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Punto final por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola ~

 

Mientras le doy los toques finales a mi próxima historia larga, les comparto esta pequeña historia, espero les guste. 

 

"La  tranquila rutina de Sawyer se ve interrumpida por un par de palabras y su conciencia que no le permite decir que no. Tal vez es momento de aprender que la palabra familia es mucho más flexible de lo que parecía. " 

La nieve se acumula en las calles, me gusta quedarme en el parque frente al edificio donde vivo, un cuadrado pequeño con árboles, bancas y varios juegos. Allí puedo caminar mientas fumo cigarrillos mentolados o tomo café de la tienda de autoservicio que está en el otro edificio. Me gustaría decir que es el único motivo por el que salgo pero el edificio tiene paredes delgadas y a esta hora es difícil no  enterarme de los problemas de los vecinos. Me mude hace un año y es el único problema que encontré en este lugar. Vaya, realmente hace frio esta temporada y ni siquiera estamos en los meses  más fríos ¡Se me están congelando los dedos! 


Dentro aun hace frio, el edificio solo tiene calefacción en las habitaciones, no en los pasillos.  Subo en elevador hasta mi piso, cantando una canción que acabo de escuchar. Cuando regresé del trabajo traje lo que necesito para hacerme una buena cena, y  al mejor encuentro una buena película…


— Hola— ¿Qué? ¿Es a mí?


— Hola.


— ¿Cómo estás?


— eh… ¿bien?— la niña estaba sentada en el pasillo, junto a la pared de enfrente ¿es mi vecina? No la recuerdo a ella, conozco a la pareja que vive la habitación de  un lado y los que viven arriba de mi piso.


— ¿vienes de pasear?


— Si… ¿tú regresas de la escuela?— es lo único que se me ocurre preguntarle aunque ella tiene puesto su uniforme de la escuela.


— Si, olvide mis llaves dentro esta mañana. No me di cuenta hasta que regrese. El conserje me permitió entrar pero papá perdió las llaves que tenía y tiene las de repuesto— oh, eso es muy desafortunado viviendo en un edificio compartido.


— Qué mala suerte— abro mi puerta— ¿y tu papá tardara en regresar?


— eso creo ¿puedo entrar contigo?


— ¿Qué?— ella se levanta, trae puesta una falda escoltar, calcetas altas y una camisa blanca de manga larga.  Tiene el cabello castaño muy revuelto y pecas en la nariz, no es alta y es delgada también.


— necesito… baño…


— Ah… vale…— arg, vamos Sawyer, ella quiere usar el baño… aunque si le pasa algo después seré el único sospechoso. Sera traumático para ella si orina sobre su ropa ¿no?— pasa— dejare la puerta abierta, no quiero que después digan que soy secuestrador o peor.


— Gracias— ella recoge su mochila y pasa corriendo, la veo arrojarla antes de dirigirse al baño. Creo que todos los departamentos tienen la misma disposición aquí. Uff, hará frio y la calefacción no funcionara si dejo abierto, ah, ya se: voy a escribir una nota.


 


Vecino: Su hija está conmigo en la puerta de enfrente.


 


Pegare esto en la puerta de su casa y cerrare. No puedo dejarla en el pasillo, debe estar congelándose con esa falda, es una crueldad usar falda con un clima como este.


— ¿Has comido algo?— alzo la voz para que me escuche. Cocinare algo y esperare  a que lleguen los padres de la niña.  No suelo ser tan buen vecino, pero ¿dejar a una niña fuera? no, eso no es algo que haría.


— comí el almuerzo en la escuela. Aww ¡Tienes un gatito! ¿Cómo se llama?


— ruru


— Qué lindo, hola ruru— escucho a mi gato ronronear, ella está de rodillas, rascándole la barriga. Adopte a ruru de uno de los lugares donde trabaje— y tu ¿Cómo te llamas?


— Sawyer.


— Soy Irene.


— Irene ¿tus padres llegan tarde siempre?


— papá a veces. Trabaja en la oficina de impuestos— ah, vaya. No debe ser muy popular entre las personas.


— ¿y tú mamá?


— mamá y papá se separaron hace mucho tiempo. Ella vive en china ahora, con su otra familia. Así que solo somos papá y yo— oh. Bien, eso es un poco desafortunado pero es la situación de muchos  niños— no podemos tener una mascota porque papá dice que aún no soy capaz de cuidar de una mascota por mi cuenta.


— Cuidar de una mascota es mucha responsabilidad— y si ella olvida las llaves de su casa bien podría olvidarse de darle de comer o cosas así— las mascotas no son juguetes— hey, ella ni siquiera está escuchándome. Como sea.


 


*****************************************


 


Vaya, al fin, son casi las ocho de la noche y apenas están llamando a la puerta.


— ¿Irene?— abro la  puerta. Recuerdo haberle visto algunas veces entrar a su casa— Mi hija…


— ¡Papá!— ella corre, sonriendo y me empuja un poco para poder pararse frente a su padre— Mira ¡Tiene un gato! Se llama ruru.


— ¿Por qué estás aquí? ¿Paso algo?


— Olvide las llaves— él le dirige una mirada un poco severa que hace que ella suelte a mi gato con cuidado en el piso y agarre su mochila para salir.


— la invite a pasar, mi culpa, hace frio en el pasillo.


— disculpa las molestias. No volverá a pasar— me encojo de hombros.


— No es nada. Más cuidado para la próxima— Le digo a la niña.  


— lo tendré ¡Adiós ruru! ¡Adiós Sawyer!— agito la mano y cierro la puerta. He hecho mi buena acción del día, supongo, hasta le di comida a la niña. Nunca había notado que vivía una niña en el departamento de enfrente ¿tienen mucho que se mudaron? Soy muy distraído con los rostros y me cuesta mucho memorizarlos a menos que pase algo que me haga recordarlos, como hoy. Trabajo en un departamento de enseñanza, dando conferencias lo que me convierte en un conferencista aunque no me gusta mucho llamarme así. Me la paso en escuelas, universidades, empresas o lugares así donde nos llamen.


