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Intoxicación por Yae

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Notas del capitulo:

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26.- Mil tonterías

 

 

 

Cuando al fin un poco de aquella fiebre irracional pareció menguar, se sintió tan feliz que compararlo con “estar en las nubes” sería ligeramente acertado.

Su corazón latiendo desaforado por una dicha indescriptible hizo que los sollozos de fondo pasaran a segundo lugar.

Sin embargo, poco le duró el sentimiento al ser tan violentamente apartado de su omega, antes de que pudiera satisfacerlo por completo en medio su celo y llenarlo de su semilla tantas veces como fuera necesario para que pronto pudiesen tener cachorros.

Para ser una familia completa.

Una familia feliz…

 

Shisui no recuerda cuanto tiempo pasó en aquel intoxicado estado, delirando con Itachi… con aquel sueño esplendido donde su primo al fin portaba su marca y podían profesarse amor sin ninguna condena por el hecho de compartir la misma sangre…

Porque debió tratarse solo de una quimera producto de anhelos frustrados, porque pronto la sensación de inexplicable tristeza allanó cada uno de sus sentidos. Como si estuviese viviendo en carne propia la grima de alguien más…

Itachi.

Su fuero interno no tardó en espabilarlo lo suficiente para que lograra abandonar ese letargo delirante en fantasías imposibles.

 

Un dolor general en cada uno de sus huesos y músculos le hicieron presionar los dientes antes de soltar un quejido, pese a ello después de semanas al fin sintió sus manos libres. No debió tardar mucho en unir sus memorias desde el día que lo capturaron junto a Itachi…

Solo entonces se incorporó con violencia, desesperado por hallar a su primo. Siseó por la agonía que representó solo intentar ponerse de pie, como si sus extremidades estuviesen entumidas. Sus ojos viajaron con rapidez descifrando su entorno, hallándose en lo que se veía como una celda, pero solo con dos paredes, todo en color blanco y los barrotes rellenando los espacios carentes de concreto, pudo haber pasado más tiempo tratando de ver más allá, de no ser porque en lo que parecía ser una especie de celda contigua pudo apreciar a alguien encogido en un rincón, viéndose tan pequeño que Shisui sintió un piquete en su corazón.

Hizo amago de hablar, pero ningún sonido brotó de su garganta, así que se acercó más a los barrotes, intentando ver mejor a esa marchita figura de largos cabellos negros…

—Ita… Itachi —pronunció con dificultad, con un tono tan ronco que le costó reconocerse a sí mismo.

Al simple llamado la silueta se sobresaltó, asustado, pensó debido al exagerado exabrupto antes de que su primo también lo observase.

Otra dolorosa punzada sintió, porque aquellos ojos negros se veían tan hinchados y rojizos que era evidente todo lo que había llorado. Sus labios formando solo una línea recta.

¿Le habrían lastimado?

—Itachi… —le llamó más preocupado a cada segundo, por lo poco que podía distinguirle debido a la distancia le parecía a macilento, tan cansado que los colmillos de Shisui picaron por verle tan maltratado.

Aun así, su primo no se movió.

—Mis… mis memorias están demasiado borrosas, necesito que me digas que está pasando.

Insistió extendiendo su brazo derecho a través de los barrotes, deseando poder rozarlo, consolar aquella infinita tristeza que sus ojos demostraban.

Pensando que algo terrible debió ocurrirle mientras él se hallaba inconsciente, porque Itachi siempre fue bastante difícil de leer, no podía explicar de otra manera como su angustia podía palparla tan vívidamente.

Itachi entonces abrió los labios, tan magullados y llenos de cortadas que la sensación de ira en Shisui se incrementó.

Pero no dijo nada, volvió a ocultar su rostro entre sus rodillas llevando esta vez sus manos hacia su cabeza, hundiéndolos entre su cabello enredado.

—Itachi… —habló un poco más alto, viendo de reojo lo que parecía una especie de sala médica, con camillas a los lados y los mesones llenos de probetas y frascos de todo tipo, más arriba pudo ver en una de las paredes un reloj.

