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Intoxicación por Yae

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Notas del capitulo:

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4.- Una mirada más

 

 

 

 

Sus ojos azules resplandecieron cuando las carrosas fueron desfilando delante, adornadas con los encantadores farolillos de papel lo emocionaron como si aún fuera un niño y su blanca sonrisa solo se amplió.

—¡Es maravilloso dattebayo! —exclamó casi agitando los brazos, fue una estupenda idea aceptar la invitación de Itachi, poco tiempo había tenido de turistear por la ciudad.

Cuando divisó la carrosa donde unas marionetas comenzaron a asomar casi arrastró a su acompañante para ver el espectáculo. Luego le explicó que eran marionetas mecanizadas llamadas karako, a Naruto lo que más le sorprendió fueron las acrobacias que realizaron acompañadas de lo que supuso era música tradicional.

Cuando el medio día llegó y probó lo que le dijeron se llamaba Takayama ramen, fue su primera elección cuando la palabra ramen llegase a sus oídos, quizá comió mas de un par de tazones pero no importó.

Había sacado dinero de su cuenta comiéndose su orgullo y su palabra de no tocar el dinero de su padre, pero no podía permitirse salir con Itachi sin llevar ni un centavo encima esperando que el otro pagase todo. Esa pudo ser la principal razón por la que estuvo a punto de rechazar la invitación, Itachi tenía la apariencia de ese tipo de personas que no se atrevería a comer de un pequeño puesto en las calles, sin embargo se equivocó cuando el de cabello largo fue quien compró esos deliciosos trozos de carne que vendían atravesados por una varilla.

Aun así y a pesar de la deliciosa comida y el grandioso espectáculo visual que podía apreciar dudaba del porque Itachi lo invitase a salir. Dijo que era como una cita así que quizás… remotamente podría gustarle al otro. Cuando el trozo de carne de cerdo pasó por su garganta hizo una pausa para observar mejor a su llamativo acompañante.

Itachi poseía una faz muy cuidada, cabello largo y sujeto en una cola baja que dejaba un par de mechones asomando en su rostro, enmarcando su silueta con perfección.

Sus ojos eran de un negro bastante profundo, sabia por su madre que era un color común en Japón, sin embargo el país apreciaba mucho ese tipo de belleza tradicional y más cuando la piel rayaba en lo pálido, no es que Itachi tuviese la piel inquietantemente blanca pero su tono le sentaba bastante bien.

Su complexión era la media, hasta donde había podido confirmar Naruto le llevaba un par de centímetros de altura, así que de inmediato su cerebro lo catalogó como beta en cuanto lo conoció mejor. Indudablemente el no volver a percibir el aroma a lavanda de su primer día de trabajo lo dejó sin muchas opciones. Si Konan, Fu e Itachi eran betas algún cliente de paso debió dejar la curiosa fragancia. Asintió para sí mismo sin poder contener su olfateo, nunca un simple supresor había podido burlar su sentido del olfato y era preferible salir de dudas.

—¿Sucede algo?

Naruto detuvo su escrutinio cuando Itachi hizo la pregunta, sin embargo pudo captar el exageradamente dulce olor de algún omega próximo a su celo, frunció el ceño sin querer.

—Me dieron ganas de seguir recorriendo el festival, ya sabes´ttebayo —rio forzoso llevando su mano derecha a su nuca rascando la zona con ligereza, era indudable que Itachi no podría apreciar el olor como él.

—Claro—, le sonrió tenue terminando con su porción antes de que ambos salieran demasiado lento para el gusto de Naruto, seguro de que no podría quitarse la molesta sensación en su nariz en un buen rato.

 

—¿Tienes hermanos? —preguntó queriendo distraerse en tanto caminaban por las calles abarrotadas de personas.

—Solo uno, su nombre es Sasuke.

—Siempre quise tener un hermano, mi casa era bastante aburrida —se dijo casi a si mismo rememorando su infancia.

—¿Y porque viniste aquí? No creo que sea solo por turismo.

Y no lo era, sisó ante la pregunta sin saber que responder.

—Tengo problemas con mi padre, seguro que tú también los tienes. Diciendo y queriendo imponer sus locas ideas dattebayo.

—Supongo que tienes razón.