— nos merecemos un descanso ¿no crees, ruru?— mi gato maúlla antes de saltar al sofá  hacerse bolita.


 


**************************************


 


Cuando regreso del trabajo me quedo un rato viendo noticieros, casi siempre cuando preparo la comida. Luego limpio un poco antes de ponerme a preparar algunos temas en mi lugar favorito: El sofá, con un café y ruru acurrucado a mi lado…


Lo que sería perfecto si no estuvieran tocando la puerta de los vecinos, es claro que no están si ya van cuatro veces que llaman a la puerta y no les abren. Hey, están tocando aquí… que raro, nunca viene nadie.


— Vine a visitar a ruru ¡Hola, gatito!— se ha metido, ella…


— espera ¿Qué…? ¿Por qué no estás en tu casa?


— vine a ver a ruru ¿no puedo?


— No es que no puedas…— ay ¿Ahora qué?— ¿Tu padre te dio  permiso?


— si ¿Qué haces?


— trabajo.


— ¿Puedo ver? No hay nadie en casa y me aburro.


— mira, Irene, no quiero meterme en problemas.


— no voy a molestar, lo prometo.


— No me refiero…ah, bien, puedes quedarte— ella sonríe, y yo siento que he perdido algo.


Irene cumple su palabra, se queda tranquila, jugando con ruru. Desde entonces, comienza a venir por las tardes, cuando regreso del trabajo. Ella sale apenas me oye abrir mi puerta, cargando su mochila. Los dos nos ponemos a trabajar, yo con mis presentaciones y ella con sus tareas. Se va cuando atardece, cada vez más tarde.


— quiero jugar en la nieve.


— Hay mucha en el parque— es el primer día de mis vacaciones,  aunque Irene no parece entender eso. Ya me he acostumbrado a que venga aquí por las tardes.


— Por favor, ¿podemos jugar fuera?— dirijo una mirada a la ventana, de seguro está haciendo mucho frio allá— por favor. Papá regresa tarde y no me deja jugar sola. Solo hoy, la nieve se irá pronto y no podré jugar.


—  No jales mi ropa… ah, está bien, vamos— puedo quedarme en una banca fumando. Como el parque es pequeño no hay muchas personas tampoco. Irene comienza a acumular montañas de nieve. Te has rendido, Sawyer, no debiste decirle que si ¿y si le pasa algo estando acá? Ahora querrá hacer más cosas a las que no podrás decirle que no. Habías resistido bien tanto tiempo…


— ¡Bola!— algo frio se estrella a un lado de mi cara, tirándome el cigarrillo y dejándome una sensación húmeda y dolorida. Escucho las risas de Irene.


— no puede ser… oye, esto no es...— Otra bola de nieve se estrella en mi hombro— Irene, no es gracioso— me agacho para evitar una tercera bola— Voy a llevarte dentro.


— Solo si me atrapas— esta niña… comenzamos una carrera por el parque, yo intentando agarrarla mientras no para de lanzarme nieve. Al final la atrapo, y los dos nos sentamos en la banca, riendo y jadeando.


— mi ropa esta húmeda y fría ¿no tienes amigos para jugar?


— tú eres mi amigo, y ruru también.


— me refiero a otros humanos de ocho años.


— ¡Tengo doce!


— como sea ¿no tienes?


— umm… los otros niños no quieren jugar conmigo.


— ¿Por qué?— ella se encoje de hombros, sacudiéndose los pantalones— ¿te molestan en la escuela?— ella no me responde, ni me ve pero yo sí puedo ver sus labios blancos de tanto que los presiona— deberías decirle a tu padre.


— Papá está ocupado con su trabajo. Sería un problema para él.


—no creo que… estas cosas siempre le interesan a los padres, Irene— a veces lo saludo cuando nos cruzamos en la puerta, y no creo que sea alguien que desatiende a… bueno, él deja a Irene en casa sola…— vayamos dentro.


  


****************************


 


— Ya voy— es un poco temprano para que Irene venga pero tal vez sus clases terminaron antes hoy, espero que sea eso y que no tuviera un problema— ¿tus clases terminaron pron…to?— no es Irene.


— quiero hablar contigo ¿puedo pasar?— la pregunta me deja desubicado unos momentos. El padre de Irene me mira, esperando.


— Claro— me aparto para que pase. Es más bajo que yo, pero yo soy alto. Su cabello oscuro está bien cortado, y su ropa formal me da la sensación de alguien muy severo— ¿quieres algo para…beber?


—No, quiero que me expliques esto— me extiende una hoja de papel. Es un dibujo, de Irene supongo. En la hoja hay tres personas, y lo que parece ser un parque, el  parque que tenemos enfrente. Y las personas es fácil saber quiénes son porque tienen nombre: Papá, Irene y Sawyer.


 —No veo cual es el problema aquí, solo es un dibujo.


— la maestra de Irene me llamo, estaba  preocupada por quien es esta persona. Irene le dijo que era su amigo y… ¿Por qué Irene hizo un dibujo contigo en él?


— pues…—… creo que ella me mintió: no tiene el permiso de su padre para venir conmigo como me hizo creer— no es… ah, esto no es como parece. Irene es mi amiga. Sé que es extraño considerando que ella tiene doce años, pero por favor, no pienses nada malo. Vino aquí después de que olvido las llaves, al otro día, oye te juro que le pregunte si tu sabias que estaba aquí. Creí que sabias.


— me acabo de enterar.


— lo siento… ella solo viene a jugar con mi gato, hace la tarea y se va. No hay nada extraño, solo me pareció cruel no dejarla pasar,  no quiero problemas.


