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Punto final por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

¿Qué fetiches podría tener el dueño de una tienda de juguetes eróticos? Eso es algo que Shane no tardara en descubrir.

Tengo un trabajo genial. Pocas personas pueden presumir de un trabajo como el que yo tengo y todo gracias a mi hermana. La tienda era de ella, fue idea suya abrir una tienda erótica cuando se graduó de la universidad. Mis padres casi sufren un infarto cuando ella llegó y dio la notica de que quería abrir una tienda erótica y no solo eso, ya había conseguido el local y el dinero para comenzar. Yo me reí como por dos horas cada que lo recordaba, no porque fuera una idea loca si no porque solo era divertido imaginarme a mi hermana atendiendo este lugar. La visitaba con frecuencia cuando acababan mis clases, y termine por interesarme en el tema al punto de estudiar psicología y especializarme en sexología y un montón de temas sobre sexualidad. Cuatro años después de que mi hermana abriera la tienda, se caso, se embarazo y me dejo la tienda porque se mudo con su nuevo esposo bien lejos de aquí y abrió otra tienda.


¿Ya tienes el inventario?


Todo está en orden— ella sigue queriendo hacerse cargo de esta tienda— hace un año que la administro y no estoy en quiebra, dame algo de crédito por eso— Los dos estamos hablando seguido por teléfono para ponernos al día de las novedades que llegan, nuevos proveedores, nuevos productos.


Dennis


— Tengo cliente, voy a colgar— en lugar de moverme del la silla, abro una revista y me quedo esperando. En un negocio como este la discreción es vital, siempre espero a que me llamen o a ver que comiencen a mirar a todos lados. Hay clientes frecuentes con los que hablo un buen rato cada que vienen, como las chicas de club para caballeros que esta a unas calles… Uff, esas chicas… me hare rico vendiéndoles solo a ellas ¡Esto no es un trabajo!  En las mañanas cualquiera diría que el negocio ira lento, pero es la hora en que las mujeres salen de compras y se dan una vuelta por aquí. Las tardes ni hablar, viene toda clase de personas a  prepararse para una noche feliz. Por la noche es cuando más lento va la cosa y cuando cierro para ir a las pocas clases que me quedan. Lo bueno de tener esta tienda es que tengo material de primera mano para mis trabajos.


La tienda no ha cambiado poco desde que estaba mi hermana de gerente, hay una ventana en donde solo está el letrero luminoso que anuncia que clase de tienda es. El lugar es casi una bodega con paredes blancas y el piso rojo brillante. Me acostumbre a usar aromatizantes e inciensos con diferentes olores. Los días en este lugar nunca son aburridos.


— Disculpa, llevare esto.


— Claro, solo necesito que me muestres tu identificación.


 — ¿Identificación?


— No puedo vender ciertos productos a menores— claramente ella no es mayor de edad a pesar del maquillaje y la ropa que está usando. Pasa muy seguido que los jóvenes hacen apuestas por entrar y comprar algo, saber que es una tienda erótica les hace creer que es un reto mayor— Así que si no tienes con que demostrar que eres mayor no puedo venderte estas— Aparto los videos de entretenimiento para adultos que ella puso en el mostrador. Ella se pone roja


— e-es para una despedida de sotera…


— En ese caso con gusto puedo ofrecer un descuento, pero solo si viene alguien mayor de edad— ella aun sigue con la cara roja cuando se da la vuelta. Ojala fuera tan sencillo venderle a cualquiera, pero hay reglas muy estrictas en ciertos productos.


No sé si soy yo o el trabajo me ha hecho muy perceptivo en cuanto a adivinar que es lo que buscan aquí las personas, es útil cuando distingo a los que entran solo por bromas y los que son muy tímidos para comprar algo y cuando intentan pagar en caja entran en un pequeño ataque de pánico que va desde risas nerviosas a conversaciones sin sentido, anda que a mí no me interesa mucho saber por dónde va a usar un vibrador o que es un regalo para el vecino de un amigo ¡Eso es más raro que decir que lo compra para sí mismo o su pareja!  Que trabaje aquí no me hace un ninfómano.


Me gusta mi trabajo aunque a veces tenga que librarme de clientes que además de llevarse un buen surtido de cosas intentan ligar conmigo.  A la mayoría le basta con un rechazo amable, otros son muy insistentes y cada que vienen dejan clara su intención de ir a la cama conmigo. Aun me hacen reír las formas en que me lo dicen, como si la tienda permitiera ser mucho más explícitos. Yo no salgo con clientes y no porque no me atraigan, solo pienso que será complicado estar con alguna de esas personas y pongo como excusa la profesionalidad.


