Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Intoxicación por Yae

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Siento la demora.

 

 

29.- En tu cabeza

 

 

 

Su sueño fue tan ligero que hasta el pitar de los aparatos a su alrededor lo sobresaltaban, acostumbrando a cuidarse cuando permanecía en cualquiera de las celdas, sus sentidos se colocaban en alerta ante el menor sonidillo.

—Puedo dejar las luces encendidas —la voz de su madre fungió como el ancla que lo devolvió a su entorno.

Itachi tragó pesado.

—No —negó pese a que las penumbras dificultaban ver el rostro de Mikoto, se incorporó como pudo aguardando porque la ligera angustia en su pecho menguase.

—¿Estás seguro?

—Si… solo iré al lavabo… —aclaró por obligación en tanto se ponía de pie tirando del trípode con ruedecillas donde colgaba el suero, para encerrarse en el cuarto a un lado previniendo que su madre quisiese entrar con él.

Encendió la luz una vez asegurada la puerta, inspirando hondo antes de asomarse al espejo del lavabo, sujetándose de la cerámica para contemplar su marchito reflejo, que, aunque mostrase menos llamativos sus moretones le dificultaba hallarse allí, Itachi siempre fue demasiado meticuloso con su apariencia, procurando verse pulcro hasta el más ínfimo detalle.

Ahora ni deseos había tenido de pasar un peine por sus cabellos.

Porque comenzaban a incomodarlo…

Habían entorpecido cada uno de sus movimientos mientras le rompían el alma en aquel lugar, usándolo como una correa de la cual tiraban hasta que sus raíces picaban por el dolor.

Dejándole lleno de aquellas nauseabundas manchas blancuzcas.

Itachi jadeó más alto, sujetando con más fuerza su único punto de apoyo…

 

“Ustedes son mascotas tan bonitas…”

 

Esta vez sus dientes presionaron entre sí con fuerza, un violento temblor trepó por su espina ocasionando que sus piernas comenzaran a temblar.

 

“Si, hazlo así…”

 

Retrocedió como pudo llevando ambas manos para cubrir su rostro, previniendo que alguna lágrima pudiera escapársele. Respiraciones más rápidas y ruidosas no pudo disimular.

Pero debía controlarse, no quería preocupar a su madre… a su familia…

A Naruto…

Jadeó más alto cuando unas cuantas lágrimas descendieron con rapidez, el picor en su garganta transformándose en arcadas, se apresuró al retrete para devolver la poca comida ingerida aquel día, su propia saliva agudizando su malestar.

Deseaba llorar…

Envolverse en lamentables sollozos hasta que estuviese tan cansado que al fin pudiese dormir, la herida de su marca dolió y sus dedos fueron a parar a esa zona, midiendo sus nerviosos intentos por herirse.

Porque de algún modo, toda su desdicha solo ocasionaba que su fuero interno quisiese buscar a Shisui…

Aunque su lado consciente no deseara verlo…

Tan contradictorio.

Tardó demasiado en recomponerse, limpiar su rostro y sentirse menos deshecho. Así que cuando salió al fin, no se sorprendió de ver a su madre aguardándolo, con las luces encendidas.

—Hay más de un médico de turno, puedo llamarlos.

—No —volvió a rechazar la sugerencia, casi arrastrando los pies hasta regresar a la cama.

Itachi se sumergió entre las sábanas con un persistente dolor en las sienes.

—Tu padre está trabajando para que los nuevos supresores estén listos cuanto antes. Ya estás en el segundo trimestre de tu embarazo, no debería haber ningún riesgo en la medicación —ella explicó después de un rato, regresando hacia el sofá donde hace poco estaba —con ellos la ansiedad debería disminuir en algo.

Solo asintió en respuesta.

—No he hablado con tu primo —dijo haciéndole respingar— pero temo que no esté dispuesto a medicarse. ¿Debería decírselo a tu padre?

¿Por qué preguntaba aquello? ¿Acaso ella…?

