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Intoxicación por Yae

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Notas del capitulo:

Advertencias: abuso, violencia, no consensuado.

 

 

 

24.- Desmoronando

 

 

 

 

La primera vez que Naruto lo besó se sintió sin aliento, una cálida luminiscencia que se condensó en todo su pecho, maravillosa sensación que se repetía cada vez que sus labios lograban alcanzarse.

Estaba tan enamorado, tanto que fue sencillo dejar amargas experiencias atrás, incluso los vívidos retazos de aquel momento en que lo abandonó. Por eso sería ridículo considerar que su interior no estaba feliz por saber que dentro suyo ya estaba creciendo el hijo de esa persona.

De Naruto.

Y fue por ello que cuando su instinto le susurró dejar de forcejear para evitar que le hicieran daño a ese minúsculo ser, Itachi obedeció.

Aunque al momento de cerrar los ojos todo su futuro se supo incierto.

 

.

 

En el instante que consiguió abrirlos de nuevo, todas las memorias le llegaron como un balde de agua fría arrojada a su rostro, se incorporó con tanta violencia que sus músculos dolieron al acto, un jadeó ahogado contuvo sintiendo como su nariz se llenaba con el olor a humedad y ceniza en el ambiente.

Sus oscuros ojos viajaron de aquí allá tratando de reconocer el lugar, ófrico entorno tan diminuto que no alcanzó a ver más que grises y mohosas paredes, los barrotes de metal a sólo unos centímetros de distancia. Con el reciente pánico creciendo y alertando a todos sus sentidos, ligeros piquetes de dolor recorrieron como una corriente eléctrica su cuerpo, así que no tardó en revisarse a sí mismo, temiendo hallar algo.

Sin embargo, su camiseta se hallaba intacta, solo algunos raspones y moretones adornando sus brazos. Además del dolor latente en su mandíbula consecuencia de los golpes recibidos. 

Así que de inmediato fue hacia los barrotes de metal de su diminuta celda para tratar de ver más allá, un grisáceo y enorme pasillo podía apreciar, donde justo en medio una pequeña corriente de agua sucia la surcaba, responsable probablemente del olor, y justo en frente más celdas como en la que se encontraba. Donde la luz del bombillo amarillo no le dejaba apreciar más de las sombras del lúgubre pabellón, donde ni una diminuta rendija o ventana había.

Itachi estuvo tentado a preguntar si acaso alguien podía oírlo.

Pero se contuvo, eso solo delataría que ya estaba despierto y probablemente los sujetos que lo trajeron allí no tardarían en aparecer. Así que retrocedió inspeccionando con más detalle su entorno, tratando de hallar algo que pudiese ayudarlo a salir de ahí, aunque no tuviese ni la más remota idea de donde se encontraba, si acaso atravesando los barrotes podría escapar.

Pero su panorama no cambió, mohosas paredes y en una esquina un pequeño y sucio retrete para lo necesario.

Esta vez jadeó un poco más alto.

¿Dónde se encontraba?

Naruto.

Parpadeó más rápido cuando sintió como algunas lágrimas humedecían sus ojos al pensar en su esposo, al rememorar su lamentable estado antes de perderle de vista, otro jadeo.

¿Estaría bien? ¿Lo habrían ayudado?

Se deslizó por la helada pared hasta quedar sentado abrazando sus rodillas, una genuina angustia parecía estar anidando en su pecho queriendo hacerle sollozar, temiendo por la seguridad de Naruto y por la de Sasuke, a quien ni siquiera pudo alcanzar a ver.

Tratando de creer que Shisui no lo arriesgaría de ningún modo.

Solo entonces contuvo sus lamentaciones.

Shisui apareció poco después de que le inyectaran algún tipo de sedante que detuvo sus movimientos por completo, su primo no parecía herido en lo absoluto, pero indudablemente no consiguió ayudarlo, de lo contrario no estaría allí.

¿Entonces habrían capturado a Shisui también?

Unos ligeros retortijones en su vientre le hicieron entrecerrar los ojos y ahogar un jadeo, sus manos se posaron sobre su plano estómago presionando con suavidad intentando que el revuelo en su interior cesase.

—Vamos a estar bien… —susurró para sí.

 

No obstante, el eco de pisadas acercándose lo pusieron en alerta, retrocedió cuanto pudo deseando que las penumbras lo rodeasen para que nadie alcanzara a verlo. Más pasos se sumaron, más rápidos y pesados.

Contuvo la respiración cuando aquella bombilla en lo alto ya no fue la única fuente de luz, blancos tubos fluorescentes fueron encendiéndose dejándolo al descubierto y permitiéndole ver con claridad en las celdas que estaban justo en frente. Sus ojos se abrieron más al ver aquella mata de cabellos oscuros.

 

—¿Y la número veintitrés?

