Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Relámpago de primavera. por Gilbo

[Reviews - 48]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

N/T: Hola, este es mi primer fanfic puppyshipping, pero espero que les guste. 

Notas del capitulo:

N/T: Hola, este es el primer fanfic puppyshipping, pero espero que les guste.

Advertencia: Ya saben, ninguno de los personajes me pertenece y eso. Y una cosa más, mi historia está ambientada después de que termino  “the dark side of dimensions”  también hago mención de algunas escenas, por si no han visto la película, les recomiendo mucho que lo hagan, si no, de todas formas es bastante entendible el fic.

 

**************************

“Lo siento, pero no puedo aceptar tus sentimientos Kaiba”


 


  


Seto Kaiba se miró al espejo y al ver reflejada aquella lamentable apariencia suya, sintió tanta vergüenza de sí mismo, que simplemente quería desaparecer. Quería ser capaz de poder olvidarse de todo, devolver el tiempo atrás y ahorrarse aquella confesión con la que solo había terminado hiriendo su propio orgullo nuevamente. Sin pensarlo mucho, soltó un fuerte golpe al frágil cristal, que de inmediato se hizo añicos, causando una gran herida en su mano, de la cual broto inmediatamente sangre. Mokuba entro a la habitación después de escuchar semejante ruido y al verlo enmudeció lleno de pánico. ¿Qué le estaba pasando? Se preguntó a sí mismo, antes de caer de rodillas, sin saber por primera vez en su vida que hacer. Sentía que se ahogaba y el dolor que había en su interior lo entumía.


 


Si tan solo no se hubiera ido a enfrentar al Faraón.


 


Jamás se imaginó estar en una situación como esa, en la que ahora se encontraba inmerso. Su corazón comenzó a dolerle, mientras que su mano sangrante instintivamente se posaba sobre su pecho; Presionaba con fuerza, como si con hacer aquello, aquel malestar desaparecería. Pero nada cambio, pues aquel dolor seguía ahí, negándose a desaparecer. Mokuba lo miró un largo minuto que parecía ser eterno, antes de abrazarlo con todas sus fuerzas, como temiendo que si no lo hacía, desaparecería para siempre.


 


No pudo evitar soltar algunas lágrimas al ver aquella tristeza reflejada en los ojos de su pequeño hermano. ¿Qué le estaba haciendo a Mokuba? El pequeño temblaba sin poder contenerse. Se sentía tan miserable por hacer sufrir a su hermano… Las cosas no podían seguir así, se dijo, intentando encontrar una forma de salir de aquella situación. Devolvió el abrazo sin fuerza, prometiéndose a sí mismo olvidarse de aquella persona para siempre, sin importar el costo.


 


Después de todo, no podía seguir aferrándose al pasado.


 


¿Acaso no es lo que siempre decía?


 


**************


Unas semanas después…


 


Joey escuchaba atentamente al pequeño chico que tenía delante de él, sin lograr entender del todo cuál era la verdadera dimensión del problema que aquejaba al menor de los Kaiba, mientras que este no paraba de repetir que al parecer su hermano por fin se había vuelto loco y que había estado actuando fuera de sí, desde que regreso de enfrentarse con el faraón. A Joey todo eso no le extrañaba, pues conocía de sobra lo increíblemente orgulloso que podía llegar a ser Kaiba y lo mucho que este odiaba perder, por lo que intuía que todo aquello debía de tratarse de un berrinche del castaño, quien seguramente aún se negaba a aceptar que jamás lograría vencer a su amigo. Lo que si le sorprendía era ver lo desesperado que se encontraba Mokuba por conseguir su ayuda. El pelinegro lucía bastante cansado y triste, por lo que inmediatamente supo que aún había mucho más que todavía se negaba a decirle.


 


Definitivamente algo no andaba bien.


