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¡Pobre! por jotaceh

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Día 5: Todo a su tiempo 

 

 

Ya no quería ir al colegio. Imaginaba que todos ya se habrían enterado que me gustan los chicos y que se burlarían de mí. Nada tenía sentido y prefería quedarme en mi camita muy a gusto. 

 

-Es tarde, ¿no vas a ir al colegio? - 

 

Mi mamá se dio cuenta y es que usualmente me levanto primero yo. 

 

-No me siento bien... Achú, achú - quería que creyera que estaba resfriado. 

 

-Por favor, eres muy malo mintiendo. Anda a bañarte y vas al colegio, tienes que ser alguien en esta vida - 

 

No me resultó mi super plan, por lo que sin ganas me levanté de la cama y fui hasta nuestro baño. Intenté demorarme lo más que pude, no quería que llegara el momento en que debiera entrar a la sala y todos me quedaran viendo. 

 

 

 

 

Tomé desayuno muy lento en la cocina, masticaba el pan sin ganas y apenas tomaba de la leche. 

 

-Qué milagro, sigues aquí. ¿Qué te pasó? ¿Te peleaste con tu novio? - 

 

Rafael quería burlarse, pero no estaba de ganas ni siquiera de responder, así es que seguí en lo mío sin tomarle atención. 

 

-Debe ser algo grave. ¿Te encontraron masturbándote en la sala? - 

 

-¿Qué? ¿Cómo puede pasar eso por tu cabeza? ¿Acaso tú lo has hecho? - 

 

-Sí, de hecho sí. ¿Tú no? - 

 

Era más cerdo de lo que pensaba. ¿Cómo puede hacerlo al lado de todos sus compañeros? 

 

-Eres asqueroso - 

 

-Pero igual te haces una paja pensando en mí - 

 

-¿Qué?!¡No! ¡Jamás! - 

 

Aunque la verdad es que mentía, porque debo reconocer que lo he hecho pensando en él. En su cuerpo grande, en eso que esconde debajo de su pantalón y que debe ser grande porque sus bóxers los son. Madre mía, que soy un pervertido también. 

 

-Oh sí Rafa, méteme la pija. Oh sí, hasta el fondo. Dame de tu leche, papi - 

 

Se burlaba de mí y estaba consiguiendo que me enojara. Es un poco mayor y aun así es un completo pendejo. 

 

-Rafael, deja de molestar a Pablo. ¿No te da vergüenza? - 

 

De pronto, apareció el papá del muchacho, quien al escuchar cómo se mofaba tan estúpidamente, le regañó. 

 

-Deberías ser un hombre serio, culto. ¿Cómo vas a dirigir mi empresa cuando te la deje? A tu edad ya deberías comportarte - 

 

El señor lo regañó bastante, tanto que me dio un poco de pena. Pobre Rafael, debe ser duro tener toda esa presión encima. 

 

 

 

 

Los minutos pasaron y tuve que salir de la casa rumbo al colegio. Aunque iba quince minutos tarde, decidí caminar lento. Nunca había llegado tarde y cómo lo último que quería es que mis compañeros me vieran, no me importaba. 

 

-Pablo, llegas muy tarde. ¿Sucedió algo? - 

 

El inspector, que siempre es amargado con todos, era bastante simpático conmigo. 

 

-No, nada - 

 

-¿Tu mamá está bien? - 

 

Claro, se me había olvidado que el señor González había sido compañero de clases de Carmen. Ella fue muy popular en su juventud, de hecho ahora lo sigue siendo, por eso siempre hay hombres mayores que me preguntan por cómo está. 

 

-Sí, sigue trabajando donde los Eguiguren. Pero... Supongo que tengo que quedarme en su oficina ¿verdad? Está muy mal que haya llegado tan tarde - 

 

Eso era lo mejor que me podría suceder, retrasarme con el inspector y no entrar a clases. 

 

-Claro que no muchacho, lo dejaré pasar por esta vez. Será un secreto ¿ok? Mándale saludos a tu mami-

 

A tu mami, viejo cochino, no me retó porque le gusta la señora ésa. Debería hacer mejor su trabajo, pensar más con la cabeza de arriba y no con la fea de abajo. 

