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Intoxicación por Yae

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Notas del capitulo:

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3.- Todavía es más complicado

 

 

 

 

Naruto acomodó su chaqueta una última vez, la molesta etiqueta de la prenda prácticamente nueva estaba incomodándolo demasiado, echándole un vistazo a su celular constató que ya llevaba algo más de quince minutos allí.

Chasqueó la lengua, no esperaba que sus compañeros de trabajo fueran tan impuntuales. Volvió a sentarse en una de las bancas de piedra que rodeaban el centro comercial, el día estaba despejado y dentro de nada su estómago le reclamaría por un poco de comida.

Hace algo más de un mes que trabajaba con Konan, no creyó que soportaría tanto tiempo en un trabajo de ese tipo pero fue gratificante no depender de su padre hasta para lo más básico, Kakashi lo había buscado un par de veces argumentando en que debía regresar, que todos estaban preocupados por él y que si seguía insistiendo en esconderse le diría a Minato donde hallarlo.

Eso lo irritó demasiado, tanto que le cortó la llamada.

No iba a regresar.

Suspiró notando el panfleto pegado en una de las paredes, allí la fotografía de un muchachito figuraba como persona desaparecida y en negrita su género secundario; “omega”, como si con ello fuese más fácil dar con su paradero. Volvió a suspirar cruzando sus dedos, seguramente la familia de esa persona estarían desesperados.

—¡Siento llegar tarde!

El saludo de Fu a la distancia le hizo ponerse de pie por reflejo, la muchachita se acercaba corriendo y agitando su mano para que la notase. Su cabello en tono verde le recordaba a su exnovia por su extravagante color, se preguntó cuánto gastarían en pintárselo cada mes.

—Ya iba por algo de comer dattebayo —bostezó más por hambre que por cansancio, cuando ella llegó a su lado no pudo evitar mirar por sobre su hombro —¿no vienes con Itachi?

—Me mandó un mensaje, dijo que nos esperaría en la entrada del cine que tuvo un inconveniente —tecleando la pantalla de su celular dejó de prestarle atención en menos de un segundo.

Naruto se rascó la nuca algo confundido pero siguió a Fu cuando se puso en marcha, tendría que esperar a que terminase la función para ir a comer. La película fue de lo más aburrida para él, trataba de una muchachita enamorada que soportaba los desplantes de su “novio” solo para que este no la dejara, fue demasiado irritante que luego de los primeros veinte minutos ya consideraba en salir del cine y esperar afuera. Sin embargo cuando quiso hacerlo se dio cuenta de que Itachi lo observaba de soslayo antes de volver su mirada a su gaseosa.

Dudó un par de segundos antes de soltar un suave; voy al baño, para salir tan rápido como pudo, por eso no iba al cine tan a menudo. Siempre terminaba sumido en una cinta de romance empalagoso del que poco entendía, luego los reclamos inundaban sus oídos por su poco romanticismo.

Como si no se esforzarse en hacer feliz a su pareja.

Resopló cuando se dio cuenta de que había demorado demasiado en los lavabos, decidido en ir a buscar algo de comer les mandaría un mensaje a sus compañeros de trabajo después, así que salió entusiasmado.

Oh, estaban esperándolo.

—Supongo que tampoco te gustó la película.

—¡Es que es muy mala, ya llevaba cuarenta minutos y no hubo ni una pelea, ni mataron a nadie… los vampiros no son así´ttebayo!—se quejó resoplando, no soportaría volver.

Para su sorpresa Itachi soltó una suavísima risa, casi inaudible, consideró que el gestó le sentaba bastante bien y seguramente mejor con el cabello libre como lo vio en su primer día oficial de trabajo. Sus ojos negros casi siempre mantenían una mirada analítica acompañada por las pestañas curiosamente largas para un chico.

Su nariz se apresuró a olfatear tan rápido como pudo.

No sintió nada.

Tuvo la impresión desde que lo vio, tenía que ser un beta, igual que Fu e igual que Konan.

—Iré a comer en tanto termina la película no quie…

—¡Por supuesto! —sus labios se movieron de inmediato casi empujándolo para que se pusiese a caminar, no estaba seguro de si lo había invitado pero no importaba, tenía la suficiente hambre como para invitarlo él si era necesario.

