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Somebody to love. por Kuran Mikaode

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Notas del fanfic:

Este fanfic lo escribí para el Amigo Secreto de la página Thunder & Mischief.

Para Tsuki Sichi, con todo mi caraño y esfuerzo.

Notas del capitulo:

La línea temporal se ubica entre Avengers I y Thor: Dark World.

Le didico este fanfic también a mi nena bebé Cintia por ayudarme a través de la crisis que me provocó escribir esto a última hora.

 

EDIT:

Inicialmente, no me había gustado como me quedó esta historia. Tanto así que en mi cabeza pretendía que no existía, lo cual es una lastima puesto que el Thorki es mi segunda OTP. Hace un par de días me dije que mejor la editaba para dejarla decente, grata fue mi sorpresa que la historia realmente me gusta mucho y lo único que no me gustó fue el final tan apresurado. Ahora traigo nuevamente esta historia con mucho más detalle, conseguí duplicar su tamaño (pasó de casi 4 mil palabras a casi 9 mil) lo cual realmente es un hazaña, y a petición del publico he decido hacerle una segunda parte.

Muchas gracias por leer y comentar esta historia. Sois los mejores <3

Capítulo principal.

Thor: Drug in love.

  —Loki… —Susurró y se quedó esperando por una respuesta en medio de la penumbra de la instancia. No sabía realmente porqué había acudido a él, pero sentía que hacía lo correcto; como si fuese lo único que podría hacer en una situación como esa. Se acercó a donde descansaba su hermano con pasos vacilantes, recordando cuantas veces Loki había hecho aquello mismo durante su infancia, su hermano siempre acudía a él cuando tenía un mal sueño y, a veces, cuando simplemente quería compañía. Se sentó junto a su cuerpo durmiente en el borde de la cama y le dedicó una mirada anhelante. Sabía que Loki no contestaría.

Thor había demorado meses en ir a visitar a Loki a las mazmorras. Siempre encontraba una excusa para no hacerlo, siempre había una inminente batalla en un lugar lejano, un glorioso e ineludible banquete o una agraciada dama calentando su lecho. Pero, por más pretextos que quisiera dar para explicarse a sí mismo, Thor tenía que reconocer que en el fondo simplemente no quería enfrentarse a Loki, puesto que estar frente a él nuevamente implicaría enfrentar los sentimientos insanos que tenía por él. Sentimientos con los que venía batallando desde hace siglos y que carcomían su existencia. Sin embargo, su corazón ardía por volverlo a ver, cerciorarse de que estaba bien y de que aún en su encierro nada le faltaba.

La primera vez que visitó a Loki lo encontró sentado en un fino sillón de terciopelo leyendo un grueso volumen de su biblioteca personal, no le extrañaron para nada los lujos que encontró en su celda, Loki seguía siendo un príncipe y no sólo eso, además, y aunque de forma de renuente, era miembro de la familia real de Jötunheim. El encierro de Loki era, en parte, simbólico y más bien inclinado a establecer que nadie podía desavenir al rey, ni siquiera sus hijos.

Thor estuvo horas frente a la celda de Loki observándolo leer, y sin importar cuantas veces le había llamado, Loki en ningún momento levanto la mirada de su libro como si no se estuviera percatando de su presencia. Al siguiente día, con sus sentimientos aún heridos, Thor se aventuró a visitar a Loki nuevamente y así lo hizo al día siguiente a ese y al siguiente. No importaba que Loki no se dignara a mirarlo, Thor se conformaba con el hecho de poder verlo con vida. El tan sólo verlo con vida y la a salvo le proporcionaba el suficiente sosiego como para considerar cada una de sus visitas como fructuosas.  

“No vas a hacerme desistir” le había dicho aquella tarde antes de marcharse, lo había dicho con tal convicción y ferocidad que se había ganada la primera reacción de Loki, quien se limitó a alzar interrogativamente una de sus perfectas cejas negras sin despejar la vista del basto libro que estaba leyendo en aquella ocasión.

—¿Qué pasa Thor? —Respondió Loki sin siquiera abrir los ojos. Thor dudó durante un momento, tal vez había sido una mala idea escabullirse dentro de la celda de Loki en medio de la noche, pero en ese momento realmente necesitaba recordarse que su hermano estaba allí y que estaba con vida.

—Soñé que caías del Bifrost —respondió suavemente, temeroso incluso de pronunciar aquellas palabras. La presunta muerte de Loki había sido el evento más doloroso de su vida. Había enloquecido de dolor. Todos sus recuerdos estaban ligados a Loki, él había estado a su lado desde que tenía memoria y perderlo había sido traumático. Sin un cuerpo al que presentarle exequias fúnebres, su mente comenzó a vagar por un sinfín de posibilidades. Tal vez Loki no había muerto, se decía, tal vez seguía vagando sin rumbo en medio del espacio, cayendo y cayendo sin parar.

Las semanas posteriores a la muerte de Loki las pasó encerrado en la biblioteca leyendo cientos de libros que desmembraban los secretos del Bifrost aún cuando, ciertamente, no lograba comprender nada de lo que decían. No fue hasta que uno de los maestres se apiadó de su dolor y le dijo que a la velocidad con la que debió haber caído Loki muy probablemente se había roto el cuello antes de conseguir impactar con algo.

Cuando Thor volvió a fijarse en Loki, una vez abandonó su línea de pensamientos, notó que éste le estaba mirando fijamente, tenía un brillo inquietante en la mirada pero Thor no se lo tomó en cuenta puesto que  era la primera vez en mucho tiempo que Loki lo miraba. Tras un pequeño momento incómodo, Loki se hizo a un lado indicándole a Thor que se recostara junto a él. Thor se sintió aliviado ante aquel gesto y se apresuró a entrar en la cama. Estaba un poco fría lo cual le indicó que Loki no había conciliado el sueño en todo la noche.

—¿A ti que te mantiene en vela hermano? —preguntó con cierta curiosidad, además sentía la necesidad de llenar el silencio entre ellos no queriendo seguir con aquella rutina llena de indiferencia y silencios por parte de Loki.

Loki no respondió a su pregunta.

—Tú me dejaste solo Thor. Te estuve esperando, cada día, cada noche y nunca viniste. Eso me dolió muchísimo y ahora vuelves y esperas que yo esté como si nada. —Loki se separó un poco de él, pero Thor pudo anticipar las intenciones de su hermano y lo agarró por la cintura con un brazo y con el otro lo atrajo hacía su cuerpo para abrazarlo.

