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Resolviendo dudas existenciales por Sioa Shun

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Notas del fanfic:

Este fic ya esta finalizado, iré subiendo los capítulos después de una revisión superficial día por medio. El fic no esta sujeto a cambios, es así como esta escrito, ya fue subido antes en otras plataformas como Fanfiction, Wattpad y Mundoyaoiforumfree, tienen los links a mis perfiles en esas páginas en mi Bio.

Espero que disfruten de esta divertida historia pero déjenme aclarar que no sigo los mangas de Nakaruma esto se situaría un tiempo después de lo sucedido en la tercera temporada de Junjou Romantica pero no tiene una correlación con el universo cannon, por eso es que Misaki terminó siendo parte del departamento Emerald, en mi cabeza sonaba genial poner a Misaki bajo el mando de Takano.

Ahora si, ya no interrumpo más, las dejo leer, las veo en las notas finales y espero que en los Reviews.

Fecha de Comienzo: San miguel de Tucumán, 6 de octubre del 2016

 

Resolviendo dudas existenciales.

Capítulo 1: Duda existencial.

By Sioa Shun Uchiha-san

 

Misaki Takahashi de veintitrés años de edad, es un hombre joven que hacía unos cuantos meses había finalmente cumplido ese hermoso sueño que era finalmente recibirse de la universidad y había comenzado a trabajar a tiempo completo en la editorial Marukawa.

Aún estaban casi frescos en él sus nervios, cuando finalmente lo asignaron a la sección en la que desempeñaría sus funciones como empleado, y para su suerte o su desgracia había sido enviado al departamento Emerald de shoujo manga. Aun no trabajaba como editor, estaba ahí para aprender, por ahora era algo así como el asistente de todos: un trabajo por demás estresante debía admitir.

Su vida era total y completamente desastrosa, pero eso no era algo a lo que no estuviera ya acostumbrado. Seguía viviendo en el mismo lugar, compartía departamento con el afamado escritor de best sellers Usami Akihiko a quien él cariñosamente llamaba Usagi-san, su actual novio. Había sido difícil convencer a su hermano sobre permanecer allí, ya que este insistía con que era mejor que se independizara y fuera a vivir solo, pero tras una larga charla con los más que validos argumentos de que conseguir un departamento no era sencillo, que los costos de renta son muy elevados, el hecho de que ahora como trabajador y parte de la masa productiva de la sociedad sería mejor para él estar acompañado, al menos hasta que se habituara, además de sacar a relucir disimuladamente que Usagi podía ayudarlo para aprender del trabajo como editor, en fin se habían agarrado de cuanta idea cruzo sus cabezas para lograr que Takahiro desistiera de la idea de que Misaki abandonara el lujoso apartamento, y muy a regañadientes habían conseguido la aceptación del sobreprotector hermano mayor.

En fin, el joven castaño de brillantes ojos verdes, no podía ser un sujeto más común y simplón, un chico muy educado, bueno para la cocina, la repostería, los quehaceres domésticos, con una paciencia que sobrepasaba lo humano, fue un estudiante promedio, se esforzaba en su actual trabajo, vivía con la pareja que ya había aceptado que amaba, y tenía sus complejos como por ejemplo que; jamás llegaría a medir más de un metro setenta y si lo pensaba un poco le aterraba la idea de que cuando envejeciera comenzaría a encogerse, o mejor dicho a encorvarse , y eso lo haría lucir aún más bajito. Tenía su manga favorito, cuyo magaka estaba enamorado de él, una de esas tantas cosas que le hacían preguntarse en silencio y con lágrimas cómicas cayendo por la comisura de sus ojos "¿Por qué a mí?", disfrutaba de salidas con su amigo Todou y aun en ocasiones podía encontrarse con Sumi, aunque su comunicación con él se veía muy reducida a solo ser vía redes sociales y celular.

Sin embargo, había algo más, algo más que desde hacía unos meses turbaba la tranquila mente del este "chico normal", y no sabía con quien hablarlo. Si, tenía a sus amigos como ya fue explicado, pero la realidad era que con Sumi no podía hablarlo porque no era algo para conversar por mensajes de texto, y con Todou, bueno... era su amigo y lo apreciaba, pero sus dudas tenían que ver nada más y nada menos que con su orientación sexual: no era un tema que estuviera dispuesto a tocar con él, para nada, en lo absoluto, era demasiado vergonzoso.

