Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Intoxicación por Yae

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

-

10.- Será mejor.

 

 

 

Sasuke jamás imaginó que el hecho de ser alfa fuese a convertirse en algún tipo de maldición, desde que era un niño pudo percibir claramente como era relegado en ciertos ámbitos, como los adultos a su alrededor lo observaban con cierto recelo, esperando que cometiera algún error.

Así que se esforzó para no cometerlos, para que ellos ni nadie tuviese motivos para señalarlo con enfado solo por existir.

Su familia era el único entorno seguro que conoció, así que intentó tanto como pudo y como los supresores le permitieron parecer un beta. Todo era más fácil cuando lo consideraban uno, los desconocidos no se contenían para volcar halagos en su persona cuando su naturaleza alfa pasaba desapercibida.

Pero con el paso de los años pudo acudir a esa naturaleza solo cuando lo necesitase, cuando una nota de voz más alta lo requiriese, ligero amedrentamiento demasiado útil para ignorar. Por ello estuvo dispuesto a dejarla libre para que Naruto se arrepintiese de haber abandonado a su hermano de una manera tan cobarde.

Pero no lo halló.

El miedoso y bobalicón rubio desapareció en un instante, a pesar de buscarlo por todas partes no pudo encontrarlo, en tanto Itachi se deshacía en nostalgia por no ver al traidor.

Se sintió impotente al no poder aliviar su angustia, al ser insuficiente para que la bruma de la tristeza dejara de cubrirlo, no, no quería que Naruto volviese por obligación así que cuando su padre exigió su nombre no se entrometió. Prefirió que luego de una discusión entre sus padres decidieran aplicarle aquellos supresores del celo.

Era indudable que la razón de la agonía de Itachi se debía al rechazo y al abandono, un omega rechazado durante el calor por una pareja sentimental desembocaba en depresión, porque a pesar de la ausencia de un vínculo por mordida el rechazo era demasiado peligroso en todos los ámbitos. Así que esperó que aquellos medicamentos fueran suficientes y eso pareció.

Su hermano fue recuperándose lentamente, en medio de episodios donde se encerraba en su habitación sin probar bocado y sin el menor ánimo de ver a nadie fue recuperándose, así que no se preocupó por más.

Pero fue nuevamente Itachi quien tentando su suerte se dispuso a salir, Sasuke estuvo seguro de que iría a buscar a esa detestable persona por lo que lo impidió, casi como perro guardián se mantuvo al lado de la entrada de su casa para que su hermano no se escapara como un niño que quiere ir a jugar.

Fue lamentable que Itachi lograse burlarlo cuando tuvo que ir a clases.

Porque luego de aquel día la historia se repitió, otra vez el aura de grima lo rodeó y las cenas familiares dejaron de serlo, esta vez su desesperación estuvo a punto de llevarlo a contar todo lo que sabía, decirle a su padre con lujo de detalle todo lo que conocía sobre Naruto porque indudablemente aquel rubio oxigenado se estaba escondiendo como una rata.

La discusión de sus padres volvió a evitarlo, su madre estaba llorando así que se asomó para tratar de escucharlos.

—Si ponemos una denuncia es probable que podamos encontrarlo —su padre dijo tratando de tranquilizarla —pero no quiero que ese mocoso vuelva a rondarlo, quien quiera que haya sido.

—Pero no podemos seguir medicándolo así… —ella hipó conteniendo sus sollozos —tú mismo lo dijiste, esos supresores aún no han sido probados del todo y…

Sasuke se mordió el labio inferior, desconocía el tipo de inhibidores que su padre le aplicaba a Itachi.

—¿Y entonces?

—Ya lo sabes, si forma un vínculo con alguien más así sea de forma superficial su omega se resignará.

No.

No aceptaría algo tan estúpido solo para sacar a Itachi de ese lamentable estado depresivo, ignorando todo lo que su entorno estaba sufriendo por su romance fallido, pasos rápidos lo llevaron a la habitación de su hermano, hallándolo como lo dejó hace unas horas, acurrucado entre sus sábanas observando ese espantoso gato de peluche que reposaba sobre el buró como si fuese algún tipo de consuelo.

—Si no te levantas ahora mismo, voy a decirle a padre todo lo que sé del estúpido de Naruto.

Amenazó esperando que esta vez fuese suficiente para Itachi hiciera un esfuerzo para dejar esa exasperante condición. Su hermano pareció oírlo, porque con molesta parsimonia fue incorporándose sobre la cama, dejando que sus enredados cabellos cubrieran parte de su rostro.