El primer instinto de Loki fue tratar de desembrazarse de Thor, sin embargo Thor no desistió. —Tú eres lo más importante para mí —susurró sobre sus cabellos negros tratando de darle sosiego.

—No te creo —respondió con más veneno del que era necesario.

Giró a Loki entre sus brazos y, apenas separándolo un poco de su cuerpo para poder verlo a los ojos, le dijo: —Yo daría mi vida por verte feliz Loki. Pídeme lo que sea, lo que quieras y lo conseguiré para ti. —Thor sintió la pasión del amor que sentía por su hermano colarse entre sus palabras sintiéndose ciertamente confundido.

Durante los últimos años, entre el dolor de perderlo y el anhelo de recuperarlo, poco a poco Thor fue aceptando para sí mismo que los sentimientos que tenía por su hermano no eran precisamente fraternales. No sabía exactamente cuándo se había enamorado de Loki. Pero sabía que él sentimiento siempre había estado allí, simplemente que, con el tiempo, el deseo de poseerlo se fue tornando más pasional y cobró un significando un tanto más primitivo e instintivo. Thor no era tonto, sabía que había robado el favor de cada doncella que había osado a fijarse en su hermano y que había desafiado a cada hombre que había mostrado interés por él. A medida que crecía y que las hormonas bullían a borbotones en su cuerpo, los celos de hermano se fueron desplazando de a poco a un sentimiento menos noble y para nada inocente. Tal vez y sólo tal vez, había pasado gran parte de su juventud tratando de impresionar a Loki con sus grandes hazañas con el fin de acaparar su atención. Quería que Loki sólo lo viera a él.

—Lo que sea —Loki repitió aquellas palabras como si las estuviera saboreando. Le regaló una mirada cómplice y una pequeña sonrisa maliciosa bailó entre sus labios a la vez que una de sus suaves manos acariciaba su rostro en un gesto casi que romántico—. Te tomaré la palabra Thor —Loki se apretó un poco contra su cuerpo—, más te vale que no me estés mintiendo.

—A diferencia de ti, mi querido hermano, yo no miento —Recalcó un tanto satisfecho con su respuesta. Tal vez estaba dejando que Loki lo manipulara, Loki siempre había sabido qué hacer y qué decir para que Thor sucumbiese a sus deseos, pero en ese momento no le importaba, la intimidad de la cercanía de sus cuerpos lo tenía embelesado y el placer que le proporcionaba él al fin poder dejar salir, aunque sea un poco, su insano deseo hacía que cualquier ardid que Loki estuviera furgando valiese la pena.

Esa noche Loki permitió que Thor se quedara a su lado. Hacía mucho que Thor no dormía con Loki entre sus brazos, sintiendo el estremecedor calor de su cuerpo contra piel. Sin embargo, en esa ocasión sintió su contacto como algo más íntimo, más pasional. Thor no pudo dormir aquella noche, demasiado extasiado con la presencia de Loki, su cuerpo bullía en adrenalina producida por el vigor de quien por fin cumple un íntimo y muy anhelado deseo. Sus brazos se aferraban al cuerpo de su hermano con fuerza, temiendo que desapareciera en medio de la noche.

Al día siguiente, Thor cumplió con sus deberes de príncipe tal como lo hacía todos los días, habló con sus amigos y atendió sus lecciones como si no hubiese pasado nada, como si su cuerpo no estuviera ardiendo con el vigor de un nuevo descubrimiento. Aquel nuevo nivel de intimidad que Loki le había otorgado le había otorgado algo que nunca antes había sentido. Era como si conquistara a la más renuente de las damas, derrotara a su más grande adversario y cazara la más grande de las presas, todo al mismo tiempo y a niveles estratosféricos.

Se sentía un poco tonto cada vez que tenía que evitar que se le escapara una sonrisa de los labios, ya no era un niño, era un guerrero experimentado, un amante consumado, un príncipe, un futuro rey, un dios… pero aún así, hasta la más mínima de las atenciones de su muy hermano conseguía hacerle sentir el hombre más poderoso de los nueve reinos.

 Al atardecer, envuelto por aquella vorágine de sentimientos, abrumado por todo aquel vigor y vitalidad, se permitió tener un gesto tierno. Sabía que Loki era un sabueso y que podía oler hasta la más mínima debilidad y que ya muchas veces se había aprovechado de la estima que Thor le tenía, pero en ese momento no le importaba. No le habría importado si alguien le dijese que Loki le estaba usando y que tenía intenciones de incendiar el reino hasta los cimientos. A Thor no le importaba nada. Lo único que le importaba era que Loki le brindara un poco de afecto, y es que ni en sus más locas fantasías promovidas por el éxtasis que dopaba sus sentidos se había permitido pensar que Loki se dejaría llevar por sus sentimientos enfermizos y le retornaría al menos un poco de la pasión que Thor le prodigaba.

Así que, envalentonado por una inocua esperanza, Thor bajó a las cocinas y pidió a las cocineras que le prepararan aquellas galletas de avenas a las Loki les tenía tanto afecto y se encaminó a las mazmorras para visitar nuevamente a su hermano. Los guardias que custodiaban su celda hicieron una reverencia y se apartaron dándoles un poco de privacidad. Thor aprovechó para volver a escabullirse dentro de la celda de Loki. Nuevamente encontró a Loki leyendo y este no hizo ningún gesto de haber notado su presencia. Thor se sintió un poco indignado con su actitud, pero no permitiría que aquello significara un retroceso.

—Te traje algo —anunció deferencia, sin embargo, Loki apenas si hizo un pequeño ruido indicándole que lo escuchaba—. Mírame hermano —le pido suavemente, pero Loki no levantó la vista. Thor trató de insistir una vez más dejando que en su tono se colara un poco de la potencia que usaba para darle órdenes a sus soldados, pero Loki siguió pretendiendo que no existía. Esta vez Thor no lo pudo soportar y se marchó.

 

.

 

Al día siguiente Thor no fue a ver a Loki a la hora acostumbrada puesto que sus amigos lo habían invitado a beber en salud a Sif y su reciente nombramiento como capitana. Una vez terminada la celebración, sin siquiera pensarlo, y con su orgullo reparado por el alcohol, Thor se dirigió hacia donde estaba Loki con la esperanza de que esa noche también le permitiera compartir su lecho. En esta ocasión el lugar no se encontraba en penumbras, Loki estaba sentado sobre la cama leyendo otro de sus estúpidos libros. Thor sintió el enfado aguijonear su estado de ánimo y, obnibulado por la cantidad de alcohol en su cuerpo, se acercó a Loki y le quitó el libro que sostenía entre sus manos para tirarlo lejos.

