Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Pobre! por jotaceh

[Reviews - 156]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Día 77: Solo, solín, solito

 

 

-Que no eres gay. A ti te gustan las mujeres, ¿entiendes? –

He estado una semana soportando los coqueteos de Cristián, y cada día estoy más hastiado porque no se cansa nunca. Le he dicho de todas las maneras posibles que eso que ha creado en su cabeza es una estupidez, pero no hay caso, está empecinado en que es amor. Estoy a punto de tomar un curso de chino para ver si en ese idioma sí logra entenderme.

-Tú me has enseñado que el amor no entiende de géneros. Solo te amo, es lo que importa –

-Ok. Nosotros no somos niños. Si me amaras y tuviéramos una relación de pareja, significaría que tendríamos que tener sexo. ¿Te has imaginado eso? ¿Acaso puedo excitarte? –

-¿Es una proposición? ¿Me quieres enseñar? –

Ay Dios, es que no entiende, es como hablar con un sapo.

-¡Que no eres gay! Estoy seguro que, si lo intentáramos, no podrías responder, porque los hombres no te calientan –

-¿Y tú qué sabes? Soy lo suficientemente morboso como para excitarme con muchas cosas. Recuerda que estuve en un trío con una mujer mayor y una adolescente –

-Exacto, por eso mismo lo digo. Estuviste con dos mujeres, y una de ellas era mi mamá. Para serte sincero, toda esta situación me hace creer que te acercas a mí porque sigues enganchado de Carmen y no porque has creado un sentimiento hacía mí –

Ya estaba harto, apenas podía controlar mis pensamientos por mi relación con Roberto y lo mucho que echo de menos a Rafael, como para que ahora apareciera Cristián a complicarme todo.

-No, ya la superé. Te juro que no siento nada por ella. Ahora solo deseo que sea mi suegra, nada más… ¿Podría ser eso posible? –

-¡Tengo novio! ¿Se te olvida? –

-No tengo problemas en compartir –Ay no, no lo aguantaba más.

Habíamos salido de clases hace poco, caminaba rumbo a mi casa, mientras el moreno me perseguía insistiendo en sus sentimientos. Eso lo ha hecho todos los días, cuando voy a la escuela, cuando saldo a recreo, cuando voy al casino a comer, cuando salgo, y estoy seguro que hace guardia afuera de mi casa detrás del sauce.

-¿Qué puedo hacer para que entres en razón? ¿Acaso tenemos que acostarnos para que comprendas que no eres gay? – era una medida desesperada, pero a esas alturas ya estaba pensando en concretarlo, con la única finalidad de abrirle los ojos y terminar con la agonía.

-¿Estás seguro? ¿Quieres consumar nuestro amor? –

No logré asustarlo, así que debía continuar, hasta el punto que se espantara tanto que se orinara en los pantalones.

-Ok, ven conmigo. Tenemos que hacer algo primero –

No he visto mucho a Roberto últimamente y es que desde que me confesó que quiere irse de El Sauce, siento pena al pensar en nuestra relación. Sé que debería aprovechar lo poco que nos queda, tan solo que imaginar que no lo volveré a ver, me derrite el corazón.

Quizás por esa razón, encaminé a Cristián hasta su casa. Así de paso lo veía, aunque fuera para una estupidez.

-¿Por qué estamos aquí? ¿Esta no es la casa de tu novio? –me preguntó mi amigo, un tanto asustado.

-Sí, no quiero serle infiel, así que le pediré permiso para que podamos tener sexo –

En ese instante toqué a la puerta, esperando que el tarado que me acompañaba entrara en razón, le diera miedo y me dijera que no es necesario, que no le gustan los hombres, pero eso no pasó y apareció el de ojos achinados.

-Hola, ¿qué hacen aquí? –

-Necesitamos hablar contigo –fue lo primero que dije, sin saludar.

-¿Quieres terminar conmigo porque vas a empezar una relación con este imbécil? – Roberto estaba enojado de vernos juntos.

-¿Qué? ¿Por qué piensas eso? –quedé perplejo, con los ojos como huevo cocido.

-Amigo, intentamos ocultar lo que nos sucede, pero fue imposible. Sé que te haremos daño, tan solo que nuestros sentimientos son muy fuertes. Estamos enamorados – ahí recordé que venía con el rey de los imbéciles.

Cristián me tomó de la mano y le dijo todas esas sandeces a mi novio, como si le diera la razón.

-¡Qué no! Que todo es una mentira. ¡Si no me gustas! Y yo a ti tampoco, ¡si no eres gay! –

-Pero si vinimos a pedirle permiso para que nos dejara follar ¿no? –vaya mierda, al final terminé complicando todo.