Marcaban las 15:23.

—Dime que Sasuke está a salvo.

Respingó al oír la voz de su primo, tan baja que parecía estarle susurrando, como si no quisiera ser oído del todo.

—Ita-

—Dime que Sasuke está a salvo —repitió interrumpiéndolo, con solo una nota más alta pero cargada de llanto contenido, tan desgarrador que moría por abrazarlo y consolarlo.

Shisui tragó pesado.

—Lo está, le di las llaves y le dije que volviera al automóvil para regresar y pedir ayuda. Pude oír el auto en marcha poco después, no hay manera de que lo capturaran —explicó casi seguro de lo que decía, siempre supo cómo una de sus prioridades no arriesgar al hermano de Itachi, por eso lo mandó de regreso en cuanto pudo.

Itachi no le respondió después de eso, de nuevo envuelto entre sus propios brazos ocultándose entre su largo cabello.

—Itachi por favor… —pidió.

Pese a no poder constatarlo pudo sentir como Itachi parecía estar llorando, gimoteos bajitos y quizá algunas lágrimas empañando sus ojos. Se mordió el labio inferior tratando de recordar, más allá de aquella sensación de calor que ponderó en sus memorias debía haber algo más, algo que explicara la actitud de Itachi. Quedó entonces contemplando sus propias manos, notando las puntas de sus dedos maltratados, moretones y raspones por varias partes.

Algo debía estar pasando por alto.

Sus forcejeos cuando lo separaron de su primo… y aquella bruma delirante que le produjeron aquellas drogas…

Un bozal… su mandíbula dolió.

Solo calor y ese desesperante fogonazo consumiendo su interior, convirtiéndolo en una bomba viva que no tardaría en explotar.

Lavanda.

Había sentido aquella maravillosa fragancia inundar cada fibra de su cuerpo, perdiéndose en la perfecta presencia de la persona que amaba, como sus mejillas sonrojadas y el derroche de sus feromonas esta vez era solo para él…

No…

Sus labios comenzaron a temblar cuando imágenes de su primo bajo suyo forcejeando por apartarlo le llegaron, como súplicas intermitentes fueron pronunciadas sin que las escuchara en lo más mínimo, imponiendo su presencia con violencia aprovechando la poca movilidad del otro para aplastarlo sin compasión…

Teniendo a la vista al fin aquella parte de su cuerpo tan vulnerable… donde sus dientes de clavaron desesperados…

Shisui boqueó acrecentando sus temblores, como si acabase de convertirse en el principal antagonista de la vida de Itachi, un cruel verdugo que lo marcó como si sus deseos no importaran en lo absoluto.

—Itachi… —balbuceó acercándose de nuevo a los barrotes, esta vez con aquella misma angustia en su tono de voz, sintiendo ligeramente anegados sus ojos —necesito saber… ¿te lastimé? ¿acaso yo-

Tragó pesado, esta vez sujetando con tanta fuerza los barrotes que lo apartaban de Itachi que sus nudillos se tornaron blancos.

Y aun así Itachi no se atrevió a levantar la mirada, su primo sacudió la cabeza encogiéndose en hombros tanto como le era posible. Como si con ello pudiese desaparecer de ahí.

—Itachi…

 

Y antes de que pudiese seguir llamando quizá a base de gritos, la enorme puerta metálica sonó, se giró de inmediato viendo entrar a dos sujetos, uno de cabello rojo y otro rubio, aquel detestable color, junto a ellos una mujer algo anciana que sonrió al verlos.

—Veo que despertaste, esa es una excelente señal. Temimos que la sobredosis terminara por matarte.

¿Sobredosis?

Se acercó a su celda, pero tomando la suficiente distancia para no ser sujetada en un descuido.

Entonces Shisui pudo notar en sus propios brazos piquetes y moretones que dejan las sondas intravenosas.

—¿Quiénes son ustedes? ¿Qué le hicieron a-

—¿Tu omega?