—Creí que no ibas a venir hoy —le dijo Loki sin mostrarse siquiera ligeramente sorprendido por su presencia. Thor aceptó aquello como un saludo y se sintió orgulloso de sí mismo.

—Ascendieron a Sif en el ejército…

—Y tenían que celebrarlo —terminó Loki por él. Thor asintió suavemente con una sonrisa alegre en los labios, Loki parecía más participativo aquella noche. Aliviado por la atmosfera, Thor se sintió menos abatido y la tensión que le provocaba la incertidumbre se esfumó de sus hombros. Así que Thor se entretuvo narrandole sus más recientes batallas, le contó algunas anécdotas de sus amigos, le habló de la monótona vida en el palacio y le relató los últimos acontecimientos políticos. Loki asentía a sus palabras, hacía preguntas y comentarios animando a Thor a contarle más y más. Thor sintió su cuerpo arder en dicha y no se permitió sentirse estúpido por la simpleza de sus anhelos.

—Hallaremos la forma de sacarte de aquí, ya verás —añadió con un poco de nostalgia, extrañaba compartir todas esas experiencias con Loki. Cuando no estaban juntos se descubría anhelando su compañía y la mayor parte del tiempo sólo podía pensar ojalá Loki estuviera aquí.

Loki sonrió suavemente ante esas palabras y recostó la cabeza sobre su pecho. Sus rostros estaban tan juntos que lo único que Thor podía ver era el brillante verde esmeralda de sus ojos y sus rizadas pestañas. Sólo se necesitaría de un pequeño movimiento por parte de Loki para que sus labios se unieran. Thor había recreado ese momento una y otra vez en su cabeza, lo había deseado tanto que cuando sintió los labios de Loki posarse suavemente sobre los suyos, lo único que pudo pensar era que se trataba de un sueño.

Decir que estaba sorprendido sería un eufemismo, estaba completamente atónito. Tal era su shock que no consiguió responder al beso sino hasta que sintió los brazos de Loki rodear su cuello y su lengua tratar de adentrarse a su boca. Entonces, saboreó los dulces labios de su hermano hallándolos suaves y carnosos. Besó a Loki como si su vida dependiera de ello, acariciando cada rincón de su boca con su lengua hasta que la lengua de Loki tímidamente comenzó a juguetear con la suya. El besó se estaba haciendo más apasionado, por lo que rodeó a Loki con sus brazos apretándolo suavemente contra su cuerpo empezando a necesitar cada vez más. Sus manos comenzaron a acariciar suavemente su cintura, subiendo y bajando por su espalda, tranzando con sus dedos la línea de sus vertebras y amasando sus omoplatos de forma apacible. Exploraba su cuerpo con deleite mientras el deseo bullía con mayor fuerza en su cuerpo. Sin siquiera notarlo, sus caderas se arquearon hacía arriba rozando su ingle con uno de los muslos de Loki en aras de aliviar un poco la tensión que sentía.

Loki separó sus labios lentamente. Tenía las pupilas dilatadas y la mirada enfebrecida por el deseo. —Te deseo Thor —le dijo simplemente—. Quiero yacer contigo —continuó. Thor sintió como la garganta se le secaba ante tales palabras—. Quiero que me hagas tuyo, sentirme tan tuyo que lo demás pierda sentido. Hazme olvidar, hermano.

Su cuerpo se embargó con  una pasión que nunca antes había sentido. No era simple excitación, se trataba de una sensación inexplicable del cual, definitivamente, no quería escapar. Una sensación que lo había ido embriagando de a poco desde su adolescencia y que se había hecho paso corroyendo cada parte de su cuerpo. Thor sintió que en ese preciso momento estaba viviendo el punto cúspide de su vida. Cada paso, cada palabra, cada acto… absolutamente cada momento de su vida lo habían conducido hacía ese momento en el que por fin se libaría de aquella maraña de sentimientos y deseos que enajenaban sus sentidos.

Su corazón estaba latiendo tan rápidamente que creyó que le iba a estallar. Nunca antes había sentido a Loki tan sincero. Buscó nuevamente los dulces labios de Loki, besándolos con suma suavidad y ternura. Sintió las manos de Loki vagar por su cuerpo, acariciándolo, conociéndolo. Loki empujó suavemente con su cuerpo hasta recostarlo completamente sobre el lecho y se sentó sobre su regazo con un grácil movimiento. Thor observó a Loki hacer un ligero ademán con la mano que desvaneció sus ropas, para luego comenzar a besarle la línea de la mandíbula, bajando lentamente por su cuello a la vez que movía cadenciosamente sus caderas en un suave vaivén.

Mientras los labios de Loki recorrían lentamente su cuello, Thor no desaprovechó la oportunidad y comenzó a explorar ansiosamente el cuerpo de Loki, bajando sus manos por su espalda, hasta llegar a su redondo y bien formado trasero, apretujando y palmeándolo con delicadeza, deleitándose con su forma y textura. Loki emitió un pequeño jadeó, provocando que Thor se sintiera ciertamente complacido por su reacción. Loki se enderezó un poco y apoyó una de sus manos en su hombro, con un gesto sugerente se llevó dos dedos a la boca y los lamió y succionó mientras miraba a Thor fijamente a los ojos. Luego inclinándose un poco más y sin siquiera dejar de mirarle comenzó a acariciar el miembro erecto dejando escapar suaves jadeos.

Thor apenas si pudo controlar aquel instinto primitivo que le indicaba que se follara a Loki sin contemplaciones. Remplazó los dedos de Loki en su boca y cuando los sintió lo suficientemente húmedos extrajo sus dedos de su boca y los deslizó entre sus piernas, tanteando suavemente bajo su miembro acercándose lentamente a sus nalgas, encontrando una cavidad cálida y húmeda, que consiguió extrañarlo un poco, sin embargo, los tenues gemidos que Loki profirió cuando lo acarició en aquel lugar le hicieron olvidarse de sus recelos. Introdujo suavemente el primer dedo con la mirada fija en su rostro, casi que, bebiéndose sus reacciones, deleitándose con la forma en el que el placer transformaba su expresión taimada que parecía llevar tatuada en el rostro. Cuando Loki comenzó remover sus caderas en busca de mayor contacto, Thor se apresuró a introducir otro dedo en su interior, estaba encantado con los dulces gemidos que escapaban de sus labios y los sonidos húmedos que producían sus caricias. Finalmente, introdujo un tercer dedo, sintiendo que sus movimientos se tornaban cada vez más ansiosos mientras buscaba dar en aquel punto que lo haría delirar de placer. Thor movía sus dedos con la experticia de quién sabía ciertamente que hacer, sabía que reacciones esperar con cada toque y cómo debía acariciarlo para llevarlo a la locura. Pero el hecho de estar haciéndolo con Loki tornaba aquel acto que había realizado innumerables veces en una experiencia única; un parte de su ser sentía nervios mientras que el resto de su ser se encontraba ansioso y expectante.