Comer solo no era una de sus actividades favoritas.

Cuando la comida fue colocada en frente de Naruto se sintió feliz, un bocado tras otro acabó con su porción con rapidez, sin detenerse a hablar o percatarse de que Itachi estuviese comiendo. El último bocado en su boca se paseó lentamente sin atreverse a tragárselo.

Le estaba sonriendo de nuevo.

Un pequeño esbozo en sus labios curvados hacia arriba.

Tragó pesado.

Seguramente se debía a que tenía manchas de comida en el rostro, Naruto se apresuró a limpiarse con la servilleta a un lado, desde niño siempre lo reprendieron por comer de manera tan desordenada.

Carraspeó aclarándose la garganta—, está muy bueno, los japoneses si saben cocinar ramen´ttebayo.

Itachi asintió tomando los palillos para probar el tazón aun humeante.

—Existe mucha variedad que podrías probar, toda la comida es deliciosa.

Seguramente, lo haría mientras tuviese tiempo, porque Kakashi no tardaría en dar su localización a su padre y lo tendría en unas horas golpeando la puerta del diminuto cuarto donde dormía.

—Voy a hacerlo —dijo terminando los restos del ramen.

 

 

A Naruto no le molestó que Fu tardara en encontrarlos, tuvo tiempo de probar algo de tempura que también le supo exquisito.

La compañía tal vez tuvo algo que ver.

 

 

[…]

 

 

Su puerta se abrió con sigilo e Itachi dejó el libro que sujetaba para acercarse descalzo, su padre se mantuvo en el marco mientras tomaba la silla para ofrecerle asiento. Había llegado hace un par de horas y creyó que se iría a dormir de inmediato.

—¿Aun tienes muchos deberes? Ya pasan de las dos.

—Ya casi los termino —explicó yendo a sentarse sobre su cama—. ¿Cómo estuvo todo?

Fugaku resopló llevando una mano a su cuello, seguramente resintiendo algún dolorcillo por el viaje.

—Aún tengo mucho que discutir pero parece que podría ser la solución, necesitamos el dinero. No voy a perder el proyecto en el que he invertido toda mi vida.

Itachi se encogió en hombros, no le gustaba que su padre se acercara tan a menudo a repetirle su precaria situación económica, era como si le insinuara que le ayudase a resolverla de cuajo.

—Me encontré con Shisui y su padre allá. Están bastante bien, el muchacho me preguntó por ti.

Asintió suave bajando la mirada en el proceso, Shisui era su primo y aunque también lo extrañaba prefería que las cosas se mantuviesen como estaban. Los suficientemente lejos el uno del otro.

Su padre se colocó de pie soltando un suspiro pesado—, es mejor que descanses. Estas perdiendo peso, debes dormir y comer más.

Luego de la forzosa recomendación salió cerrando la puerta tras de sí. Itachi bostezó cansado, quizá su padre tenía razón, se estaba esforzando demasiado por un fin que podría conseguir de manera sencilla.

 

 

[…]

 

 

 

 

Aquel día se sintió demasiado cansado, tanto que estuvo a punto de dormirse sobre la barra embarrando su rostro con la porción de pastelillo que allí reposaba.

—¿Crees que este dormido?

—Si tiene crema en el cabello es lo más probable.

Las murmuraciones de Fu y Konan le hicieron fruncir el entrecejo.

 

—Ya casi termina tu turno, puedes salir antes.

—¿Y porque nunca me dejas salir antes a mí?

—Porque te iras de inmediato con ese vago al que llamas novio.

—¡¿Vago?!

 

Ellas continuaron hablando como si no las escuchara, Itachi resopló irguiéndose al fin viendo uno de sus mechones de cabello cubierto por la blanca crema del pastel.

—Iré a limpiarme—, apenas aclaró dirigiéndose a los baños.

Cubrió otro bostezo mientras abría el grifo del lavabo con su mano libre, dormir tan pocas horas entre semana siempre resultaba en que algunos días considerase saltarse sus clases para dormir como si estuviese en coma. El agua en su rostro poco lo espabiló así que se concentró en limpiar su cabello secándolo con una toalla de papel al terminar, debería tomar una ducha al llegar a casa.