— ¿eso es todo?


— a veces vamos a hacer compras a la tienda que está cruzando el parque. Hey, si quieres que ya no venga está bien, hablare con ella— que mienta de esa forma es peligroso, solo porque yo no le hice nada no significa que alguna otra persona se gane la confianza de un niño de ese modo— entiendo que estés molesto.


— estoy muy sorprendido,  yo no sabía nada.


— Sawyer ¡Gracias, gracias, gracias! te vi en la escuela esta mañana.


— ¿sí?   Yo no hice nada— ella se ríe.


—  entonces no es por ti que han llamado a los niños que me molestaban y luego se disculparan conmigo.


— oh, ¿en serio? Quizá alguien  hablo sobre la importancia del respeto… y la reputación de una escuela si alguien hablara.


— Irene.


— ¡Eres genial, Sawyer!— dice al mismo tiempo que ella me abraza y su papá habla. Irene se da la vuelta y se queda sorprendida al ver a su papá allí. Los dos parecen incómodos… bueno, yo también lo estoy. Esto es muy raro.


— eh…— no sé qué decir.


— vayamos a casa. Gracias por… — no termina de decir que, les veo salir en silencio. Uy, espero no haber causado un problema por intentar ser una buena persona, ahora sí creo eso que dicen de que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones.


 


Los últimos rastros de la nieve se están derritiendo, dejando todo mojado. El parque se siente menos frio y hay más personas paseando a sus mascotas. Me quede sin cigarrillos sin darme cuenta y tuve que salir a comprar.


— ¡Sawyer! Mira.


— no cruces la calle sin fijarte.


— Compre esto para ruru— me muestra un collar— ¿No es bonito?


— oh, lo es.


— y mira, también obtuve una buena nota en la clase de matemáticas— antes de poder detenerla deja su mochila en la banca y comienza a sacar sus cosas, mostrándome las notas que le dejo la maestra en los cuadernos. Yo me quedo diciéndole algunas frases como “Bien” “Oh, genial” “eso es bueno”  cuando veo que ella no para, me siento, y me toma más tiempo darme cuenta de que alguien nos está mirando: el padre de Irene.  No sé si ayer tuvieron problemas


— creo que será mejor entrar, no  le he dado de comer a ruru.


— Aww ¿puedo darle yo?— pero que velocidad para guardar sus cosas.


— Creo que te están esperando— me dan ganas de regresar a la tienda, pero vengo de allá y tendré que subir con ellos, somos vecinos. Me salva una llamada del trabajo, en donde Irene y su padre se adelantan y les pierdo de vista. Cuando entro, el elevador esta vacío. No hay nadie esperando en el pasillo. Es la primera vez que él llega temprano, si no sabía que Irene venía a mi casa es porque nunca estuvo aquí en esas horas.  


No me gusta mucho prepararme café porque nunca me queda bueno, o más bien no me gusta el sabor que le queda cuando yo lo preparo aunque tengo cafetera pero ya no quiero salir hoy. Como no tengo nada que preparar es momento de leer una novela: mi sofá, el café y un libro. Por costumbre también enciendo mi reproductor de música, con la música baja solo para evitar el silencio.


Los golpes en la puerta esta vez no me toman desprevenido, ya me acostumbre a que llamen a la puerta de mi departamento.  Es un poco tarde para que venga Irene ¿tal vez porque no vino por la tarde?  No, no es Irene: es su padre. Tiene el cabello castaño más claro que su hija, los ojos claros.


— disculpa la hora ¿estás ocupado?


— No, estaba… haciendo nada— otra vez parece estar incómodo— ¿se te ofrece algo?


— disculpa por ser tan brusco ayer.


— no te preocupes, entiendo, es tu hija y estaba con un desconocido. Yo también reaccionaria igual ¿quieres pasar?— creo que no es lo único que vino a decirme. Él entra, mirando a su puerta— ¿café?


— No, gracias— ruru se le acerca y se frota en su pierna— debes pensar que soy un mal padre.


— yo no he pensado nada. Mira, sé que trabajas y estas ocupado así que entiendo que haces tu mejor esfuerzo para darle una buena vida a tu hija— porque no puedo decir que Irene sea una niña que tenga mala vida— no serás el único padre que trabaja y no ve a sus hijos todo el tiempo.


— ha sido un poco difícil este año, no siempre la deje sola y estoy intentando encontrar la forma de salir más temprano.


— podrías conseguir una niñera.


— Es más complicado que eso— si él lo dice— estoy celoso de ti, parece que mi hija confía más en ti que en mí.


— oh, eso… bueno…— Sawyer, tienes que decir algo negando todo. Arg, no sé qué decir— umm.


— No intentes negarlo— Oh, es la primera vez que le veo sonreír.


— supongo que solo somos amigos, como dije. Irene no quiere causarte molestias, sabe que trabajas mucho y ella intenta hacerlo mejor también para no causarte más trabajo.  Solo es eso. Y un gato.


— Ya veo. Gracias por todo, Sawyer.


— no es nada.


— ah, no te he dicho mi nombre, soy Uriel— y con esa frase se sienta en sofá. Intento no sentirme incomodo por lo que paso antes con Irene, pero  ahora parece más amable.


 


***************************************


 


— Odio trabajar los sábados— murmuro. Siempre tengo sueño los sábados. Abro la puerta, empujando a ruru para que no salga. Escucho el sonido del elevador al abrirse, y yo aún sigo intentando cerrar la puerta.


— ¡Sawyer! Wow, te ves guapo— Irene y Uriel acaban de llegar. Le sonrió a Irene


— ¿en serio?


— siempre creí que eras como un hippie.


