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Punto final por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo: Te quedas dormido en el trabajo... sales mas tarde.
No tienes ninguna de tus pertenencias.
Regresas a casa y te encuentras con que ya hay alguien allí, fingiendo ser tu, adueñándose de tu familia.
¿Que harás para recuperar tu vida?

El claxon de un auto me despierta. Bostezo, sentándome correctamente en la silla. Esta tan oscuro que no veo nada más que la luz que viene del pasillo.  No recuerdo haberme dormido, pero esta semana tuve tanto trabajo y estuve durmiendo tarde.  Camino con las manos extendidas y dando pasos cortos para ano golpearme con alguno de los muebles de la oficina hasta que la luz es suficiente para poder andar más rápido. Me da escalofríos quedarme en este lugar solo, y sé que no hay nadie más, la hora de salida es a las cuatro, son las… ¿qué hora es?  ¿Y mi reloj? Qué extraño, estoy seguro de que lo tenía esta mañana que salí de casa y me despedí de  Stew y la pequeña Samara

La luz comienza a temblar, se apaga unos segundos y vuelve a encender.  Frente a mi está el elevador, y a un lado las escaleras. Dudo unos segundos antes de ir por las escaleras, si la luz se va me quedare sin que nadie sepa que estoy aquí, así que superare  mi miedo a las escaleras oscuras.  Bajo más rápido de lo que normalmente haría, comprobando lo que ya se: estoy solo en este lugar. Las escaleras están oscuras, no hay iluminación porque hay varias ventanas que dejan entrar la luz durante el día, pero ya no es de día. ¿Qué hora es? mientras bajo, siento otro escalofrió y comienzo a sentir cosquillas en la nuca. Me apresuro a bajar, intentando no caerme. Maldición, estar a solas solo me hace sentir que alguien viene detrás de mí, que  me alcanzara en cualquier momento si no corro, que está estirando la mano para agarrarme, o quizá que saldrá de los escalones y me sujetara el pie, me hará caer y entonces…

Llegue.  Empujo la puerta que da al estacionamiento y lo primero que veo es la luz. Aquí si hay lámparas. Suspiro.

— Que tonto— me regaño.  Debo dejar de pensar en cosas ridículas, no hay nada que temer en este lugar más que algún ladrón, nada sobrenatural va a pasar solo porque estoy solo. ¿Por qué siempre pasan cosas extrañas a las personas cuando están solas?- que maduro, Clay— sonrió, pero solo unos segundo, porque mi auto no está— ¿Qué mierda…?- no hay forma de que me equivoque de lugar, porque no hay más autos. ¿Me robaron? Mi primer impulso es llamar a la policía, pero tampoco tengo mi teléfono en mi bolsillo.  Ni las llaves del auto.

— ¿Señor Myers?  ¿No había salido hace horas?

—  ah, Cooper ¿no ha pasado nada extraño aquí? mi auto no está, pero…- Cooper es el guardia del edificio durante la noche. No pudieron robarme el auto, así que alguien debió sacarlo— no te preocupes, debieron hacerme una broma. Me quede dormido en la oficina.

— ya veo ¿llamo un taxi?

— la verdad… creo que también me han sacado la billetera ¿podrías hacerme el favor de prestarme algo de dinero?- el hombre es algo mayor y amable. Me sonríe, con unos dientes un tanto amarillentos por fumar gran parte de su vida.

— no hay problema. Tengo café en la oficina.

— Gracias— le sigo hasta el pequeño cuarto que usa para vigilar.  Acepto la taza que me ofrece y espero escuchando sobre algún viaje que hizo con su esposa y sus hijos hace muchos años.

— ¿y tú? ¿Cómo les va?

— bastante bien, Stew estaba nervioso al principio, no dejaba de repetir que no le querrían y que haría algo mal, pero Samara se ha adaptado muy bien a la casa y nosotros a ella— hace unos meses Stew y yo al fin pudimos adoptar,  así que hemos tenido algunos días muy intensos antes de que todo encontrara su orden— estamos pensando en conseguir una mascota también, un perro o un gato.

— eso está muy bien.

— Sí, soy muy feliz— un taxi se detiene en la entrada, me despido después de tomar los billetes que me extiende. Tengo suerte, tendría que caminar mucho para llegar a casa. Stew debe estar preocupado, no llego tarde nunca sin avisar, y ahora me siento un poco mal por no pensar antes en eso, no tengo forma de llamarle y solo puedo esperar llegar a casa. Hay tráfico en algunas calles,  ahora solo me pregunto quién demonios me hizo tal broma de mal gusto.

Me bajo del taxi después de agradecerle. Conseguimos una casa en un vecindario no muy cercano a nuestros trabajos, la verdad extraño nuestro departamento en la ciudad, pero es algo sin importancia cuando tienes a una linda niña a cambio.  Sonriendo, me doy la vuelta para andar por el camino hasta la puerta, pero me quedo sin moverme, siento el aire más frio. 