 


-Escucha Mokuba, sé que tu hermano y yo nunca nos hemos llevado del todo bien y que tal vez por ello no quieras decirme realmente lo que ha estado sucediendo, ni la forma en la que verdaderamente se ha estado comportando Kaiba, pero tienes mi palabra de que no le diré nada de esto a nadie. –El de ojos miel lo miró con aquella determinación brillando en sus ojos y Mokuba supo que podía confiar en él. Aunque también sabía que su hermano se molestaría mucho por hablarle sobre sus asuntos a Wheeler, pero no sabía a quién más acudir por ayuda y Seto la necesitaba. Y mucho. –


 


-¿Me das tu palabra? – Cuestionó temeroso. Joseph asintió nuevamente. –


 


-Por supuesto. Te lo prometo y sabes que Joseph Wheeler jamás rompe una promesa. –Mokuba respiró profundo, dejando escapar después muy lentamente el aire que había en sus pulmones, procediendo entonces a contarle lo que había estado viviendo en la mansión Kaiba en los últimos meses. Sin poder evitarlo, unas cuantas lágrimas escaparon de sus ojos al rememorar el terrible aspecto que tenía su hermano cuando regresó. –


 


-No sé bien que fue lo que realmente sucedió entre el faraón y Seto, ni de lo que hablaron, pues yo no pude acompañarlo, ya que mi hermano me dejo a cargo de la compañía, pero cuando estuvo de regreso, él se veía exactamente igual a cuando Yugi lo venció por primera vez. –Joey lo miró confundido –


 


-Espera, ya habías mencionado que enfrento a Atem, pero no te entiendo, ¿Cómo pudo hacer eso? ¿Uso su tecnología para hacer un holograma de él o algo así? Porque, por si no lo recuerdas, después de su último enfrentamiento contra Yugi, el faraón por fin pudo trascender y descansar para siempre. Así que dime, ¿Cómo es posible que tu hermano pudiera enfrentarlo si él…?


 


Joey cerró los ojos por un momento, tratando de ignorar aquel doloroso sentimiento que se clavaba como una espina en su corazón. Porque aquello era cierto, aunque le fuera difícil y muy doloroso tener que aceptarlo. La realidad era que su amigo se había ido para siempre. Después de todo, aquella visión que tuvo de Atem salvándolo, no había sido otra cosa más que un producto de su imaginación, pues quien realmente lo había regresado de aquella extraña dimensión en la que lo había enviado Aigami, había sido Yugi y no Atem. Mokuba negó lentamente.


 


-Él no se ha ido para siempre, por lo menos no del todo. –Explicó – Porque el faraón aún vive en su línea del tiempo. Por eso mi hermano hizo algunos experimentos con el cubo de Quantum de diva, para poder así transportarse al Antiguo Egipto y tener un duelo con el faraón. –Joey asintió, comenzando a comprender por donde iban las cosas. Suspiró con pesadez, imaginando que seguramente Atem le había vencido muchas más veces de las que el castaño podía soportar y que por ello su orgullo estaba más que lastimado. Así que seguramente el gran Seto Kaiba estaba haciendo ahora un drama por ello. Mokuba se cubrió la cara con ambas manos, mientras gruesas gotas caían por sus mejillas. –


 


-¿Hay algo más, no es así?... –Mokuba asintió entre sollozos. –


 


-Seto estaba tan ansioso por ver al faraón. Parecía incluso feliz… Jamás pensé que las cosas iban a resultar de este modo. Si yo lo hubiera sabido, hubiera insistido más en que no lo hiciera… ¡Estaba tan preocupado de que jamás regresara! Por eso cuando Rollan me dijo que mi hermano al fin había vuelto, me llené de felicidad, pero cuando lo vi, pude darme cuenta que nuevamente había dejado de ser el mismo, pero esta vez era mucho peor a cuando Yugi lo venció.


 


-Explícate –Pidió el rubio, recordando vagamente que cuando su amigo había vencido a Kaiba por primera vez, el castaño había abandonado su empresa al igual que a su hermano, para hacer un viaje para encontrarse a sí mismo, por lo que Pegasus se había aprovechado de su ausencia para tomar el control de su empresa y secuestrar al pequeño Mokuba. Joey entonces abrió muy grande los ojos. – ¿Entonces tu hermano volvió a irse? – Cuestionó nuevamente –


 