— ¡Irene!— Uriel la reprende y yo solo me rio por la ocurrencia. Siempre que llego a casa me pongo ropa cómoda, nada parecido al traje formal que estoy usando.


— ¿Tienes una cita? Sawyer tiene novia— canturrea Irene, como ya voy tarde y no quiero ponerme a pelear con una niña, solo me despido con la mano. En la superficie metálica del elevador entiendo un poco mejor la reacción de Irene, pues ella nunca me ha visto cuando voy al trabajo: el traje no me queda nada mal, y  me peine el cabello para llevarlo mejor porque me gusta llevarlo largo así que el reflejo que veo es el de alguien que sí parece ir a una cita. Quisiera que de verdad fuera una cita y no ir a trabajar en  sábado por la mañana.


Las semanas pasan rápido, ya no hay nieve en las calles, y ahora todo se está cubriendo de flores y hojas verdes. Estoy en mi banca favorita, con una pequeña alergia que no me impide fumar.  Lo bueno de este parque es que es fácil ver todo, como por ejemplo, veo salir al padre de Irene, Uriel. Cruza la calle, y viene hacia aquí. Le saludo con la mano.


— ¿esperas a Irene? Te vi por la ventana— ella debió haber llegado hace un rato, siempre que me ve aquí viene y me hace jugar algún  juego antes de entrar a casa y ponerse a jugar con ruru— fue a una fiesta a la casa de una amiga.


— Oh— intento que mi decepción no se note, es un poco vergonzoso que un adulto este esperando a jugar con una niña— eso es bueno, que tenga amigos.


— te preocupas mucho por ella.


— Me agrada— estornudo un par de veces.


— ¿estás enfermo?


— alergia, se me pasara si entro a casa.


— ¿y porque no entras?


— me gusta estar aquí— desde hace tiempo que también hablo con Uriel. A veces viene a sentarse aquí mientras Irene juega o hablamos en la entrada del edificio— has estado saliendo más temprano del trabajo.


— cambie de departamento. El trabajo que tenía en el anterior era demasiado para poder atender a Irene.


— hay algo que he querido preguntarte, no quiero ser grosero pero no le quiero preguntar a ella sobre su madre ¿Por qué no vive con ella?


— ella tenía otros planes. Nunca nos casamos, aunque vivimos juntos mucho tiempo. Nos dimos cuenta que no era lo que buscamos, ni ella ni yo.  Su trabajo es más demandante y no podía hacerse cargo de una niña así que…— se encoje de hombros— su empresa la transfirió y ha hecho una vida en otro lugar.


— oh, Irene menciono algo de eso. Lo haces bien, no conozco a muchos padres solteros.


— Tú serias buen padre— me ahogo con el humo de mi cigarro al reírme, toso y lagrimeo un rato hasta que puedo reírme bien. Uriel me da unas palmadas en la espalda.


— no, definitivamente no sería padre.


— ¿no te gustan los niños? Te llevas bien con mi hija…— sonrió al verle confundido.


— no es que no me gusten. Soy gay. Hace mucho que no le doy importancia a eso, pues no todos tienen en sus planes adoptar o hacerse cargo de un niño… lo siento ¿te sorprendí?


— no, bueno un poco. No esperaba que tu… no lo imagine.


— ¿será algo importante?


— para nada— siempre me sorprende el tiempo que hablamos, porque es mucho y no noto que hablamos tanto, ni siquiera hablamos de temas importantes. Muchas cosas que se también me las ha dicho Irene, en la inocencia de una niña que no sabe que algunas cosas son más importantes de las que parecen. Uriel dice que ha intentado que Irene no confié con tanta facilidad en las personas desconocidas, y eso es algo que me llego a preocupar también— ¿no es un poco solitario para ti?


— ¿umm?


— estas con mi hija por las tardes ¿no tienes amigos o alguien con quien pasar el tiempo?


 — ah, eso. De vez en cuando salgo pero no es mi prioridad ahora ¿y tú? ¿No has pensado en estar con alguien más? ¿O Irene se opone a la idea?


— A ella no le molesta— se ríe, como si hubiera algún chiste o algo gracioso tras sus palabras— pero no es fácil encontrar a alguien que te acepte con una hija casi adolecente. Tengo que pensar en Irene también, no solo en mí.


— aunque nadie te culparía si eres un poco egoísta.


— y por eso mismo lo hago, Irene no me diría si tiene algún problema con mi nueva pareja.  No me dijo que la molestaban ni que tuviera problemas en algunas materias ¿Qué crees que pase si a ella no le gusta o no se siente cómoda con alguien que yo elija?


— uh, tienes razón. Bueno, seguro encontraras a alguien— Uriel solo sonríe, mirando hacia la ventana de su departamento.


 


**************************************


 


Ah,  de nuevo no encuentro las llaves. Sé que as traigo por aquí, en algún lugar.


— Sawyer, mira— escucho los pasos de Irene corriendo hacia mí, y luego  algo que se aplasta cuando la siento cerca— lo siento.


— ah, no importa— solo es mi comida de hoy— ¿Qué es eso?


— prepare galletas en mi clase de cocina, traje unas para ti.


— gracias.


— ¿Quieres venir a comer con nosotros?— Uriel está mirando mi comida pisoteada. Últimamente he tenido mucho trabajo, no he dormido bien y tampoco tengo tiempo para hacerme de comer así que sé que no hay nada en casa para comer y mis únicas opciones son ir a comprar más comida, no comer o aceptar la invitación de Uriel.


— está bien. Probare las galletas de Irene


— ¡Están buenas!— me siento arrastrado hasta la puerta de enfrente, Irene no deja de poner galletas en mis manos.


— Irene, necesito ayuda.


— ¿Quieres que haga algo?— pregunto antes de sentarme, aunque estoy invitado.


— no, preparare algo rápido.