Cuando cuerpo de Loki se sacudió con violencia y sus dedos se enterraron en sus hombros, Thor supo que aquella era su señal. Retiró suavemente una de las manos de Loki de sus hombros y la condujo hacía su olvidado miembro indicándole que lo acariciara. Thor se estremeció con el contacto, la mano de su hermano se sentía algo fría sobre la delicada y ardiente piel de su miembro. Dejó caer la cabeza hacía atrás mientras el placer embargaba su cuerpo. Aún no terminaba de registrar que le haría el amor a Loki. Era algo que había deseado durante siglos, pero la mera naturaleza de sus deseos le repelía y se había esforzado tanto en ocultarlo que ni siquiera se permitía fantasear con ello, y ahora, contra todo pronóstico, estaba sucediendo.

Cuando notó que había cerrado los ojos los abrió de golpe. Estaba en medio de uno de los momentos más únicos y maravillosos de su vida y, ciertamente, no se quería perder ni un segundo. Así que, cuando al conseguir enfocar su vista nublada por el placer lo se encontró con Loki regalándole una mirada anhelante a su miembro, sintió un sentimiento fiero estallar en su vientre. Apartó la mano de Loki y, procurando no dejarse llevar por sus instintos más salvajes, condujo su miembro lentamente hacia la entrada de Loki y lo penetró por primera vez en su vida. Un fuerte jadeo escapó de sus labios al unisonó. Thor trató de mantenerse sereno mientras sentía como las paredes internas de Loki se humedecían más mientras succionaba suavemente su miembro. Un fuerte hormigueo comenzó a cosquillear en su vientre bajo mientras el calor del deseo bullía por todo su cuerpo.

—E-espera —la voz de Loki salió suave como un susurro. Tomó un par de bocanadas de aire y miró a Thor fijamente a los ojos con su rostro sonrojados y sus cabellos desarreglados cayendo sobre su rostro, Thor supo que quería ver a Loki de esa forma cada día de su vida. Sintió aquel acto como algo maldito, ahora que por fin había probado las hieles del afecto de su hermano se sabía adicto a ellas. Ahora que había obtenido lo que tanto había deseado le resultaría imposible contenerse. Yacer con Loki estaba siendo mejor de lo que nunca hubiera podido imaginar y en vez de extinguirse su deseo, lo había hecho desearlo cada vez más—. Es muy grande —continuó su hermano con la voz un poco ida—, me duele.

Thor nunca antes se había sentido tan seducido, ni siquiera el amante más experimentado con el que hubiese yacido había logrado alagarlo tanto. Empleando todo el autocontrol que pudo reunir en ese momento, se refrenó de empujar sus caderas deteniendo aquella dolorosa sensación que le exigía a cada célula de su cuerpo que embistiera a su hermano. En vez de eso, se permitió un gesto de suave ternura y besó los parpados de Loki, besó sus mejillas, besó todo su rostro. Besó y acarició su cuerpo suavemente, llenó de atenciones el miembro de Loki hasta que lo sintió húmedo y goteante y su cuerpo se manifestaba tembloroso de placer y deseoso por seguir adelante.

Impulsado por sus propias ansias, Loki comenzó a ondear sus caderas a la vez que con sus piernas se impulsaba hacía arriba para luego bajar nuevamente. Llevó sus manos al pecho de Thor y lo usó como apoyo en su suave vaiven. A medida que ganaba confianza, Loki comenzó a apresurar el ritmo arrancado un fuerte gemido de los labios de Thor con el movimiento candencioso de sus caderas. Loki continuaba ondulando suavemente sus caderas mientras subía y bajaba firmemente sobre su miembro. Lo estaba volviendo loco. Sus movimientos habían desencadenado en un ritmo decadente al que Thor se había hecho participe, al principio moviendo sus caderas para embestir al ritmo de sus movimientos, pero terminó agarrándolo firmemente de la cadera marcando un ritmo más rápido mientras que con sus propias caderas apresuraba sus movimientos tornando las embestidas más precisas y concisas. Se habían abandonado a la pasión, la cual era avivada por el desespero del estar por fin satisfacción su más bajo anhelo. Thor podía sentir el orgasmo como si se tratara de algo tangible y sabía que cada vez estaba más cerca de alcanzarlo, sostuvo firmemente las caderas de Loki tratando de mantenerlo en su lugar y comenzó a embestirlo con entrega. Loki gemía cada vez más alto, sus gemidos se hacían tan agudos que sonaban como pequeños lloriqueos de placer, su cuerpo se sacudía con cada embestida y sus piernas parecían ya no poder sostenerlo.

Con un gritito lastimero y abnegado, Loki arqueó violentamente la espalda hacia delante y, con sus manos aferradas a los pectorales de Thor, se corrió con fuerza manchando su vientre y el pecho de Thor en el proceso. Thor lo embistió un par de veces más antes de derramarse en su interior. Se quedaron quietos en la posición tratando de recobrar el aliento, tomando fuertes bocanadas de aire. Loki se dejó caer sobre Thor abatido por el cansancio mientras que este no terminaba de despejarse del lapsus del orgasmo, pues aún  podía sentir los últimos calambrazos de placer abandonar su cuerpo. Luego de un par de minutos, Loki bajó del regazo de Thor para recostarse a su lado, el cuerpo de Thor instintivamente se acercó para tomarlo entre sus brazos y darle un beso. No se dijeron nada, no necesitaban palabras, simplemente se quedaron uno al lado del otro disfrutando de su compañía.

A la mañana siguiente Thor despertó descubriéndose sólo en la cama, sintió el pánico extenderse por su cuerpo creyendo que Loki había conseguido alguna manera de escapar y que simplemente lo había utilizado, distrayéndolo de su plan maestro. Thor se levantó rápidamente de la cama desconcertado y temeroso de encontrarse abandonado descubriendo a Loki al otro lado de la estancia, desnudo con las piernas recogidas contra su pecho y su cabeza recostada sobre sus brazos. Lo estaba mirando fijamente. Thor le sonrió suavemente y se acercó a él con su jovialidad característica.

