Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Pobre! por jotaceh

[Reviews - 156]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Día 84: Amor a primera vista

 

Hubo un chico que se interesó por Emilia. Fue la segunda mañana, le mostré la foto y quedó fascinado. Bueno, eso de chico creo que fue un eufemismo, porque no era tan joven.

-Pero… ¿no cree que es muy joven para usted? –

-Si solo tengo cuarenta y dos, estoy en la flor de la vida –

-En la flor que sale del hongo, porque su planta ya se pudrió –murmuré y es que estaba frente a un pedófilo en potencia.

-¿No le gustan más maduritas? Tengo a esta estupenda mujer, trabajadora y muy sociable. Si va al bar, de seguro le podrán hablar de ella… Carmen Soto, el terror de todo hombre. Estoy seguro que no se arrepentirá –

-No, no me gustan tan mayores. Ésa que me muestras ya tiene las tetas caídas. A mí me gusta la fruta tierna, recién sacada de la mata –

-Pero la fruta madura es más jugosa y dulce, ¿eso no le atrae? –A esa altura no sabía si buscaba novios para “mis mujeres”, o si intentaba vender plantas.

-A ver chiquillo, el cliente siempre tiene la razón. Si te digo que me gustan las putas jóvenes, tú me traes una muchachita ¿entiendes? –

-Oiga, no trate de putas a estas mujeres. ¡Sin respeto! –

-¿Qué clase de prostíbulo estás promocionando? Así ninguno de estos hombres va a querer ir a tu local…-

No quise discutir más, porque resulta que no era el primero que confundía a mis mujeres con putas. ¿Por qué no evolucionan estos simios retrógrados? No todo es sexo. ¡Dah!

-¿Cómo te fue? –me preguntó Cristián, que me esperaba sentado en una banca de la plaza.

-Pésimo, todos creyeron que estaba promocionando prostitutas…-

-Es que te lo dije, es muy raro lo que hiciste. Si parecías vendedor de aspiradoras –

-¿Y por qué Tinder funciona entonces? –

-¿Puede ser porque son las chicas las que se hacen el perfil? –

-Sí, tienes razón… Necesito cuatro teléfonos, ¿cuántos me puedes conseguir? –tenía que cambiar de estrategia. Algo que al parecer a mi secuaz no le pareció para nada factible, porque blanqueó los ojos aburrido.

Usé mi celular, el de Cristián, uno viejo que se trizó la pantalla y el de la abuela de mi amigo, que no usaba nunca. En los cuatro descargamos Tinder y creamos perfiles para cada una de las mujeres a las cuales iba a buscar novio. Algunas fotos las saqué de Facebook, o de Instagram, y las privadas, las más candentes, a escondidas en el baño. Como todos usamos el mismo…

-¿Eso es legal? Se las sacaste sin consentimiento. Sin considerar que Emilia es menor de edad y eso es pornografía infantil –

-Ay Dios, justo ahora se te ocurre ponerte a pensar. Que no es porno, porque a ninguna se le ve ni una teta ni la vagina, ¿entendido? Son… más bien artísticas. ¿Comprendes la diferencia? Es para resaltar sus aptitudes…-

-O para dar miedo. ¿Cuántos rollos tiene tu abuela? Dile que haga dieta –

-No juzgues nunca el cuerpo de otra persona. Ni que tú fueras tan guapo, si también tienes panza –

Así, nos concentramos en encontrar pretendientes. Luego de tres horas conectados a dos celulares cada uno:

-¿Qué le pasa a los hombres heterosexuales de este pueblo? Los jóvenes se interesan por las viejas, y los viejos por las jóvenes. ¡Son todos unos pervertidos! –

-A todos nos gusta experimenta –comentó mi amigo, mientras chateaba con uno de los candidatos.

-Dímelo a mí… Si hasta me besaste –

-Eso olvídalo, estaba cayendo bajo –

Solo lo miré despectivamente y seguí en mi búsqueda.

