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Intoxicación por Yae

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Notas del capitulo:

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13.- Déjalo todo atrás

 

 

 

¿Acaso podría dejarle poner sus manos sobre él nuevamente?

Naruto no sabía cuánto tiempo había pasado desde que se quedó observando a Itachi, su perfecta silueta envuelta entre las sábanas que lentamente iban cayendo al piso por sus sofocados movimientos. Como una obra de arte, los ojos brillantes llamándolo…

—Naruto…

Farfulló ahogado, sus mejillas rojas, incluso más que la última vez que lo apreció en ese embriagante estado, con el negro cabello desparramado para el deleite de sus ojos, los labios entreabiertos soltando su vaho caliente mezclándolo con jadeos demasiado bajos.

Un completo desperdicio.

Mentiría si dijese que no deseaba acercarse más, envolverlo entre sus brazos y calmar su calor, sin embargo y como la última vez su cabeza se llenó de preguntas y dudas, de imágenes vagas como cucarachas que intentaba forzarlo a huir nuevamente, pero ya se hallaba en casa junto con sus deseos, batallando para que sus temores se apartaran por una vez.

Sus azules ojos se enfocaron en el blanco cuello que Itachi parecía exponer para él, libre de irritantes collares, solo la piel tersa y perfecta aguardándolo.

Una respiración honda y el aroma a lavanda le llegó del todo, no podía apreciarlo dulce como la última vez, ahora era por completo embriagante, una mezcla perfecta entre la calma que le trasmitía y la ansiedad que iba consumiéndolo. Se sentía demasiado bien aspirar el aire invadido por Itachi, como había extrañado su aroma.

—Naru… Naruto.

Esta vez el llamado se oyó algo más difuso, con las temblorosas manos aferrándose a las mantas que quedaban sobre la cama, en un vano intento por cubrirse con ellas.

Naruto sintió a la perfección como algo en medio de la breve bruma iba contagiándolo, como una especie de infección trepanando desde la punta de los pies hasta condensarse en su estómago, el calor en su cuerpo creciendo como un fogonazo inesperado.

Un mareo repentino barrió con la imagen de aquella omega de sus pesadillas, solo la figura de Itachi ahora yacía en lo más recóndito de sus anhelos.

—Ne-necesito los… supresores —fue el truco, la afirmación de su prometido y su eficiente intento al incorporarse cubriéndose completamente con una de las cobijas suprimió cualquier deseo por apartarse.

No, no necesitas supresores. Solo me necesitas a mí.

Fue la declaración de su subconsciente, demasiado bulliciosa como para ignorarla, así como la perfecta fragancia que lo guiase hace poco a esa habitación. Sus labios picaron por la necesidad de estrellarlos contra los de Itachi, regodearse en su textura hasta enrojecerlos por su progresiva desesperación.

Sabía que debía apartarse, salir de allí cuanto antes, antes de que el celo de su alfa se viera influenciado por Itachi, hizo un recuento tan rápido como su cerebro se lo permitió, quizá faltarían uno o dos meses para el evento anual, no obstante sentía que podría desencadenarse en cualquier momento.

—Naruto… tienes que salir de aquí, será… será más incómodo para ambos si permaneces aquí.

Itachi soltó una honda bocanada luego de hilar tan larga oración, sus mejillas entintadas en rojo fueron cada vez más llamativas. Y aunque estuviese entregándole la oportunidad de apartarse evitando un desenlace como el de hace meses, Naruto no se movió.

Por el contrario y ante la sorpresa de los ojos negros, dio un par de pasos en dirección de la cama, dudosos sus dedos se elevaron, temiendo que en cualquier momento la bonita cara de Itachi fuese a ser reemplazada por la de ella. Un escalofrío recorrió su espina al sólo considerarla, 

Fue entonces que otra ráfaga de calor tentó a nublar por completo su juicio, Naruto raudo sujetó la mano de Itachi, llevándola hasta su nariz, aspirando con esmero la cara interna de su muñeca, regodeándose en el quedo temblor del otro y su jadeo ahogado.

Lo deseaba.

Deseaba descubrir y marcar cada rincón de su piel.

Una última ráfaga de avasallador calor pareció quemar su juicio por completo, Naruto dejó de pensar con claridad.