Usami Akihiko muchas veces en los últimos dos meses, quizá, había notado que su adorado Misaki estaba extraño. A veces mientras limpiaba parecía perdido en sus pensamientos, otras se lo quedaba mirando por incontables minutos con una expresión extraña en su rostro, con algo así como duda, incertidumbre, curiosidad, confusión, vergüenza y aunque le había preguntado qué le pasaba, el menor solo evadía el tema alegando que no estaba mirándolo, que simplemente imaginaba cosas y le soltaba alguna frase típica de él como "No piense nada pervertido" "¿Por qué estaría mirándote?" "Usagi-san, quizás llevas mucho sin dormir bien". Comenzaba a cansarse de la situación y le preocupaba un poco todo eso, pero prefería ignorarlo y confiar en que el castaño hablaría con él cuando estuviera preparado.

Por su parte Misaki ya no sabía qué hacer, se sentía un completo idiota, para empezar ¿Por qué empezaba a cuestionarse ahora su sexualidad? ¡Por él amor de Dios! ¡Hace cinco años que vive, y tiene por amante a un hombre! ¡Y QUÉ PEDAZO DE HOMBRE!... Todos los colores se subieron a su rostro en ese mismo instante. Ahí, exactamente ese era el problema. Ese, él de ahí, eso que acababa de pasar por su cabeza... ese apelativo tan... tan... tan inapropiado. ¿Cómo que "qué pedazo de hombre"? ¿Qué pasaba con él? Siempre pensó, o al menos hasta no mucho era algo que no había abandonado del todo su mente, que a él le gustaban las mujeres, Usagi era su excepción y conservaba la ilusión de que al menos una vez una linda jovencita se le confesara... al menos una linda jovencita que no fuera de la familia Usami.

Siempre pensó ¿Cómo hubiera sido tener una novia? ¿Besar a una chica? ¿Salir a una cita con una compañera de la facultad? ¡¿Tener una jodida adolescencia normal?! Pero ahora, mientras se cuestionaba eso con un poco de madures y retrospectiva, pudo darse cuenta de que jamás, y con eso quería decir jamás, se había sentido atraído por una mujer, en nada, en lo más mínimo. Es decir, si, las mujeres le parecían bonitas, en más de una ocasión reconoció a la belleza femenina, por ejemplo con Aikawa reconocía que ella sin lugar a dudas era una mujer preciosa, quizás loca como ella sola, pero preciosa. Sin embargo ni con ella ni con ninguna mujer había sentido "atracción", llegó a atribuirlo al hecho de que, aunque le pesara, estaba perdidamente enamorado de su pareja, pero vamos ¡Era hombre! Y aunque él intentara negarlo ¡Tenia hormonas, por Dios! Y para sumarle aún era joven y se supone que un joven puede tener o más bien tiene esas pequeñas subidas de lívido, ver a una chica atractiva como mínimo debía despertar en él algún deseo, pero no, nunca le había pasado.

Dio el más largo y cansino suspiro que hubiera dado en su vida, era un tema estúpido pero estaba volviéndolo loco, además Usagi había notado que estaba inquieto y muchas veces le había cuestionado los motivos. Bajó su mirada ¿Hacía cuánto tiempo estaba cortando ese estúpido rábano? Otro suspiro escapo de su boca e intento desesperadamente alejar ese fastidioso tema de su mente para concentrarse en terminar de cocinar.

Cerca de una hora después ya tenía la mesa puesta, con los platos servidos y tras quitarse su delantal subió unos pocos escalones y alzó la voz. -¡Usagi-san! ¡La mesa está servida! ¡Ven a comer!- Esperó pocos minutos para obtener su respuesta, ya que la puerta del estudio se abría abruptamente dejando ver a un agotado escritor que comenzaba a arrastrarse por el pasillo en dirección a planta baja, porque a eso que hacía no se le podía llamar caminar. Una sonrisa suave se dibujó en sus labios mientras tomaba su lugar en la mesa, esperando a su comensal que no tardó mucho en situarse frente a él.

-Usagi-san ¿Cómo vas con el manuscrito? Espero que esta vez no hagas renegar a Aikawa-san y lo termines a tiempo.- Comentó mientras ambos agradecían la comida y se disponían a degustarla.

-Bien, no falta mucho para que lo termine. – Afirmó el mayor con gesto adormilado, y el rostro ensombrecido de cansancio.

-Si estas al día con tu trabajo, deberías tomar un descanso y dormir un poco.- Recomendó el castaño.

-No puedo, el plazo se vence en solo tres días.- Afirmó el escritor cosa que no sorprendió para nada a su pareja.

-Oye, deberías tomar más en serio tu trabajo y no causarle tantas molestias a Aikawa-san-Esas conversaciones eran tan comunes y rutinarias. Usagi siempre era así, el día que realmente terminara un manuscrito a tiempo sin casi morir en el proceso entonces se preocuparía porque de seguro algo malo le debía estar pasando.

-¿Y tu trabajo? ¿Tienes que ir a la editorial hoy?- Preguntó mientras degustaba su almuerzo, tenía que admitir que adoraba la comida cacera de su amante, no sabía cómo había sobrevivido antes de la llegada de él.

