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¡Pobre! por jotaceh

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Día 9: Fuerte

 

No me gusta ser tan ansioso. Usualmente cuando estoy nervioso, comienzo a pensar demasiado en lo que podría suceder, en qué podría salir mal, en la humillación y todo tipo de desastres. Me angustio y con ello, entro en depresión.

 

De esa manera estaba durante lo que quedaba de clases. Había besado a Joaquín delante de todo el curso. Nunca había hecho algo tan osado, sin pensarlo y en ese instante me estaba arrepintiendo.

 

Qué patético, tratando de llamar la atención.

 

De pronto, me llegó un papel al puesto. Se trataba de una nota escrita por Emilia, quien quería burlarse de mí después de mi jugada estúpida. No podía comprender cómo había cambiado tanto la muchacha, y es que estaba mostrando todo su lado oscuro conmigo.

 

No le hice caso y comencé a apuntar en mi cuaderno lo que la profesora había escrito en el pizarrón. Unos números extraños, con letras y símbolos que nunca había visto. ¿Qué era eso? ¿Matemáticas o chino mandarín?

 

La hora decisiva llegó al sonar la campana para el almuerzo. ¡Mierda! Tenía que enfrentar lo que había hecho, pero tenía mucha vergüenza, tanta que fui incapaz de levantarme de mi silla y me quedé allí mientras todos los chicos salían de la sala, haciendo mucho bullicio. Todos menos Emilia, quien fue directo hasta el puesto de Joaquín.

 

-Qué lástima que te hayan acosado. Nadie debería hacerte sentir de esa manera –

 

Le habló como si lo hubiera violado, y lo peor, como si no me conociera, como si nunca hubiéramos sido amigos.

 

-Solo fue un beso, no fue para tanto. ¿Por qué te preocupas tanto? –

 

La voz de Cristián apareció de pronto en la conversación. Había visto el acercamiento de la muchacha que se suponía era su pareja, o proyecto de novia por lo menos.

 

-¿Estás celoso? Porque te recuerdo que nosotros no somos nada –

 

-Pero te gustaba, eso me habías dicho –

 

-Muy bien dicho, querido. Me gustabas, tiempo pasado. Ahora prefiero centrarme en alguien más interesante como Joaquín –

 

Creo que los pocos que nos habíamos quedado en la sala, quedamos perplejos al escuchar la falta de empatía de la chica. ¿Cómo se le ocurría ser tan desgraciada? Le estaba hablando a alguien que se había ilusionado, que había puesto el corazón en sus manos y ella lo pisoteó sin importarle.

 

-Eres de lo peor –

 

Fue todo lo que pronunció el moreno antes de marcharse. Su rostro compungido demostraba lo herido que había quedado. 

 

-¡Eres muy cruel! ¿Cómo se te ocurre jugar así con sus sentimientos? –

 

No aguanté más la rabia. Aun cuando Cristián me haya rechazado al contarle que soy gay, seguía sintiendo un fuerte aprecio por él. Nos conocemos desde el jardín de niños, siempre me ayudo y cuidó, por eso me dolía tanto que alguien inescrupuloso como Emilia le haya hecho sufrir. Finalmente, el primer amor nunca se olvida.

 

La castaña se volteó para verme con desagrado y es que acababa de gritarle.

 

-Por favor, acaba de hablar el acosador... ¡Chicos! No vayan a entrar al baño con él, porque es capaz de violarlos –

 

Se burlaba de mí de una manera que siempre temí. Por una reacción como esa es que no se lo había revelado a nadie. Finalmente, todo fue muy distinto a como lo imaginé. Quienes pensé que me tratarían mal, fueron gentiles y me aceptaron, pero fue la que sentía como una amiga, la que me terminó discriminando.

 

-Ya detente, todos saben que Pablo es una buena persona. Además, ¿quién te dijo que no me había gustado el beso que me dio? De hecho, ha sido lo más lindo que me ha pasado últimamente –

 

Lo dijo con tanta seguridad como lo hizo al confesar que le gustaba. Me sonrojé de inmediato y es que era todo tan hermoso, mi príncipe azul había aparecido nuevamente para salvarme de la bruja malvada. ¿Acaso he visto muchas películas de Disney?

 

-¿Qué? ¿Es una broma? ¿Cómo es posible que te guste alguien como él? Míralo, es feo, delgaducho, tiene cara de mono, no tiene trasero... Nada. ¡Es horrible! –

 

-¿Y te has visto al espejo tú? Eres gorda, tienes la cara llena de granos, y bigotes. Además, con toda esta escena, solo me has demostrado que eres aún más fea por dentro que por fuera –

 

Emilia no pudo enfrentar aquel ataque, por lo que salió corriendo. En su mundo, ella es irresistible y todos deberían quererle, por lo que enfrentar la cruda realidad, que no es tan atractiva como supone, le dolió demasiado.

 

-¿Estás bien? –

 

Se me acercó Joaquín con total normalidad, como si no le hubiera besado o como si él no hubiera confesado que le gusto. Me tocó el hombro para saber si estaba todo correcto.

 

-Sí, gracias por defenderme –

 

-No hay de qué. No es justo que te trate así –

 

Sonreí, aunque estaba muy nervioso. Era todo nuevo para mí, hablarle a alguien que le gusto, saber que mis labios tocaron los suyos, mirarle directo a los ojos. Estaba recién viviendo el amor.

 

-¿Almorzamos juntos? –

 

-Sí, vamos –

 

Dije para después tomar mi lonchera. Caminé a la salida de la sala cuando la mano de Joaquín se aferró a la mía. Quería caminar así hasta el casino, dejarles a todos en claro que había algo entre nosotros, aunque ninguno supiera qué. Tenía miedo, pero su contacto y cercanía eran suficientes para saber que nada malo sucedería, porque lo tenía a él. 

 

 


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