Mi auto está aquí.

Mi inconfundible auto color rojo y que necesita una nueva capa de pintura, con los peluches de Samara visibles desde el cristal trasero.  

¿Alguien trajo mi auto aquí?  Que extraño, aunque no termino de entender el sentido de la broma. Si le dijeron a Stew que me había quedado dormido y que era una broma, sería muy típico de él haber ido y esperarme fuera hasta que saliera, o entrar y despertarme  para venir juntos casa, quizá llevar a cenar a sámara a la pizzería que tanto le gusta.  Stew no es de los que seguiría una broma de esa clase, dejarme venir solo sabiendo que no tenía el auto, ni la cartera. Ahora me estoy sintiendo molesto ¿Por qué me dejo solo?

Cruzo el camino en pocos pasos, impulsado por mi enojo. Las risas me detienen con la mano en la puerta. Hay una ventana en el centro del jardín, un poco oculta por los setos que cuido en el jardín. Quizá no debería, pero hay algo que me suena extraño dentro. Es demasiado… ¿normal? Stew no debería estar tan feliz, además, hay otra risa dentro.  A lo mejor estoy pensando de más, pero tengo esta sensación de que no debo entrar.  Las costinas están un poco abiertas, como las cierra Stew cuando regresa de su trabajo y después de recoger a Samara en la escuela.   Ya no oigo nada, y en un primer momento no veo más que los sofás. Luego veo a Stew, con su cabello pajizo al que le falta un corte, la camisa naranja que le regale en su último cumpleaños.  Alzo la mano para golpear el cristal, pero la sombra de alguien más entrando a la sala me detiene. El movimiento me parece familiar, las ropas…  la forma en que se inclina para tomarle el rostro a Stew y besarle.

Hay un caos en mí. Enojo, confusión, tristeza, celos… todo girando. Siento un malestar intenso en el estómago, el pecho me duele. No puedo creer que Stew haga esto porque sé que él es correcto, que él no iba a engañarme cuando acabamos de formar una familia. Escucho otra risa, Samara está en la puerta, diciendo algo que no entiendo. Esto me indigna más, ¿Cómo deja que una niña le vea haciendo eso con otra persona que no sea yo? ¿Qué le está enseñando?

— ya voy, no uses la estufa sin no hay un adulto contigo— la voz del desconocido… me suena familiar. Veo como le da otro beso, y entonces se endereza, puedo verle de frente.  Mi corazón se detiene, las piernas se me doblan y tengo que cubrirme la boca para que no me escuchen. Me reclino en la pared, estoy hiperventilando. La persona que está allí   viste como yo, tiene el mismo cabello castaño recién cortado que yo. Incluso tiene mi cara.

Soy yo.

Quien está adentro con mi familia soy yo ¡Pero no puedo ser yo! ¡Yo estoy aquí! ¡Yo debería estar allá, besando a Stew y cocinando con Samara!

Me seco las lágrimas, no me di cuenta cuando comencé a llorar, mis manos tiemblan y no siento fuerza. No entiendo que está pasando ¿Cómo puede estar pasando esto? ¿Quién es ese otro? Porque no soy yo,  no puedo ser yo porque yo estoy aquí.  No estoy seguro de donde saco fuerza, pero me levanto, no puedo quedarme aquí, aunque tengo el impulso de entrar pidiendo explicaciones a gritos. Lo único que me detiene es el pensar en Samara y Stew, ¿Qué va a pasar si ellos no me creen? ¿Y si termina mal de algún modo?  No quiero asustar a una pequeña que recién está descubriendo lo que es  tener una familia.

Me quedo cerca, mirándome en los espejos de los autos para descubrir si sigo siendo yo o fui víctima de algún experimento que cambiara mi rostro. Mi cara me devuelve el reflejo. No tengo hermanos, y ya no encuentro explicación para ese intruso. Todo lo que sentía hace un momento ha dejado paso al miedo. No sé qué hacer, creo que estoy teniendo una pesadilla y que despertare en cualquier momento. Alcanzo a escuchar el show  de televisión de las nueve, Stew debe estar ahora mismo en su estudio mientras yo saco la basura.

La basura…

Regreso a casa, rodeando los arbustos hasta la puerta del patio, está abierta, y también la puerta trasera de la casa, un mal hábito por el que Stew me ha regañado más de una vez. No lo volveré hacer, si todo sale bien, entonces no dejare la puerta abierta otra vez. El interior de la casa me da la sensación de valor que me faltaba, es como volver a la realidad. Escucho sus pasos, mis pasos por la gravilla. Me asegure de cerrar la otra puerta, para que nadie vea que hay dos yo. También recuerdo las películas de este tipo, y me oculto tras la puerta. Me siento helado, y de nuevo estoy por perder el control cuando le veo entrar a la  cocina.