—¡La tengo! —Elevó la voz —¡Naruto haz esto, Naruto no puedes correr desnudo por el jardín luego de bañarte! —trató de imitar la voz de Minato.

—Sasuke hacia lo mismo cuando era un niño, tenía que correr detrás de él tratando de cubrirlo con una toalla —le comentó soltando una breve risa.

—Oh, es maravilloso deberías intentarlo alguna vez´ttebayo —agregó sonriéndole de lo más relajado.

Debió admitirse sorprendido por la naturalidad con la que Itachi participaba de la conversación, la facilidad que tenía para seguirle el hilo. Aunque no fuese muy aficionado a los videojuegos conocía bastantes títulos que a Naruto le gustaban.

Se pasaron el resto de la tarde hablando de música y pasatiempos, esos que Naruto aún conservaba antes de llegar a Japón, esos que hace tiempo ya no podía disfrutar. A cambio pudo saber que Itachi vivía con sus padres y hermano, que estudiaba administración de empresas y que hacia algo más de un año trabajaba con Konan.

—Entonces te gustan los animales —meditó sujetando su barbilla. A Naruto los gatos le evocaban malos recuerdos, sobre el regordete gato de su vecina que lo llenó de rasguños cuando la obesa mujer le pidió que lo buscara cuando se metió al jardín.

—Mi padre es alérgico al pelaje de los perros, Sasuke siempre quiso uno igual que yo.

—Al mío le gustan todo tipo de animales, hasta me ayudo a criar un escarabajo cuando era niño´ttebayo —sonrió unos instantes sintiéndose culpable después, se supone que estaba enfadado con Minato.

Unos pasos y al fin se sentaron en una banca lejos del bullicio y la algarabía del festival, según Itachi pronto encenderían un montón de linternas y eso causaba curiosidad en Naruto. Inspiró hondo sintiéndose inquieto, había sido un día divertido no iba a negarlo, quizá podrían repetir la salida en algún momento.

Sin embargo debía cerciorarse por completo de algo muy importante y estaba seguro de que no le responderían si lo preguntaba directamente. Le dio un vistazo al cielo ya por completo oscurecido sopesando en como sería recibida su siguiente acción, imaginando por un instante a Itachi sobre una barca en el río, tal vez la próxima vez podrían ir a nadar…

Se inclinó sobre su acompañante casi sintiendo la urgencia de comer un pastel de frutas y malvaviscos cuando los oscuros ojos se quedaron fijos en él,  se inclinó más evitando rozar los la labios entreabiertos que le sugerían probarlos pero Naruto tenía otro objetivo.

Su nariz descendió un poco más, delineando la barbilla hasta llegar al cuello, casi sonriendo cuando inspirando el aroma del otro solo pudo hallar los tenues restos del olor a comida que habían probado durante el día. Así que aspiró un poco más casi decidido en unir sus labios a la tarea hasta que lo percibió.

La relajante fragancia de lavanda casi lo aturdió por unos segundos, sedando sus sentidos y apabullándolos con la magnífica sensación.

Solo espabiló cuando Itachi lo apartó con cautela, apreciando un ligerísimo rubor en sus mejillas, consiguiendo que deseara acercarse de nuevo para hundir su nariz en el hueco de su cuello.

—Regreso en un minuto, debo ir a los lavabos —le dijo tan sereno como pudo, poniéndose de pie para alejarse.

Naruto asintió al aire una vez solo, suspirando ligeramente decepcionado cuando el aroma desapareció.

—Entonces… es un omega —farfulló para si una vez la ligera bruma del entusiasmo se evaporó, se había prometido no volver a involucrarse con un omega y menos en un lugar tan conflictivo como Japón, donde podría ir a prisión solo por una simple pelea de pareja.

Sonrió a pesar de la fatalista deducción.

—¿Qué debería hacer?

 

 

 

[…]

 

 

Fue una verdadera suerte que los baños públicos no estuviesen por completo atestados, así que tuvo tiempo de encerrarse en unos de los cubículos antes de que la sensación se extendiese por todo su cuerpo forzando un jadeo ahogado.

Las molestas hormonas se habían hecho presentes con el escaso contacto sin que pudiese controlarlas por completo, como si su contraparte omega estuviese dispuesta a ofrecerse con descaro.

