Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Pobre! por jotaceh

[Reviews - 156]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Día 74: Sentimientos verdaderos

 

Me quedé pensando en qué quería ser cuando grande. Como nunca antes me lo había preguntado, estuve muchos días analizando todo y es que es una decisión muy importante. Por fin tenía una esperanza de un futuro mejor, tan solo que me faltaba decidir cómo lo haría.

-Podría estudiar abogacía –le dije a Emilia en el almuerzo. Ella me ha escuchado en mis delirios.

-¿Sabes leer? – la miré con odio.

-Medicina suena bien –

-¿Te gusta la sangre? –mierda, verdad.

-¿Y psicología? –

-Apenas estás cuerdo tú y vas a escuchar a otros –

-Maldita sea Emi, nada te gusta –

-La idea es que te guste a ti ¿no? –

Y ese era el problema. Si quería estudiar algo cuando salga del colegio, y ser feliz con ello, debo elegir una profesión que me guste, que se relacione con algo que me emocione. Y aparte de tener sexo con Roberto, últimamente no me gusta nada más.

-¿No están gritando mucho? –

Escuchamos de pronto a nuestra espalda. Estábamos ambos sentados en una banca del patio, comiendo nuestro almuerzo, mirando el cielo despejado, cuando la voz de un chico conocido nos asustó. Al voltear pensé que se trataba de un espejismo, porque imaginé que esa persona no volvería a dirigirme la palabra.

-¿Me puedo sentar con ustedes? –preguntó Cristián antes de hacerlo sin siquiera esperar nuestra respuesta.

Con la castaña nos quedamos boquiabiertos. Después de lo sucedido con mi mamá, el chico nos hacía la ley del hielo, por lo que nos sorprendía que de pronto se nos acercara para charlar. ¿Qué había ocurrido aquí?

-Estábamos conversando sobre qué profesión podría estudiar –traté de romper el hielo y ser amigable.

-No sabía que quisieras estudiar, como tienes tan malas notas –sé que lo trató de decir en broma, como era antes. Tan solo que estaba tan serio, supongo por los nervios, que el moreno pareció antipático.

-¿Qué mierda haces aquí? ¿Por qué nos hablas ahora? –Emilia no lo soportó e hizo la pregunta que ambos queríamos cuestionar.

-Somos amigos ¿no? – no nos pudo mirar a los ojos.

-Claro, ahora te acuerdas de eso, después que nos dejaste abandonados –creo que la muchacha estaba realmente molesta.

-Fue duro para mí todo lo que ocurrió con Carmen, necesitaba un tiempo para procesar

Sé que la castaña quería rebatirle, pero le tomé del brazo para que se callara.

No, a quien engaño, tuve que cerrarle la boca con mi mano para que no dijera la primera burrada que se le pasara por la cabeza.

-¿Y ahora estás mejor? –

-Sí, eso creo. Tampoco es que sea posible verla, pero ya no me afecta tanto entender que todo se acabó entre nosotros –

-¿En serio amabas tanto a mi mamá? –

-Pablo, ella fue mi primer amor –me miró tan profundamente que entendí la veracidad de sus palabras.

-Todo sucede por algo. Somos muy jóvenes todavía, tenemos toda una vida por delante –

-¿Pablo? –

-Sí, dime –

-Creo que Emilia se está colocando morada –

Parece que no solo te tapé la boca, sino que también la nariz, porque la pobre no podía respirar.

-Casi me matas, imbécil –

-Lo siento, es que no quería que arruinaras el momento –

-Yo no te puedo perdonar así tan fácil –se dirigió a Cristián.

-Qué bueno, porque venía a hacer las paces con Pablo, no contigo – y ahí me quedé yo, en medio de la batalla de miradas de odio que se inició entre ambos.

-Ey chicos, no es bueno guardar rencores – pero no me escuchaban.

-Iré al baño, te dejo con tu “amigo” – y se marchó pisando como si se tratara de un bisonte.

-En realidad la quiero como amiga, pero no se lo digas, no quiero que piense que tiene alguna chance conmigo – me susurró.

Así fue como volví a hablar con mi viejo amigo del kínder. No hablamos tanto como antes, pero por lo menos ya no nos ignoramos en clases y en recreo. Tal vez nunca volvamos a ser tan cercanos, más que mal, siempre le recordaré a su primer amor.