— Bien— el sofá es cómodo, blandito y fresco además huele a detergente y aromatizante ambiental… voy a recostar la cabeza solo un momento, aun escucho ruidos en la cocina así que solo un minuto. Un minuto…


— papá, Sawyer se quedó dormido— quiero decir que no estoy dormido, pero no puedo moverme ni siquiera para abrir los ojos. Escucho la voz de Uriel  pero no entiendo que le dice a Irene.  Cuando por fin abro los ojos, la luz está encendida, estoy más recostado en el sofá  y hay una manta cubriéndome. Uriel está recogiendo  algo de la una mesa. Me dan ganas de darme la vuelta y seguir durmiendo, pero no estoy en mi casa. Uriel se me queda viendo cuando me siento y estiro las manos.


— Lo siento, me quede dormido— algo más obvio no podría decir, Uriel sonríe.


— ese sofá no es muy cómodo pero te veías cansado y no quise despertarte ¿tienes hambre? Guarde tu comida.


—… si— me levanto para seguir a Uriel a la cocina donde pone un plato en el microondas. Él se sienta en otra silla y me acompaña mientras como, hablando sobre los horarios del trabajo y las jornadas pesadas que él ha tenido y como ahora es más fácil tener tiempo.          


 


********************************


 


La nieve ha vuelto a caer, volviendo todo frio y de un tono gris que en lugar de hacerme sentir mal me da más energía. Irene ha estado visitando la casa de sus amigas, recibe muchas invitaciones para jugar así que ya no pasa todo el tiempo conmigo. Al principio fue un poco extraño porque de verdad me acostumbre a tenerla por aquí.


— de verdad no tienes remedio, Sawyer, es la tercera vez en esta semana que Irene sale y siempre te lamentas igual.


— Bueno, ya te preocuparas tu cuando te diga que tiene novio y te pida permiso para ir a una cita— Uriel frunce el ceño, como si esa no fuera una posibilidad. Cuando Irene no está Uriel me invita a su casa.


— Creo que eso sería algo que te diría a ti— ahora yo frunzo el ceño, imaginado a una Irene más adulta hablando sobre chicos y pidiéndome consejos.


— Pero tú eres su papá, esa charla te toca a ti— me recuesto en el sofá. Aunque Uriel dice que el sofá no es cómodo, a mí me gusta pasar un rato aquí, a veces me quedo dormido, otras veces solo descanso un rato mientras pasa el tiempo.


— ¿Tú nunca tuviste cosas que le ocultabas a tus padres pero tus amigos si lo sabían?—  se está burlando de mí. Uriel resulto ser menos estricto de los que pensé cuando nos conocimos, a veces incluso resulta un poco infantil y le gusta burlase mucho de los demás— es verdad, ¿acaso sales con amigos?


— claro que salgo con amigos.   


— ¿en serio?


— me gusta estar en mi casa, pero si me invitan claro que salgo y pasó un buen rato por ahí.


— entonces tal vez debería invitarte una cerveza algún día.


— ¿Los papás pueden salir a beber cerveza?— Uriel me arroja un cojín pequeño en forma de flor.  Aunque no parezca si tengo amigos, paso tiempo con ellos en las horas de comida y mientras trabajamos, la mayoría tienen familias o cosas que hacer así que no siempre estamos saliendo de fiesta, además a mí me gusta quedarme en casa ¿Qué  problema hay con eso? de vez en cuando salgo con ellos.


He pedido vacaciones, y debido a que fue imposible salir por la nieve suspendieron las clases en la escuela de Irene, Uriel salió a comprar las cosas para la comida y no tener que salir por la tarde. Irene y yo hemos montado una guerra de bolas de nieve, aunque yo siempre intento no darle a ella porque siento que no es algo muy justo, ella tiene muy buena puntería.  Uriel nos saluda cuando regresa y todo va bien…


— ¿Cómo paso esto?


— lo siento mucho, Sawyer.


— solo es un rasguño. Solo me duele un poco, no es nada.


— Deja ver eso— Uriel levanta el cabello de mi frente y suspira antes de pedirle a Irene que le traiga el botiquín de la habitación— ¿Qué paso? Estaban jugando con nieve, no con rocas— Irene regresa y Uriel la manda a bañarse y ponerse ropa cálida.


— no fue una roca, ay…— el desinfectante arde. Uriel sonríe pero no se detiene— Irene lanzo una bola de nieve, me dio en la cara  cuando corría y no vi el árbol a tiempo— esta vez Uriel se ríe con ganas.


— ¿Cómo puedes no ver un árbol?— me encojo de hombros.


— corría con los ojos cerrados. No lo hare de nuevo.


— sí, no lo hagas. Te lastimaras y arruinaras tu bonita cara— él se detiene, le miro y le encuentro mirándome, su cara muy cerca por estar curando mi herida. Uh, esto es un poco incómodo.


— Sawyer ¿ya no te sale sangre?— Uriel se aparta, su mano me suelta el cabello.


— No, tu papá me ha curado bien, mira—  me señalo la frente.


—  si se inflama tendrás que ponerle hielo.


— Lo tendré en cuenta— como ya estoy aquí, me quedo a comer y paso un rato intentando que Irene no se sienta mal por lo que pasó bromeando y haciendo lo de siempre.  Es de noche cuando me voy a mi departamento, solo cruzo el pasillo.  Me duele un poco la cabeza pero no me extraña después de haber chocado de frente con un árbol. Creo tengo analgésicos por aquí… pero  primero tengo que darle de comer a ruru.  Veo a mi gato comer, no puedo dejar de pensar en lo que paso hoy, desde que me estrelle con un árbol (es muy chistoso ahora que lo pienso) hasta Uriel curando la herida. Pienso mucho en ese momento porque creo que me perdí de algo,  es como si Uriel intentara algo… pero no, eso no puede ser verdad— creo que me golpe muy duro con el árbol, ruru— el gato maúlla una vez— además, no es como si yo quisiera…  solo estoy imaginando cosas. No es mi tipo.  


