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Intoxicación por Yae

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Notas del capitulo:

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20.- Sin dudar

 

 

 

Naruto siempre se sintió mejor consigo mismo cuando podía obviar aquellos ligeros mensajes que su “lado alfa” le enviaba, pequeños detalles sobre su entorno para no sentirse como un extraño en un mundo de betas. La única habilidad que se daba el lujo de explotar era su sentido del olfato más aguzado y así evitar toparse con un omega pronto en celo…

Pero desde que conoció a Itachi…

Desde que se volvieron a ver…

Desde que se casaron…

 

Una intangible armonía entre esa parte de su ser y su raciocinio común se iba haciendo cada vez más ineludible.

Y estaba bien.

Le fascinaba la idea de poder percibir los ligeros cambios en el ánimo de su esposo, esos detalles imperceptibles para el ojo común, como las ligeras pausas en su hablar decían tanto…

Solo necesitaba tenerlo en frente para saber si algo lo molestaba, o eso creyó, aquella noche en la que le dijo que debería salir y no le permitió acompañarlo fue evidente para Naruto que algún asunto desagradable trataría con alguien.

Suspiró más de lo debido en tanto aguardaba con la poca paciencia de la que siempre dispuso, sintiendo como a medida que el tiempo avanzaba que algo no estaba bien, considerando que debió insistir más para que le dejase acompañarlo.

Porque en algún punto sintió claramente que Itachi lo necesitaba.

La ilusoria advertencia le hizo rebuscar su móvil y llamar. No se tranquilizaría hasta que oyese su voz.

Un tono ligeramente angustiado le respondió, pero al menos pudo constatar que estaba bien, que Itachi no corría ningún peligro.

Quizá fue debido a la nueva sensación que pudo quedarse dormido mientras esperaba, abrazándolo cuando lo tuvo a su alcance, detestando el aroma a jabón por unos segundos.

Como añoraba su aroma natural.

¿Podría pedirle que dejara de usar supresores?

Existían muchas otras maneras de evitar un embarazo y si llegaba a entrar en celo… podría morderlo, hundir sus dientes con todo el cuidado posible en su cerviz, vincularse de un modo único. Seguro de que podría sobreponerse a sus fantasmas para no volver a estropear aquel magnífico momento.

Pero quizá era mejor esperar.

Porque Itachi parecía demasiado concentrado en ayudar a su hermanito, sacarlo de aquel embrollo donde un omega también estaba involucrado, suspiró sentado en los juzgados…

Japón era tan complicado para un alfa.

Para su desdicha cuando lograron superar el incidente su esposo se la pasó reuniéndose con su hermano en lugar de disfrutar de lo que se supone era su luna de miel. Naruto trató de no sentirse molesto, consciente de que su boda fue precipitada y era probable que Itachi necesitase adaptarse a la situación.

Intentó ser paciente.

Pero el momento en que su llamada no fue contestada por qué el otro tenía el móvil apagado, frustrado no tardó en presentarse en la residencia Uchiha para encontrar a su esposo.

—Olvidé cargar la batería —le explicaba con sencillez, con el celular apagado en manos.

Sintiéndose algo estúpido Naruto resopló—, pensaba que podríamos salir hoy, estos días has estado muy ocupado dattebayo.

—Lo sé y lo lamento, pero aún quedan pendientes con Sasuke y…

Estas mintiendo.

Asintió.

—Entonces te esperaré en el hotel.

Aquel sentimiento que Naruto experimentó le desagradó por completo.

—Naruto aguarda —estuvo a punto de dar media vuelta y salir de aquel lugar, pero Itachi lo sujetó con suavidad del brazo consiguiendo que no lo hiciera.

—¿Pasa algo?

Itachi torció los labios sin decir nada, a pesar de no soltarlo resopló algo indeciso—, pasan muchas cosas y quiero contártelas con calma.

—¿Se trata de Sasuke? —Y de nuevo pudo palpar ligeros nervios en su esposo, así que lo sujetó del rostro con cuidado, acunando sus mejillas para intentar relajarlo. Porque no podría ayudarlo si Itachi no le decía nada.

—Algo así —suspiró dejando ver un ligero sonrojo en sus mejillas y Naruto se sintió feliz con ello.

—Podemos ir a comer y allá me puedes contar todo. No te preocupes Itachi, voy a ayudarte en lo que necesites —le sonrió antes de inclinarse y querer darle un suave beso, deteniéndose cuando un desagradable aroma le llegó.