Era tan incómodo.

Estaba seguro de que los betas podían disfrutar de una simple salida con quien les gustaba sin temor a convertirse en un hervidero de feromonas andante. Hurgó entre los bolsillos de su chaqueta hasta encontrar las pastillas que llevaba consigo tomando una en el acto, lo que menos quería era que alguien más notase su olor. Cuando solo oyó silencio proveniente de afuera se animó a salir no sin antes vaciar su vejiga, abrió la puerta despacio acercándose a los lavabos para mojarse el rostro con el agua del grifo.

El día fue de lo más entretenido y no quería terminarlo con engorrosos aromas que solo terminarían de fastidiar todo. Itachi suspiró sintiéndose mejor cuando el frío del agua lo relajó, quizá fue debido a la sorpresa por el inesperado acercamiento de Naruto, que creyó terminaría de otra manera.

Tomó una toalla de papel para secarse antes de revisar nuevamente sus bolsillos, buscando en esta ocasión un sachet blanco que abrió untando la sustancia cremosa entre sus dedos antes de llevarla a su cuello para esparcirlo, asegurándose de cubrir por completo su cerviz.

Sería un desastre que algún alfa próximo al celo lo rastreara, aunque teniendo en cuenta las circunstancias actuales seguramente preferiría morderse el brazo antes que acercarse a un omega.

Sin embargo Naruto no le había huido en ningún momento y eso le alegraba, suspiró conteniendo un suspiro de alivio en tanto el supresor se encargaba de contener su leve ansiedad.

 

—Esta vez seguirte ha sido más fácil que las últimas veces. Tu cita te distrajo mucho Itachi-kun y yo que esperaba ver a una linda muchachita de coletas.

 

Itachi se mordió la lengua al oír al molesto matón de Danzo que entraba por la puerta como si hubiese estado esperando cual criminal de callejón.

—Mi jefe está molesto, tu padre lo evade mejor que a un cobrador de impuestos —sonrió ante su pésima broma mientras acortaba la distancia cubriendo la salida con su robusto cuerpo.

No se sentía con ánimos de lidiar con esa situación así que esperaba que alguien entrase para poder salir cuanto antes.

—¿Estas escuchándome? —Elevó la voz tratando de imponer inútilmente autoridad —tu maldito hermano se hizo el valiente con mi compañero.

Un levísimo sobresalto consiguió curvar sus labios un poco al imaginarse el resultado­—, ahora entiendo tu molestia, tu “compañero” terminó con la nariz rota.

Aseveró con ínfima satisfacción por su conclusión y estando seguro de la acción del otro. Que aunque fuse mucho más alto y fuerte era más lento, así que pudo evadir el primer puñetazo del otro, aprovechando el mismo impulso del brazo para empujarlo contra la pared más próxima.

—¡Maldito! —se quejó al resentir su mandíbula luego de chocar contra el duro azulejo.

Con la maniobra había conseguido invertir lugares y ahora se hallaba a un par de pasos de la salida, Itachi estuvo dispuesto a irse cuanto antes. No obstante por fin divisó otra figura allí en el fondo, de pie a un lado de último cubículo donde al parecer no alcanzó a verlo antes.

No fue la silueta del muchachito que le pareció ser casi tan joven como Sasuke o la piel por completo pálida, fue la inexpresión en su rostro mientras le apuntaba con un arma lo más preocupante.

¿Es que iba a dispararle?

Su brevísimo lapsus bastó para que el otro sujeto pudiese  golpearle en el rostro, Itachi cayó irremediablemente al piso por la fuerza que le rompió el labio dejando que algo de sangre goteara. Era la primera vez que Danzo enviaba a alguien armado.

Cuando quiso ponerse de pie la puerta se abrió de un empujón dejando que un par de muchachos entrara en medio de risas. Risas que murieron al ver la escena y aunque en un santiamén el otro sujeto había guardado su arma no dejaba de ser un cuadro intimidante.

Itachi no tardó en salir levantándose tan rápido como pudo, oyendo un par de gritos enfurecidos mientras más personas se asoman a ver.

Agradeció que no lo siguieran y su descabellada idea de interceptarlo en un baño público, donde hasta fue hilarante que nadie entrase en todo ese tiempo. Pasó el dorso de su diestra por su labio limpiando algo de la sangre en tanto regresaba donde Naruto, esperando que no notase el golpe o que creyese la mentira que tendría que inventar de lo contrario.