Su reclamo murió en aquel instante, sus ojos titilaron y el aire escapó de sus pulmones, debían estar bromeando… sus labios se curvaron inconscientes en tanto entornaba la mirada hacia su primo, viéndole al fin algo más erguido y así… sólo así pudo distinguir los vendajes manchados que se suponen blancos asomando por su cuello.

Sintió sus caninos cosquillear con inusitada satisfacción.

—Aún está afectado, pero esperemos lo supere pronto, por eso lo pusimos cerca para que puedas hacerlo sentir mejor… pero por su estado es que lo más que podemos permitirte.

¿Su estado?

—La herida de la marca aún está fresca, está tardando más de lo que pensé en sanar.

La marca.

 

Su corazón entonces pareció incendiarse de algo parecido a la felicidad, felicidad unilateral, porque si lograba salir de allí ya nada podría separarlo de Itachi, ni siquiera aquel nefasto matrimonio por interés.

El sentimiento nocivo le hizo ignorar por completo lo demás que aquella mujer dijo pasándolo por alto, calibrando en ese instante como sacar a Itachi de allí.

No obstante, poco tiempo pudo prestarse a su planeación cuando la celda en donde se encontraba su primo fue abierta, el par de hombres ingresaron tomándolo por los brazos para levantarlo.

E Itachi no hizo el menor esfuerzo por resistirse, dejando que colocaran esposas en sus manos para salir a pasos lentos. Sin siquiera mirarlo.

—¡Aguarden! ¡¿A dónde lo llevan?!

Se arrastró con violencia contra los barrotes para tratar de detenerlos.

Oh, se me olvidaba decirte… A está muy interesado también, así que tendrás que compartirlo…

Compartirlo...

La sonrisa de la mujer fue tan aterradora que solo por un instante se sintió asustado por el gesto, como si ella estuviese contemplando a un animal de laboratorio.

 

 

 

[...]

 

 

 

Desde que pudo recobrar por completo el control en sus sentidos Naruto no consiguió volver a dormir con facilidad. Sus párpados agotados no lograban mandarlo al mundo onírico a menos que tomase algún tipo de sedante, para que así el cansancio no entorpeciera la búsqueda durante el día.

Como si hubiese regresado a aquellos instantes de su niñez donde temía que algún fantasma o demonio emergería por debajo de su cama, arrastrándose hasta escabullirse en sus sábanas.

Aquel enorme miedo que solo se acrecentó cuando su madre desapareció, cuando ya no pudo arroparlo y darle aquel cálido beso de buenas noches…

Porque sentía estar avanzando con un hoyo en el pecho, el vacío lúgubre que solo parecía expandirse.

Con cada día que pasaba sin que nada cambiase, maldiciendo a Pain en cuanto lo vio como si él hubiese sido responsable de aquella tonta empresa que todos aceptaron aquel día.

Porque todos eran igual de culpables.

 

—Tu padre me ordenó cuidarte a ti, esa siempre fue mi prioridad, lo de tu esposo fue un fallo inaceptable, lo admito.

 

Fue su burda disculpa, como si un brazo roto fuese suficiente excusa para no haber actuado como el más capacitado allí.

Para Naruto el dolor de sus disparos y heridas era solo un recordatorio de su propia debilidad, esa que ocasionó ser apartado de quien más amaba. Cojeando los primeros días en cuanto abandonó el hospital, agradeciendo por primera vez a su segundo género, ese que le permitía sanar ligeramente más rápido que cualquier beta.

Uno tras otro los días fueron avanzando, desvaneciéndose en inútiles preguntas tan repetitivas que terminaba gritando por la frustración. Con su lado alfa reclamando que recuperase a su pareja cuanto antes.

Naruto pudo haber vuelto a caer en aquel estado delirante de no ser por los supresores que le inyectaban, para no enloquecer por las suposiciones que llegaban cada noche a su cabeza.

Ideas, una más espeluznante que la otra, temiendo no poder alcanzar a Itachi antes de que fuese demasiado tarde.

A sabiendas de que ya lo era.

Ya era muy tarde para evitar que algo le hubiese sucedido.

