Hechos y no palabras por KaruraTakashima

Azul era el cielo, las nubes por supuesto, brillaban por su ausencia otra vez, el sol era lo único que decoraba aquel manto, aunque todos huían de él. Se entendía perfectamente el por qué, la luz era demasiado fuerte y el calor era insoportable, por eso no me extrañaba que todos se refugiaran en la seguridad de sus hogares, donde podían sobrevivir gracias a las ventiscas de sus aires acondicionados. Las ráfagas de viento eran casi inexistentes, y las que se daban, eran muy calientes. Pero aunque me disgustaba, la soledad y tranquilidad tan poco usual que existía gracias al clima, eran incomparables y perfectas para mí.

Perfectas para él.

—Kei, ¿me estás haciendo caso?

Sentí un piquete en mi mejilla que me saco de mis pensamientos y volví mi vista hacia abajo, encontrándome con que él había levantado el brazo y tenía su diestra muy cerca de mi cara, me miraba con un pequeño puchero en los labios mientras volvía a presionar mi mejilla con sus dedos. Me reí.

—Lo siento mucho, ¿qué me decías?

—Que si más tarde vamos a por algo de beber, hace demasiado calor.

—En un rato, ¿vale?

Volvimos a sumirnos en un silencio en el que aprovechaba para mirar hacia el cielo, en tanto acariciaba los cabellos de Tatsuya con mimo. Sus ojos se hallaban cerrados y tenía una expresión relajada en su rostro que me hizo sonreír; Tatsuya sin duda alguna era hermoso, especialmente cuando sonreía como el crío que podía llegar a ser muchas veces, y que aun, cuando me molestaba ese lado suyo, secretamente era un rasgo que adoraba de él.

—Tatsuya, ¿te estás durmiendo? —Pregunte al ver como no reaccionaba a mis caricias en sus labios, cuando usualmente amagaba con morderme los dedos.

—No, estoy despierto –respondió sin abrir los ojos, formándosele una sonrisa— me gusta estar así —dijo tras un pequeño silencio en el que sus parpados se abrieron y su atención se dirigiera hacia mí—. Te dije que no habría nadie aquí, menos mal me hiciste caso.

—Tatsuya... —ya iba a empezar.

—Kei, que si no te hubiera insistido estarías ahora mismo tirado en el suelo con Buri —se levantó de mi regazo, sentándose de rodillas frente a mí—. ¿O me equivoco?

—No, no te equivocas —respondí, tratando de no hacerle pelea, no quería que me regañara por lo sucedido esta mañana— pero ya sabes cómo me pone el calor.

—Lo sé, lo sé —asintió un par de veces, ya un poco más tranquilo, bingo, lo había hecho sentirse arrepentido— pero quería aprovechar para venir ahora que no hay gente, hemos podido encontrar sombra después de todo.

No mentía, este lugar solía ser muy concurrido y en épocas de primavera e inicios del verano, solía llenarse de gente que se sentaba en las zonas verdes bajo la sombra de los árboles, de haber sido en otro momento, no habríamos encontrado ningún lugar para refugiarnos de aquel ardiente sol. Y aunque la sombra no había sido suficiente, era mejor a estar bajo el candente sol.

—¿Necesariamente tenías que insistirme mucho? —Cuestione, esta vez siendo yo quién me recostará en el regazo de Tatsuya, no estaba molesto en realidad, bueno, no como al comienzo.

—Ya sé que no debía, pero era una oportunidad perfecta —me sobresalte al sentir sus manos sobre sus mejillas, las cuales vi que retiro rápidamente— lo siento, siempre lo olvido.

—N-no, está bien, tu sigue —repuse, tratando de tranquilizarme.

—¿Estás seguro? Kei...

—Tú sigue, que nadie mira —dije con firmeza, y Tatsuya nuevamente puso sus manos sobre mi rostro. El susto que había tenido al comienzo desapareció cuando sentí sus dedos acariciar mis mejillas, relajándome considerablemente. No sé si fuera el clima, el cansancio o todo combinado, pero no pude mantener mis ojos abiertos mucho tiempo, dejando caer mis párpados con pesadez.

—No tienes por qué obligarte a esto —lo escuche decir—. Kei, si de verdad tú no te sientes cómodo...

