Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Pobre! por jotaceh

[Reviews - 156]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Día 68: Siguiendo con el camino

 

-Hicimos un trato, que yo te dejaba estar con el pobretón ése y tú me dejabas en paz con Pablo –

-Sí, siempre que él quiera. Mira cómo le has dejado, lo estabas obligando, eso… eso es abuso – Julieta había entrado a la pieza de Ricardo, quien intentaba vestirse mientras era atacado por su hija.

Habíamos intentado tener sexo, yo intenté penetrarle, tan solo que me sentí demasiado presionado por el hombre, quien se transformó de pronto en una lasciva perra de puerto.

-Yo no le quería abusar. Es solo que él no sabe ser un buen hombre, es como una niñita que solo quiere ser penetrada –le respondía a su hija, aunque me miraba a lo lejos.

Estaba en el suelo del pasillo, allí donde me había encontrado con mi amiga. A medio vestir no podía entender todavía qué había ocurrido, cómo todo terminó de esa manera. Sin embargo, sus palabras y en especial su mirada, fueron las que me hicieron despertar.

-¿Una niñita que solo quiere se penetrada? ¿A quién te refieres? ¿A ti? Porque te recuerdo que fuiste tú quien se montó sobre mí y me masajeó el pene, porque a ti no se te para… ¿Por qué me lo exiges a mí si a ti tampoco te funciona? ¿Se te pasó por la cabeza la idea que si no me presionabas sí podía resultar? –

No, no iba a permitir que se aprovechara de mí. Los nervios y la incertidumbre me habían debilitado, pero fue momentáneo, y volví a ser el mismo. Me di cuenta que, si me gustó, aunque sea un poco Ricardo, fue por aquella personalidad amable que había elaborado como careta, porque en el fondo, era ése ser egoísta y energúmeno que presencié en la cama. ¿Quién se cree para tratarme así?

-Me tenía que fijar en la maricona pasiva ésta. Si yo sabía que tenía que atacar a Rafa, ése si se veía todo un empotrador, si cuando venía a la casa y se bañaba en la piscina, se le marcaba todo su suculento paquete –

En ese instante volvió a mostrarse tal cual es, lo que sorprendió a Julieta. Me observó incrédula, sin saber si eso era real o producto de su imaginación.

-Sí, a esa misma tuve encima…-le dije a mi amiga para que entendiera cómo era realmente su papito.

-Deja de hablar con Julieta y ven a terminar con lo que te comprometiste –

-¡No te voy a follar! –

-¡Ven aquí! O de lo contrario voy a la policía para que se lleven presa a tu mamá por abortar –me amenazó el muy desgraciado.

-Sí tú haces eso, yo voy también y te acuso de pedofilia, porque te recuerdo que Pablo solo tiene quince y no puede consentir – la hermosa de mi amiga me defendió delante de su propio padre.

El muy desgraciado no tuvo nada más que decir, por lo que dejó que me fuera, aunque quedó devastado. Gritó con tanta fuerza que le escuché incluso cuando ya me estaba alejando de su enorme casa. ¡Chalado!

-Nunca imaginé que mi papá fuera de esa manera. Si se muestra siempre tan correcto

-Las apariencias engañan. Ricardo debió pasar por muchas penurias, que terminó convirtiéndose en alguien distinto, para que no le discriminaran. Me da un poco de pena… tan solo que eso no le quita lo desgraciado y abusador –

Puedo empatizar un poco con su dolor, pero aprovecharse de los demás jamás ha sido una opción y me ha decepcionado demasiado.

-Lo sé. Lo mismo estaba pensando… ahora todo tiene sentido –Julieta estaba apenada por su historia familiar.

-Debe ser difícil para ti –

-Claro, el pobre tuvo que buscar a la más zorra del pueblo para ocultar que era marica. Ahora no solo tengo a una madre que se coge a cualquier hombre que encuentra, sino que también un padre gay potencialmente abusador –

-Agradezcamos que eligió eso y no convertirse en sacerdote. Quizás a cuántos niños ya hubiera… Lo siento, lo siento, no quise decir eso – mi amiga ya me estaba mirando feo con mi comentario.

-Tendré que ser fuerte y asumirlo… Por favor, no se lo cuentes a nadie, me moriría de la vergüenza –

-Está bien, pero dejo en claro que lo hago por ti ¿entendido? – porque no me importa para nada la reputación de Ricardo.

Había tenido muchas emociones ya, por lo que decidí caminar directo a mi casa. Ya no hacía tanto calor, y el cielo se había teñido de naranja, por lo que los cerros brillaban cual oro, mientras que el viento danzaba grácil por el valle, casi acariciando a cada ser vivo con el que se topaba. Era un lindo día como para sentirme mal. Intenté sonreír para olvidar lo sucedido, y justo en ese instante, como por arte de magia, veo que, a lo lejos del camino de tierra, venía alguien conocido.

-Hola Pablo, ¿cómo te ha ido? – me saludó Roberto.

-¿Quieres que te diga la verdad o miento? –no sé por qué dije eso, pero se me salió.

Al final le conté todo lo sucedido con Ricardo con lujo de detalle. Supongo que lo hice para descargarme, para expulsar toda esa mierda que se me había quedado adentro. O porque quería coquetearle, y es que me di cuenta que él era mucho mejor opción que el vejete ése.