—Te pido que no le digas nada.

Habló ronco, sus ojos cansados lo enfocaron lo relativa facilidad, aunque la respuesta solo irritó a Sasuke.

—¡¿Te has vuelto loco?! —estuvo a punto de gritar más alto, a punto de zarandearlo pero no lo hizo, temió lastimarlo.

—Voy a aceptar la propuesta de padre.

Entonces ya habían hablado de aquello, Itachi estaba dispuesto a enlazarse con un alfa desconocido solo para mantener a aquel dobe alejado de cualquier responsabilidad.

—¡Debes estar bromeando, prefiero verte como un estúpido sentimental en lugar de atado a un extraño! —Esta vez gritó, tan alto que probablemente sus padres no tardarían en aparecer —¿es que padre piensa aprovechar esto para conseguir el dinero?

Soltó sin pensar, bien sabía cuál era la solución más efectiva de su padre para salvar los laboratorios, porque a pesar de haber encontrado un inversionista en América este aún se mostraba reticente. “Tiene un hijo alfa al que quiere casar, me pidió que lo ayudara a conseguir una omega interesada” le había dicho hace un par de semanas, aquel risible pedido se debía a que en Japón era más fácil hallar un omega a diferencia que en cualquier parte del mundo.

Ni siquiera se le cruzó por la cabeza pensar en Itachi, no obstante ahora que lo meditaba mejor era su padre quien debió considerarlo, si era cuestión de dinero quizá… quizá podría casarse él en cambio, Sasuke aún era menor de edad, pero un par de permisos serían suficientes para lograrlo. Solo le restaría encontrar a la candidata podrida en dinero que lo aceptara.

Neji o Hinata fueron los nombres que saltaron a su mente, ambos contaban con el dinero de su familia, el mayor problema sería convencer a sus padres de dar el dinero que necesitaban.

En tanto continuó sumergido en su cavilación no notó como su hermano bajaba de la cama, a pasos lentos se acercó esbozando una suavísima sonrisa.

—No es solo el dinero Sasuke, ya lo sabes.

Desafortunadamente no solo se trataba de dinero.

 

 

.

 

 

 

Así que tuvo que tragarse su desacuerdo, más cuando su padre y hermano le explicaron que elaborarían un contrato prenupcial para evitar una mordida o hijos al menos durante unos años, hasta que el dinero ya hubiese sido usado y un divorcio fuese la mejor salida.

Sonaba tan sencillo, su hermano estaría a merced de algún maniático quizá, un alfa que podría mandarlo con solo elevar la “voz”.

Si tan solo pudiese usar su naturaleza alfa como su padre cuando eran niños.

 

 

 

Su rabia volvió en el instante que sus ojos lograron divisar a Naruto a centímetros de su hermano, ni siquiera consideró las razones para que aquel rubio estuviese allí, sus piernas se movieron solas, sus puños se contrajeron para golpearlo cuando lo tuvo al alcance, una tremenda satisfacción lo embargó al momento que sus nudillos colisionaron con la cara de aquel bobalicón.

No obstante su regocijo poco le duró, luego de alejarse y oír su estúpida explicación de que aquella era su casa lo demás fue evidente…

 

.

 

 

 

—¡¿Es que ni siquiera conocías su apellido?! —reprochó una vez regresaron a esa casa, a la pequeña estancia que les facilitaron al momento de llegar.

Itachi se mantuvo de pie a un lado de la puerta cerrada—, era Uzumaki o es así como se presentó, ahora me doy cuenta que debió ser el apellido de su madre.

—Se nota que no tuviste tiempo de indagar en nada, para ni siquiera saber que eso del empleo de medio tiempo era una burla, porque está pudriéndose en dinero.

Su hermano no respondió, soltó un suspiro quedito a cambio.

—Supongo que ahora cancelarás todo, en cuanto padre se entere-

—No necesitas decirle nada.

Sasuke frunció el ceño al ser interrumpido, tan sólo considerar el hecho de que Itachi siguiese con todo el plan a pesar de que Naruto fuese el idiota con quien debía casarse lo irritaba.

—Si padre se entera solo complicaría las cosas, si ponemos en nuestra contra a Minato Namikaze con todo su dinero e influencias, se convertiría en un nuevo impedimento para reactivar las investigaciones de los laboratorios.

—¿Entonces? —sus puños volvieron a cosquillear, un solo golpe le fue insuficiente.

