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¡Pobre! por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hola todos!!

Subiendo la historia me di cuenta que había cometido un error, y me había faltado subir el día 57... :( para que lo lean por si no lo han  hecho. El 57 que había subido es en realidad el 58. Mil disculpas!!!

 

Espero que todos estén muy bien y que sus sueños se estén cumpliendo :D

Día 59: El Cortejo

 

Un hombre joven es volátil, suele hacer promesas que no cumplirá. Sin embargo, un adulto es diferente, porque si se compromete a algo, lo hará y es que ha dado su palabra. De eso me di cuenta con el papá de Julieta, y es que me había dicho que intentaría enamorarme y lo ha hecho. No es que quiera decir que siento algo por él, sino al hecho en que se ha esforzado mucho.

-¿El señor Pablo Soto? –preguntó el repartidor a mi mamá.

-Señor no, pero mi hijo se llama así – respondió sorprendida.

-Le traemos un ramo de rosas. Firme aquí, por favor –

Fue el primero de muchos arreglos florales que me llegaron durante la semana. El domingo mi casa ya parecía una florería y eso que ni siquiera había vuelto a ver en persona al hombre.

-Qué envidia, yo lo más lejos que he llegado es a coquetear con el verdulero, mientras que tú vas y enamoras a un rico. Debe ser que estoy muy vieja ya –se quejaba doña Carmen en las mañanas al comparar.

-Había creído que mi nieto estaba interesado en Rafael. Con esto me doy cuenta que solo lo hizo por el dinero –

-¡Abuela! No, en eso estás muy equivocada. Yo en serio estoy enamorado de él –me afectó mucho escuchar eso de doña María.

¡Claro que no! Jamás me interesó el dinero de mi ex, y la mejor prueba, es que nos hicimos novios cuando ya era pobre. Al parecer, estoy en esa etapa del duelo en que te colocas triste cada vez que hablan del ser a quien perdiste. Se me llenaron los ojos de lágrimas durante ese desayuno. ¿Qué estará haciendo ahora?

Me junté con Julieta en la plaza ese domingo. Al parecer las cosas no han ido del todo bien con su familia.

-Mi mamá está buscándome un novio entre los hijos de sus amigas. ¿Puedes creer que le mostré una foto del Kevin y se desmayó? Aborreció la idea de tener un yerno tan moreno y pobre –

-¿Y qué vas a hacer? –

-¿Cómo me llamo? –

-Am, ¿Julieta? - ¿Qué le había sucedido? ¿Tenía amnesia?

-Exacto, como la protagonista de la historia de Shakespeare. Estoy destinada a tener un amor prohibido. Y el Kevin es mi Romeo. ¿No lo vuelve todo más romántico? –

-Ok, pero los Capuleto y los Montesco eran dos familias ricas. Creo que no se parece tanto la historia –

-No te vayas a los detalles, que me arruinas la idea –

Conversamos un rato más, hasta que se volvió tarde. El sol comenzó a esconderse entre los cerros y los faroles de la plaza se encendieron para entregarnos algo de luz, la que se escabullía entre las ramas de los árboles.

-¿Vamos a mi casa? –

-¡No!- grité desesperado olvidando que ella no sabía nada de lo ocurrido.

-Qué miedo, ¿por qué gritas? –

-Am, sí... es que... es que... Tu mamá. Como sabe que sigo siendo gay, puede que me discrimine –no podía contarle lo que había ocurrido en realidad.

-No te preocupes, mi papá te va a defender. Creo que le caíste muy bien- Sí, tan bien que me llenó la casa de flores.

-Tengo mucha tarea –

-Ya llegó el chofer. Vamos, la cena estará rica –Julieta me subió a la fuerza, creyendo que era divertido. ¡Que si nos dejan solos me va a violar!

Entré a su casa tiritando, en realidad me estaba dando miedo. Durante la semana pensé en lo sucedido, y mientras más vueltas le daba, más terrorífico parecía. Un hombre adulto con dinero se interesa en un joven pobre. Me imaginé enterrado en medio de sus predios, con una manzana en la boca, asesinado y jamás encontrado porque con su dinero ese caballero obstruiría la justicia. ¿Por qué los pobres tenemos que sufrir tanto?

-¿Te gustó el vichyssoise, Pablo? – la pregunta de la señora me despertó. Me había perdido en mis pensamientos durante la cena.

-Sí, está muy rica, gracias – aunque a mi mamá le queda mejor.