-No, esta vez no fue a ninguna parte, pero eso no hizo mucho mejor aquella situación. Porque realmente no estaba del todo aquí. Su mente siempre parecía estar en algún otro lugar y entonces un día él simplemente dejó de hablar con alguien, ¡Ni siquiera hablaba conmigo, su hermano! No me escuchaba, no quería comer, se veía agotado, física como mentalmente y lo peor fue que llegó al punto de hacerse daño a sí mismo. –Joey lo miró totalmente incrédulo – Parecía que había perdido las ganas de vivir. Realmente estaba muy asustado. –Confesó bajando la cara. – Y entonces de la nada el volvió a actuar como siempre. Y yo ya no sé ni qué pensar, pero no puedo dejar de estar muy preocupado por él, Joey. Sobre todo porque desde entonces el corazón de mi hermano ha enfermado, pero Seto se niega tajantemente a que lo vea un doctor.


 


-¿Cómo que el corazón de Kaiba ha enfermado?


 


-Su corazón está mal, Joey. Constantemente se queja de un dolor punzante en el pecho, pero se niega a ir a un hospital a que le revisen. –Frunció el entrecejo. – Seguramente se lastimo utilizando aquella nueva tecnología y no quiere decirme. No entiendo porque mi hermano ya no confía en mí. –Pronunció con tristeza. –  Por eso pensé que quizás con tu ayuda…


 


-Espera… – Interrumpió el de ojos miel. – ¿Estás diciendo que quieres que convenza a terco de tu hermano para que valla con un doctor? –El rubio arqueó una ceja. – ¿Pero cómo se supone que voy a logar eso? –Se quejó, cruzándose de brazos. –Si ni siquiera te escucha a ti, ¿Qué esperanzas tengo yo de convencerlo? ¡Sabes que tu hermano me odia y que jamás me ha escuchado! En todo caso… Supongo que si tal vez Yugi hablara con él, lo escucharía. –Mokuba lo miró fijamente, con ese semblante tan característico del mayor de los Kaiba. – ¡No estoy diciendo que no voy a ayudarte!  Solo te advierto que si yo lo hago, va a ser demasiado difícil lograrlo. –Mokuba asintió, colocando entonces el enorme portafolio que tenía en las manos sobre la pequeña mesita de café, que se encontraba al lado del rubio. –


 


-Lo sé. Por eso es que he traído conmigo todas estas cartas. –Kaiba menor abrió el portafolio, mostrando un sinfín de valiosas cartas raras. – Mi hermano puede fingir que está bien y que todo ha vuelto a la normalidad, pero yo sé que su mente un no sigue del todo aquí, así que esta es tu oportunidad para vencerlo. Usa las cartas que quieras, pero asegúrate de ganar a mi hermano y obligarlo a ir a que lo revise un doctor. –Joseph miró con impresión a Mokuba, quien lentamente se estaba pareciendo más y más a su hermano, sin poder contener un extraño sentimiento que lo dejo helado. –


 


-M-Muy bien Mokuba, haré lo que tú digas.


 


**************


 


Antiguo Egipto, Tres mil años atrás.


 


Seto Kaiba acababa de tener un encuentro con el gran faraón Atem, en el que lo había vencido. Por lo que el castaño había decidido dar una pequeña caminata por el pueblo, para así poder despejar su mente y encontrar una manera de al fin vencer al tricolor, pero entonces se encontró con algo que lo había dejado bastante sorprendido. Pues a unos cuantos metros de distancia de donde él se encontraba, había una persona casi idéntica a Wheeler, solo que este rubio tenía los ojos color carmín, en lugar de sus tan característicos ojos color miel. Además de que su ropa era muy similar a la que llevaban los demás ciudadanos del antiguo Egipto.


 


Seto se acercó un poco más para observarlo detenidamente; Su piel no era tan morena como la de las demás personas que se encontraban ahí presentes, pero tampoco era tan blanca como la del perro. Sus cabellos eran ligeramente menos dorados y además llevaba una gruesa cadena alrededor del cuello. Entonces lo entendió tan rápidamente, que incluso se sintió asqueado. Ese Wheeler, no, esa persona que lucía como el rubio, era un esclavo. Un ser que estaba a punto de ser vendido como si se tratase de cualquier otra cosa, menos un ser humano y por muy extraño que aquello le pareciera, de pronto sintió una terrible ira creciendo en su interior.