Justo me estoy librando de un grupo de chicas que no paran de invitarme a una fiesta, ya  por la tarde cuando le veo entrar. El cliente es un chico, le visto dos veces antes aquí pero no ha comprado nada hasta ahora porque cada que se topa con algún otro cliente comienza  disculparse y sale de la tienda. Hoy no hay nadie más en la tienda, pero él sigue dando vueltas por los pasillos, siempre regresando al mismo, una y otra vez. Como las otras veces que vino lo ignoro a medias, de vez en cuando miro para ver que hace como lo hago siempre con cualquiera que viene.


— Esos son nuevos, ¿estás  buscando algo especial?— pregunto desde el mostrador. Me voltea  a ver con una expresión como de pánico— podría ayudarte a elegir si no sabes que escoger— ahora que lo veo mejor, no es tan joven como pensé al inicio porque yo había pensado que no era mayor de edad. Su cabello es un desorden de rizos castaños y tiene pecas en las mejillas y la nariz. Abre la boca varias veces sin hacer ningún sonido.


—Estoy bien.


— Entiendo pero ¿Qué es lo que buscas? Comprar en una tienda erótica no es tan simple, hay tantas cosas que la gente no sabe que llevar.


— Veré un poco más—  aunque dice eso, solo termina el pasillo y se va. No le doy más importancia, muchas personas solo sienten curiosidad y no puedo impedir que vengan a ver y no compren nada.


 


Como no siempre necesito estar explicando cosas,  paso el tiempo leyendo alguna revista o libro o revisando las novedades de las tiendas en internet y con eso hago la lista de las cosas que pediré.


— Dennis, no alcanzo las esposas— es una de las chicas del club. Es bajita y ni siquiera con los tacones altos llega a tomar las esposas que señala— Alguien se llevó las mías, ¿no tendrás en color rosa?


— Llegan hasta la siguiente semana.


— Las necesito hoy, lastima. Ya que estas, ¿puedes pasarme un collar de esos?


— ¿Show de policía?


— Sí, aunque estos son para el privado, Dennis ¿Por qué no tienes cabinas o show especiales? Los clientes lo agradecerían— escucho algunas cosas caer, y me basta escuchar algunas disculpas para saber quien ha tirado las cosas en el pasillo siguiente.


— No es la imagen que quiero dar de la tienda ¿Es todo lo que llevaras?


— Sí, tengo todo lo que necesito—ella paga las cosas y se va, solo hay un par de chicas mirando la lencería así que aprovecho para evaluar los daños que hubo con la caída. Antes de ver el cabello ya sé que es el mismo chico.


— ¿Todo en orden?


— Lo siento, tropecé y…


— Descuida ¿ya sabes que vas a llevar?— comento al ver que tiene algo en las manos.


— Llevare esto…— no me mira y apenas le escucho.


— Eh, no es por ser entrometido pero ¿esto es para ti? No, no…— añado al ver que no me entendió, ni yo me he explicado— Si es para una chica estaría bien, pero si es la primera vez que usaras  un dildo para ti entonces uno más pequeño estaría mejor para comenzar.


—… ¿Cómo cuál?


— umm…. Ah, aquí, uno de estos. Aunque solo es una sugerencia, si quieres llevarte este otro— no es mi trasero después de todo, y que sea la primera vez que compra un juguete erótico no quiere decir que no tenga experiencia con el sexo real. Le devuelvo los dos empaques y me regreso al mostrador para cobrarles a las chicas de la lencería. Casi diez minutos después, él llega al mostrador, justo cuando creí que se iría sin nada otra vez. Pone una cajita con el dildo que yo le mostré pero con otro color. Antes de que le cobre, deja el dinero en junto a su compra— ¿no llevas nada más?


— Solo eso.


— Bien— pongo el dildo en una bolsa— Ah, espera…— Alcanzo un tubo de lubricante de las muestras gratis que tengo— Muestras gratis. Disfruta tu compra— Pongo la bolsa en el mostrador, él la toma y se da la vuelta para salir, chocando esta vez con un estante de revistas.  Termino mi día sin más incidentes y voy a casa.  Hace años que vivo en un departamento a la vuelta de la tienda, así que regresar a casa o ir al trabajo no es un problema para mí.


Por la mañana que regreso a la tienda y comienzo a limpiar, encuentro una billetera debajo de uno de los estantes. Es una billetera común, un poco desgastada y sin grabados o adornos. Ayer no vino nadie a preguntar por ella,  y eso que tiene  dinero, no lo cuento pero veo varios billetes y una licencia de conducir… ah, pero si es ese cliente, su cabello es inconfundible. Debería venir a preguntar por ella si la está buscando. Con todas las cosas que tengo que hacer casi me olvido de la billetera por días hasta que él viene a la tienda otra vez. Otra vez solo camina entre las cosas, y en lo que reviso unos precios y vuelvo a voltear él ya salió de la tienda.