—No voy a casarme con él, Sasuke. Pero necesitaré hablar con padre para que podamos aprovechar esto cuando cancelen todo.

—Hablas como si el idiota de Naruto fuese el que va a estar en desacuerdo con esta boda.

—Creo que es evidente que después de esto no querrá casarse conmigo.

Sasuke no estuvo del todo seguro a que se refería, era probable que Naruto cancelase la boda al saber que sería con Itachi, porque si pudo abandonarlo en un momento tan crucial debió ser porque no lo quería en realidad. Era despreciable que aquel breve encuentro fuera suficiente para que su hermano se viese mucho mejor, como si la sola presencia de aquel cobarde fuese lo único que necesitara.

Nunca entendió del todo el vínculo de un alfa y omega, a pesar de ser uno y de todo lo que le enseñaban jamás había experimentado aquel carrusel de sensaciones, capaz de doblegarlo con su gravedad hasta el punto de poder morir de amor.

Un par de toques en la puerta y esta se abrió dejando pasar a su madre, ella lucía hermosa, con el vestido en color esmeralda mostrándola mucho más joven de lo que era.

—Tu padre está esperándote Itachi, el señor Minato preguntó por ti.

Su hermano asintió dando una vaga disculpa para salir, Sasuke resopló nada convencido con el nuevo plan, si nunca estuvo de acuerdo con la idea del matrimonio menos lo estaría con los cambios a último minuto.

—¿Me dirás qué pasó? 

No respondió a la pregunta de su madre, prefirió prestarle atención al mensaje que acababa de llegarle al celular, afiló la mirada cuando supo de quien era.

—Es mejor que Itachi te lo diga, regreso enseguida —se excusó saliendo también, debía encontrar algún teléfono para hacer una llamada a Japón.

 

 

[...]

 

 

La sensación de la antelación de una tragedia lo embargó luego de que lograsen zafarse de Naruto en el jardín, consciente de que la nefasta casualidad lo colocó delante de él después de tanto tiempo.

Y aunque deseó estar a su lado, también sabía que debía deshacerse de aquel improductivo pensamiento, porque dada la situación actual no podía simplemente embargarse en la felicidad y entusiasmo que su lado omega sintió al ver a “su” alfa.

Fue un alivio que nadie lo notase, que pudiese someter a sus sentimientos en aquel momento por más que desease compartirle la alegría que lo rodeó. Sin embargo era innegable que el breve instante renovó ánimos, la nube pesada sobre sus hombros se evaporó.

Pese a todo aquello ya no importaba, ahora debían cambiar sus planes porque estaba seguro de que Naruto no se casaría con alguien que le ocasionó tal rechazo.

Una ligera punzada en la cerviz le hizo detenerse antes de llegar al despacho donde Minato los recibiese.

—Entra, Namikaze no está aquí.

La orden de su padre le hizo respingar, Fugaku apareció tras suyo indicándole que abriese la puerta, Itachi lo hizo apresurando sus acciones.

—Me gustaría que me explicaras cuanto antes porque razón tu hermano golpeó a quien se supone es tu prometido, casi todos en esta fiestecita se enteraron.

Itachi se mordió el labio inferior antes de contestar—, fue un mal entendido, Sasuke lo oyó cuando me decía que yo no era lo que buscaba, que estaba muy por debajo de sus estándares.

Mintió sin más opción, debía conseguir que su padre aceptara su nueva idea para que todo aquel viaje no fuese una pérdida de tiempo.

—¿Estas insinuando que ese mocoso te rechazó? —su molestia fue evidente, cerró la puerta tras de sí antes de acercarse para confirmar que estaba diciendo la verdad.

—Si —asintió— pero si él cancela la boda aún podríamos conseguir dinero de Namikaze, es decir, vinimos desde Japón y cumplimos con todos sus pedidos. Es justo que nos compense por este desaire.

Fugaku no pareció muy convencido, llevó su diestra hacia su mentón en amago de cavilación.

—Si fuese así de sencillo no tendrías que casarte, podríamos incluso buscar otro candidato.

Itachi se mordió la lengua nada satisfecho por el último comentario, si conseguían aunque sea una tercera parte del dinero acordado quizá podría zafarse de aquel compromiso, porque debía admitir que anímicamente ya se sentía algo mejor.

—Te ves demasiado bien. ¿Tomaste tus supresores? Sabes que no debes abusar de ellos por ahora, tu organismo necesita mantenerse limpio.

