Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sayonara por luna de hielo

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Pues mi primer escrito para este fandom, espero les guste. Es semi-omegaverse porque no me centro tanto en ello, pero i hay una que otra mención.

los personajes de Kuroko no basket no pe pertenecen y bla bla bla.

Hola, mi amor.

Sé que a esta hora te habrás dado cuenta de ya no estoy en casa, del tiempo que transcurrió desde mi partida no estoy seguro. Ya no estoy seguro de nada.

Últimamente has estado más distante de lo usual, que ya es decir mucho y aunque me duela admitirlo no puedo reprochar cosa alguna, sé bien que es mi culpa. Te traicioné y fui yo el que falló, no sabes cuantas veces me he reprochado a mí mismo mis faltas, todas ellas, cuantas veces he deseado que nada de lo que paso aquella noche sea real o haber tenido la fuerza necesaria para mentir y nunca decir la verdad.  ¡Por Dios, llegue a pedir a todos los dioses que este bebé que crecía dentro de mí no existiera para poder negarlo todo y tú no me vieras con esos ojos tan heridos, tan fríos! Eso es algo de lo que también me arrepiento, el mal que llegue a desear en un momento de absoluta oscuridad con el solo pensamiento de que todo volviera a la normalidad entre nosotros, esa es una herida que sangrará cada que vea a mi hijo.

Sin embargo, nada de lo que pueda desear merece ser concedido, ningún milagro me devolverá lo que perdí por aquel error. Yo te fallé, como pareja y como omega. Lo acepto.

Y espero que sepas que si tu decisión hubiese sido repudiarme lo habría entendido, aún con el corazón destrozado te habría deseado lo felicidad que ha quedado claro yo no puedo darte, al igual que lo hago esta noche, Seijuro.

“Estoy en cinta” te dije aquella noche juntando todo el valor para poder mirarte a los ojos, pude notar el brillo de emoción en tus hermosos rubíes y supe en ese mismo instante que si no te decía la verdad jamás podría hacerlo. Así que rechazando el abrazo que estabas apunto de brindarme susurré que no era tuyo y, aprovechando el arranque de adrenalina conté mi aventura, sin ser capaz de mirarte narré lo sucedido después de nuestra pelea.  La discusión, lo enojado que estaba porque nuevamente me dejaría solo durante mi época de celo y como si de una maldición se tratara el cómo se me había adelantado. Te conté que después de que abandonaras la habitación que compartíamos yo salí tratando de alcanzarte y convencerte de que tus negocios podrían esperar unos días, más cuando llegue al recibido te habías ido. Enojado tome mis cosas y llamando a la única persona que sabía estaría disponible a esa hora me encamine hacia la cancha de siempre, después de un rato sentí que la bruma se apoderaba de mi mente y el calor me envolvía desde mi vientre, lo demás aun después de tanto tiempo sigo sin ser capaz de recordarlo.  Entonces desperté dentro de aquella habitación tan conocida de mi etapa en Seirin, habían pasado dos días, me dolía el cuerpo y las pruebas de los que había hecho eran visibles en mi piel.

Pude apreciar los cambios de tus emociones a través de tu olor, dolor, ira, decepción.

Tomé mis maletas dispuesto a salir de tu vida, pero sostuviste mi mano y me pediste segur con los planes de boda. Me dijiste que necesitabas tiempo para perdonarme aquello pero que siguiéramos con los planes de boda, que todo se arreglaría con el tiempo si yo aún te amaba. Y yo te amo, aún te amo tanto Sei  y creí entonces que el mundo me quería un poquito al brindarme la oportunidad de enmendarme.

Entonces nos casamos, me marcaste en nuestra noche de bodas después de tanto tiempo juntos, por fin podía llamarme tu omega y aunque seguías distante pensé que mientras pudiéramos hacer el amor yo podría demostrarte por medio del lazo lo arrepentido que estaba, lo mucho que te amaba y cuantas ganas tenía de recurar tu amor, tu confianza. Creí ingenuamente que en una de esas también podrías llegar a encariñarte de mí cría con el tiempo. ¡Que ingenuo, que iluso!