 

La voz de una mujer y los pasos se oyeron cada vez más cerca.

 

—Se rehúsa a comer, es pesado tratar con ella. Siempre debemos obligarla humm.

—Si yo pensé que estarías feliz con una omega linda aquí.

—Pero ella ya no es linda.

 

Otra voz más pudo distinguir, siendo las últimas dos de hombres.

 

—¿Y el nuevo?

—Ya debería haber despertado.

 

Entonces llegaron justo en frente de su celda, Itachi pudo ver una mujer de oscuros cabellos adornados de canas, vestida como un médico y con una mascarilla cubriéndole la boca le miró con atención. A sus lados dos sujetos, uno de cabellos rubios y largos, el otro pelirrojo.

—Este me gusta más, humm.

—Eso dijiste del anterior, Deidara. Y todos sabemos cómo terminó.

—¡Es diferente!

—Ya, ya. Sasori, Deidara no vayan a empezar.

La mujer cortó, dando un paso más cerca.

—Debes estar muy confundido. ¿Hay algo que quieras preguntar?

Itachi percibió su respiración ligeramente más rápida. Considerando que estaba en el lugar donde debieron llevar a Hinata Hyuga cuando desapareció.

—¿Qué lugar es este? —habló algo ronco, manteniéndose en guardia.

—Bueno, antes solíamos llamarlo el nido, pero subsección B suena más elegante —ella rio unos instantes viéndole como si fuera lo más llamativo de aquel lugar.

—Esa no fue-

—¿Esa no fue tu pregunta? —elevó la voz interrumpiéndolo —no hay mucho más que vayamos a decirte. Primero necesito hacerte unos exámenes para saber que uso podemos darte.

Itachi retrocedió cuando ella hizo amago de sacar algo de uno de sus bolsillos, estaba demasiado lejos para intentar sujetarla y sin pistas de donde se hallaba sería difícil planear un escape.

—Sujétenlo unos instantes, por favor.

Pidió y de inmediato aquellos tipos procedieron a abrir la celda. Itachi no podría evadirlos en un lugar tan reducido y en desventaja. Siseó cuando lo sujetaron de los brazos para inmovilizarlo contra la pared.

—Necesito que te relajes un poco —la mujer también se acercó, con una diminuta botella de aerosol que no dudó en rociar en su rostro.

Y aunque intentó contener la respiración, el profundo aroma le llegó.

Una forzosa ola de calor casi le obligó a jadear cuando sus ojos se sintieron arder, inspiró hondo por la incomodidad en sus pulmones intentando mitigarla, pero fue inútil, lograron tumbarlo al piso boca abajo con facilidad, otra ola de calor quiso abrasar todo su cuerpo.

—Tranquilo, el efecto pasará rápido —ella volvió a hablarle.

Itachi presionó los dientes cuando el piquete de una aguja se enterró en uno de sus brazos, trató de entornar la mirada notando como llenaban algunas probetas con su sangre.

“Primero necesito hacerte unos exámenes” había dicho hace nada, no tardarían en darse cuenta de que estaba embarazado, Itachi se revolvió, pero sólo consiguió que lo sujetaran con mayor firmeza. Jadeó algo más sofocado cuando la sensación de calor fue descendiendo por todo su cuerpo.

—Tengo bastantes muestras que analizar, si A quiere verlo antes díganle que me llame. Ese hombre es tan testarudo que quizá quiera ponerse a jugar sin hacerle un buen examen.

—No es testarudo —Deidara habló— es un depravado.

Itachi creyó oír unas risas tras aquella oración, sin embargo, solo podía jadear quedito, tratando de contener la repentina sofocación a la que era sometido, como el trepidante calor le evocó por un instante el inicio de su celo.

No obstante, no había manera.

Cuando aquella mujer se sintió satisfecha con su leve desangramiento se levantó y salió de la celda, unos instantes después lo soltaron dejándolo encerrado de nuevo. Encogiéndose cuando solo resoplidos rápidos podía soltar, se abrazó así mismo intentando que la sensación desapareciese. Pudo sentir como aquella persona continuaba observándolo, con una media sonrisa como si su consternación le agradase.

—No vayan a olvidarse de alimentarlo —la mujer recomendó yendo hacia la otra celda, la que quedaba justo en frente —pequeña, me han dicho que no estás comiendo. Si deseas puedo pedir unos días libres, voy a llevarte a mi laboratorio para que puedas descansar.

Informó sin obtener respuesta.

—Abran la celda.

Itachi entornó la mirada en medio del abrasador calor para tratar de ver mejor, aquellos sujetos levantaron del piso a aquella muchacha, tan delgada y marchita que tardó en reconocerla, siendo pocas las veces que llegaron a conversar por mera formalidad, casi no pudo hallar a Hinata en la silueta macilenta que ahora llevaban fuera de la celda para salir del lugar.

