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Intoxicación por Yae

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Notas del capitulo:

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7.- Puedes derribarlo

 

 

Naruto pudo sentirlo, un cambio sutil en el ambiente. Como la interrogante del porqué el aroma de Itachi estuviese ausente la mayor parte de las veces, se resolvía.

Eran los supresores, tan efectivos que incluso lograban confundir su sentido del olfato más alerta que el de cualquier otro, fue una sorpresa saber que Japón podía producir inhibidores tan efectivos. Sin embargo poco le duró el desconcierto cuando el aroma a lavanda de Itachi se sintiese con más claridad al paso de los días.

“Iré por mis supresores”

Solía murmurarle ligeramente apenado mientras se apartaba cuando Naruto no lograba evitar la mínima mención de la anomalía, intentaba animarlo por lo que evidentemente era motivo de mayores cuidados. Así que se mantenía lo más cerca asegurándose de que nadie pudiese aprovechar el derroche de feromonas.

El celo.

Se cuestionó aquella mañana mientras observaba a Itachi demasiado ensimismado en la roja cereza que acababa de arrebatarle a una porción de pastel, quizá debatiendo en si comérsela o regresarla. Naruto nunca presenció un celo completo, lo poco que sabía del asunto venía de la forzosa educación que le brindaron en secundaria, de cómo podía variar entre tres días en el promedio hasta cinco en casos excepcionales.

Era evidente que no tenía ni la menor idea de cómo actuar si alguna situación similar se le presentara, siempre usó su sensible olfato para evadir a cualquier omega próximo al celo, no obstante no podía hacer lo mismo con su novio.

Decirle que regresaría en un par de semanas cuando todo volviese a su cauce.

Tampoco es que quisiese hacerlo.

Así que solo le restaba tratar de acoplarse a la nueva “experiencia”, conteniendo lo más posible a cualquier “instinto” que quisiese brotar de su segunda naturaleza. Esperar que la situación pasase pronto, que su pareja le hablase claramente de ello y le dijese que dejarían de verse por unos días.

Y asunto resuelto.

Lo acompañaría hasta su casa, lo dejaría a buen resguardo y esperaría con paciencia a que el escandaloso desfile de hormonas desapareciese.

No, no es como si nunca considerase llegar a acostarse con Itachi, sin embargo admitía que le importaba lo suficiente como para no querer intimar presa de instintos primordiales que podrían convertirse en arrepentimiento después.

No era tan despreciable o al menos eso quiso creer.

Entonces los negros ojos lo enfocaron esbozando una sutil sonrisa mientras Naruto caía en cuenta de saberse descubierto en su larguísima inspección, le sonrió también, amplio y feliz.

—¿En qué piensas? —animado se aproximó.

—En que… ya me dio hambre dattebayo.

A veces eso era lo único que necesitaba para sentirse mejor y dejase de lado sus últimamente exageradas cavilaciones. La suave risa de Itachi fungía a la perfección como una especie de placebo que lo llenaba de suspiros sin querer. Así que sentarse a su lado en los breves descansos en los fines de semana que ambos aceptaban tomar horas extras, ya era en sí mismo una ganancia.

Sus ánimos se renovaban con facilidad cuando lograba besarle, consciente de que estaba dejándole picar en su corazón como no lo hubo permitido hace mucho.

 

 

.

 

Por eso se sintió tan descolocado en aquel momento, cuando el aroma fue tan exagerado que estuvo a punto de perder el equilibrio, el fortísimo perfume consiguió marearlo en segundos y sus labios temblaron ligeros.

Deseó besarlo, su cerebro se sintió sedado en un santiamén permitiendo que su naturaleza incivilizada brotara con el bajón a su sentido común.

 

 

 

[…]

 

 

 

El decorado era bastante sobrio, con acabados rústicos que le hicieron imaginar por un instante una cabaña en medio de algún bosque de película. Todo olía tan bien… a pino sin duda. Itachi recorrió la pequeña estancia complacido con lo que observaba.

El lugar no era demasiado grande pero si contaba con el suficiente espacio para que una pareja se sintiese cómoda, suspiró satisfecho con la sugerencia de su madre.