 


-¡El siguiente es este extranjero! –Anunció el comerciante de esclavos, tirando de la cadena que se encontraba alrededor del cuello del de ojos carmín, como si se tratara de un animal salvaje. Lo cual hizo enfurecer aún más a Seto, quien apretó con fuerzas sus puños, mientras que caminaba decidido hacia ese lugar. – Lo encontramos vagando por el desierto. Esta algo flaco y paliducho, pero seguro les puede servir bien. –Dijo con desprecio, tirando con fuerza los rubios cabellos del chico. –


 


Un tipo gordo alzó la mano ofreciendo algunas monedas por él, mientras que otro alzaba la mano para duplicar la cantidad y así hubo otros que ofrecían mucho más dinero por aquel pobre muchacho, quien parecía estar demasiado asustado como para siquiera poder hablar. Seto sintió compasión por aquel indefenso ser, y pese a que jamás le había agradado del todo Wheeler y siempre le hablaba mal, no podía ver cómo trataban como si fuese basura a su “otro yo” sin hacer nada, por lo que sacó entonces a su fiel dragón ojiazul de su baraja, dispuesto a atacar a esos miserables, cuando de pronto alguien más levanto la mano e hizo una mejor oferta por aquel esclavo.


 


-¡Ofrezco cincuenta monedas de oro! –Todo el mundo aguardo en silencio en cuanto vieron al sumo sacerdote de Ra, Seth, caminar hacia la plataforma donde se estaban vendiendo aquellos esclavos, con una expresión seria en su rostro. Todo el mundo retrocedió temeroso, incluso el chico de cabellos rubios, quien cayó al piso. Seth lo sujetó con una inusitada delicadeza su mentón para ver su cara y luego lo obligó a ponerse de pie. – A partir de ahora yo seré tu amo y tú no harás otra cosa más obedecerme. –Seto frunció el entrecejo, mientras que los ojos carmín del muchacho brillaban llenos de una emoción que no supo comprender, mientras una suave sonrisa se dibujaba en los labios de Seth. –


 


.


 


.


 


.


 


–H-Hermano… –Seto miró las cartas que tenía en su mano, sin poder creer que sus puntos de vida habían llegado a cero. El rubio frente a él también parecía sorprendido, aunque no se veía nada feliz por su logro. Los hombros del castaño se hundieron y ni siquiera era capaz de sentirse molesto con Wheeler o con su hermano menor por haber perdido aquel duelo, pues la culpa realmente había sido suya, por no estar prestando suficiente atención en el juego. –


 


*Flash back*


 


-¡Kaiba, tengamos un duelo! – Pidió demandante el rubio nada más entrar a su oficina en compañía de Mokuba, quien le miraba visiblemente culpable detrás de Joseph. El castaño contuvo su molestia, aguantando dentro de su boca un par de insultos hacia Wheeler, por interrumpirlo mientras hacia su trabajo. Había estado todo el día ocupado haciendo cosas importantes, por lo que no había tenido ni tiempo de comer y ahora que por fin iba a terminar, llegaba ese perro ruidoso a molestarlo. El CEO de Kaiba corp no estaba de ánimos como para las tonterías del al rubio, por lo que se apresuró en hacérselo saber. –


 


-Largo de mi oficina, Wheeler. No tengo tiempo para ti en este momento. –Joey no lo escuchó, jamás lo hacía. En su lugar se plantó frente al castaño y cruzándose de brazos volvió a demandar un duelo. Su muda petición hizo que Seto hiciera a un lado su computadora portátil; Respiro profundamente y entrelazó sus dedos. Una fría mirada se clavó en aquella dulce y cálida de color miel. – No volveré a repetirlo, perro – Advirtió molesto, comenzando a perder la paciencia –


 


-Escuche perfectamente la primera vez – Interrumpió el de cabellos dorados. –


 


-Entonces porque no te largas. –Mokuba lo miraba detrás del rubio con ojos de cachorro, lo cual le desconcertó bastante. Claramente esto era su plan y Wheeler era solo un peón. Enarcó una ceja y miró a ambos confundido. ¿Por qué Wheeler se negaba siempre a obedecerlo a él, pero si escuchaba a su hermano? No lo entendía y claramente nunca lo iba hacer. Suspiró molesto. – No sé qué es lo que planeas Mokuba, pero si lo que querías era ver una demostración se mis increíbles habilidades en el duelo, pudiste al menos buscar a una persona que realmente representara un desafío para mí y no a un duelista de quinta como Wheeler.