—Estoy bien.

—¿Itachi, estás seguro de que ese muchacho cancelará la boda?

Volvió a asentir—, esa era su intención, de todos modos me gustaría hablar con él. Lo ideal sería que se negara al compromiso delante de todos, durante la cena.

Su padre estuvo de acuerdo, así que suspiró quedito.

Era un alivio.

Su conversación se detuvo cuando el pomo de una de las puertas giró con gritos y reclamos de acompañamiento.

—Guarda silencio —Minato zanjó al verlos, Naruto que iba atrás de él tragó pesado presionando los labios con fuerza—. Siento haberles hecho esperar y el penoso incidente en los jardines, Naruto se puso nervioso.

—No se preocupe Minato, Itachi ya me explicó lo que sucedió.

—Oh, es un alivio.

—No estaba nervioso’ttebayo —murmuró como niño pequeño.

—También lamento el incidente, mi hermano está dispuesto a pedir disculpas en cualquier momento.

—No, no será necesario. Ustedes son nuestros invitados y Naruto ya me dijo que fue un malentendido, es una lástima que tuvieran que conocerse de esa manera —el tono de voz de Minato era extrañamente conciliador, como si quisiera que olvidaran aquel encontronazo—. Dejen que los presente como es debido ahora. Naruto, él es Uchiha Fugaku, su hijo mayor es Uchiha Itachi, con quien te comprometerás en unas horas.

La simplona presentación solamente acrecentó la tensión entre los presentes.

—Con que tú eres Naruto. Tu padre habla bastante bien de ti —con el ceño fruncido Fugaku extendió su diestra en señal de saludo, haciendo evidente que no haría ni las más mínima reverencia.

—Minato siempre habla de más —Naruto masculló correspondiendo el gesto antes de enfocarse en Itachi.

Quien tragó pesado al saberse observado por todos.

—Quiero hablar con él a solas dattebayo.

Minato sonrió ante el pedido—, supongo que quieres conocerlo mejor lejos de miradas inoportunas. Por mí no hay problema, ¿Fugaku?

El padre de Itachi asintió no muy seguro.

—Aquí estarán más cómodos —el único satisfecho con la reunión los guio a otra de las puertas dentro del lugar, dejando ver una hermosa estancia, con los mullidos sillones dispuestos al centro, los enormes ventanales fueron lo primero en llamar la atención de Itachi, una vista preciosa se apreciaba a través de ellos.

—En tanto ustedes conversan me gustaría que me acompañases a la sala de juntas, Fugaku. Tengo las copias de los documentos listas, solo resta revisarlas —Minato no soltó la perilla hasta que ambos muchachos ingresaron al lugar—, cuando deseen pueden bajar, todos los invitados están esperando.

Una sonrisa poco confiable se le escapó al momento justo de cerrar.

 

 

Itachi se sintió algo incómodo cuando estuvieron solos, así que optó por acercarse a la única claraboya abierta para que el fresco aire que entraba lo relajara, lo último que necesitaba era ceder al impulso que le susurraba sobre el hombro que abrazara a Naruto para no soltarlo más.

—Minato me dijo que… estabas aquí para un matrimonio arreglado. ¿Es cierto? —preguntó con cierta amargura, Naruto no tardó en acercarse—, yo quería hablar contigo… quería volver a verte.

La declaración le pareció irónica, tanto que estuvo a punto de sonreír con sarcasmo pero no lo hizo. Durante meses ansió poder preguntarle:

¿Porque te fuiste?

Porque lo dejó en el momento que más lo necesitaba.

Ahora que la posibilidad estaba en frente le pareció que aquello no debería importarle, porque si Naruto hubiese en verdad querido volver a verlo no estaría aceptando un matrimonio arreglado con quien se supone era un desconocido.

—Itachi, yo sé que debes estar enojado que… —hizo una pausa forzosa cuando sus palmas sueltas se convirtieron en puños—, puedes gritarme por ser un cobarde pero te juro que yo no quería dejarte así dattebayo.

Si, aquel pudo ser el momento perfecto para reclamar una justificación que lo dejara satisfecho, pero cualquier excusa le pareció insignificante ante el doloroso rechazo que tuvo que afrontar.

—Naruto sé que no quieres esta boda, si tú la cancelas delante de todos-

—¡¿Es que no estas escuchándome?! —Le interrumpió algo más desesperado —estaba asustado ese día yo… aunque suene patético nunca había estado con un omega durante un celo y solo me asusté.