Su cuerpo ignoró a su cerebro y comenzó a moverse por sí solo.

“Jamás te forzaría a nada”

Su vacía promesa se repitió en sus tímpanos como último intento de su sentido común de mantenerlo lejos de quien se vanaglorió asegurando que no lo quería simplemente por un huracán de hormonas que se evaporarían en unos días.

Naruto contuvo la respiración, su mirada fija en la de Itachi quien con la boca entreabierta intentaba contener las respiraciones más aceleradas.

—No así… —se dijo a sí mismo, pero tan alto para que Itachi lo escuchase, sintiéndose orgulloso de poder afirmar que desde que lo conocía era un hombre mejor. Lo soltó dudoso, plantándose los segundos necesarios para tomar respiraciones cortas y retroceder.

O eso intentó.

Una ráfaga de dolor azotó sus sienes al chocar contra el piso, Naruto estaba demasiado embotado para darse cuenta de que acababan de mandarlo de bruces, que sus brazos estaban siendo doblados contra su espalda hasta que el llamado preocupado de Itachi lo reactivó.

Para entonces el fino piquete en su cuello diluyó un fármaco en su torrente sanguíneo.

 

[...]

 

 

Quiso gritarle a aquella mujer, a esa estúpida mujer que dejó a cargo de su hermano, Sasuke deseó en verdad culpar a la confundida sirvienta que puso en la puerta para que nadie se acercara a Itachi.

Porque luego de que nadie pudiese hallar a su madre y el incremento en las feromonas de su hermano lo forzaron a cerrar la puerta e incluso asegurarla con una de los muebles del corredor para que nadie pudiese entrar. Encargándole a una de las sirvientes del lugar que no dejase que nadie se acercara, se apresuró a buscar a su madre, ella era quien llevaba los supresores que Itachi había estado aplicándose, tuvo que subir y bajar escaleras hasta dar con su paradero.

Casi no tuvo tiempo de explicarle antes de arrastrarla de vuelta, para entonces y cuando incluso Minato y Fugaku ya se hallaban a pasos de la habitación es que la chiquilla a quien encargó a su hermano se disculpaba inútilmente.

“No sabía que el joven Itachi era un omega, creí que había tenido una pelea con su hermano y el joven Naruto me ordenó apartarme”

Su ridícula excusa, se negó a escuchar las órdenes de su padre y se dispuso a apartar a ese dobe de su hermano, abrió la puerta en medio de reclamos y antes de que pudieran sujetarlo y aunque temió encontrar a Itachi debajo de ese infeliz no fue un alivio verlo tan cerca. Abalanzándose por un lado no dudó en mandarlo al piso, de inmediato lo inmovilizó de ambos brazos esperando que su fuerza fuera suficiente para contener al otro alfa.

Sasuke agradeció a su madre.

En un santiamén ella ya estaba a su lado inyectándole un supresor de emergencia al estúpido rubio. Así que los reclamos tendrían que ser para después.

 

 

.

 

Sasuke se aguantó las ganas de gritarle a su padre y a Minato, ambos hombres parecían por completo dispuestos a dejar que las cosas entre Itachi y Naruto hubiesen ido demasiado lejos.

—La atracción entre ambos me parece perfecta, aunque aún me intriga que el celo de Itachi se haya presentado tan súbitamente—. El padre de Naruto parecía el más satisfecho en aquel despacho, casi listo para abrir una botella de vino y hacer un brindis por la nefasta situación que estuvo a punto de darse.

—Itachi ha estado algo delicado de salud antes de venir aquí, supongo que a eso se debió su celo irregular, ha tenido bastante estrés dando los últimos exámenes para dejar interrumpidos sus estudios por ahora.

—Ya veo.

Rechinó sus dientes de manera imperceptible ante la excusa de su padre, aunque era inevitable, ninguno de sus progenitores sabía lo que Naruto le hizo a Itachi, ni mucho menos que se conocían hace mucho antes.

—Llamaré a un médico para que pueda revisarlo ahora mismo.

—No, no es necesario, Minato-san —dijo Mikoto— ya le he proporcionado los supresores y ahora solo necesita descansar. Quizá a quien deberían revisar es a Naruto-kun, lamento mucho haber actuado sin haberle consultado pero estoy segura de que las cosas entre los muchachos se hubiesen puesto tensas después si los dejábamos continuar. Es mejor dejarlos conocerse mejor.