—Si él… —murmuró— tomase supresores… ¿la marca desaparecería antes?

Preguntó lo obvio, sus ligeramente temblorosas manos formaron puños.

—Si —asintió— en estos casos se supone que ambos tomen supresores, con una cercanía limitada debería bastar para que el vínculo vaya deshaciéndose, aunque casi siempre es de común acuerdo el liberarse del lazo. Pero tienes a Naruto y a tu bebé, a medida que tu medicación y la de Shisui vaya incrementándose, la de tu esposo debería reducirse, así su aroma vuelva a ser agradable para ti.

Entendía a la perfección el procedimiento, pero más le angustiaba el tiempo que aquello demoraría, solo contaba con los meses que durase su embarazo…

Tragó pesado cuando el repetitivo susurro afloró desde su lado omega.

No es del alfa.

Se mordió en labio inferior con fuerza.

—Yo… hablaré con Shisui.

 

 

.

 

 

Creyó poder hacerlo. Hablar con su primo y explicarle que romper aquel vínculo cuanto antes era lo mejor para ambos. Que mantenerlo solo los lastimaría.

No obstante, tuvo que contener la respiración al verlo, para que el profundo aroma no nublara su conciencia y acrecentara su pánico.

—Lo siento tanto, Itachi —se disculpó en amago de llanto— nunca quise herirte. Y aun así siempre soñé contigo, en un tú y yo…

Itachi se cubrió la boca, en otro vano intento por mitigar la sensación, esa que lo movía a abrazarlo, a desplegar su propia fragancia para intentar consolarlo.

Sus negros ojos viajaron a la puerta entreabierta, que su madre dejase así para que pudiese llamarla de necesitarla.

 

“Naruto debería estar aquí a las 8 AM, no ocasionemos otra pelea”

 

Le dijo hace nada, Itachi no entendía bien si se refería al funesto encontronazo entre ambos hace unos días…

O a lo sucedido después…

 

Redirigiendo su mirada al reloj de pared pudo constatar que daban las 7:15, aún contaba con el tiempo suficiente.

—No fue tu culpa… —se obligó a decir, sintiendo unas cuantas lágrimas humedecer sus ojos —ninguno quiso esto, Shisui.

Su primo negó llevando una mano a su rostro para soltar un hondo suspiro.

—Te prometo que voy a cuidarlos, me quedaré a su lado y haré todo lo que esté en mis manos para que vuelvas a confiar en mí.

Itachi inclinó el rostro al no entender a qué se refería, con cautela fue poniéndose de pie.

—Mi hijo es de Naruto —soltó al aire y por precaución, la extraña oración en plural forzándolo a ello.

Vio a Shisui morderse el labio inferior, ya ligeramente magullado desde antes.

—¿Es que nunca sentiste algo por mí? —preguntó con voz trémula, dando un par de pasos en su dirección, observándolo con la mirada llorosa —Itachi…

El aludido parpadeó con algo más de rapidez, sus ojos escociendo más.

—Si… hace tiempo —musitó— estaba tan confundido, fue hace tanto y… somos primos. Yo solo dejé que el tiempo pasara, pero ahora… en verdad amo a Naruto…

Aún con voz trémula se apresuró a aclarar, que aquellos confusos sentimientos de adolescente ya no estaban más. Su marca comenzó a doler, tanto que tuvo que llevar una de sus manos a la zona, presionando para que el malestar no aumentara. 

Los ojos brillantes de su primo haciéndole sentir fatal.

—No debía ser de esta manera… Shisui-

Calló de súbito cuando lo tomaron del rostro, cuando las temblorosas manos de su familiar lo sujetaron de las mejillas y las brillantes lágrimas afloraron.

—¿En verdad deseas romper nuestro lazo? —cuestionó bajo.

Itachi quiso responder, pero el aire fue haciéndose más pesado, como si el aroma de Shisui estuviese acaparando de más el vital elemento, filtrándolo a su antojo.

