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Entre las cuerdas de tu violín por kiba25

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Notas del capitulo:

Holaa chicos! ¿Cómo les va? ¿Han entrado bien al instituto y esas cosas? Yo empiezo la Universidad dentro de poco y ando subiéndome por las paredes jajaj

Bueno, vamos al grano, más bien al capítulo. Dentro de poco llegaremos a las mil lecturas y jo, que guay, muchisimas gracias.

 

Asi que nada, os dejo aquí el capítulo y espero que lo disfruten :D

Zoro desapareció de la faz de la tierra durante cuatro días, cuatro largos días en los que Perona y Tashigi se tiraban de los pelos cuando se iba a la facultad y debían esperar para que volviese para ver que tal le habían ido los examenes. Shanks se pasó de vez en cuando a petición del pelinegro quien estaba ocupado con asuntos personales y el pelirrojo observaba todo despreocupadamente. El último día Zoro salió de la facultad a pasos rápidos, llevaba una sonrisa enorme pintada en la cara y bajo las escaleras a trote mientras sus pendientes chocaban entre ellos, se despidió de unos conocidos y cuando salió fuera del edificio se mascó los labios nervioso buscando con la mirada. Tardo varios segundos en escontrar a Mihwak, francamente no era dificil dar con aquel hombre pero era como si fuese disfrazado de persona normal, sin camisas color vino ni zapatos brillantes. Llevaba unas gafas de sol y el Omega rió internamente, estaba claro que el coche era de Shanks, Zoro agradeció que no apareciese por la facultad con el Lamborghini, sería incomodo de explicar.
 
 
 
 Estiró el brazo para llamar su atención y corrió hacía él. Mihwak se separó del coche con una expresión tranquila en la cara y esperó al Omega quien se detuvo unos metros antes de llegar a él sin saber muy bien como actuar por lo que Mihwak cortó la distancia y le acarició levemente la nuca, enredando sus dedos en el pelo del menor. Zoro cerró los ojos y se dejó hacer, aquello lo calmaba. Sabía que había gente mirando pero no le importó, Mihwak fue acariciarle la mejilla y él corto la distancia, ahuecando la cara en aquella mano pálida y suave.
 
 
 
-¿Cómo ha ido?
 
 
 
-Perfecto.- Mihwak sonrió y Zoro le miro mojándose los labios.
 
 
 
-¿Entonces...lo haremos...?- El Alfa asintió con la cabeza y Zoro se separó sonriendo con alegria mientras cerraba los puños y levantaba los brazos al aire bajo la sútil mirada del Alfa que empezaba a rodear el coche.
 
 
 
-Vamos, Perona te está esperando
 
 
 
-Cierto.- Durante el camino Zoro no paraba quieto, de alguna manera había logrado que Mihwak accediese a una especie de trato, si los examenes le salían bien, se dejaría retar en Kendo. El Omega estaba emocionado, consiguió que Kuina hablase sobre esa faceta del Alfa y el peliverde no podía dejar de pensar en ello. El viaje se hizó corto y cuando Zoro bajo del coche salió corriendo mientras Mihwak lo seguía algo más despacio, el Omega subió de dos en dos y nada más llegar a su puerta, la abrió y gritando el nombre de la pelirrosa se lanzó sobre ella para abrazarla, levantarla un poco del suelo y girar en el aire.
 
 
 
-¿¡Qué demonios!?- Ambos soltaron una risa cuando Zoro la dejó en el suelo y Perona le miró con una sonrisa después de morderse el labio asintiendo con la cabeza. No hacia falta preguntar.- ¡Ven aqui, animal!- Se volvieron a dar un abrazo y Mihwak se apoyó en el lumbrar de la puerta sin decir nada, estaba feliz viendo al peliverde con aquella sonrisa en la cara mientras relataba como le habían ido los examenes.
 
 
 
-¿Pudiste hablar con Nami?
 
 
 
-Si, dijo que se pasaría hoy por la tarde.- Zoro sonrió abiertamente y Perona señalo con la cabeza al pelinegro por lo que se fue a su cuarto y los dejo solos. El Alfa se había descalzado y entrado en la casa, el Omega sonrió y se rascó el punte de la nariz.
 