Minato no pareció muy convencido con la explicación de la madre de Sasuke, pese a ello asintió regalándole una sonrisa de cortesía.

—No se preocupe, Mikoto. Es más, agradezco su oportuna intervención para resolver el dilema. 

—Soy enfermera así que tenemos que lidiar con este tipo de casos muy a menudo, es una ventaja de los betas ser inmunes a las feromonas, aunque debo admitir que dejé de ejercer mi profesión hace tiempo.

El “oh” que el padre de Naruto soltó al aire a Sasuke le pareció demasiado falso, como si sin importar los halagos que acabase de regalarle a Mikoto no le agradeciese realmente sus acciones.

Entonces los azules ojos lo enfocaron,  nada ajenos a la molesta mirada que Sasuke no se esforzaba en ocultar—, entiendo tu enfado Sasuke, Itachi es tu hermano y es normal preocuparse por la familia y dentro de poco todos seremos familia.

—Solo me preocupa Itachi.

—Sasuke. 

La advertencia de su padre bastó para enfadarlo más.

—Me retiro.

Zanjó antes de dar media vuelta para salir de la oficina, ya tendría tiempo para escuchar los reproches de sus padres por su actitud después. Algo inquieto fue a buscar a su hermano, asegurándose de cerrar con llave una vez que entró a la habitación donde el olor a lavanda iba evaporándose con rapidez.

Su hermano dormía tranquilamente abrazando aquel espantoso gato de peluche, demasiado pequeño para usarlo si quiera de almohada estaba seguro de que Naruto debió obsequiárselo, no había otra explicación para que ese desagradable felpudo formase parte de las posesiones favoritas de Itachi.

Estuvo tentado a recostarse a su lado, dormir abrazados como cuando niños, sin embargo no lo hizo, solamente lo arropó mejor antes de volver a salir de la habitación. 

Suspiró al fin, sintiéndose agotado de repente, hasta antes de que apareciese Naruto los celos de su hermano fueron eventos irrelevantes, nada que nublase su juicio, ahora Itachi parecía pasar por un desastroso calor tras otro, como si el simple hecho de estar interesado en alguien mandase por el piso su capacidad dejando en primer lugar sus instintos aunque no lo quisiera.

Esperaba no llegar jamás a esa situación.

 

 

[...]

 

 

Quizá debió preverlo, con las pequeñas señales que su cuerpo iba enviándole en aquellos días, porque debía admitir que desde que volvió a ver Naruto, un sutil y progresivo calor fue presentándose en algunos momentos.

Y aunque fue su padre el que le advirtió dejar de tomar supresores hasta que su cuerpo volviese a regularse, también fue quien le dijo que hasta corría el riesgo de eliminar por completo cualquier celo poniendo en riesgo su fertilidad. Las inyecciones para controlar su crisis hace meses fueron demasiado agresivas con su sistema, como si hubiese combatido una epidemia fatal ocasionada por el simple abandono.

Era innegable que aún sentía su interior agitarse por la sola presencia de Naruto, resistiendo la necesidad de correr a su lado y hundirse en su aroma a canela como le sugería su fuero interno. Ese que desdichadamente reconocía a Naruto como el compañero ideal y que al tenerlo nuevamente en frente de seguro no podría aceptar otra ruptura en el futuro.

No podía evitar las dudas, porque a pesar de que fueran a casarse, aquella boda tenía una fecha de caducidad incluida. Dos años, era el plazo que su padre seguramente reclamaría cumplir cuando llegase el momento y aunque podría convencerlo de haberse enamorado y que de ese modo sería más fácil contar con el dinero de Minato de manera permanente, eran los sentimientos de Naruto y los propios los que no parecían del todo claros.

¿Naruto lo amaba?

Tal vez sentía atracción o algún tipo de afecto, pero Itachi no lo llamaría amor, porque no se sentía amado.

Siempre fue consciente de ser quien buscaba compartir el mayor tiempo posible en lo que duró su noviazgo y aunque ya entendía la razón por la cual Naruto fuese ligeramente más distante y lo dejase aquel día, no era sencillo volver a dar rienda suelta al amor que le tenía.

