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Valentines Day. por Princess Haruka

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Notas del fanfic:

Captain Tsubasa pertenece a Yoichi Takahashi.

Notas del capitulo:

Tsubasa y Genzo: *Exhaustos por todo lo que hicieron en la semana*

Haruka: Arriba, arriba, que tenemos mucho para hacer.

Tsubasa: ¿Ah? Haruka, trabajamos toda la semana. Nos mantuviste a mil con tus fanart.

Genzo: Y aun así los otros universos nos trataron de vagos.

Haruka: Pero nos queda el oneshot por el San Valentín.

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Hola, buenas noches, ¿Cómo pasaron este San Valentín? Yo estuve a full con los dibujos.

Este fanfic está ligado a los fanfics Alas Rotas y La Vida Diaria de Tsubasa Ozora, de hecho es la primera mitad del verdadero capítulo uno de dichos fics (cuando aún era uno).

Bueno, sin más blis blas ni jim jam les dejo con la lectura.

Disfrútenla.

Cerca del río había dos personas sentadas en el pasto, estos eran Tsubasa Ozora y Genzo Wakabayashi. Debido a que iban a diferentes secundarias solo podían verse después de los entrenamientos, tal y como lo hacen ahora.

“Solo por San Valentín: Ofertas de hasta un 40% en marcas de chocolates de todos los sabores”

– Aún no puedo creer que hayas tomado ese anuncio – se quejó el pelinegro.

– Pero me llamaba la atención.

– ¿Acaso estás pensando en el Día Blanco? – preguntó mirando el horizonte.

– Claro que no – respondió –. Este es un gran día para los enamorados.

– Wow, Tsubasa, nunca pensé que dirías algo como eso – dijo en tono burlón –. ¿Te enamoraste?

– ¿T-tú qué crees? – respondió sonrojado, le daba vergüenza admitir que estaba enamorado de él–. Fue solo un comentario que escuché en la televisión anoche.

– Y parece que se te quedó – se rió –. Detesto el San Valentín.

– ¿Eres el único hombre del colegio que no recibe regalos? – Genzo lo fulminó con la mirada.

– Es más que nada por el hecho de que si una chica te regala algo entonces debes hacer lo mismo un mes después – confesó –. Y si somos sinceros, nadie quiere dar un obsequio por obligación, y me refiero a ambos casos.

– ¿Y qué pasa si esa persona es un amigo o le gustas?

– No soy muy cercano a las mujeres como para gustarles – respondió –. Además, dejé muy claro el año pasado que no me interesaba estar en una relación.

– Oh vaya – dirigió su vista al río –. Se nota que no te llevas bien con el día de los enamorados.

– Prefiero el día de los solteros.

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Ya de regreso en su casa, Tsubasa estaba acostado en su cama leyendo un manga, pero su mente estaba en la conversación en el río. Le decepcionó saber que su mejor amigo no quería que le dieran nada el día catorce, aunque entendía el por qué.

– Si no mal recuerdo, cae en un sábado – sin darse cuenta dejó caer el libro, golpeando su rostro –. Do-dolió.

– Tsubasa – habló Natsuko al abrir la puerta–. Acaba de llamar Genzo.

– ¿Qué pasó? – preguntó algo preocupado.

– No va a poder venir mañana, sus hermanos no le dieron el permiso – contestó –. Al parecer no lo dejaran salir hasta que termine la época de exámenes.

– Ya veo – suspiró desanimado –. Mamá.

– ¿Sí?

– ¿Puedo pedirte un favor?

– Claro.

– ¿Podrías enseñarme a cocinar? – pidió –. Quiero preparar chocolates.

– Claro, hijo – asintió –. ¿Es para alguien?

– Me gustaría dárselos a Genzo, por nuestra amistad – aclaró, esperando que no pensara otra cosa.

– Entiendo – dijo –. Mañana cuando regreses del colegio te enseñaré.

– Muchas gracias, mamá, eres la mejor – cuando su madre se fue dio un suspiro de alivio –. Bueno, aunque dijo que no quería nada no rechazaría nada mío, somos mejores amigos después de todo.

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– Debo apresurarme – decía mientras salía del colegio casi a las corridas.

