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Entre las cuerdas de tu violín por kiba25

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Notas del capitulo:

Holaaa, ay, se que tarde más de lo que quería pero he estado hasta arriba de cosas y pfff no daba a basto

 

Bueno, lo que importa es que ya estoy aqui y el capitulo viene con sorpresita muajaja que se que lo habeís pedido y aqui esta

 

Disfruten :D

Cuando Ace entró en casa tardo unos segundos en procesar que una mocosa de pelo morado llegase corriendo y literalmente se abrazase a su pierna cual lapa.
 
 
 
-Tardaste demasiado.- Ace parpadeo un par de veces y tras mirar al suelo clavo la vista en el hombre que se encontraba apoyado en el marco con una sonrisa de oreja a oreja. Marco se agachó para intentar separar a la niña de la pierna del Omega y Otama infló los mofletes.- Ace es mío
 
 
 
 
-No.- Otama se enfrentó al Alfa y Marco hizo lo mismo que ella mientras el Omega sonrió nervioso. Todo aquello no era un sueño ¿verdad? Él tenía una familia...Una propia. Cuando conoció a Marco, Ace tenía al rededor de 16 años, por aquel entonces no vivía su mejor momento, ni mucho menos, la verdad. Ace no encajaba en su familia, con la enfermedad de su hermano pequeño y viviendo de acogida era todo demasiado complicado. Al final le terminaron mandando a la calle. Sabía que llegado el momento, como Omega que era intentarían sacar algo de dinero por él por lo que decidió volverse una molestia hasta que dejasen de quererlo, pero no era tan buena idea. Vivir en la calle no era fácil y tenía, que aún conserva, un amor infinito hacía su hermano, lo que hacía aquella decisión más dura, pero si se quedaba lo más seguro es que les separasen para siempre. Después de todo, cuando buscaban adopción se peleo con tierra y cielo para que también se llevasen a su hermano, prometió trabajar y cuidarlo él mismo si hacía falta. 
 
 
 
 
Un día dando vueltas con una mochila, tras tener que escapar del último piso en el que estaba vió a un hombre algo despistado, tuvo la majestuosa idea de intetar atracarle, pero no salió como esperaba...Nada más chocar contra él, Ace sintió como se quedaba sin aire, como su glándula Omega ardía con fuerza y como su vista se nublaba...Era su pareja...
 
 
 
 
Marco llevaba tiempo buscando aquel olor almendrado, la primera vez que paseó por aquella calle se dió cuenta y algo se removió en su interior. Fue como si sus instintitos de Alfa más fuertes le dijesen que era suyo, que debía encontrarlo y reclamarlo. Pasó varios días buscando, estaba algo estresado ya que se iba todas las noches pensando sobre el dueño de dicho aroma. Necesitaba concerlo y vaya que si lo hizo, practicamente se le lanzó encima.
 
 
 
 
Ace terminó encima de Marco con la cara roja, la boca abierta e incapaz de articular palabra, se sentía un completo gilipollas. El Alfa le miraba juguetón desde abajo, estaba  encantado, aquel olor llenó su cuerpo y sintió como el Omega se removía incomodo sobre su cuerpo.
 
 
 
 
-Hola ricura...- Ace le fulminó con la mirada
 
 
 
 
-No me llames ricura
 
 
 
 
-¿Cómo debería hacerlo?- El Omega gruño enfadado, necesitaba atracar al hombre, no tirarselo, pero su cuerpo le decía que lo segundo era mejor. Marco se dió cuenta y rapidamente cambió las posiciones, en una especie de callejón, a esas altas horas de la mañana no importaba mucho lo que pasase. El Omega gimió cuando chocó contra el suelo y apretó los dientes mirando con odio al Alfa.
 
 
 
 
-Quitáte de encima
 
 
 
 
-No quiero
 
 
 
 
-Te pateare los huevos si no lo haces.- Marco levantó las cejas divertido y negó con el dedo índice acercandose peligrosamente al rostro del Omega.
 
 
 
 
-Me gusta tú actitud...- Agachó un poco más la cabeza y Ace vibró al sentirlo cerca de su oreja.- ¿Eres así en la cama...?- El Omega abrió los ojos con fuerza y llevó ambas manos hacia delante, queriendo separle de su cuerpo mientras su cara se ponía toda roja.
 