Rogando al menos por encontrarlo antes de que solo pedazos quedasen, que su esposo e hijo aun aguardasen por él.

Su hijo…

Y el de Itachi…

El día en que Minato colocó fotografías y nombres sobre la mesa donde todos estaban reunidos que su ira se reactivó, memorizando cada facción de esas personas para acabarlos con sus propias manos de llegar a tener la oportunidad.

 

—Este es… —Fugaku tragó pesado tomando una de las capturas, un hombre mucho mayor de cabello rubio y piel oscura.

A.

Todos parecieron repetir la primera vocal, esa que fungía como nombre de aquel individuo.

—Es dueño de muchas empresas en Norteamérica y un par aquí, ya hemos rastreado sus datos y sus socios, un montón de rubros se cruzan en sus afiliados.

—¿Y qué estamos esperando? —Sasuke habló alto, casi clavando sus dedos sobre la madera —si la policía no se ha movido, nosotros tenemos que hacer algo.

Estuvo a un segundo de apoyarlo, porque Naruto nunca en su vida odió tanto a aquellos se suponen estaban ahí para cuidarlos.

—Espera, Sasuke —Fugaku detuvo su reclamo —que si ellos tienen a Itachi y Shisui no podemos arriesgarnos solo así.

—¿Los conocen?

Minato carraspeó para captar la atención de todos.

—Esta gente no es para tomársela a la ligera, cuentan con los suficientes recursos y contactos para silenciar a la policía. He intentado por años tratar de reducir este tipo de monopolios.

—¿Ese tipo? —Sasuke preguntó llevándose las manos hacia el rostro.

—Tu padre lo sabe, Sasuke. Muchas familias de alfas y omegas están al tanto de este tipo de “desapariciones” —resopló yéndose a sentar.

Naruto no pronunció palabra, la expresión siempre serena en su padre se vio modificada por unos segundos, recordándole con tremenda efectividad su semblante al de aquellos días en que su madre desapareció…

No es cierto

Sus ojos escocieron al imaginarse la razón para aquel cambio tan repentino en su expresión.

Mamá.

¿Acaso su madre había desaparecido del mismo modo? ¿A manos de aquellas mismas personas?

Esta vez sus dientes presionaron entre sí en tanto sus manos formaban puños temblorosos…

—Naruto… —su padre le llamó— no es momento.

¿No lo era?

Naruto quiso soltarse en carcajadas irónicas, reclamarle a su progenitor porque jamás le contó de aquello…

Pero quizá si deseó hacerlo… contarle todo, entonces su insistencia para que lo ayudara con sus negocios y empresas comenzó a cobrar sentido…

Así que guardó silencio, tratando de recomponer su calma ante todos aquellos que lo observaban.

Porque no podía retrasar más el rescatar a Itachi y sus miedos solo se incrementaron, susurrando que aquella horrida oscuridad que lo rodeaba desde que su esposo desapareció no fuese a terminar, sintiendo su amanecer tan distante que deseó echarse a llorar.

 

—No estamos del todo seguros de lo que hagan con quienes se llevan, tráfico de personas sería la respuesta más simple, pero al tratarse de alfas y omegas solamente quizá haya otro trasfondo —esta vez Fugaku habló, cansado como todos allí, con la mirada acusatoria de Sasuke encima, incluso Neji se vio genuinamente afectado por eso con Hizashi a su lado.

Como si todos los adultos supieran algo de ello. Naruto pudo distinguir al supuesto padre de Shisui, el otro Uchiha que se presentó el día de su boda.

—No estaba seguro de que Danzo estuviese involucrado, por eso siempre trate de mantenerlos al margen de eso —agregó.

—¿Y entonces qué? —Naruto al fin habló, trémulo, casi al borde de un ataque.

—¿Cómo vamos a recuperarlos?

—Debe haber algo que podamos hacer…

 

—Y lo hay… —Minato volvió a hablar luego de Sasuke y Neji —vamos a negociar…

 

Un pesado silencio sobrevino tras aquellas palabras.