—¿Qué sucede? —le preguntó sintiéndose extrañado de encontrarlo de esa forma— ¿En qué piensas?

Loki se quedó en silencio durante un par de minutos, mirándolo fijamente sin variar su posición. Thor sintió cómo se le arrugaba el corazón, algo iba mal. Se suponía que eran una recién estrenada pareja de amantes, deberían estar en la cama besándose y jurándose amor. El ánimo de Thor decayó un poco al notar que Loki no se sentía delirante de pasión y con tanto vigor como para hacerse del mundo y de los otros ocho, empero, Thor era consciente de que las cosas con Loki nunca podrían ser tan fáciles; la noche anterior había estado demasiado deleitado al saberse correspondido como para pensar en algo más allá que su virilidad sometiendo a Loki. Suspiró derrotado, un día sí y otro no, parecía que así iban a hacer las cosas. Thor iba a dar la vuelta para comenzar a vestirse para dirigirse a las arenas de combate, tal vez un desfogue de otro tipo conseguiría despejar su mente para poder trazarse un plan de acción, él no se daría por vencido. Empero, antes de que pudiera hacer cualquier movimiento la voz de Loki llenó la instancia.

—Una vez leí un cuento —dijo como si fuera la cosa más importante en ese momento. No iba a hablar de sus sentimientos, tampoco quería corroborar los de Thor, quería hablar de uno de sus malditos libros. Pues bien, Thor se quedaría allí completamente desnudo a escuchar el cuento de Loki porque lo amaba, aún si Loki era muy obtuso para notarlo o demasiado frío como para darle la importancia que le hecho merecía—, era sobre dos hermanos. El menor nació enfermo y débil, nadie creía que sobreviviría. Incluso su padre… —la voz de Loki vaciló un poco y Thor se descubrió sintiéndose intrigado— Su padre construyó un pequeño ataúd para él. El tiempo pasó y el niño superó las expectativas de todos y vivió, entonces su padre tomó el ataúd y lo convirtió en un carrito. Su hermano mayor, aunque no le gustara, lo empujaba y lo paseaba en su pequeño carro. Él odiaba que todos supieran que su hermano menor estaba enfermo que no podía caminar y que, además, éste lo siguiera a todas partes, pero aún así cumplía las exigencias de su pequeño hermano y empujaba el carrito por todas partes a pesar de que estaba cansado. Entonces, un día el hermano mayor vio la oportunidad de cambiar las cosas, él le enseñaría a su hermano a correr mejor, a trepar mejor, a nadar mejor, para que algún día pudiera ser como los otros niños —Loki volvió a fijar sus ojos en los suyos con suma intensidad—. Aunque claro, esto no lo hacía por su hermano, lo hacía por él mismo, para limpiar su reputación para que nadie se burlara de él por tener un hermano que no podía correr, trepar o nadar como los demás niños—Thor frunció el ceño, no sabiendo hasta donde quería llegar Loki con aquella historia, a la vez que un sentimiento agrio se asentaba en la boca de su estómago. Se removió inquieto sobre sí mismo, pero no se atrevió a apartar la mirada—. Un día salieron a pasear, pero cayó una tormenta, el hermano mayor caminaba cada vez más rápido mientras el menor trataba de seguirle el pasó, era una gran tormenta y podían escuchar los truenes centegueando a su alrededor, cerca, cada vez más cerca; entonces el hermano mayor comenzó a correr rápido mientras su hermano grita ¡No me dejes! ¡Hermano no me dejes! Pero el hermano mayor no lo esperó, él ya lo había paseado a su antojo con el carrito, le había enseñado a correr mejor, a trepar mejor, a nadar mejor, y ahora quería que no corriera rápido mientras el peligro lo acechaba. El hermano siguió corriendo con todas sus fuerzas, pero con el tiempo al ver que no le había pasado nada su enojo se apaciguó y comenzó a llamar a su hermano sin obtener respuesta, entonces se devolvió a buscarlo, lo encontró sentado bajo un árbol —Loki desvió la mirada—, estaba muerto.

 Thor se sorprendió a sí mismo conteniendo el aliento y no supo que responder, ni siquiera sabía si Loki quería una respuesta. No comprendía completamente era lo que Loki quería decirle al contarle aquella historia, sin embargo, aquella había conseguido dejarlo con un sin sabor que le estrujaba dolorosamente le corazón. Thor tomó su ropa y se vistió bajo la atenta mirada de Loki y se marchó. Thor no volvió aquel día, ni al siguiente ni al siguiente.

 

.

 

Thor meditó cabalmente cada una de las palabras de Loki durante días, se planteó cada uno de los sucesos de la historia una y otra vez tratando de comprender que era lo que Loki le quería decir y luego simplemente se dedicó a poner sus sentimientos en orden. Thor seguía dopado con el éxtasis del aparente bien recibimiento de sus sentimos, Loki también lo deseaba, pero no sabía si realmente lo amaba como Thor lo amaba a él, si se sentía al borde de la locura con tan solo estar a su lado, si se sentía el hombre más poderoso al saberse dueño de sus afectos. Thor no quería pensar que Loki pensaba en ellos como en los niños de aquella historia, si bien Thor si había procurado enseñarle a su hermano a luchar lo hacía para que nadie se burlara de él por preferir los libros y la magia sobre el arte de la guerra. Thor nunca se había avergonzado de Loki ni había pensado en él como alguien débil a pesar de su apariencia más delicado. Y sobre todo Thor nunca había abandonado a Loki. Al menos no a propósito.

Se negaba a pensar que ya era demasiado tarde.

Cuando menos lo pensó ya había pasado una semana ensimismado en sus pensamientos. El distanciamiento que había tenido su relación con Loki en su adolescencia no albergaba desdén ni ningún pensamiento oscuro más allá de lo aberrante que se sentían los deseos que desencadenaba su hermano en él. Thor no se sentía lo suficientemente fuerte como para estar todo el tiempo con él, verlo sin ropa o dormir a su lado sin sucumbir a la locura ferviente de su amor enardecido. Ciertamente, Thor estaba enamorado de Loki y, sin lugar a dudas, siempre lo había amado -como hermano y, secretamente, como hombre-. Empero, en ocasiones el amor no era suficiente. Loki estaba buscando algo en él, esperaba algo de él, pero Thor no sabía de qué se trataba y, antes de dar el siguiente paso, quería cerciorarse de que era capaz de cumplir con sus expectativas, puesto que nunca se perdonaría el lastimar, aún sin quererlo, a su hermano y más sabiendo que inintencionalmente ya lo había hecho en el pasado.