Para cuando iniciaron las visitas al médico entendí que era demasiado pronto como para esperar tu aceptación, no podía reclamar el que te negaras a acompañarme y aunque un dolorcito se plantaba en mi pecho cada me negabas tu presencia comprendí que yo no era quien para reclamarte nada, así que ahora me tocaba a mí aguantar y curarte con mi amor.

Fue cuando el cuarto mes llegó y la evidencia del embarazo se hizo aún más presente que tu caíste realmente en cuenta de que tu omega gestaba en su vientre el hijo de otro alfa, lo pude notar en tus ojos una noche después de cenar. Ambos nos besábamos con pasión (esa era una de las pocas cosas que no había cambiado nada dentro de nuestra relación), de alguna manera llegamos a la cama, empezaste a profundizar los besos mientras tus manos arrancaban el blusón azul que vestía y que tanto te gustaba, me besabas con tanto amor mientras una de tus manos liberaba uno de mis pezones e iniciaba su descenso por mi abdomen, creo que fue ahí que lo notaste porque el color desapareció de tu rostro y la intensidad de los besos bajo hasta separarnos. Desviaste tu mirada y saliste no solo de la habitación pues escuche la puerta del departamento siendo azotada poco tiempo después.

Desde entonces no volviste a tocarme, poco a poco dejo de importarte si estaba en el departamento cuando llegabas de la oficina, lo sé, lo he comprobado fingiendo dormir en el sofá hasta las tres de la mañana esperando tu llegada, rogando que te acerques a besar mi frente y me tomes en tus brazos para llevarme a nuestra habitación que ya también ha dejado de ser tuya. Más eso nunca ha pasado, te has quedado mirando unos instantes y apagando la luz te has marchado sin decir nada.

Así pasaron estos tres meses, mi vientre es más que evidente y tu ausencia también. Ya casi no hablamos, tiene un mes que no compartimos ni los alimentos y aunque he tratado de robarme tu atención o que me acompañes a consulta tu ni siquiera has respondido, has ignorado mis mensajes, desviado las llamadas y cancelado nuestras citas.

Pero lo acepto, lo merezco en realidad pues fui yo quien falló. Y creí tontamente poder aguantar mi castigo si la recompensa será tu perdón, pero cada día de alejas de mi más y más. Y tengo que aceptarlo porque por mucho que me duela física y emocionalmente, YA TE PERDÍ. Y nada, nada de lo que haga o diga, ni el tiempo que pueda esperar te hará regresar a mí. Hoy terminé de comprenderlo.

Te vi ¿sabes?  Hace algunas semanas entrabas al hospital con aquel omega, tu no me notaste porque tu atención se centraba en aquel chico que claramente esta embarazado. El miedo se instaló dentro de mí, pero mi maldito instinto masoquista se apodero de mi cuerpo y me hizo seguirlos, esperar el momento adecuado para echar un vistazo dentro del consultorio en el que había ingresado, sí, tú y ese chico. Tú, mi marido que se negó todo este tiempo a ir conmigo a consulta, tenías esa mirada llena de ilusión y alegría, le sonreías al chico mientras sostenías su mano, fue como si una daga se clavara en mi pecho.

Me refugie en los baños, mi pecho agitado y las lágrimas descendiendo por mi rostro, tu mirada Sei… era la misma de aquella vez, la misma antes de saber la verdad. Debí de haberlo notado desde ese día, nuestro lazo estaba debilitado, nos alejábamos cada vez más, no me oliste, no sentiste mi dolor y yo no te sentía, enajenado en mi dolor y la culpa no note que bloqueabas el lazo. Esa noche no llegaste al departamento.