Su corazón comenzó a doler, tanto que sus ya temblorosas manos fueron a cubrir las de Shisui.

—Si… —logró farfullar, sintiendo al fin sus propias lágrimas empañar su vista, el angustiado rostro de Shisui taladrando en su poca resistencia.

Estas lastimando al alfa…

Detente…

Sacudió su cabeza intentando ahuyentar sus propios pensamientos e imponer algo de distancia, seguro de que si no lo conseguía pronto su cabeza podría estallar por el dolor incrementándose.

El agarre se mantuvo.

—Lo detesto… ya lo dijiste… esto no debía ser así —Shisui acercó más su rostro, manteniendo su firme agarre hasta que sus frentes colisionaron.

Itachi contuvo la respiración.

 

—¿Quieres que utilice los supresores?

 

Era tan injusto...

La interrogante apenas murmurada tan cerca de sus labios le hizo cerrar los ojos, Itachi se sintió por completo apabullado por la fragancia de Shisui y detestó el sentimiento.

 

Aquella barrera invisible que le impedía actuar en contra de su primo, quizá era demasiado pronto… quizá no se debiese solamente a la marca.

 

No obstante, Itachi quiso atribuirle a esa mordida toda su incapacidad en aquel instante. El dolor en su corazón, el ardor en su cerviz y el temblor en sus manos.

Tan atrapado y con su voluntad demasiado extinta aún para que lo auxiliara.

 

¿Hubiese sentido tanta desolación de haber sido mordido por Naruto?

 

Sería tan sencillo si ambos fueran afortunados betas…

 

Si…

 

Tragó pesado sintiendo el regusto metálico en la boca, percatándose recién de haberse mordido la lengua para poder hablar, sin estar seguro siquiera de que la palabra había abandonado sus pensamientos para convertirse en sonido.

 

Llevó esta vez sus manos para cubrir su estómago, rogando quizá a su hijo por algo de voluntad, un ápice para no desmoronarse en aquel instante.

No es del alfa…

Parpadeó más rápido, logrando inspirar hondo cuando lo liberaron.

Shisui retrocedió a prisas, girando sobre sus talones antes de dirigirse a la salida.

—Está bien…

Fue lo último que Shisui dijo antes de que saliera, dejándolo solo y con un doloroso nudo en el pecho, presionando con tanta fuerza que Itachi sintió ahogarse.

Deseó entonces que todo aquello sólo fuera un sueño.

Y despertar sabiéndose aún en su luna de miel…

 

 

[...]

 

 

 

Naruto presionó su estómago cuando los retortijones no parecieron desaparecer, había tomado un antiácido para el malestar, seguro de que solo debía ser consecuencia de estar comiendo sin un horario fijo ya desde hace tanto.

Necesitaba recomponer al menos un poco sus antiguos hábitos.

 

Suspiró frente al espejo del lavabo, observando su cansado reflejo en espera de que la medicación comenzara a hacer efecto, en una hora al menos le permitirían entrar a ver a su esposo. Aún quedaba algo de tiempo antes de tener que llegar al hospital, considerando que Itachi estuviese despierto.

Luego de unos días de dormir en las duras bancas aceptó el regresar, para dormir en una cama y tomar un baño de más de cinco minutos.

Así no pudiese verlo todo el tiempo a Naruto le bastaba con estar en el mismo edificio que su esposo, custodiando en la medida de lo posible a su pareja…

Después de verlo la primera vez, tuvo tiempo de preguntar por qué su silueta se mantenía tan delgada pese al embarazo.

Mikoto y su tía no tardaron en explicarle que además de su descuidada salud, la altura de Itachi podría ser uno de los motivos.

No preguntó más.

Le habían dicho que ya tenía algo más de cinco meses, eso lo dejaba con menos de cuatro antes de conocer a su primogénito. 

Sus palmas comenzaron a sudar.

Se apartó del espejo para regresar a su habitación para terminar de vestirse.