—Pensé que no regresarías dattebayo —le sonrió nervioso en cuanto lo vio acercarse —con lo de antes… no quise molestarte.

—No tienes que preocuparte —le respondió suspirando tratando de cubrir lo más que pudiese el golpe con el cuello de su chaqueta.

—¡¿Pero qué paso?!

Pero Naruto no tardó en evidenciarlo cuando llegó del todo a su lado.

—Fue un accidente-

—¡¿Quién fue?!

Itachi se sobresaltó por el nuevo grito y más cuando Naruto hizo amago de ir a buscar a alguien queriendo pasarlo de largo, lo detuvo a tiempo sujetándolo de ambos brazos.

—Estaban peleando cerca de los lavabos, recibí el golpe por tratar de separarlos—, mintió —solo fue eso.

Con su aroma por completo adormecido ni siquiera pensó en usarlo para intentar calmar a Naruto, no es como si compartiesen ni la menor relación de todos modos. Así que solo pudo intensificar la fuerza de su agarre para mantenerlo allí.

Un chasquido de lengua molesto y algo parecido a un gruñido fue lo que Naruto soltó antes de declinar en sus intenciones.

—Creo que ya hora de regresar —sugirió bufando —ya es algo tarde´ttebayo.

Itachi asintió algo decepcionado, quería mostrarle las linternas que encenderían más tarde en el festival pero ya no era posible. El camino de regreso a la estación de trenes fue algo silencioso, como si el diminuto incidente hubiese puesto de mal humor a Naruto.

—¿Dónde vives?

Le miró curioso ante la pregunta.

—Sí, tú sabes… para acompañarte. No vaya y quieras separar otra pelea de camino—. Le sonrió de lado llevando sus brazos tras su nuca con gesto despreocupado.

También le sonrió sintiéndose ligerísimamente abochornado—, no te preocupes Naruto, no tengo planeado mostrarles el golpe a mi madre y hermano tan pronto —comentó tratando de aligerar la situación.

Oh, entonces puedes venir conmigo, tengo algo de alcohol y algodón en casa. ¡Para limpiar la herida dattebayo! —aclaró algo más nervioso agitando ambas manos esta vez.

Naruto era bastante encantador.

 

 

 

Cuando llegaron al pequeño cuarto donde el rubio vivía más atención le llamó la cantidad de comida instantánea que el otro comía.

—No es muy grande así que no vayas a asustarte —dijo empujando con uno de sus pies los envases vacíos dejándole espacio al futón.

—No tendría por qué hacerlo —se sentó con cuidado de no aplastar nada, aunque tomando en cuenta la escases de pertenencias no era muy probable.

Naruto ya no le prestó atención mientras revisaba las pequeñas cajas apiladas en una esquina.

—Creo que lo puse por aquí… ¡Aquí esta! —emocionado tomó el frasquito con el alcohol y una bolsita donde el blanco algodón sobresalía. No tardó en sentarse a su lado y ofrecerle los productos para que limpiara su herida.

—Gracias —empapó una pequeña bola de algodón para sisear cuando el alcohol hizo contacto con su labio algo hinchado.

—No es nada —suspiró viendo hacia el frente —me divertí mucho el día de hoy. Podríamos salir de nuevo el próximo fin de semana o cuando tengas algo de tiempo´ttebayo.

La repentina propuesta le tomó desprevenido así que casi por instinto esbozó una sonrisa.

—Me parece bien, el martes podría saltarme las clases.

La respuesta de Naruto solo fue una gran risa en tanto se ponía a buscar un par de botes de ramen que no estuviesen abiertos.

—El martes es perfecto.

 

 

 

[…]

 

 

 

El portazo que su padre dio no incomodó en lo más mínimo a Sasuke, ya estaba lo suficientemente molesto como para que el estruendoso sonido le afectase.

—¿Al fin conseguiste deshacerte de Danzo y sus matones? —interrogó en cuanto su padre fue asentarse en la silla tras su escritorio.