Porque sí, Itachi no tenía que molestarse en admitirse aún enamorado de Naruto.

Así que cuando su celo se presentó por completo aquella tarde y le exigió a Sasuke buscar a su madre para que le trajese sus supresores fue evidente que reaccionó a la presencia de Naruto cuando este se coló en su habitación.

Nuevamente el ardor en sus entrañas trepó con inusitada rapidez hasta llegar a su vientre, condensándose allí y forzándolo a soltar jadeos ahogados mordiéndose la lengua cuando quería llamarlo a su lado una y otra vez.

El exhaustivo escrutinio al que Naruto lo sometió fue casi doloroso y no podía culparlo, memorias nefastas seguramente estaban surcándolo al verlo así. Por eso Itachi se forzó a incorporarse, a que su boca formase las palabras que deseaba pronunciar.

—Ne-necesito los supresores…

Pidió y fue demasiado sorpresivo el actuar de Naruto, como se mantuvo allí, observándolo fijamente, atento a cualquier movimiento.

—Naruto… tienes que salir de aquí, será… será más incómodo para ambos si permaneces aquí.

Esta vez el revoloteo en su estómago le hizo demasiado difícil el hablar de manera corrida, Itachi soltó jadeos sin querer, rogando porque Naruto se marchase cuanto antes. No quería volver a ser dejado en el momento que sus defensas estuviesen por completo desmanteladas, cuando su lado irracional pudiese volver a considerar un rechazo.

Pero Naruto tampoco se marchó.

Contrario a todo pronóstico se acercó con rapidez para tomarle de una mano, para hundir su nariz en su muñeca aspirando casi con ahínco, Itachi se sintió más que febril cuando el aroma a canela chocó en toda su gloria contra el suyo, haciendo evidente que Naruto estaba por entrar en celo también.

Ligero pánico se acumuló en su cerviz, si las cosas continuaban ninguno podría dar marcha atrás.

Y fue nuevamente el murmuro de “no así” el que susurró antes de apartarse, par de palabras que se estaba esforzando por no malinterpretar. Lo que sucedió después fue demasiado rápido, Sasuke estaba detrás de Naruto mandándolo al piso con un agarre y antes de que pudiese reaccionar, Mikoto le había inyectado algo en el cuello sedándolo a los pocos segundos.

Itachi no se sorprendió cuando la siguiente inyección fue a parar a su brazo y a pesar de los susurros de consuelo de su madre, en esta ocasión lo último que deseaba era dormir.

 

Cuando despertó con una terrible migraña picándole las sienes se dio cuenta de que estaba abrazando el pequeño gato de peluche que Naruto le regalase, sin estar seguro de en qué momento pudo tomarlo de entre su equipaje. Siseó cuando la molestia en su cabeza se trasladó de inmediato a sus músculos cuando fue levantándose hasta quedar sentado en medio de la cama, un vistazo a las ventanas mostraron la oscuridad de la noche que la luz encendida en el cuarto trataba de ocultar.

No estaba seguro de cuánto tiempo había dormido.

Sin embargo hambre y sed lo movieron hacia la jarra con agua que descansaba en el buró, bebió bastante antes de ponerse de pie en la silenciosa habitación y casi tuvo que arrastrar los pies en su camino al baño. Aún se sentía sedado así que el simple hecho o de usar el retrete fue tedioso y lento.

Apreciando su mirada cansada en el espejo y la maraña de cabellos negros terminó de lavar de sus manos antes de salir. La cama de Sasuke se hallaba aún hecha así que supuso que debía estar durmiendo en otra habitación, lento fue hacia la puerta abriéndola con cuidado, tan solo tuvo que dar un paso fuera antes de brincar al ver a Naruto sentado en el piso a un lado, abrazando sus rodillas parecía estar durmiendo.

—Naruto —lo llamó quedito.

De inmediato el otro también se sobresaltó viéndolo con esos ojos azules algo enrojecidos.

—¡Ita…! —detuvo su casi grito al recordar la hora—. ¿Cómo estás? ¿Ya te sientes mejor?

Itachi sonrió ante lo que consideró genuina preocupación, así que se puso de cuclillas para quedar a su altura para que pudiesen hablar en susurros.

