La cena fue el detonante.
Aquella cena donde Kisa Shouta y Yukina Kou dejaron de ver a Isaka Ryuichiro como un jefazo mimado e inmaduro, y a Asahina Kaoru como un simple secretario, para verlos como una pareja compenetrada a la perfección, y un par de jóvenes atractivos con los que podían pasar muchas horas hablando y haciendo cosas que nada tuviesen que ver con el trabajo. En pocas palabras, ese fue el comienzo de una hermosa amistad.
Isaka Ryuichiro y Kisa Shouta encontraron, cada uno en el otro, un compañero ideal de batallas. Con caracteres bastante parecidos en algunas cosas, el mismo sentido del humor y las mismas preferencias por algunas cosas, entre ellas los rostros -y cuerpos- atractivos, bastó muy poco tiempo para que se volvieran los mejores amigos.
Podían recordar todas sus aventuras... Como aquel día en que Kisa, innovador y juguetón donde los haya, arrastró al inocente -hasta entonces- de Isaka a un sex shop, donde lo convenció para que comprase su primer vibrador anal... Cosa que Le valió un gran castigo por parte de su pareja, Asahina Kaoru, y unas cuantas risitas por parte de Yukina Kou, el hombre brillante.
En otra ocasión, después de haber estado hablando, Kisa e Isaka se quedaron hasta tarde en la editorial, para entrar a hurtadillas en el departamento Sapphire, encargado del yaoi, y coger un par de tomos de la serie Junai Romantica que detallaban varias posturas sexuales incluso mejor que el mismo Kamasutra.
Y la cara que puso Kisa cuando Isaka le reveló quién se escondía detrás de Akikawa Yayoi, supuesta autora de esa serie de libros... Aunque supo reponerse muy bien de la impresión.
-Vaya... No sé qué decir... Aunque no me parece inesperado del todo...
En otra ocasión, Isaka Ryuichiro se alió con Yukina Kou para arrastrar a sus parejas a pasar todo un sábado en un parque de atracciones, donde terminaron con adornos de Mickey y Minnie, y Donald y Daisy. Y hablando de Yukina Kou, parecía que el secretario Asahina lo había tomado bajo su protección. Es decir, lo veía como un hermano menor, y en ocasiones quedaban para tomar un café y hablar sobre sus cosas. Además, bajo la influencia del chico brillante, Asahina había ampliado sus gustos, de vez en cuando leía manga y utilizaba ropa informal más a menudo, quitándose diez años de encima y ganándose muchas (demasiadas) miradas.
Pero volvamos a la relación entre Kisa e Isaka. Éste último, como buen cazador de talentos que se consideraba, era bastante observador, y había visto el talento de Kisa. Kisa, el pequeño gran hombre, era un editor de manga veterano que había tenido su momento de gloria varios años atrás, editando una serie de manga que estuvo varios meses en el top 1 de ventas, pero que finalizó con el matrimonio y retirada de la autora. No obstante, sus giros dramáticos eran conocidos en el mundillo, aunque en la última temporada había quedado opacado por otros excelentes editores como Takano Masamune o Hatori Yoshiyuki. Pero, el talento y el potencial seguían ahí, y la experiencia es un grado. Y eso, Isaka Ryuichiro, lo sabía. Como también sabía que pronto contaría con una baja importante en su equipo. La jefa de Sapphire, una treintañera con gran experiencia en el mundo de la edición y fujoshi desde hacía más de la mitad de su vida, estaba a punto de retirarse debido a su próximo matrimonio. Y Ryuichiro ya tenía la vista puesta en el candidato perfecto para sustituirla.
Pero antes, debía hacer algo más.
Aquella tarde, Isaka estuvo hablando por WhatsApp con Kisa, decidió hacerlo en privado ya que si aparecía por Emerald corría el riesgo de que Takano le arrojara lo primero que tuviese a mano, y aunque Ryu dijese que estaba buscando a Kisa, no se salvaría.
Isaka Ryuichiro: necesito que esta noche te quedes hasta tarde, tengo que enseñarte una cosa. Invéntate cualquier excusa.
Kisa Shouta: no es tan fácil. Seguro que Ricchan y Takano-San se quedan también para hacer...
Isaka Ryuichiro: por fin lo confirmaré 😏😏 ¿no tienes curiosidad, como buen fudanshi?
Kisa Shouta: qué fudanshi ni fudanshi... ¿Y qué tal con la abstinencia?
Isaka Ryuichiro: ni me hables ‘ por eso quiero hacer algo divertido con mi amigo, porque me aburro demasiado y Asahina hace días que ni me toca...
Kisa Shouta: te acompaño en el sentimiento, amigo. Nos vemos más tarde...
-¡¡¡KISA!!! ¡Deja el p*to móvil y ponte a trabajar de una vez o te tiro por la ventana con teléfono y todo!