-Entonces querías experimentar ser activo… Yo prefiero penetrar, pero igual he sido pasivo. Si quieres puedes practicar conmigo –dijo tan pancho, como si no fuera algo importante.

-Pero en la fiesta me habías dicho que esperarías hasta que me olvidara de Rafael ¿no? –

-¿Qué? ¿Todavía no lo haces? No pensé que te demorarías tanto –parecía frustrado.

-O sea, es que dudo que pueda olvidarlo porque es mi primer amor, además… solo podría si me da amnesia y eso no creo que sea tan probable. Yo… bueno… estoy dispuesto a hacerlo, siempre que tú estés dispuesto –me puse nervioso.

-Estoy solo en casa, iba a buscar al Kevin para invitarlo a tomar chelas, pero prefiero estar contigo bebé. ¿Vamos y follamos? – mierda, creo que fue lo más candente que me habían dicho en mucho tiempo. No dije nada, solo guie mis piececitos en su dirección.

Hace unos instantes lloraba porque había sido casi abusado y ahora entraba en la casa de otro chico, para intentarlo nuevamente. ¿Estaba seguro? ¿Qué pasó conmigo? ¿Tan fuerte es la putería en la sangre Soto? Mamá, cada día te entiendo mejor.

-Ven, vamos a mi pieza –me tomó de la mano y me llevó a su cuarto. Cerró la puerta y me dijo que me sentara a su lado en la cama.

Debo reconocer que estaba nervioso, y es que hace un rato no había podido hacerlo. ¿Qué podía ser diferente ahora?

¿Y saben qué fue? La persona. Tenía todavía en mi cabeza el trato que había recibido por parte de Ricardo y de pronto, apareció este chico que fue totalmente distinto. ¿Por qué si es mucho menor tiene más tacto que un adulto? Supongo que no tiene nada que ver con la edad, sino que con la personalidad de cada uno. A veces, la experiencia y amabilidad no vienen acompañada de los años.

Roberto me tomó de la mano y se acercó lentamente para besar mi cuello. Fue sutil y delicado, mientras lentamente su mano se dirigía a mi entrepierna, esa misma que acarició y que de a poco se fue endureciendo. Por dios, que sí se podía, solo debía continuar en ese trance tan placentero. Como quería que ambos estuviéramos iguales, llevé mi mano a su paquete y me llevé una gran sorpresa. ¡Qué buen paquetón! Fue lo primero que pensé y es que el mío, no es muy grande que digamos.

¡Concéntrate! Tuve que dejar de pensar en eso, porque debía centrarme en su trasero ¿no? Aunque de todos modos me excitaba demasiado saber que cuando a mí me tocara ser penetrado, sería con esa cosota. Ambos sacamos el pene del otro y nos comenzamos a masturbar. Sus besos pasaron a mis labios y nos relamimos como locos, mientras cada uno se excitaba más y más.

-¿Estás listo? – preguntó.

-Creo que sí… ¿Te dilato? –debía hacerlo, de lo contrario le dolería.

Él estaba nervioso también y es que cuando se sacó la ropa, le vi temblar un poco. Se acostó sobre la cama boca abajo y dejó que yo hiciera el resto. Como no teníamos nada más, tuve que usar mi saliva para introducir un dedo y luego dos. Sabía que le molestaba, pero por experiencia propia, eso pasaría con el tiempo. Cuando sentí que ya estaba listo se me pasó por la cabeza algo que solo había visto en las películas porno: lamerle el trasero. Y ya que estábamos en eso.

-¿Qué haces? –preguntó extrañado el muchacho al sentir mi lengua en aquella zona de su cuerpo.

-Pensé que te gustaría…-

-Bueno… sí… sigue… te prometo que después te lo haré a ti –

Al parecer lo hice bien porque le gustó bastante. Le sentí más relajado mientras jugueteaba con su carne rosada, con sus músculos contrayéndose con mi tacto y sus nervios estremeciéndose. Estuvimos así un par de minutos, antes de darse vuelta y mirarme a los ojos.

-Hagámoslo – susurró antes de acercarme a su cuerpo.

Todo aquel juego me había hecho relajar y excitarme a tal punto que no fue nada difícil colocarme el preservativo. Bueno, para ser sinceros, fue Roberto quien lo hizo, porque yo no tenía idea. Estábamos listos y ahora solo quedaba introducirlo. El muchacho me abrazó de tal manera, que mi pene quedó a la altura de su ano y levantando un poco sus piernas, hizo que quedara justo en posición. Tomé mi falo y poco a poco comencé a entrar en su carne caliente, la misma que me recibía con tanta extrañeza, cada sensación era nueva para mí y… no me aterró, debo reconocer, que me gustó.

Luego de entrar por completo, ambos comenzamos a menearnos de tal manera que se sentía más como un baile, como una conexión entre dos personas y no solo la labor de un sujeto sobre otro. No sentí esa presión de ser el penetrador, y es que solo estábamos abrazándonos, unidos por el placer que nuestras pieles nos proporcionaron, en una unión que no importaba en qué calidad era, porque lo único relevante fue que ambos lo disfrutamos.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).