La puerta se abrió dejando pasar a un animado Naruto que sonrió más al verlo.

—Qué bueno que sigues aquí dattebayo —le saludó acercándose.

Itachi retrocedió en su lugar cuando los ojos azules estuvieron demasiado cerca y el aroma a canela le llegó de repente.

—¡Los compré al venir, saben delicioso! —de lo más animado sacó de uno de sus bolsillos un par de chocolatines envueltos en celofán brillante que no dudó en ofrecerle.

—¿Chocolates? —preguntó curioso tomando el presente con cuidado.

—Una viejecita los estaba vendiendo cerca de aquí, la verdad los compré para ayudarla pero están muy buenos. ¡Como tú invitaste la comida el fin de semana en el cine te los traje!

Su emoción le hizo sentir a gusto así que se permitió comerse uno de los dulces, deleitándose con su sabor ligeramente acido cuando llegó a su centro relleno.

—Bueno, ya debo entrar a trabajar. Te veré mañana´ttebayo.

Un ademan de despedida y una última sonrisa le dedicó antes de salir por la puerta.

De nuevo solo, Itachi suspiró con ínfima desilusión.

 

Sin embargo lo restante de su día se sintió ajeno a sus clases, la chocolatina que le regalasen se paseó sobre su pupitre impulsada por su dedo índice, con el cuidado necesario de no presionarla demasiado para que terminara derritiéndose.

¿Por qué le regalaría algo así?

Si era mera cortesía estaba desperdiciando su tiempo pensando en Naruto.

Un diminuto carraspeo soltó para dejar de jugar con la bolita de chocolate, Naruto llevaba trabajando algo más de un mes con ellos, ciertamente se conocían muy poco pero la sonrisa y el entusiasmo de su compañero de trabajo le agradaban.

Podría invitarlo a salir. Pensó tomando al fin un bolígrafo para tomar apuntes de lo que su maestro hablaba. La última vez que se declaró a alguien la negativa llegó acompañada de un “eres un omega y eso podría traernos problemas”.

La burda excusa no le afectó en lo absoluto, ni mucho menos las palabras resaltando su aspecto físico como un vano intento por consolarlo ante el desplante. Itachi jamás se consideró poco atractivo, era consciente de ello, así como de sus habilidades por eso no necesitaba hacer alarde de ellas, ni mucho menos que se las recordasen tratando de “hacerlo sentir mejor”.

Fue un simple beso que no pasó a más.

Y una caricia vacía que pronto olvidó.

Se aclaró la garganta de nuevo.

No es que le preocupase que Naruto le dijese que no, que prefería a una chica o a un beta. Era más fácil pasar del asunto antes de que el agrado pasase a gusto y… a lo demás. No obstante podría decirle que sí y saldrían juntos.

Quiso reír.

Rubio y ojos azules.

¿No era ese el prototipo de algún cliché americano?

—Me alegra que este disfrutando tanto de mi clase señor Uchiha, porque no ahora nos ilumina un poco y pasa para resolver el problema que acabo de plantearles.

Un par de risillas oyó al fondo del salón mientras su maestro lo conminaba a aplicar la explicación a la que fue ajeno. Se puso de pie con toda elegancia sintiendo la mirada de todos sus compañeros, algunos divertidos y otras encantadas.

La mayoría ya sabía cómo terminaría todo y aun así sus profesores intentaban corregir su poca atención con aquel método. Solo le bastaron los pasos hasta llegar al lado de su maestro para leer los datos escritos en la enorme y blanca pizarra, con ello tuvo la certeza de cómo resolver aquel ejercicio.

 

 

 

[…]

 

 

Lo peor de la noche vino cuando recibió una llamada de su hermano que lo obligó a salir cuanto antes.

Los laboratorios de su padre habían sido saqueados.

—¿Por qué no llamaste a la policía?

Sasuke caminaba frunciendo el ceño en medio de estantes destruidos y equipo farmacéutico ya inútil. Pasaban de las once de la noche y los tres llegaron al desmantelado lugar.

—No tiene sentido hacerlo, Sasuke. Soy un alfa, intentaran demeritar la denuncia, además no es mucho lo que se perdió, ya habíamos estado moviendo las pruebas y los informes a otro lugar.