 
 
-Gracias por ir a buscarme
 
 
 
-No hace falta que las des.- Zoro seguía sin saber muy bien como actuar delante de Mihwak, la otra noche cuando entró en el sofá se sintió majestuoso, no era tonto, se dió cuenta de que el Alfa no estaba del todo dormido ya que cuando se metió le pegó a él rodeandole la cintura con el brazo. Al recordarlo sintió algo removerse en su cuerpo y sonrió nervioso.
 
 
 
-¿Quieres...? Podemos ir a comer un día de estos...
 
 
 
-¿Te parece después del duelo?- Zoro levantó la cabeza con un brillo especial en los ojos y Mihwak imitó su gesto. El Omega llevó las manos a su cintura y ahora sonrió con soberbia.
 
 
 
-Voy a derrotarte.- Mihwak le miró intensamente y el Omega intentó manterse recto, aquella mirada hablaba de más cosas que Zoro no llegaba a entender pero su cuerpo si lo hizo. Mihwak sonrió al darse cuenta y dio un paso largo, cerrando la distancia entre ambos, se agachó un poco, rozando el lóbulo del peliverde que se quedó estático de la sorpresa y respiró hondo.
 
 
 
-No juegues con fuego...Podrías quemarte.- Zoro tragó saliva, lo intentó pero fue imposible, sus ojos se movieron con lentitud para mirar de reojo, Mihwak no se había movido ni un centímetro y seguía pegado a su oreja por lo que al tenerlo tan cerca el Omega sintió su cara ardiente y su cuerpo endeble. El Alfa recibió esa respuesta con gusto y se alejó despacio para clavar su mirada en la del peliverde y mirarle misteriosamente para terminar sonriendo y acariciarle la cabeza como hizó una vez.- Nos vemos en unos días...- Se marcho cerrando la puerta y Zoro soltó todo el aire de golpe peleando por coger un poco más y cerrar los ojos. Aquello había sido demasiado...No sabía describirlo.
 
 
 
Perona preparó comida en cantidades desmesuradas, él Omega tenía hambre y aquello significaba festín. Pasado un rato alguien timbró la puerta y fue Zoro quien fue abrir. Nada más hacerlo sintió unos brazos rodearle el cuello y un cuerpo pegarse al suyo, no había duda alguna, al fijarse en aquel cabello naranja y alargado apretó ese cuerpo levántandolo del suelo para hacer girar a la chica.
 
 
 
-¡Zoro!- El Omega sonrió ampliamente y bajo a la chica para dar una corta mirada al rubio gruñon que aún estaba detrás de la puerta con las manos en los bolsillos. Nami rodó los ojos y entró en la casa.- Es un celoso estúpido.- Sanji hizó un mohín y saludo al peliverde. Perona corrió para abrazar al rubio y ahora era Nami la que miraba hacia otro lado mostrando los dientes.
 
 
 
-Menudo par...
 
 
 
Kuina y Tashigi también estaban por lo que se quedaron con Sanji y Perona mientras Zoro seguía cerca de la puerta hablando con la otra chica. Aún faltaba gente por venir. Nami le sonrió juguetonamente y Zoro rodo los ojos.
 
 
 
-¿Te lo ha contado mi madre, verdad?- Nami asintió efusivamente y el Omega suspiró bajando los hombros.- ¿Bellmere-san también lo sabe?- Zoro gruño cuando la otra hizo el mismo gesto y se llevo las manos a la cintura mirando al techo.- Vaya tela...
 
 
 
-Si bueno, no hace falta contarlo, se te nota en la cara.- Zoro se sonrojó al escuchar a Kuina y Nami soltó una carcajada mientras se marchaba para sentarse al lado de Sanji y la puerta volvió a sonar por lo que el Omega abrió y saludo a Ace quien parecía agotado.
 
 
 
-¿Viniste corriendo?
 
 
 
-Algo así.- Le quito importancia con la mano y pasó por el lado del Omega para descalzarse y saludar a Kuina no sin antes felicitar al chico por los examanes.- Marco hubiese venido pero se ha quedado cuidando de Otama, tiene fiebre.- Zoro puso un puchero, quería ver a esa mocosa. La historia de aquellos tres era realmente curiosa, poco depués de que empezasen a salir dieron con Otama en la calle, estaba sola y Marco decidió acogerla...Tenía tan solo dos años y desde entonces se volvieron lo que se podría decir una familia.
 