— ¡Dennis!


— Cuida la tienda unos momentos— Tengo suerte porque alcanzo a verle dando la vuelta por la calle— ¡Hey! Espera…— Varios voltean a verme, incluido él. Le señalo, y aunque parece que quiere salir corriendo se queda allí.


— Yo no he… no hice nada.


— ¿eh? Claro que no. Encontré esto en la tienda hace días, creí que venias por la billetera pero te fuiste sin acercarte— Se la extiendo pero él solo se le queda mirando cómo le estuviera dando otra cosa.


— En la tienda…


— Todo está completo, nadie lo tomo, Shane… vi tu nombre en la licencia de manejo— Por fin la toma y la guarda sin abrirla.


— Gracias.


— No es nada— He cumplido con mi buena obra del día y la tienda está encargada con quien sabe quién. No perdí más que unos minutos en salir y llego a tiempo para cobrar las compras de los que estaban aquí— Gracias por quedarte, tenía que regresar algo.


— Qué manera de tratar a tus clientes.


— Deja de quejarte, siempre quieres que te regale todo— Rob es mi amigo y vecino con el que a veces salgo a bares— Y te hago descuentos también.


— Descuenta esto— Toma una caja de  condones y solo la agita antes de salir.  Al menos es el único de mis amigos que hacen eso, la mayoría se limita a hacer uno que otro comentario gracioso sobre mi negocio. Como estoy viendo a la puerta, también veo que el chico de la billetera está entrando otra vez.


— ¿Perdiste algo más?


—… Quiero preguntarte…— Se queda callado, incluso puedo ver como se concentra para hacer la pregunta— ¿Tu tendrías sexo conmigo?


— ¿Eh?— ¿Es una broma o está hablando en serio? Nunca faltan los bromistas que hacen preguntas como esas o peores,  pero él no me parece un bromista.


— ¿Si uso más de estos lo haría mejor?— Se me queda viendo fijo, esperando una respuesta… Que no viene a mi cabeza ahora.


— No he entendido mucho, pero la primera pregunta, no sé si es a mí a quien debas preguntárselo, y la segunda ¿Qué cosa harías mejor?—  Alguien se acerca a pagar, una joven. Él se pone un poco rojo, y se aparta.


— ¿Tendrás este modelo en una talla más pequeña? Solo encuentro tallas grandes.


— Revisare— me voy a buscar el modelo del vestido que me mostro en el cuarto que trasero que uso de bodega.  Tengo todo ordenado así que no me tardo mucho en encontrar las cajas con la ropa, y luego en ubicar las tallas que me pide— Encontré algunos pero solo quedan estos colores— Ella se regresa a mostrárselos al hombre con quien vino— Ah, tu, si… bueno, creo que sea lo que sea que quieras preguntar no estás cómodo aquí, ¿Quieres ir por un café? Puedo cerrar a las siete hoy… o si quieres otro día.


— ¿Puedo esperar aquí?— veo el reloj, no me di cuenta que son casi las seis.


— Si no te incomoda— Me he equivocado con él, o acaso él ha cambiado ahora. A mitad de la semana nunca hay mucha venta por la noche, a veces aprovecho y hago un poco de vida social, por eso esta invitación. Además, me ha dado curiosidad. La hora que paso en la tienda parece que él no está aquí, es una presencia invisible en un rincón.  Soy curioso aunque este trabajo me pide más discreción y seriedad de las que me gustaría, así que caminamos a una cafetería que conozco y que está a unas calles de aquí.


No bebo mucho café, pido un té helado en lugar de algo caliente y él si pide un café. Nos quedamos callados, esperando. Comienzo a jugar con las servilletas, doblándolas y redoblándolas para darles forma.


—  ¿Cómo haces eso?


— ¿Esto? es papiroflexia, toma su tiempo aprender pero…


— No, a estar tan tranquilo en una tienda llena de… esas cosas— Ah, eso. Dejo la servilleta que está doblando.


— ¿Sabes mi nombre?


— Dennis, lo dicen mucho en la tienda.


— Bueno, entonces ¿Por qué esas preguntas?— Se me menos incomodo fuera de la tienda— vamos, créeme, sea lo que sea que  vayas a decirme no será nada que no escuchara antes. En la tienda siempre escucho de todo.


—… Salí con alguien hace tiempo. Fue algo corto porque el idiota solo quería… en fin, fue la primera vez que yo hice... que tuve…— le hago un gesto con la mano para que se salte esa parte, no necesita decirlo— Fue una pésima experiencia…


— Ah, entonces por eso hablas sobre hacerlo mejor. 