 


El rubio apretó sus dientes conteniendo su enojo, pues Kaiba estaba picando el anzuelo.


 


-¡Bien Kaiba, si lo que dices es verdad, entonces no tendrás ningún problema en demostrarlo! A menos que…


 


-¿A menos que, qué, Wheeler? ¿Acaso crees que realmente puedes vencerme? –Sonrió de medio lado con cierta altivez. – Un amateur como tú, que ha logrado llegar donde está a base de pura suerte, no merece hacerme perder el tiempo, pero si es lo que deseas, no tengo ningún problema en ponerte en tu lugar de una vez por todas.


 


-¡Entonces tengamos un duelo! –Joey le señaló entonces. – Y para hacer las cosas aún más entretenidas, que te parece si hacemos una apuesta Kaiba. –Seto se quedó pensativo unos minutos. – ¿Qué dices? ¿Aceptas o no?... Pero te advierto que si yo gano, harás lo que yo te pida –Sonrió bobamente. Seto quien comenzaba a intuir los planes de su hermano, decidió aceptar el desafío que le estaba proponiendo Wheeler, solo para dejarlo en ridículo igual que siempre. –


 


-Muy bien Wheeler, acepto la apuesta, pero si yo gano te convertirás en mi esclavo. –Exclamó con una siniestra sonrisa curvándole los labios. El rubio enmudeció por algunos segundos. –


 


-¿Qué? ¿Te has vuelto loco?


 


-¿Acaso no confías en tus supuestas habilidades, perro? –Se burló el castaño, sonriéndole despectivo. Joey miró al chico a su lado, quien le devolvió la mirada bastante preocupado por el resultado que tendría hacer semejante apuesta. Pues si lograba ganarle a Kaiba lograría su objetivo, que era ayudar a su pequeño amigo, pero si perdía… Si perdía se convertiría en el esclavo de ese niño ricachón por quien sabe cuánto tiempo. Mordió sus labios. Había mucho por perder… como tanto que ganar. – ¿Que pasa Wheeler? ¡No me digas que te retractaras de tus palabras! – Pico con tono burlón –


 


-¡Si crees que voy a echarme para atrás, estas muy equivocado Kaiba! ¡Joey Wheeler jamás rompe una promesa, ni huye de ningún desafío!


 


-Como quieras, pero no vallas llorando a quejarte con tu amiguito Yugi cuando te venza.


 


-Sigue soñando Kaiba, porque eso nunca va a pasar.


 


-¡Hora del duelo!


 


*Fin del flash back*


 


-Has perdido Kaiba. –Joey se quitó el aparatoso, pero genial disco de duelo de última generación, que Mokuba le había dado, para acercarse al castaño, lo cual hizo preocupar por un segundo a Mokuba, quien temía que el rubio pudiera golpear a Seto, pero Joey no tenía esas intenciones en mente, lo que hizo en realidad fue estrechar la mano del CEO. Pues aunque sentía que aquella victoria no había sido del todo justa, dado que claramente Seto Kaiba no estaba en su mejor momento, el niño rico realmente lo había llevado contra las cuerdas en un par de ocasiones. –Pero este ha sido un buen duelo. – Dijo con una radiante sonrisa. Seto retiró bruscamente su mano. –


 


-Habla por ti – Mencionó molesto, sin logar desanimar al rubio con su frío comentario –Bien, ¿Qué es lo que quieres Wheeler? Habla pronto, para que pueda terminar con esto y volver a mi trabajo. –Joseph rasco su nuca, como pensando que era lo que tenía que hacer a continuación. Miró a Mokuba; Él quería que su hermano fuera revisado por algún médico, pero no bastaba solo con eso. Si Seto Kaiba realmente estaba enfermo, iba a necesitar más que una revisión para asegurarse que el engreído ese estuviera del todo bien. Y para ello iba a necesitar que el terco castaño lo obedeciera sin poner objeciones por algún tiempo, ¿Pero cuánto? ¿Con un mes sería suficiente? Se cuestionó. –


 


-Bien Kaiba, ya me decidí.