 

—No hay otra salida, voy a contactarlos. No son del todo ajenos, así que espero poder concretar una cita cuanto antes y exponerles un trato. Con ello quiero creer que todos aquí presentes están de acuerdo en ceder lo necesario para recuperarlos. Dinero, acciones o lo que sea preciso.

 

Todos quedaron observándose en silencio, quizá haciendo un recuento de todo bien con el que contaban, que deberían dejar a disposición de un grupo despreciable de seres humanos que aprovechaban el dinero en el que estaban podridos para dañar a los demás.

 

Cuando aquella reunión dio por terminada, Naruto se apresuró a salir, sintiéndose repentinamente enfermo, imaginándose aquel escenario en el que su madre desapareció, en el que Minato no pudo recuperarla pese a todo su dinero e influencias…

Sin nada que les garantizara que esta vez sería distinto…

Que aceptarían devolverle a Itachi.

 

Se cubrió los ojos con una mano al sentirlos húmedos, debía mantenerse calmado, aunque solo deseara gritar de rabia, buscar a esas personas y matarlas con sus propias manos…

—Naruto.

Respingó girando en el acto, su suegro se hallaba a un par de pasos y un poco más atrás estaba Sasuke.

—Minato me dijo que fuiste tú quien le pidió ayuda para rescatar a Itachi —el hombre resopló cansado, mostrándose más anciano de lo que parecía —te lo agradezco.

Naruto negó sintiendo como unas cuantas lágrimas se le escapaban, ya sin poder contener el hervidero de ideas fatalistas acumuladas en su cabeza.

—Lo hice por Itachi, yo daría mi vida por él…

Respondió rápido alejándose después de eso sin esperar una respuesta, no deseaba interrogatorios sobre su breve noviazgo con Itachi, ya no le importaba que todos se enteraran de lo sucedido entre ambos, solo deseaba poder volver a verlo.

Abrazarlo y decirle cuanto lo amaba…

 

.

 

Al anochecer buscó a su padre, colándose en aquel despacho de la casa rentada. Tocó la puerta un par de veces, entrando antes de que le dieran autorización.

—¿Se terminó tu medicación? —fue lo primero que le dijo Minato al verlo, con varios papeles en manos que evidentemente había estado revisando—. Puedo llamarle a Fugaku.

—No es eso —negó— quería hablar contigo de… de lo que dijiste hoy —resopló sin ánimos de sentarse.

—Dije muchas cosas hoy.

—¿Ellos se llevaron a mamá? —cuestionó en tono bajo, sintiendo de nuevo esa urgencia de ponerse a llorar —¿por qué no me dijiste?

Minato inspiró hondo dejando los papeles de lado.

—Eras un niño, Naruto. No es que hubieses entendido mucho y ya estabas sufriendo.

—Pero… tú también… —las lágrimas comenzaron a caer sin que pudiese evitarlo —no quiero que suceda lo mismo…

La espantosa migraña que lo rondaba durante el día se intensificó, los pensamientos desalentadores repitiéndose en su cerebro como alguna grabación averiada, que no le permitía apartar esas ideas ni un solo instante desde que todo empezó. Su cerebro plagado de ansiedad por Itachi solo halló más combustible para torturarlo al traer las memorias de su madre.

Comenzaba a aborrecerse por haber permitido aquello, por no haber sido capaz de detener a Itachi, haberle dado argumentos suficientes para hacerlo desistir.

Itachi tendría todo el derecho de estarlo odiando… porque fue incapaz de protegerlo…

—No será así Naruto.

Su padre entonces se acercó, a abrazarlo después de tantos años, consolándolo como si fuera un niño, Naruto cayó en cuenta de su ruidoso llanto, de su respiración casi desaforada.

—Ahora se mucho más de lo que sabía antes, ahora no estás solo.

Asintió correspondiendo el gesto, agradeciendo esta vez tener a su padre a su lado, que este no le recriminase nunca por sus berrinches sin justificación.

 

 

[...]