-No, hoy es mi día de descanso. Aprovechare para limpiar la casa y ordenar las habitaciones, hace mucho que no tengo tiempo suficiente como para hacer una limpieza profunda.- Afirmó con tranquilidad.

-Suenas como la esposa perfecta.

-Usagi...- Murmuró en tono de advertencia por ese comentario, sintiendo una de sus cejas titilar en un tic nervioso que había desarrollado tras convivir cinco años con ese mañoso niño rico.

-Es tu día libre Misaki, quizás deberíamos salir a hacer algo.

-No Usagi-san, tú tienes trabajo que hacer y yo quiero limpiar la casa. – Afirmó seriamente llevando otro bocado a sus labios. –Si terminas a tiempo, podemos salir en mi próximo día libre.

-¿Estás seguro? Es que yo solo quería pasar el día con mi Misaki- Comentó el novelista, mirándolo a los ojos con una expresión picara en los suyos. –Aunque podemos divertirnos aquí, quizás puedas darme inspiración para mi novela.

-¡Ni lo sueñes!- Contestó con el rostro encendido, siempre que el mayor pedía "inspiración" se traducía a "hagamos que Misaki no pueda caminar normal por un par de días".

-Eres malo conmigo.- Alegó el peliplata para luego soltar una floja y baja carcajada.

El almuerzo había sido normal, se molestaron un poco, Akihiko exigió que él fuera el postro, básicamente le dio un escobazo y lo mando a trabajar y ahora estaba lavando los platos mientras su amante estaba arriba escribiendo.

Y así paso su tarde, tras terminar en la cocina, como ya había dicho pasó cerca de tres horas limpiando la casa, quizás más, pero a su cabeza volvieron sus cavilaciones, quizás no estaría mal llamarlas "dudas existenciales".

Estaba un poco harto del asunto, bien, ya le quedaba claro, al menos de cierto modo, que las mujeres no eran su "objeto de deseo" ¿Cómo había llegado a esa conclusión? Bueno eso era complicado de explicar, además de vergonzoso, porque cierto es que él no era del tipo de sujeto que "se calienta" con cualquier cosa, mucho menos estando en una relación seria o algo así ya que de por si aún le costaba bastante admitir lo estimulante o excitante que era para él su pareja, pero el problema radicaba en que con estas preocupaciones en mente había llegado al penoso, muy penoso, extremo de buscar material erótico en línea. Buscar fotos de mujeres desnudas, incluso se había atrevido, con los auriculares puestos en un volumen tan bajo que a él mismo le había costado escuchar, a ver porno heterosexual en Internet, pero nada, no había conseguido sentir nada. Un poco asustado al notar que definitivamente una mujer desnuda no le movía un solo cabello había decidido borrar el historial, apagar su computadora y mirarla con odio y desconfianza desde esa vergonzosa incursión, como si aquel aparato tuviera que ver con sus problemas o fuera un vil traidor a su persona.

Sentado en la sala revolvía sus cabellos con desesperación y las palabras de Usagi resonaron en su cabeza. "Sabes que no importa lo que sea, Misaki, si tienes algún problema puedes hablarlo conmigo... compartirme lo que te pasa, y quizás pueda ayudarte, siempre puedes hablar conmigo. Confía en mi" El mayor le había dedicado esas palabras hacía poco menos de una semana y media y comenzaba a pensar que quizás era buena idea hablar con él.

Bien, a situación desesperada, medidas desesperadas. ¡Necesitaba hablar con alguien o se iba a tirar del puto balcón! Armándose de valor, se levantó del sofá y subió las escaleras dirigiéndose a paso decidido al estudio del novelista.

-Usagi-san ¿Puedo pasar?- Preguntó tras tocar un par de veces.

-Entra...- Escuchó la escueta afirmación que le fue otorgada como respuesta y sintiendo su mano temblar ingreso en el cuarto. ¿Le estaban temblando las piernas o era idea suya? -¿Qué sucede, Misaki?

-Ah, bueno... yo... yo...- Estaba balbuceando, odiaba balbucear, se sentía un idiota. No podía mantener sus ojos en Usagi, ni siquiera podía ponerlos en el piso, las paredes no parecían interesantes asique volteó los ojos a la estantería y la colección de novelas BL parecía estarse burlando en su cara por lo que terminó por mirar el techo sintiendo que hasta humo debía estar saliendo de sus orejas por lo caliente que tenía la cara.

-Misaki...- No entendía que pasaba, pero su pequeño novio estaba al borde de un ataque, no sabía de qué pero aprecia que iba a caer inconsciente en cualquier momento. Levantándose de su escritorio, dio una última calada a su cigarrillo y lo apagó en el cenicero para finalmente pararse frente al joven "futuro editor". -¿Qué sucede Misaki? ¿Paso algo malo?