Menos de cuatro meses…

¿Es que acaso era tiempo suficiente?

Ni siquiera podía abrazar a Itachi, no estaba seguro de que pudiese al menos tomarle de las manos alguna vez…

Inspiró de nuevo cuando esta vez se sintió mareado. Relamiéndose los labios hasta rozar los pequeños cortes allí.

Sus nudillos comenzaron a picar recordando su último encuentro con Shisui, como aquel entrometido pareció escuchar una de sus conversaciones con Mikoto y los demás.

 

“¡¿Itachi está embarazado?!”

 

No dudó en gritar, reclamar como si… como si el bebé también fuera suyo. Naruto no tardó en perder la compostura, golpeándolo en el instante que este exigió ver a Itachi…

Como si tuviese algún derecho que no fuese una funesta imposición, esta vez sí le devolvieron el puñetazo rompiéndole el labio.

 

“¡Esto ya no te concierne!”

 

Le reclamó poniendo a Naruto más colérico, porque era Shisui quien no sabía nada, era Shisui quien estaba entrometiéndose en lo que ya tenía con Itachi, porque fue Naruto quien tuvo un noviazgo con Itachi, quien se casó con él y con quien ahora tendría un hijo…

Esa marca por lo tanto solo simbolizaba un cruel lazo.

 

Nuevamente tuvieron que separarlos, Naruto esta vez se controló cuanto pudo, no quería ni por asomo que lo amenazaran con impedirle las visitas si no lograba mantenerse calmado delante de aquel detestable personaje.

Porque lo sabía, Naruto era consciente que debería tolerar su presencia hasta que el vínculo desapareciera.

 

Cuando salió de su casa y estuvo dispuesto a pedir un taxi, sin el menor ánimo de conducir, su padre lo aguardaba delante del negro automóvil.

—Tenemos que hablar, deja que te lleve al hospital.

—Hola —saludó recibiendo solo un asentimiento en respuesta— tengo jaqueca —informó entrando en el vehículo.

—Debe ser por los supresores, Fugaku debería tener una solución pronto para eso.

Naruto resopló cuando su padre puso en marcha el automóvil.

—¿De que querías hablar?

—De donde va a quedarse Itachi en cuanto le den el alta.

Esta vez respingó al escuchar a Minato, entornando la mirada para verle mejor.

—No es que su estado de salud sea por completo alarmante. Así que es mejor que se recupere en un entorno más acogedor. Fugaku me dijo que Itachi quiere quedarse contigo. Supongo que no tienes ningún inconveniente

Abrió la boca emocionado—, por supuesto. ¿En verdad Ita dijo eso? —Naruto sonrió amplio, sintiendo que podría ponerse a llorar de felicidad, había temido que su esposo buscase quedarse con sus padres dado lo sucedido.

—Es lo más natural y tu esposo parece consciente de ello. Necesitan pasar todo el tiempo posible juntos si desean que su vínculo se sobreponga a la marca.

Naruto borró su sonrisa, frunciendo el entrecejo.

—Ustedes tienen un vínculo, Naruto. De lo contrario no habrías padecido tanto su ausencia, al punto de perder tu sentido común, te recomiendo que se aferren a él, si quieren que aquella marca desaparezca pronto.

—Un vínculo…

Presionó su pecho con su diestra, Naruto soltó un hondo suspiro tratando de retener lo más posible las palabras de Minato.

 

Si, era probable que aquello fuera cierto. Poder percatarse de los cambios de ánimo de su esposo y de aquellos silencios que podía descifrar sin problemas tenían que deberse a un vínculo. Una intangible unión que lo hizo perder la razón por días enteros cuando se llevaron a Itachi…

¿Podría rescatar aquel lazo aún por encima de una marca?

 

—Además Itachi espera un hijo tuyo. Así que por eso mismo me gustaría que Itachi y tú se quedasen en casa, pueden ocupar la residencia que usaron en su boda.

Solo entonces Naruto espabiló para volver a prestarle atención.