-Sí, Takano-San... Otro al que han dejado en abstinencia, pensó Kisa ahogando una risita.
Las horas pasaron y Kisa utilizó la mejor excusa del mundo para quedarse en la editorial hasta tarde: se metió en un baño algo alejado, y justamente se encontró allí con Isaka Ryuichiro.
-¡Qué coincidencia! Hemos pensado lo mismo, ahora te vienes conmigo y te enseño lo que quería... Pero antes, vamos a espiar.
-¿Espiar? ¿A qué te refieres con eso?
-No me digas que no lo sabes... Porque no lo voy a creer de ti. -Y de esa forma Ryu arrastró a Shouta por los pasillos de la editorial.
Primero fueron a la entrada principal. En la calle de enfrente, esperaba un lujoso deportivo rojo, nadie espera ver ese tipo de coches en una editorial...
-¿Sabes de quién es ese coche?
-No exactamente, pero he oído decir que puede ser de Usami-sensei...
-¡Efectivamente! Es de Usami-sensei, y ahora, fíjate.
De uno de los ascensores del edificio salía un chico joven que bien podía ser el hermano perdido de Onodera Ritsu, que parecía trabajar allí. Tan pronto lo vio, el conductor del coche rojo salió a su encuentro y los dos espías vieron a Usami Akihiko en todo su esplendor, atrapando al joven muchacho entre sus brazos y diciéndole de forma bastante audible:
-Te he extrañado. Necesito recargar e de Misaki...
-Divertido, ¿verdad? Pues esto es sólo el principio. Próxima parada, ventas...
Dicho y hecho. Cuando Usami desapareció con su presa, los dos espías se metieron en el ascensor vacío y llegaron al tercer piso, a oscuras excepto una luz que provenía del despacho de Yokozawa, que estaba enfrente de su ordenador.
-Atento, que viene...
-¿Quién viene?
Una persona más había llegado al departamento, pero era imposible que viera a los dos hombres escondidos, ya que iba directamente hacia donde se encontraba Yokozawa.
-Osito, no me digas que me estabas esperando...
-¿Ése no es el jefe de Japun?
-El mismo...
-Pero, ¡lleva alianza!
-Es una trampa. Su esposa murió hace muchos años... Aunque parece que un oso llegó a su corazón.
-Y que lo digas...
-Bueno, vamos con la próxima parada.
Llegaron al cuarto piso, donde se encontraron con un animado Hatori hablando por teléfono, incluso pudieron escuchar algo de su conversación:
-Date una ducha y espérame. Voy a pasar por el supermercado y pienso prepararte tu cena favorita y...
-Vaya con Hatori, ¿con quién hablará? -Isaka parecía realmente curioso
-Oh, ¡está vez yo lo sé! Con Yoshikawa Chiharu, ¡son pareja! Y sólo es un seudónimo, es un hombre. Creen que no se sabe, pero yo los vi...
La voz de Kisa quedó opacada por un grito.
-¡ONODERA! -Onodera Ritsu, con aspecto enfermo, se había quedado dormido en su escritorio, aunque al oír el tremendo grito de su jefe dio tal salto en la silla que se le cayeron los papeles que tenía encima de la mesa.
-T-takano-san...
-Te has vuelto a dormir en el trabajo. ¿Estás durmiendo bien? Será mejor que te lleve a casa...
-Vale...
-Qué lástima, hoy no veremos nada. Pero entre esos dos hay algo, está claro.
-El señor Onodera se va a poner muy contento... Bueno, él es bastante tolerante, la que da miedo es su mujer. -Kisa no contestó, era Isaka quien conocía a la familia. -Bueno, ya hemos visto suficiente, vamos a mi despacho. Asahina ya se habrá marchado.
-De acuerdo.
El despacho de Isaka Ryuichiro estaba situado en la última planta de la editorial y era grande, moderno y espacioso, con una puerta medio oculta que conducía a una habitación de matrimonio con baño incorporado, que utilizaban el jefe y el secretario cuando querían intimidad.
Los muebles eran modernos aunque funcionales, y apenas había decoración, por eso lo primero que le llamó la atención al pequeño gran editor fue el enorme peluche de conejo que había en una de sus estanterías.
-Ese conejo, ¿no era la mascota de Emerald?
-Lo sigue siendo. Este conejo estuvo allí durante un tiempo, pero una noche me lo llevé y puse en su lugar una réplica exactamente igual.
-No me digas que estás obsesionado con los peluches como Usami Akihiko...
-¡No! Sólo con éste.
-¿Y entonces...? -Kisa no entendía nada, pero Isaka sonrió y se dirigió a él confiadamente.
-Kisa Shouta, voy a enseñarte el secreto mejor guardado de la editorial. Te presento a Twinkle...
Continuará...