Aquella confesión forzó a Itachi a prestarle atención, los ojos azules estaban demasiado brillantes como para ignorarlos.

—Tú… tú me dijiste alfa y la recordé cuando ella…

Entonces Naruto comenzó a balbucear palabras inconexas, de verlo fijamente se paseó por el lugar como algún animal enjaulado, los nervios y ansiedad fueron casi palpables—ella también las dijo… todo el aire estaba tan dulce que vomité pero no le importó.

Trató de darle sentido a las palabras de Naruto pero le fue imposible, era como si estuviese contándole algún funesto recuerdo, quizá si lograba explicarle podría entender a qué se refería.

—¿Naruto, de quien estás hablando?

—Yo no quería dejarte, pero estabas allí y yo…

Sin muchas opciones Itachi lo detuvo, lo sujetó del brazo para que dejara de moverse, los titilantes ojos azules lo enfocaron de nuevo suplicando sin palabras, como si no supiese que decir.

—Lo siento, Itachi… sé que ya no podemos estar juntos pero sólo quiero que me perdones. Yo te quiero.

Confesó directo, tomándolo por sorpresa cuando lo rodeó nuevamente con sus  brazos, más que cobijándolo, buscando un consuelo al parecer.

—Nunca quise dejarte ir.

Farfulló a su oído, tratando de hundir su nariz en el hueco de cuello, aspirando ruidoso e Itachi no supo que hacer, debía apartarlo era evidente, pero el conflicto entre sus emociones le dificultaban a su sentido común actuar.

—Sin embargo, nunca nos hubiésemos visto de nuevo de no ser porque yo vine hasta aquí.

Habló tan neutral como pudo sintiendo a la perfección el sobresalto en Naruto, como luego de tragar pesado lo soltaba con un diminuto temblor.

—Después de todo supongo que tienes mucho para reclamar, pero… ¿Ibas a casarte con un desconocido? —volvió a preguntar esta vez en un tono más apagado, sin mirarlo fijamente.

—Si —Itachi asintió llevando sin querer su brazo derecho para rodear su propio estómago, tratando de contener con ello el ligero calor que allí iba emergiendo.

Naruto soltó una risotada nerviosa, de nuevo se paseó por la estancia inquieto, frunciendo el ceño a momentos para esbozar una sonrisa amarga después.

—¿Puedo preguntar, por qué? 

—No es un asunto que ahora te competa, en cambio supongo que ambos estamos de acuerdo en cancelar este compromiso.

—¡¿Eso es lo que quieres?!

Bramó perdiendo la poca calma que al parecer le quedaba, Naruto volteó a verlo sin ocultar su enfado y dolor impreso en su azur mirada. Itachi pudo retractarse pero si Naruto no era claro no pediría una explicación que al parecer no deseaban darle, estaba dispuesto a escucharlo siempre y cuando dejara su perorata inconclusa para después.

—¡Bien! Cancelemos esto, porque aunque seas todo lo que quiero nunca te forzaría a nada’ttebayo.

Con aquella aclaración Naruto lo pasó de largo para salir del lugar dando un sonoro portazo, Itachi inspiró hondo una vez en soledad, las últimas palabras le provocaron un ligero mareo porque en ellas no pudo hallar ni el más mínimo rastro de mentira.

Naruto jamás había tomado ventaja de ninguna situación, siempre procurando sus deseos por encima de todo y eso le hizo sentir miserable.

Quizá necesitaba nuevamente que Itachi diera los primeros pasos, para que Naruto al fin pudiese desenredar ese revoltijo que aparentemente tenía en la cabeza.

Se mordió el labio inferior presionando con más fuerza su vientre bajo, los malestares volvieron a provocarle migraña.

 

 

[...]

 

 

 

Una vez fuera de su casa Naruto fue directamente a los jardines, revolviendo sus cabellos con desesperación, forzando a la necesidad de regresar y hacerle entender a Itachi que en verdad quiso buscarlo. Que a la menor oportunidad hubiera tomado el primer avión a Japón para verlo y explicarle…

Intentarlo al menos, porque los recuerdos le demostraron hace nada que sentía demasiada vergüenza para contarle con lujo de detalles el origen de su absurdo trauma, seguro de que Itachi no lo juzgaría o se burlaría solo podía sentirse estúpido por estar desperdiciando la que probablemente sería su última oportunidad.

Porque si lo dicho por Minato era cierto, de cancelar esa boda fácilmente buscaría otro candidato.