 

 

Sasuke vio deambular a su padre durante todo aquel tiempo como una especie de zombi, casi no lo veía dormir por hacer llamadas infructuosas intentando contactar con alguien que pudiese ayudarlos a encontrar a Itachi.

Porque la policía parecía estar resultando más inútil que sus intentos por averiguar algo.

Sasuke se sabía el único culpable de todo aquello, si hubiese prevenido el accionar de Neji deteniéndolo a tiempo, nada de aquello habría sucedido. Su hermano seguiría a su lado y…

Incapaz de corregir su fallo por cuenta propia, en el instante que Naruto por fin pareció recobrar lucidez algo de esperanza sintió.

Sabiendo de inmediato que Minato había accedido a ayudarlos a buscar a Itachi…

 

Sin embargo, con todo su dinero y contactos el tiempo siguió avanzando, semanas dolorosas en las que todos solo demostraban preocupación…

Oyó a sus padres discutir más de una vez por aquel asunto, gritos que nunca antes escuchó y reclamos repetitivos que alcanzaban hasta la puerta de su habitación…

 

—¡¿Estas culpándome acaso?!

—Solo tú te encargabas de regular sus supresores, Mikoto.

—Estas culpándome, pese a todo siempre he cuidado de Itachi y lo sabes.

 

Solían callar de inmediato al verlo, Sasuke nunca fue bueno para oír tras las paredes como alguna especie de fisgón. Quedándose solo con escenarios bobos, donde tal vez podrían pretender que aún iban a mantenerse como una familia así Itachi jamás volviese…

Solo considerar la probabilidad le hacía sentir peor, capaz incluso de cambiar todos sus mañanas por volver el tiempo atrás… por regresar a un ayer donde su hermano aún viviese con ellos, despertando cansado por el trabajo y la universidad.

Y pese a ello sonriéndole en cuanto lo veía, recostándose a su lado para hablar, para consolarlo con su sola presencia, regalándole un poco de su fragancia para calmarlo cuando lo necesitaba.

—No queríamos que oyeras nuestra discusión, Sasuke —su madre hizo amago de sonreírle mientras colocaba su desayuno sobre la mesa. De mirada ojerosa se sentó en frente con una taza de café una vez solos.

—No oí nada —respondió parco, sin apetito real. Tal vez pensando en que su hermano no tendría nada para comer en aquel instante, tragó pesado.

—Yo sé...  que es difícil —ella murmuró bebiendo el café, tan cansada como todos. Sin embargo, era quien menos se había expresado en favor de aquella negociación planteada por Minato.

Sasuke resopló tomando algo de arroz para comerlo por obligación.

—Ya han pasado más de tres meses, tu padre dijo que si Minato rompe la sociedad de igual modo nos iremos a Norteamérica, trata de no faltar tanto a clases —encargó algo más afable una vez que hubo terminado su café.

—A qué te referías cuando dijiste; pese a todo.

Soltó esperando que ella entendiese, su madre se le quedó viendo antes de ponerse de pie y llevar la taza que sujetaba al lavaplatos abriendo el grifo del agua en el acto.

—Creí que no habías oído nada —habló bajo— tu hermano siempre fue muy responsable, así que no debía preocuparme mucho por él… pero creo que es suficiente… tal vez no vaya a regresar… igual que ella…

Su deseo por interrogarla menguó al escuchar sus sollozos, Mikoto no tardó en cerrar el paso del agua antes de salir de la cocina dejándolo solo.

¿Cuánto tiempo más deberían esperar?

Porque con cada día transcurrido sus posibilidades iban reduciéndose, al menos las de hallarlos con vida…

Sasuke se sintió enfermo.

 

.

 

Fue su tío Kagami quien presentó la posibilidad de acordar con la policía norteamericana una búsqueda más fiable o al menos hacer algo que presionara a la policía de Tokio a tomarse en serio aquellas desapariciones. Porque Shisui no era un simple civil.

Pero Minato no tardó en dejar en claro que eso solo empeoraría todo, que él… ya lo había intentado hace años…

Sasuke no se atrevió a preguntar a qué se refería. Sin querer pensar en la razón por la que el suegro de su hermano podía saber más de todo aquel turbio asunto de lo que aparentaba.