Naruto entornó su mirada hacia las escaleras, allí al final el primo de su esposo lo observaba, “Shisui”, esos negros ojos inmiscuyéndose en donde nadie lo solicitó. Entrecerró los ojos al percibir ligero malestar en la expresión de esa persona.

Celos quizá.

Así que Naruto se acomodó mejor en su posición para besar a Itachi con calma, disfrutar de sus dulces labios con ahínco, dejando que su aroma rodease a su esposo para que no se evaporase con facilidad. Para que aquel indeseable dejase de observarlos así, porque son primos.

Una mirada así de dolida no tenía cabida en inocentes celos de familiar.

 

.

 

Cuando Itachi lo puso al tanto claramente del problema de Sasuke, entendió mejor su preocupación e interés en ayudar al pequeño bastardo de los Uchiha, ese mocoso malcriado que lo había golpeado más de una vez, a Naruto no le agradaba del todo, pero también lo entendía, Sasuke solo actuaba en defensa de Itachi y eso era elogiable.

Una sonrisilla pícara dibujó cuando le habló de un tal Neji Hyuga, de cómo parecía interesarle a Sasuke y que por ello debían ayudar a aquel otro muchachito.

El teme está enamorado entonces, dijo para sí deseando poder usar la información para molestar al soberbio chiquillo. Aunque el gesto poco le duró al saber de la desaparición de una omega, como el asunto parecía enredarse con los supresores que los Uchiha producían y negocios frustrados que hicieron más evidente por qué recurrieron a Minato en busca de estabilidad económica.

Así tuviesen que ceder a Itachi como una moneda de cambio.

Se mordió la lengua sintiendo algo de desagrado por los padres de Itachi, que aunque esta fuese la mejor solución y la responsable de que se volviesen a ver…

No era correcto.

—¿Por dónde empezamos? —Cuestionó cuando su esposo terminó de explicarle, riendo en su fuero interno al verle sorprendido por sus nulos reclamos.

—¿Es todo lo que vas a decir?

Naruto esta vez rio audible—, ¿quieres que te arme una escena? Puedo entender la situación aunque haya cosas que me desagraden, yo voy a apoyarte en lo que necesiten, ahora estamos casados —le tomó de ambas manos feliz por el gesto de Itachi —no voy a defraudarte. 

 

.

 

Luego de un par de días se hallaban preguntando por aquel centro comercial donde aquella chiquilla hubo desparecido, Naruto rascó su nuca en tanto buscaba a alguien a quien pudiese preguntar por la muchacha, caminaba junto a Itachi recorriendo las tiendas departamentales sin la menor intención de comprar algo.

—No ha pasado mucho tiempo pero no todos tienen buena memoria, recuerdo que en primaria teníamos una profesora que hasta recordaba mejor lo que poníamos en la tarea que nosotros, dattebayo —dijo sonriente, tratando de aligerar el desánimo de toda una mañana de caminata sin el menor resultado.

—Supongo que es así —resopló algo cansado, con evidente fatiga.

—¿Quieres algo de beber?

Itachi asintió y Naruto lo llevó a una fuente de soda, pidiendo un par de gaseosas, curioso notó como las mejillas de su esposo se veían un poco enrojecidas.

—No te ves muy bien, Ita —habló suave pasando su diestra por el rostro ajeno, retirando el pequeño par de gotas de sudor que iban descendiendo.

—Tengo demasiado calor —confesó— como si los supresores no estuvieran funcionando bien.

Lo último fue casi un susurro pero ocasionó que Naruto abriese más los ojos y que algo de color fuese a parar a sus mejillas.

—Lo dices por… —se inclinó para poder susurrarle y de paso tratar de olerlo por si la lavanda estaba comenzando a derrocharse —¿tu celo?

Itachi asintió y soltó un jadeo quedito tomando la bebida cuando una de las meseras dejó su orden sobre la colorida mesa—, se supone que regularon mi dosis.

Naruto carraspeó viendo hacia todas partes, tratando de advertir si alguien estaba comenzando a sentir las feromonas de su pareja, porque la agradable fragancia ya comenzaba a entusiasmar a todos sus sentidos.

—¿Puedes llamarle a tu hermano? Itachi, tenemos que regresar al hotel.