Al otro día llegó aquel sublime momento en que encontré al indicado. En la cuenta de Julieta, hice match con un rubio de ojos azules que vivía en el pueblo de al lado, un tal Federico que parecía bastante adinerado. Fui sincero y le dije que estaba embarazada, que mis padres me habían echado de la casa y que probablemente mi hijo fuera negrito, pero nada eso le interesó. Dijo que nunca antes había visto ojos tan bellos, y eso me derritió. O sea, a mi yo que fingía ser Julieta. ¿Se entiende?

Julieta: Hace mucho que no salgo.

 Federico: Podríamos juntarnos en la plaza de El Sauce este fin de semana y tomar una copa de helado.

Julieta: Sería espléndido, pero tendrías que pagar tú, porque yo estoy ahorrando para los pañales de mi bebé. (Tengo que velar por la capacidad financiera de mi amiga también. #Mamáluchona).

Federico: ¿Qué clase de caballero sería si permitiera que pagaras tú?

Por Dios, que era el hombre perfecto. Quizás podría enamorarse de mi amiga, hacerse cargo de la bendición y todo se solucionaría en su vida, como en las novelas. Ésas están basadas en casos reales ¿no? Como la Doctora Polo.

Esperé hasta el día sábado para contarle a mi amiga. La encontré recostada en la cama, viendo su celular. Me senté a su lado y la quedé mirando fijamente hasta que decidiera dejar de tomarle atención al rectángulo negro.

-¿Qué te sucede? –me preguntó asustada.

-Quiero que te vistas lo más guapa que puedas y que me acompañes a la plaza –

-¿Qué? ¿Y eso por qué? -

-Quiero que salgamos, hace tiempo que no pasamos tiempo de calidad –

-Dormimos en la misma cama, ¿qué más quieres? –

-Ay no, no empecemos con las peleas de casados. Te vistes guapa y salimos. ¡Sin chistar! –

-Pablo, en serio me siento cansada. Además, mi bebé puede nacer en cualquier momento –

-Tu porotito no va a nacer hoy, lo sé. Porfa, acompáñame a la plaza –puse carita de cachorro con hambre y terminó cediendo.

Finalmente salimos en dirección a la cita, aunque ella no lo sabía. Se vistió lo mejor que pudo, teniendo en cuenta que su barriga es del porte de mi abuela en posición fetal. Sí, es que es bastante pequeña.

-¿Tomamos helado? –me dijo cuando llegamos.

-¿Nosotros? No, yo ahora me voy –

-¿Qué? Pero si vine porque insististe en que querías pasar tiempo conmigo –

-Sí… bueno… Creo que te mentí. Es que conocí al chico perfecto para ti, y está sentado justamente en esa banca de allá –apunté al lugar donde ya había divisado a Federico.

-¿Conociste? ¿Dónde? –

-No en la panadería –

-¡¿Dónde?! –gritó la muy exagerada.

-En Tinder… es que sé que necesitas a alguien, y por eso te hice un perfil falso, pero… te juro que fue con buena intención –

-No lo puedo creer. Pablo, que no puedes decidir sobre mi vida. ¿Cómo no lo comprendes? –

-Pero… dale una oportunidad. Yo sé que es un buen muchacho –traté de convencerla, pero Juli ya había dado media vuelta para regresarse a casa. ¿Por qué no confía en mi criterio? Si estoy seguro que el hombre que conocí por Tinder hace tres días es un buen chico.

Justo en ese momento, apareció el ángel más bello de todo el paraíso, el rubio más atractivo del pueblo de al lado. Ahí estaba él, Federico nuestro salvador.

-¿Julieta? ¿Eres tú? –pronunció con su voz gruesa de hombre resuelto. Tiene veinte, creo que no había dado ese dato.

Mi amiga volteó al escuchar su nombre y se quedó paralizada ante la imagen idílica el rubio. Me alegré, les juro que me alegré porque todo parecía indicar que era amor a primera vista. Ella estaba embobada en los ojos del muchacho, y él no podía dejar de contemplar cada detalle de su rostro. Suspiré complacido…

Sí, y quedé a medio suspiro porque después sentí que mi pantalón estaba mojado. La razón por la que ambos se habían quedado paralizados, es porque Julieta rompió fuente e iba a parir ahí mismo, en medio de la plaza. Ay amiga, aguántate un cachito, si ya estaba lista la cita.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).