Busqué no hacer contacto visual con el sujeto, aunque sí podía percibir que él me miraba muy seguido. No pude comer bien, estaba aterrado.

-Ricardo me convenció en que eras un buen chico y que no tengo que juzgarte por tu orientación sexual –la mamá de Julieta me estaba dirigiendo la palabra.

-¿Quién es Ricardo? – Todos se largaron a reír. ¿Para qué me habla de gente que no conozco?

-Es mi papá –tuvo que aclarar mi amiga.

Ricardo de la Sotta, así se llama mi admirador, ni siquiera sabía eso de él.

La cena acabó y nos levantamos de la mesa para pasar al salón. Escuché cómo la familia conversaba sobre sus planes de ir a la polinesia durante sus próximas vacaciones, mientras yo estaba mudo, y es que aparte de no saber mucho del extranjero, estaba cohibido por las sonrisitas que me daba Ricardo de vez en cuando.

-Pablo, tengo una colección muy grande de rifles en mi despacho. ¿Quieres ir a verla? - ¿Soy el único al que todas esas palabras le parecieron una insinuación sexual? Rifles... ¿Penes? Grandes ¿Dotado? Era mi fin, me iba a violar en el despacho, me iba a cortar en pedacitos y regar por sus cultivos. Nadie me encontraría jamás porque él tiene dinero y obstruirá la justicia. ¿Por qué los pobres tenemos que sufrir tanto?

No sé cómo, pero a lo cinco minutos estaba en su oficina escuchando cómo cerraba la puerta y nos dejaba aislados del mundo exterior. Un sudor frío recorrió mi espalda.

-¿Te gustaron mis flores? –me susurró a la espalda mientras me abrazaba suavemente.

-Am... sí... estaban... lindas – Virgen del amor hermoso, que no me oriné ahí solo por suerte.

-¿Te habían dicho que estás cada día más hermoso? –

-Ok, está bien. Tú ganas. Si quieres matarme y enterrarme en tus tierras, hazlo de una vez por todas. Prefiero que mi muerte sea rápida –me separé de mi captor para hacer frente a mi destino.

Lo único que tuve como respuesta fue la risotada que se dio Ricardo al escucharme.

-¿Qué? No seas tontito, no te quiero hacer daño. En realidad, he quedado enamorado al verte, solo quiero que tú sientas lo mismo – quiso acercarse nuevamente, esta vez para acariciar mi mejilla, tan solo que no se lo permití.

-Eres mucho mayor, sin hablar que eres el papá de mi mejor amiga. ¿Cómo no quieres que me de miedo? Es extraño lo veas por donde lo veas –

-Está bien, creo que me precipité, pero... He reprimido mis gustos toda mi vida. ¿Puedes creer que lo más cercado que he estado de besar a un hombre fue en el colegio? Y fue horrible, porque se trataba de un compañero gordo y peludo que decía estar enamorado de mí... ¿Cómo se llamaba?... Renato... Martín... No, Tomás. Tomás Sotomayor. ¿Qué será de él ahora? –intentó contarme su triste historia.

-¿Y por qué no se busca a alguien de su edad? - ¿Sonó muy pesado?

-Porque uno no elige de quién enamorarse, y yo lo he hecho de ti. Deja que te haga feliz, por favor... Estoy seguro que puedo ser el hombre de tu vida...- y sin esperar más, me aprisionó contra la pared. Me miró directamente a los ojos, su respiración estaba agitada y tras esperar unos segundos, me besó.

Y no, no me oriné, porque... Mierda, me terminó gustando el beso. Ok, no es lo que esperaba, jamás imaginé que fuera tan fácil, pero... me he sentido solo después de terminar con Rafael y llega un hombre guapo, porque para su edad es bastante atractivo, y me trata como a un príncipe, dice que me ama, que fue a primera vista. Y uno es débil también, la carne pide y bueno, le correspondí el beso. Estaba jugando con su lengüita cuando la puerta del despacho se abrió.

-¿Y cómo van con los... rifles? –

Sí, están en lo correcto. Julieta me encontró besándome con su papá.

PD: es bastante guapo ahora que lo pienso. Es alto, de cabellera dorada con unas cuantas canas que solo le hacen parecer más claro, sin hablar que su piel es del tono de la nieve. Y esos profundos ojos celestes le confieren un aire angelical, aunque un tanto rebelde por la barba de un par de días que se suele dejar. Es como... si Rafael fuera adulto. Mierda, ¿por qué todos los ricos se parecen?

 


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