El otro asintió sacando su celular—, voy a escribirle un mensaje.

Anunció y comenzó a teclear en la pantalla, Naruto aprovechó para sacar dinero suficiente para pagar. Unos ligeros nervios comenzaban a invadirlo sin estar seguro del porqué, inspiró hondo para relajarse. 

 

 

—Aquí estaban, se supone que nos veríamos en la entrada.

Sasuke habló acercándose junto a su primo, sintiendo recién el pequeño vibrar de su móvil consecuencia del mensaje que acababa de recibir.

—¿Todo bien? —el otro Uchiha no tardó en preguntar al notar a Itachi algo encogido en hombros, Naruto se mordió la lengua antes de siquiera presionar los dientes con fastidio.

Se habían divido en dos grupos para buscar mejor, dejando a Sasuke junto al indeseable de Shisui que no perdía oportunidad para clavar su mirada sobre Itachi y a Naruto ese tic lo había hartado con tremenda facilidad. 

—Vamos a regresar al hotel —anunció poniéndose de pie y ayudando a su esposo a hacerlo.

Sasuke resopló una vez leído el mensaje—, está bien. Nosotros seguiremos buscando. Le llamaré a madre.

Naruto presionó los labios cuando una mirada de advertencia del adolescente le llegó, afiló la propia sin querer permitir que siguieran tratándolo como un molesto desliz en la vida de Itachi, ya estaban casados y creía merecer un mejor lugar en aquella que también ya era su familia.

Se encaminaron a prisas hasta la salida y Naruto no tardó en conseguir un taxi para devolver a su pareja hasta el hotel.

Fue una fortuna que en los pasaportes ya figuraran como un matrimonio, porque en cuanto la recepcionista advirtió la indisposición de Itachi los increparon como si Naruto lo estuviese secuestrando para abusar de él.

Presionó los dientes con fastidio, sintiéndose como una especie de prófugo que debía dar una declaración solo por aquel tedioso complemento en su identificación: α. Era agotador saberse observado todo el tiempo, temiendo por su sola presencia. 

Pero tuvo que sonreírles a esos extraños, ignorar sus miradas siempre acusatorias cuando descubrían que era un alfa.

Era gracioso como a veces sentía que lo observaban como a un demente peligroso. Esperaba poder irse pronto de ahí.

 

 

[...]

 

 

Sasuke sintió una ligera incomodidad cuando su hermano tuvo que irse con aquel que ahora era su cuñado, pero estaba forzado a ignorarla por demasiadas razones. Así que bufando se sentó a la silla que Itachi estuvo usando hace nada, pudiendo percibir su ligero aroma apenas evanesciéndose del ambiente.

—Deberías… llamarle a tu madre.

Enarcó una ceja cuando Shisui habló, aun observando fijamente la ruta por la que Itachi se marchó hace poco, casi sintió lástima por la patética expresión de sufrimiento que no pudo disimular del todo.

—Están casados, aquello que estás pensando ya pasó y seguirá pasando —habló sin afán de ser desdeñoso, pero creía entender al fin las razones por las que su hermano se había distanciado tanto de Shisui después de aparentar por años que no podía dejar de verle ni un solo día.

Su primo respingó antes de verle a detalle, soltando una pequeña sonrisa quizá hasta algo turbia—, creo que me estás malinterpretando, Sasuke.

—¿Tú crees? —Le devolvió el gesto antes de que el vibrar anunciando otro mensaje lo alertó, sacando su móvil se relamió los labios al saber que esta vez el remitente era Neji.

—Voy a pedir algo de comer, hagamos una pausa antes de continuar.

Tardó un par de minutos en responder antes de volver a prestarle atención a su familiar, Sasuke tuvo que darle evasivas a Neji, este con el paso de los días parecía más nervioso con la desaparición de Hinata, entendía que ambos pudieron haberse criado como hermanos y su preocupación era natural. Sin embargo, si era realista las probabilidades de hallarla ilesa eran casi nulas…

—Si el día de hoy no hallamos ni una sola pista… ¿tienes alguna otra idea?

—No, no conozco a miembros de la policía aquí en los que podamos confiar del todo, los pocos contactos que me están ayudando es por recomendación de terceros. Sasuke, sabes que, si en verdad secuestraron a esa muchacha y no han pedido un rescate hasta ahora, el pronóstico no es alentador.

Asintió suspirando, tomando la bebida que pusieron a su alcance.