 


-¿Y bien?


 


-Quiero… Quiero que seas mío por un mes.


 


Un incómodo silencio se hizo presente en aquella oficina después de semejante petición.


 


Pero lejos de molestarse por las palabras de Wheeler, Seto en realidad estaba meditando usar el pedido del rubio en su contra. Quizás “Ser suyo” era lo que necesitaba para hacer que ese extraño malestar desapareciera de una vez por todas.


 


-Mokuba, déjanos solos. –Pidió el CEO con firmeza al menor, con esa mirada gélida que exigía que le obedeciera. El menor asintió en silencio saliendo de la oficina, no sin antes echar un último vistazo a Joey, quien también parecía estar tanto o más desconcertado que él. –


 


¿Qué estaba pensando hacer ahora Kaiba?


 


Se cuestionó el rubio, sin apartar la vista de aquellos ojos azules.


 


-Así que… ¿Quieres que sea tuyo? – Seto volvió a tomar asiento frente a su escritorio. Entrelazó sus dedos y sonrió de medio lado. No de forma burlona, sino más bien divertido. Como si estuviera disfrutando aquella situación, lo cual descolocó aún más al de ojos miel. – Que extraña petición viniendo de ti. –El de ojos miel hizo una mueca de disgusto ante tal comentario. Tal vez debió haberse expresado mejor, se reprochó a sí mismo frustrado. Después de todo Seto Kaiba tenía la capacidad de tomar sus palabras y distorsionar completamente el contexto de las mismas, aunque esta vez había sido culpa suya, por no utilizar una mejor expresión. –


 


-No es lo que quise decir –Respondió abochornado, con las mejillas ligeramente sonrojadas. Kaiba le sonrió nuevamente, indicándole con un gesto de su mano que tomara asiento. Joey dudó por un momento, sin embargo obedeció movido por una enorme curiosidad. Kaiba estaba actuando muy raro, pensó para sí, el de ojos mieles. –


 


–Lo sé. Tú jamás me pedirías algo como lo que mencionaste. Después de todo, tú y yo nunca nos hemos llevado bien. Es más, sé que me odias, pero déjame decirte que el sentimiento es mutuo. Por ello me sorprende bastante que me hagas esa petición.


 


-Yo no te odio Kaiba, aunque tal vez si me parezcas desagradable, sobre todo por tu forma tan engreída de ser con los demás. Además de que siempre me has tratado como a un perro, pero déjame decirte que no soy menos humano que tú, solo por no estar a tu mismo nivel social o económico.


 


-¿Entonces porque haces esto? –El castaño sabía de antemano la respuesta, pero necesitaba escucharlo del rubio, para de este modo poder actuar. Joey sin saber que estaba cayendo en su trampa, respondió de forma simple y honesta igual que siempre. –


 


-Lo hago por Mokuba. Él vino a verme esta mañana y se veía que la estaba pasando muy mal, así que no pude negarme a ayudarlo. Tu hermanito está muy preocupado por ti y deberías agradecerle el gesto, porque no creo que a ninguna otra persona le importes más que a ese pequeño, sobre todo con esa horrible actitud tuya, por eso le prometí que lograría convencerte de visitar un doctor –Kaiba cerró los ojos, analizando lo dicho. –


 


-Así que el retarme a un duelo y vencerme fue su plan.


