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¡Pobre! por jotaceh

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Día 42: Las locuras de la gente 

 

Podrán pensar que tener relaciones sexuales es fácil, pero no es como imaginan. Claro, duermo todas las noches en la misma cama que Rafael. Tengo a mi lado su cuerpo ardiente y trabajado, esos brazos poderosos que pueden levantarme con facilidad, su entrepierna gloriosa que he visto en algunas ocasiones y que me han causado infartos. Ese Dios del erotismo está siempre con poca ropa a mi lado y no hemos podido hacer nada, porque…

-Quiero que nuestra primera vez sea especial, que la recordemos para siempre…- suele decir cada vez que se me sube la sangre a la cabeza.

-Es que si seguimos así ese momento nunca va a llegar -

-No seas impaciente, si todavía somos jóvenes. Tenemos mucho tiempo por delante -

-No tanto tiempo, según Greta Thunberg nos queda poco, así es que espero que llegue esa ocasión especial antes que se acabe el mundo -

Ya no puedo seguir de esta manera, es como una tortura. Si solo es que introduzca su pene en mi carnecita caliente, se mueva un poco y la gloria ha llegado. ¿Qué tan especial puede ser lo que planifica?

 

 

Y eso no ha sido todo lo que he tenido que sufrir el último tiempo, porque el hecho que haya llegado a estudiar a mi escuela no ha traído más que problemas. Claro, es el chico más guapo que ha entrado allí en años y todas las chicas (y algunos chicos) están muy entusiasmados con su belleza.

-Rafael, si quieres puedes sentarte a mi lado -

-Amigo, si quieres puedes ir con nosotros a jugar fútbol después de clases -

-¿Quieres hacer grupo con nosotros para el trabajo de ciencias?-

-¿Tu color de pelo es natural o teñido? Claro que natural, si es muy bonito… como todo tú -

-¿Te masturbas con la mano derecha o con la izquierda?… ¿La izquierda verdad? ¿Te la puedo lamer? -

Son algunas de las pláticas que me ha tocado escuchar estando a su lado. ¿Hay alguien en ese establecimiento que no quiera estar al lado del rubio?

 

 

-Si no supiera que me gustan mucho las mujeres, creo que también me pondría coqueto con Rafael -comentó a la hora de almuerzo Cristián.

-Eso no suena muy heterosexual que digamos. ¿No será que estás dudando de tus gustos? -

-Claro que no, mucho menos después del polvo que me di ayer -soltó el muchacho sin querer.

-¿Con Emilia? -

-No, ya se ha puesto muy sonsa. Estuve con una mujer de verdad -

-Supongo que no repetiste con mi mamá ¿verdad? -algo me olía muy mal.

-Ay Pablo, claro que no. Eso no volverá a suceder nunca más… Me dieron ganas de orinar. Nos vemos en clases -se fue corriendo al baño.

Nada de eso me parecía normal. El moreno es tan malo mintiendo, que casi me aseveró que volvió a intimar con Carmen. ¿Como no puede tener pudor esa mujer? Me enfadé mucho por mis conjeturas.

-¿Sucede algo malo? -se me acercó Rafael.

-No, nada. Todo está bien -

-¿Estás seguro? Tienes muy mala cara -me apretó las mejillas como si fuera un niño pequeño.

 

 

-¿Vieron eso? Son muy cercanos -

-¿Tu crees que sean pareja? -

-Claro que no, si Pablo no es su tipo, le deben gustar más guapos -

-Pero parece que sí tienen algo. Si hasta he sabido que viven juntos -

-¿Estarán casados? -

-¿Tendrán sexo? -

-¿Le cabrá la polla de Rafael a Pablo en la boca? -

-¿Y en el ano? -

 

 

Y los rumores comenzaron a volar por el casino. En menos de un minuto ya todos hablaban de mi relación con el rubio y sacaban conclusiones, hasta las más imbéciles, como que le había hecho un embrujo para que se fijara en mí. Terminamos de comer, por lo que salimos al patio para descansar lo que quedaba de receso.

-Tienen mucha imaginación en tu escuela -

-Ya te irás dando cuenta -suspiré profundo.

-¿Todo es verdad? ¿Ustedes con pareja? -se nos acercó una muchacha de mi curso.

-¿Pareja? ¿Nosotros? -quedé sorprendido y es que la joven fue muy directa.

Sin embargo, me llenó de dudas y es que no sabía a ciencia cierta qué éramos con Rafael. ¿Teníamos una relación? Digo, me había prometido sexo, ¿eso nos hacía una pareja?

-Sí, somos novios -el rubio dijo sin problemas.

-¿Ah sí? -quedé sorprendido.

-Claro, yo no follo a cualquiera -sonrió con picardía, justo antes de agarrarme con fuerza mi trasero.