Saber de él no fue difícil, con unas cuantas llamadas conseguí la información básica, Furihata Koki, viudo desde hace cinco meses, aunque había sobrevivido a la muerte de su pareja ya que este era una simple beta su embarazo era de alto riesgo y por lo mismo después de un percance en las oficinas tú le acompañas a los chequeos y pagas las facturas del hospital. ¡Que irónico! Pero todo eso no respondía la pregunta que tanto calaba en mi alma ¿qué era aquel omega para ti? Enterarme de su próxima consulta tampoco fue cosa del otro mundo, llame a tu secretaria y le pedí que me recordara el día que teníamos agendados la visita médica.

Me encontré con él por “casualidad” a la entrada del hospital, no fue nada raro, dos embarazados entablando conversación mientras esperamos nuestro turno. Le pregunte si su pareja llegaría más tarde y me conto algo que ya sabía, era viudo y que era su jefe el que lo acompañaba a los chequeos después de un accidente en oficina. Fingiendo curiosidad lo inste a hablarme sobre ti, no fue difícil la verdad, claramente está enamorado de ti. Lo procuras, aunque apenas es asistente de tu secretaria, le acompañas a consulta, estás presente en los ultrasonidos (pero eso ya lo sabía), lo llevas a casa cada noche y hasta has ayudado a decorar el cuarto del bebe. Como si eso no fuera suficiente sonrojado me confeso que has dormido algunas noches en su departamento, cuando la soledad le carga factura y los malestares del embarazo se hacen patentes.

Ahora puedo decirte que comprendo el dolor que sentiste cuando revelé mi desliz, la amargura y dolor inundaron mi aroma, lo sé porque otros pacientes se incomodaron ante mi presencia.

Así fue como llegamos a la consulta de la semana pasada, tu no habías podido asistir porque estabas en un viaje de negocios ¿Adivinas? Yo no tenía idea, llevas días llegando tarde y yéndote antes de que yo me levante. Fue con su última frase que las náuseas siempre presentes se convirtieron en punzada de dolor ascendente desde mi bajo vientre: “él me pidió que hiciera una video llamada, a pesar de estar lejos aún quiere vivir conmigo en estos momentos y entonces cuando viendo la carita de mi bebe pensé que no podía ser más feliz, Akashi-kun me pidió estar en el parto… creo que su interés en nosotros va enserio”. El pobre hasta se preocupó cuando el dolor en mi pecho se reflejó en mi rostro, mi vientre en verdad dolía y por más que trate de no perder la conciencia, todo a mi alrededor se volvió negro.

Y aquí estamos, bueno, en realidad aquí estoy, escribiéndote esta carta en hojas recicladas cuatro días después de entrar en labor de parto porque no quiero tardar de más buscando hojas nuevas cuando no sé siquiera si te tomaras la molestia de leer mi despedida o la ignoraras como lo has hecho los últimos meses, no es que te haya dejado de amar, creo que eso nunca lo podre lograr… tan solo digamos que he entendido mi lugar.

El portero me ha entregado este sobre, no voy a mentir, en contra de todos tus consejos solo leí el encabezado y firmé donde estaba mi nombre.

¿Qué más podía hacer?

Se feliz cariño mío, te devuelvo la libertad que nunca debí de arrebatarte, disculpa las molestias que te cause estos últimos meses, pero te amo tanto que no podía dejarte ir extinguir la última esperanza.

Eres una persona maravillosa y estoy seguro que nunca dejare de amarte, aunque ya no exista lazo que nos una, apuesto que ni siquiera lo notaste, pero ya estaba tan debilitado que simplemente se rompió cundo no apareciste por más que retrasé mi parto. Te amo, pero ya no puedo seguir así, sumiéndome en el dolor y en estos esfuerzos inútiles por recuperarte, ya no soy sólo yo y estoy seguro de que no soportaría tu indiferencia dirigida a mi bebe, y aunque sé que lo merezco ya no puedo… ya no puedo con eso Sei.

No me busques, no lo hagas por favor.

Te amo, te amare por siempre.

Akashi Tetsuya.

Kuroko Tetsuya  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).