—No creo que Ita quiera eso.

—Naruto, no podemos arriesgarnos. La seguridad en la mansión es óptima y no creo que quieras rentar una casa si es que Shisui Uchiha también va a estar allí.

 

 

.

 

 

Naruto estuvo a punto de gritar en cuanto su padre le informó de aquello.

No aceptaría bajo ningún concepto que aquella persona estuviera cerca de su esposo a menos que fuera absolutamente necesario, tan sólo considerar al primo de Itachi viviendo con ellos los retortijones volvían a revolverle las entrañas.

Pero sabía que al menos la presencia casual de aquel sujeto era menester.

 

Suspiró dando un par de toques en la puerta de la habitación de hospital, presionando con algo de fuerza la pequeña caja de dangos que sujetaba. Extrañado por no haber visto a Mikoto por allí.

Al no recibir respuesta repitió su acción.

—¿Ita, puedo pasar? —preguntó girando la perilla con cuidado. Ingresando con sigilo al considerarlo dormido.

Sin embargo, no había nadie.

Algo preocupado fue hacia el pequeño cuarto de baño a un lado, dando otro par de golpes.

—¿Itachi? 

Repitió su acción abriendo la puerta.

Estaba vacío.

Ya más consternado, volvió entre sus pasos para salir y preguntar a todo médico y enfermera el paradero de su esposo, deteniéndose abruptamente al casi chocar con Mikoto.

—Buenos días, Naruto.

—Bu-buenos días —balbuceó al tenerla justo en el dintel de la puerta impidiéndole salir —Ita-

—Itachi fue a tomar una ducha, no debería tardar. ¿Por qué no lo esperas?

La sonrisa de ella no aligeró sus nervios en lo absoluto, pese a ello Naruto asintió, yendo a sentarse en el sofá dispuesto a un lado de la cama, una vez más presionó su presente. Cuestionándose por qué su esposo saldría de su habitación para tomar un baño, habiendo una ducha allí.

—Voy a ir a buscarle el desayuno.

Y con la misma sonrisa lo dejó solo, Naruto no entendía cómo es que el aura de ella se sentía tan distinta a como lo recordaba antes de casarse con Itachi. Suspiró, era lógico que el asunto del secuestro los hubiese cambiado a todos…

Debieron pasar alrededor de quince minutos antes de que Itachi entrara en la habitación.

Aún vestido con la ropa de hospital y con el cabello húmedo y enmarañado.

—Itachi —emocionado se puso de pie para acercarse unos cuantos pasos, notándole las ojeras algo más pronunciadas, como si no hubiese dormido bien.

—Hola —pese al cansancio que demostraba los delgados labios hicieron amago de sonreír, esbozando el gesto por unos segundos.

Naruto quiso abrazarlo, pero no lo hizo.

—Te traje dangos.

Y aunque se sintió nervioso le entregó la pequeña caja que desprendía aquel dulce aroma…

Como añoraba volver a sentir la lavanda.

—Gracias —Itachi tomó el obsequio, observando el empaque por exagerados segundos —voy a comerlos, te lo prometo —murmuró bajo.

Él estuvo aquí.

La alarma en su fuero interno pareció activarse con el semblante apagado de su esposo, Itachi lo rodeó para volver a la cama.

—No necesitas comerlos… —se apresuró a decir viéndole de reojo— no necesitas decirme. No, si no quieres, de todas formas, voy a estar a tu lado para cuando me necesites da-dattebayo.

A pasos bastante lentos Naruto se acercó, sintiéndose fatal por el evidente malestar del otro.

Si tan solo pudiera…

Un pequeño quejido le oyó ahogar, al mismo tiempo que utilizaba su diestra para cubrirse los ojos, un desesperado intento para contener su angustia.

—Solo quédate aquí… —susurró bajo aferrándose con toda su fuerza a la caja de dangos, como si a través de ella su contacto fuese mayor.

Naruto quiso echarse a llorar…

 

 

.