— ¿Esos juguetes ayudan o solo es un caso perdido?


— Ayudan, si. No será perfecto con una pareja, pero puedes encontrar las cosas que te gustan y las que no.


— ¿Cómo puedes decir eso sin sonar como un pervertido?— lejos de ofenderme me pongo a reír. Justo nos dejan las bebidas— Lo siento, esto es muy extraño y me siento raro comprando y hablando de estos temas. Ni siquiera se… solo quise hablar contigo porque vi que todos en la tienda lo hacen, te preguntan cosas o hablan sobre lo que quieren hacer o han hecho.


— Me agrada ser confiable.


— ¿No estar cansado de escucharlo todos los días?


— No lo he pensado mucho. Siempre me ha gustado la tienda, pero volvamos a tu problema ¿Has intentado algo más?— Hablamos hasta mucho después de que nos terminamos las bebidas.


 


Shane llega a la tienda puntalmente al día siguiente, justo a las cinco como dijo anoche que llegaría. Se queda un poco lejos de la caja mientras hablo por teléfono con uno de los proveedores de la tienda. Le hago una seña para que espere y sigo hablando.


— Te escuchabas molesto.


— Ah… hice un pedido hace semanas que debió haber llegado la semana pasada. He llamado todos los días para saber que ha pasado pero nadie me ha dado una respuesta hasta hoy, mi pedido se ha perdido… ya no importa, se solucionara. Y aquí tengo el libro que te mencione anoche.


— Genial, te lo devuelvo cuando lo termine— Es toda la visita que hace. El libro habla sobre puntos de placer y la forma más idónea para tener sexo.


Desde entonces, Shane y yo nos vemos frecuentemente, él visita la tienda varias veces por semana y a veces compra algunos juguetes, otras veces le prestó libros y luego salimos a alguna cafetería o restaurant para comentarlo. No siempre hablamos de sexo, y eso me agrada porque mis amigos se olvidan que no solo se hablar de sexo.  Shane sigue siendo cohibido cuando está en la tienda  aunque le he dejado encargado en dos ocasiones que tuve que salir por emergencias. Una de las cosas que me gustan es salir con mis amigos, en especial los fines de semana…  Y como encargarme de la tienda y salir no siempre es algo que puedo hacer seguí el consejo de Shane y contrate a un empleado. Es el primer día que le dejo completamente a solas, y no pude disfrutar de la salida, y estaba por regresar a la tienda cuando comenzó a llover. Ah, estoy tan lejos, los taxis pasan llenos y si me mojo seguro enfermare.


— ¿Por qué no responde…?— Murmuro, al colgar por tercera vez sin respuesta en la tienda.


— ¿Dennis? ¿Qué estás haciendo aquí?—  Shane está en la calle, con una bolsa con el logo de una cadena de mercados en una mano y un gran paraguas en la otra.


— Estaba con unos amigos, voy de regreso a casa…— Una fuerte ráfaga de viento y agua me empapa la ropa y casi vuela el paraguas— Si la lluvia me deja.


— Umm no parece que deje de llover pronto— como para confirmar lo que dice, un relámpago seguido por un trueno— Wow, ese estuvo cerca ¿No vienes? Mi casa está a la vuelta.


— Por favor—  aunque solo es media cuadra lo que andamos, nos mojamos más de lo que pensé, la lluvia se ha vuelto una tormenta y apenas se ve algo en la calle— Y por eso estaba llamando a la tienda— le termino de explicar.


— Debió cerrar por la lluvia, ¿intentaste con su teléfono? Te traeré una toalla para que te seques un poco, necesito encender el calentador para poder usar el baño pero hay café… o agua caliente para un té.


— Oh, no, solo la toalla…— Shane me ignora. El lugar está en el tercer piso de un viejo edificio, pero es amplio, la cocina es grande y en la sala caben más de tres muebles además de que haya tres habitaciones y un baño a lo que puedo ver. La lluvia golpea fuerte en la escalera de incendios. Mientras él regresa, llamo al teléfono de Joe, quien me dice lo que Shane ya había intentado adivinar.


—  Solo tengo té de manzanilla.


— Está bien... Joe cerro temprano por la lluvia, no le di mi número de teléfono y no pudo avisarme—  Se ríe mientras se sienta en una silla. Afuera continua lloviendo con fuerza. Me seco un poco con la toalla que me dio y luego me siento en otra de las sillas justo cuando pone una taza con el té delante de mí— ¿tú no tomas nada?


—  El café tarda más que el té. Creo que ya puedes usar la  regadera y tendrá agua caliente.


— No es necesario.


— Tu ropa esta mojada.


— Si me prestaras ropa bastaría.