 
 
 
-¿¡Quién te crees que soy?!- Marco se alejó y empezó a reirse con una fuerte carcajada por lo que Ace frunció el ceño confuso y se enfadó aún más.- ¡¿De qué te estás riendo!?- Marco seguía riéndose hasta que se dejo caer por completo apoyando el culo en el suelo y Ace quiso darle un puñetazo.
 
 
 
 
-Lo siento, lo siento...Era una broma..
 
 
 
 
-¿Cómo que una broma?- Marco sonrió enseñando todos los dientes y Ace agachó la cabeza avergonzado. Era una sonrisa hermosa.
 
 
 
 
-Nunca pense encontrar a mi pareja de esta forma
 
 
 
 
 
-No soy tu pareja.- Marco volvió a reir y se puso en pie, segundos después ofreció su mano al Omega, quien de muy mala manera la aceptó.
 
 
 
 
-Me llamo Marco
 
 
 
 
-Portgas.D.Ace...- Marco sonrió con dulzura y Ace apartó la mirada. Días después Marco convenció al pelinegro para quedar,en  verdad tardó cerca de un mes en hacerlo y estaba emocionado. 
 
 
 
 
Ace llegó al lugar indicado con una simple camiseta blanca y unos pantalones negros, Marco se fijo que era lo mismo que llevaba el mismo día que se conocieron y miró al cielo algo nervioso.
 
 
 
 
-Ace...¿Dónde está tu casa?
 
 
 
 
 
-Maldito pervertido ¿Qué clase de pregunta es esa?
 
 
 
 
-No es por eso, si follamos será en la mía, tranquilo, solo que llevo aqui mucho tiempo y nunca te había visto.- Al Omega se le fue la boca al suelo y se mordió los labios molesto. Menudo imbécil aunque... ¿De qué servía guardar el secreto?
 
 
 
 
-Ahora mismo no tengo casa....
 
 
 
 
-¿Vives en la calle?- Marco le miró soprendido, Ace pensó que igual le daba asco y se iba, pero pasó todo lo contrario, el Alfa se acercó a él para cogerlo de los hombros y mirarle con dureza.-¿Por qué no me dijiste nada aquel entonces?- Ace parpadeo confuso y se separó de él.
 
 
 
 
-¿Por qué debería hacerlo?
 
 
 
 
-Soy tu Alfa
 
 
 
 
-Eres un imbécil.- Marco siseo entre dientes y Ace le devolvió la mirada de antes. Agarró la mano del Omega con fuerza y lo arrastró por la calle.- ¿
Qué crees que haces? ¡Marco!
 
 
 
 
-Cállate. Me has enfadado de verdad.- Ace abrió los ojos sorprendido, no sabía que sentía ahora mismo, pero saber que el Alfa estaba enfadado con él no le gustaba y a mitad de camino dejó de zarandear su brazo y siguió en silencio al rubio hasta una casa, un bajo con un pequeño jardin. Marco abrió la puerta y lo medio empujo dentro.
 
 
 
 
-¿Qué hacemos aqui...?- Ace respiró y sintió algo en el aire.-¿Por qué estamos en tu casa?- Marco paso por su lado ignorándole, abrió un armario y sacó una camiseta para lanzársela a la cara.
 
 
 
 
-Date un baño.- El Omega cogió la camiseta por acto reflejo y después miró al suelo avergonzado.- ¿Cuándo fue la última vez que comiste?
 
 
 
 
-Oye...Es verdad que vivo en la calle, pero no es tan extremo.- Su estómago rugió y Ace maldijo en silencio. Marco le dedicó una mirada dura y el Omega suspiro agotado.- Tengo un amigo, no puedo vivir en su casa pero me trae ropa limpia y comida, es verdad que no mucha pero hace lo que puede...Yo he estado buscando trabajo pero...- Marco fue cuando se dió cuenta de una cosa y se golpeó la frente.
 
 
 
-Ace ¿Cuántos años tienes?
 
 
 
 
-19...
 
