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¡Pobre! por jotaceh

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Día 29: You make me feel special 

 

No sé cómo, pero terminamos en el cuarto de Rafael, acostados en la cama. Ok, yo le pedí que fuéramos hasta allá... Bueno, es mejor decir la verdad, lo arrastré hasta su cuarto y cerré la puerta con llave. 

 

-¿Qué haces? ¿Me vas a violar? - se burlaba de mí. 

 

-No me des ideas, que ya tengo la reputación... - 

 

-Ven acá, quiero abrazarte - 

 

Me senté tímidamente a su lado, para que él luego pusiera su brazo sobre mis hombros y me empujara hacia atrás. Me volteé y deposité mi cabeza en su pecho duro, ese que suele entrenar con pesas. 

 

-Estás muy tenso. Relájate, si no estamos haciendo nada malo - 

 

Tenía razón, por alguna razón estaba nervioso. Creo que temía ser descubierto, no me daba cuenta que se estaba volviendo realidad uno de mis más grandes sueños. 

 

Respiré profundo, cerré los ojos y me centré en el presente, en lo cálido de su cuerpo, en nuestras respiraciones que se sincronizaron como si estuviéramos programados para ser solo uno. 

 

No pude evitar sonreír, todo era tal cual lo había imaginado, y quizás mucho mejor. 

 

Rafael me levantó la cabeza para poder besarme, para unir nuestros labios en un ósculo eterno. Estuvimos muchos minutos así, tantos que se me adormecieron las mejillas. Y aún así, no podía dejar de sonreír. Era realmente feliz. 

 

-¿Por qué eres tan lindo? - 

 

Ése fue el sonido del amor. ¿Le han dicho eso? Es como si te regalaran una dotación infinita de autoestima. Cuando la persona que te gusta acepta que te encuentra guapo, se siente tan mágico, tan hermosamente perfecto que lo terminas creyendo y tus ojos se iluminan con un brillo nuevo. 

 

-Tú lo eres mucho más... - respondí coqueto. 

 

-Lo sé, soy perfecto... - 

 

-Por favor, solo me lo dijiste porque querías que te devolviera el cumplido... Maldito ególatra... - bromeé. 

 

-Claro que no. Si eres la cosa más bella de este mundo - 

 

Y volvimos a besarnos por largos minutos. Creo que esa tarde no hablamos mucho, solo nos dedicamos a estar tendidos en la cama, sintiendo y compartiendo todo. La mejor sensación que he vivido.

 

-Hay una canción de Twice que dice... You make me feel special... Y ahora la comprendo - se me escapó de pronto. 

 

-Ok, tenías que acordarte de tus cosas chinas... Pero supongo que trataste de decir algo romántico - 

 

-Claro que sí, qué insensible eres - 

 

-Que no, si a ti te interesa, entonces a mí también... Ahora ya tenemos una canción, viste... Ni entendemos la letra, pero ya tenemos una canción - 

 

-Para eso está el traductor - fingí enfado. 

 

Y luego de eso vino una media hora de más besos... Una perfección. 

 

 

 

 

 

 

Al otro día desperté radiante, y es que tan solo al abrir los ojos recordé lo maravilloso que fue todo con Rafael. 

 

-Te ves muy feliz hoy, ¿sucedió algo? - 

 

Mi mamá se percató tan solo al verme entrar a la cocina. 

 

-Debe ser porque se anduvo besuqueando con mi hermano... - Olivia desayunaba mientras revelaba mi secreto. 

 

-¿Y tú cómo lo sabes? ¿Nos anduviste espiando? - 

 

-No, no me interesa, tan solo que se reían muy fuerte y mi habitación está al lado. Escuché todo lo que hicieron - 

 

-¡¿Qué?! - Carmen gritó desesperada -¿Tienes algo con Rafaelito? - me miraba con los ojos más grandes que le había visto. 

 

-Yo... Bueno... - no supe qué responder. 

 

-Ay Dios, nos vamos a meter en un buen lío... A la señora Cecilia no le va a gustar para nada todo esto - 

 

-Lo siento mamá, nunca pensé que sucedería esto, pero... Solo nos gustamos - 

 

-Siempre lo has pensado, si por eso lo espiabas - Olivia no sabe quedarse callada. 

 

-Está bien, si amar no es culpa de nadie. Lo único que te pido es que por favor usen condón no quiero que sean padres tan jóvenes... - 

 

Todos nos quedamos callados un par de segundos. 