 
 
Todos se sentaron en la mesa para pasar una buena tarde y después de que se marchasen Zoro estiró su cuello y bostezó. Estaba realmente cansado y estaba seguro de que si mañana no tuviese que ir a trabajar por la mañana dormiría hasta medio día. Ayudo a recoger a la pelirrosa y hablaron un poco.
 
 
 
-No sabía yo que Mihwak hiciese eso que haces tú con la espada.- El Omega se rió por la forma de hablar de la chica y después se dejó caer en el sofá.
 
 
 
-Ya, es genial que haya aceptado el duelo. Kuina me dijo que era increíble...
 
 
 
-¿Y cómo es que nunca te dijo nada?
 
 
 
-Eso quiero saber yo.- Perona se empezó a reir al ver como el otro hacía un mohín y apartaba la cabeza indignado.
 
 
 
-Bueno ¿Cuándo es el duelo?
 
 
 
-En tres días
 
 
 
-LLevas un rato sin entrenar
 
 
 
-Mañana por la tarde he quedado con Kuina.- Perona asintió con la cabeza y sonrió dulcemente. Se fueron a dormir poco después.
 
 
 
Los días pasaron volando para el Omega, se despertó segundos antes de que la alarme sonase y como un cohete salió de la cama, atravesó el pasillo y fue al cuarto de la pelirrosa, asomó la cabeza y al verla dormida abrazada a un peluche más grande que ella sonrió con maldad y se lanzó sobre ella.
 
 
 
-¡Perona!
 
 
 
-¡WUAAAAH!- La  Alfa abrió los ojos del susto, miró a todos lados y gruñendo estampo una almohada en la cara del Omega que rodaba en la cama sujetándose el estómago de la risa.- ¿¡Se puede saber cuántos años tienes?!
 
 
 
-21- Perona le fulminó con la mirada y Zoro sonrió jugueton con una mirada dulce en la cara por lo que la chica no tuvo otra que negar con la cabeza y volver a pegarle con la almohada.
 
 
 
-Eres imbécil.- Zoro se levantó riendose y se ofreció para hacer el desayuno mientras la chica se daba una corta ducha. Poco después Zoro dejó dos tazas sobre la mesa y unas galletas.
 
 
 
-¿Vendrás?
 
 
 
-Supongo que no me queda otra ¿verdad?- Zoro negó con la cabeza y Perona suspiró, después de desayunar Zoro fue al que le tocó ducharse y la puerta sonó por lo que la pelirrosa fue para abrirla dando con Shanks quien sonreía como siempre.
 
 
 
-¿Estáis listos?- Perona parecía no entender y el pelirrojo bostezó aburrido.- Que os llevo al Dojo, Zoro en moto es un peligro.- La chica soltó una risa y el Omega se asomó sumamente indignado, todo el mundo decía lo mismo pero nadie se había montado nunca con él como para comprobar si dicha información era falsa o no.
 
 
 
Bajaron los tres juntos y Zoro se colocó al lado de Shanks para casi interrogarle sobre la habilidad de Mihwak por lo que Shanks se empezó a reir.
 
 
-Mihi es bueno...Más que bueno, la verdad...
 
 
 
-¿Y por qué nunca oí grandes cosas de él?
 
 
 
-Tuvo que elegir entre la espada o el violín y su familia tiraba más para lo segundo, a él ambas cosas les daba importancia y le aportaban diferentes cosas en su vida...Acabó decantándose por el violin pero sigue entrenando en su casa y alguna que otra vez ha demostrado que podría tener el título mundial si quisese...- A Zoro se le desencajó la mandibula y tras cerrar la boca se rascó la nariz. Shanks le dio una fuerte palmada en la espalda y le alentó con una buena carcajada.- Pero está viejo, no te preocupes .- Perona le miró fatal, cierto era que Mihwak tenía ya 43 años, pero vamos, ojala llegar así a esa edad pensó ella. Por otro lado, el Omega estaba más emocionado aún y no podía ocultarlo.
 
 
 
Cuando llegaron el primero en bajar del coche fue el Omega, salió corriendo cuando vio a su hermana en la puerta esperando y saludo levantando el brazo por lo que Kuina sonrió y se acercó.
 
 
 
-¿Estás listo?- Zoro hizo un par de muecas mirando al cielo mientras trotaba un poco y asintió cerrando los ojos.- Vamos, burro.- El Omega sonrió con un brillo en el ojo y juntos fueron al vestuario para cambiarse. Tashigi asomó la cabeza y saludo con la mano efusivamente al Omega quien imitó el gesto.
 