— ¿Te apena usar el baño de otras personas?— Suspiro, viendo el humo del té perderse. Los dos estamos siendo obstinados.


— Bien, pero ve primero o se me enfría el té— No me gusta mucho discutir, y como igual parece que no podré irme a casa sin mojarme… si le digo que vaya primero podre irme sin que se dé cuenta y dejarle alguna nota o algo, quizá solo despedirme cuando no pueda detenerme.  Sí, he pensado eso pero el solo ver cómo está diluviando  fuera hacen que no quiera moverme de aquí, y al final Shane regresa y yo sigo en la silla.


— deje unas toallas dentro, tendrás que usar el baño de la habitación porque este de aquí no tiene regadera. Voy a buscar ropa.


— Gracias— No me incomoda usar el baño de otras personas como dijo él. Yo solo quería irme a casa.  No creo que la ropa de Shane me quede porque soy más grande que él, otro motivo para no querer usar el baño. El agua caliente solo me hace pensar en el sofá, o una cama, con mantas y una buena taza de té mientras veo películas. No me tardo tanto, fantaseando sobre cosas cómodas, apenas noto que Shane solo me dejo toallas y nada de ropa ¿La dejo fuera? no escuche nada pero si no quiso molestarme… sujeto una toalla a mi cintura y salgo. La habitación que apenas vi cuando entre es amplia también, con una cama grande y muchos muebles pero nada de ropa visible— ¿Shane?— al lado de la cama hay varios libros y una caja pequeña.  Ah, este es uno de los libros que le preste.


— Lo siento ¿terminaste? Deje la estufa encendida y…— mi primer impulso es dejar el  libro en su lugar, en un movimiento rápido y torpe, como si me descubriera haciendo algo malo. Shane me ve, y al mismo tiempo la caja que estaba junto a los libros se cae por el golpe que le doy.


— Lo siento, solo estaba…— Me agacho a juntar las cosas. Un par de cosas pasan a la vez: Shane hace un sonido de angustia, una mezcla de grito y un “No” y corre hacia donde estoy. Yo me quedo mirando el contenido de la caja regado en el suelo. Reconozco todos y cada uno de los juguetes que le he vendido a Shane.


— Esto es…


— No importa, no esperaba que solo los dejaras guardados— A mí no me importa mucho. Shane se queda quieto frente a mí. Ah ¿Qué voy a decirle para que no se sienta avergonzado? Esto es mi culpa por estar haciendo cosas que no debería.


— ¿entonces imaginaste como los he usado?


— eh, no…—… no lo había hecho, no hasta que el metió esas palabras en mi cabeza e inevitablemente la imagen llego a mi cabeza.


— ¿Alguna vez te preguntas si tus clientes usan bien estos juguetes? Los vendes todo el tiempo y das las instrucciones pero ¿sabes? es difícil hacerlo porque no puedo verlo…— ¿Quién demonios es esta persona y que hizo con Shane? Se ríe, sin dejar de mirarme— ¿te has quedado sin palabras? Eso es impropio de ti, Dennis— Siento un calor que nada tiene que ver con el té o la dicha caliente.


— Yo… la ropa… solo buscaba la ropa— Me pongo de pie— Y tu problema puede resolverse con un buen espejo— Shane también se pone de pie, sigue sonriendo.


— No es la clase de fetiche que tengo… creo que me interesan más otras cosas— No puedo moverme cuando él se acerca, tanto que puedo ver claramente las pecas de sus mejillas— Nunca te escuche decir que cosas te gustan a ti.


— Porque eso no es lo que me…


— Importa… ¿Es verdad que nunca te involucras con los clientes?— Tartamudeo su nombre, pero no se que mas decir— Que adorable…


— Estoy confundido.


— ¿Confundido? ¿No estoy siendo claro entonces? ¿Debo decirte que quiero tener sexo contigo?


— Esa parte si la entiendo—  Su sarcasmo al fin hace que mis ideas se ordenen—  ¿Por qué?


— Eso si no importa, ¿quieres o no?— Cuando su mano se alza y me toca el pecho, recuerdo lo único que me  cubre es una toalla que ya no me parece tan grande. Shane se detiene, me mira, solo el temblor de sus dedos me hace pensar que ya no esta tan seguro de lo que hace. No me extraña la invitación que hace, porque he recibido muchas, lo que me tiene extrañado es el cambio de chico tímido a esto— ¿Y bien?


— No parece que estés muy dispuesto a dejarme ir— Él suspira, su mano deja de temblar y se pega a mí en un movimiento lento y, a mi parecer, muy erótico.


— Ya veo… entonces déjame descubrir lo que te gusta.