—La caseta de recepción está muy cerca, tenemos encargados para ambos turnos si es que se diese algún inconveniente —la dueña de aquel pequeño retiro explicaba de pie bastante cerca de la puerta —ofrecemos un menú variado y ligero para la estadía que puede ser modificado si lo desean.

Hizo una pausa para aclararse la garganta en tanto ojeaba las hojas de papel que tenía en manos antes de continuar.

—Es lo que puedo ofrecer y privacidad ante todo. Sin embargo Mikoto, no quisiera ninguna eventualidad, es un alfa y…

La madre de Itachi solo sonrió sin parecer en lo más mínimo incómoda—, no te preocupes, por eso vine con mi hijo, Itachi podrá explicarte todo o firmar algún permiso si es necesario.

El aludido correspondió con una sonrisa de cortesía mientras la otra mujer suspiraba no muy entusiasmada.

No podía culparla, podría ponerse en serios aprietos en caso de que Naruto y el terminasen en una pelea o algo similar. Aunque era innegable que aquel lugar parecía ideal para compartir su celo con Naruto, acurrucarse por algunos días sin que nada más fuese importante que la persona a su lado. Seguro de que aprovecharían los ligeros lapsus de cordura para compartir algún que otro secreto.

Era ideal.

 

 

.

 

Los siguientes días la imperiosa necesidad de apropiarse de cualquier prenda de su novio fue creciendo, intentar vanamente arrebatarle hasta las camisetas que traía para llevarlas a aquel lugar, quizá esparcirlas sobre el sillón o la cama, hundirse entre ellas y su reconfortante fragancia.

No obstante puso todo de su parte para evitarlo, para no mostrarse demasiado ansioso y que terminase aferrándose a Naruto sin ánimos de soltarlo.

Fue enternecedor que su pareja se mostrase más atento, que no le importase darle más mimos cuando su naturaleza secundaria le forzase a buscar afecto extra.

Todo fue fluyendo como esperó, ni siquiera los leves reclamos de Sasuke alcanzaron buen puerto en sus oídos, las sugerencias que más parecían advertencias las esquivó sonriéndole, encaminándolo al amplio jardín de lirios azules que quedaba no muy lejos de su hogar, el lugar al que ambos convirtieron en un pequeño refugio.

—Espero que sepas lo que haces —soltó al aire mientras se acomodaba entre las flores y abrazaba sus rodillas con ligera mortificación.

—Sasuke —lo nombró en tono conciliador, no creía que su madre pudiese haberle comentado algo referente a sus planes, sin embargo su pequeño hermano actuaba como si fuese a cometer algún tipo de crimen—, no es la primera vez que salgo con alguien.

Sonriente se sentó a su lado apoyándose ligeramente sobre su hombro, Sasuke aún era algo más bajo que él, pero estaba creciendo bastante rápido.

—Si tú lo dices —suspiró quedito enfocándose en los pequeños trinos de alguna avecilla escondida entre la vegetación.

—¿Aun quieres que te ayude a buscar en al antiguo laboratorio de padre?

Negó suspirando de nuevo—, no es buen momento para ti. Además no tengo nada relevante por ahora. Solo Suigetsu con sus tontas teorías, no sé ni porque le dije algo, él y Karin son insoportables.

Itachi soltó una suave risa y se sintió feliz cuando su hermano correspondió su gesto del mismo modo, con la imperceptible complicidad que solo ellos podían apreciar.

 

 

 

.

 

 

Cuando los supresores terminaron por fallar supo que era momento para encaminarse a aquel lugar, la sensación de sopor se mantuvo tenue durante la mañana, dejándole el tiempo suficiente para tomar lo poco que necesitase por unos días antes de pedir prestado el automóvil de su padre, insistiendo en que podría manejar por su cuenta.

Y lo hizo.

A pesar de la latente incomodidad se las ingenió para llegar al lugar acordado, alegre porque Naruto ya lo estaba esperando.

—¿Conduces? —curioso se acercó con una amplia sonrisa, observando por la ventana entreabierta del vehículo. Un evidente sobresaltó constató el hecho de que sus feromonas iban proliferándose con rapidez.

—Me gustaría que tú lo hicieras ahora… no me siento muy bien —habló demasiado lento para su propio gusto, desabrochando el cinturón de seguridad para pasar al asiento del copiloto.

