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Memorias de Aries por Ashmina

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Notas del fanfic:

Bellas personitas, esta es una historia que hice para mi perfil en Amino y nada me gustaría más que compartirla con ustedes. 

Lo sé, es casi un milagro que haya regresado a publicar algo en la página, pero aquí ando de nuevo. Ya saben los avisos, ningún personaje que aparece o aparecerá en un futuro, es de pertenencia, todos los derechos de ellos son del creador, yo solo los utilizo para fines recreativos y de entretenimiento.

Notas del capitulo:

No hay mucho que decir del capitulo  más que disfruten su lectura. 

 

 

Sin decir una sola palabra, se hundió en una habitación oscura, esa que antes que él había sido ocupada por su maestro, persona que le había enseñado cuanto estuviera a su alcance, del que había aprendido cuanta técnica era capaz de desarrollar, esa persona que representaba más allá del pontífice líder del ejército de la srita Athena, ese hombre que se había encargado de su desarrollo tanto personal como "militar" y que ahora ya no estaba. Pronto se dio cuenta que el gran cosmos que poseía su maestro Shion, antiguo caballero de Aries, se había extinto, solo quedaba un molde vacío y sin vida, no pudo evitar que las lágrimas muestra del dolor que sentía por la enorme pérdida, nublaran su visión, haciendo juego con el dolor que su alma sentía en ese instante. 
 
Nadie se había percatado del inhóspito cambio en todos los rasgos del Patriarca, ni uno solo de sus compañeros había notado que la voz, su comportamiento, su actitud, rectitud y amabilidad, su cosmos e inteligencia no eran los mismos que solían ser. Todo lo contrario, parecían absolutamente confiados en que nada había cambiado en el Santuario, ni la repentina acusación sobre Aioros pareció importar mucho. En definitiva, ese lugar ya no era lo mismo, las misiones en contra de los "rebeldes" se hicieron frecuentes, uno a uno fueron cayendo grandes guerreros y estrategas, uno a uno fueron considerándose una amenaza en contra de lo recto y justo que supuestamente representaba ese sagrado lugar en la actualidad. 
 
No pudo más, tenía que salir de ese sitio, que ya no era el recinto que rigió su maestro con sabiduría. Con gran pesar en su corazón, tomó su armadura, algunas herramientas y partió dejando una nota atrás explicando el motivo su partida temporal, las cosas se pondrían complicadas después y sin importar nada ni mirar atrás, paso a paso se fue alejando del lugar que había sido su hogar por tantos años, dejando ahí a su amigo, a sus compañeros y a ese ser del que estaba enamorado sin darse cuenta. 
 
Poco a poco sus pasos fueron casinos, llevaba horas caminando entre los árboles, lo más alejado del camino, siguiendo cualquier rumbo que aletargara su encuentro, su primera parada estaba cerca, China estaba a sólo una noche de distancia, tan cerca y a la vez tan lejos, deseaba llegar a ese lugar donde lo esperaba un viejo amigo, aliado que como él, no estaba de acuerdo con lo que sucedía en el Santuario y que no se prestaría a levantar el puño en contra de lo que siempre creyeron justo y defendía con la misma pasión que el viejo caballero de Aries. Pensar en esa reunión le llenaba de fuerza para seguir adelante, para no flaquear antes de su esperado encuentro.
 
Del mismo modo en que había llegado la noche, el sol comenzó a despuntar en el horizonte, anunciando un nuevo día y con el mayor de los gusto que podía sentir en momentos como esos que estaba viviendo en duelo, vio a lo lejos alzarse orgullosas las cascadas de Rozan, rugiendo cuál dragón, esperando ser escuchadas y temidas. Por seguridad, la reunión debía ser rápida, ambos guerreros sabían que debían tener una conversación veloz, tratar lo más importante primero y dejar las cortesías al final.  Ambos estaban de acuerdo en la decisión que habían tomado, ninguno estaba dispuesto a obedecer a un traidor, asesino y usurpador aunque su vida fuera el precio a pagar. 
 
Horas, solo habían pasado unas cuantas, cuando decidió que era más seguro partir y continuar con su viaje, hasta llegar a su destino final. No podía permitirse que le atraparan, así sin más reinicio su camino, daba pasos veloces aún ante la inclemencia del tiempo, viento, frío y lluvia acompañaron sus pasos hasta llegar a la vieja torre, donde en pequeños lapsos de su vida, muchas veces su maestro lo llevaba a entrenar las misteriosas artes de la reparación de armaduras y alquimia, así como la misión que tenía en adelante, y en ocasiones le comentaba de sus antiguas vivencias y batallas, maravillado por saber que a su maestro le había tocado la buena fortuna de no ser el único muviano en servicio. 
 
A su llegada a la imponente construcción, un golpe de nostalgia impacto en su ser por completo, inundando cada poro de su cuerpo con un insesante dolor emocional con el que ya no pudo cargar y por primera vez en días se permitió caer de rodillas golpeando el suelo en repetidas ocasiones con sus puños cerrados, derrotado por el dolor de haber perdido a un ser tan importante y querido para él, por la impotencia que invadía su cuerpo y mente al verse huyendo de su hogar en un largo tiempo, un grito desgarrador se escucho con eco, retumbando por las paredes de la torre, decidido se levantó aún con lágrimas resbalando por su rostro y lentamente camino sin ganas hasta llegar a esa pequeña habitación, se acomodo en la pequeña cama hecho un obillo cubierto por una manta, ¿que se podía esperar de un niño?. Solo por esa noche permitió que sus lágrimas no dejaran de resbalar mientras su corazón se encogía presa del dolor que sentía, a la mañana siguiente se levantaría y pondría orden a todo lo que girará en torno a su vida.
 
La noche cayó y con ella el cansancio venció  al muviano para el cual las horas pasaron sin siquiera notarlas, el amanecer había despuntado y sus ganas de levantarse eran nulas, más sin en cambio agarro fuerzas del recuerdo y las palabras que le fueron dichas y aún con el corazón destrozado se puso en pie con la firme convicción de continuar con los ideales que desde su tierna infancia fueron inculcados con esmeró, se levantó, se aseo y comenzó sus deberes, las armaduras que estaban en su taller esperando a ser reparadas
Notas finales:

Espero haya sido de su agrado, agradezco que a pesar de mi ausencia sigan por aquí  

 

Agradezco a las personas que he conocido en este tiempo y que apoyan mis escritos y publicaciones.

 

Chicas las amo!! 


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