— E…


— Shh, ahora es mi turno para jugar— veo como pasa su lengua por los labios, acerca su rostro al mío, me parece interminable el tiempo que pasa hasta que me besa. Solo alcanzo a comprender que Shane estaba jugando y que yo caí como idiota en ese juego. No me molesta, tampoco que su mano afloje la toalla y caiga al suelo. La cama queda convenientemente cerca, y pienso que quizá esto no es tan casual como parece pero ¿Qué importa?


La ropa de Shane me incomoda, a jalones logro quitarle la camisa sencilla. Sus hombros y su clavícula también están llenos de pecas, un detalle que me parece irresistible y me hacen besarle los hombros, siguiendo la línea del cuello hasta el hombro y del pecho hasta el otro hombro, mis manos se dirigen directo a sus piernas. Le escucho emitir algo que está entre una risa y un jadeo o gemido.  Es él quien me jala hasta la cama, me hace caer primero y se sienta sobre mí.  


— Shane…


— Umm, debí haber comprado las esposas…— le miro, solo apoyando mis manos en sus piernas.


— No me gustan— él me mira unos momentos, luego lleva su mano a la mejilla mientras pone una expresión de concentración.


— Entonces me encargare de averiguar lo que te gusta, como dije antes— mientras lo dice, frota su cadera con la mía. Se estira sobre mí, pero no lo hace para besarme o tocarme, su objetivo es el cajón del mueble junto a la cama— ¿No ibas a enseñarme a usarlos?— en sus manos hay un dildo y en la otra un lubricante. Vuelve a frotarse en mi, y una parte de mi tiende porque la cama es tan grande cuando se recuesta en las almohadas— ¿Quieres quitarme esto?— Señala el short que trae. Joder claro que quiero, no encuentro las palabras para decir algo así que solo me muevo en la cama hasta alcanzar los bordes del short junto con la ropa interior. Una pierna flexionada, una última mirada lasciva  y mi atención se centra en sus manos tocándose, movimientos lentos mientras no deja de mirarme.  Un gemido, un sonido bajo y ronco que hace que mi propio cuerpo reaccione. Su rodilla se mueve y puedo ver el juguete entrando en él, su mano empujando y jalando…— Dennis ¿Te gusta lo que ves?— apenas puedo entenderle.  Recorro mi vista desde su entrepierna, su otra mano en su abdomen, el pecho, los hombros hasta su rostro, su boca entreabierta en una sonrisa, los ojos brillantes de placer…


— Lo estás haciendo mal— me reclino sobre él, poniendo mi mano sobre la suya que sigue moviendo el juguete y comienzo a marcar un ritmo distinto, un movimiento más lento, más profundo, buscando hasta que lo escucho jadear, cuando su rostro pone una mueca de placer puro— así se siente mejor— su mano libre se sujeta a mi hombro, se inclina y me besa. Nuestras manos no dejan de moverse hasta que él se vuelve a dejar caer sobre las almohadas con un gemido más largo, jadeando… me quedo con el juguete en una mano, solo observando el rostro de Shane, y por eso mismo no noto su pierna alzarse un poco, solo lo suficiente para alcanzar mi entrepierna.


— Entonces esto te gusta ¿eh?— estaba tan concentrado en Shane, que había ignorado mi  propio malestar hasta que me toco…— No esperaba que fueras tan tímido.   


— Yo no esperaba que tú fueras tan atrevido— se ríe, aparata los risos de su cara antes de lanzarse contra mi otra vez.  Rodamos al otro lado de la cama, besándonos.


— Esto parece doloroso— su voz es casi un ronroneo en ni oreja mientras su mano acaricia mi erección— Siempre he pensado que… estos son buenos— me quita el juguete que no he soltado— pero esto es mejor— su mano me da un apretón, luego muy lentamente comienza a moverla de una forma que me deja con la mente en blanco. Me intento contener solo unos pocos segundos antes de mandar todo al carajo y entregarme al placer hasta que ese placer se libera y en lo único que puedo pensar en que el mundo podría acabarse en este momento y no me importaría— Dennis ¿No me digas que eres de esos que se quedan dormidos cuando terminan?— emito un gruñido a modo de respuesta, él se ríe y siento sus manos en mi pecho, su respiración en mi oreja mientras continua hablando— Juguemos un poco más— ahora yo sonrió, nos besamos de nuevo, su cuerpo de pega mas al mío al punto que ya no sé donde comienza el mío.  Su juego ahora son un montón de caricias, tocarnos mientras nos besamos y esperamos. Las pecas de Shane se extienden a sus brazos y su espalda, y yo las encuentro tan irresistibles que no puedo dejar de besarle en cada lugar donde encuentro esas marcas en su piel.