Naruto tardó más de lo que esperó en subir al automóvil, lo último que necesitaba era que le dijese que no sabía conducir, dejándolos en un enorme dilema en medio de la ciudad.

—Entonces me citaste hoy porque… —soltó una respiración profunda, vio claramente como sus mejillas marcadas con esas tres pequeñas rayas de cada lado se enrojecían levemente.

Deseaba poder abrazarlo pero debía apelar a todo su autocontrol solo por un poco más.

—Creo que es obvio —medio le sonrió en tanto le extendía una pequeña hoja de papel con una dirección—, lo preparé todo, incluso le dejé un mensaje a Konan. Se molestará pero ya será algo tarde, son solo unos días nada más en los que tú y yo estemos ausentes.

Itachi debió darse cuenta en aquel instante, sin embargo y quizá debido a sus florecientes instintos que pasó de ello. Conteniéndose en lo que le pareció una eternidad hasta que llegaron al pequeño retiro, cuando al fin sus brazos pudieron alcanzar a su novio inspiró tan hondo embriagándose en el perfecto aroma a canela que lo abrumó sin problemas.

Respondió casi sin aliento cuando le hicieron las últimas preguntas y forzaron a Naruto a dejar más de una firma. A trompicones llegaron a la cabaña cerrando tras de sí la puerta, donde al fin pudo permitirse besarlo con genuina desesperación, con el hormigueo progresivo en cada una de sus extremidades confirmando el desaforado bombeo de su corazón. El calor fue intensificándose que dejó de pensar con claridad, su cerebro se vio forzado a sus instintos por el claro subidón de sus hormonas. Aspiró todo el aire que pudo en cada respiración forzosa mientras seguía besándolo, no fue consciente de sus intentos por acorralar a Naruto con sus caricias, tratando con esmero de aflojar la ropa que en aquel instante se le hizo por demás estorbosa.

Ansiaba tanto aquel instante.

No obstante Naruto lo apartó con firmeza interrumpiendo sus jadeos ahogados, sus manos fueron frenadas por las de su novio con la suficiente fuerza para detener todos sus avances. El piquete de inseguridad a duras penas reactivó sus cuerdas vocales.

—¿Naruto? —lo llamó casi en un susurro ronco ante la expresión agobiada de su pareja.

—¿Era esto? Es decir… —su voz también se oyó algo más ahogada en tanto lo guiaba al pequeño sofá para que ambos pudiesen sentarse allí—. ¿Estás seguro de esto´ttebayo?

¿Que si estaba seguro?

Quiso gritar que sí, que había estado planeando todo para que aquellos días fueran perfectos para ambos, que había estado fantaseando con la situación desde hace semanas pero su cerebro frenó a tiempo el impulso.

—Si —asintió —no te preocupes. Quise decírtelo antes…

Una ola de calor lo interrumpió, no recordaba sentirse de aquel modo antes, con sus instintos presionándolo de tal manera que ya era demasiado difícil hilar palabras seguidas. Sus dedos temblaron en su pequeño recorrido a las mejillas de Naruto, consciente de que sus feromonas estaban emergiendo con audacia para terminar de atraer a su novio.

 

 

[…]

 

 

“Y ahora cálmate”

Se dijo más de una vez, intentando controlarse tanto como pudo.

 

 

 

Aquella mañana para variar despertó temprano debido a una pesadilla, donde en esta ocasión la inoportuna omega de sus recuerdos fue más clara, su forzoso interés y su repetitivo “alfa” le provocaron nauseas.

El día empezó mal pero creyó que era una buena idea ver a Itachi, el mensaje que le envió marcando una hora y un lugar lo entusiasmaron. Podría pasar el tiempo con él y relajarse con su esencia a lavanda que con cada día que transcurría se hacía más evidente, seguramente no tardaría en cortar las salidas hasta que el celo pasase.

Fue el vibrar de su celular el que le entretuvo unos instantes, el identificador de llamadas estropeó su escaso ánimo.

—¿Ahora qué quieres Minato? —casi ladró a su padre, no deseaba hablar con él.

—Te oyes molesto. ¿Listo para regresar?

—¿Es que no sabes decir nada más? Eres muy repetitivo dattebayo —acusó sin detener su marcha, el día estaba despejado a pesar de estar en invierno, se preguntaba cuando comenzaría a nevar.