 
 
 
-Los de verdad, no soy estúpido
 
 
 
 
-16...- A Marco se le vino el mundo encima. Solto un largo suspiro y Ace se abrazó así mismo sintiendose horrible. Marco caminó hacia él y le abrazo en silencio. El Omega se dejó hacer y cuando se dió cuenta empezó a llorar.
 
 
 
 
-Date un baño...Haré algo de comida...- Tras darse el mejo baño de su vida, literalmente, salió de allí con la camiseta y unos pantalones del rubio, todo le quedaba grande y le hacía gracia. Debía preguntar cual era su edad, pero su olor a hombre maduro le decía que más de 20 seguro. Sonrió para si mismo y su estómago saltó de alegría al notar aquel olor a comida casera...
 
 
 
 
Marco notaba la casa diferente, ahora el aire se sentía más tranquilo y aunque tenso por la noticia sonreía mientras cocinaba. Cuando escuchó al Omega acercarse puso la mesa con algo de prisas y le señaló el asiento con la cabeza.
 
 
 
 
-Gracias...- Marco negó con  la cabeza lentamente y se sentó también a comer. Ace sonreía con cada bocado y el Alfa, con la cabeza apoyada en su mano se quedo mirando como un bobo. Aquel chico era hermoso y lo protegería de aquí en adelante para siempre...
 
 
 
 
-Ace
 
 
 
 
-Hum.- Le respondió con la boca llena y a Marco le entró un tic en la ceja pero recuperó la compostura.
 
 
 
 
-Quédate a vivir aquí...Vive conmigo.- El Omega casi se atraganta, estuvo a nada de escupir la comida en la cara del Alfa quien se encargó de cargarse su propio ambiente con una sonora carcajada. Cuando Ace pudo tragar la comida, le dio un fuerte trago al vaso de agua y miró desde abajo al Alfa.
 
 
 
 
-¿Quieres de verdad estar con alguien como yo? No he terminado mis estudios, no tengo familia y necesito trabajar.- Marco escuchó atentamente y miró al Omega.
 
 
 
 
-Puedes hacer todo eso conmigo.- Ace le miró curioso.
 
 
 
 
-Pero...¿Cómo?
 
 
 
 
-Fácil, pagaré tus estudios
 
 
 
 
-¿uh? Espera ¿con que dinero?- Marco le miro escéptico y señalo su casa.
 
 
 
 
-¿Acaso vivo del aire?
 
 
 
 
-¿Cuántos años tienes?
 
 
 
 
 
-30
 
 
 
 
-Madre de Dios.- Marco soltó otra risa y Ace infló los mofletes, su olfato no fallaba.- Será como tener un Suggar Daddy...Cualquiera que vea esto...- Ace hablaba más para si mismo pero se distrajó con la sonrisa picarona de Marco por lo que rodo los ojos, acabarían entendiendose, lo sabía.
 
 
 
 
VUELTA A LA HISTORIA ACTUAL
 
 
 
 
Zoro rodó en la cama y aspiró con fuerza, sonrió y jugueteo rozando las sábanas. Olían con fuerza a Mihwak, quien por cierto no estaba, le había escuchado hace un rato levantarse y tenía toda la pinta de estar dándose una ducha. El Omega terminó abriendo los ojos y casi salta de la cama al ver al mayordomo de ayer en el cuarto recogiendo cosas.
 
 
 
 
-Ah, señorito Roronoa
 
 
 
 
-¿Se-señorito?
 
 
 
 
-El desayuno ya está listo, el Señor Mihwak pidió que no le despertaramos ¿No molestaría mi entrada a la habitación, no?- Zoro negó con la cabeza algo pasamado y el mayordomo asintió.- Le pido amablemente que acuda a darse un baño y acto seguido baje a desayunar, el señor quiere hacerlo con usted.- El Omega asintió incomdo por aquella forma de se tratado y se sentó en la cama.
 
 
 
 
-¿Dónde...?
 
 
 
 
-El señor dijo que utilizase su baño privado.- Señalo una puerta que anoche no vió y apunto algo más para molestar al Alfa sobre el tamaño de su casa.- Encontrará ropa de cambio y una bata, sería de agrado que la utilizase y ahora, si me disculpa...Me retiro.
 
