To the moon and back
Pairing: Aya x Ken. One-shot.
No quiero despertar. Por favor, déjenme seguir con esto. Te ves tan hermoso, tal como siempre lo has sido. Hasta en mis sueños lo eres. Por que yo sé, sé que estoy soñando; pero tengo que conformarme, es el único modo en el que puedo tenerte. ¿Cómo es que los llaman? Esos extraños sueños conscientes, en los cuales puedes hacer las cosas conscientemente. O algo así leí una vez, en uno de tus tantos libros.
¿Cómo es que eres tan hermoso, tan perfecto? Tu cabello es tan suave... ¡Dioses! Mis sueños son condenadamente realistas. Apenas puedo verte a la cara cuando me despierto, todo sudoroso y con mi ropa interior sucia. ¿Qué harías si supieras que cada noche eres el dueño de mis más sucios y depravados sueños? ¿A qué punto te repugnaría?
¡Oh, Aya, Ran! Por más que quieras hacerte el fuerte con todos, eres completamente transparente para mí. Me gustaría sanar todas tus heridas, hacer que cada una desapareciera, que nunca hubiese existido, pero... ¿si borramos las experiencias de un individuo, no eliminamos la esencia misma de su ser? Todas tus experiencias te hicieron lo que eres, tal y como eres... y si hubieses sido de otro modo, ¿también te hubiese amado?
¡Qué demonios! ¿Eso qué importa ahora? Tengo que disfrutar lo que sé que nunca podré tener en la realidad.
A pesar de saber que es un sueño, todavía siento pena por despertarte en él... supongo que no debería haberte acariciado tanto el cabello, pero es una tentación demasiado fuerte. Sin embargo, tus ojos están fríos... como siempre, como en la realidad. ¿Es el amor realmente una tragedia del modo en que tú lo describes? ¿O un millón de amantes te dejará todavía frío por dentro?
Todas estas emociones confusas que dejamos a un lado, como perlas robadas, lejos de todo el mundo.
Tu rostro no ha cambiado en un ápice, aún me miras, tan frío como siempre. Yo sonrío. De verdad, en un principio los sueños eran tan reales que despertaba creyendo que había ocurrido de verdad... pero de eso hace ya como año y medio, así que el engaño ya no existe.
Aún me estás mirando. Tus labios están entreabiertos. Eres jodidamente sensual, ¿lo sabías?
Me acerco, incluso más de lo que estamos. Casi puedo sentir tu respiración sobre la mía... pero tu rostro no cambia. ¿Se sentirá todo esto igual si fuera real? Supongo que nunca lo sabré. Nunca. ¿Cómo arriesgarme a perder la poca amistad que tengo contigo? Por más que para mí seas tremendamente importante, creo que para ti yo no valgo más que Omi o Yohji... y eso no es mucho. Y, ¿no es esa la clásica? ¿No confesar tus sentimientos porque temes perder a esa persona tan especial? ¿Es verdad o sólo es un engaño que inventan todos para ocultar su cobardía?
Tus labios son tan suaves. Tus besos son tan apasionados.
- Ken... Ken...
No quiero que esto pare. Quiero vivir en mis sueños por siempre.
- Ken... Ken...
Abro la boca y meto mi lengua en tu boca. Esa hermosa y deliciosa cavidad. En mis sueños, sabes delicioso. ¿Por qué tu voz suena en mi cabeza justo ahora?
El beso se vuelve más y más apasionado. Rayos. De algún modo u otro, ya siento como el calor sube por mi cuerpo.
- Ken... Despierta, maldita sea...
Mi mano derecha desciende por tu pecho desnudo hasta tu ropa interior. Tu cuerpo... ¡Dioses, esculpido por los mismos dioses!
- ¡Ken!
Me despierto sobresaltado. ¡Hubiese matado porque ese sueño continuara! Pero cuando me doy cuenta, tú estás enfrente de mí. Sujetándome y jalándome de un brazo para que me despertase. Esta parece una mañana ideal, despertar viendo tu rostro siempre lo será.
De repente miro mi cuerpo. ¡Maldita sea! Me tapo inmediatamente con la sábana, sonrojado, para que no veas mi evidente excitación.
- Se te hace tarde para el partido –dices. Tus ojos fríos hacen que un escalofrío me recorra la espalda. Creo que algún día me descontrolaré y te gritaré lo que siento.
De lo contrario, acabaré volviéndome totalmente loco.
- ¡Tienes razón, el partido! –exclamo, recordando de repente el partido importante que tiene mi liga. Me fijo en el reloj de pulsera, todavía me queda una hora. Tiempo suficiente para bañarme y desayunar.- Pero... ¿tú cómo lo supiste?
Tu expresión seguía intacta. Sólo estrechaste un poco los ojos y me diste la espalda, saliendo de la habitación.
Me levanto rápidamente, aún alterado por mi sueño inconcluso, y me dirijo al baño sin más. Luego de abrir el grifo de la ducha y estar ya dentro de ésta, miro mi aún excitado miembro. Tendría que hacer algo al respeto.
Cierro los ojos, dejando que el agua tibia golpee mi cara, es muy agradable. Mi mano baja lentamente hacia mi miembro, tomándolo entre mis dedos y comenzando a acariciarlo. Este placer es exquisito. Más aún cuando imagino que son tus manos tocándome, acariciándome. Me muerdo el labio inferior para no dejar escapar ningún gemido, eso me delataría en un trailer, donde las paredes no son muy gruesas que digamos.
Ya siento que me vengo... ya casi, ya casi, sólo un poco más.
- Ken, tonto... olvidaste tu ropa en la cama.
Me quedo estático allí. Tú entraste en el baño, pero apenas me dirigiste una mirada y te fuiste... ¡¿Por qué demonios estas cortinas son transparentes?! Nunca sentí tanta vergüenza en mi vida. Miro mi mano sucia de mi propio semen. Bueno... no podía ser algo que Aya nunca hubiese hecho, ¿no?
Continuará...