 

Tuve que ir hasta mi sala de todos modos. Al abrir la puerta, me encontré con la profesora de matemáticas delante del pizarrón. 

 

-Adelante Pablo, siéntate - 

 

Y al hacer notar mi presencia, mis compañeros me miraron fijamente. ¡Mierda! Ahí estaba Joaquín, al lado de Cristián, y todos los demás, que me miraban extraño. A estas alturas ya todos saben y deben estar hablando a mis espaldas. 

 

Tragué saliva, me di ánimos, y caminé hasta mi puesto. 

 

-Todos me están mirando, ¿ya lo saben? - 

 

Le susurré a Emilia en medio de la charla de la profesora. 

 

-Todos siempre te han mirado, eres muy popular en secreto, todos te quieren y desean - 

 

La muchacha dijo sorprendiéndome. ¿En serio? ¿Eso era verdad? 

 

-Por favor Pablo, ¿acaso te crees Martín de Cassiopeia? Nadie te está mirando- 

 

Era una broma de la muchacha. Y yo que me estaba creyendo Madonna. 

 

-No he escuchado a nadie decir nada, y ya sabes que la más chismosa del curso soy yo, así que si no ha pasado por mi oído, es porque nadie está hablando de eso-

 

Quedé sorprendido. Usualmente Joaquín es un chico molestoso, desordenado y risueño. Es muy parecido a Cristián y por eso, pensaba que no podía guardar un secreto. 

 

Medité sobre lo que había sucedido durante toda la clase, y no pude tomar atención. Bueno, aunque hubiera escuchado con más detenimiento tampoco hubiera entendido mucho, porque no estoy hecho para las matemáticas. 

 

Decidí hablar con el muchacho en el recreo, tenía que saber qué es lo que haría con la información que poseía de mí, y si lo había comentado antes. 

 

Un tanto nervioso caminé hasta la banca donde estaba reunido con sus amigos. Dentro de ellos, estaba Cristián quien pensaba que iba a hablar con él. 

 

-Tengo que hablar con Joaquín - dije un tanto serio. 

 

-¿Y qué tienes que hablar con éste? - 

 

-Es... Por un asunto de artes - fue lo primero que respondí sin saber si sonaba coherente.

 

El chico supongo que entendía la razón por la cual lo buscaba, porque sin chistar se fue conmigo. 

 

Caminamos hasta llegar a un árbol apartado en el patio, nadie iba por esos lados. 

 

-Escuchaste lo que dije ayer ¿verdad? - 

 

-¿Qué eres gay? - 

 

Mierda, sabía todo. 

 

-¿Se lo has dicho a alguien? - 

 

-No, no creo que sea correcto. Es algo que deberías contar tú, en su momento - 

 

Y todo volvió a ser bonito. Me sorprendió mucho que el muchacho fuera tan maduro para el tema, y es que por su personalidad desordenada, había pensado que se burlaría de mí ante todos. 

 

-Muchas gracias - 

 

Sonreí aliviado y me fui del lugar, ya no tenía nada de qué temer. 

 

 

 

 

-¿Eso te dijo? - 

 

En el almuerzo comí con Emilia, y le conté todo lo que me había sucedido. Ella también parecía un poco sorprendida. 

 

-¿Y si le gustas? - 

 

-¿Qué? Claro que no, ¿por qué le gustaría? - 

 

-Bueno, ahora que lo pienso, siempre le veo cerca de ti. O sea, somos del mismo curso, pero creo que instintivamente siempre te está rondando. Incluso ayer, es muy raro que estuviera solo cerca del kiosco. Quizás se dio cuenta que te estaba buscando pareja y se puso celoso - 

 

La idea de mi amiga me pareció extraña, ¿cómo se podría fijar en alguien como yo? ¿Eso puede ser cierto? 

 

-Creo que harían bonita pareja, es un buen seme para ti - 

 

-Ay no, te conozco, conozco esa mirada. Prométeme que no harás nada para unirnos, no quiero que sigas poniéndome en problemas - 

 

Y aunque me aseguró que no lo haría, algo en mi interior me dice que tengo que tener cuidado con la chica. 

 

 


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