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¡Pobre! por jotaceh

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Día 37: Difícil 

 

 

-¡No voy a dormir con ésta! - gritó mi mamá apuntando a Cecilia. 

 

-O duermes en la misma cama que la estirada o te vas al granero - mi abuela era implacable.

 

En la casa de doña María solo hay tres camas en dos piezas. En una duerme ella, la otra está ubicada en su cuarto también y la tercera en una habitación más pequeña al otro lado del salón. La idea de la anciana es que las mujeres durmieran todas juntas.

 

-¿Y vas a dejar a esos dos juntos? - a la mamá de Olivia no le gustó para nada la idea, y es que sabe que ocurre algo entre Rafael y yo.

 

-La familia es la familia. Ustedes deberían dormir los tres en el granero - Carmen era cruel.

 

-Esta es mi casa y se hace lo que yo decidí. La niña dormirá conmigo, las viejas a mi lado y los niños en la otra habitación. A cualquiera que no le guste, puede tomar sus pertenencias e irse a la mierda, ¿entendido? -

 

Luego que la vieja se enojara nadie quiso contradecirle y es que su rostro era terrorífico. Ahora podía comprender en algo por qué mi mamá no se llevaba bien con ella. Tiene un carácter muy fuerte.

 

Por eso, tuvimos que hacerle caso y nos instalamos de la manera en que ella había decidido.

 

-Así que finalmente terminaremos durmiendo juntos, ahora sí vamos a parecer novios - bromeó el rubio mientras me veía ordenar mi ropa en el closet.

 

-¿Quién dijo que ibas a dormir en la cama? Tú al suelo -

 

-¿Qué? ¿Tan cruel eres? ¿Vas a dejar que me muera en el piso como un perro? -

 

-Los perros no se quejan y les veo con buena salud -

 

-¿Acaso me tienes miedo? Porque creo que debería ser al revés. Veo más probable que tú me hagas algo, eres un pervertido - se rió en mi cara.

 

-¡Yo nunca te haría nada! -

 

-El otro día de arrodillaste para hacerme un oral -

 

-¡Que era una broma! -

 

-¿Puedo dormir en la cama entonces? -

 

-Haz lo que quieras -

 

Me enfadé ante sus bromas de mal gusto. Claro que no soy un pervertido, toda la culpa la tiene él. ¿Cómo se le ocurre tocarse con la puerta sin seguro? Es que anda provocando.

 

 

 

 

-Disculpe, ¿cuál es la contraseña del WiFi? - Olivia se acercó a mi abuela mientras ella cocinaba.

 

-Ay por favor querida, apenas tiene para comer, obviamente no tiene Internet - su mamá la corrigió.

 

Doña Cecilia estaba sentada en la mesa tomando té, mientras la dueña de casa cargaba los maderos para la cocina a leña.

 

-Es contraseña123, y la red se llama María la más buena - le respondió seria la anciana.

 

-¿Contrataste Internet, abuela? - me sorprendió hasta mí.

 

-Claro que sí, ¿cómo crees que me iba a convertir en influencer? -

 

Y me quedé más helado al escucharla hablar de esa manera.

 

-¿De qué estás hablando? -

 

-Subo mis recetas de comida a mi canal de YouTube y también doy consejos de salud en mi Instagram. A los más cercanos les doy mi Twitter para que puedan ver mis fotos más privadas, ya sabes... Donde se me ven los meloncitos -

 

-Dime que por melones te refieres a las manos - no podía creerle. 

 

-No, estaba hablando de mis tetas - 

 

-Ay no, ahora resulta que te avergüenzas de mí por mi reputación y tú te andas sacando fotos sin ropa para publicarlas en Internet. Qué descarada - mi mamá escuchó la historia y se volvió a enojar con la anciana. 

 

-Yo solo muestro, tú te dejas hacer de todo. No es lo mismo - 

 

Como se nos hizo costumbre con los días, tanto doña María como Carmen pelean todo el día, hasta por las pequeñeces más estúpidas. 

 

 

 

 

Esa noche mi abuela hizo un caldo, con un par de papas, cebolla y zapallo. Estaba rico, sabroso, aunque escuálido. Ella podía vivir bien sola, tan solo que ahora tenía que alimentar cuatro bocas más. 

 

-Todavía tengo hambre - murmuró Olivia. 

 

-Ya no hay más, vas a tener que quedarte con hambre. Así aprovechas y adelgazas también -Cecilia no tenía compasión con el sufrimiento de su hija. 

 

-Toma, yo ya no quiero más - Rafael se levantó de su puesto y le entregó lo que quedaba en su plato a su hermana. 

 

Esa escena me conmovió y es que nunca había visto tan gentil al rubio. Supongo que como era rico no tenía ocasión para mostrar lo solidario que es. 

 

Es estúpido, pero verle cuidar a Olivia me alegró mucho, como si estuviera orgulloso del chico que me gusta. Me sonrojé incluso. 

 

-Mi huerta es chica y no alcanzará para comer. Necesitamos que dos vacas gordas salgan a trabajar - comentó doña María de pronto, cuando ya terminábamos de comer. 

 

-¿Tiene vacas? - la madre de los muchachos no comprendía nada. 

 

-Se refiere a nosotras dos, quiere que salgamos a trabajar - Carmen sí captó la idea. 

 

-¿Qué? ¿Trabajar? Nunca lo he hecho. No sé cómo se hace - 

 

-Ay que pena señorita, pero eso era cuando tenía plata. Ahora va a tener que mover el chancho y salir a chambear, que si no me llega con monedas no come y duerme afuera - la dueña de casa dijo tajante, golpeando la mesa con su dedo índice, dejando en claro que no bromeaba. 

 

-¿Qué chancho? - Cecilia seguía sin comprender. 

 

-Se refiere a tu trasero... Mañana nos vamos a levantar temprano para ir a buscar trabajado al campo de don Lucho. Vámonos a dormir, ya es tarde - Carmen tomó a su exjefa del hombro y le señaló lo que sería su destino. 

 

Era tarde, así es que salí al patio a buscar a Rafael. Debíamos acostarnos. 

 

-Ya es hora, hay que dormir - le dije al encontrarlo acongojado viendo las estrellas del cielo. 

 

-¿Qué será de nuestra vida ahora? - 

 

-Todo estará bien. Quizás ahora veas todo gris, pero sé que saldrán adelante. Piensa que no están solos, nos tienen a nosotros, que no podemos ayudarlos mucho, pero siempre estaremos a su lado - le acaricié el hombro para hacerle sentir mejor. 

 

-¿Cómo es que eres tan bueno? Me es imposible no amarte - 

 

Se volteó para verme a los ojos, para mostrarme sus orbes luminosas llenas de cariño y gratitud. Hablaba en serio, sus palabras provenían desde el corazón. En ese momento cuando estás triste, devastado y dolido, sólo puede brotar la verdad desde tus labios. 

 

-Siempre diciendo bromas - reí. 

 

-Sabes que no es mentira, sabes que te amo - y sin más me besó. 

 

 

 


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