— Shane— mi voz suena ronca, pero tantos juegos han hecho bien su trabajo.  Shane lo nota, sonríe y le veo alejarse, dándome una vista muy clara de su trasero. Me descubre observando atentamente. Se acerca a mí, moviéndose despacio. Su deliberada lentitud mientras abre el envoltorio del condón solo me está volviendo loco, las caricias de siento cuando lo desliza por mi pene no ayudan. Siento las manos de Shane en mis mejillas, le siento sentarse en mis piernas, pegando su pecho al mío, otro beso y finalmente siento como el mismo Shane comienza a rozar su trasero en mi pene, siento cuando comienzo a entrar en él, le escucho contener un gemido y suspirar cuando estoy completamente dentro de él.


— Esto es… mejor que esos juguetes— su voz apenas es un jadeo. Recorro con mis manos su espalda hasta su trasero, empujo un poco y su espalda se arquea… me empuja un poco y es él quien comienza a moverse, empujando su cadera, marcando el ritmo mientras le sostengo.  Si los gemidos de antes eran excitantes, estos son completamente obscenos… la visión de Shane sobre mí,  su cuerpo desnudo un poco arqueado… le detengo y con todo el cuidado que puedo tener en esta situación le tiro sobre la cama y vuelvo a entrar en él, ganándome un gemido que retumba en todo mi cuerpo. Es más fácil para mí moverme, besarle y tocarle… le escucho gemir más fuerte, sus piernas se cruzan en mi cadera, sus manos aferradas a mis hombros… siento cuando él termina, me sigo moviendo un par de veces más y también termino. Me dejo caer en la cama, a su lado. Los dos jadeando, sudorosos… le oigo reírse.


— Eso fue… mejor… que lo que imagine.


— ¿Imaginaste esto?— Abro los ojos para verle sonreírme, una sonrisa perezosa.


— Tengo una caja de preservativos en el cajón— y la forma en que lo dice, la invitación que viene con esas palabras hacen que me acerque a besarle  otra vez.


 


Me despierto cuando siento algo peludo en mi brazo, pero no quiero despertar todavía.  Cierro con fuerza los ojos, intentando dormirme, pero algo se sigue moviendo en la cama, algo que llega a mi cara.


— ¿Pero qué…?— Abro los ojos cuando siento algo caliente y húmedo en la cara. Un pequeño perro peludo y negro está agitando alegremente la cola mientras me mira. Arg, siento como si tuviera una resaca… pero reconozco el lugar—Shane, tu mascota…— me detengo, porque primero, no recuerdo que Shane mencionara una mascota antes y anoche no había rastros de una aquí y segundo, el hombro desnudo  y pecoso de Shane me borra cualquier pensamiento. Me inclino a besarle el hombro— oye, despierta.


— En dos días…— está muy dormido. Me rio, mordiéndole la oreja. Eso parece hacerle despertar.


— ¿Estas despierto? Shane, no te imaginas lo que…— la voz de chica se detiene al mismo tiempo que volteo a la puerta. Nos miramos unos momentos, momentos en lo que aprovecho para asegurarme que estoy cubierto con la sabana— ¿¡Es en serio!? ¿Con el chico del sex shop, Shane?


— Eres ruidosa.


— ¡No es justo!— Y la reconozco. Es una de las chicas que ha frecuentado la tienda desde hace pocos meses, una de las más insistentes para invitarme a salir— ¿Qué fue lo que hiciste? Dímelo…— siento que está a punto de arrojarse sobre la cama para atacar a Shane. Él por fin despierta, el perro salta sobre mí para ir con él— ¿Por qué siempre te interesas por los mismos chicos que yo?


— ¿Quieres dejarnos a solas? Ven otro día— Ella tuerce la boca, pero se da la vuelta y se va. No sé si se queda en el lugar o realmente se fue— Lo siento por eso, ella es mi prima.


— ¿De qué hablaba?— usa sus codos para alcanzarme y besarme. Me observa son esos ojos miel, antes de suspirar.


— Apostamos por ver quien se iba a la cama contigo, no una de esas apuestas tontas— se apresura a añadir— No es ni siquiera una apuesta, más bien una competencia. Ella está obsesionada contigo desde que fue a la tienda. Te conocí cuando hice una entrega en la tienda.


— ¿Una entrega?— es imposible, no recuerdo verlo antes.


— No tenía el cabello tan largo, y la que estaba allí era una chica. Paso por la tienda para ir a la universidad.


— Sigo sin entender.


— La vi coqueteando contigo, hable con ella y ella dijo que no le importaba si me gustabas también, pero creo que estaba siendo dramática… y fue cuando quise hacer algo también, fui a la tienda algunas veces solo para ver que te interesaba… nunca le hiciste caso a las chicas muy provocativas.


— Solo fuiste un par de veces.


