Noctis corria siendo jalado por un chico de cabello castaño mientras ambos eran seguidos por Pryma y Umbra, los dos cachorros de Luna y por la misma niña.
Noctis se despidió del niño, del cual no podía oir su nombre, cuando este cerro la trampilla en la que los oculto. Luna y él se quedaron en silencio cuando escucharon un alboroto sobre sus cabezas. La chica tomo al niño y comenzo a correr por el túnel hasta que hallaron una luz y corrieron hacia ella.
Al salir, toparon con el rey Regis de frente, quien se abrazo a su hijo y le dijo algo al oído, lo cual, no pudo escuchar…
Esa misma mañana, mientras que el principe volvía a tener su sueño recurrente, Cor y Nyx entraron en la habitación de Ignis. Ambos hombres se quedaron en la puerta viendo la escena ante ellos.
Nyx rio y tomo una fotografía con su celular sin notar el sonido que este hacía. Al momento, Ignis despertó de golpe y los vio frente a la cama;
-buenos días- saludo Cor
-buen día señor Marshal- soltó el castaño mientras Nyx tomaba más fotos de los otros dos
-su Majestad quiere verte. Te estará esperando en la sala del Consejo junto a Clarus y lleva a esos dos por favor chico
-enseguida- contesto el chico levantándose y empujando a los otros para que despertarán mientras que Cor y Nyx salían del lugar.
Después de muchos intentos de despertar a Noctis, quien de verdad no quería despertar, Gladio lo llevo a la habitación de este mientras que el castaño acaba de vestirse.
Al pasar un rato ambos se toparon con Ignis quien veía por la ventana nervioso;
-vamos, no será nada malo- exclamó Noctis con una sonrisa
-no tan malo como tu comportamiento y travesuras con tu nuevo amigo- exclamó Gladio mientras salían. Noctis bufo
-solo porque a Clarus no le gustan las bromas no quiere decir que Prompto sea mala influencia
-yo no lo digo por él, lo digo por ti. Eres una mala influencia para ese chico y Cor lo sabe, por esa razón te llama la atención
-El Marshal me ama
-debe estar ciego para no hacerlo- dijo Gladio con sarcasmo despeinando al muchacho cuando se detuvo en seco frente a la puerta de la sala junto a los otros dos. Ignis respiro hondo un par de veces y miró a los otros dos algo asustado. Los otros dos le sonrieron y Gladio abrió la puerta, dejando ver la enorme sala del Consejo y al rey sentado en la cabecera con Clarus y Cor a sus costados;
-entren por favor. - exclamo Regis sonriendo mientras los tres jóvenes entraban. Noctis y Gladio tomaron asiento junto a Clarus mientras que el castaño se quedó de pie mirándolos. Regis sonrió de nuevo, -Acércate chico, solo queremos hablar contigo y dejamos que nuestros hijos se queden aquí para que te sientas más tranquilo- el chico asintió y se acercó quedándose de pie frente a la mesa, jugando con sus manos y comenzando a sudar.
El silencio se extendió por unos minutos en la sala, hasta que Cor dejo unas hojas sobre la mesa y miro al chico;
-solo queremos hacerte unas preguntas y que nos cuentes un poco sobre lo que indagamos de ti- dijo cuando el otro abrió los ojos instintivamente
- ¿te sientes bien para responder algunas preguntas? - pregunto el rey cuando el chico asintió con la cabeza -Muy bien. Clarus
-chico ¿sabes exactamente quién eres? ¿recuerdas tu infancia? Sabemos que nos diste un nombre falso la primera vez- dijo el escudo cuando el chico suspiro
-mi nombre es… - comenzo a decir algo intranquilo -Ignis Stupeo Scientia, tengo 18 años, soy hijo de Jenica y Pollex Scientia…
“solo un año menor que Gladiolus” pensó Clarus poniéndole atención
-mis padres murieron en un accidente cuando era niño y veníamos hacia Lucis. Desde eso fue cuidado por mi tío, Elías Scientia. Soy oriundo de Tenebrae y viví ahí por mucho tiempo. Mi tío trabajaba para el ejército de Niflheim como estratega y estaba haciendo unos proyectos algo secretos cerca de la base general que se encuentra en Gralea
-dices que Elias… ¿trabajaba como estratega? – pregunto Regis mirando a Clarus, quien le devolvió la mirada con intriga
-si señor
- ¿sabes de que eran los experimentos en los que trabajaba tu tio? – pregunto Clarus anotando lo que el chico acaba de decir
-no… en este momento es algo confuso, pero se que era algo delicado ya que esa base tenia acceso restringido
-continua por favor
-por un tiempo asistí a la escuela. Era bueno en gimnasia y en los estudios. Luego… tengo algunos recuerdos algo borrosos. Lamento admitir que no tengo muchos recuerdos lucidos sobre mi niñes
>> Sé qué hace 2 años me separaron de mi tio, porque lo enviaron a esa base en las montañas y desde entonces he estado bajo el cuidado del Canciller y me tenían como… como esclavo en la base general de Niflheim. Me encargaba de ser un tipo de secretario, de ayudar en la cocina y encargarme de la limpieza y de los inventarios de los soldados Magitek. Siempre me adularon por ser muy listo
- ¿Qué clase de abusos sufrías en ese lugar? - el chico lo miro y bajo la cabeza, acariciándose un brazo en el proceso. Luego miro a los más jóvenes. Noctis lo miraba con atención y con ojos preocupados mientras que Gladio mantenía un rostro igual de neutral que el de los adultos
-yo… si algo salía mal o no cumplía con mi trabajo, era golpeado por los generales o los soldados, inclusive en ocasiones lo hacían por diversión. Siempre me vieron como el eslabón más débil y el más fácil de molestar.