Como las cosas siguen igual los días siguientes, prefiero dejarlo pasar.


 


**********************************


— espera…


— papá…


— Irene, entra a la casa— ah, esto está mal.


— no era mi intención que ella viera.


— Ahora estoy ocupado— Uriel cierra la puerta.  Ah, bueno, al menos lo intente. Me duele un poco la reacción de Uriel pero a la vez lo entiendo. No puedo decir que sea culpa de alguien ¿Quién adivinaría que se me iban a confesar y besarme al mismo tiempo que Irene y Uriel llegaban?  Mi compañero de trabajo ha hecho eso, me sorprendió y ni siquiera me di cuenta de que nos estaban viendo hasta que, después de rechazarle, entre e Irene comenzó a preguntarme sobre si a mí me gustaban los hombres. Uriel la apresuro a entrar y también estaba molesto. Siento como si hubiera hecho algo malo.


He pasado por situaciones parecidas antes y sinceramente es mejor dejas las cosas como están y no intentar arreglar nada, será difícil porque somos vecinos pero no hay nada que hacer si Uriel decide que es lo que quiere.


Para mí es fácil seguir con mi día como si no hubiera pasado nada: cocinar, leer, limpiar la caja de ruru, sacar la basura.


— ¿Necesitas ayuda?— Uriel intenta abrir la puerta mientras sujeta un  par de bolsas pesadas. Antes de que pueda decirme algo le sostengo la puerta para que pueda entrar.


— Gracias— me doy la vuelta para ir a mi departamento— Sawyer, espera.


— ¿Si?— no me dice nada. Le escucho suspirar, y antes de que diga algo, el elevador se abre y pasa una de las personas que vive en el piso.


— ¿Puedes venir un momento?— me encojo de hombros y vuelvo a cruzar el pasillo. La casa esta ordenada y sola.


— ¿Dónde está Irene?


— Le invitaron a una fiesta de pijamas.


— ah, qué bueno— que tenga más amigos.


— lo lamento… hace un rato fui grosero—  puedo notar que le cuesta mucho decirlo— no fue mi intención comportarme así.


— entiendo que es difícil hablar de eso con tu hija, puedo entender tu reacción así que no te preocupes. Si necesitas tiempo o que tome distancia de ustedes…


— ¡No!— me asustó su grito. Uriel se aclara la garganta— no es necesario que hagas eso.


— está bien, para Irene será difícil aceptarlo tan de golpe, entiendo…


— no, no entiendes nada.


— eh…— Uriel se pasa las manos por el cabello, despeinándose un poco— ¿quieres explicarme?— porque ahora si ya no entiendo. Él no parece querer decirme nada, o no sabe cómo hacerlo— tal vez si te calmas un poco. Si quieres puedo explicarle a Irene lo que paso.


—  ¿estás con ese chico?


— no, él…— Uff, esto es más vergonzoso— le rechace. No estoy interesado en él, además está pasando un mal momento y no creo que me quiera realmente.


— eso paso…— Uriel suspira.


— sí, es un poco vergonzoso. Entonces ¿todo está bien? ¿No hay problema si sigo viendo a Irene? ¿Uriel?


— Ya no lo soporto más— ¿Qué? ¿De qué está hablando?


— ¿No acabamos de arreglar todo?


—  No todo— se acerca a mi tan rápido que apenas puedo alejarme un poco, él va a golpearme. Cuando me agarra del cuello de la camisa cierro los ojos, esperando el golpe…


¡Él me está besando! 


— ¡Uriel!— su boca vuelve a besarme, no puedo apartarme. No puedo pensar… cada vez que intento apartarme Uriel se empuja más contra mí, con besos más demandantes— espera… esto… no…— ¿Qué?  Tropiezo y me caigo, Uriel cae encima de mí y la forma en que me mira me hacer querer esconderme bajo una cobija— ¿Qué estás haciendo?— no puedo moverme aunque lo quisiera. Me acaricia la mejilla  y me besa otra vez.


— dejando claras mis intenciones.


— tus… oh, por dios…— él me sonríe,  se ríe bajito ¡no se supone que él fuera gay! ¿Alguna vez lo menciono? ¿Lo dijo? ¡Tiene una hija! ¡Casi estuvo casado!


— hubo cosas que entendí después de hacer lo que todos esperaban— creo que hable en voz alta— pero no es momento para hablar— estoy muy confundido, no puedo pensar claro y no sé qué hacer.  Uriel se aprovecha de eso, me vuelve a besar, siento su lengua en mi boca y no sé cómo es que estoy respondiendo a su beso. Me aparto para poder respirar, aunque él aún sigue sujetándose a mí como si con eso evitara que me vaya. Su boca deja besos por mi mentón, bajando por mi cuello, siento sus dientes morderme con suavidad el cuello, me hace jadear al sentirlo— ¿estas avergonzado?— ¿Por qué pregunta eso? ¡Por supuesto que lo estoy! me acaricia otra vez la mejilla, mi cabello.


— umm…— me vuelve a besar, y el movimiento hace que note la incomodidad en mi entrepierna. Uriel también lo nota. Su mano baja por mi pecho, despacio.


— Ven— se levanta y me ayuda a levantarme. Su mano no me suelta, me siento muy torpe cuando camino… a su habitación. Me detengo— Sawyer— sus manos sujetan mi cara, me besa, su lengua rozando la mía, moviéndose en mi boca— ven conmigo— es como un hechizo. No me doy cuenta de cuando entro a la habitación, ni cuando llego a la cama.  Las manos de Uriel no dejan de tocarme, cada prenda que cae al piso son un montón de caricias que me vuelven tonto. Su cuerpo se siente tan cálido, y encaja tan bien con el mío…


Uriel suspira y me doy cuenta de que le estoy tocando también. La última voz de sensatez se desvanece al verle sonreír, su mano bajando por mi pecho, su entrepierna frotándose con la mía, es tanto el placer que no puedo contenerme, no puedo aguantarlo. Uriel me besa, pegando nuestros cuerpos más si es posible.