—Shh, déjame disfrutar un poco, me toca a mí —le interrumpí nuevamente molesto, pero Tatsuya en lugar de tomárselo como ofensa, llego hasta reírse y no añadir nada más mientras nos dos nos sumíamos en un silencio roto únicamente por alguno que otro sonido proveniente de la naturaleza. Mis sentidos, antes en alerta, se relajaron considerablemente, pudiendo sentir una paz que no había sentido hasta ahora.

Cualquiera que nos viera ahora, seguramente estaría asombrado al ver a dos hombres adultos en posiciones así de curiosas, pensé, antes, esa idea me aterraba un poco, ser encontrado de ese modo con Tatsuya, al igual que me aterraban otras cosas. Pero después de mucho tiempo, he aprendido a luchar contra ese y otros miedos, y ahora, podía disfrutar de estos momentos con él sin sentirme nervioso, aunque todavía tenía mucho que aprender.

—Kei.

Abrí los ojos y me encontré con el rostro de Tatsuya a escasos centímetros del mío, una sonrisa como las que sabía hacer adornaba su rostro y esta se me contagio. Nuestras miradas se encontraron una con la otra y fue ahí cuando el mundo desapareció para nosotros dos.

—Tatsuya.

Me erguí sin despegar mi vista de él, me posicione frente suyo y sin darle tiempo alguno lo bese, lo bese como no había hecho desde la última vez que bese a alguien, con necesidad, con afecto, tomando su rostro entre mis manos y manteniendo así nuestras bocas unidas mientras aquel momento duraba. El sabor de sus labios y la suavidad de estos me había embargado por completo, como si de una droga se tratase; mis sentidos quedaron anulados y solo era guiado por el deseo de conseguir más.

No supe en que momento los dos nos habíamos decidido en caer al suelo, encimándome sobre Tatsuya para continuar besándolo, notaba ciertos escalofríos al sentir sus dedos enredándose con mi cabello, mientras mis manos acariciaban sus mejillas con mimo. Me había posicionado de modo que mi cuerpo encajara a la perfección con el suyo, como si estos estuvieran hechos para encajar uno con el otro; creía escuchar su corazón latir contra mi pecho, o era probablemente el mío, que latía tan rápido que pensé en que en cualquier momento podría salirse de mi pecho. Era la primera vez que yo me decidía a tomar la iniciativa en lugar de él como había hecho tantas veces, y no era porque no deseará hacerlo, sino porque existía todavía una barrera que no me dejaba actuar como deseaba, pero esta vez, logre superarla y pude hacer algo que llevaba tiempo deseando hacer.

Nos separamos tras un corto tiempo, ambos con las respiraciones agitadas y sonrojados a más no poder; miraba a Tatsuya con una amplia sonrisa, la cual me devolvía él como él sabía hacer.

—Tatsuya —susurre su nombre.

—Kei.

Cerré mis ojos, "repítelo".

—Kei.

"Repite mi nombre, por favor, repítelo, repítelo hasta que me canse de escucharte, repítelo por favor".

—Tatsuya...

"... te quiero, te quiero".

Eran las palabras que quería escuchar, dos simples palabras que moría por escuchar.

"Tatsuya, te quiero".

Era lo que yo quería expresar, su nombre, aquellas dos palabras...

"Tatsuya..."

—Tatsu... —trate de decir, pero la voz me temblaba otra vez, aquel estúpido nudo se formaba en mi garganta, impidiéndome hablar. La felicidad que me había invadido estaba desapareciendo, siendo suplantado por otra cosa que no supe identificar. No otra vez, no por favor.

—Tatsuya...

Apreté mis parpados, sintiéndome ahora frustrado por no poder decirlo, por no tener el valor de expresar aquella simple frase.

—Yo...

—Lo sé —lo escuche murmurar, volviendo a sentir el contacto de su mano con mi mejilla— lo sé Kei, lo sé.

Se irguió en cuanto me retiré de encima de él y me abrazo como no había hecho hacía mucho tiempo atrás, transmitiéndome toda la tranquilidad posible durante aquella unión. Apoye mi mejilla contra su hombro, apretándolo con fuerza contra mí, esperando que pudiera entender lo que quería decirle con mis palabras.

"Te quiero".

—Lo sé.