Sasuke aún no entendía muy bien porque ese sujeto y su padre habían quedado en tan malos términos luego de ser socios, junto a todos los inversionistas que una vez tuvo la compañía familiar. Hasta donde había podido descifrar, las resientes investigaciones y la eficiencia en los supresores que su padre fabricaba tenían mucho que ver.

—Ya sabe que los Hyuga dejaron la sociedad, que nos quedamos sin inversionistas reales y me ofreció comprar todo el proyecto.

Dejó de golpear el lapicero que sujetaba sobre la madera.

—¿Bromeas? Y la mejor manera de disuadirte es mandar criminales para amenazar a tus hijos —puntualizo torciendo los labios con enfado, rememorando el labio partido de su hermano hace unos días, donde ganas no le faltaron para romperle un brazo en esta ocasión a esos inútiles matones—, Itachi dijo que esta vez uno llevaba un arma.

—Se lo que tu hermano dijo. Y no te preocupes, jamás le vendería mis formulas e investigaciones a Danzo.

—¿Y qué planeas hacer ahora? Tu inversor en América no parece del todo convencido —habló poniéndose de pie, yendo al lado de la pequeña ventana de la oficina que ahora ocupaba su padre en los nuevos laboratorios donde trabajaban.

—Solo es cuestión de tiempo, tengo otros inversionistas en mente. Solo… necesito algo más de tiempo, su madre y ustedes se preocupan mucho.

Sasuke bufó—, yo podría encargarme ya que Itachi no quiere hacerlo.

Su padre lo observó atentamente unos instantes, como si en verdad estuviese considerando su idea.

—Lo tendré presente, por ahora voy a pedirte que te mantengas cerca de tu hermano. No quisiera que el último incidente se vaya a repetir o que por algún descuido Danzo se enterase de que es un omega.

—¿Acaso piensas que es un enfermo que quiera aprovecharse de él? —casi en medio de una sonrisa irónica no quiso tomar en serio su insinuación.

—No, ni siquiera había considerado esa probabilidad.

Y no dijo mas, Sasuke frunció el entrecejo por la escasa información.

 

 

 

 

Así que sintiendo ínfima inquietud por la palabras de su progenitor se aseguró ese día de terminar con su deberes antes de las cinco para pasar por Itachi, quizá el supiese un poco más del porque su padre había cortado negocios con Shimura Danzo y la verdadera razón por la que los Hyuga también decidieron retirarse de la sociedad, que aunque no fuese del todo rentable habían mantenido por más de cinco años.

Cuando llegó al simplón restaurante donde su hermano trabajaba se asomó para observar por uno de los ventanales, aún faltaba como media hora para las cinco de la tarde y que el turno de Itachi terminase. Lo buscó atrás de la barra hallándolo con una suave sonrisa impresa en sus labios.

Aunque eso no fue extraño, lo que realmente captó su atención fue a quien dirigía el gesto, un atarantado rubio se hallaba a su lado moviendo la boca como si no pudiese dejar de hablar, demasiado cerca para que fuese una conversación amistosa.

¿Acaso estaba coqueteándole a su hermano?

Se cuestionó por un instante antes de decirse a entrar con su elegante inexpresividad, captando la atención de todos en cuanto la campanilla en la puerta de vidrio lo anunció.

—¡Bienvenido! —una muchachita que supuso también trabajaba allí le sonrió ampliamente mientras se acercaba —¿prefiere una mesa o-

La pasó de largo avanzando hacia la barra.

—Sasuke, no te esperaba—. Itachi le sonrió al verlo pero preguntándole sin palabras si algo había sucedido, porque era la primera vez que se presentaba a su trabajo.

—Con que tú eres el hermano de Tachi-chan.

 

Sasuke estuvo a punto de sufrir un ataque al escuchar al rubio retardado usar un sobrenombre tan ridículo para con su hermano. La expresión de aquel entrometido le hizo considerar que era mejor ignorar a un usuratonkachi.

—Solo estaba de paso y vine a recogerte —explicó desinteresado sentándose en uno de los banquillos de la barra.

 

 

 

[…]

 

 

 

Notas finales:

 

 

Siento la demora, de este lado las cosas están algo agitadas, espero no se compliquen más con el paso de los días.

Muchas gracias por las lecturas y los bellos comentarios. Nos leemos en el siguiente, cuídense mucho.

Yae.


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