—Ya ha pasado bastante tiempo. Japón no es una buena opción si buscas establecerte.

—Puede que lo haga, me casaré y quizá te invite a visitarme en unos quince años.

Su padre rio y ese hecho lo enfadó, era innegable que Minato lo estaba subestimando demasiado, no es que pensase casarse de momento pero no iba a regresar.

—Bien, si quieres casarte puedes hacerlo aquí. Trae a tu novia, pueden vivir aquí, me encargaré de los gastos y de hacerte partícipe de mis negocios.

Naruto se detuvo ante el extraño ofrecimiento. ¿En verdad Minato estaba de acuerdo en que se casase?

—¿Lo dices en serio? —enarcó una ceja con desconfianza.

—Claro, solo quiero conocerla, si cumple un par de requisitos-

—¡Ya lo sabía! —Gritó deteniéndose, no le importó que las personas a su rededor lo observaran curiosos —¡de seguro solo quieres estropear mi relación, no sé ni porque sigo hablando contigo dattebayo! —cortó la llamada más enfadado.

No entendía porque su padre buscaba manipularlo de aquel modo, suspiró decepcionado volviendo a retomar su camino. Si seguía gastando el dinero que le enviaba las llamadas no se detendrían, lo más probable es que en cualquier momento se apareciese en su puerta.

Resopló tratando de componer algo de buen humor, no quería espantar a Itachi con sus problemas familiares, ya buscaría un empleo de tiempo completo donde le pagasen mejor o eso era lo que esperaba.

Fueron alrededor de diez minutos después que una bocina de automóvil captó su atención, pudo distinguir a su novio conduciendo la pequeña vagoneta azul que se estacionó a unos pasos.

—¿Conduces? —algo emocionado por el descubrimiento se acercó tratando de ver mejor.

El aroma llegó a sus fosas nasales en un segundo sobresaltándolo, notando al fin las mejillas rojas en Itachi y su respiración algo más rápida.

—Me gustaría que tú lo hicieras ahora… no me siento muy bien.

Era evidente y no entendía cómo es que se atrevió a salir en aquellas condiciones. Lo mejor era cancelar la cita y llevarlo de regreso a su casa, aunque no supiese donde vivía y menos pudiese estar seguro de contenerse en el camino.

Una honda bocanada de aire tomó antes de decidirse a subir y conducir.

Itachi le extendió un trozo de papel con una dirección dándole una vaga excusa como si fuese evidente lo que Naruto debiese hacer.

Y no lo era.

Condujo preocupado oyendo jadeos queditos que estaban retando a su autocontrol, se mordió los labios más de una vez para contenerse y evitar que el aroma lo confundiese al extremo de ocasionar un accidente. Llegaron a la dirección fijada sin contratiempos, una vez bajaron del vehículo y se dirigieron a lo que le pareció la “recepción” casi pegó un brinco cuando le extendieron una cartilla con su nombre y datos, donde debía firmar para poder pasar…

Estuvo dispuesto a negarse y devolverse al auto, llamar a Konan y pedirle ayuda, pero las manos algo temblorosas de Itachi lo instaron a firmar, sonriéndole con ligeros nervios, era indudable que había planificado todo.

¿Incluyéndolo a él?

Era evidente y más cuando al cerrar al fin la puerta y se le aventaron encima, los labios de su pareja se estrellaron con premura dejando en libertad todo su aroma. El fortísimo perfume de su piel lo mareó, correspondiendo con deseo. Estaba ahogándose en su aspiración, permitiendo que su segunda naturaleza quisiese tomar por completo el control de la situación.

Pero de alguna manera se sentía incorrecto, los retazos de su sentido común se rehusaban a dejarlo desamparado ante la básica necesidad.

¿Y si estaba equivocándose?

Sintió las cálidas manos recorrerle con torpeza, tratando de apartar la tela sin dejarle aclararse del todo, Naruto boqueó cuando sus labios fueron liberados pero se hallaba contra la pared, así que actuó rápido, tomando de ambas manos a Itachi logró apartarlo tan solo un poco negándose a que su razón muriese a pesar del apuro que lo envolvía.

Deseaba adorarlo, darle hasta su alma si con ello le permitían hundirse junto a él en su calor.

