Día 91: Amor platónico
¿Saben? A veces intento ser positivo, buscar el lado amable de las situaciones, pero es que hay veces que no puedo, la vida es más desgraciada de lo que pienso y termina por derrumbar todas mis buenas intenciones.
Por ejemplo, mi abuela. Tuve la brillante idea de conseguirle novio yendo al cementerio. Y todo parecía ir bien, ambos habían intimado luego de años de haber dado por secas sus gónadas. Todo perfecto, todos felices. Sin embargo, la mala suerte volvió a invadirme cuando nos percatamos que la “energía exacerbada” que demostraban ambos en el “acto” no era por una sequía prolongada de sexo. No, señores, sino que se convirtió en algo normal. ¡Dios! Que los muebles están todos cojos, si hasta la cocina la siento un tanto extraña. ¿Cómo pueden dos ancianos tener tanto vigor? Y descaro, porque son dos cochinos.
-¿Y tú por qué le consigues novio? Si estábamos de lo más bien. Ahora por entrometido, nos vamos a quedar sin casa… Estos dos la van a hacer pedazos en un par de cogidas más…-comentó mi mamá durante la mañana, mientras se tomaba su té de desayuno.
-Todos dicen que el amor cura todo, pensé que la abue estaría de mejor humor…-
-No, si de mejor humor está. Si esta mañana me despertó con un beso en la frente. No hacía eso desde que… ¡Debe ser la primera vez! Pero el punto es que la casa está descuidada, la vieja ya no cocina nada, si hasta su Instagram lo tiene parado. ¡Tienes que resolver esto! – luego tomó su mochila y se fue a trabajar.
Hago algo bien y todos se enojan, qué rabia. Me quedé en pijama toda la mañana intentando comprender qué es lo que el mundo intenta decirme con toda esta mala suerte.
-¡Que debes centrarte en tu vida antes que en la de los demás! -me gritó Julieta cuando le conté.
-Si no fuera un metiche, ahora tú no estarías saliendo con Federico, así que menos quejas y más consejos, que todavía me falta encontrarle pareja a Emilia, Carmen, Cristián y Ruka –
-¿Sabes lo que te falta?... Un buen pedazo de… agradece que no termino la frase porque está mi hija presente, pero sabes a la perfección que necesitas con urgencia que regrese Rafael. De lo contrario, creo que pondrás patas arriba a medio pueblo –
-¿Que regrese quién? Ya ni sé de quién estás hablando… -hice pucheros y es que no puedo creer que el rubio se demore tanto. ¿Qué estará haciendo?
-Creo que debes descansar y aprovechar las últimas semanas que te quedan de vacaciones –
-¿Descansar? ¡No! Me desmorono si hago eso… lo que tengo que hacer es conseguirle novio a Carmen, para que deje de andar malhumorada y no me alegue más por encontrarle el amor a su mamá –
-¿Tú no aprendes? -creo que Juli ya se dio por vencida.
Entré a esa casa decidido a lograr lo que me proponía. Abrí la puerta de par en par, ¿y con qué me encontré? Con la peor escena que habría podido imaginar, ¿por qué? ¿Me pueden decir por qué me suceden este tipo de cosas a mí?
-Cristián, ¿te podrías subir los pantalones por fa…? -y no alcancé a terminar la pregunta, porque su semen me cayó en la cara como crema humectante, pero calentita.
-Ay…- es todo lo que escuché, bajito, como suspiro de tortuga.
Fui a su casa y como conozco a sus padres, me dejaron entrar sin problemas. Lo que no podía imaginar es que justo lo encontraría masturbándose, que estaba a punto de eyacular… y que le asusté tanto que se paró de la cama con tal brío, que me lanzó la sustancia a la cara como si se tratara su pene de una manguera fuera de control. Que de todos los rincones de ese cuarto en los cuales podría haber caído el líquido, justo terminó en mi bello rostro virginal.
-Lo siento, creo que deberías tocar a la puerta antes de entrar –
-No te preocupes, intentaré borrar este recuerdo cuando sea adulto, en una taberna, completamente borracho –
-Bueno… ¿por qué venías con tantas energías? –
-¿Yo? ¿Venía a algo?... Ah sí, porque necesito con urgencia que le encontremos novio a mi mamá –
-Eso va a estar difícil, porque todos los match que hace en Tinder corresponden a hombres con los cuales ya se ha acostado, y solo buscan repetir. Ninguno se ha interesado realmente en ella -lamentablemente el moreno tenía razón.
