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Lo Que Me Une a Ti por nubelin4

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Notas del capitulo:

Los personajes de Naruto no me pertenecen.

V.

 

 

 

—Buenas tardes, Sasuke —La voz de Fugaku resonó entre las amplias paredes del estudio— ¿Te he hecho esperar mucho?

 

Sasuke dejó la carpeta con documentos sobre el reluciente escritorio de madera y se puso de pie para saludarlo. Esperó a que el hombre se quitara el sombrero junto con el abrigo, los que colgó en el perchero que reposaba a un lado de la puerta.

 

Se estrecharon la mano y ambos tomaron asiento.

 

—Buenas tardes —finalmente respondió y procedió a negar con la cabeza— Y no. De hecho desconozco qué hora es —dijo suspirando, mientras acomodaba la pila de papeles— Estas semanas he tenido tanto qué hacer que a veces pierdo la noción del tiempo.

 

—Si quieres puedo ayudarte. Te ves cansado.

 

—No, padre. No es necesario —se negó él. No estaba dispuesto a atarear a su padre, después de todo era su propia responsabilidad— Dígame cómo le fue en su cita con el médico.

 

—Todo está en orden. Revisó mis exámenes y me dijo que no había nada malo en mí —respondió— Sigo fuerte como un roble.

 

—¿Y qué hay de esos dolores de cabeza que sufre a veces?

 

—Me dijo que probablemente sean síntomas de estrés y cansancio acumulados.

 

El menor asintió lentamente, no demasiado tranquilo aún. Conocía a Fugaku y sabía muy bien que este tendía a minimizar cualquier cosa que tuviera relación con su salud. Aun así, no quiso ser insistente y decidió seguir preguntando en otro momento.

 

La edad de su padre ya comenzaba a notarse en las pequeñas arrugas de su rostro y en las canas que contrastaban con lo oscuro de su cabello.

 

— Hay momentos en los que me siento tan culpable de poner esta carga sobre ti. No es que dude de tus capacidades, pero no me gustaría que tuvieras una vida como la mía, encerrado entre papeles y trabajo, apartado de la familia. Ahora que he envejecido me doy cuenta que aquello no era una vida de verdad —Sasuke lo miró fijamente, frunciendo el ceño confundido. ¿Por qué le decía todo esto?

 

—No se mortifique. Fue mi decisión unirme a Akatsuki. Usted durante años estuvo trabajando para que nuestra familia viviera bien, ahora es su turno de descansar y nuestro deber retribuir todo lo que ha hecho por nosotros.

 

Si bien no hace más de dos años se había incorporado en la administración, no le costó tanto tiempo acostumbrarse al ritmo acelerado de aquel trabajo y a tener, obligatoriamente, la disponibilidad a cualquier hora del día por si surgía algún inconveniente en la entrega de productos que se distribuían en todos los pueblos cercanos, y en donde necesariamente requerían de su presencia.

 

—Recuerdo que cuando eras niño, me pedías que te dejara trabajar a mi lado —sonrió el hombre con nostalgia— ¿Eres feliz trabajando aquí?

 

La pregunta lo tomó por sorpresa.

 

—Claro que sí —se limitó a responder.

 

Feliz no era la palabra exacta que  Sasuke utilizaría. Pero todas esas letras y números que lo esperaban dentro de una torre de carpetas, desde la mañana hasta el anochecer, durante toda la semana, ayudaban a que su vida fuera un poco más soportable. Si no se mantenía ocupado, Sasuke era arrastrado a la parte más oscura de su mente.

 

Luego de un breve silencio, Fugaku se acomodó en su silla y, observando fijamente al menor, decidió preguntar—Tú —se aclaró la garganta— ¿has recibido noticias nuevas de la delegación?

 

Los hombros de Sasuke se tensaron. Casi podía sentir formarse ese tan familiar dolor de cabeza, como ocurría cada vez que recordaba el lío con la delegación de policía y sus abogados.

 

Sacudió la cabeza— Nada todavía. Dijeron que se comunicarían conmigo en cuanto lograran reunir más pistas —apretó los labios— Eso fue hace... tres semanas, creo que tendré que hacerles una visita. No entiendo cómo no han podido encontrar algo, por más ínfimo, que sirva para esclarecer la muerte de Menma. Se supone que ese es su trabajo, están preparados para resolver cosas así. Eso sin contar la ayuda de los abogados.

 

Una oleada de impotencia lo atravesó. A veces se preguntaba si siquiera el caso de Menma le seguía importando a la policía, después de tantos años de investigación.

 

—¿Y has hablado con ellos? ¿Con los abogados?

 

—Sí —dijo retorciéndose las manos— Tampoco han conseguido mucho. Creo que voy a despedirlos y enviaré una carta a una sociedad que trabaja en Tokio. Me dijeron que ellos se especializan en casos como éste.

 

—Mmm —tarareo Fugaku masajeando su barbilla— ¿Estás seguro? Sería la quinta vez que cambias de abogados. Sé que la investigación no ha avanzado este último tiempo, pero, cambiar tantas veces de representantes le quita continuidad al proceso.

 

—Lo sé, padre. Pero han pasado siete años desde que Menma murió y seguimos como al principio, sin un rumbo fijo ni culpables. Necesito encontrar a ese hombre.

 

Que el hombre que los atacó esa noche  no estuviera tras las rejas, era bastante malo para superar la pérdida. Al menos una vez por semana, esa mirada oscura y afilada lo perseguía en sueños. Esto tampoco ayudaba en nada a su ansiedad.