 

-Am, mamá... Ambos somos hombres - 

 

-Ah, verdad... Tienes pene, se me había olvidado.... Como meas sentado... - 

 

-¡Es para no ensuciar! - nadie me entiende. 

 

-Lo importante es que has encontrado el amor y eso me alegra mucho... Cuídalo, porque es difícil hallarlo - 

 

Carmen me abrazó fuerte. Creo que nunca había sido tan tierna antes y eso me alegró mucho más. Parecía que todo salía bien para mí. 

 

 

 

 

 

 

 

Me fui caminando al colegio, cada ciertos pasos daba un saltito de felicidad. Me parecía que todo era más bello, que el polvo era de oro, que los árboles tenían incrustaciones de esmeraldas que brillaban al recibir los rayos del sol. Y no podía quitarme del rostro una sonrisa muy amplia.

 

De pronto, una nube apareció en mi paisaje. A lo lejos vi a Joaquín, quien transitaba triste, se notaba por el poco ánimo que demostraba, arrastrando los pies y encorvando la espalda. Decidí que debía ayudar a mi amigo. 

 

-Hola Joaco, ¿todo está bien? - 

 

Le toqué el hombro al saludar, lo que pareció asustarle. Se volteó y en ese instante unas lágrimas brotaron de sus ojos, solo al ver mi rostro toda esa pena que llevaba a cuestas se vino de golpe. Me abrazó con fuerza. Se escudó en mi pecho. 

 

Me sorprendió su llanto y es que nunca le había visto tan frágil. Lo llevé hasta el baño al entrar al colegio. Se lavó el rostro con agua fría, aunque con nada podría quitarse el mal semblante. 

 

-¿Qué sucede? - me tenía preocupado. 

 

-Mi papá tuvo un accidente y ahora está en el hospital. No es nada tan grave, pero estará meses postrado en cama por la rehabilitación... - 

 

-Cuánto lo siento... - 

 

-Él es el único que trabaja en casa, porque mi mamá se ocupa de la casa y de mis hermanitos. Y como yo soy el mayor, voy a tener que cooperar y comenzar a trabajar - 

 

-¿Qué? Pero si eres muy chico para eso - 

 

Fue estúpido decirlo porque no es nada extraño donde vivimos. Es un pueblo apartado, de gente pobre que trabaja explotada en el campo. Las familias son grandes y necesitan dinero, es común que los hermanos mayores dejen el colegio para comenzar a trabajar y así ayudar un poco. 

 

-Eso da lo mismo... Voy a tener que dejar de estudiar. Total, tampoco es que hubiera podido ir a la universidad o algo así - 

 

-Claro que podrías. Eres la persona más inteligente que conozco - 

 

-Pablo, no me ayuda mucho escuchar eso - dijo apenado, apunto de llorar. 

 

Toda esa escena me partía el alma y es que no era un destino que mi amigo se mereciera. No supe qué más decir, por lo que me quedé a su lado, mirando el piso igual de triste que él. 

 

No me di cuenta cuando Joaquín me abrazó. Me enredó con sus brazos y me apretó muy fuerte, quería un poco de calor en esa pesadilla que estaba viviendo. 

 

-Ahora lo único bonito que me queda eres tú... Por favor no me falles, no me dejes... Pablo, te amo, y mucho. Si estás a mi lado todo será mucho más llevadero... Te necesito... Quédate a mi lado... Cuídame, porque parece que a nadie le importo - 

 

El mundo se me vino encima, todo rastro de felicidad se esfumó y me sumí en un abismo profundo. Sin embargo, la culpa no era de Joaquín, sino que del mundo. ¿Cómo es posible que su vida se destruya tan fácil? ¿Acaso no es un derecho el poder estudiar? ¿Y por qué eso no rige para la gente pobre? ¿Por qué tenía que sucederle a él? Siempre ha sido tan bueno y ahora le toca sufrir, no es justo. 

 

Se me partió el corazón en mil pedazos, imaginaba la desesperación del muchacho y no entendía cómo podía seguir en pie. 

 

No le respondí en ese momento, solo lo abracé con mucha fuerza, entregándole todo el apoyo que necesitaba. No puedo dejarle, no soy capaz de contribuir aún más a su tristeza y aunque había encontrado la felicidad con Rafael, debo hacerlo a un lado y centrarme en quien realmente me necesita. Sé que es duro, pero es lo correcto, jamás me perdonaría defraudar a Joaquín. 

 

 

 

 

 

 

 


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