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¡Pobre! por jotaceh

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Día 22: Mi brillante plan

 

Lo peor de un adolescente es su perseverancia, como no hemos vivido mucho, no tenemos la experiencia del fracaso y creemos que todo nos saldrá bien. Y eso mismo pensó Emilia. 

 

Un día, después de clases se plantó frente a la casa y tocó el timbre. Fue recibida por mi mamá, quien la llevó a la cocina. 

 

-Pablo, vino tu amiga para hacer algo de un trabajo-

 

Me quedé pensando un rato y es que no había nada de aquello esta semana y si hubiera estado planeado, no hubiera elegido a mi peor enemiga. 

 

-No hay ningún trabajo que hacer... - miré a la castaña enfadado. 

 

-Ay chiquitín, si por eso te va tan mal en clases. Hazme caso y hagamos el trabajo para que tengas una buena nota, ¿sí? - 

 

Ésta lo único que quería era coquetear con Rafael, lo sabía y por eso, le seguí el juego. Necesitaba que hiciera todo lo que quisiera. 

 

-¿Y si él no le hace caso?... Nah, es muy caliente y va a caer de inmediato con esta zorra regalada - pensé en mi cabeza, riéndome discretamente. 

 

-¿Qué zorra regalada? - 

 

Carmen me miraba extrañada, no sabía qué le sucedía a su raro hijo y es que claro, el muy torpe no lo pensó sino que lo dijo en voz alta. 

 

-Nada mamá, estaba recordando lo que dijo Antonia Josefina en la novela - 

 

Después de eso se marchó y me dejó a solas con la castaña. 

 

-Es bastante bonita la casa de mi futuro novio. Supongo que desde ahora nos vamos a ver más seguido, sirviente - 

 

-Por favor, tu mamá vende pescados en la feria, no puedes caer más bajo... - 

 

No me respondió y es que ese es un asunto que intenta obviar. Dejó su mochila en la mesa y como si fuera su casa, salió en búsqueda de su presa. 

 

Algo en mi interior me decía que la detuviera, que en cualquier momento llegaría la desgraciada de Julieta y todo se convertiría en un infierno, pero... ¿Para qué? Yo solo me dedicaría a ver la escena desde lejos. 

 

Me quedé en la cocina esperando el desenlace, pero alguien tocó a la puerta trasera y tuve que ir a ver de quién se trataba. 

 

-¿Joaquín? ¿Qué haces aquí? - 

 

Me encontré de frente con el muchacho, quedando muy extrañado y es que no me esperaba su visita. Se suponía que estaba enojado conmigo ¿no? 

 

-Seguía a Emilia y vi que justo entró en esta casa, ¿vino a verte? - 

 

-¿Siguiendo? ¿La estabas espiando? Qué psicópata - no sabía ese lado de él. 

 

Miró hacia el techo un rato, eligiendo la mejor forma para decirme lo que estaba pensando. Se humedeció los labios y se aclaró la garganta antes de hablar, sacando una voz más grave de lo normal, pareciendo un hombre adulto. Qué sexy. 

 

(Vale, no tiene nada que ver con la historia, pero hago un paréntesis porque en ese instante me dediqué a analizar cómo andaba vestido. Me sorprendí porque estaba con ropa de verano, con una sudadera que le dejaba ver los brazos completos, no es musculoso aunque de todos modos se podía contemplar su fuerza. Para abajo llevaba un pantalón corto que le llegaba más abajo de la rodilla, quedando el resto de la pierna al aire, mostrando sus vellos oscuros y prominentes. ¿Les había dicho que me gustan los hombres peludos? Pues ver esas piernas con vellos abundantes me excitó como cuando los hetero ven un par de tetas grandes). 

 

-Me dejó de un día para otro, y cuando sucedió me fue inevitable no recordar lo que me habían advertido, por eso la he estado espiando, quiero saber si es verdad que me mintió para alejarme de ti...-

 

Eso creo que dijo, porque yo seguía pendiente de sus piernas. 

 

-¿Pablo?... ¿Me estás mirando el paquete? - 

 

-¿Qué? - solo en ese momento desperté. Asustado intenté explicar todo. - No, claro que no, estaba viendo tus pelos... - 

 

Bueno, eso no sonó tan convincente. 

 

-Eres muy raro ¿sabes?... En fin, ¿dónde está ella? ¿Por qué vino a verte? - 

 

-Porque supo que me gusta Rafael, así es que quiere conquistarlo. En este momento debe estar mostrándole las tetas en su cuarto - 

 

Sí, vi el reloj y ya habían pasado quince minutos desde que se había ido de la cocina, el tiempo suficiente como para atacar. 

 

-¿Así de regalada es? Pues no, no voy a permitir que le haga al rubio lo mismo que me hizo a mí - y salió corriendo. 