No podía ni hablar, no se atrevía, las palabras no salían ¿En qué momento pensó que era una buena idea hablar con el gran Usami Akihiko de algo como eso? Con movimientos casi robóticos negó con su cabeza para evitar preocupar más al mayor.

-¿Entonces? ¿Qué pasa? – No había respuesta a sus preguntas así que volvió a sentarse en su silla, girándose para ver al menor a los ojos. –Misaki, siéntate en el sofá, respira profundo... y dime que ocurre.

Asintió un par de veces, si, a eso si lo podía hacer, nervioso su cerebro le ordenó a sus piernas moverse y con pasos tan notoriamente aparatosos como ridículos se sentó en el mueble, llevando sus manos a sus rodillas con su cabeza inclinada mirando el suelo. ¿Cómo pretendía Usagi que se calmara si no dejaba de mirarlo a la cara? ¿Qué no se daba cuenta que estaba avergonzado? ¡Seguro ese depravado lo hacía a propósito! Respiró profundo, una, dos y hasta tres veces e increíblemente se sentía más tranquilo.

-¿Estas mejor?

-Sí.

-¿Qué sucede? – Preguntó armándose de paciencia, una que oficialmente no tenía y que se le estaba acabando ¿Qué pretendía Misaki metiéndose a su oficina con ese gesto tan lindo? Seguramente el menor veía a decir que extrañaba que lo tocara, y que quería que le prestara más atención, ah... sería tan genial que Misaki se acercara a él pidiéndole que le diera una salvaje noche de...

-Solo quiero hablar.- Bueno... ¿Se vale soñar o no?

-¿Hablar? ¿De qué?

-Vas a burlarte.- Afirmó convencido de eso, sin siquiera mirarlo.

-¿Burlarme? Misaki no digas esas incoherencias ¿Sucedió algo malo? ¿Algo te preocupa?

-No, no es algo malo... es solo que hay una... una tontería que está dando vueltas en mi cabeza desde hace mucho y... me está volviendo loco... no sé con quien hablar y... y yo pensé... pensé que podría... ha—hablar contigo.- Todo le temblaba, no solo el cuerpo, hasta el alma se le había convertido en gelatina mientras pronunciaba esas palabras. ¡Dios cuanto valor necesitó para hablar! Usagi era su pareja, se supone que debería poder hablar con él de esas cosas... pero en verdad era la primera vez que estaba en esa situación y la incertidumbre de no saber cómo entablar la conversación mezclada con el miedo y la vergüenza que le causaba el tema de la misma lo estaban poniendo de los nervios.

El rostro Usami se llenó de ternura, ¿Y ese chico tenia veintitrés años, casi veinticuatro? Pero si parecía un tierno niño asustado, además ¿Quería compartir con él algo que le preocupaba? ¿Lo buscaba a él para un concejo? No podía estar más que extremadamente alagado, su pecho se llenaba de orgullo de que su Misaki buscara refugio en él por alguna de sus inseguridades, seguramente se tratara de eso que lo había tenido distraído el último tiempo. –Bueno Misaki, claro que puedes hablar conmigo ¿Qué es esa "tontería" que te da vueltas en la cabeza?

-Realmente vas a burlarte...- Murmuró incomodo, abrazando a Suzuki-san, que hasta hacía poco estaba muy cómodamente sentado a su lado en el sofá. -¡Prométeme que no te vas a reír! ¡O te juro que no te cuenta nunca más nada!

-¿Qué eres? ¿Un niño de kínder?

-¡USAGI!

-De acuerdo, de acuerdo, lo prometo. ¡No voy a reírme!

Misaki lo pensó, miró a su casero esperando algo que le indicara que él mayor no estaba mintiendo y tras meditarlo por varios minutos hundió su cara en el peluche, hablando bajito mientras ocultaba su rostro. –C—Creo que soy gay...

-¿Qué dices Misaki? Si no quitas a Suzuki de tu cara no puedo entenderte.

Revolviéndose incomodo en su lugar el castaño apretó con más fuerza al animal de felpa y esta vez habló más claro. ¡Al mal paso, darle prisa!

-¡CREO QUE SOY GAY! – Ok, quizás no era algo tan necesario, que prácticamente hubiera gritado aquellas palabras y con el rostro en llamas volvió a ocultarse contra el mullido peluche.

Continuara...

Notas finales:

Bueno ¿Qué les pareció? Espero leer sus comentarios, que disfruten mucho de esta historia alocada, llena de humor, romance y algo de Drama, por cierto que alguien me diga como mierda poner más de un genero en las tageos de contenido cuando subis el fic xq no sé como se hace. DX ¡Por favor! ¡Ayuda! xDD

Espero que lo disfruten, mañana quizás suba el siguiente capitulo. ¡Cuídense! 


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