Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

tetsu por tobio

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

hola pianola, shounen

Notas del capitulo:

tetsu siendo hijo de la otp es una de mis cosas favoritas <3

Aomine y Kagami adoptan un bebé.

 

Claramente, la noticia de la adopción sorprende a todo el mundo, porque nadie nunca, jamás de los jamases, creyó que la famosa pareja de basquetbolistas, rivales y esposos, adoptarían a un cachorro. No cuando ambos pelean todo el tiempo, sobre todo durante los partidos, o cuando todos saben lo idiotas que son, y mucho menos cuando ambos son alfas. Alfas fuertes y con buen linaje.

 

Pero no, ellos se aman y así es cómo debe ser.

 

El cachorro que ellos adoptan, es un omega de seis años. Se llama Aomine Tetsuya, (jugaron piedra, papel o tijeras para ver de quien tomaba el apellido), y es muy pequeño, incluso, podría decirse que el menor es demasiado delgado y de baja estatura para su edad, pero no es culpa suya.

 

Sufrió de muchos abusos con su antigua familia.

 

―Aquí está tu habitación Tetsu ―explica Aomine con ilusión, sujetando una pequeña mochila de Spiderman en su hombro izquierdo y echándole un vistazo al menor. Tetsuya está de pie en el centro de la habitación, inspeccionando todo con ojos grandes y redondos, muy impresionado por la gran cantidad de juguetes que hay, los colores, el aroma e incluso hay una cama, ¡Una cama para él solo y no una caja!

 

― ¿Todo esto…, mío, señor Aomine? ―pregunta con voz chillona e infantil, las mejillas sonrojadas, y mirando cada pequeño detalle del lugar.

 

Aomine exhala un suspiro cuando lo escucha, y entiende. Entiende que el pequeño y asustado cachorro no puede llamarlo papá de un momento a otro, y mucho menos que pueda acostumbrarse a sentirse protegido con ellos, cuando toda su vida fue maltratado por su padrastro alfa.

 

―Tetsu, hijo…, escucha. ―Se inclina a la altura del pequeño, y éste se pone tenso y retrocede unos pasos. Mierda, seguramente hiso algo para molestar al señor Aomine y ahora van a castigarlo―, No me digas señor, ¿Está bien? desde hoy en adelante, yo soy tu papá ―explica con una suave sonrisa, y expulsa unas feromonas que logran calmar un poco los nervios del menor.

 

― ¿Y el señor Kagami? ―pregunta tímido, jugueteando con los bordes de su ropa―, ¿Él también es mi papá?

 

―Por supuesto ―responde el mencionado, apareciendo sorpresivamente por el marco de la puerta―, ¿Ya han terminado de desempacar? ―cuestiona curioso, observando la habitación de reojo, y Aomine chasquea la lengua, poniéndose de pie.

 

―Estaba teniendo un momento intimo con el cachorro, idiota. ―Le da un zape en la nuca, y Tetsuya se encarga de no mirar mucho, porque antes solían golpearlo cuando se quedaba mirando los moretones que su madre tenía en los brazos y cuello, así que decide ir a mirar unos juguetes.

 

―Cállate y ayuda a nuestro hijo a guardar sus cosas. ―Kagami le da un brusco beso en los labios, y luego se va hacia la cocina para terminar de cocinar el almuerzo.

 

Aomine se queda de pie, mirando a su esposo con una sonrisa de idiota enamorado, porque él ama demasiado, demasiado, demasiado, demasiado, ¡Demasiado! a ese hombre.

 

―Vamos cachorro, guardemos esto o papá Taiga se enojará. ―Le dedica una sonrisa amable, y Tetsuya asiente con la cabeza desde su lugar.

 

**

 

―Quítate de encima ―pide Kagami, mientras Aomine no deja de mordisquearle el cuello, y frotarse contra su muslo.

 

―Pero ya me estoy calentando por aquí ―dice coqueto, y Kagami exhala un suspiro, empujándolo―, ¿Qué pasa? ¿A dónde vas? ―murmura el moreno, pero Kagami solo chasquea la lengua. Inevitablemente, Aomine se gira, (con un gesto de mala gana, por supuesto) y se queda enfurruñado en su lado de la cama.