El entrenamiento en el club de fútbol había acabado hace solo unos minutos, debido a que el año escolar estaba finalizando ya no duraba mucho. Primero iría a la tienda por los ingredientes y luego estaría las siguientes horas en la cocina tratando de hacer algo comestible.

– Ya verás, mis chocolates serán los mejores que hayas probado.

– ¿A dónde vas, Tsubasa? – se dio la vuelta y vio al ojiverde.

– Ah, Gen-Genzo – tembló de repente, ¿Acaso lo escuchó? –. Me voy a casa, mamá me pidió que la ayude a limpiar la casa.

– ¿Te encuentras bien? – se le acercó, causando que el menor se sonroje –. ¿Tienes fiebre? Estás caliente – dijo al tocar su frente.

– S-sí, por eso mismo me voy a mi casa a descansar – tras eso último corrió lo más rápido que pudo.

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– Ten mucho cuidado al cortar el chocolate, no quiero que te cortes de nuevo – le indicó Natsuko mientras veía dos de sus dedos con banditas –. Yo me encargaré de llevar todo al microondas.

– Sí – asintió –. ¿Puedo encargarme de la decoración?

– Por supuesto –. Le sonrió –. Dibuja lo que quieras.

– Gracias – sin darse cuenta se cortó su pulgar –. ¡Ay!

– Tsubasa, te dije que tuvieras cuidado – abrió el grifo para que su hijo pueda lavarse la mano –. Iré por el botiquín.

14 de febrero.

Estaba en camino hacia el colegio Shutetsu para ver a Wakabayashi; a pesar de ser sábado él igual tenía clases ya que el instituto era privado. Cuando pasó por el parque que quedaba cerca vio a muchos chicos con regalos en sus brazos, al parecer habían tenido una buena mañana en cuanto al amor y la amistad se trataba.

– Tsubasa – y pronto lo vio, sorprendido –. ¿Qué haces aquí?

– Estaba pensando en ir a comer algo a la cafetería, la comida de allí es exquisita – sugirió –. ¿Me acompañas?

– Por supuesto.

En cuestión de minutos ya estaban en el café, esperando a que llegara el camarero para pedir sus órdenes. El menor temblaba, no por el frío, sino por lo que iba a decir.

– ¿Qué te pasa? – preguntó el mayor al tomar sus manos –. Si estás con mucho frío lo mejor será que llame a mi chofer para que nos lleve a casa, así te calentarás – estaba a punto de sacar su celular cuando el contrario lo detuvo.

– ¿Te regalaron algo? – preguntó.

– ¿Ah? Bueno, dos compañeras me obsequiaron dulces – contestó confundido –. ¿Por qué lo preguntas?

– Yo también tengo algo que darte – sin esperar respuesta sacó de su bolsa una caja envuelta en papel estampado con pelotas de fútbol –. Son chocolates, las hice yo mismo.

– Vaya, no me lo esperaba – dijo al tomar el envase, para luego desenvolverlo y abrirlo –. Que creativo eres – agregó al ver las formas de los dulces, los cuales iban desde corazones hasta la cara de su mejor amigo.

– Sí, son algo duros, así que intenté compensarlo con la apariencia – se sonrojó –. Gen-Genzo, hay algo que debo decirte.

– Te escucho – lo miró.

– Veraz, desde hace tiempo he sentido sensaciones raras, es como si quisiera estar a tu lado todo el tiempo – intentó explicarse –. Yo… Yo estoy enamorado de ti… Tú me gustas, Genzo Wakabayashi.

El pelinegro se quedó sin habla ante esa confesión, nunca esperó que su amigo de toda la vida dijera algo así. Por su parte, Tsubasa se sentía más ligero, como si en cualquier momento se caería.

– No tienes que darme una respuesta ahora, pero si me correspondes seré el hombre más feliz del planeta – antes de que el otro dijera algo tomó sus cosas y abandonó lo más rápido que pudo el local.

– Es-espera – intentó seguirlo, pero ya era demasiado tarde, se había perdido entre la multitud –. Yo también te amo.

Notas finales:

Bonita forma de cerrar el San Valentín, je, je.

 Igual no se preocupen, el día 14 de marzo será subido un segundo fic: White Day, que es la secuela de este, y veremos cómo se forma la linda parejita.

Espero que les haya gustado.

Tsubasa, Genzo y yo: Feliz San Valentín.


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