 
 
-Smoker también ha venido.- Kuina soltó una fuerte carcajada y Zoro puso una desgradable, no es que se llevase mal con el Alfa, era un buen hombre, pero en muchas ocasiones le recordaba a su padre y le ponía un poco nervioso. Tashigi le levantó una ceja y el chico supiro.
 
 
 
-Prometo ser bueno
 
 
 
-Kuina, tú también
 
 
 
-Si, si...No vaya a ser que el señor recto me detenga.- Tashigi infló los mofletes y los otros dos hermanos rieron compinchados. - Venga, burro, que ya te toca salir.- El Omega salió del vestuario con la espada entre sus manos, estaba nervioso, no lo tomaba tan en serio como Kuina pero tenía sus ambiciones, quería superarla y demostrar a su padre que era igual de digno que cualquiera para hacer lo que fuese, ser el mejor con la espada o llever una empresa. Tenía dos pilares enormes que protegían su espalda y aunque solo fuese un pequeño duelo, casi más bien un entrenamiento iba a salir a por todas y a ganarlo. Recorrió el lugar y vio a su madre saludar con los dos brazos al aire y levantó la mano para devolver el saludo. 
 
 
 
-No me creo que vengas de entrenar ahora mismo.- Mihwak miró al pelirrojo y se encogió de hombros. 
 
 
 
-Para Zoro es serio, me lo tengo que tomar en serio
 
 
 
-Sabes que tu cuerpo ya no era el de antes ¿verdad?
 
 
 
-Que me trates como un abuelo me ofende, tenemos la misma edad.- Shank rodó los ojos y Mihwak parpadeo seriamente.
 
 
 
-No te estoy llamando viejo, lo sabes.- El pelinegro empezó a cambiarse y Shanks se acercó para darle una palmada en el hombro.- Pero chico, creo que está vez te has exigido demasiado
 
 
 
-Han sido tres días de entrenamiento duro nada más
 
 
 
-Mihwak has venido corriendo hasta aquí.- El Alfa no supó que contestar a eso y sonrió levemente.
 
 
 
-Me cuidaré más, para compensar. Ahora fuera, quiero concentrarme.- El pelirrojo salió de allí y se sentó al lado de Perona que andaba comiendo algo con Tashigi al lado y un hombre de pelo blanco a quien alguna vez habría visto en televisión pero no caía en la cuenta. Kuina no estaba sentada, se encontraba de pie en una esquina con los brazos cruzados claramente concentrada y algo nerviosa.
 
 
 
Zoro y Mihwak se encontraron en el centro de la sala, el silencio se hizo presente cuando ambos se miraron y el Alfa se sintió orgullo de la mirada que tenía el chico, aquella determinación le gustaba y le respondería con la misma moneda. Fortaleció el agarre en su Katana y cuando dieron la señal ambas chocaron con aquel característico sonido y tras varios segundos se separon. El Omega fue quien inició el ataque ahora y Kuina cerró los puños cuando Mihwak lo detuvo sin problema alguno. Zoro gruño y apretó los dientes para volver a intentarlo, fue detenido otra vez y tuvo que reaccionar cuando el Alfa atacó. Lo detuvo y Kuina suspiro aliviada. Shanks observaba con la cabeza apoyada en su mano y sonrió al ver los movimientos del pelinegro, se lo estaba tomando en serio de verdad y eso le alegraba. Tras varios choques más se alejaron y se mantuvieron en silencio.
 
 
 
Zoro estaba exhausto y al mismo tiempo no quería que acabase nunca, Mihwak era impresionante, incluso mejor que Kuina y eso era mucho decir. Pestañeo rapidamente y esquivó con maestría un ataque, giró sobre sus pies y preparó una estocada para terminar pero el Alfa se adelantó y golpeando su cuerpo con la Katana lo tiró al suelo. El público aplaudió y Kuina sonrió orgullosa, Zoro había perdido pero su hermano siempre daba las mejores batallas. 
 
 
 
Mihwak se agacho para quitarse el casco y ayudar al Omega a levantarse, lucho por recuperar el aire y al ver a Zoro gruñir en voz alta pensando en sus fallos lo miró con sumo cariño. Ese chico definitivamente era especial. El Omega se giró hacia el y le tendió en la mano, Mihwak imitó su gesto y un segundo después estiró el otro brazo para encerrarle en un abrazo. Zoro cerró los ojos y notó como el otro apoyaba la cabeza sobre él por lo que sonriendo giró un poco la suya y absorbió con fuerza por la nariz, Mihwak, incluso sudado olía genial.
 