 

―Iré a ver que nuestro cachorro esté durmiendo correctamente, y cuando vuelva, te quiero sin esos malditos pantalones. ―Le guiña un ojo al moreno y éste sonríe malicioso. 

 

Kagami camina fuera del cuarto, y una vez frente a la habitación de su hijo, gira suavemente el pomo de la puerta. Asoma solamente su cabeza, y nota dos cosas.

 

Tetsuya no está en su cama, y puede sentir un fuerte aroma a tristeza, mezclado con miedo.

 

― ¿Cachorro? ―susurra de forma cariñosa, su alfa aullando preocupado porque su pequeño esté bien. Y lo está, bueno, más o menos. Tetsuya está de pie en una de las esquinas, mirando hacia la pared―, Hijo, ¿Qué sucede? ―Se adentra completamente, y el omega da un respingo.

 

―Lo siento mucho, lo siento mucho, señor Kagami. ―Se voltea en su dirección, y Kagami nota que sus ojos están rojos e hinchados.

 

― ¿Qué ocurre? ―pregunta preocupado. Se agacha hasta quedar a la altura del omega, y se mantiene a una distancia prudente, claramente no quiere asustarlo más. Kagami desearía que su niño confíe en él, que le tenga la confianza necesaria para contarle sus problemas, o temores, que le diga cuál es su sabor de helado favorito o la comida que no le gusta, ¡Cualquier cosa!

 

―Lamento haber molestado, me iré a la cama ahora. ―Sorbe su nariz y sus hombros se mueven suavemente cuando hipa, tratando de detener el llanto. No puede ser posible que las pesadillas sobre su padrastro hayan vuelto.

 

― ¿Quieres hablar de que lo pasó? ―cuestiona con una ceja alzada, y el menor niega con la cabeza―, De acuerdo…, pero quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que sea, ¿Está bien? No olvides que Aomine y yo te amamos mucho, ¿Okay? ―Lo observa con una radiante sonrisa y Tetsuya asiente con la cabeza.

 

―Uh-hu ―tararea, aún con lágrimas en sus ojos.

 

Él quiere contarle todo, sobre cómo a su madre le importaba un bledo, cuando su padrastro lo golpeaba durante horas, solo por haber nacido omega, sobre cómo ese hombre le prohibía ir al baño, a menos que él se lo autorizara, sobre cómo lo obligaba a dormir en una caja, porque la cama era solo para la gente, no para la basura como él…, pero no puede, no quiere, no se siente seguro.

 

―Ven, vamos a dormir. ―Extiende su mano hacia el menor, y éste se queda muy quieto, el aroma a miedo aumenta un poco y Kagami suspira, expulsando una feromona con aroma a lavanda, que tranquilice a su bendición. Sin embargo, Kagami no baja la mano en ningún momento, él simplemente espera a que su cachorro se tome su tiempo y lo haga cuando lo sienta apropiado.

 

Y algo maravilloso sucede, porque Tetsuya traga en seco, y posa su pequeño dedo índice, sobre la mano de Kagami.

 

Kagami quiere llorar.

 

― Te arroparé muy bien, así ninguna pesadilla te atacará hoy, ¿De acuerdo? ―comenta, mientras caminan hacia la cama del menor, y éste limpia sus ojos, con la manga de su pijama de gatitos.

 

Y para sorpresa de Tetsuya, Taiga tiene razón. Él no vuelve a tener pesadillas por esa noche.

 

**

 

― ¿Cómo está tu cachorro? ―pregunta Momoi, mientras Aomine hace ejercicio de piernas. Por supuesto, ¿Por qué Momoi iba a dejarlo sola, si ella es un maldito grano en el culo y ahora su entrenadora también? Que horrible mujer.

 

―Asustado cómo siempre ―dice algo cabizbajo, y es que ya ha pasado un mes, y Tetsuya aún no se atreve a llamar “papá” a ninguno de los dos, o para ir a despertarlos cuando tiene pesadillas (lo cual es casi todos los días), tampoco ha dejado de pedir permiso para ir al baño, comer o sentarse.