-Me rindo, no sé qué puedo estudiar – me lancé sobre la cama de Roberto, cuando le fui a visitar después de clases.

-¿No hay nada que te guste hacer? –

-Bueno, tener sexo –le acaricié el pene seductoramente.

-Pablo, acabamos de hacerlo – ah sí, se me olvidó comentar. Me lancé desnudo sobre la cama de Roberto, después de follar.

-Tienes razón. Además, para ser prostituto no hay que estudiar –

-Quizás no solo deberías centrarte en lo que te gusta hacer, sino que también en lo que sabes mejor, lo que se te hace natural –

-¿Y cómo me doy cuenta de eso? –

-Mirando a tu alrededor, analizando lo que has logrado hasta el momento –

-¿Que tenía que lograr algo? Yo que estaba viviendo a lo loco –

Nos quedamos callados un rato.

-¿Tú qué quieres ser? – no le había preguntado antes.

-¿Yo? Me gustaría ser profesor, enseñarles a los niños y aportar con eso a las futuras generaciones –le brillaban los ojitos.

-Qué tierno, morí con tu respuesta –

-Sí, voy a dar este verano la prueba de ingreso a la universidad, pero no creo sacar el puntaje que necesito –

-¿Y eso por qué? Si igual tienes buenas notas –

-Pero lo que nos enseñan en la escuela es muy básico, es como si supieran que no tenemos futuro y por eso no nos enseñan como es debido. Eso me da mucha rabia, porque la gente del campo deberíamos tener las mismas oportunidades que los demás. Me gustaría recibirme en docencia y venir a enseñar aquí –

-Pero si dices que no sacarás el puntaje que necesitas, ¿cómo le harás entonces? –

-Me iré. Después de terminar la escuela y de cumplir dieciocho, tomaré mis cosas y me mudaré a la capital. Ahí voy a buscar un trabajo y me apuntaré a un instituto para reforzar mis estudios, y en un año más volveré a dar la prueba para ingresar a la universidad –

Le escuché detenidamente mientras mi mente divagaba. Así que esos eran sus planes. Me sorprendía que fuera tan planificado, prácticamente ya tiene todo bien calculado. Aunque había un pequeño detalle que no le escuché decir.

-¿Y nosotros? –

-¿Qué pasa con nosotros? –

-Me estás diciendo que te irás. Yo no estoy en tus planes, ¿significa que vamos a terminar? –

-Pablo… ni siquiera tenemos una relación como tal. Nadie le ha pedido noviazgo al otro y supongo que es porque ambos sabíamos que “esto” no sería para siempre –

-A mí no me metas en tus decisiones, ¿cómo sabes que no quiero estar contigo para siempre? –

-Primero, porque solo tienes quince, casi dieciséis, y segundo, porque todos quienes te conocemos sabemos a la perfección que sigues enamorado de Rafael. Si total, él es el amor de tu vida ¿no? ¿Me vas a negar que le sigues amando? –

-¿Qué te ocurre? ¿Por qué me dices ese tipo de cosas? Si estoy contigo, es porque obviamente te quiero –

-Sí, sé que me quieres, pero no me amas. Y está bien, lo pasamos muy bien juntos y quizás en otro momento de la vida podríamos habernos enamorado de verdad, pero ambos tenemos caminos muy distintos. Yo estoy decidido a irme a la ciudad, sé que solo ahí lograré lo que quiero –

-¿Y no te da pena? –

-Pablo, la vida no es salir de la escuela, trabajar en el campo, casarte y vivir con esa persona el resto de tu vida. Estás lleno de posibilidades, solo tienes que proponértelo. Eres muy joven y sé que, si lo deseas, llegarás muy lejos. Solo deja de pensar que este pueblo de mierda es todo tu mundo –

Y me dejó petrificado porque creo que sus palabras calaron profundo. Me abrazó largo rato esa tarde, como si nada hubiera ocurrido, como si no supiera que nuestra relación tiene fecha de expiración, como si no me hubiera revelado a mí mismo que sigo enamorado de Rafael.

Sin embargo, lo más importante, es que por fin me hizo sacar esa venda que tenía en los ojos. Seré pobre y de un pueblo perdido en el campo, pero tengo los mismos derechos de hacer realidad mis sueños. Y eso haré, estoy decidido a lograrlo.

Solo me falta encontrar cuál es mi sueño. ¿No?

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).