Finalmente, una noche volvió a la celda de Loki dispuesto a jugársela todo o nada por su afecto, otra vez delirante y sosegado por el amor que sentía y el recuerdo de su oscuro deseo liberado. Cuando Thor le había prometido a su amado que sería capaz de hacer cualquier cosa por él lo había dicho en serio, por lo cual estaba completamente seguro que sin importar lo que Loki quisiera de él, Thor permanecería a su lado. En este punto Thor era consciente de su locura, había pasado la mayor parte de su vida enamorado de Loki, languideciendo ante él, y, aunque había se había empeñado con todas sus fuerzas en negar ese sentimiento, la fiereza de su oscuro deseo y anhelante pasión corrompieron su cuerpo y mente hasta llevarlo a un estado letárgico. El hecho de que Loki hubiese sucumbido a la pasión había avivado su enfebrecido delirio dejándolo en un punto sin retorno.

Thor estaba loco de amor.

Ya había perdido a Loki una vez, y cada día se maravillada con la vida por haberlo recuperado. Él ya había amado, callado y perdido y se negaba a vivir nuevamente aquella incesante agonía aún si eso significaba quemarse por completo con en su pasión desmedida, oscura y prohibida de la cuál tenía como único consuelo que al menos Loki no era su hermano bilógico, lo cual le hacía sentir menos retorcido, menos perverso.

Al llegar a la celda de Loki, se extrañó al no encontrarlo leyendo como habitualmente lo hacía. Esta vez no estaba recostado sobre el diván leyendo un voluminoso libro, esta vez lo encontró de pie en medio de su celda como si lo estuviera esperando. Tenía una sonrisa ladina dibujada en los labios y con sus brazos le hizo un gesto invitante. A pesar de que encontraba sumamente extraña aquella escena, se dio cuenta de que se trataba de una ilusión debido a su cabello. Loki no tenía espejos por lo cual no podría notar que su cabello era más largo que el de su avatar.

—Basta ya de ilusiones —dijo con aquel tono autoritario que usaba para dar órdenes a sus subordinados.

La ilusión de Loki se deshizo en el acto revelando el estado caótico en el que se encontraba su celda. Los muebles y los libros estaban volcados por todas partes y había trozos de cristal y pedazos de antiguos adornos tirados por doquier. Encontró a Loki en el mismo lugar donde lo había visto por última vez, con la espalda recostada contra la pared y las piernas extendidas.

—Saludos hermano —le dijo Loki con voz apagada.

Thor se apresuró a donde estaba Loki y le ayudó a ponerse de pie. Lo tomó entre sus brazos y lo dejó sobre la cama temeroso a que se cortara puesto que estaba descalzo.

—¿Qué sucedió aquí? —preguntó un tanto alarmado.

—Otra vez me dejaste.

Thor lo miró un momento sin comprender hasta que recordó la tétrica historia de Loki. —Yo nunca voy a dejarte solo —le aseguro—. Tal vez no siempre esté a tu lado, pero siempre volveré contigo. Te amo.

Loki pareció realmente sorprendido tras esas palabras. —¿Me amas?

—Te amo —le confirmó Thor.

Thor se acercó a Loki, lo tomó entre sus brazos y lo abrazó. Lo abrazó como si entre sus brazos estuvieran las respuestas a todas sus preguntas, la solución a todos sus problemas. Loki no había rechazado sus sentimientos y el simple hecho de que se dejara acoger por su amor era suficiente para él en ese momento. Antes de si quiera notarlo lo estaba besando. Sentía la necesidad de reafirmar sus palabras, demostrarle a Loki que estaba a su lado y que lo amaba. Lo amaba como nunca había amado a nadie. Lo amaba con locura.

Aquella noche Thor amó a Loki suavemente, con una ternura que nunca antes le había prodigado a nadie, pues nadie había sido capaz de despertar tan entrañable sentimiento en su ser. Durante la vorágine de su pasión desmedida le había susurrado al oído lo mucho que lo amaba y le había prodigado dulces besos y las más suaves de las caricias. Una vez consumado el acto, en medio de la penumbra de la noche, envueltos en un silencio tan sólo roto por el sonido jadeante de sus respiraciones, Loki levantó la cabeza su pecho, le miró a los ojos y lo besó.

—Yo también te amo. —murmuró tan bajo que por poco Thor no hubiera podido escucharlo.

El tiempo pasaba mientras ellos seguían envueltos en su rutina. Thor acudía a Loki al atardecer y se marchaba con el alba. Thor sentía que estaba viviendo en dos mundos completamente apartes y no correlacionados, de día era el príncipe de Asgard con todas las implicaciones y deberes del título mientras que durante la noche se despojaba de todo aquel protocolo, dejaba atrás sus inhibiciones y satisfacía su más grande anhelo. De día era un príncipe poderoso con todo a su alcance, pero cuando estaba en aquella celda de cristal con Loki entre sus brazos realmente se sentía pleno.

No todos los días eran perfectos. La naturaleza esquiva de desconfiada de Loki y su falta de perspicacia les jugaban malas pasadas. Una noche podían ser los amantes más apasionados y a la siguiente discutir y reclamarse como enemigos. Otras noches los recuerdos de una vida juntos los llenaban de nostalgia y les hacía sentir avergonzados y cohibidos de sus actos. Otras noches las usaban simplemente para volver a conocerse. Eran hermanos, eran amantes, eran amigos y eran rivales y aunque algunas facetas eran más placenteras que otras, tenían que aprender a sortearlas.

Una noche, Thor acudió a Loki, se sentía vigoroso por su éxito en campaña. No había nada más gratificante para un joven guerrero aesir que salir victorioso en una gloriosa batalla. Se sentía extasiado y lleno de energía, listo para reclamar el más dulce de los premios entre las piernas de su amado. Como de costumbre, encontró a Loki recostado sobre el diván leyendo un grueso libro. Sin embargo, cuando Thor se acercó a él, Loki mostró una actitud renuente y se negó a mirarlo o hablarle, simplemente siguió leyendo como si Thor no fuese más que uno de los tantos muebles que decoraban su lujosa celda.

Empero, Thor no dejó que la actitud de Loki malograra su buen humor; sabía que con un par de caricias resquebraría su mascara de hostilidad y lo tendría listo y complaciente para recibir sus afectos. Tomó el libro de entre las manos de Loki y lo lanzó descuidadamente a un lado. Se inclinó sobre Loki e intentó besarlo. No tuvo éxito, Loki desvió su rostro y lo detuvo con sus manos. Thor sonrío con arrogancia sintiendo que Loki lo estaba retando al hacerse el difícil, así que volvió a intentarlo está vez con más ganas. No consiguió tener éxito esa noche. Loki ni siquiera le dirigió la palabra, pero al menos dejó que se quedara.