No quería siquiera imaginar las razones por las que Hiashi estaba eludiendo su responsabilidad para buscar a su propia hija… o porqué la policía estaba tomando tan a la ligera aquella desaparición… si con solo un leve percance un montón de organizaciones se ponían a disposición de cualquier omega en dificultades…

¿Era así?

—¿Y si buscamos ayuda en alguna institución de apoyo a omegas? —Sugirió en tono de pregunta, presionando sin querer con demasiada fuerza el tenedor que sujetaba.

—Sasuke, creo que no necesito explicártelo. Si el señor Hyuga está retirando la denuncia estaríamos forzados a presentar alguna prueba de que ella se encuentra en peligro. Será su palabra contra la nuestra.

—Neji podría ayudar.

—Supongo que al menos has considerado las peores opciones para esto —Shisui se apoyó en el respaldo de la silla con expresión neutra —me ayudarías bastante si me haces partícipe de todas tus teorías.

La carne en su plato ya no se vio tan apetitosa—, Japón tiene la mayor cantidad de leyes en favor de omegas, por eso es tan atractiva para ellos. En clase siempre hacían hincapié en que el número de inmigrantes era mayor, que de los pocos que quedan en el mundo la mayoría se concentra aquí.

Shisui solo asintió y Sasuke inspiró hondo antes de continuar:

—Pero siempre se les alienta a que se relacionen con betas… para que ni siquiera se les pase por la cabeza considerar a un alfa de pareja. Siempre me he preguntado por qué y la respuesta es tan obvia.

—Quieren extinguirnos, no es una sorpresa que usen cualquier incidente para catalogar a un alfa de indeseable y peligroso para un omega —agregó.

—¿Y si no fuera por eso?

Esta vez Shisui arrugó el entrecejo mientras se sentaba mejor.

—¿Entonces?

—Nunca… —Sasuke torció los labios, en un vano intento por esbozar una sonrisa irónica que fue infructuoso —¿...has sentido que los betas nos ven más como mascotas?

Pese a haber comentado con Itachi sus ideas más descabelladas, aquel detalle prefirió mantenerlo para sí, principalmente porque su hermano ya parecía tener demasiadas dudas existenciales en la cabeza. No obstante, necesitaba decírselo a alguien más.

Aquella sensación que había experimentado desde hace tanto, como lo veían con recelo, como si fuese un animal salvaje fuera de cautiverio, como sonreían encantados delante de un omega, con ese interés pasajero que le prestas a un animal adorable que te cruzas en el camino.

Como si no fueran iguales…

Casi iguales.

Un pesado silencio los rodeó en el que solo las risas y ruidos ajenos fueron vagamente perceptibles.

—Si tienes algún nombre sería más fácil pedir que busquen algo desde América.

—Danzo Shimura era socio de mi padre, eso lo sabes. Pero es el único que ha estado insistiendo en que le vendamos la fórmula de los supresores que los laboratorios Uchiha producían. Sus matones y toda esa presión… siento que buscan algo más.

—Creo que es buen momento de hablar seriamente con Fugaku.

 

 

[...]

 

 

La advertencia de su madre llegó al día siguiente que le entregase sus nuevos supresores, que debía ser cuidadoso con ellos. Que debía considerar dejar pasar a su cuerpo por un celo porque de seguir suprimiéndolos podría ser contraproducente para su salud. Itachi lo entendía, pero creía que era demasiado pronto para tratar el tema con Naruto, acababan de casarse y los malos recuerdos de su esposo junto a los propios ocasionaba que quisiera pasar del tema.

No iba a negar que la intimidad con Naruto era maravillosa, le era placentero como no creyó. Sacudiendo cada fibra de su cuerpo con los orgasmos que embotaban todos sus sentidos con deleite, así que deseaba mantener esa línea lo más que pudiese.

Pero aquella mañana el calor fue progresivo, anunciando que su cuerpo no podría posponer más aquel evento, por eso cuando regresó al hotel junto a Naruto casi sofocado por la conocida sensación la idea de un supresor de emergencia le pareció lo mejor. Cuando lo recostaron sobre la cama se incorporó un poco.

—Puedo inyectarme ahora… las coloqué en el mueble sobre el lavabo —inspiró hondo para poder hablar sin que las esporádicas ráfagas de calor le hicieran jadear.