— espera…


— No sabes cuánto quería hacer esto contigo— su voz suena ronca, me pone la piel de gallina y envía un estremecimiento de placer por todo mi cuerpo. Aunque quiera, no puedo parar ya. Me siento acorralado, Uriel  no me deja pensar y yo solo me dejo llevar por su ritmo, sus caricias. Solo puedo escuchar mi respiración acelerada y los suspiros de placer de Uriel— me gustas. Me gustas…— le beso, un beso tan ardiente que sé que he perdido.  Mis manos en sus caderas, siento como el mismo busca la posición para que entre en él, baja lentamente su cuerpo y el calor me hace gemir. Mi cuerpo se mueve solo, empujando y ocasionando unos sonidos tan eróticos de la boca de Uriel que me hacen delirar. Su cuerpo se arquea, junto con un gemido más largo y la sensación cálida de algo húmedo entre nuestros cuerpos. El calor me llena, todo se pone caliente y luego solo se libera, dejándome sin fuerzas. 


Los dos caemos en la cama, jadeando, sudando. La habitación se siente caliente, el ambiente pesado. La mano de Uriel acariciando mi cabeza me sobresalta un momento, antes de relajarme.


— Esto fue…— no sé qué fue. Ok, fue sexo, eso lo sé, pero simplemente ya no sé nada. Uriel rueda un poco en la cama, queda casi encima de mí mientras me acaricia el pecho lentamente.


— Hablemos mañana— me besa— ahora hagámoslo de nuevo— ahora yo ruedo, dejándole debajo de mí. Él solo me sonríe mientras apoya sus manos en mis hombros y sus piernas se enredan en mi cadera.


.


.


.


Hay un ruido lejano, pero no sé qué es ¿Por qué hay ruido? Mi cuerpo se siente pesado, y tengo sueño ¿la lavandería cambio de detergente? No huele como siempre. Esto se siente… oh, no estoy en mi departamento, claro. Uriel. No hay nadie en la habitación. Ay, ¿Qué demonios paso anoche? Es como una clase de sueño—pesadilla o algo así…


— ¿realmente fue tan malo?


— joder, me asustaste— Uriel está en la puerta de la habitación, con los brazos cruzados y mirando con una ceja alzada.


— ¿estás recordando lo que paso? Dime ¿fue tan malo? ¿Te arrepientes?


— no, pero… yo no entiendo… ¿desde cuándo tu…? ¿Esa es mi camisa?— ah, qué vergüenza. Me cubro la cara con las manos— estoy desnudo y estas usando mi camisa— murmuro, una y otra vez hasta que le escucho reír y sentarse en la cama, a mi lado.


— te estás portando como un niño, Sawyer. Somos adultos. 


— ¡Eres el padre de Irene!— grito, con horror, lo que hace que él se ría más fuerte.


— ¿y?


— ¡No lo sé! Tu… ¡Dijiste que te gustaba!— recuerdo bien que lo dijo, antes de… de… ah, no puedo.


— me gustas. Eres demasiado amable, torpe e ingenuo.


— No lo entiendo...— se ríe otra vez.


— creo que si lo entiendes ¿yo te gusto, Sawyer?— Uriel no es mi tipo, pero anoche… accedí con mucha facilidad a tener sexo, me gusto tener sexo con él. Me gusto haber estado con él y me sentí muy mal al pensar que no quería verme por lo del beso de mi compañero ¿no es eso alguna señal de que también siento algo por Uriel?


—  Tal vez— me rindo, porque si sigo pensando en todo lo que hemos pasado mis recuerdos se están poniendo más raros, cobrando sentido en las veces que Uriel se me acercaba y las veces que la pasamos a solas riendo, hablando.


— ¿quieres salir conmigo? espera, mejor ¿quieres ser mi novio?— gimo, cubriéndome la cara al sentir más vergüenza con esa palabra. Sé que me estoy portando como un niño pero no puedo evitarlo. Muevo la cabeza para decir que sí. Su mano me acaricia el cabello otra vez— el desayuno está caliente, ven a la cocina antes de que se enfrié— me quedo mirando la puerta. Ay, esto es como estar dormido y no saber si estoy soñando o no.


Cuando logro ponerme los pantalones, en más de un sentido, voy a la cocina. Hay dos platos servidos y Uriel está llenando una taza con café. El  lugar tan familiar me deja una mezcla de sentimientos.


— no me habías dicho que eras gay. Esto hubiera sido menos confuso si lo supiera— le reprocho mientras me siento. Uriel me pasa la taza con café— y luego parecía como si me detestaras por besarme con otro chico.


— si lo supieras creo me habrías rechazado.  Cuando viví con la madre de Irene todo era perfecto y sin embargo me sentía vacío,  quiero mucho a Irene por supuesto pero me estaba obligando a vivir una vida que todos querían para mí, todos menos yo. Me daba miedo aceptar que yo…  luego ella decido que tampoco era feliz conmigo, creo que lo sospechaba, cosas como esas son difíciles de ocultar.


— debió ser difícil.


— un poco. Después de separarnos, comencé a salir con otros hombres. Y ha sido toda una odisea explicarlo a mi familia.


— tu familia… oh, dios ¡¿Irene lo sabe?!     


— lo sabe. No podría ocultarle algo como eso a ella… y tengo que ir por ella en un rato ¿quieres venir?


— emm, tengo cosas que hacer en casa. Será para la próxima vez— pero me quedo allí todo el tiempo que tardamos en desayunar.