Con esfuerzo logró incorporarse, pero al instante las luces volvieron a pagarse, dejándole de nuevo en penumbras, lúgubres sombras que aquel bombillo opaco no conseguía ahuyentar.

 

 

[...]

 

 

Nunca en su vida se sintió tan miserable, como un patético perdedor siendo el único responsable de lo que ahora estaba sucediendo.

Sasuke sintió ahogarse.

Con su mundo oscurecido hasta el límite.

Porque con la ausencia de Itachi algo en su interior iba muriendo, desesperándolo hasta el punto que se abstuvo de siquiera ver a Neji.

¿Cómo estaría su hermano?

¿Acaso estaría corriendo el mismo destino que Hinata?

Con todas aquellas monstruosas hipótesis que fueron hilando mientras buscaban a esa persona.

Shisui tampoco estaba, ni el menor rastro de su primo que lo mandase de vuelta al automóvil pudieron hallar, solo quedaba Naruto…

El último que vio a Itachi antes de que se lo llevaran.

Podría quizá acusarlo de haber sido incapaz de proteger a Itachi dejándolo a merced de un peligro sin rostro.

Pero no podía.

Porque cuando su cuñado llegó al hospital fue casi un milagro que estuviera respirando, su cuerpo maltrecho pareció haber sido arrastrado por la carretera como un monigote sin vida, con dos disparos y cortaduras casi dejándolo vacío. Por un instante Sasuke quiso creer que había hecho todo lo que pudo para proteger a Itachi, que su hermano no había recibido ningún daño… que solo desconocían su paradero.

Tragó pesado cuando sus ojos quisieron anegarse, se los refregó con el dorso de su mano intentando ahuyentar los deseos de llorar.

—Puede entrar si quiere.

La voz de aquella enfermera le hizo virar, la joven mujer parecía mirarle con un deje de lástima y Sasuke se sintió peor, consciente de portar una expresión miserable que provocaba consuelo ajeno. Asintió, pasando de largo a la mujer y entró a aquella habitación de hospital, sus pasos los sintió pesados, agotado por lo poco que hubo dormido en aquellos días…

Días en los que cualquier cosa podría estar sucediéndole a su hermano.

Otra vez la sensación de ahogo prosperó.

—Me dieron el alta esta mañana, no necesitabas venir.

Oír a Neji no consiguió relajarlo en lo más mínimo, solamente ligero alivio experimentó al verle casi en perfecto estado, consciente de que aquel disparo sólo le había rozado la pierna.

Sasuke entreabrió la boca, pero ningún sonido salió de esta.

—Ya les dije todo lo que sé, cada palabra que mi tío me dijo y estoy seguro de que mi papá hizo lo mismo. Siento mucho lo que está pasando con tu hermano y primo, jamás tuve la intención de que ellos también se vieran involucrados.

—Pero sucedió —casi murmuró presionando los puños, sin mirarle siquiera.

—Lo sé, y sé que no debió ser así. Haré lo que me pidan para ayudarlos, y esa misma desesperación que sientes ahora, la siento yo. Cada día desde que ella desapareció.

Sasuke por un instante quiso ahogar su conciencia con algún tipo de psicotrópico, porque se sentía casi desesperado, necesitaba al menos la menor señal de que Itachi estaba bien, que soportaría hasta que pudiesen encontrarlo.

¿Pero cuánto tiempo?

Si hasta ahora no tenían pista y los testigos vitales estaban desaparecidos o inconscientes.

Solo Pain era el testimonio con el que contaban, el inútil investigador fue quien socorrió a Naruto para que no se desangrara hasta que llegaran a ayudarlo. Y aun con los datos que él proporcionó la policía parecía estar moviéndose tan lentamente que podría ponerse a gritar de la frustración.

Sus ojos escocieron y salió de la habitación sin decir nada, su fuero interno se debatía entre intentar hablar con Neji o acusarlo con sus vagos fundamentos. Jadeó una vez en el pasillo ansiando supresores para calmar, aunque sea un poco su consternación, sedar a esa detestable parte que solo servía para ser desmerecido por mediocres betas.

Inspiró hondo.

Debía buscar a su madre.

Avanzó buscando a su progenitora, llegando sin querer a la habitación en la que tenían a Naruto, acababa de salir de cuidados intensivos y todos esperaban que despertara cuanto antes para que dijese exactamente qué había sucedido. Vio a su padre apoyado en una de las paredes y no tuvo más remedio que ir a su lado.

—Si esto continúa así, tendremos que ponernos en contacto con Madara y la casa principal.

Asintió aún afectado, poco sabía del otro lado de su familia, esa parte que prefería mantener tradiciones como algo prioritario y que al parecer contaban con más dinero que ellos, pero de los que sus padres se habían apartado sin saber la razón.

Quizá porque Mikoto era una beta.