—No estoy seguro de que sea lo mejor, es decir —Naruto sacudió la cabeza negando— la última vez igual te inyectaste y… no sé cuánto tiempo llevas haciéndolo. ¿No quieres…?

Naruto volvió a negar con la cara bastante roja, sentándose a su lado para casi susurrarle.

—Podríamos pasar tu celo juntos… no voy a morderte si no lo deseas, solo quiero cuidarte dattebayo.

La propuesta le provocó contener la respiración unos segundos y el calor en todo su cuerpo pareció precipitarse.

—¿Vas a estar bien? —Se forzó a preguntar, no solo por el bienestar de Naruto, sino por el de sí mismo. No quería volver a experimentar un rechazo si su pareja decidía en algún momento un ya no se sentía cómodo con su calor.

—No sabes cómo estoy deseándolo, Itachi... —le tomó del rostro con ambas manos acariciando sus mejillas con devoción.

 

Quiso responder, pero su boca se secó con la cálida sensación, con el deseo ardoroso de complementarse aún más, la idea de ser mordido no le pareció para nada mala.

Solo que aún era demasiado pronto.

Salvó la distancia restante para besarlo, para arrastrarlo consigo a ese reguero de gasolina que no tardaría nada en consumirlos con sus vibrantes llamas. Itachi ya no pudo distinguir con claridad el transcurrir del tiempo, solo deseaba más besos, más caricias en todo su cuerpo. Ligeros mordiscos en su pecho haciéndole delirar del placer, jadear necesitado.

Con la humedad empapándolo por completo, los dientes de Naruto recorrieron sus piernas arrastrándose por toda la piel cuando quedaron por completo desnudos.

Tan gratificante.

—Date… prisa…

Lo conminó al sentir la necesidad cada vez más presente, deshaciéndose de deseo por Naruto, por ser llenado por él, embriagarse en su deliciosa canela y embadurnarla en todo su cuerpo para que la fragancia nunca desapareciese.

Y Naruto lo complació.

Hundiéndose en su interior con la misma desesperación, arrancándole jadeos y gemidos con facilidad. Como el cerillo que arrojado sobre él encendió cada flama de deseo que había estado conteniendo desde que solo pudo posponer su celo, fue delicioso por fin poder dejarse llevar por aquella parte de sí mismo.

Consumirse en ella.

“Muérdeme”

Tal vez pidió en medio de la bruma de placer pero no sucedió, no podría negar ni confirmar aquello, pero el deseo palpitó en su cerviz, picando de ansias en el fogonazo del choque que provocaba la sincronía de cuerpos.

Adentro y afuera, tan vulgar que era adictivo, como amaba aquel olor almizclado que se producía, las palabras de amor y deseo que le susurraban con cada arremetida. Naruto era hábil para hacerlo desfallecer en la cama y con la exagerada sensibilidad que experimentaba fue sencillísimo deshacerse en el clímax una y otra vez. Casi atesorando él simiente que Naruto derramó en sus entrañas.

Y aun así quería más.

Repetir aquella satisfacción en un bucle incesante. No podría tener suficiente de aquellas placenteras sensaciones que cosquilleaban hasta en sus venas.

 

 

La próxima vez que se sintió más lúcido, Naruto acercaba un plato de sopa al buró, una sonrisa imborrable en el rostro y vistiendo apenas unos pantalones de algodón. Dejando ver su torso cubiertos por algunas marcas rojizas, el calor esta vez se condensó en las mejillas de Itachi por la ligera pena.

—Mejor come algo ahora —le ofreció una botella de agua ya abierta que Itachi no dudó en beber.

—Gracias… —susurró luego de varios sorbos, devolviendo el envase sobre el mueble.

—¿Cómo te sientes? —Naruto se sentó de nuevo a su lado acariciando sus enredados cabellos, intentando ordenarlos un poco.

—De maravilla —respondió sonriéndole sincero y Naruto rio avergonzado, rascando su nuca con una mano. Un ligero entumecimiento en las caderas no le incomodaba de momento.

—Eso es bueno Ita, tú madre llamó. Me pidió que le hablaras en cuanto pudieses’ttebayo.

—Lo haré más tarde —el aroma de Naruto era tan evidente como el propio que Itachi lo quiso más cerca, así que lo rodeó con ambos brazos atrayéndolo a sus labios.

—¿No vas a comer?