—Entonces hacer esto ahora no tiene sentido —Itachi se inclinó para recoger los restos de una probeta vacía.

—No lo tiene, esto fue más como un simple berrinche —su padre se llevó un cigarrillo a los labios para encenderlo—. Danzo está molesto porque lo sacamos hace meses del proyecto.

—Es muy escandaloso —Sasuke siseó siendo el más enfadado de todos, se cruzó de brazos reprobando a su progenitor­—. ¿Vas a dejar las cosas así?

Fugaku negó dando una calada, la noche era algo fría y el humo del habano se elevó con rapidez.

—Claro que no, pero sería tonto actuar ahora y más cuando no queda nadie de la sociedad y del proyecto. Es mejor no ponerlo al tanto de ello, solo debo concretar una nueva inversión y será suficiente para mantener a raya a sus matones.

Era una decisión lógica, gritar exigiendo una disculpa solo ocasionaría que ese hombre volviese a arremeter en su contra, solo Sasuke torció los labios insatisfecho por la inacción.

—Itachi, Sasuke, procuren ser cuidadosos. No quiero que les suceda algo a ustedes.

 

 

 

 

[…]

 

 

Y la irritante llamada llegó.

Naruto casi aventó su reciente adquisición cuando el número de su padre apareció en el identificador de llamadas. Kakashi lo había vendido. El celular siguió vibrando con insistencia, moviéndose milímetros sobre la única mesa en su habitación.

—Eres un traidor Kakashi —maldijo entre dientes decidiéndose al fin a contestar, lo más probable era que Minato viniese a buscarlo de inmediato si no lo hacía—. Habla “Uzumaki” —dijo haciendo énfasis en su apellido materno tratando de molestar a su padre.

—¡¿Japón?! ¡De todos los lugares posibles tenías que ir allá! Oh, Naruto. Creí que estarías en Italia o Francia.

—¿Es lo primero que vas a decir? Donde sea que vaya a meterme no es asunto tuyo —se mordió la lengua irritado al escuchar a su padre reprenderlo como niño.

Un par de segundos después oyó un suspiro resignado—. ¿Cómo te va? Supongo que estas bien. Naruto, necesito que regreses.

Rio irónico—, tu solo quieres que vuelva para poder ordenarme a gusto, pero estoy bastante bien aquí, tengo un trabajo y no necesito tu dinero para nada.

Se paseó por su ridículo espacio, evitando pisar el futón desmantelado en el piso. Tropezó con el boten instantáneo de ramen vacío.

—No es así, sabes que estoy preocupado por tu futuro. Si tienes un empleo me parece fantástico, me hubiese gustado que lo consiguieses aquí.

—¿Lo ves? Solo quieres que haga las cosas a tu manera. Es una lástima que aquí me vaya tan bien que no quiera regresar. Hasta tengo una novia muy bonita´ttebayo.

—¿Novia? —El tonito sarcástico solo molestó más a Naruto —¿y cómo se llama?

—E… eso no te importa.

—Bien, si esa es la situación haremos esto —otro suspiro de su interlocutor —supongo que necesitas unas vacaciones antes de tomar con interés mis palabras. Depositaré dinero en tu cuenta y te dejaré de insistir siempre y cuando contestes mis llamadas.

Era una propuesta o una advertencia que se oía mas como una amenaza, presionó los dientes sin querer gritar.

—Ya te dije que estoy bien sin tu dinero.

—Y no lo dudo, sin embargo podrías necesitarlo por cualquier eventualidad. Te llamaré en una semana, no estoy en tu contra Naruto. Solo que es tiempo de que pongas tus prioridades en orden.

Oh, las tengo muy en orden dattebayo —gruñó cortando la llamada sin esperar una respuesta. Bufó hastiado dejándose caer sobre el futón, sus dedos se enterraron en su rubia cabellera, si su madre estuviese viva su padre no estaría metiéndose ideas tan tontas en la cabeza.

No iba a regresar.

Por supuesto que no.

Bufó viendo que ya pasaban de las cuatro de la tarde, necesitaría tomar un baño antes de ir a trabajar. Hastiado tomó la diminuta toalla con la que contaba para salir del cuartito y llegar al final del pasillo donde la única ducha afortunadamente no estaba ocupada.