 
 
 
Zoro se dio una ducha rápida, tenía hambre y Mihwak lo estaba esperando, aquello le hizó sonreir frente al espejo. Salió del baño y se puso unos calzoncillos de su mochila, después dudo sobre colocarse una camiseta o no pero al ver la bata se negó. La cogió con delicadeza y se estremeció al notar lo suave y fina que era. Tenía un color granate obscuro, muy similar al del vino, Mihwak debía amar mucho ese color. Se rió un poco al pensar eso y salió de allí algo ligero, bajo las escaleras a trote y cuando llegó al salón sonrió sin mostrar los dientes. Mihwak le esperaba en la mesa, sentado con una pierna sobre la otra mientras leía tranquilamente el periódico. 
 
 
 
 
El Alfa se removió inquieto en la silla al notar el olor del otro acercarse y tuvo que mantener la postura al verlo entrar, en verdad no creía que Zoro se colocaría la bata, su bata con la que a veces descansaba. Escrutó al Omega con lentitud y se mojó los labios. Había dormido como pocas noches lo hacía, el olor del peliverde no solo le daba tranquilidad, sino que la sensación de tenerlo entre sus brazos no tenía descripción. Vió como el Omega colocaba ambas manos en su cintura y pregunto con la mirada.
 
 
 
 
 
-Tienes un baño en tu cuarto
 
 
 
 
-Si. Me gusta la privacidad.- Zoro asintió riéndose y se sentó en la mesa, al lado del Alfa quien llamo al mayordomo para que trajese la comida.
 
 
 
 
-Tu mayordomo me ha llamado señorito.- Mihwak se rió ante el tono molesto que usó el Omega y Zoro rodó los ojos.- No soy ningún señorito
 
 
 
 
-Mera formalidad, eres mi acompañante después de todo.- Zoro se rascó el puente de la nariz y Mihwak le miró por encima del periódico.- ¿Dormiste bien?
 
 
 
 
-Si...Tu colchón es muy comodo.- Cerro los ojos nada más decir eso, ¿no había nada mejor? Ahora sentía el aire incomodo y agradeció la llegada del mayordomo con la comida, la verdad es que tenía hambre y tras decir gracias empezó a comer. Mihwak sonrió entusiasmado, viendo como el Omega tragaba y tragaba, era como ver un pozo sin fin.
 
 
 
 
-Yo también dormí bien, me diste calor.- Zoro se atragantó con la bebida y Mihwak, intentando evitarlo se sentió un poco orgulloso de si mismo. El Omega le miraba rojo como un tomate y con la boca abierta por lo que muy sutilmente estiró el brazo y con el dedo índice le robo parte de la mermelada de la tostada que estaba en la comisura de su labio logrando de aquella manera que el chico se sintiese aún más avergonzado de lo que ya estaba. Zoro bufo apartando la cabeza y desvió la mirada al periódico.
 
 
 
 
-Sales en portada...
 
 
 
 
-Ah, si, es por el concierto de la semana que viene.- Zoro pareció no importarle y Mihwak apoyó la mandibula sobre su mano.- ¿Quieres ir?- El Omega dejo de poner la marmelada en su quinta tostada y le miró una mirada algo escéptica lo que provocó una gruesa risa en el Alfa.- Puedo darte unas entradas, a Perona le gustará ¿verdad? y a tu madre también.- Zoro sintió un escalofrío al oir lo de su madre.
 
 
 
 
-No quiero saber de lo que hablasteís cuando os vi juntos.- Mihwak se fue para atras y se ecogió de hombros.
 
 
 
 
-Cosas de mayores.- El Omega le miró indignado.- Te daré las entradas. No voy a mentirte, tenerte ahí me haría ilusión.- Zoro se lamió los labios y lo medito durante unos segundos. Al final estiró la mano y tomó las entradas, deteniéndose en el camino para acariciar la mano del Alfa.
 
