¿Debería decirle el de mi pene?—. Tengo diez —responde sencillo y sonríe inocente.

 

“Genial, mi hermano tiene veinte…, incluyendo partes personales y dolorosas”

 

Kagami hace una mueca de dolor y Aomine traga en seco.

 

—Eh…, bien, preguntaré otra cosa. —Carraspea suavemente y Kagami asiente—, Te gustan… ¿Eres gay? —pregunta con las mejillas coloradas de vergüenza y Kagami ladea la cabeza.

 

“Pensé que mi pantalón ajustado y mis uñas rosadas respondían esa pregunta”

 

Aomine no puede evitar soltar una carcajada y se espanta cuando siente que alguien posa su mano en su hombro.

 

—Se acerca la hora de cierre, agradecería que se retiraran y volvieran mañana —declara la anciana y arrugada bibliotecaria y Aomine mira a Kagami, quien asiente con la cabeza.

 

—Lo siento, nos iremos ahora —responde con una sonrisa y la mujer se aleja hasta la recepción.

 

Ambos se ponen de pie y Kagami guarda todo en bolso, a excepción de su libreta y el bolígrafo.

 

—Supongo que nos veremos mañana, aquí, a la misma hora… ¿Verdad? —pregunta Aomine mientras caminan a la salida.

 

Kagami asiente con la cabeza y se detiene en la recepción, dejándole el libro a la bibliotecaria y regalándole una sonrisa.

 

“Había pensado en que podríamos ir a tomar un café”

 

— ¿Cuando?

 

“Ahora mismo”

 

Aomine lo mira un momento y le sonríe enternecido, porque Kagami luce sonrojado y nervioso mientras le enseña la libreta.

 

— ¿Tienes un lugar en mente?

 

Kagami asiente y se pone a escribir.

 

“Es el café que está en la esquina de la calle principal, mi hermano trabaja ahí y sé que nos hará un excelente descuento por los cupcakes”

 

—Genial —dice con una asentimiento de cabeza y ambos se dirigen hacia el lugar—, Por casualidad… ¿Conoces a un chico de cabello negro que tiene el flequillo largo y le cubre un ojo?

 

Los ojos de Kagami se iluminan y asiente varias veces.

 

“¡Él es mi hermano mayor!”

 

—Oh. —Aomine se queda meditándolo un momento y sonríe. ¡El novio de Tetsu es hermano de su -futuro- novio!—, ¿Vamos entonces?

 

Kagami asiente y ambos se dirigen hacia el lugar.

 

“¿Puedo preguntarle algo?”

 

—Ya lo estás haciendo —dice con una sonrisa y Kagami rueda los ojos—, Lo siento. Por supuesto que puedes preguntarme lo que quieras.

 

“¿A usted no le incomoda que yo no pueda hablar?”

 

Aomine se detiene en seco y mira a Kagami con una mueca de confusión.

 

— ¿Incomodarme? —Kagami asiente—, ¿Por qué debería incomodarme?

 

Kagami suspira y cambia de página, para poder escribir.

 

“Mis antiguos amigos dejaron de hablar conmigo, porque era confuso intentar entender la lengua de señas o simplemente se aburrían de leer todo lo que yo quería decir”

 

Se encoge de hombros y Aomine frunce el ceño.

 

—A personas como esa no se les puede llamar amigos. —Niega con la cabeza y Kagami le sonríe—, Personalmente creo que sería increíble tener a un amigo con afonía —explica con ilusión y Kagami alza una ceja—, Me refiero a que, sería espectacular poder hablar contigo sin necesidad de efectuar sonido alguno. Ya sean gestos, miradas, señales…, me podría comunicar contigo de una forma en la que solo ambos entendemos, sería como si viviéramos en nuestro propio mundo mientras los demás intentan descifrarnos.

 

 Tal vez…, Kagami quiera llorar un poco.

 

“Aunque jodería nuestro mundo si hay alguien que también sabe la lengua de señas”

 

Aomine ríe.

 

—Bien dicho.

 

“Por casualidad… ¿Usted sabe la lengua de señas?”

 

Aomine lo mira un momento y luego asiente levemente con la cabeza.

 

—No la manejo a la perfección, pero lo puedo utilizar si es necesario.

 

“¿Algún conocido suyo tiene una discapacidad?”

 

—Maki es sorda —explica con una expresión tranquila—, Desde hace unos años la inscribí en una escuela especial para que aprendiera apropiadamente. Ran y yo tuvimos que ir a clases también, porque creí que no tendría sentido que Maki aprendiera a comunicarse y que aun así su familia no le entendiera. Se hubiera sentido aislada o algo peor. —Y Kagami asiente lentamente con la cabeza.

 

“Lamento si sueno imprudente pero…, usted es realmente una persona maravillosa. Usted es el tipo de persona por el cual yo sería capaz de estar en contra del mundo, mientras usted me mire solo a mi”

 

Aomine muerde su labio levemente, porque Kagami lo está mirando con los ojos brillosos, las mejillas sonrojadas y los labios entreabiertos. Dispuestos a besar.

 

— ¿Por qué me tratas de usted? —Alza una ceja y borra cualquier pensamiento impuro de su mente—, ¿Qué edad tienes?

 

“Diecisiete”

 

Aomine quiere morirse cuando lee eso.

 

“¿Qué edad tiene usted?”

 

—Veinte.

 

Ambos se quedan mirando un momento.

 

“Mi hermano mayor tiene veintidós”

 

—Ah…,

 

“¿Le preocupa algo?”

 

—Yo pensé…, creí que eras mayor de edad —comenta con una mueca confusa.

 

¿Y si Kagami no quiere involucrarse con él por ser mayor?

 

“Pero…, a mí no me molesta que usted sea mayor”

 

— ¿No?

 

“Si a usted no le molesta mi afonía -que eso es realmente un inconveniente para algunos- ¿Por qué debería molestarme que usted haya nacido unos años antes de yo?”

 

Aomine le dedica una sonrisa ladeada y suspira al ver que Kagami le corresponde con una sonrisa alegre.

 

Con o sin afonía, Kagami cautivó su corazón completamente.

 

 

Notas finales:

wácala, mejor lo borro. 


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