Al día siguiente Thor volvió con una actitud más dócil. Tal vez había ofendido a su hermano y no lo recordaba, con Loki nunca se sabía y cualquier cosa podría ofender su delicada sensibilidad. Así que se presentó ante su amado, con un pequeño ramo de rosas y un par de obsequios. Al principio Loki pareció deleitado. Thor sabía lo mucho que amaba que lo agasajaran. Pero, de ahí en adelante las cosas fueron en picada.

Thor le había tendido el ramo de flores mientras Loki las recibía con una mueca de satisfacción en su rostro y las acercaba para olerlas mejor. —Aleja esto de mí —dijo con una expresión de asco mientras su piel comenzaba palidecer de repente. Thor no entendía que le había pasado—. Huelen muy mal.

Thor frunció el sueño ofendido, ante tal desdén a su regalo.

—Claro que no huelen mal, las corté del jardín de nuestra madre.

Sin embargo, le hizo caso y dejó las flores a un lado. No iba a resignarse. Le tendió a Loki su segunda ofrenda, había pedido a las cocineras que prepararan sus postres favoritos. Sabía que su madre había concedido que se le tratara con la mayor de las deferencias, por lo cual sabía que Loki no estaba pasando por ninguna carencia, pero aún así le gustaba poder proveerlo. Loki tomó una de las galletas que le tendía y se la llevó a la boca, pero mientras la comía su piel, si es que era posible, se tornó mucho más pálida y su semblante tomó un aspecto enfermizo. No entendía que estaba pasando, ¿acaso su hermano había enfermado? Esa noche Loki le permitió quedarse a su lado. Thor le abrazó durante toda la noche y se quedó en vela reguardando su sueño.

Al día siguiente Loki, parecía un poco mejor. El día siguiente a ese parecía haber empeorado. Así pasó una semana sin que Loki pareciera mejorar y Thor estaba angustiado, había tratado de hacer que Loki consultara con los maestres pero este se había negado rotundamente. Tampoco había sido capaz de consultarlo con su madre, sabía que no sería capaz de hablar con ella sin ponerse en evidencia. Suspiró resignado. No sabía que hacer, pero tampoco se podía quedar de brazos cruzados mientras la salud de su hermano se deterioraba. Thor no podría sobrevivir a la agonía de perderlo de nuevo. Tras días de suplica e insistencia Loki por fin accedió a hablar con su madre, sabía que ella lo visitaba constantemente así que sería fácil ponerle al corriente de su estado.

Aquel día Thor escuchó rumores de que algo le había pasado al príncipe, algo tan grave que incluso estuvo involucrada la reina. Thor pasó el día en angustia pero aún así no se sintió capaz de enfrentarse a su madre. Al caer la noche se apresuró a llegar a Loki, necesitaba saber como se encontraba,  si su malestar tenía alguna cura.

No podía describir el alivio que sintió al verlo leyendo recostado sobre su cama. No obstante, cuando Thor se acercó para saludarlo Loki le regaló una mirada de pocos amigos que le heló la sangre. Thor trató de averiguar que pasaba pero Loki se negó a hablar con él. Esa noche Loki no lo dejó permanecer a su lado.

A la siguiente noche, tan puntual como siempre, Thor se presentó ante Loki nuevamente con un poco de azoro. No entendía porque las cosas con Loki tenían que ser tan difíciles, si tan sólo le hablara sinceramente seguro podrían solucionar todos sus problemas. Empero, Thor no encontró a Loki leyendo en el diván, ni recostado sobre la cama, ni en ningún lugar a la vista. Sintió pánico, no había escuchado en el castillo que se rumorara acerca de su salida de su celda o, las Nornas no lo quisiera, algún suceso mucho peor.

Estaba tan ensimismado en su preocupación que casi no escucha los sonidos de horcajadas saliendo del baño. Se acercó al baño y se asomó por la puerta entre abierta para encontrarse a Loki sentado en el piso mientras devolvía el estómago. Se acercó a él con premura y comenzó a acariciarle los negros cabellos.

Loki apartó su mano de un manotazo y le lanzó una mirada fiera y resentida.

—No me toques —siseo. Se levantó del suelo, tiró de la palanca y prosiguió a enjuagarse. Thor se quedó en su lugar sintiéndose torpe, no sabía qué hacer en ese momento—. Todo esto es tu culpa. —Esas palabras sí que consiguieron desconcertarlo, no entendía de que forma el padecimiento de su hermano podía ser su culpa.

—Hermano, no entiendo…

—¡No soy tu hermano! —exclamó con desdén. En esta ocasión Thor no se mostró sorprendido, Loki no era muy afecto a que lo llamara su hermano desde que descubrió todo el asunto acerca de su adopción, y, además, el tema se había vuelvo un tanto sensible desde que su relación se tornó carnal.

—Lo siento, Loki —Thor le habló suavemente, sabía que ante el más mínimo error Loki se abalanzaría sobre él y lo que menos quería Thor era una disputa—. No entiendo que quieres decir con que es mi culpa, pero si hay algo que pueda hacer por ti solamente tienes que pedírmelo.

 La expresión de Loki se suavizó un poco. Parecía que lo estaba meditando.

—Aun así —continuó—, necesito que me digas que pasa —lo miró duditativo— ¿es algo grave?

Loki lo miró con sorna, como si se estuviera burlando de su ingenuidad.

—Que me has desgraciado, eso es lo que pasa.

Thor lo miró sin comprender, ahora estaba aún más confundido.

Loki frunció el ceño con desespero. —¡Estoy embarazado! Tú cabeza de musculo, qué es lo que no entiendes…

Thor se quedó embelesado mirando a Loki mientras trataba de procesar aquellas palabras. Embarazado. Nunca había pensado en aquel resultado como una posibilidad. Se quedó en silencio mientras Loki despotricaba contra él mientras daba vueltas en aquel reducido espacio. Loki estaba embarazado. Iban a tener un bebé. Suyo y de Loki. Sonrió con genuina alegría y, a pesar de las protestas, tomó a Loki entre sus brazos y lo abrazó con fuerza. Nunca antes había estado tan feliz y no entendía por qué Loki parecía tan molesto al respecto.

—Parece que no comprendes nuestro predicamento —le dijo con exasperación tratando de desbrazarse de Thor.