 

Fijó su visión sobre su mano derecha, y durante unos segundos, con los dedos de la otra mano, tocó el anillo plateado puesto en su dedo anular.

 

Cada vez que sus fuerzas comenzaban a flaquear, cuando su voluntad se debilitaba, veía el anillo de compromiso que Menma le había entregado mientras descansaban recostados en un prado, bajo la calidez del sol de la tarde.

 

Aunque tuviera que pedir ayuda hasta en el rincón más remoto, jamás se daría por vencido. Aquello terminaría de destruir lo poco que quedaba de él.

 

—Entiendo, entiendo. Pero entre tu trabajo aquí y la investigación por la muerte de Menma, has comenzado a dejar de lado tu vida. Aún eres muy joven, puedes rehacer —Sasuke lo cortó.

 

—Padre, por favor...

 

—No, escúchame —el tono de su padre se endureció—Sigues sufriendo hasta el día de hoy, aunque trates de fingir que no delante de tus hermanos y de mí. No te estoy reprochando, pero desearía que te dieras otra oportunidad.

 

—Sabes que no puedo.

 

—Mírame bien. No quiero que termines como yo.

 

—Ser como tú es lo que siempre quise de niño.

 

El hombre mayor negó con la cabeza—Ahora eres un adulto, del cual, si me permites decir, me siento muy orgulloso. Debes recorrer tu propio camino. Sé cuánto lo amabas, sé lo mucho que les faltó vivir a ambos, pero no quiero que te enfermes…no quiero perderte a ti también, Sasuke.

 

El pecho de Sasuke se apretó. Dio un respiro tembloroso.

 

—No me pidas que retome mi vida porque no puedo. El otro Sasuke se fue —tragó dificultosamente— Murió junto a Menma esa noche.

 

Su padre se puso de pie, suspirando de cansancio.

 

Tal vez estaba siendo exagerado, pero él sabía que nadie querría lidiar con un hombre emocionalmente roto, amargado y del cual sólo quedaba el triste recuerdo de lo que alguna vez había sido. Aunque su familia lo negara, él reconocía las miradas de la gente.

 

— Aislarte del mundo no te va a sanar —dijo mientras tomaba su sombrero y abrigo. Antes de retirarse, se volvió hacia él— A veces, la mejor solución para sanar el dolor, es tener la oportunidad de amar otra vez.

 

Sasuke observó la fotografía de Menma y él puesta encima de su escritorio. Luego se obligó a seguir revisando facturas y firmar papeles por una hora más. La conversación con Fugaku continuaba rondando por su cabeza y no lo dejaba concentrarse. Quiso darse un descanso de todo el trabajo, así que decidió salir a despejarse. Avisó en la cocina que no comería allí, y pidió que dijeran a su padre que no llegaría hasta el atardecer.

 

Salió de la casona rumbo a las caballerizas, hace tiempo tenía ganas de pasear a caballo, pero con el paso de los días fue posponiéndolo debido al trabajo.

 

—Buen día, señor —dijo el trabajador que se encargaba del cuidado de los caballos— ¿Quiere que le prepare una montura? —preguntó señalando a los bellos corceles.

 

—No, gracias —hizo una pausa— ¿Cómo está hoy?

 

El hombre se acomodó la boina que llevaba puesta en la cabeza— Comió un poco más que otros días, señor, aunque no me dejó cepillarlo.

 

Sasuke asintió y se dirigió hasta el final de las caballerizas, en donde un hermoso caballo albino yacía tumbado sobre el heno. La cabeza del animal se alzó y su cola se levantó unos centímetros apenas notó su presencia. Se puso de cuclillas junto a él y le acarició el lomo.

 

—Hola —comenzó diciendo— Quiero dar un paseo hoy y me gustaría que me acompañaras —habló mientras seguía acariciándolo— Pero antes debes dejar que te cepille, porque si no lo hago después la montura podría lastimarte, Kokuo. ¿Qué opinas? ¿Harías eso por mí?

 

Kokuo lo observó durante segundos, hasta que bajó la cabeza y volvió a quedar completamente recostado.

 

Sasuke lo miró con tristeza al haber sido rechazado una vez más. Ya estaba algo acostumbrado, la verdad. A lo largo de todos esos años, podía contar con los dedos de una sola mano las veces que había conseguido sacar a Kokuo de su aislamiento.

 

No le gustaba mucho hablarle a los animales como si fuesen una persona, pero eso es lo que solía hacer Menma para inspirarle mayor confianza.

 

Menma lo había acogido cuando no era más que un potrillo que a las justas se sostenía para andar, y desde entonces, Kokuo y él se convirtieron en verdaderos compañeros.

 

Por eso desde su muerte, el equino no quiso dejarse tratar por nadie que no fuera su dueño. Karin optó por dejarlo al cuidado de Sasuke, el único con quién (medianamente) se dejaba.

 

Durante todo ese tiempo el caballo le había traído más de un dolor de cabeza, por lo indomable que era con los cuidadores. Aún así, Sasuke sabía que nunca podría abandonarlo.

 

—Vamos, anímate —siguió insistiendo. Una idea alumbró su mente y sus labios se curvaron en una sonrisa juguetona— Iré a dejarle flores a Menma, hace semanas no voy a visitarlo.

 

Media hora después, ambos se dirigieron por la pradera hacia el centro de la ciudad.

 

Notas finales:

La última parte es un fragmento del capítulo seis. No lo puse en este porque me quedó muy extenso. Gracias por leer <3<3

Perdón por el hiatus :(


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