 
 
 
-Iré
 
 
 
 
-Odias la música
 
 
 
 
-Pero a ti no te odio.- Ambos se quedaron unos segundos en absoluto silencio, Zoro fue el que más se sorprendio y cuando su móvil sonó se levanto como un rayo o sería una situación muy incomoda. El mayordomo entró justo en ese momento y se quedo algo impresionado al ver un leve brillo en el rostro de Mihwak.
 
 
 
-¿A dónde fue el señorito?
 
 
 
 
-Ha ido a contestar una llamada.- El mayordomo asintió con una sonrisa y recogió algunas cosas de la mesa mientras Mihwak volvía a su lectura.
 
 
 
 
-Parece un buen jóven, se le ve lleno de energía.- Mihwak levantó la vista por encima del periódico, sabía que después de tantos años su mayordomo estaba riéndose de él por lo que rodó los ojos y el otro le contestó con una sonrisa.- Dejaré su desayuno por si sigue hambriento...Aunque ya lleva 5 tostadas..
 
 
 
 
Zoro se alejó hasta la puerta de la casa y cogió el móvil, tenía algunos mensajes de Perona y otro de Ace pero la llamada perdida de su padre era lo que ahora le había hecho tener un nudo en el estómago de tamaño considerable. Dudo si devolverla o no, la verdad, tenía miedo. Si volvía a la última vez que le había visto, su hermana le soltó lo del matrimonio concertado. Sintió como algunas gotas de sudor recorrían su cara y suspiro con el ceño fruncido.
 
 
 
 
-¿Si?
 
 
 
 
-Zoro.- Escucho la potente voz de su padre atravesar su oreja y cerrós los ojos.
 
 
 
 
-Hola padre...
 
 
 
 
-No me cogiste la llamada ¿Qué estabas haciendo?
 
 
 
 
-No lo escuche, estaba dandome una ducha.- Escuchó al hombre resoplar algo molesto y se mordió los labios.
 
 
 
 
-Quiero que vengas esta tarde. A las seis. No llegues tarde.- Fue a protestar, quiso hacerlo, pero el Alfa le colgó nada más terminar de hablar y el Omega se quedo unos minutos en la misma posición pensando en todo y a la vez en nada.
 
 
 
 
-¿Zoro?- La voz de Mihwak le sacó de su mundo, sonaba preocupado y el Omega levantó la cabeza. Sin darse cuenta, había termiando sentado en el suelo lo que parecía ser escondido entre un mueble y la pared. Mihwak quedó de cunclillas y estiró un brazo para rozar la rodilla del menor.- ¿Pasa algo? Me asusté cuando no volvías.- Lo había hecho de verdad, por alguna razón, había pensado que algo había molestado al Omega y había salido huyendo, pero verle asi le preocupó aún más. El Omega bajo la mirada y Mihwak apretó los labios.
 
 
 
 
-He hablado con mi padre...- Mihwak sintió como la ira llenaba un poco su cuerpo, tenía que mantener la calma. Se levantó y le ofreció la mano.
 
 
 
 
-Ven, hablemos en el salón.- Zoro se levantó arrastrandose por la pared y tomó la mano del Alfa. Era algo más grande que la suya y le brindaba una calidez, que en aquellos momentos le venía muy bien. Caminaron en silencio y al llegar al salón, Zoro se desplomó en el sofá y Mihwak se sentó a su lado, más bien sobre el reposabrazos para acariciarle la nuca con suavidad.-¿Quieres agua?- El Omega negó lentamente con la cabeza y Mihwak asintió.
 
 
 
 
-Mihwak...- El Alfa giró la cabeza y Zoro le miró un segundo, después apartó la mirada algo avergonzado.
 
 
 
 
-¿Qué pasa?
 
 
 
 
-¿Crees que...? ¿Nosotros podríamos...?- Mihwak se acarició un poco la barba y vio como el Omega se rascaba el puente de la nariz. Se le veía algo frustrado. Zoro se dio un leve cabezazo y sin pensar hizo lo siguiente, se levantó del sofá y agarrando de la camisa al Alfa rompió la distancia entre ellos. Literalmente estampó sus labios contra el otro y Mihwak, de la sorpresa no supo como actuar. Zoro tenía los ojos cerrados con fuerza y al no ver respuesta alguna los abrió muy despacio para quedarse blanco al ver el rostro algo más pálido de lo normal de Mihwak. El Alfa estaba estupefacto, aquello no se lo esperaba. Zoro le había besado, de golpe, sin avisar y él no había respondido. Se sentía un completo imbécil pues al Omega podía sentirle mal el que no lo hiciese.
 