— Eh… estudio actuación, tengo algunos… disfraces…— cuando lo dice, un rostro viene a mi memoria.


— ¡La chica de los videos! La que no tenía identificación…— sus mejillas se ponen rojas.


— ¡Estaba comprobando cuál es tu tipo!


— ¿Por qué no solo hablarme? ¿Por qué hacer todo esto?


— Porque nunca sales con tus clientes— frunce el ceño— Y a los únicos que les ponías atención era a los clientes que llegaban avergonzados. Pensé que era una buena forma de acercarme, no tenía tu número y solo te veía en la tienda, no sabía a dónde salías cuando no estabas en la tienda.


— Esto es muy confuso… ¿realmente te gusto?


— Mas bien sigues dormido. Me gustas ¿Bien? anoche tuve una oportunidad y no la desaproveche. Hey, que no te estoy pidiendo salir todavía… pero nada nos impide hacer esto.


— ¿Ser amigos sexuales?— él se ríe.


— ¿Por qué no?— Tengo la sensación de que eso no funcionara, pero es todo lo que pienso por ahora— Anoche lo pasamos muy bien…— Y que lo diga. No es el primer chico con el que duermo, pero si uno de los más intensos— ¿En que estas pensando?


— En las posibilidades— Me mira con curiosidad, las cejas un poco fruncidas— Estudias actuación, estuviste actuando todo este tiempo…


— No todo el tiempo— dice, en un casi chillido indignado.


— No es eso lo que pensaba. Más bien en…  lo bien que actúas… y que otros personajes puedes hacer— Él se queda unos segundos sin expresión, luego una gran sonrisa aparece en su rostro.


— Entonces, eso es lo que te gusta… Y yo que pensaba que tenías algo con hombros.


— ¿Con los hombros?


— No dejabas de besarme.


— Ah, no son tus hombros, las pecas que tienes…— Me calló, estoy hablando de más… pero es tarde, Shane ya se ha levantado, su manos aferradas a mi cabello al tiempo que me besa. No sé qué hora es,  pero es un poco temprano para...— Al carajo la hora— Le atraigo a mí, apartando la sabana de su cuerpo.


—  Me alegra que estés de ánimo tan temprano— su mano acaricia mi entrepierna sobre la sabana. Sonríe cuando aparta la tela— Sigamos jugando, Dennis…— se inclina en mi pecho, y más abajo, y abajo hasta que su lengua en mi erección es lo último que siento antes de volverme a abandonar en el placer.


 


 


Todo en la tienda esta en completo orden. Todo parece seguir como si nada, incluso para los ojos de mi hermana, que observa todo con una expresión crítica, buscando algo que este mal en el lugar a pesar de que tiene  media hora con lo mismo.


— ¿Y es confiable?


— No es la primera vez que Joe trabaja en una tienda de esta clase, está muy bien preparado. Yo mismo supervise como atendía a los clientes.


— Bien… supongo que si esta todo en orden.


— No es tan difícil— La puerta se abre, y no necesito voltear para saber quien acaba de entrar puntualmente a la tienda. Volteo solo para distinguir el desordenado cabello de Shane.  Me saluda con la mano, y cuando llega a donde estoy me hace inclinarme para besarlo. Estoy tan acostumbrado a esto, que ni siquiera me molesta que nos vean. Mi hermana se aclara la garganta con fuerza— Ah, si… ella es mi hermana,  Jodie.


— Oh, soy Shane…— él no dice más, mi hermana sigue esperando, sin decir nada.


— Shane es mi novio. Vamos a salir, te encargo la tienda— Le soy unas palmaditas en el hombro.  Afuera comienza a sentirse el calor del verano.


— ¿Está bien irte así? 


— Ella está muriéndose por ver cómo va la tienda, estaba por correrme para sentirse la dueña otra vez, al menos por hoy— Han pasado algunos meses desde que me quede en su casa por primera vez debido a una tormenta. Ahora no necesitamos de la lluvia para quedarnos en la casa del otro... varias veces por semana— Esta semana llega nueva mercancía ¿quieres venir a revisarla?


— Eso no me  lo pierdo— A Shane le ha dado por revisar antes que nadie y quedarse con lo que más le gusta, jamás le admitiré a mi hermana que hacemos verificación de calidad algunas veces en la bodega—  ¿Y que fue eso que le dijiste al final?— Ah, entonces si estaba poniendo atención.


—Si te molesta puedo corregirlo— Siento sus dedos tocando mi muñeca, se desliza hasta entrelazar nuestros dedos. Caminamos por la calle uno poco más.


— Para nada. Déjalo como esta.

Notas finales:

Pequeña historia que surgio al ver una tienda con el mismo nombre mientras paseaba :P


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