 

 

Trataba de pasar el mayor tiempo posible con su esposo, llevar obsequios que Itachi disfrutara, intentar que al menos una tenue sonrisa se formase en sus labios iluminando su rostro.

Pero estaba agotándose…

Naruto lo entendía, sin embargo, era agotador.

Porque pese a que Itachi respondiese a sus breves conversaciones y le pidiese que lo acompañase por horas…

Su limitada cercanía lastimaba su corazón.

Por eso Naruto esperó que al vivir juntos aquello mejorase, aún con el evidente malestar que Itachi demostraba luego de seguramente ver a Shisui, que su relación volviese a prosperar.

Así que cuando le dieron el alta se sintió nuevamente emocionado.

Feliz de al menos poder dormir en la habitación de al lado y más feliz aún de que todos estuvieran de acuerdo en que la presencia de Shisui no era necesaria.

Que aquel indeseable solo lo visitaría unas horas al día, aquel tiempo que Naruto utilizaba para regresar a estudiar…

A intentar terminar una carrera que nunca le gustó, pero que ahora le daba igual.

Necesitaba aprender todo lo necesario para ayudar a Minato.

Porque había dado su palabra.

Y no se retractaría.

 

 

[...]

 

 

Itachi nunca pensó que el volver a esa pequeña casa a un lado de la piscina de Naruto fuera tan incómodo. Tanto que no pudo evitar pedir que los sirvientes de este no ingresaran. Las constantes pisadas de personas a las que poco conocía solo lograban ponerlo nervioso, como si aún se encontrara dentro de una de las celdas rogando porque aquellas pisadas no fueran en su dirección para llevarlo con A o al lado de Shisui.

 

Prefería el absoluto silencio, ese que de algún modo le hacía sentir seguro. Recordándose una y otra vez que las únicas pisadas que podría oír ahora le pertenecían a Naruto.

A la persona que amaba y quien estaba seguro, jamás lo lastimaría.

Por ello también se sentía miserable por no poder darle algo más que gestos poco afectuosos o algún roce entre sus dedos que no duraría más que segundos.

Su naturaleza omega frustrando cualquier intento por ir más allá

 

No es el alfa.

Repitiendo en sus tímpanos aquel rezo desesperante.

El cachorro no es del alfa, va a dejarnos…

 

Itachi procuraba ignorar tanto como podía, pero huir de sus propios pensamientos era tarea imposible, así que, aunque tuviese que ver a su primo todos los días, eran las visitas de su familia las que mitigaban la desesperante sensación. Ver a Sasuke en especial conseguía relajarlo luego de los encuentros con Shisui.

 

—Padre dice que los supresores estarán listos la siguiente semana, con ellos deberías sentirte mejor.

—Los estoy esperando —musitó quedito, aún dudoso de usar un tono de voz por completo normal.

—Puedes venir con nosotros en tanto. La casa que estamos rentando no está tan mal y… tengo un trabajo de medio tiempo.

Sasuke le explicó desviando la mirada, reclamando de la manera más sutil el porqué Itachi había aceptado volver a esa casa con Naruto, aún con la marca latente.

—Estoy bien, aquí —musitó cerrando los ojos un par de segundos, aspirando el aroma de su hermano, al no poder percibir la canela en Naruto, al menos sus sentidos aún eran receptivos a la fragancia de su familia.

De un modo tan sutil que bastaba para apartar el aroma de Shisui…

Ese que ni los supresores que su primo debía estar tomando conseguían aplacar.

—No lo digo por el dobe, es por ti, Itachi.

El aludido se puso de pie, levantándose del mullido sillón donde estaba sentado, para acercarse a Sasuke y posicionarse a su lado.

—Estoy bien —repitió dando un suave golpecito con los dedos medio en índice en la frente de su hermano menor.

Sasuke entrecerró la mirada—, por ahora voy a creerte.

Y aunque quiso reír enternecido Itachi solo pudo sonreírle.