Pero debía hacer las cosas bien.

Si tan solo se lo hubiese dicho antes.

—¿Estás seguro de esto´ttebayo? —preguntó más para sí, intentó vanamente espabilarse distrayéndose con el color del sofá donde lograron sentarse.

Itachi respondió rápido, un “si” necesitado seguido de una oración inconclusa, acogiendo su rostro entre sus tibias manos, repartiendo caricias temblorosas ante las que Naruto suspiró complacido.

Seguro de que no debía lo envolvió en un abrazo, lo besó igual de necesitado acariciando la lengua de Itachi con la propia, sumido en satisfactoria esencia que desprendía haciéndole entender que podría proseguir hasta donde le placiera. Sus labios y dientes recorrieron el blanco cuello, probando a dejar quedas mordidas sus caninos escocieron cuando en lugar de los hombros desearon hundirse en la cerviz con saña.

Iba a hacerlo, darle todo su calor, todo lo que Itachi necesitase de él. Fue la fugaz claridad de su pareja la que les permitió moverse hacia la recamara, Naruto se dejó tumbar sobre la mullida superficie, encantado con los preciosos ojos negros que iban devorándolo como un pozo sin fondo. Solo cuando Itachi buscase entre las almohadas dejándole ver su chaqueta acomodada con cuidado, sonrió al recordar que no quiso devolvérsela argumentado vagas excusas.

Se sintió importante.

Sin embargo algo en su deseo menguó cuando vio el negro collar que su pareja sostenía en manos, como lo llevaba a su propio cuello para colocarlo con poca habilidad.

—¿Me queda bien? —cuestionó sonriéndole con cierto deje de travesura en tanto soltaba su largo cabello.

No.

Estuvo a punto de responder cuando la imagen de aquella mujer y el collar alrededor de su delgado cuello rompió parte de su actual escenario. Quiso quitárselo pero Itachi se inclinó besándolo de nuevo envolviéndolo en su calor, en su perfecto aroma soplando en cada fibra de su cuerpo.

—Te quiero… —Naruto no estuvo seguro de si llegó a oírlo en medio de candorosos besos y caricias que fueron desbaratando la ropa pero lo repitió.

—Yo también… te quiero —le respondieron al fin y se sintió realizado.

El sentimiento por completo correspondido le hizo obviar toda incomodidad, sus manos se pasearon descaradas por la figura de Itachi, delineando los bordes de la ropa llegando al final de su espalda palpando la ligera humedad cuando se permitió aflojar los pantalones.

—Alfa…

Entonces el bisílabo congeló sus acciones evocando la presencia indeseable de aquella mujer y de pronto su pesado y dulzón aroma que no olvidaba se sobrepuso a la embriagadora lavanda. Casi como tormento se sintió acorralado como un niño del que solo importaba aquel título inservible.

—Naruto… alfa…

—¡Quítate!

Bramó entonces, temblando de frustración. Su orden fue acatada en el acto y el omega se hallaba estupefacto a unos cuantos centímetros sentado sobre la cama.

El omega.

Ya no se trataba de Itachi, era simplemente un omega buscando satisfacerse sin importar con quien, tan descarado y dispuesto a entregarse a cualquiera al que pudiese nombrar como alfa.

—Naru-

—¡No puedo hacer esto! —lo interrumpió levantándose de golpe, con el nudo en su garganta casi asfixiándole, sintiendo una enorme distancia invisible—. ¡No puedo!

Repitió algo más desesperado buscando con sus ojos azules la puerta por la cual salir y huir de cualquier feromona que nublase sus sentidos. El velo del deseo lo mantuvo temblando a escasos pasos de su pareja, cuyos ojos titilantes hicieran palpable su preocupación, dio un paso en su dirección y Naruto solo pudo retroceder.

—Sí, ya sé que soy patético… pero no es así como yo te quiero —confesó sintiéndose estúpido, seguro de que cualquier alfa en su posición no soltaría a su pareja hasta dejarlo por completo satisfecho. Pero Naruto no quería eso, deseaba ser consciente de cada acción, que Itachi lo viese a él y no a un alfa simplemente.