—Ya estoy bien. ¿Qué haces aquí?

—Estaba preocupado porque seguías durmiendo, tuve que pelearme con tu hermano para que me dejara quedarme aquí—, demasiado feliz señaló el pequeño moretón en su labio inferior —aunque es un chiquillo ese teme pega bastante fuerte dattebayo.

 Así que de eso se trataba, seguramente tendría que hablar con Sasuke y sus padres después.

—Siento haberte puesto en una situación tan incómoda.

—No te preocupes, Naruto, creo que ninguno sabía que… reaccionaríamos así, no he tenido mi celo por un tiempo y fue algo sorpresivo.

—Nunca más volveré a rechazarte, te lo prometo.

La sorpresiva y rápida afirmación llegó junto a un casto beso que Naruto estrelló en sus labios, le sonrió amplio en tanto Itachi recién reaccionaba al súbito gesto.

 

 

.

 

 

La boda llegó demasiado pronto para su gusto, solo un par de semanas después estaba a solo horas de casarse con Naruto.

Le hubiese gustado contar con más tiempo, poder hablar mejor con Shisui y Sasuke, porque en cuanto pudo analizar con calma las dudas de su hermano menor también comenzó a preocuparse por Danzo y los Hyuga. Consideró que Neji y Hinata quizá podrían estar actuando para perjudicarlos, poco había tratado con ambos muchachos como para poder confiar en conjeturas y temores que bien podrían ser inventados.

No obstante Sasuke se mostraba demasiado dispuesto a darle un voto de confianza a Hyuga Neji, a creer en las teorías conspirativas que al parecer le compartía por teléfono.

Así que no le quedó más opción que tomar en serio las preocupaciones de su hermanito y buscar de la mejor manera de corroborarlas o desmentirlas.

Y aunque Shisui era la pieza idónea para ayudarlos, algo en su actitud le producía nerviosismo.



“”

 

 

—Tengo un par de contactos en Japón, podría pedirles que busquen algún movimiento inusual entre Danzo y los Hyuga, quizá tener un ojo encima de Hinata y Neji, si algo raro sucede no creo que sea difícil saberlo, incluso si parte de la policía ha sido comprada.

Dijo hace unos días cuando pudieron reunirse los tres.

—¿Y si encuentran algo?

—Si eso pasa Sasuke, tendremos que irnos con cuidado y buscar más apoyo dependiendo de la gravedad. Investigar gobiernos corruptos es bastante arriesgado pero no imposible.

Sasuke y Shisui por bastantes minutos parecieron ignorarlo, analizando entre ambos las pocas pistas que tenían.

—Dentro de poco volveré a Japón, hablaré con Neji y le sacaré todo lo que sepa.

—Yo podría pedir vacaciones adelantadas argumentando que aún no estoy del todo recuperado y darme una pasada por la casa de los Hyuga.

—También puedo ayudar —dijo cuándo se sintió lo suficientemente ignorado, Itachi afiló la mirada cuando sus familiares recién parecieron notar su presencia—. Quedan documentos de los contratos con los antiguos inversionistas que puedo revisar.

—Tú no puedes ir a Japón, aniki.

—¿Por qué no habría de poder? —algo más enfadado se acercó al sillón donde ambos habían estado hablando.

—Sasuke tiene razón, vas a casarte en una semana. ¿Es que acaso lo has olvidado?

El ligerísimo tono de reproche de Shisui le hizo sentir estúpido, porque si, por un instante olvidó aquel detalle.

—Aun así podría acompañarlos.

Sasuke torció una media sonrisa en ese instante—, no creo que el dobe te deje volver justo después de esa boda.

 

 

 

“”

Su conversación se redujo a hipótesis tontas después de eso, Itachi se sintió molesto con ambos aunque no lo demostró en absoluto. No tenían que insinuar que Naruto se convertiría automáticamente en quien decidiera lo que debía o no hacer luego de casarse.

Aunque quizá sería demasiado sospechoso para Minato que pidiese volver a Japón luego del matrimonio y Fugaku no lo permitiría.

Resopló algo cansado dando un recorrido innecesario por la habitación, viendo de soslayo el traje que usaría ese día, su madre no tardaría en aparecer para ayudarlo seguramente.