 
 
-Ha sido increible
 
 
 
-Si.- Zoro se apartó y le miró algo más serio.- Kuina siempre ha sido mi meta, pero no creas que me voy a olvidar de ti.- Le señaló con el dedo y el Alfa abrió con fuerza los ojos sorprendido.- No pierdas la forma, vendré a por mi rebancha.- Kuina apareció soltando una fuerte carcajada y Mihwak la miró con curiosidad.
 
 
 
-Has ido a ganar al grano del culo más grande del mundo, no vas a poder quitártelo de encima.- Zoro se ofendió, él no era ningun grano en el culo pero por alguna razón Mihwak ignoró eso por completo quedándose solo con la última parte ya que había sonado demasiado bien y solo podía sonreir sin que nadie se diese cuenta.
 
 
 
Cuando acabaron Zoro se duchó y buscó a su madre con la mirada para sonreir e ir hacia ella. Mihwak estaba a su lado y el Omega se avergonzó un poco, depsués de todo su madre sabía que Mihwak era su pareja destinada...La mujer le envolvió en un abrazo y tras darle un toba en la nariz se llevo las manos a la cintura.
 
 
 
-Me han dicho que te vas a comer con Mihwak y tú y yo lo ibamos a hacer hoy.- Zoro cerró los ojos con fuerza y se tiró de los pelos buscando una solución mientras su madre empezaba a reirse con suavidad.
 
 
 
-Mamá yo...De verdad que...- Mihwak quería decir que no pasaba nada pero la mujer había prohibido su actuación cuando hablaron y en el fondo le parecía divertido.
 
 
 
-No pasa nada, iremos tus hermanas y yo.- Zoro la miro culpable y la mujer sonrió mientras empujaba con suavidad por la espalda a Mihwak.- Además, si dejas a un caballero tan guapo solo me sentiré una mala madre.- El Omega quiso mirar con reproche a su madre pero la mujer se adelantó con un gesto misterioso y a Mihwak le recorrió un escalofrío. Aquella mujer era demasiado lista y no se le pasaba nada. Se acercó a su hijo y después de darle un abrazo y un beso en la mejilla buscando dejar su olor en su cachorro se despidió de ambos y se marchó.
 
 
-Mi madre es el diablo...
 
 
 
-A mi no me lo parece.- Zoro rodó los ojos y Mihwak le acarició la nuca.- ¿Te gustaría ir a comer a algún sitio en especial?- El Omega imitó un gesto pensativo y Mihwak esperó unos segundos.- ¿Qué te parece mi casa? No cocino igual que Shanks pero...- Se detuvo al ver la expreisón sonrojada de Zoro por lo que a él mismo se le subieron los colores un poco, no lo había pensado, estaba invitando al Omega a su casa...Fue a decir algo y el Omega le detuvo con las manos.
 
 
 
-Tu casa me parece genial.- Ambos sonrieron y mientras se marchaban Zoro miró hacia tras para ver a su madre y a sus hermanas quienes le estaban dando animos con el pulgar hacia arriba por lo que bufó rodando los ojos y aceleró el paso para alcanzar al Alfa.
 
 
 
-¿Crees que por fin empezarán algo?- Tashigi miró a su hermana y pensativa se subió las gafas.
 
 
 
-Yo creo que acabarán teniendo sexo.- Las gemelas miraron a su madre y la mujer se encogió de hombros.- ¿Cómo creen que llegaron los tres al mundo? ¿A base esporas?
 
 
 
-¡Mamá!- La mujer soltó una fuerte carcajada al mismo tiempo que movía la mano para taparse la boca y las gemelas se contagiaron mientras Tashigi negaba con la cabeza lentamente.
 
 
 
-Vaya tela...
Notas finales:

Ajajaja termina bien, para que en el siguiente lleguen las sorpresas y esas cosas.

Como bien dije, en nada empiezo la Uni pero bueno, tengo un plan ya de estudios por lo que intentaré actualizar una vez por semana, si no son los lunes como a mi me gustaría podrá ser un día antes o depués según vaya viendo.

 

Bueno, espero que les haya gustada y en nada nos vemos :D


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