 

Pero eso no quiere decir que no haya avances, porque ahora el menor los toma del dedo índice, y ya no tiembla cada vez que alguno de ellos habla, su cuarto ya no huele a miedo tampoco.

 

― ¿Por qué no lo llevas con un psicólogo o terapeuta? ―propone la alfa, mirando a su amigo de la infancia con curiosidad.

 

―Fuimos, pero él nos dijo que la mejor terapia para él, sería darle un ambiente familiar y cálido. Que en lugar de medicarlo, debemos esforzarnos para que el cachorro confíe en nosotros y se sienta seguro. ―Se encoge de hombros y comienza a saltar, tocar el suelo, y luego saltar nuevamente.

 

―Me gustaría conocerlo algún día. ―Exhala un suspiro, y comienza a anotar algunas cosas en su libreta, mientras que Aomine y otros jugadores, realizan ejercicios de calentamiento.

 

Todo está muy tranquilo, hasta que aparece Kagami, con el pequeño Tetsuya sujetándole el dedo índice. El pequeño está muy sonrojado, porque justo antes de salir de casa, tuvo un “accidente” y Kagami tuvo que cambiarlo de ropa.

 

―Buenas ―saluda el alfa pelirrojo, dedicándole una sonrisa entusiasmada a Momoi. Taiga mueve un poco su dedo índice, y Tetsuya entiende perfectamente.

 

―Muy buenos días ―dice el menor, y hace una reverencia muy educada hacia la alfa.

 

Momoi lo observa un momento, y sus mejillas se coloran en un abrir y cerrar de ojos. ¡Ella quiere un cachorro! Lo necesita, lo anhela, pero Wakamatsu dice que deberían esperar, porque un bebé es mucha responsabilidad, y él no está listo para tener uno dentro, todavía.

 

― ¡Que cachorro tan precioso! ―exclama entusiasmada, y antes de que se acerque un paso, el omega ya está escondido detrás de la pierna de Kagami, temblando del miedo y aferrándose al pantalón del alfa con fuerza―, Oh…, lo siento ―comenta apenada, mientras Kagami solo suspira, y expulsa una feromona hogareña, para que su bebé se calme.

 

―Tranquila, estamos trabajando en su reacción, con respecto a los alfas ―explica tranquilo, y ladea su cabeza ligeramente, viendo cómo Tetsuya mira a Momoi con curiosidad y un poco de miedo. Él nunca había visto a una alfa mujer, ¡Momoi es bonita!―, ¿Estás bien cachorro? ―pregunta, arrullándolo con una voz pacífica y muy suave, el menor asiente, pero aun así no deja de ocultarse.

 

― ¡Pero si son mis chicos favoritos! ―Aomine se acerca a ellos con una sonrisa, y Tetsuya sonríe al ver a su papá. ¡Ya extrañaba al señor Aomine! Él siempre tiene un olor muy agradable y le cuenta historias muy graciosas.

 

―Vinimos a ver cómo los jóvenes del equipo patean tu viejo trasero, y también vinimos a invitarte a almorzar. ―Cuando concluye, ellos se besan cariñosamente los labios, y Aomine revolotea el cabello de su hijo.

 

―Es ilógico que los novatos me pateen el culo, cuando aún no saben ni hacer una clavada, y acepto tu invitación a almorzar, guapo. ―Deja otro beso sobre los labios de su esposo, y se agacha hasta quedar a la altura de su cachorro―, ¿Yo no tendré un saludo? ―pregunta con una sonrisa amable, y Tetsuya aprieta el pantalón de Kagami, pero después extiende su puño y lo choca con el de Aomine―, Así me gusta.

 

―Momoi, ¿Queda mucho tiempo para que la práctica acabe? ―cuestiona el alfa pelirrojo, caminando hacia la alfa.

 

Tetsu quiere seguirlo y mantenerse lo más cerca de él posible, pero es tomado suavemente por Aomine, quien lo alza y acomoda entre sus brazos, sosteniéndolo sobre su cadera.