Un bullicio interminable se oía tras la puerta, indicativo de que estaban preparando hasta el último detalle antes de la ceremonia.

Itachi se mordió el labio inferior nervioso. Y fueron los ligeros golpes en la puerta los que le pusieron más inquieto antes de abrir.

—Shisui —se sorprendió al ver a su primo allí, que chitándolo entró con rapidez para cerrar tras de sí.

—Quería hablar contigo.

—¿Sucedió algo? Aún parece algo temprano para que estén aquí.

Soltó una risa—, si este lugar ya está lleno de invitados por todos lados, creo que eres tú el que está demorando demasiado. ¿O es que no quieres casarte?

Su entonación fue demasiado casual para que Itachi la reprochase.

—Solo estoy algo nervioso, eso es normal —se excusó yendo por el traje y camisa sobre la cama.

—En una boda normal, es “normal” —hizo amago de comillas con los dedos en la última palabra—. Hablé con mi padre, aunque Fugaku no lo haya admitido, le dio a entender el porqué de este matrimonio.

De lo más tranquilo Shisui le sonrió suave luego de su aseveración.

—¿Por eso estás aquí? ¿Para intentar disuadirme?

—No, estoy aquí para pedir tu mano.

Itachi abrió los ojos tanto como pudo al oírlo, se giró para verle de frente, para confirmar que había escuchado bien y su primo no estaba mandándose un farol.

—¿Perdón? —se vio forzado a preguntar.

Su primo suspiró acercándose más, con la mirada fija y las facciones serias.

—Me enteré de que los laboratorios de Fugaku están prácticamente en bancarrota y es bastante fácil deducir que esta boda sólo es por dinero, pedí un favor para investigar a tu futuro suegro. Mucha casualidad que su capital sea exuberante.

—Shisui, no tienes ningún derecho para involucrarte en esto. Somos familia y-

—¡Somos primos bastante lejanos! —zanjó elevando la voz tan sólo un poco—, no entiendo como alguien como tú está dispuesto a comprometerse por dinero, si fuese algo más-

—Sin importar que fuese, es decisión mía —esta vez él lo interrumpió, molesto por ser increpado tan repentinamente y más porque aquella conversación sólo estaba desenterrando viejos y apolillados recuerdos, de esos que es mejor dejar en el desván de su cabeza.

—Tengo un departamento y un deportivo. Puedo venderlos, incluso tengo los contactos para acceder a un buen préstamo, no tienes que hacer esto.

Siguió hablando como si su indignación no fuese evidente.

—Habla claro.

—Lo de antes no lo dije en serio, no tienes que casarte conmigo, ni con nadie si no lo quieres, les ayudaré a conseguir el dinero que necesiten.

Esta vez la entonación de Shisui fue algo más desesperada, dio un paso en su dirección, tanto que su aroma fue evidente y sus ojos estaban demasiado cerca. Itachi contuvo la respiración unos segundos.

—No tienes que casarte con Naruto Namikaze, un alfa con un par de antecedentes de conducción peligrosa, mereces algo mejor, Itachi. No una mordida forzosa.

Luego de oír su último argumento Itachi se sintió mareado, sin saber que responderle, si decirle la verdad aclarándole que sentía algo por Naruto o simplemente echándolo sin explicaciones. De niño quizá sintió algo más que admiración por su primo, esa figura confiable y cariñosa que lo acompañaba la mayor parte del tiempo. Sin embargo las cosas habían cambiado y no tenía sentido que Shisui malinterpretase la situación como un calvario impuesto, así que inspiró hondo para responderle:

—Naruto me gusta, quiero intentar este matrimonio.

No tuvo tiempo de apreciar como la expresión de desconcierto en Shisui cambiaba a clarísimo sufrimiento, sus cejas arrugadas y los labios presionados con fuerza, porque nuevamente los suaves golpes en su puerta captaron toda su atención.

 

—Ita, soy yo. ¿Podemos hablar?

La voz de Naruto le revolvió el estómago,

 

[...]

 

 

Notas finales:

Iba a publicar ayer pero me quedé sin internet, olvidé pagarlo y tocó esperar.

Gracias por las lecturas y los bonitos comentarios. Cuídense mucho, nos leemos en el siguiente.


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