—Naruto…

Debía salir de allí antes de que adrenalina se evaporase y se convirtiese en detestable instinto. A grandes pasos fue hacia la puerta oyendo los llamados más altos, seguro de que estaban siguiéndolo, hasta que logró adelantarlo y cortarle el paso.

—¡Espera Naruto… esto no es…! —sus mejillas más rojas y su mirada suplicante le sugirieron abrazarlo.

—Lo lamento.

Atinó a disculparse al ser incapaz de continuar pese a quererlo, quiso salir pero lo sujetaron de un brazo y el aroma comenzó a marearlo.

—Si me dejas… si tan solo me dejas… —jadeó dejándose caer al piso de rodillas, como si alguna repentina punzada lo forzase a ello, se llevó ambos brazos al estómago.

Su madre también solía mostrarse así de afectada, cuando Minato no se hallaba cerca y ella debía sobrellevar esos episodios sola. Casi llorando por su ausencia en medio de gemidos de súplica.

Era tan injusto.

Naruto en verdad quiso arrojarse a su lado, explicarle como se sentía pero temió terminar cediendo a sus ansias, así que retrocedió lo suficiente para tener el espacio para poder salir, cuando la puerta se cerró fue el sollozo lastimero seguido de su nombre el que le hizo temblar, sus puños se contrajeron y su instinto le gritaba regresar y consolar a su pareja. Se mordió el labio inferior con tanta fuerza que la sangre no tardó en brotar, estaba sudando, quizá al borde del llanto porque tenía demasiado miedo de regresar.

 

 

 

[…]

 

 

 

La fina capa de nieve fue suficiente para que sus pisadas dejaran huella, seguramente la nevada había caído hace poco. Un poco de vaho caliente se le escapó cuando inspiró hondo. Rascó su mejilla con cierto cansancio dando unos pasos más, deteniéndose delante de la enorme reja, esperando que alguien lo reconociese y lo dejase entrar.

Seguramente el rocío aparecería congelado al amanecer, siempre era grato de observar cuando se pasaba buscando algún insecto por los jardines. Un estornudo se le escapó por lo que acomodó mejor su gruesa chaqueta, ya era bastante tarde y no tardarían en salir creyéndolo algún tipo de criminal.

 

.

 

Hace tiempo que no lloraba así, sin embargo al menos en aquel momento sus ojos solo se apreciaban rojos, como si estuviese por pescar un resfriado. Caminó cauto entre los pasillos a media luz, hasta llegar al final del enorme corredor a la única habitación por completo iluminada. Se asomó con cuidado notándolo sentado en el sofá, con un libro en manos que no tardó en cerrar cuando lo vio.

—No te esperaba tan pronto y menos después de nuestra última conversación —sonrió leve poniéndose de pie para acercarse —¿te divertiste en tus vacaciones, Naruto?

 

 

 

[…]

 

 

Notas finales:

Gracias por leer. Siento la demora pero en mal momento recordé que mis festividades se llenan de trabajo, así que otro fic tendrá que esperar. Una pequeña aclaración, como habrán notado Amor Yaoi ya no permite dejar reviews en anónimo, eso es bueno y malo. Bueno porque así se controla un poco a los haters que últimamente abusan del anonimato para insultar sin fundamento y malo porque muchos lectores de la página son anónimos… y muchos de mis bellos lectores. Sé que muchos no quieren crearse una cuenta en la página por distintas razones, no se preocupen seguiré actualizando aquí, en wattpad y ao3 por si alguna otra plataforma les resulta más cómoda. Ao3 permite los comentarios anónimos, solo que allí el ficker puede gestionarlos antes de que sean públicos, opción por la que yo opté.

https://www.wattpad.com/816062260-intoxicaci%C3%B3n-7-puedes-derribarlo

https://archiveofourown.org/works/21061172/chapters/52036030

Espero que aun podamos seguir leyéndonos pese a las reformas que le hicieron a la página, me parece una buena manera de ordenar amor yaoi para evitar el hate masivo.

Hice un pequeño boceto que pueden ver en Facebook o wattpad. Algún día dibujaré bien y haré mis propios dous, la esperanza es lo último que muere (:`D)

https://www.facebook.com/Yae.01/photos/a.581545925643694/800671767064441/?type=3&theater

Gracias por el apoyo, nos leemos en el siguiente, cuídense mucho.

 


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