 

-Otro más. Que ésta ni siquiera es mi casa y ustedes entran como si nada... ¡Espérame! - 

 

Salí rápido y es que debía impedir que el castaño interrumpiera a esos dos, la única que debía descubrirlos es Julieta, para que se enojara, rompiera con Rafael y quedara libre para estar conmigo. Mi brillante plan. 

 

Subí las escaleras después de él y en ese preciso momento escuché el timbre. Debía ser la rubia malvada, era el momento de la verdad y no podía dejar que Joaquín lo arruinara todo, por eso me lancé contra él, lo neutralicé desde la espalda y lo obligué a meterse a un armario del segundo piso. Ahí nos quedamos encerrados entre abrigos y zapatos. 

 

-¿Qué haces? - 

 

-Acaba de llegar una visita, no te pueden ver aquí, después nos retan por dejar entrar a cualquiera - mentí, aunque de cierta forma es verdad, la señora Cecilia estaría colérica si se entera. 

 

Lo empujé contra las prendas de vestir y le coloqué la mano en la boca. No le iba a dejar salir. Mientras yo espiaba por las rendijas de la puerta, sin querer, quedé en una posición privilegiada para contemplar el desastre. 

 

Mi mamá le abrió la puerta a Julieta y ésta subió las escaleras de inmediato, como suele hacer. Caminó hasta la pieza de su novio e ingresó sin siquiera tocar. 

 

Mi corazón latía muy rápido y es que todo dependía de ese momento, si el rubio había caído en la trampa y fuera descubierto infraganti siendo infiel. 

 

-¡Rafael! ¿Cómo se te ocurre meterte con esta puta? - 

 

Aquellos gritos fueron como una melodía para mis oídos, todo había salido a la perfección. 

 

Me asomé un poco para ver mejor, dejando a Joaquín sin contención a mi espalda. 

 

-Julieta, no ha sucedido nada, si ni siquiera conozco a esta loca, solo se metió a mi cuarto y comenzó a sacarse la ropa - 

 

-¿Crees que soy tan estúpida como para creer eso? ¿Y tú porque andas desnudo entonces? - 

 

-Porque acabo de salir de la ducha... Mira, ando con una toalla - 

 

-No te creo nada... Ambos estaban follando. Además, hueles a semen - 

 

-Juli, me hice una paja hace poco, me calenté al verme sin ropa- Mierda, lo hubiera espiado.

 

-¡Eres un asqueroso! Diosito no te perdonará por esto, y mucho menos yo. ¡Terminamos! - 

 

¡Sí! Había logrado lo que quería, había roto esa relación gracias a la putería de mi enemiga. 

 

Festejaba en el armario, me regocijaba por mi victoria, cuando de pronto sentí algo a la altura de mi trasero, algo duro que latía y se hacía cada vez más grande. Curioso lo toqué y en ese preciso momento me di cuenta que le estaba masajeando el paquete a Joaquín. Había tenido una erección. 

 

-¿Qué pasó amiguito?-

 

-Es tu culpa, te estabas moviendo mucho y bueno... Con el roce... - se puso tan nervioso que apenas pudo explicar. - Igual ya podrías dejar de tocármelo, por favor - 

 

-Ay, lo siento - 

 

Intenté darme vuelta para que dejara de clavarme, tan solo que me tropecé con una bota empujando la endeble puerta que nos mantenía escondidos. Caí al suelo delante de los chicos que estaban discutiendo afuera del cuarto de Rafael. Para mi mala suerte, mi acompañante cayó encima. 

 

-¿Qué hacen ahí? Ay por Dios, que ustedes también estaban follando - Julieta gritó ofuscada, como si fuera virgen. 

 

-Claro que no, no estábamos haciendo nada - respondí tajante mientras me levantaba. 

 

-¿Sí? ¿Entonces por qué tu amigo tiene el pene erecto? Se le ve desde aquí - 

 

El pobre tuvo que taparse su entrepierna ante el escutrinio del cual estaba siendo víctima. 

 

-Es mi exnovio... Ya veo que volviste con Pablo de inmediato - habló Emilia. 

 

-¿Ustedes dos están juntos? - el rubio Eguiguren se sorprendió. 

 

-Te importa bastante... Si al final te interesa cualquiera menos yo - Julieta seguía enfadada. 

 

-Eso no es verdad... Te amo.... - aunque lo dijo sin ningún ánimo, se notaba mucho que fingía. 

 

-¡No quiero volver a verte nunca más en mi vida! - 

 

La desgraciada que me humilló salió corriendo después de eso, a lo que Rafael tuvo que perseguirla y es que sus padres dependen de esa relación. 

 

-¡Rafi! Espérame corazón, todavía hay muchas cosas que tienes que saber de mí - Emilia seguía con la idea de enamorarlo. 

 

-Yo... Mejor me voy... Adiós - y el Joaco se fue por la vergüenza. 

 

Así me quedé solo en el segundo piso, contemplando cómo el mundo ardía gracias a mi plan. ¡Soy el mejor villano de todos! (Inserte risa maléfica). 

 

 

 


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