La sola idea le provocó náuseas, hondas bocanadas soltó cuando se detuvo, apoyó sus manos sobre sus rodillas respirando ruidoso.

No quería que se fuera con nadie más, imaginar a Itachi con alguien más no solo le provocaba malestar, una rabia insana se paseaba por sus caninos haciéndolos más notorios.

No podía ser simplemente la historia que pudo ser.

“—No entiendo porque su hermano reaccionaría de esa forma, pero ten presente esto Naruto, no solo se trata de nuestro trato. Tengo negocios con esta familia que concretaré luego del matrimonio, si la boda se cancela quizá no halle una oferta tan buena, Fugaku me dijo que ya le habían solicitado un enlace con Itachi y no me extraña.”

Solo pudo excusar el ataque de Sasuke como una respuesta a sus supuestos intentos por sobrepasarse con su flamante prometido, a pesar de no creerle del todo Minato aceptó su versión. No obstante no pudo contener todas sus interrogantes, él como conocía a Itachi y su familia. 

Las razones para sacar un omega de Japón para traerlo hasta el otro lado de océano por un compromiso arreglado. Su padre no era estúpido, Naruto estuvo seguro de que algo sospechó con sus preguntas y reclamos. Debía ser cuidadoso para que no descubriera nada más, porque hasta donde pudo confirmar la familia de Itachi tampoco sabía la relación previa que mantuvieron.

Otra exhalación profunda soltó, pasando saliva con dificultad para mitigar las agruras. Y fueron los ladridos los que le forzaron a erguirse.

Un perro lanudo y blanco se acercó a prisas junto a Kiba haciéndole torcer los labios al saber que no contaría con el tiempo suficiente para intentar meditar sus problemas.

—¿Trajiste a Akamaru? —señaló al sabueso que lo olfateó precavido.

—Por supuesto, no iba a dejar que se perdiera de esto —su amigo sonrió dándole unas caricias al peludo —luces horrible Naruto y tu papá está preguntando por ti, de seguro tus mayordomos no tardan en salir a buscarte. Van a servir la cena.

Pese al entusiasmo de su amigo por la comida, el cual solía compartir a menudo pensar en comer era lo último que tenía en mente en ese momento.

—No creo que haya cena —se forzó a advertir— ni boda, ni nada.

—Eso sería una lástima, todos están hablando de tu supuesto “prometido” —hizo amago de comillas con los dedos —no se veía nada mal. ¿Prefieres una chica?

—Eso no importa, Itachi y yo no vamos a casarnos y punto dattebayo.

Elevó la voz tan sólo un poco, pero fue lo suficiente para que Kiba diera un paso hacia atrás levantando ambas manos a la altura del pecho descartando cualquier amenaza.

—Lo que digas, supongo que no habrá problema, cancelas la boda y tu prometido busca un nuevo novio.

A pesar de que estaba seguro de que Kiba no lo dijo con intención, aquella conjetura sólo consiguió hacerle sentir peor, como si el hervidero de malos pensamientos en su cabeza fuese a reventar, acusándolo de cobarde por rechazar nuevamente a Itachi, entregándolo a cualquier otro alfa.

Y que todo lo que le dijo, todas las palabras que le dedicó carecerían de sentido, que todas las cosas que le dio en aquellos breves meses que compartieron fueron solo una mentira, que aunque Itachi fuese todo lo que quisiera en aquel momento, todo lo que desease conocer ya no importaría.

Porque dentro de poco seguramente estaría compartiendo su vida con alguien más, con alguien que no lo apartase durante su celo, alguien que pudiese marcarlo vinculando sus vidas y como obsequio recibiendo aquel glorioso privilegio de poder contar con todos los afectos de Itachi. Se llevó una de las manos a su boca, cubriéndola para evitar cualquier imprevisto, Naruto trató de calmarse pero le resultó imposible, con esfuerzo pudo notar a Kiba retroceder un poco más junto al gruñido de su mascota.

Su interior continuó revolviéndose, molesto quizá con sus constantes oportunidades desperdiciadas, tal vez demasiado convenientes para alguien tan cobarde…

Se negó entonces a rechazar aquel último chance.

Por eso cuando en frente de todos los ojos negros de Itachi lo instaron a cancelarlo todo, no lo hizo.

 

 

[...]

 

 

Notas finales:

 

Saludos, siento la breve demora, muchas gracias por leer y comentar. Buen inicio de año para todos, nos leemos en el siguiente, cuídense mucho.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).