Fugaku, aunque había reaccionado enojado y desesperado cuando supo lo qué pasó, no acusó a Sasuke de manera directa. Más atención le mereció intentar hallar a Itachi, contactando con Minato de inmediato, sin embargo, ninguna garantía tenían de que ese hombre los ayudaría.

Tal vez terminaría acusándolos de estar escondiendo a Itachi para engañarlo.

Pero no tenían muchas alternativas.

—¿Que dijo Minato? —preguntó al fin cuando sintió sus cuerdas vocales capaces de hilar fonemas.

—Que primero Naruto debía despertar.

Los negros ojos de Sasuke se abrieron algo más viendo a su padre—. ¿No va ayudar a encontrar a Itachi entonces?

—No lo sé. Hemos invertido todo con él, nuestro último intento de sacar a flote las investigaciones, porque creí que tu hermano podría ser capaz de mantener un matrimonio por dos malditos años.

Elevó la voz tan solo un poco delatando su desesperación.

—Y ahora no está y entiendo perfectamente que la prioridad de Minato sea su hijo, yo haría lo mismo que él —completo cubriéndose los ojos con una mano.

Y Sasuke se sintió más miserable.

Aguardando que cuando Naruto despertase pudiese interceder ante Minato.

No obstante, un grito ensordecedor los hizo sobresaltar, Sasuke oyó el lamento gutural casi como el de un animal desesperado por huir.

Un nuevo grito y Fugaku no tardó en abrir la puerta de un empujón, Sasuke alcanzó a ver a Minato tratando de contener a Naruto, quien se debatía mandando al piso las bolsas de suero y sangre, intentando ponerse de pie es su deplorable estado.

—¡Ayúdame a sujetarlo! —gritó y ambos adultos intentaron mantenerlo quieto sin ocasionarle más daño.

—¡Sasuke busca a tu madre, ahora!

Apenas asintió para dar media vuelta en tanto enfermeras y médicos ingresaban por la puerta debido al escándalo y los pitidos descontrolados de las máquinas. Pero no alcanzó a dar ni dos pasos cuando los gritos se mezclaron con sollozos, cuando aquellos lamentos que se oían como los de una bestia herida se iban rompiendo con gimoteos desesperados.

—Ita… Itachi… debo ir...

Naruto musitó ronco, tanto que ni parecieron vocalizaciones humanas, Sasuke viró hallándolo deshecho, derramando lágrimas en tanto continuaba forcejeando para liberarse, aun cuando más personas lo acorralaron, consiguiendo empujar a varios incluso a Minato y Fugaku, cayendo al piso dejando ver roja sangre empañando la bata de hospital, reabriendo sus heridas por los desesperados intentos. Su aroma se extendió con rapidez por todos lados, advirtiendo peligro.

Con los azules ojos tiñéndose de rojo como si el lado alfa estuviese a punto de sobreponerse a la conciencia humana y los colmillos demasiado notorios.

Rompiendo su lucidez por la clarísima desesperación ante la ausencia de Itachi.

¿Tanto lo amaba?

Contuvo el aliento.

—¡Sasuke! —Fugaku volvió a gritarle.

Y obedeciendo al fin, Sasuke salió, si no lograban controlar a Naruto nadie más podría decirles qué pasó exactamente con Itachi. Exhaló hondo cuando el aroma fue haciéndose más difuso a medida que se alejaba.

Quizá tenían razón al verlos como animales.

 

.

 

Pese a aplicarle los supresores más potentes con los que contaban, Naruto no pareció recobrar la lucidez del todo, cuando despertaba continuaba balbuceando y gritando por Itachi intentado salir de lo que seguramente consideraba un encierro que lo apartaba de su omega. Así que lo mantuvieron sedado la mayor parte del tiempo, esperando…

 

—Los usé con mi hijo, son experimentales, modificándolos un poco podrían funcionar en un alfa descontrolado.

 

Oyó a Fugaku hablar con Minato, tratando de convencerlo quizá de incrementar la dosis de supresores que le inyectaban a Naruto, para devolverlo de aquel limbo de irracionalidad que parecía devorarlo, que retrasaba aún más la búsqueda de Itachi.

Como si estuviese cayendo en aquella locura de la que solían hablar cuando un alfa perdía al omega con el que compartía un vínculo deseado. Del mismo modo que un omega sufría cuando su alfa lo abandonaba.

Sasuke estaba seguro de que su hermano no había sido marcado.

¿Entonces de dónde provenía aquella desesperación?

¿Era simplemente por amor?

El lazo invisible que provocó que su hermano se deshiciera en agonía cuando Naruto lo abandonó, sentimiento al parecer recíproco que ahora estaba arrastrando a su cuñado a genuina desolación, que terminaría por engullirlo sin la más mínima señal de Itachi para reconfortarlo… para reconfortar a todos.