—Por supuesto…

 

Itachi agradeció el poder olvidar cualquier conflicto o preocupación por el momento, como si estuviese inyectándose algún tipo de sedante, aprovechando el efecto mientras pudiese.

Porque lo amaba.

 

.

 

Su celo no duró demasiado, probablemente porque aún no estaba del todo regulado. Pasó tres días junto a Naruto, disfrutando de hasta la más mínima atención e ignorando los mensajes que se aglutinaron en su celular al no tener a Sasuke como remitente.

Su cuerpo se sintió mucho más ligero después de aquello, como si en verdad hubiese necesitado ocuparse de esa parte de sí mismo. Muy diferente a su noche de bodas.

Con una sonrisa fácil en el rostro y dolorcillos placenteros se presentó de nuevo frente a su madre, ella también le sonrió luego de abrazarlo extendiéndole una pastilla junto a un vaso de agua allí en la cocina.

—No creo que tu medicación falle, pero es mejor no arriesgarnos —dijo instándole a beber.

—Los supresores ya fallaron —señaló tomando la pastilla de emergencia que le proveyeron.

—Eso fue porque has estado abusando de ellos, ya te lo había dicho, Itachi. Y por lo que se ve Naruto cuidó bien de ti, me alegra verte tan feliz.

—Gracias madre… nos estamos entendiendo… bien —carraspeó sin estar seguro de sí inventar una mentira más creíble para que ella no comenzara a sospechar de algo que tarde o temprano todos se enterarían.

De ese noviazgo previo que su familia veía como una de las peores cosas que le pudo suceder.

—¿Estas considerando que este matrimonio pueda durar más de dos años? —ella se apoyó en el mesón donde cortaba los vegetales para seguir sonriéndole.

—Es muy pronto para considerar eso.

Mintió sin muchas opciones, ya estaba siendo demasiado evidente con su enamoramiento por Naruto cosa que podría dejarlos en total evidencia.

Su madre rio breve, llevando una mano sobre su boca para disimular el gesto—, esperemos eso cambie pronto.

Itachi asintió sintiéndose algo inquieto por la mirada de su madre.

—Tú padre quiere hablar contigo, esta semana han habido algunos problemas con Sasuke y Shisui.

—¿Qué tipo de problemas? 

—Bueno supongo que sabes que han estado buscando a esa muchacha Hyuga desaparecida… aunque su padre ya aclaró que ella está de viaje con unos parientes. Que tuvieron una discusión y quiso darle algo de espacio.

La oyó en silencio, pero dudando que su madre pudiese creer aquel cuento inventado a prisas.

—No deberían involucrarse en asuntos ajenos, los Hyuga y los Uchiha ya no hacen negocios juntos.

El tono usualmente suave y acogedor esta vez tuvo connotación de orden explícita. Mikoto no solía regañarlos, principalmente porque Itachi era el que se encargaba de Sasuke cuando eran niños, su hermano era mucho más receptivo a sus peticiones, aunque lo negara.

—Iré a hablar con padre —anunció saliendo.

—Está en el laboratorio, terminando de ordenarlo todo para el traslado.

Su madre elevó la voz para hacerse oír, Itachi salió de su antigua casa encontrándose con Sasuke en el portón, sentado allí prestándole atención a una pequeña mariquita que reposaba sobre una florecita que brotó en medio de las grietas del concreto.

—¿Iras con padre? —preguntó sin verle.

—Creo que siempre tengo que oír un sermón cuando desaparezco unos días —dijo en tono de broma, sentándose al lado de su hermano —no te preocupes. Aunque deban mudarse a América también, puedes mantener contacto con Neji.

—No es lo que me preocupa —bufó pero dejando en evidencia que eso sí le preocupaba, cuando sus labios se torcieron en un casi imperceptible puchero.

—¿Entonces?

—Creo que padre sabe dónde está Hinata.

Esta vez los ojos de su hermano se entornaron en su dirección, afilados y analíticos. Itachi contuvo la respiración solo un segundo, si la chiquilla estaba secuestrada sería realmente cuestionable que Fugaku estuviese pasando de algo tan delicado.

—Vayamos a hablar con él.

Propuso y se dirigieron a los laboratorios donde trasladaron los pocos implementos que quedaban, la mayoría aún continuaban embalados, casi sin haber sido removidos, caminaron entre los periódicos extendidos por los pasillos hasta llegar la pequeña oficina donde el sonido de alguien moviendo cosas era evidente.