 
 
 
-Zoro...- El Omega le detuvo y vovió a cortar la distancia, haciendo claras sus intenciones Mihwak se preparó mentalmente y al tenerle más cerca colocó sus manos en las caderas del peliverde y esta vez fue él quien inicio el beso, rozando al principio con suavidad los labios suaves de Zoro. 
 
 
 
 
El Omega sonrió en el beso y Mihwak lo devolvió al sofá aunque fue él el primero en sentarse, de forma que Zoro tuvo que pasar ambas piernas por las del Alfa y quedar de rodillas en el sofá mientras Mihwak lo mantenía fuertemente agarrado por sus caderas. Cuando se separaron ambos buscaron aire y Zoro le miró desde arriba con el ceño fruncido, mordiéndose el labio y algo rojo.
 
 
 
 
-¿Tu pregunta era si podíamos besarnos?- El Omega negó con la cabeza y Mihwak lo miró con las cejas algo levantadas, estaba algo sorprendido pero aquel beso había sido algo mágico.
 
 
 
 
-En realidad es algo más serio...
 
 
 
 
-Dímelo, no tengas miedo.- Mihwak levantó un brazo dejando así sus caderas libres y con un movimiento rápido la dejo sobre el moflete del peliverde para dar unas caricias lentas.- Zoro...Estoy contigo...- El Omega tuvo que respirar con algo de fuerza y Mihwak siguió acariciando su cara para pasar a su nuca y hacer que ambas frentes chocasen con sauvidad.
 
 
 
 
-Sal conmigo...- Mihwak cerró los ojos y Zoro apretó su camisa tirando hacia bajo.
 
 
 
 
-¿Lo dices en serio?
 
 
 
 
-Si...Quiero reconocerte como mi pareja.- Mihwak sonrió en silencio y con un breve movimiento de cabeza, asintiendo como respuesta, rodeo las piernas del Omega con un brazo y sacando fuerza de vete a saber donde, se levantó del sofá con el peliverde para dar una vuelta y soltar una grusa y profunda risa.
 
 
 
 
-Por supuesto que seré tu pareja.- Zoro soltó un grito al verse dando una vuelta en el aire y cuando Mihwak lo devolvió al sofá quiso darle un golpe pero se detuvo al ver el brillo en aquellos ojos dorados. Era una mirada intensa, llena de tantas cosas y al mismo tiempo tan sosegada que Zoro solo pudo suspirar con una sonrisa y ver como Mihwak se sentaba, ahora si a su lado izquierdo y no sobre el reposa brazos para cogerle de la mano y entrelazar sus dedos.
 
 
 
 
-Gracias...
 
 
 
 
-No se dan por algo así.- Zoro dejó escapar una pequeña risa y cerró los ojos al mismo tiempo que se hundía algo más en el sofá apoyando su cabeza en el hombro del Alfa.
 
 
 
 
Pasaron varias horas y al ver el reloj y el Omega soltó una buena cantidad de aire por la boca. Mihwak le miró por encima de un libro que estaba leyendo y Zoro dejo también el suyo. Estaban en el sofá, Mihwak sentado y el Omega con la cabeza apoyada en las piernas del otro con el cuerpo tirado en lo que quedaba de sofá.
 
 
 
 
-Debo irme
 
 
 
 
-Es pronto.- Mihwak desvió la mirada del reloj y Zoro hizo una mueca.
 
 
 
 
-Mi padre quiere que vaya a verle. Tiene algo que decirme.- El Alfa frunció el ceño y despues de que Zoro se separse de él cerró el libro y le miró seriamente.
 
 
 
 
-¿Mañana trabajas?- El Omega negó con la cabeza y miró con curiosidad a Mihwak.- Vente a dormir esta noche, si quieres claro.- Zoro asintió sonriendo y se puso de pie por lo que el Alfa le siguió.- Espera, puedo acercarte.- Sonaba más bien como algo impuesto que otra cosa por lo que Zoro optó por dejarse hacer.
 