-Mierda, no podremos usar Tinder otra vez…- dije desanimándome nuevamente.
Y de pronto, como por arte de magia, vino a mi un recuerdo, un momento fugaz sin ninguna importancia. Mi mirada se fue a un cuadro que tenía Cristián colgado en la pared, y que correspondía a una foto de curso que nos tomamos en una incursión. Así vino a mi cabeza el recuerdo del inspector a cargo del viaje, y lo que me dijo una vez: el señor González fue compañero de mi mamá y me reconoció que ella era de las chicas más populares. Estoy seguro de que lo dijo con un dejo de nostalgia, como si hubiera sido su amor secreto en la adolescencia. ¡Sí! Era perfecto, porque si a mi abuela le había resultado siendo que tiene tantos años, estoy seguro de que mi mamá también podrá. Y ese hombre tiene trabajo estable, un vehículo, le conocen los de los impuestos, y parece hasta decente, dudo que la busque solo para el sexo.
-¿El inspector? ¿Tú crees que resultará? -me pregunto mi amigo después de contarle.
-Sí, ya verás. Mi mamá está acostumbrada a andar con gañanes, creo que lo que ha necesitado siempre ha sido un hombre recto, responsable ¿y quién mejor que el señor González? ¡Soy brillante! Iré de inmediato a su casa -expuse caminando hasta la puerta para irme.
Tan solo que antes de cruzar el dintel, me detuve para hacer una acotación.
-Ah y, por cierto, creo que será mejor que comas menos sal…-mierda, su cosa me entró a la boca. ¡Qué salado!
Como el pueblo es chico, y yo entrometido, sabía la dirección del inspector, por lo que caminé directamente hacia allá. Estaba seguro de que mi plan saldría a la perfección, hasta el momento en que toqué el timbre de su casa y me quedé en blanco. ¿Qué mierda le diría? ¿Sabe? Tengo una mamá casquivana, pero es buena muchacha, creo que le gustaba cuando eran jóvenes, ¿quisiera casarse con ella?
-Hola Pablito, ¿qué haces aquí? – me dijo feliz, como si me echara de menos.
-¿Quiere ser mi papá? – a la mierda, si en las películas de navidad funciona, ¿por qué no en la vida real?
-¿Disculpa? -el pobre quedó tan consternado que sus lentes se empañaron.
-Iré al grano. Mi mamá es una suelta empedernida, pero tiene buen corazón y creo que merece conocer el amor. Yo sé que usted estuvo interesado en ella cuando eran jóvenes, sé que no la ve como un pedazo de carne sensual y candente, por lo que creo que es el único en este pueblo que la puede tratar con delicadeza. Le estoy dando la oportunidad de su vida…-
-¿Con quién hablas, querido? -apareció una mujer estirada desde adentro de la casa. ¡Santa Cachucha! Está casado.
-Lo siento, yo… yo… no sabía que usted… -mierda, había estado tan cerca que, por la mera frustración, mis ojos se llenaron de lágrimas.
-¿Qué? ¡No! ¡No pienses mal! Ella no es mi esposa, es mi hermana… te lo juro. ¡No pienses eso de mí! -como el señor González es tan alto, se tuvo que agachar un poco para secarme las lágrimas. Le quedé mirando esperanzado.
-Vaya, que yo sabía que era raro que estuvieras soltero siendo tan viejo, pero de ahí a que estés interesado en un hombre, y además tan joven… Eso no me lo vi venir -sentenció la hermana, aterrorizada.
-¿Qué? ¡No! -gritó él.
-Yo le estoy buscando onvre a mi vieja, no para mí. Que sí, soy fleto, pero no me atraen los mayores… ya no –
La señora quedó un poco más tranquila y regresó al interior de la casa.
-Entonces está soltero y le interesa mi propuesta ¿verdad? –
Solo recibí un ademán con la cabeza.
-Genial, la traeré el sábado para que cene con usted. Prepare algo de carne, que le gusta bastante. Y por favor, aunque ella insista y le grite, no le haga el amor, ella debe comprender que usted es diferente y que no la quiere solo para el delicioso ¿entendido? –
-Sí, señor -respondió asustado el pobre hombre.
Me fui feliz ese día a mi casa. Mi instinto era infalible, todo me estaba saliendo a la perfección. Aunque una duda me rondó luego, ¿será virgen el señor González?