—Pero si hay algo que quiero preguntarte.

—Claro —esta vez Sasuke enarcó una ceja.

—No han… cuando regresé —carraspeó bajando la mirada, un ligero temblor comenzaba a recorrer sus manos —¿les devolvieron… alguna de mis cosas?

Casi susurró su pregunta, consciente de lo ingenua que era.

No obstante, el anillo de bodas y el collar que su madre le regalase desde que era solo un bebé, eran demasiado importantes como para simplemente olvidarlos.

—No.

Itachi se forzó a mirar a su hermano menor ante la lacónica respuesta, hallando un rostro preocupado que lo enfocaba con atención.

¿Tan mal lucía?

Quizá era debido al poco cuidado que le daba a su apariencia últimamente, dejando su cabello enredado y manteniéndose en pijama la mayor parte del tiempo, aquella impecable presencia ya dejada muy atrás.

Porque no se sentía con los suficientes ánimos para plantarse delante de un espejo y pulir los detalles.

¿Es que había tomado una ducha aquel día?

Se mordió el labio inferior al no poder recordar ese detalle, sus negros ojos entonces viajaron al buró, hallando una bandeja de comida casi intacta.

¿Era del desayuno?

Respiraciones algo más apresuradas se le fueron notando y más cuando no pudo ni decirse a sí mismo que día era.

—Itachi…

¿Jueves acaso?

Irguiéndose con lentitud tuvo que recorrer su entorno con la mirada buscando la puerta del baño.

¿No llevaba algo más de una semana allí?

¿Cómo es que no podía recordar un detalle tan básico?

Nii-san.

—Necesito… ir al lavabo —farfulló, arriesgándose a equivocarse de puerta se acercó a una, abriendo y agradeciendo que fuera el cuarto de baño.

Cerró sin decir más, llevando sus dedos a su propia boca en cuanto estuvo de espaldas contra la madera.

Mordisqueándolos unas cuantas veces.

 

No hay nada.

 

Podría abrir y cerrar la boca a gusto, nada le impedía hablar, nadie…

Inspiró hondo yendo hacia el lavabo, abriendo la llave para beber algo del agua que caía en sus manos.

 

“Solo quédate quieto”

 

Se cubrió los ojos con una mano para ahuyentar el mal recuerdo.

 

“¿Podría tener una oportunidad?”

 

Esta vez la voz de Shisui se coló en sus pensamientos.

Como deseaba despertar…

 

—Itachi.

 

La voz de Sasuke y los golpes en la puerta lo sobresaltaron. Se apresuró a abrir cerrando la llave del agua.

—A veces aún siento náuseas —mintió pasándolo de largo para volver a la amplia habitación donde pasaba la mayor parte del tiempo.

—Está creciendo.

Itachi respingó al oírlo y más al verle una expresión algo más serena.  Sus manos cubrieron su estómago, agradeciendo con el alma que el pequeño relieve fuera más vistoso con el paso de los días.

 

 

[...]

 

 

Pese a sus titánicos esfuerzos para no desmoronarse junto a Itachi, Naruto a veces sólo deseaba gritar.

Esos días en que volvía a casa y lo hallaba sentado en el piso de la habitación, sin la menor certeza de que hubiese comido como es debido o las ideas que seguramente revoloteaban en su mente. Peor aun regresando a cuestas con una llamada que le informaba de que nuevamente había faltado a su terapia…

—¿Hoy no vino alguien? —Preguntó conteniendo su bufido de insatisfacción, Naruto se sentó frente a su esposo, justo a la distancia que ya conocía no lo incomodaría.

—Solo Sasuke —los negros ojos lo enfocaron agotados, con las marcadas ojeras que estaban tardando demasiado en evaporarse.

 

Ninguno mencionaba a Shisui cuando insinuaban visitas, dando por sentado que aquel indeseable iría a verlo a diario por obligación.