Sasuke ansiaba ver a su hermano, pero al parecer no podía compartir aquella asfixiante sensación…

Sin embargo, sus ojos nuevamente se anegaron, en el momento que Naruto pareció recobrar sus facultades, cuando sus gruñidos fueron reemplazados por gruesas lágrimas, casi ahogándose con sus sollozos lastimeros…

—Ya no está… —murmuró entre amargo llanto clavando sus dedos en el colchón, con la poca movilidad que las correas que lo sujetaban le permitían —ya no puedo sentirlo más…

Completó llorando como un niño al que han abandonado.

—Ya no está…

Sasuke también sintió las lágrimas correr por su rostro, temiendo que su hermano no fuese a regresar jamás.

 

[...]

 

Había tratado de mantener la cuenta de los días que llevaba encerrado, pero sin siquiera una pequeña rendija que le permitiese constatar cuando amanecía u oscurecía sentía a su fuero interno más angustiado. Porque con la poca comida que depositaban en su celda poco podía suponer, siempre reducida a una pastosa mezcla blancuzca, una hogaza de pan y algo de agua.

En momentos afortunados pondrían a su alcance leche tibia.

Itachi comía, siempre lo hacía, terminaba con su ración esperando de algún modo que su embarazo prosperase, el diminuto hálito de vida que lo necesitaba para sobrevivir.

Aguardando por el momento que pudiese ver a Naruto y su familia de nuevo.

Estando seguro de que su esposo estaba con vida, sintiendo aquel piquete de angustia por quererle a su lado, llamándolo en sus momentos de mayor agotamiento, cuando aquel sujeto pelirrojo llamado Sasori olvidaba llevarle comida y el cansancio y la hambruna le producían deseos de llorar.

 

—Parece que al fin quieren verte —sonriente vio a Sasori abrir la puerta de su celda junto a Deidara, quien era responsable la mayor parte de las veces de llevarle la leche y una ración más grande de comida, a cambio sentándose a escasos metros viéndolo comer.

Soltó un quejido cuando lo esposaron y lo sacaron a tirones, Itachi caminó casi a trompicones sintiendo ansiedad por no saber a dónde lo llevarían, porque desde que se llevaran a Hinata, no la volvió a ver.

Aprovechando quizá su última oportunidad, quiso prestarle exagerada atención a cualquier detalle que pudiese ayudarlo a salir de allí, cansado hasta contabilizó sus pasos y la cantidad de celdas que allí habían.

 

Veintidós.

 

Y para cuando el pasillo gris terminó, su respiración se aceleró al ver a Kisame aguardando al final.

—Al fin puedo verte de nuevo —animado no tardó en tratar de sujetarlo por el rostro.

Itachi quiso retroceder, pero los tirones de quienes lo escoltaban consiguieron que el otro lograse su cometido llevando de inmediato sus ásperos labios a su boca, Itachi intentó rehuir el contacto y el brusco mordisco de esos afilados dientes que le hizo quejarse cuando lo soltaron. Un ligero hilillo de sangre descendió desde la pequeña herida.

—¿Pero qué haces?

—Solo cobró una pequeña satisfacción antes de que no sea posible —respondió burlón ante el reclamo de Deidara.

—Esa es una buena idea —Sasori acotó con el mismo tono.

Itachi sintió más pesados sus jadeos viendo hacia todos lados, tratando inútilmente de buscar un espacio para escabullirse cuando las manos del pelirrojo fueron a parar sobre su cuerpo.

—¡Ya dejen la estupidez! El que termina dando la cara delante del viejo y de A soy yo, humm.

Risas perversas resonaron en sus tímpanos y por un instante Itachi sintió alivio, cuando retomaron la marcha llevándolo en medio de jaloneos.

Fue lamentable que aquella ilusoria sensación de consuelo durase tan poco.

Cuando el recorrido terminó habían llegado a una enorme habitación, tan elegante y amoblada como la de cualquier lujosa suite de hotel. Pero lejos de poder concentrarse en aquellos detalles, eran quienes lo aguardaban lo más angustiante.

 

—Al menos podrían haberle dado un baño

—Se ve algo delgado. ¿No pueden conseguir omegas con más carne?

—Es un chico, mira qué largo tiene el cabello… me gusta.

Las tres personas que allí lo esperaban no dejaron de observarlo como si fuese algún tipo de mercancía a subastar.

Su irregular respiración fue acrecentándose, sentados sobre los costosísimos muebles un hombre muy robusto de piel oscura y cabellos amarillos lo observaba de pies a cabeza, una y otra vez, en un nauseabundo recorrido. Con un bigote del mismo color se veía bastante mayor, pero no tanto como el pequeño anciano a su lado, casi calvo, una nariz enrojecida llamando la atención en medio de su rostro.