 
 
 
En el coche el Omega apoyó la cabeza sobre el cristal y Mihwak le acarició la rodilla.
 
 
 
 
-¿Estás bien?
 
 
 
 
-Solo nervioso...Ver a mi padre es...- Mihwak puso atención en la carretera escuchando las indicaciones del Omega y agarró con fuerza el volante. No le gustaba verle así.- No sé muy bien porque quiere verme y eso me asusta.- Claro que lo sabía, o al menos, tenía una idea principal lo cual lo hacía mucho peor. No iba a aventurarse diciendo cosas como que quería a Mihwak o algo por el estilo pero tampoco es que fuese un idiota redomado. Sabía que algo había, quería sentir algo por aquel hombre, que, aunque fuese un completo misterio, por una vez, le había mirado como Marco lo hacía con Ace y se había sentido especial...Zoro apretó los puños y decidió que necesitaba zanjar las cosas con su padre. Cuando Mihwak giró el volante, Zoro señalo una casa y el Alfa asintió.
 
 
 
 
-Tú casa no es pequeña precisamente.- Zoro sonrió socarrón.
 
 
 
 
-Corrección, la casa de mis padres
 
 
 
 
-Ajá.- Zoro rodó los ojos y Mihwak aparcó en silencio aunque miró curioso por la ventana al ver a una de las hermanas del Omega en la puerta, era gafas asi que supuso que era Tashigi. Al Omega también le pareció raro.- ¿Bajo del coche?
 
 
 
 
-¿S-si...?- Mihwak frunció el ceño y después de que bajase el Omega le siguió cerrando la puerta con cuidado. Tashigi sonrió y se acercó para abrazar al peliverde y después presentarse formalmente al Alfa quien devolvió el saludo. No supo muy bien que hacer y antes de despedirse, Tashigi estiró el brazo y lo arrastró con fuerza por lo que Zoro se giró asustado a mirar a su hermana.- ¿Qué estás haciendo?- Su hermana sonrió sin decir nada y cuando llegaron a la puerta, atravesando el jardin, la madre apareció con una enorme sonrisa en la cara. 
 
 
 
 
-Hola Mihwak.- El Alfa se inclinó levemente ante la mujer y cuando la otra le dio un corto abrazo poso la mirada en su cachorro que no parecía entender nada.- ¿Mi hijo no piensa saludarme?- El Omega la miró confuso y la mujer soltó una risa, paso por al lado del Alfa y acarició la mejilla del menor. Zoro la abrazo y pregunto bajito cerca de su oreja.- No te preocupes.
 
 
 
 
Mihwak estaba algo incomodo y Zoro le pidió disculpas con la mirada, después de todo él tampoco sabía de que iba la cosa. El Omega estiró el brazo con algo de discrepción y agarró la mano del Alfa para apretarla con fuerza y que Mihwak desviase la mirada hacia él. Con una leve sonrisa, Zoro se sintió más fuerte.
 
 
 
 
-Bueno, solo quería saludar a Mihwak en condiciones.- Zoro soltó una buena cantidad de aire y el Alfa, cerró los ojos aliviado. En verdad se sentía parecido a estar en una encerrona.- Ahora que mis sospechas están resueltas le dejo libre.- El Omega miro con reproche a su madre y la mujer sonrió.- Eso si- Esta vez se dirigió al Alfa y Mihwak la miro atento.- Vente a comer un día, será un placer tenerte en casa con Zoro.- Mihwak asintió y el Omega abrió la boca. No quería tener esa clase de situación, nunca.
 
 
 
 
-Entonces me retiro.- La madre asintió con una sonrisa y Mihwak se giró hacia el Omega.- ¿Vendrás luego?- Zoro le dijo que si con la cabeza y Mihwak le ecarició la nuca despidiendose y marhcando hacia su coche. Cuando desapareció Zoro se giró hacia las dos mujeres con los brazos cruzados y algo molesto.
 