 

 

[…]

 

 

 

No se atrevió a mirar en su cuenta bancaria para confirmar que el dinero había sido depositado. Pero viéndose en el reflejo de uno de los ventanales en una tienda constató que algo de ayuda no le caería mal para incrementar su escaso guardarropa.

Llevaba usando la misma chaqueta desde hace más de un mes cuando la compró.

Así nadie se le acercaría.

Era molesto considerar que seguramente no tardaría en darle la razón a Minato usando su dinero, después de todo hace semanas que no salía y ya comenzaba a sentir el aburrimiento. No es que se quejara de su empleo con Konan y los demás, de hecho era un empleo bastante agradable, no ganaba mucho pero no se quejaba.

Con simplicidad llegó al local, solía llegar unos quince minutos antes del cambio de turno, el tiempo suficiente para tomar un par de bocadillos, de ese modo reducía sus gastos. Vio a Fu terminando de guardar sus cosas en una diminuta mochila rosa con un unicornio estampado, ella era agradable, siempre parecía emocionarse por cualquier cosa, le recordaba un poco a si mismo cuando tenía dieciséis años, por completo optimista.

—¡Naruto, que bueno que llegaste! Voy tarde. ¿Podrías ayudar a Itachi a terminar de secar los vasos? —con su enorme sonrisa juntó sus manos en medio de su petición.

—Pero aun no empieza mi turno.

—Por favor.

Insistió zalamera casi restregándosele como un pollito perdido.

—Qué remedio dattebayo —fingió un suspiro dejando que la jovencita se fuese a prisas dándole las gracias, era una lástima que ya tuviese novio.

Tras la barra Itachi carraspeó llamando su atención, oh si, los vasos.

—¿Cómo vas? —le preguntó a modo de saludo dejando su repetida chaqueta a un lado antes de tomar la blanquísima tela para secar la vajilla.

—Bien, ya no queda mucho, solo restan las copas.

Asintió ayudándolo a terminar sintiéndolo extrañamente callado durante lo que les tomó terminar. No es que Itachi fuese un hablantín recurrente, sin embargo podía admitir que disfrutaba sus breves conversaciones.

Algo contrariado se sirvió un poco de jugo de naranja que no tardó en beber, el otro pareció ignorarlo mientras se quitaba el delantal y recogía sus libros para irse. Tal vez estaría molesto porque la noche anterior olvidó tirar los botes de basura.

Pero no fue su culpa, lo recordó cuando se acostó en su futón a dormir.

Así que abrió la boca para decirle que se encargaría de limpiar el almacén el fin de semana, era un intercambio equitativo.

—Naruto…

Pegó un sobresaltó cuando lo llamó aclarándose la garganta.

—Sé que olvide tirar la basura pero puedo quitarte un poco de trabajo ordenando el almacén —ofreció solicito dándole otro sorbo a su jugo, un panecillo no le caería mal.

—¿Te gustaría salir el fin de semana conmigo?

Y eso fue todo lo que necesitó para escupir los restos de líquido en su boca de nuevo al vaso. ¿Había oído bien? ¿Era acaso una invitación de tipo amistosa?

—Sa-salir… ¿algo así como una cita? —se mordió la lengua antes de agregarle el de amigos a su pregunta. Las citas de amigos no existían…

—Así es —los negros ojos no se apartaron ni una milésima mientras le exponía su propuesta —el día domingo aun podremos ir al Takayama Matsuri(1).

Naruto se limpió la boca con lo primero que halló al alcance, una de las servilletas del mostrador que estrujó en sus labios.

¿En verdad Itachi lo estaba invitando a una cita romántica?

 

 

[…]

 

 

Notas finales:

(1)Takayama Matsuri: Es uno de los tres más bellos festivales en Japón, se celebra dos veces al año, en abril y octubre. El festival de otoño se centra en el santuario Sakuruyama Hachiman-gu, básicamente para orar y protegerse de las adversidades del invierno.

 

Iba a actualizar ayer pero ya eran las 3:45 am y hubiese subido cualquier cosa. Gracias por las lecturas y en especial a quienes se toman su minutito para comentar. Cuídense mucho y nos leemos en el siguiente.


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