La última persona era una mujer, ataviada en un ajustado vestido azul y de largos cabellos cobrizos, sonreía soberbia con los labios pintados de rojo.

—No sabíamos si lo querrían —Deidara habló soltando un bostezo después.

—¿Con los pocos omegas que tenemos últimamente? Debes estar bromeando muchacho —el más anciano sorbió la copa de vino que sujetaba —aunque me gustan más las omegas.

—Justo yo necesito una, el alfa de mi casa está un poco inquieto, le llegó el celo hace poco y necesita aparearse. Tuve que encadenarlo para que dejara de ocasionar destrozos.

—Entonces yo me quedaré con este —el hombre fornido se puso de pie para acercarse.

Itachi hizo amago de retroceder, pero Sasori y Deidara se lo impidieron. Su apresurada respiración poco se relajó cuando el sujeto más alto estuvo a nada de distancia. Presionó los dientes tratando de no sentirse intimidado, porque obviamente lo estaban viendo como a un animal.

—¿Quie-

Su pregunta murió antes de abandonar sus labios, un sonoro bofetón impactó en su rostro sin que pudiera verlo venir, cansado y hambriento no pudo prevenirlo. Itachi jadeó cuando la fuerza casi lo manda de bruces siendo sujetado para que no sucediera. El regusto metálico se paseó en su boca.

—Las mascotas no deberían hablar —explicó sonriente— encárguense de eso.

Y antes de que pudiese recomponerse del todo, volvieron a tumbarlo al piso, apenas logró apoyar sus rodillas para no caer por completo, sin embargo, su mejilla terminó impactando al no tener las manos libres. Soltó un quejido y al instante sintió como trataban de amordazarlo, Itachi se revolvió intentando que aquella bola de silicona no entrase en su boca, pero el salvaje tirón en sus cabellos consiguió que aquel artefacto se introdujera y le impidiese cerrarla. Gimoteó sofocado por la incomodidad.

Genuino miedo fue incrementándose en su interior al oír solo risas de esas personas, ecos retumbando en sus oídos haciéndole sentir mareado.

Ligeras arcadas lo forzaron a dejar de revolverse. 

Su cerebro trataba de hilar alguna respuesta con sentido con la poca información obtenida, sin duda aquellos sujetos eran los responsables no sólo de la desaparición de Hinata, probablemente más alfas y omegas podrían estar encerrados siendo tratados como animales a los que no se les tiene ni el menor cariño.

—Ustedes son mascotas tan bonitas —con una sonrisa pérfida se inclinó para quedar a su altura, le tomó del mentón para regodearse con sus resuellos ruidosos.

Itachi intentó apartarse, pero la presión en su mandíbula se lo impedía, solo podía observarle con odio. Pero su ceño fruncido no duró lo suficiente, esa despreciable persona volvió a erguirse para bajar el cierre de sus pantalones dejando expuesto su grotesco miembro.

Esta vez Itachi se sacudió con más fuerza, tiraron de sus cabellos para comenzar a masturbarse con ellos, envolviéndolos alrededor de su falo.

Deseaba contener su respiración apresurada, oyendo aquellos jadeos nauseabundos sus arcadas se intensificaron, Itachi estaba seguro de que podría devolver el poco contenido de su estómago en cualquier momento si aquel asqueroso olor cítrico no desaparecía, por más que tratase de apartarse la fuerza con la que era retenido se lo impedía. Sus ojos titilaron por el pánico que estaba sintiendo.

Solo podía ver como sus largos cabellos eran usados para frotarlos contra el miembro de aquel despreciable ser. Sus parpadeos fueron más rápidos al sentir la imperiosa necesidad de ponerse a llorar, Itachi cerró los ojos cuando los apresurados jadeos anunciaran un pronto acabose. Y cuando aquel líquido repugnante le llegó al rostro solo pudo dejarse caer hacia adelante una vez se lo permitieron, sollozó quedito buscando calmar sus náuseas, sus ojos escocieron y pudo sentir sus tibias lágrimas escabullirse haciéndole sentir peor.

 

Naruto…

 

—Siempre haces lo mismo —con mueca de asco la mujer también se puso de pie yendo hacia la salida —cuando tengan a una linda omega de cabellos claros avísenme, en tanto ya veré cómo entretener a mi cachorro —sonriente salió.

—Creo que últimamente los números están demasiado bajos, vamos a tener que optar por nuevas alternativas, tengo varios clientes de otros lugares presionándome por una mascota. A, ya sabes que necesitamos vender o esto no podrá sostenerse mucho tiempo —el diminuto anciano siguió el mismo camino.

—Puedo vender a este, aunque lo mejor sería usarlo para cría, con el alfa que trajeron debería bastar —sin ápice de vergüenza volvió a acomodar su flácido miembro dentro de sus pantalones —póngale las cadenas —acotó.