 
 
 
-Esto no se hace
 
 
 
 
-Cuando mamá vio el coche dijo que quería saludar.- Zoro gruño por lo bajo y Tashigi se enocogió de hombros.
 
 
 
 
-En fin...- Entró en casa y tras calzarse miró a su madre curioso.- Mamá...¿Tú sabes algo?- La mujer suspiro cerrando los ojos y Zoro bajo la vista.
 
 
 
 
-Tan solo me dijo que quería hablar contigo
 
 
 
 
-¿Es sobre eso...?- La madre negó con la cabeza y el Omega sintió como un peso desaparecía de su cuerpo.
 
 
 
 
-Parece que la idea se le está olvidando, por el momento...- Zoro miró el reloj y se marchó al despacho de su padre. Al llegar y ver que esaba cerrado, golpeo suavmente la puerta con los nudillos y trago saliva al recibir una seca respuesta. Abrió y asomó la cabeza con lentitud. Su padre se encontraba sentado detrás del escritorio, rodeado de papeles y carpetas.
 
 
 
 
-Padre...- El hombre le miró y sañaló la silla con la cabeza por lo que el Omega tomó asiento. Zoro jugueteó con sus manos esperando a que el otro inciase la conversación y el Alfa se colocó unas gafas.
 
 
 
 
-¿Qué tienes pensado hacer con tú futuro?- Al Omega le sorprendió la pregunta, abrió la boca y la cerró al segundo ¿acaso no era obvio? Su padre le volvió a preguntar con la mirada y Zoro se sintió pequeño.
 
 
 
 
-Ejercer abogacía.- El Alfa soltó unos papeles y cogió aire. Zoro ya parecía entender de que iba todo eso por lo que resopló molesto y su padre le miró con fuerza.
 
 
 
 
-A mi no me resoples.- El Omega no tenía ganas de aquello, se levantó de la silla y su padre hizó lo mismo para detenerle.
 
 
 
 
-¿Qué? ¿Los Omegas no podemos resoplar? Estoy haciendo la carrera de Derecho, me quedan dos años y en los últimos examenes fui de las mejores notas ¿No puedo dedicarme a lo que me gusta? ¿No puedo ni respirar sin que estés tú juzgandome?- Zoro se sorprendió de si mismo por todo lo que había dicho en un tono algo áspero en su voz. El padre le miraba desde arriba, Zoro no supo descifrar aquella mirada y cuando abrió la puerta se detuvo ante la voz del otro. El Omega gruño, apretó los puños con fuerza y por un segundo dedicó una mirada de odio a su padre. Lo había hecho, con su propio hijo había recurrido a la Voz de Alfa para que le obedeciese. Zoro sintió nauseas con eso.
 
 
 
 
-Mi pregunta no es sobre estudios. Eres un Omega.- Zoro tembló de rabia y su padre se acercó con pasos cortos.- Si sirves para algo todos sabemos para lo que es.- Su padre alejó la cabeza notando algo en su hijo y frunció el ceño.-¿Has estado con alguien?- A Zoro se le fue la mandíbula al suelo.
 
 
 
 
-Mi vida privada no es asunto tuyo.- Quería irse
 
 
 
 
-Quieto ahí. Soy tu padre y responderás a mi pregunta.
 
 
 
 
-¿Por qué no puedes dejarme en paz...?- Zoro lo preguntó más al aire que directamente a su padre. El Omega levantó la cabeza y le miró suplicante.- ¿Qué te he hecho para que siempre sea igual? Si Padre, soy un Omega, no nací Alfa como mis hermanas ni como a ti te hubiese gustado ¿y? ¿Soy menos hiju tuyo o algo? ¿los 16 años antes de una maldita letra no significan nada? Para mi lo hacen.- El Padre se quedo en silencio y Zoro aprovecho el momento para salir del despacho y buscar a su hermana o a su madre. Necesitaba un abrazo.
Notas finales:

Ace, Marco y Otama, que familia más monaaaa

Ya se va asentando la relación y de aqui en adelante obstaculos que habra que saltar. Sorpresita también para el siguiente capitulo que ya tiene las ideas bien estructuradas jajaja

 

Bueno, en nada volveré por aqui. Pasen una buena semana y disfruten :D


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