 

― ¿Qué te gustaría comer, Tetsu? Debemos aprovechar, ya que tú papá Taiga siempre gasta mucho cuando se trata de comida ―habla tranquilo, mientras el cachorro se queda muy quieto, silencioso y sonrojado. Tetsuya solo se encoge de hombros, y se acomoda un poco mejor entre los brazos del moreno.

 

Aomine camina con él por la orilla del gimnasio, haciéndole preguntas que él pueda responder con un “sí o no”, mientras Kagami se encarga de sobornar a Momoi con alguna cena en casa o mierdas así, para que lo deje salir más temprano.

 

Y lo logra, porque ahora los tres están caminando hacia el restaurante favorito de Kagami, con Tetsuya en medio, y tomando ambos dedos índices de sus padres.

 

―Si me vas a llevar al Maji Burger, debo decir que te amo. Muero por una hamburguesa de teriyaki ―dice Aomine, y bueno, ambos caminan con gafas de sol, gorros y mascarillas, porque son jugadores famosos y muy pocas veces tienen la libertad de salir sin que alguien los moleste.

 

―Allá es a donde vamos, idiota, ¿A dónde más creías que te llevaría a comer? ―Kagami le da un incómodo golpe en la frente, y ríe cuando ve que Aomine hace un puchero falso―, ¿Habías ido a una Maji Burger antes, Tetsuya? ―pregunta el pelirrojo, mirando al cachorro con curiosidad.

 

―No ―dice con sencillez―, No sé qué es una hamburguesa tampoco.

 

Kagami quiere desmallarse, porque no es posible que su hijo no conozca las hamburguesas. ¡Éste cachorro está muy delgado! Una tarde en el Maji, le hará bien.

 

―Hoy comeremos cómo reyes ―asegura el pelirrojo, y sonríe decidido.

 

Y bueno, entre Aomine y Kagami, se comen casi cien hamburguesas, más quince raciones de papas fritas, nuggets y aros de cebolla. Tetsuya solo comió una cajita feliz, y se enamoró de las malteadas de vainilla. ¡Jamás había probado algo tan dulce y sabroso! Definitivamente, las malteadas de vainilla son lo mejor del mundo.

 

― ¿Qué juguete te salió? ―pregunta Aomine, cuando van de regreso a casa.

 

―Spiderman ―dice con emoción, pero su rostro es serio y frío.

 

Solo su aroma da a conocer, que está feliz. Está realmente feliz, siendo hijo de estos alfas aterradores, pero que lo aman con todo el corazón.

 

**

 

Tetsuya ha pasado casi todo el día en casa de un tal “Himuro”, un beta muy agradable y amable, que le ha preparado postres deliciosos, (incluida, unas malteadas de vainilla) y le ha llamado “sobrino” durante toda la tarde.

 

Tetsuya cree, que ese señor no se parece en nada a su papá Taiga.

 

― ¿A qué hora van a venir Aomine-san y Kagami-san a buscarme? ―pregunta en un susurro, justo cuando la película ha terminado.

 

Himuro lo mira de reojo, y luego sonríe feliz al notar que Tetsuya está ansioso por volver con sus padres, y que al menos, ya no se refiere a ellos, llamándolos “señor”. ¡Que buenas noticias!

Ya han pasado casi ocho meses desde que adoptaron a Tetsuya, y él ya se siente cómodo con Aomine y Kagami, ¡Han progresado mucho! Tetsuya definitivamente, ya no les tiene miedo, ya no tiembla cuando siente el aroma de Aomine o Kagami, y tampoco pide permiso para ir al baño o sacar un bocadillo de la nevera. No ha tenido pesadillas, y cuando las tiene, va a buscar a Kagami para que éste lo acompañe hasta que se duerma, o le lea algún cuento.

 

Definitivamente, van de maravilla.

 

―Muy pronto vendrán, quizá en unos quince minutos más. ―Le revolotea el cabello y toma el control remoto, para programar otra película.