— ¿Stew? ¿Samara? Vamos, abran la puerta…-  No me gusta la familiaridad con que le habla a mi familia. No cierro la puerta, pero hago ruido cuando camino. Verme de frente, como un espejo, me deja paralizado. Él  retrocede, golpea la puerta con la espalda produciendo un sonido sordo. Veo mi mirada de pánico en ese impostor— ¿Quién eres?

— eso quiero saber yo ¿Quién eres? ¿Por qué estas con mi familia?- le veo pasar saliva. Él está nervioso, le he descubierto y ahora no tiene una explicación.

— ¿tu familia? ¿De qué hablas? Tu… ¿Por qué eres igual a mí?

— deja de actuar…

— no entiendo que está pasando, ni quien crees que eres, pero me estas asustando, voy a llamar a la policía si no te vas de mi casa— su casa… ¡él quiere echarme de mi casa! quiere quedarse con mi familia, besar a Stew, cocinar con Samara— ¿me oyes? Vete de aquí— sigue nervioso, pero yo ya no estoy asustado, he tenido más tiempo para asimilar que esto es real y que no puedo razonar con él.  No pienso cuando casi corro hasta él, sé que no tenemos que hacer ruido y tengo que evitar que haga un alboroto.  Le separo de la puerta y forcejamos unos momentos, tengo que detenerle, detenerle….

Él cae, se desliza hasta el suelo sin hacer ruido, mi mano sujeta el tostador, lo único que alcance y con el que le acabo de golpear la cabeza.  Lo dejo en su lugar con un movimiento rápido, mi  mano temblorosa. No quiero hacerle daño, yo no quería… me inclino y le toco el cuello, me recorre un escalofrió, no siento el pulso pero mis manos  siguen temblando. No puedo llorar,  no puedo dejarme vencer ahora. Mientras miro alrededor en busca de algo que me ayude, le veo moverse.

— ¿Vas a irte?-pregunto— no se… no entiendo que está pasando ¿Por qué hay otro yo?- hay sangre en su ropa, mi ropa. 

— Estás loco...— escucho una risa, Samara debe estar viendo alguna película. Lo próximo que noto es que ese intruso me ataca, me tira al piso por la fuerza que uso, y además, tiene un cuchillo en la mano.  Le sujeto las manos con fuerza, el cuchillo a centímetros de mi cara— No voy a dejar que me quites a mi familia…

— no es tu familia— el enojo de nuevo. No puedo dejar que se salga con la suya. Ruedo, y le empujo, golpea contra la alacena sin hacerle más daño, pero me da el tiempo para levantarme. Él gatea y luego se levanta, intenta ir hacia la puerta. No puedo dejar que se marche ahora, no cuando me ha dicho que quiere quedarse con mi vida, con todo lo que yo soy. No puedo…

Le alcanzo en la puerta, empujándolo con una mano, me dejo caer, estrellado el tostador en su cabeza. Una vez.

Dos

Tres

Cuatro

 

Veo todo rojo. Ha dejado de moverse por fin. Jadeo,  mis manos todavía tiemblan.

— ¿papá Clay?

— ¿Si, cariño?

— ¿Qué paso?

— estoy… estoy ordenando… ve a… date un baño, enseguida iré contigo.

— Sí.

Mi familia… esta es mi familia, yo haría lo que fuera por mi familia. Incluso matar.

 

 

La cama se hunde cuando Stew se acuesta.  Son casi las once, y Samara hace un buen rato que se quedó dormida. Me abraza, siento la calidez de su cuerpo y el latido de su corazón. Me siento tan reconfortado, todo esto si es real.

— ¿Qué estuviste haciendo en el patio?

—estoy pensando en plantar algo en ese lugar, mañana iré al centro botánico ¿se te ocurre algo?

— No lo sé, tu eres el experto en plantas— sonrió, me giro y dejo que me bese. Moriría por conservar esto.

— ah, casi lo olvido, el tostador tuvo una falla, tenemos que comprar otro.

— Bien… puede esperar hasta mañana— le veo sentarse y quitarse la camisa. Le miro, deseando poder tocarlo. Estiro mi mano y acaricio su pecho, le abrazo y me pierdo en él, en su olor, en su calor— ¿estás bien? ¿Clay?

— sí, si… solo… te quiero, en serio no tienes idea de cuánto te quiero.

— Vale— me sonríe, me besa y hace que nos acostemos, me siento reconfortado en sus brazos. Comienzo a dormirme— no traes la pulsera.

— ¿Qué?

— la pulsera que nos dio Samara esta mañana.

— umm, debió haberse caído— comento, medio dormido— no recuerdo. Me disculpare en la mañana y le compensare llevándola al parque o a donde ella quiera.

— eso está bien… tu cabello esta largo… creí que lo habías cortado, ¿te he dicho que me  vuelve loco cuando lo dejas largo?- me rio, porque me hace cosquillas en la nuca.

— basta, Stew, estoy cansado.

— ¿estás seguro de que todo está bien?

— si… ahora todo está bien.

 


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