A veces Naruto moría de ganas por preguntarle de que hablaban, si su primo soltaba algún comentario para tratar de disuadirlo…

Para tratar de apartarlo de su lado…

Sin embargo, no se atrevía. Esperaba pacientemente a que su esposo quisiera hablarle de ello, pero al parecer el momento nunca llegaría.

—Me volvieron a llamar porque no fuiste a terapia, creí que tu madre te acompañaría’ttebayo.

—Yo le dije que hoy no iría, que no me sentía bien.

Naruto le oyó casi murmurar y solo pudo soltar un “oh” extendido en respuesta.

—¿Cómo te fue?

Entonces todos sus reclamos morirían sin ser pronunciados, cuando Itachi le hablase un poco más alto, cuando sus labios se curvasen ligeramente en una dulce sonrisa y su expresión cansada ya no se viese igual. Extendiendo sus dedos para rozar el dorso de su mano, en suave amago de caricias.

—Supongo que bien. Aunque siento que voy a reprobar dattebayo.

—No lo harás.

Naruto le sonreía entonces, amplio y feliz por la breve convivencia.

 

 

.

 

 

Otros días, en los que estaba seguro de que Mikoto, Sasuke o Fugaku acompañaban a su esposo, usaría su tiempo extra para ayudar a Minato, involucrarse lo más posible en los negocios que su padre trataba de conseguir, para de alguna manera recuperar todo el dinero cedido.

Pero ver a aquel hombre en la oficina de su padre lo mantuvo sin moverse demasiado tiempo.

No porque estuvieran haciendo algo sospechoso, ni menos porque estuviesen montando una discusión.

Fue por el parecido de esa persona con todos los Uchiha.

Un cabello negro, largo y frondoso, piel blanca y los ojos…

Singularmente llamativos.

Pozos negros que podrían tentar a cualquiera.

—¿Terminaste de llenar el informe?

Naruto asintió entrando más al lugar, entregando las hojas de papel que sujetaba a su padre, esperando que presentase a su invitado, que parecía tener más edad que Minato.

—¿Es tu hijo?

—Así es. Madara, él es mi hijo Naruto. Naruto, él es Uchiha Madara, se podría decir que el líder oficial del clan Uchiha, al menos de la casa principal.

Parpadeó confundido cuando los presentaron, Naruto lo observó de pies a cabeza, con cierta desconfianza, si era un Uchiha no entendía porque no había aparecido antes.

Cuando vio como Sasuke y Fugaku buscaban ayuda desesperadamente para recuperar a Itachi.

—¿Y a que vino?

Consciente de su propia descortesía, Naruto no le tendió la mano.

—Va a reunirse con Fugaku.

—¿Entonces tu eres el esposo de Itachi? 

—Lo soy —respondió seguro formando puños en sus manos, notando al fin aquel detalle cuando se acercó más.

Aquella persona olía como un omega.

Casi podía jurarlo, aún con los supresores embotando su olfato, Naruto pudo distinguir algo en el olor de Madara que le recordaba a los omegas.

Preguntándose recién porque estaba hablando con Minato, si se supone era un Uchiha que no lo conocía y vino por el padre de Itachi y Sasuke.

O tal vez se equivocaba.

 

 

[...]

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

Saludos, siento la demora. He tenido muy pocos ánimos para continuar este fic, no voy a mentirles en que he pensado seriamente ponerlo en hiatus indefinido o acelerar el final. Si hago cuentas deben quedar en promedio 15 capítulos. Tal vez algo mas o algo menos.

Sin embargo, no voy a hacerlo. Quizá demore un poco entre actualizaciones, mil disculpas por eso, pero el fic tendrá su final, tal cual como debe quedar.

Muchas gracias por el apoyo, por los bonitos comentarios pese a mis lentas actualizaciones. Espero este capítulo les haya resultado interesante, usualmente en Facebook tengo más actividad, con algún dibujito esporádico.

De nuevo gracias por seguir aquí, cuídense mucho y nos leemos en el siguiente.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).