 


-¡Estaba desesperado! –Defendió Wheeler –Me ha dicho que tu corazón está mal y aunque siempre lo he sabido, a él le preocupa que debido a eso tal vez pueda perderte. –Seto suspiró mentalmente. Había vuelto a preocupar a su hermanito y lo peor de todo es que ahora creía que tenía alguna enfermedad cardiaca, por ello había tramado todo ese plan para que el tonto de Wheeler pudiera obligarlo a hacer lo que quisiera, que en este caso sería hacerlo visitar un especialista, sin embargo gracias a eso ahora podía sacar ventaja del rubio, para así tal vez poder olvidarse de esa persona. –


 


-¿Entonces, quieres decir que le prometiste a mi hermano que lo ayudarías? O mejor dicho, que me ayudarías a mí. –Sonrió nuevamente. –


 


-Sí, hice una promesa y pienso cumplirla. Así que mañana mismo iremos a primera hora a visitar algún doctor y entonces…


 


-Wheeler, lo que tengo no pude ser curado por ningún doctor. –Interrumpió el castaño –


 


-¿Q-Que quieres decir? –Seto llevó una mano hacia su pecho presionando un poco. Ese dolor tan grande que tenía, solo podía ser curado por la misma persona que lo había herido y solo hasta entonces desaparecería, pero quizás Wheeler podría realmente ayudarlo. Después de todo no decía ese dicho, que “un clavo sacaba a otro clavo”. – ¿Qué clase de enfermedad tienes?... ¿Acaso no tiene cura? –Cuestionó visiblemente preocupado, cosa que extrañó mucho al otro. El rubio sí que era un caso único, pensó con burla. –


 


-Sí, sí la tiene, pero la cura a esta enfermedad no se puede comprar en ningún lugar.


 


-¿Quieres decir que necesitas un trasplante? –El castaño sonrió. –


 


-¿Qué pasa? ¿No dijiste que ibas a ayudarme? –Preguntó sarcástico –


 


-¡Lo haré!


 


-¿Entonces vas a entregarme tu corazón? –Kaiba pudo ver como Joey dudaba. ¿Realmente ese idiota sería capaz de arrancarse el corazón y dárselo, para cumplir con la promesa que le había hecho a Mokuba?... No, claro que no. Tampoco es que tuviera que hacerlo. Para su buena fortuna no tenía que entregarle literalmente su corazón, pero si hacer algo de casi igual magnitud por él, claro, si es que realmente quería ayudarlo. – ¡Quita esa cara de tonto! –Le reprochó molesto. – Por lo que veo, puedo darme cuenta que siempre he tenido razón. Tú y el resto de tus amiguitos que se la pasan hablando sobre el poder de la amistad y todas esas cursilerías, se creen mejores por decir todas esas estupideces, pero cuando es momento de actuar, es cuando verdaderamente demuestran lo falsas y carentes que son sus en realidad sus palabras.


 


-¡Eso no es verdad! –Respondió. –


 


-¿Ah, no? ¡Entonces demuéstralo! – Le retó con esa mirada tan fría y característica suya. –


 


-¿Y qué quieres que haga? –Replicó molesto el rubio. – ¿Quieres mi vida? ¡Entonces te la daré! Pero a cambio voy a pedirte una sola cosa Kaiba –Dijo acercándose peligrosamente al castaño. – Solo te pido que si hago eso, cuidaras de mi hermana menor. –Hizo una breve pausa. – Ella es lo más importante que tengo en mi vida –Sonrió de medio lado. – al igual que el resto de mis amigos, pero Serenity siempre será mi prioridad, por ello te pido que a cambio cuides muy bien de ella y veas por su felicidad. Si me prometes que harás eso, yo con gusto te entregare mi vida sin dudarlo. –Seto guardo silencio sin saber que decir o cómo actuar. Wheeler hablaba completamente en serio, lo cual lo conmovió bastante. ¿Hasta ese punto estaba dispuesto a llegar por una promesa? ¿Es que acaso Wheeler no valoraba su propia vida? –


 


 


Seto se puso en pie, llevando lentamente su mano derecha hacia la mejilla del otro, quien de inmediato se quedó congelado viéndolo, sin poder creer lo que estaba haciendo el castaño. Su mano estaba fría, pero el contacto era suave. Joey no pudo evitar sentirse nervioso, mientras que por la mente del más alto no dejaba de resonar la misma pregunta. ¿Así se sentiría tocar a esa persona? –


 


-Si realmente quieres ayudar a Mokuba o a mí, entonces tendrás que entregarme tu corazón Wheeler. O al menos fingir que me amas.


 


Continuara…

Notas finales:

N/T: 

Por favor, no se olviden de dejarme sus comentarios y nos leemos en el siguiente capítulo.

Bye, bye!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).