 

― ¿Y quince minutos es mucho tiempo, tío? ―Ladea la cabeza, y mira a Tatsuya con curiosidad, mientras que el pelinegro chilla internamente, porque éste pequeño es una ternurita.

 

Himuro ni siquiera alcanza a responder, cuando la puerta de su casa se abre ampliamente, y dos alfas muy altos, se adentran.

 

― ¿Dónde está el mejor hijo del mundo? ―pregunta Kagami, con una amplia sonrisa y los ojos de Tetsuya brillan con ilusión.

 

El menor se pone de pie, y corre hacia ambos.

 

― ¡Papás! ―dice con mucha alegría, y los alfas se quedan congelados. Tetsuya nunca, nunca jamás, nunca jamás de los jamases, les había dicho papá, por mucho que ellos le insistían, el niño simplemente no quería.

 

Mierda, mierda, mierda, mierda.

 

―Que dulce ―murmura Tatsuya, viendo cómo Aomine carga al pequeño, y luego, junto a Kagami, ambos frotan sus mejillas contra el menor y lo impregnan de su olor.

 

― ¿Ya nos vamos a casa? ―pregunta el bebé, apoyando su barbilla en el hombro del moreno. Tetsuya está un poco apenado, pero le hace feliz poder decirles “papá” finalmente. Él quería hacerlo desde hace tiempo, pero su omega estaba tan asustado de que ellos le hicieran daño, que decidió esperar.

 

―Sip, hay una sorpresa para ti allá ―comenta Kagami, y Tetsuya le dedica una sonrisa cariñosa.

 

Agradecen a Himuro por haber cuidado a su más grande tesoro, y luego se van a casa. El viaje no es muy largo, y se la pasan charlando sobre que tan buen tío es Tatsuya, y sobre la deliciosa comida que preparó para Tetsu.

Obviamente Kagami se pone celoso, pero el omega se encarga de decirle lo mucho que le encanta su comida, y que el tío Himuro no cocinaba tan delicioso después de todo.

 

― ¿Quieres alguna pista sobre la sorpresa que hay para ti? ―comenta Aomine, y el omega asiente con la cabeza―, Hoy es 31 de enero.

 

Tetsuya cree conocer esa fecha, pero no está muy seguro. ¿Será el aniversario de sus padres? ¿Quizá Kagami-papá, está de cumpleaños? ¿su compañero de clases, Kise-kun? ¿O quizá Momoi-san? Se la pasa pesando durante todo el camino, pero ninguna idea llega a su cabeza.

 

―Cúbrete los ojos ―pide Kagami, y el menor obedece, ocultando su rostro en el cuello de Aomine. Pasan alrededor de dos minutos, cuando entran a la sala y Kagami se encarga de cerrar la puerta de la entrada―, Puedes abrirlos.

 

Tetsuya se voltea levemente, y nota que toda su “familia” está ahí. Sus abuelas alfas y abuelos omegas, Momoi-san junto al señor Wakamatsu, Kise-kun (el único amigo de la misma edad), Midorima-san, Akashi-san, Alex, Riko, ¿Himuro? ¿Cómo llegó ahí? ¡No importa! Está toda la gente que él conoce y ama.

 

― ¡Feliz cumpleaños, Tetsuya! ―gritan al unísono, y explotan una pequeña serpentina.

 

Aomine trata de dejar a su hijo en el suelo, para que se acerque a los invitados, pero éste se pega cómo un koala de él, así que no tiene más remedio que sostenerlo y caminar con su pequeño en brazos.

 

Y Tetsuya llora, llora mucho porque él jamás había celebrado un cumpleaños. El novio de su antigua mamá, siempre lo odió por ser omega, y decía que los omegas no sirven nada más que para embarazarlos. Aunque él jamás entendió (y aún no entiende) completamente a que se refería con eso, espera que ese hombre tan malo, pueda ser feliz algún día.

 

Espera que pueda encontrar la felicidad que él encontró, o bueno, la felicidad lo encontró a él, disfrazada de dos alfas idiotas, apasionados por el baloncesto.

 

 

Notas finales:

el final es una cagada, ¿pero cuando he escrito buenos finales? 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).