-Roberto, te lo puedo explicar, te juro que no tengo nada con él –

-Está bien, supongo que no tuve que decirte que me iba del pueblo. Es obvio que tienes que buscar a alguien con quien reemplazarme, para que ocupes tu tiempo antes que regrese Rafael –

Y eso me dolió como si me hubiera apuñalado con una daga. ¿Cómo se le ocurre decir algo semejante? Si he estado con él es porque siento algo, no porque quiera estar con alguien mientras el rubio regresa.

-¿Qué es esto? ¿Quieres terminar conmigo? –

-Pensé que estaba claro, si por algo me has evitado toda la semana –

-Es porque me da pena, porque, aunque no lo creas siento algo por ti y no me quiero separar. No quiero dejarte ir, tan solo que tienes razón, sigo enamorado de Rafael y me siento una basura por sentir esto, pero nunca te engañé ni te utilicé, todo lo que te he dicho siempre ha sido cierto –

Me entristecí hasta el punto en que unas lágrimas cayeron por mis mejillas.

-Lo siento, no tuve que decirte esto…- Roberto me abrazó al verme triste. –…pero creo que es lo mejor. Ya no podemos seguir siendo novios –

-Pero sí te quiero, ¿no me crees? –

-Si te creo, tan solo que es difícil para mí también. Entiéndeme. En un tiempo tendré que dejar a todos a quienes amo, a mis papás, mis hermanos, mis amigos y… a ti. Por eso creo que será mejor no tenerte, para que así no sufra aún más –

-¿Y lo que yo sienta? ¿No importa? –

-Lo siento, pero ahora solo tengo tiempo para pensar en mí –

Me observó a los ojos y tiernamente me besó en la frente, como si fuera su hermano menor. Cerró la puerta y con ello, me sacó de su vida, así tan fácil. Por ahí dicen que lo que fácil llega, fácil se va. Y pues, volví a quedar soltero.

Me fui caminando con la cabeza gacha y la mente divagando en tantos pensamientos, que no podía poner atención a lo que había a mi alrededor.

-Entonces ahora no tenemos que pedirle permiso ¿verdad? –

-¿Qué? ¿Sigues a mi lado? –No podía creer que Cristián estuviera caminando conmigo. ¿Acaso no entiende que no es el momento?

-A la mierda, me desharé hoy mismo de ti –

No quería seguir siendo acosado, por lo que lo tomé de la mano y lo encaminé hasta mi casa. Nos dirigimos hasta el gallinero, el único lugar que podríamos tener privacidad.

-Aquí solía juntarme con Carmen- mencionó cuando entramos al lugar que olía a caca de gallinas.

-¿Estás seguro que estás preparado para follar con otro hombre? –

-Sí, maestro… Enséñame –y de un jalón se bajó los pantalones.

Respiré hondo, el olor era horrendo, pero no más que aquella escena. ¿En qué me había metido? Si por algo dicen que con despecho no hay que tomar decisiones, después te arrepientes y yo sabía que eso me iba a suceder.

Intenté no mirarle mucho desnudo, y me acerqué para besarle. Esperé un rato antes de bajar mi mano y llegar hasta su falo. Creo que nunca antes me había alegrado tanto que aquella carne estuviera flácida.

-Cristián, creo que necesitamos que se te pare… ¿no? –

-Lo siento, es que no sé qué me sucede… Tal vez sea la presión –

-Ok, probemos con algo. Piensa en un hombre, en su trasero gordo y redondo, en su pene y en sus testículos, en su espalda amplia, en sus piernas duras y peludas. ¿Te excita? –

No fue necesario que me respondiera, porque al tocar su sexo entendí que no.

-Ahora imagina a una mujer, con sus curvas, sus senos grandes, su culo redondo y su vagina…-no sabía qué más decir porque de cuerpos femeninos sé lo justo, pero no fue necesario continuar con la narración porque de inmediato el pito de Cristián se erectó.

-Lo siento, no quería…-

-Te das cuenta que no eres gay. Si a ti te gustan las mujeres-

-Ya, pero tú no pareces muy hombre –

-¡Tengo pene! –

-Pero te amo, y te prometo que hoy llegaré a mi casa a ver porno homosexual para acostumbrarme. Estoy seguro que este fallo es solo por falta de práctica. Haré todo lo posible para que nuestra relación funcione, te lo prometo –

Me dio un beso en la boca, se subió los pantalones y se fue corriendo, seguro que ahora somos novios y que la práctica con el porno gay le ayudaría.

Es que ya no se me ocurre nada más para hacerle entender que está equivocado. ¡Me rindo! Que haga lo que quiera. Total, ahora solo me tengo que dedicar a llorar en mi cama porque acaban de patearme como a un perro callejero. Roberto ha cortado conmigo y me he quedado solo, solín, solito. Justo a pocos días de mi cumpleaños dieciséis. El muy desgraciado ni siquiera se pudo esperar una semanita.

 

 

 

Día 77:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).