>> El Canciller opto por ponerme un collar para evitar lo golpes, ya que no le gustaba que le llamaran la atención por verme herido. También me tenía prohibido comer, más que una vez al día. Aunque había ocasiones en las que me negaban la comida por semanas, solo porque quería o simplemente porque me castigaba por algo que hacía mal. También… - y guardo silencio de pronto ante la mirada de los otros
- ¿también? - pregunto Cor
-yo…
- ¡no hagan que lo diga! ¡ya está bastante cohibido con todo lo que está recordando! - exclamo Noctis algo molesto. Ignis movió la cabeza negando y respiró hondo sin mirar a los demás
-en ocasiones, el Canciller me obligaba a… a hacerle felaciones una vez a la semana y como pago, me permitía tomar un poco de agua y comer una que otra galleta de la cocina- Gladio chasqueo la lengua con fuerza mientras que Noctis solo abrió los ojos sorprendido al igual que lo adultos
- ¿llegaron a abusar de ti de esa manera? - pregunto Clarus manteniendo la calma, pero con sus puños apretados con fuerza sobre la mesa
-no, - negó el otro con la cabeza -lo único que hacía era eso. Cada vez que intentaba meterme mano, lograba distraerlo y huir. Aunque en ocasiones si recibía las miradas lascivas de varios soldados y el Canciller, pero nunca llego a más o al menos yo pude huir lo más que pude antes de que lo intentara
- ¿es todo lo que recuerdas?
-por el momento es todo. Aún tengo varios recuerdos borrosos, pero no he podido completarlos. – y bajo la cabeza con unaleve reverencia -Lamento no ser mas de utilidad.
El silencio volvio al lugar, hasta que Regis se aclaró la garganta y miro al chico quien volvía a jugar con sus manos;
- ¿sabías que tus padres fueron asesinados en el palacio de Tenebrae cuando Niflheim se apodero de esa tierra? - el chico lo miro sorprendido
-no… ellos murieron en un accidente, se los acabo de decir- contestó el chico con ojos llorosos
-no mi niño. - comenzó a decir el rey -Tus padres fueron asesinados por soldados de Niflheim cuando ellos irrumpieron en el lugar. Tu padre, Pollex, era el general de las tropas de Tenebrae y tu madre era la nana de Lady Luna y del príncipe Ravus, inclusive tu… te debo un enorme, gracias
- ¿disculpe?
-Ignis, - dijo el rey poniéndose de pie y acercándose al tembloroso chico -quiero que te conviertas en el asesor de mi hijo. Quiero que seas su amigo y su hermano. Confió que con tu inteligencia y sabiduría mi hijo con el tiempo será más ordenado y será un gran rey en el futuro
- ¿Por qué yo su majestad? - soltó el chico aturdido
-porque desde pequeño me demostraste que podía confiar la vida de mi hijo en tus manos
- ¿Qué? - pregunto Noctis
-hijo, quizá tu no lo recuerdes, pero cuando asaltaron el castillo de Tenebrae, tu y yo estábamos ahí.
>> Ignis, sin recibir ninguna orden de nadie, tomo tu mano y comenzó a correr contigo para ponerte a salvo. Cuando sus padres murieron, él se hizo cargo de ti y de Lunafreya y los puso a salvo, a costa de su propia libertad. Él te salvo cuando tenías seis años- ambos se miraron asombrados
- ¡¿tu eres el de mi sueño?!- exclamaron ambos al mismo tiempo. Noctis se puso de pie y se acercó de prisa hacia ellos
- ¡pensé que solo era un sueño recurrente! - grito Noctis
-igual yo- dijo el otro en voz baja. Regis sonrio
-no era un sueño, parece que solo era un recuerdo. Noct, eras muy pequeño para recordarlo e Ignis posiblemente lo borro por el trauma causado-. Ignis miro a Noctis y metiendo la mano en su bolsillo, saco el peluchito de Tomberry que siempre andaba consigo
-tu… tú me diste esto cuando te ocultaba en la trampilla- dijo y Noctis lo tomo con sus manos
-tengo un recuerdo muy difuso de eso- dijo el príncipe volviendo a entregárselo. Ambos se sonrieron cuando la puerta del salón se abrió de golpe dejando ver a varios hombres y una mujer llevando trajes blancos y acercándose a Ignis quien al verlos se paralizo y se puso pálido de nuevo, entrando por segunda vez ese día, en un ataque de pánico.
Inmediatamente, Cor y Clarus se acercaron y se pusieron delante del chico;
- ¡¿es este chico?!- soltó uno de los hombres al llegar frente al Marshal
- ¿este es el sobrino de Elías? - pregunto la mujer intentando verlo, pero este estaba siendo escondido tras el enorme cuerpo de Clarus
-cálmense todos. - dijo el rey intentando alejarlos del otro - ¿Por qué han venido?
-supimos que el sobrino de Elías estaba aquí y queríamos hablar con él- dijo otro de los hombres que se veía algo viejo
-en este momento eso no se podrá
-no puedo creer que ese chico tan escuálido sea el sobrino del asesor real de su majestad- dijo otro de los hombres
- ¿Qué a dicho? - pregunto Gladio intentando acercarse al aturdido castaño
- ¡esto debe ser una mentira! - exclamo la mujer intentando apartar a Clarus
- ¿asesor? - pregunto Ignis cuando la mujer logro jalarlo hacia ellos -No me toque- soltó intentando alejarse. El chico comenzó a ver borroso y a oír a todos discutir palabras que, para él, en ese momento, eran inentendibles. Sin más, Ignis cayó al suelo inconsciente.