 


*****************


 


Desde que Uriel se me confesó y yo aceptara salir con él, hemos estado manteniendo nuestra relación con un perfil bajo. Nos vemos por las tardes, hablamos y en si hacemos lo mismo que hacíamos antes de todo. Cuando vamos al supermercado, a veces me toma de la mano o me besa de sorpresa cuando nadie nos ve, esas cosas me dejan atontado y nunca sé muy bien cómo comportarme.  Sigo viendo a Irene, ella viene a mi departamento a jugar con mi gato y si quiere ir al parque el acompaño y jugamos un rato, ahora acepto cada que me invitan a comer. Aun no le decimos que somos pareja.


— Es extraño hacer esto— las manos de Uriel me acarician la espalda, estamos en el baño, después de salir de la cama.


— ¿bañarnos juntos? ¿Tener sexo?


— ocultarnos, Irene fue a una pijamada y…  es como si estuviera haciendo algo malo.


— Será más incómodo si ella nos encuentra así— ¡tiene razón! Sería muy vergonzoso.


— ahora que lo pienso, si salgo contigo ¿eso me convierte como en el otro padre de Irene?— Uriel me pasa una toalla.


— Sawyer,  te comportas como su padre desde que la conociste— ¿lo hago? Él se ríe, y me besa— eso hizo que me enamorara de ti— Oh… me estoy avergonzando. Uriel me pone la toalla en la cabeza mientras se seca. Con su trabajo y el mío es fácil dejar pasar muchas cosas y volver a las rutinas tranquilas entre nosotros tres: Uriel, Irene y yo.


Cuando mis vacaciones terminan, las cosas no cambian mucho pues puedo hacer mi trabajo en el departamento de Uriel e Irene aunque de vez en cuando olvido ir con ellos de tanto trabajo que tengo. Cuando tocan la puerta, ya sé que es Irene quien viene. Hoy está muy seria, cuando termine esto le preguntare si tiene problemas en la escuela o si paso algo.


— Oye, Irene ¿Qué te pasa?— ella deja de agitar el juguete de ruru.


— tú te besas con otros chicos ¿no? vimos eso en clase hace mucho y te vi besándote con uno.


— umm… si, me gustan los chicos— no entiendo la expresión que pone, como si estuviera triste y molesta— ¿a qué viene eso?


— ¿Tú tienes un novio, Sawyer?— no, no, no ¿Por qué tiene que preguntarme eso? ¿Por qué?


— Sí— ella parece desinflarse,  en serio es como si le hubiera anunciado la peor noticia del mundo. Me siento mal por eso, no quiero hacerla sentir triste— ¿Qué pasa? Oye, no es algo malo.


— si lo es. Papá me dijo que le gustas…— Uriel…— pero si tú tienes novio, entonces papá estará triste porque el chico que le gusta tiene otra persona— oh, mierda, he metido la pata: ahora si le digo que Uriel es mi novio se enterara que mentimos— ¿no te gusta mi papá, Sawyer? Mi papá sería un bueno novio.


— eehh… pues… yo…


— ¿quieres ser novio de mi papá?


— ¡Irene! Ah… tu papá me gusta— logro decir, aunque tengo que fingir que mi sofá es interesante— ¿estaría bien si estamos juntos?— ella grita, la veo levantarse y salir corriendo. Esto es tan vergonzoso.


— ¡Vamos, vamos! ¡Papá, apresúrate!— la puerta se abre otra vez, Irene viene empujando a Uriel, que parece confundido.


— Irene ¿Qué haces? 


— Sawyer dijo que si sería tu novio— aah ¿Qué está haciendo?  Quiero volverme invisible. 


— oh ¿eso dijo?


— ¡Sí! ¡Ahora tienes novio!— los dos se ríen, yo solo me cubro la cara con las manos. Las manos de Uriel me bajan las manos y no me las suelta, tiene una enorme sonrisa que es lo único que veo antes de que se me acerque y me bese.


************************


— se hará tarde, muévanse.


— Irene, no seas grosera.


— pero papá, puedo quedarme sola un momento.


— Uriel tiene razón, no deberías quedarte sola— porque probablemente llegaremos tarde.


— ¡pero es su primera cita! no importa si me quedo en casa. Prometo no salir de aquí, me quedare con ruru.


— no, eso no pasara. Llame a la vecina, vendrá a cuidarte— justo entonces llaman a la puerta. Uriel recibe a la vecina que vive en el departamento del fondo. Irene no tiene una buena expresión, pero no se queja cuando salimos. Apenas salimos, Uriel me toma de la mano.


— Irene estaba muy feliz de que saliéramos— comento, ella no ha dejado de hablar al respecto desde que planeamos esta salida. Realmente no tenemos un plan, solo salir a cenar y a ver que más encontramos de camino.


— está feliz. Yo también lo estoy, estoy feliz de que te lleves tan bien con ella y que estés conmigo… es como si ahora fuéramos una familia.


— familia…— no había pensado en eso. Para mi es normal pero si alguien más nos viera creo que si pensarían que somos una familia. No me desagrada la idea.


— Vamos— la mano de Uriel me suelta, casi de inmediato siento una nalgada.


— ¡Uriel!


— ¿Qué?— me dice, de forma inocente. Me quedo balbuceando cosas sobre estar en público y algo de la privacidad— se nos hace tarde, anda, no te quedes pensando en esas cosas— me toma de la mano otra vez y me besa, sin ningún pudor, sin temor a que alguien nos vea— Irene quiere le enviemos fotos de lo que hacemos… o casi todo lo que haremos— me guiña un ojo, y comienza a caminar.


— Ok— creo que me tomara  tiempo acostumbrarme a esta nueva familia.

Notas finales:

Nos leemos la próxima!!


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