Itachi pareció reaccionar cuando lo levantaron del piso para llevarlo, nuevamente el temor lo obligó a revolverse intentando liberarse al momento que lo subieron sobre la cama, tirando de unas cadenas que allí habían empotradas para sujetarlo de las esposas.

—Las crías demoran mucho y esos bastardos del gobierno están molestando demasiado, con las muestras y los pobres resultados de los laboratorios podríamos tener problemas. No quiero que esos malditos alfas que quedan vayan a sospechar, los prefiero en el jardín de mi casa cuidando el lugar.

A se carcajeó sirviendo un vaso de licor—, los alfas necesitan bozales, Onoki. Podrían morderte.

—Ya lo sé, esto sería más fácil si lo inútiles con los que trabajamos fueran más eficientes.

—Voy a deshacerme de Danzo sino empieza a mostrar avances.

Ante la mención del antiguo socio de su padre Itachi trató de virar, con las manos casi suspendidas sobre su cabeza ni siquiera podía conseguir quitarse aquella incómoda mordaza que estaba sofocándolo.

—Volveré en unos días, si consigues más omegas o alfas házmelo saber —Onoki bostezó yendo hacia la salida, deteniéndose justo delante de Deidara —te espero en el auto muchacho, tenido trabajo pendiente.

—Pueden irse ambos. Sasori, Deidara, de momento yo me ocupo de él.

Y aun sabiendo que todos ahí eran peligrosos Itachi sintió su cuerpo temblar al solo considerar que le sucedería de quedarse solo con ese hombre, así que en el instante que los ojos claros de quien ansió fuese Naruto lo observaron por un segundo, pidió no lo dejaran allí.

Pero no funcionó.

Una mirada de lástima fue todo lo que creyó recibir antes de que la puerta se cerrara acrecentando su desolación.

—Bien, veamos que tenemos aquí —divertido se acercó pasando su mano con parsimonia por los manchados cabellos de Itachi, limpiándolos un poco —Lyla dijo que no había tenido tiempo de hacerte un examen a fondo.

Oyendo a la perfección su propia respiración acelerada, Itachi calibró sus posibilidades en tanto aquel hombre tomaba el sobre amarillo sobre el buró para revisar su contenido. Solo botellas de licor se exhibían en lo que parecía el bar a unos metros, entonces solo contaba con sus propios medios para intentar salir de allí. Si al menos conseguía golpearlo con la suficiente fuerza de sus piernas quizá… tan solo quizá, podría intentar dejarlo inconsciente…

¿Y después?

¿Acaso podría soltar las cadenas o esposas que lo aprisionaban para huir?

De no llegar a derribarlo, seguramente lo golpearía en consecuencia como hace nada y estaría poniendo en riesgo a su bebé. Itachi contuvo un sollozo cuando se sintió mareado por no poder respirar con libertad.

—¿Estás preñado entonces?

La pregunta le heló la sangre cuando aquel sujeto se terminó de leer las hojas para devolverlas al mueble, retrocedió todo lo que pudo en su incómoda posición deseando poder ampliar la distancia.

—¿Es de un beta? —cuestionó intentado acercarse a palpar el vientre plano. Sin conseguirlo cuando un golpe con su rodilla le asestó.

Afiló la mirada cuando quien al parecer se llamaba “A” soltó una ligera carcajada.

—Tenemos dos maneras de hacer esto —explicó sacando una pequeña botella de aerosol del buró paseándola frente a sus ojos —esta…

Itachi sintió al instante como el profundo olor aún sin ser rociado comenzaba a picar en su nariz, tan parecido al que utilizó aquella mujer para extraerle muestras de sangre.

—O está —completó volviendo a golpearlo, esta vez con el puño cerrado.

Y con aquella pelota forzándolo a tener la boca abierta, Itachi sintió como el golpe lo aturdía por unos instantes, soltó un quejido al sentir más sangre aglomerarse en su boca y comisuras sin poder más que filtrarse por los pequeños espacios que la mordaza permitía.

—Personalmente prefiero la segunda, los alfas y omegas son más receptivos a esta —sonrió aplastándolo sobre la cama casi sentándose sobre las piernas de Itachi para que no pudiese apartarse —solo tienes que asentir o negar. Sé que quieres a tu cachorro, pero necesito saber si es de un beta —posó su mano con fuerza su estómago haciendo ligera presión.

Itachi ni siquiera se percató de estar temblando, las lágrimas contenidas en sus ojos amenazaban con desbordarse, seguro de que de su respuesta dependía la seguridad de su bebé, así que recapitulando todo lo que había alcanzado a oír… negó, sacudió la cabeza con entusiasmo.

—Cuando te atraparon había un alfa a tu lado que murió. ¿Era de él?

Escuchar esa pregunta sólo consiguió que comenzara a llorar, Itachi estaba seguro de que Naruto estaba con vida, porque aquella sensación de seguir aguardando por él se mantenía intacta en su pecho, sin embargo, considerar si quiera que podía estar muerto le hacía sentir fatal.