-¿Follar? ¿Ustedes tienen sexo? -la chica estaba sorprendida, como si todavía creyera que los hijos los trae la cigüeña.

-Sí, follar, coger, hacer el amor… Le saco la ropa, le abro la piernas y le lamo el culo. Le dilato el ano y después le introduzco todo mi enorme pene. Me gusta hacerlo brusco, que gima de placer, mientras le embisto. Lo coloco en cuatro en la cama, a veces se monta sobre mi pico, otras solo me lo mama y yo acabo en su cara… Ya sabes, tener sexo -

La chica estaba roja por lo ardiente que había quedado después del relato erótico de Rafael.

-Am… ok… am… ya me tengo… que ir… ustedes sigan así…-la pobre apenas podía hablar.

-¿Qué fue todo eso? ¿Por qué le dijiste esas mentiras? -me enfadé un poco.

-Porque van a hablar de nosotros de todos modos. Es mejor que lo asumamos y juguemos con la situación, en vez de enfadarnos por los rumores que crean ¿no crees? -

Bueno, sí. El chico tenía razón y por eso es que no discutimos. Al final, solo me había quedado con una duda.

-¿Somos novios? -

-Claro, desde siempre, incluso antes que te metieras con Joaquín -

-Pero nunca me lo pediste -necesitaba que fuera como en Disney.

-No es necesario, siempre me has pertenecido. Y no debo pedir permiso para tomar lo que es mío - pronunció sensual con su voz grave, antes de tomarme por la cintura y besarme con pasión, delante de todos los chicos que estaban en el patio y que nos seguían de chismosos.

Rafael tenía razón, los rumores siguieron y fue mejor tomárselo con diversión, más que mal, nadie se ha muerto por la habladuría del pueblo. O si no, miren a mi mamá, que siempre ha sido el foco de atención de las mujeres aburridas de El Sauce. Y hablando de ella, ese día llegué directamente a hablarle sobre Cristián.

-Mamá, quiero que dejes de ver a mi amigo -

-¿Qué amigo? No hay ningún amigo… No hay nada de nada -la mujer estaba en su cuarto y se asustó al verme entrar.

-¿Qué estabas haciendo? -

-Me hacía el rebaje. Deberías tocar la puerta antes de entrar, casi me vez la vagina -

-Todo el pueblo ya te la ha visto, no me vas a decir que ahora te da vergüenza -

-¡Debes tener más respeto con tu madre! -mi gritó, como si fuera una mentira.

-En fin, no vine a hablar de eso. Estoy casi seguro que volviste a acostarte con Cristián y quiero que dejes de buscarle. ¡Que tiene mi edad! ¡Podría ser tu hijo! -

-Pero no lo es -

-Pero podría -le rebatí.

-Pero no lo es…-

-¡Quiero que dejes de verlo! No lo busques, no le llames. No quiero que lo veas más. ¿Puedes prometerme eso? -

-Bueno… no, no puedo -

-¿Por qué? Hay muchos otros hombres allá afuera, ¿por qué justo tenías que encapricharte con mi mejor amigo? -

-Es que hace tiempo que no estaba con alguien tan tierno… Me gusta pasar tiempo con él -

-Lo estás aceptando entonces…-

-Sí, ¿y qué tiene? ¿Acaso una mujer de mi edad no tiene derecho al amor? -me enfrentó decidida.

-¿Al amor? ¿Me estás queriendo decir que lo amas? -

-¿Me amas? ¿En serio? -escuché de pronto una voz masculina. ¿De dónde provenía?

No tuve que esperar mucho para descubrirlo, y es que debajo de la cama apareció Cristián, que estaba desnudo y por sobre todo, sorprendido por las palabras de Carmen.

-¿Qué haces tú aquí? -

-Vine a follar con tu mamá, pero eso ya no es importante… Mi vida, mi corazón… Yo también te amo, eres el amor de mi vida… Esto es tan hermoso. Ahora todo seremos una linda familia - abrazó a Carmen como si fuera normal todo lo que sucedía.

-¿Qué? Nosotros no seremos nada. Esa mujer tiene veinte años más que tú, no puede ser tu novia… ¡Que es mi mamá! ¿Tú no respetas nada? -no podía comprender. ¿Se volvieron locos?

-El amor es así, pequeño Pablo. Cuando crezcas lo sabrás… Oh hermosa Carmen, me has hecho el hombre más feliz con tu confesión -el moreno estaba en otra dimensión.

-¿Entonces qué? ¿Son novios? -pregunté angustiado.

-Pues sí, creo que sí -respondió mi madre esta vez, antes de besar al muchacho.

Y así fue como mi mejor amigo se convirtió en el novio de mi mamá. ¡Qué horrible! Todavía no lo puedo aceptar. ¿Están locos acaso? Eso sí, lo único que sé, es que debo hablar con Emilia, quizás ella me ayude a separarlos. 

 


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