Un grupo de enfermos multimillonarios coludidos con gobiernos para aprovisionarse de alfas y omegas, pero…

¿Para qué?

¿Simplemente para satisfacer alguna enferma fantasía?

No, estaba seguro de que había algo más.

 

Así que, aunque pudiese parecer inoportuno se la pasaba gran parte de su tiempo en la casa que de momento Minato y Naruto ocupaban. Contemplando como aquel dobe rubio iba viéndose peor con el paso del tiempo, porque su agotamiento no podía compararlo con el de nadie más.

—¿Averiguaron algo hoy? —preguntó cuándo lo halló cerca de la entrada principal que era resguardada, como si Minato temiese que su hijo pudiese huir para buscar a Itachi del modo más rústico.

—Aún estamos esperando, esos bastardos se la pasan evitando a mi padre. Como si supieran que queremos —forzó una sonrisa irónica mostrando sus caninos en su gesto destrozado, las pupilas algo dilatadas por los exagerados supresores que consumía.

Siendo Fugaku quien le dijo que aquella dosis era mucho mayor que la utilizada en Itachi hace tiempo…

Cuando su hermano pareció deshacerse en dolor por ser dejado en medio de su celo… solo que Naruto se veía mucho peor. A solo un paso de perder el control de nuevo y ser envuelto por la bruma de su irracional lado alfa.

Sasuke se supo ajeno al sentimiento.

Probablemente debido a que era hermano de Itachi y no su pareja. Porque pese al dolor y la desesperación que experimentaba jamás se sintió al borde de un colapso que pusiese en riesgo su raciocinio.

Solo aquella infinita tristeza que en ocasiones embotaba sus sentidos haciéndole sollozar cuando se hallaba a solas en su habitación.

—Entonces ya lo saben… —Sasuke bufó yendo a sentarse en las pequeñas bancas de piedra que asomaban entre el jardín, ya faltaba poco para que anocheciera y debería regresar a casa.

—Eso supongo —respondió optando por apoyarse en uno de los pilares marmolados que quedaban cerca —si tan solo pudiera-

—¿Matarlos? 

Sasuke vio respingar a su cuñado con su pregunta, que interrumpió su ligero gruñido aderezado con palabras.

Naruto viró del todo, aún con los caninos demasiado visibles y la mirada afilada—. Matarlos.

Y pudo palpar su deseo de sangre tan solo al contemplarlo.

 

—¡Naruto! 

 

La grave voz de Minato hizo a ambos girar en dirección de ella, el adulto se acercó a pasos rápidos manteniendo algo de distancia en cuanto vio a Sasuke.

—¿Al fin los contactaste? —ansioso su hijo no tardó en plantarse delante del otro.

—Sí, he concretado la reunión para mañana.

Sasuke se puso de pie al escucharlo, con un nerviosismo repentino. Pero antes de que Naruto pudiese decir algo, Minato lo sujetó por los hombros con notoria fuerza, zarandeándolo incluso para que le prestara atención.

—Escúchame bien, Naruto. No importa que pase, no importa lo que digan, incluso si se ríen en nuestra cara, no puedes perder la calma. De ello depende que nuestra oportunidad de recuperar a tu esposo funcione.

 

¿Acaso les permitirán ir a aquel encuentro? Sin duda no podría ser buena idea, Naruto no se veía como ningún tipo de negociador y más con aquel delgado hilo donde al parecer su autocontrol se paseaba.

Minato no podría sin duda estar considerando siquiera la posibilidad, Sasuke no tardó en distinguir como puños temblorosos se formaban de las manos de su cuñado.

 

—Lo sé...

 

 

[...]

 

 

 

Notas finales:

Saludos, siento la demora… aunque no fue tanta. Muchas gracias por las lecturas y los bonitos comentarios.

Cualquier duda y sugerencia es bienvenida.

Cuídense mucho y nos leemos en el siguiente.

Yae.


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