—Qué bueno que están aquí, es necesario terminar de tirar la basura y picar el papel innecesario. La mudanza comenzará a llevar las cajas en la mañana.

Su padre habló serio en cuanto los vio, demasiado ocupado sellando algunas cajas de cartón.

—Madre me dijo que querías hablar conmigo.

—Claro que quiero hacerlo, Itachi. Pero preferiría una conversación más privada.

Sasuke frunció el ceño al sentirse claramente como un indeseable.

—Iré a sacar la basura —casi escupió sin esconder su enfado mientras salía cerrando la puerta.

Itachi suspiró—, no era necesario que corrieras a Sasuke.

—Tú hermano aún me tiene enfadado por sus decisiones. Todo esto empezó por estar haciéndose el galán con aquel niño Hyuga.

—No veo que haya un problema con eso.

—No quiero a los Hyuga de nuevo en mis negocios. Pero ahora Hizashi está usando el incidente para tratar de meter de nuevo sus narices en las investigaciones.

—¿Ya no te interesan los inversionistas? —Soltó a la ligera avanzando un poco dentro del lugar, dando una ojeada a los papeles aún regados sobre el escritorio, apenas daban las diez de la mañana, aún tenía bastante tiempo antes de reunirse con Naruto para comer.

—No ese tipo de inversionistas, de momento con Minato es más que suficiente. Mientras tengas a Naruto tan interesado en ti como hasta ahora, podremos contar con el dinero suficiente para mantener todo el proyecto a flote.

Aunque su padre tenía razón una ligera molestia se condensó en su estómago, sabía que esas siempre fueron las intenciones de su matrimonio, pero no dejaba de sentirse como un simple interesado.

—Tú siempre has dicho que no es bueno apostar todo a una sola opción.

—Sí, pero los Hyuga no son buena opción. No confío en Hizashi… no voy a arriesgarlos…

Su padre pareció arrepentirse de aquella última línea, viéndole con cierto enfado para tomar los papeles que había estado viendo hace poco para empezar a romperlos y tirarlos en el bote de basura metálico.

—Será necesario quemar todo esto, no podemos dejarnos nada.

—¿Arriesgarnos, por qué? —Itachi se acercó un poco.

—Itachi… sabes que me preocupo por ustedes, pude haberte comprometido con viejos incluso mayores que yo. Pero me decidí por Namikaze porque además de tener el capital suficiente tenía un hijo de más o menos tu edad, algo más joven quizá, pero en las fotografías no se veía como un completo idiota.

Frunció el ceño.

—Estabas demasiado empecinado en ese otro alfa que te abandonó, el sentimiento no hubiese desaparecido si solo te casabas con alguien que te produjese completo rechazo. Busqué la mejor alternativa para todos.

—No es eso lo que pregunté-

—Solo te pedí que vinieses para pedirte… no, para ordenarte que hables con ese muchacho Hyuga, supongo que podrás convencerlo de que deje de comunicarse con Sasuke, ya se lo pedí a tu hermano pero ambos sabemos que no lo hará, es demasiado terco para su bien. No quiero más tratos con los Hyuga y menos sabiendo que Hiashi ha estado trabajando con Danzo.

Itachi tragó pesado pese a no ser claros su padre estaba dándole la razón a Sasuke.

 

“Creo que padre sabe dónde está Hinata”

No voy a arriesgarlos”

 

Al fin algo comenzó a tener sentido en su cabeza.

¿Acaso Hiashi había cedido a su propia hija por algún motivo?

De ser aquello cierto quizá a Fugaku le preocupaba que les sucediera lo mismo.

 

 

[...]

 

 

Notas finales:

Saludos, siento la demora.

Debo dar un par de aclaraciones, en capítulos futuros es probable que vaya poniendo más advertencias, vendrán con el capítulo correspondiente. Por eso les pido tener esto en mente de aquí en adelante, si alguna es de su desagrado son libres de dejar la lectura.

También quiero recalcar que cuando Sasuke habla de que en Japón es donde hay más omegas es porque allí a pesar de ser un inmigrante, si eres un omega tendrás lo mismos derechos que cualquier ciudadano y los privilegios asociados al género secundario.

Muchas gracias por las lecturas y comentarios. En serio agradezco su apoyo, cuídense mucho y nos leemos en el siguiente.


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