Por supuesto que Thor no lo entendía, él nunca había escuchado una noticia tan maravillosa desde que Loki le dijo que también lo amaba o cuando se le anunció que su hermano seguía con vida. Thor estaba dichoso. Era algo que nunca había esperado, pero eso no lo hacía menos esplendido.

Loki, como era de esperarse, procedió a explicarle desmenusadamente todos aquellos factores que Thor no se había detenido a considerar al estar demasiado extasiado en su júbilo. En primer lugar estaba la condición de Loki como criminal encarcelado y lo difícil e indigno que sería llevar su embarazo en cautiverio y el cómo tendría que desprenderse de su bebé cuando este naciera. Un punto totalmente valido, pero, Thor como un amante complacido, se sentía en la facultad de hacer cualquier cosa por su amado y no dudaba que entre él y su madre conseguirían convencer a su padre de sacar a Loki de las mazmorras y posteriormente liberarlo de su encierro. Thor ya lo tenía todo visualizado y como de cualquier otra empresa, de esta también saldría victorioso. Cuando naciera su bebé ya todo estaría resuelto.

Pero, el problema no terminaba allí, Loki siguió hablando de todos los retos que traería el que su relación fuese descubierta. Empezó con el incesto, un punto ampliamente debatible puesto que Loki era adoptado y, por ende, no compartían ningún lazo de sangre. Luego habló de la reacción de sus padres, de sus súbitos, las habladurías a las que sometería a su hijo no nato por ser la evidencia de sus pecados. Thor se sintió descolocado. El discurso de Loki se hizo cada vez más desgarrador, mostrándole lo lúgubres que llegaban a ser sus temores e inseguridades. Para Loki, mientras estuvieran en Asgard no habría espacio para su amor a menos de que fuera a escondidas en lo más profundo de las mazmorras, pero, un bebé, un ser que iría creciendo día con día no podía ser escondido.

Thor sabía que no sería justo someter a su hijo a las habladurías y el prejuicio de la gente, pero ellos eran sus príncipes y él era el heredero y tendrían que aceptarlo. Y entonces Loki pasó al asunto de sus padres, en especial su padre. Y Thor pudo notar el miedo que siempre habían tenido a decepcionarlo, un miedo aún más latente en su hermano.

Esa noche Loki convenció a Thor de que para ser felices, y aún más, por el bien de su hijo, tendrían que marcharse de Asgard.

—Ya me has dicho que harías lo que sea por mí —le había dicho Loki esa noche mientras se abrazaban en la oscuridad—. No te voy a pedir nada, sólo que decidas lo que decides, quiero que entiendas que eso también afecta a nuestro hijo. —Era la primera vez que Thor lo escuchaba referirse al bebé como su hijo. Durante todo su discurso lo había llamado feto, evidencia, el niño, pero nunca lo había hecho sentir como lo realmente era, su hijo.

Thor pasó la noche en vela meditando que era lo que debía hacer. Cómo podría solucionar aquel embrollo, era lo menos que le debía a Loki y a su futuro hijo.

—¿Has pensado qué quieres hacer? —le dijo al día siguiente mientras ambos estaban desnudos sumergidos en la tina. El día anterior Thor había estado tan complacido con la idea de tener un hijo que muy poco se había preocupado de si Loki también quería tener hijos o tal vez no deseaba un niño en ese momento.

Loki se tomó su tiempo para responder.

—El momento no es el más indicado —le dijo casi que en un susurro y Thor le tuvo que conceder eso—. Apenas si hemos llegado a un entendimiento en nuestra relación —y Thor tuvo que volver a darle la razón, su relación aún estaba sobre cascaritas de huevo, no todos los días eran buenos, pero al menos ya habían llegado a un entendimiento.

Loki volvió a callarse.

Thor le acarició los brazos y le besó los cabellos indicándole que todo estaba bien. Estaba un poco decepcionado pero nada que no pudiera manejar. Ya luego podrían tener hijos, en un mejor momento de su vida y de su relación, o al menos eso esperaba.

Loki se giró entre sus brazos removiendo el agua tibia de la tina hasta quedar frente a él.

—El maestre me dijo que tengo ocho semanas —dijo con las mejillas sonrojadas mientras desviaba ligeramente la mirada. Thor se quedó mirándolo sin entender hasta que el recuerdo de lo que había pasado hace dos meses golpeó su mente. Hace ocho semanas se habían dicho que lo amaba. Thor se sonrojó era un bebé concebido en circunstancias especiales—. No podríamos deshacernos del bebé del te amo.

Thor tomó el rostro de Loki entre sus manos y lo forzó a que lo mirara. —No, supongo que no podemos hacerlos. Es un bebé enviado por las Nornas —dijo antes de besarlo.

Los siguientes días Thor los pasó distraído, se la pasaba ensimismado cavilando que debería hacer, cómo podría resolver semejante embrollo. Durante los días apenas si cumplía con sus deberes de príncipe, sin embargo, durante las noches se convertía en un amante abnegado. Se desvivía por complacer a Loki, por proveerlo y cuidarlo. Tenía que actuar con rapidez, Loki no podría ocultar su embarazo por mucho tiempo y el bebé tampoco les daría espera, tenía que solucionar todo antes de que su bebé naciera y mientras Loki pudiera seguir usando su magia con avidez. Le tomó casi un mes armar un plan infalible, no obstante, era consciente de que no podría burlar la seguridad de Asgard y desaparecer de los ojos de su padre sin ayuda. Se tomó su tiempo para explicarle a sus fieles amigo su situación, esperando que aceptaran unirse a él en aquella cruzada.

Esa noche, esa última noche, Thor acudiría a la celda de Loki como era costumbre. Como era de esperarse, lo encontraría recostando en el diván leyendo un grueso libro a la vez que comía un cuenco de uvas. Thor se acercaría a Loki, tomaría el libro de sus manos y lo besaría con avidez. Se arrodillaría ante él y, sacando un anillo de sus bolsillos, le pediría que escaparan juntos.

 

Notas finales:

Espero que realmente hayan disfrutado de la historia. La siguiente parte vendrá pronto, con la perspectiva de Loki y veremos que sucede cuando salen de Asgard. Como pudieron notar en esta parte todo fue narrado desde el punto de vista de Thor, el cual, inegablemete, está perdido de amor por loco y dopado con el extasis de saberse correspondido.

Tal vez la realidad sea muy lejana a lo que parece, o tal vez no. Para saberlo esperen la segunda parte.

Besos y ronroneos.


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