—¿Era de él?

Repitieron la pregunta presionando con más fuerza sobre su vientre.

Asintió, Itachi asintió una y otra vez ansiando volver a aquella mohosa celda, lejos de esas manos que solo buscaban deslucirlo. Las lágrimas continuaron cayendo sin que pudiera evitarlo, tan solo incrementando su ruidosa respiración.

Sus alarmas terminaron de dispararse cuando lo giraron bruscamente para quedar boca abajo, en vano intentó levantarse cuando una pesada mano fue a parar a su cuello, presionándolo por detrás.

—Es una lástima, pero aun así podremos jugar un poco —casi le murmuró mientras intentaba tirar de sus pantalones para quitarlos.

Pese a su total desventaja, Itachi trató de quitárselo de encima, revolverse lo suficiente para que lo soltaran, sin conseguirlo. Casi sintiendo los latidos de su corazón desbocarse por la angustia que sentía, solo resuellos desesperados podía soltar en tanto las prendas eran apartadas dejándolo desprotegido, intentó golpearlo con una de sus piernas, pero ambas manos de aquel hombre lo sujetaron por la cadera.

Casi incrustando sus dedos allí.

Itachi volvió a jadear cuando supuso la amenaza que llegaría.

—No voy a lastimarte si te quedas quieto, también nos interesa que tu cachorro esté a salvo. Solo tienes que juntar las piernas, a menos que quieras perderlo.

Le indicó acariciando sus costados, recreándose en su piel con pausados movimientos.

Itachi sintió sus pulmones cerrarse al igual que sus ojos mientras vanamente intentaba encogerse, como si estuviese cayendo a un profundo y oscuro pozo donde la luz del sol no volvería a llegarle. Porque deseaba que su bebé estuviera a salvo, que al menos se mantuviese ileso hasta que pudiese salir de allí…

Hasta que pudiese hallar una oportunidad.

Siguió llorando ahora sin poder contenerse, consciente de lo que debería hacer, pero palpando aquel hueco aterrador devorando parte de su determinación. Como un perforador eco aplastando todos los huesos de su cuerpo, empezándolo a romper.

Con las palabras enterradas en su imposibilitada boca dejándolo solo con sus desdichados pensamientos.

Naruto…

—¿Lo harás?

Ante la pregunta sólo pudo asentir apoyándose sobre sus rodillas cuando lo forzaron a la posición aceptando su aciago papel en ese instante. Conteniendo las presurosas lágrimas que solo empeoraban su aflicción, así que juntó con fuerza sus muslos cuando aquel miembro se deslizó por allí, sin llegar a penetrarlo, solo refregándose entre sus piernas con los extasiados jadeos de esa persona.

Itachi cerró los ojos, sin el menor deseo de abrirlos, deseando que aquello terminara pronto, volver a su celda para caer sobre la helada grava.

—Es...increíble que… no estés marcado… 

Le habló al oído aumentando la velocidad de sus embates y sus suspiros, tirando del cuello de su camiseta, incrustando sin previo aviso sus dientes en su hombro derecho, mordiendo con potencia causando que la sangre cayera sobre la suave tela de las cobijas.

Itachi se sobresaltó ahogando un grito, se sacudió adolorido al tiempo que los movimientos se aceleraban hasta que la calidez de ese horrible simiente se deslizó por la cara interna de sus muslos. Gimoteó agotado cuando se apartaron al fin de él y pudo dejarse caer de lado, encogiéndose lo más posible para tratar de calmar sus angustiosas respiraciones y las tristes lágrimas que empañaban su rostro adolorido.

—Al parecer no le importabas tanto a tu alfa, es mejor que un omega preñado esté marcado. Aunque dicen que la mordida de un alfa es muy dolorosa—, casi murmuró mientras se levantaba acomodándose la ropa y soltaba un último resoplido satisfecho —la próxima vez usa tu boca.

 

Estarás bien.

 

Pensó en medio de su amargura aún sin siquiera poder llevar sus manos para cubrir su plano vientre, murmurando alguna nana quizá, para aquel diminuto ser que aún crecía en su interior.

 

 

[...]

 

 

 

Notas finales:

Saludos, siento la demora, no estaba muy segura de como etiquetar el capítulo, así que, si sienten que debí poner algo más, háganmelo saber.

Muchas gracias para quienes siguen aquí, he tenido semanas con muy malas noticias una tras otras, así que no tuve muchos ánimos de escribir, que aunque terminé este capítulo hace unos días, quise hacerle un dibujo, no es el mejor pero se hace el intento. Lo hallan en facebook si quieren verlo.

Cualquier duda o sugerencia es bienvenida, cuídense y nos leemos en el siguiente.


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